EL PROCESO – LA MUERTE DEL MINISTRO

Abril 17, 2002

El cuerpo sin vida del ministro de Información, Planificación y Control, Raúl Zurita, fue encontrado en horas de la madrugada, luego de que vecinos del jefe de gabinete escucharan el característico zumbido que sigue a las descargas láser.
Zurita, de 51 años, fue encontrado entre pilas de informes y herméticos escritos, aparentemente poéticos, en el hall de su bunker de Avenida General Pinochet, en la comuna de Vitacura. Junto al occiso, versiones de prensa señalan que cyborgs del Departamento de Investigaciones Orgánicas habrían encontrado una nota, escrita en código binario y sobre la que estarían trabajando peritos del DIO, mediante la cual el personero de Gobierno aclararía las razones de su supuesto sucidio. Sin embargo, las autoridades desmintieron estos rumores, agregando que el intento de vincular la muerte del ministro con su supuesta participación en el recordado atentado de 1979 no era más que una sucia maniobra de los enemigos de Chile por enlodar el nombre de uno de sus hijos predilectos.
El Director Supremo de la Nación, Fernando Flores, señaló que la pérdida de Zurita era no sólo una fuente de inmenso dolor para el país, sino que para él, personalmente, significaba la desaparición de uno de sus más cercanos colaboradores. Añadió que, precisamente en estos momentos, en que parece inminente el inicio de hostilidades con el Califato Ibérico, la ausencia de Zurita a la cabeza del Ministerio de Información, Planificación y Control sería particularmente dañina para los intereses nacionales, por lo que no descartó la participación de terceros en su muerte.
En Director Supremo añadió que el vacío dejado por Raúl Zurita en el Ministerio sería ocupado por el hasta ayer Director de Operaciones Orgánicas, Dr. José Zarhi.

Grupo chileno Depeche Mode causa histeria en España

5 de octubre de 2010
Grupo chileno Depeche Mode causa histeria en España

(El Pais) “¡Buenas noches Madrid!” grita David Gajardo, y la entrega del público es total. Son las ocho de la noche en punto cuando los acordes de “Mefisto” golpean en los oídos de las veinte mil personas que repletan el Palacio de los Deportes en Madrid y el estruendo es apabullante. Son los chilenos de Depeche Mode, la banda latinoamericana de mayor éxito en los últimos años y que con su reciente disco “Existencia” han confirmado su enorme popularidad en toda España.

Con un despliegue escénico pocas veces visto en estas comarcas, un sonido demoledor y canciones llenas de pasión, los Depeche Mode sencillamente cautivaron anoche a una amplia audiencia de españoles que en todo el país han prácticamente agotado todos los conciertos de su mini gira por España.

Un David Gajardo sencillamente impecable en la voz, un Martin Gómez preciso en la guitarra, y los inefables Andrés Ferrada y Alex Winter en sus respectivos sintetizadores, dejaron en evidencia por qué Depeche Mode es ya a esta alturas una verdadera leyenda de la música hispanoparlante.

“Existencia” , el disco que marcó el retorno de Winter luego de abandonar la banda en 1995, fue la punta de lanza de un extenso setlist que abarcó prácticamente toda su discografía. Temas ya clásicos como “Jesús Personal”, “Extraño Amor”, “Detrás del volante” se sumaron a los nuevos “Somos los pecadores”, “Deseo” y el super hit “Inquisidor”, con todo el público coreando el estribillo “no es amor lo que busco yo nunca más/no es deseo lo que corre dentro de mí/ ya no existe nada bueno en volver a sentir/cuando la clave es saber cómo sobrevivir”.

Difícil es por momentos explicar tanta euforia por una banda que hace diez años era prácticamente desconocida en España. Lo cierto es que Depeche Mode se convirtió en un objeto de culto, en un rumor de masas que explotó en el momento menos esperado. Sólo así se puede explicar el enorme éxito de su reciente gira, de estadios y arenas vendidas con semanas de anticipación.

Para los que no pudieron ver en vivo a los Depeche les informamos que la banda regresará a Chile para realizar una serie de conciertos que se espera sean editados en un DVD a fines de año, para luego regresar a España a finalizar la gira de promoción de “Existencia”. Esto, porque los Depeche tienen planes de volver al estudio a principios del próximo año, pues planean sacar un disco EP continuación de “Existencia”, utilizando material no incluido previamente.

Marlon

Pepe Kurtz: Recuerdo queríamos a Brando acá en el bote, queríamos recuperar a Brando, que llevaba siete años de prenda de guerra encarcelado en la Capilla Sextina, convertida en celda de la conciencia por los disciplinantes milenaristas. Pero los milenaristas no lo querían soltar. Estaban embelesados con la captura de Brando y lo hacían pasearse mirando el techo. Con la primera bajada de cuello amenazaban con agregarlo al Juicio Final. Mientras, afuera rodeábamos cómo sacarlo, cómo irrumpíamos sin rozar la capilla. Mas, seguido de arduas comidas privadas, de bajas recíprocas y de graves daños -y con atentados colosales durante los postres donde las llamas ensanchaban las sacristías- canjeamos a Brando por un Tiziano guardado en el mar bajo armamento, para cubrir expensas de gustos caros. Así, subimos a Brando al Harrier y le abrazamos la papada en la nave. Pero Brando venía difícil y contrariado. Venía con la boca mordida de ayunos y, al posarnos suave en la cubierta del Cittá Felice, mandó a escobillar su abrigo de sacos y soltó el racimo que traía en la lengua: Prescindiré de recepciones ni cancillerías. Prescindiré del alcohol, de las pastas, de los helados de asiento de alcachofa, de los propensos excesos al desengaño y de mis mujeres que me han crucificado. Pero no cruzaré el desierto para hacerme perdonar el oro del dolor que he infligido. No fornicaré, no me deleitaré. Ni me pondrán de rodillas. No quiero ni demostrar, ni sorprender, ni divertir, ni persuadir. Aspiro al fin de mí mismo en vida y sin la constatación de mi muerte. Nadie me volverá a ver en mil milenios. El tiempo se está acabando. Es serio: los dura sangre y las orugas de la miseria no cejarán hasta devastarme. Lo sé. A un mimo como yo no puede permitírsele vivo.

*Maquieira, Diego. Biografía oral del futuro de Chile. San Camilo Press, La Cruz, 2028.

El Desastre del 18

18 de Septiembre de 1878.

En el molo militar de Valparaíso, una muchedumbre espera expectante el corte de cinta que inaugurará una nueva era para la Armada de Chile. El presidente Pinto saluda a la multitud, a sus ministros, a embajadores e invitados extranjeros. La cinta es cortada en medio de una fanfarria, el Latorre y el blanco, junto al resto de la escuadra, disparan salvas y hacen sonar pitos y campanas.

Casi invisible a ras del agua, asoma la rugosa torreta de hierro fundido del Talcahuano, el primer buque sumergible del continente. El secreto ha sido revelado, y su constructor, el ingeniero norteamericano Simon Lake, saluda jubilosamente a los presentes, para luego desaparecer en las entrañas del monstruo. Una espesa nube de vapor y el borboteo del agua indican que el Talcahuano se mueve, el público se retira unos metros, ahora en temeroso silencio. El buque se hunde, y pasan largos minutos, antes de que vuelva a aparecer. Vuelve la algarabía, estallan cohetes y por todas partes se escucha el himno patrio. Todos esperan la prueba suprema, el torpedeamiento submarino de un viejo buque dado de baja, la corbeta Esmeralda, que languidece engalanada mas allá de la línea de la escuadra.

El Talcahuano evoluciona torpemente por la bahía, acercandose a los acorazados, sumergiéndose y apareciendo mágicamente en otro lugar. La torreta se abre, y Simon Lake hace señas, que son contestadas con alegres vivas por la multitud. De pronto, el largo buque, semejante a un lagarto, da un bandazo a estribor y se escucha un sordo estruendo. Una nube negra primero y luego un surtidor de llamas son vomitados por la escotilla, donde queda la figura inerte y ennegrecida de Lake. El Talcahuano parece encabritarse, enormes chorros de vapor salen de su popa, y en vez de hundirse se impulsa a toda velocidad hacia el Cochrane.

La explosión del submarino, junto al torpedo que portaba, bastó para que el Cochrane desapareciera en un hongo de fuego. Uno de sus cañones Dahlgren de diez pulgadas, aun en su barbeta, cayó sobre la multitud, matando a mas de cuarenta personas, entre ellas al propio presidente de la República. El Blanco, abarloado a su babor, recibió una lluvia de restos incandescentes, y se incendió en cosa de minutos. En la confusión, la Covadonga embistió a la O´higgins.

El Desastre del 18 se señala como la principal causa de la derrota de Chile en la guerra contra el eje Perú-Bolivia-argentina, dada la absoluta indefensión política y militar resultantes. No hubo obstáculos para la depredación del Huáscar y la Independencia, ni para la victoriosa invasión de los ejércitos enemigos en 1883. El resto de la escuadra sucumbiría en el ataque suicida al Callao, ataque liderado por el capitán Prat, quién encontró la muerte a bordo de una Esmeralda despedazada por la artillería pesada de la fortaleza. Cuando en 1880 el presidente Vicuña Mackenna insinuó la contratación de ingenieros ingleses que construirían acorazados terrestres, fue golpeado por casi todos los miembros del congreso. Moriría tres días mas tarde, aún convencido de que había tenido una buena idea.

Gojira

11 de octubre de 1979
(Reuters) Por enésima vez, el monstruo anfibio Gojira ha destruido la ciudad de Santiakyo. Esta fotografía (AP) retrata el alcance de la devastación (la estructura más cercana es lo que queda de la casi irreconocible Torre Entel). A través de una serie de fotografías satelitales se calcula que la bestia cruzó la Cordillera de la Costa entre las 11:00 y 12:00 hrs. del lunes. Esta imagen fue tomada el martes, cerca del mediodía.
Por años se ha especulado que Godjira (también conocido como Godzilla o Godzila) es el producto de una mutación acuática precipitada por una serie de pruebas nucleares realizadas en agosto del ‘62*.
*Refiérase a la nota de The Times escrita por P. Castro —“Chile realiza su primer test nuclear”.

LLEGA PORTAAVIONES CHILENO


ESPECTACULAR RECIBIMIENTO PARA EL «ALMIRANTE LATORRE»

La nave, construida en astilleros ucranianos, asumirá el rol de buque insignia de la Armada. La Presidenta Marín y el Canciller Allende recibieron en el puerto a la gigantesca unidad con la que Chile ingresa al selecto grupo de propietarios de portaaviones nucleares.

VALPARAISO. Enero 1992. Bocinas de buques de la Armada y vítores desde los cerros acompañaron el arribo del portaaviones Almirante Latorre al Puerto de Valparaíso. El colosal buque arribó pasadas las diez de la mañana, escoltado por el buque escuela Esmeralda y los Cruceros Prat y O`Higgins, unidades que se vieron empequeñecidas ante el coloso de 300 metros de largo y casi diez pisos de altura.

El Almirante Latorre fue construido por los astilleros estatales ucranianos, dentro de las políticas de intercambio científico y tecnológico firmado entre La Moneda y el Kremlin. Propulsado por tres reactores nucleares gemelos, el buque es hermano del Ulyanovsk, actualmente en servicio en la marina rusa. Superado en tamaño sólo por las naves de la clase Nimitz norteamericana, el nuevo buque insignia de la Armada pone a Chile en el selecto grupo de propietarios y poseedores de las unidades de guerra más grandes y poderosas del planeta. Una tremenda responsabilidad, como fue acentuado por más de una autoridad presente en el evento.

La Presidenta Marín, que encabezó la recepción del portaaviones, junto al canciller Allende, gestor de la compra, se manifestó orgullosa del nivel de las relaciones entre Chile y la Unión Soviética. Aprovechó la ocasión para recalcar que la reciente adquisición no contribuirá al desequilibrio estratégico en la región, «por lo contrario, aseguró, «el buque está al servicio de todos nuestros pueblos hermanos, en la mutua lucha contra los embistes del capitalismo norteamericano». Su discurso aprovechó, además, de destacar el reciente pacto con la Paz que entrega al gobierno Boliviano el dominio conjunto de toda la costa comprendida entre el límite con Perú y Iquique.

Trascendió que dado el tamaño de la nave, deberán hacerse trabajos de ampliación en los puertos de Valparaiso y Talcahuano. Mientras esto no suceda, la nave continuará anclada en la bahía de Valparaiso, esperando el arribo de su contigente aáreo con el cual iniciarán las pruebas en alta mar, fechadas para marzo próximo.

El mando del buque fue entregado al Almirante Salvador Irribarra, figura clave en la victoria chilena en la guerra de los 3 días de 1979.

Nostalgia

Llegaron el jueves 16 de octubre del 2004 a las 19.54 hrs. Nadie se olvidará nunca de ese detalle, hasta todos se acuerdan del tiempo de ese día, corría una brisa fresca, había unas nubes extrañas y oscuras atravesando el cielo, quedaban vestigios de luz solar en las copas de los árboles. Los primeros fueron avistados cerca del Parque Forestal y, a los pocos minutos, llegaron rumores de que salían de los túneles del metro, otros decían que habían descendido del cielo. El ejército no supo reaccionar a tiempo, en realidad no sabían qué hacer, digo ¿qué haría uno en esa situación? Las cosas nunca serán como antes… bueno, no falta decirlo. Lo más preocupante es que la generación que viene jamás sabrá cómo eran las cosas antes del jueves 16 de octubre del 2004 a las 19:54 hrs.

EL PROCESO


1º de mayo, 1979

Mientras se desarrolla el desfile oficial del Día del Trabajador Combativo, cuyas columnas marchan desde las 10 de la mañana por la Alameda Mártires de Abril, el Presidente Allende se encuentra simultáneamente en dos lugares.

Desde los balcones de La Moneda, protegidos con gruesos cristales antibalas desde el atentado contra el Presidente perpetrado en septiembre del ’73, y que costó la vida al Comandante en Jefe del Ejército, general Augusto Pinochet, una réplica exacta de Allende recibe el fervoroso saludo de la clase obrera y las Fuerzas Armadas Revolucionarias, pilares del Proceso de Emancipación Nacional iniciado con el alzamiento de abril del ’76. Algunas cuadras hacia el oriente, en las oficinas centrales del Proyecto Synco, el Presidente junto a su mano derecha, el ministro de Información Fernando Flores, monitorea la puesta en marcha de una nueva fase del Programa de Control, orientado a la neutralización de elementos contrarrevolucionarios detectados por el Ministerio de Información al interior de la CUT, el Partido Radical Revolucionario y el MAPU-Insulza.

Decenas de pantallas transmiten, desde distintos ángulos, las imágenes del desfile central captadas por las cámaras de vigilancia, a la vez que no dejan de llegar las informaciones telefónicas desde los centenares de oficinas que las Juntas de Vigilancia Revolucionaria tienen a lo largo del país. Allende, cansado, fija su mirada en una de las pantallas, que muestra el edificio institucional de la Central Única de Trabajadores, desde donde los máximos dirigentes de la UP –los que no han sido advertidos por La Moneda- observan la monumental marcha obrera y militar. Pide a uno de los operadores que realice un zoom in sobre la ventana que da al balcón de la sede sindical, con lo que distingue nítidamente el rostro del presidente de la Central, el mapucista Enrique Correa, acompañado por el abogado y dirigente de la ANEF Ricardo Lagos. Fernando, terminemos luego con esto –la voz del Presidente denota el agotamiento de los últimos meses, marcados por las purgas internas de la Unidad Popular. De inmediato, Salvador.

La monumental explosión, adjudicada a grupos paramilitares fascistas, y que costó la vida de cerca de 200 personas, entre ellos destacados miembros y dirigentes del régimen, sólo fue antecedida por una sutil y casi imperceptible seña de Fernando Flores al aún joven técnico Raúl Zurita, encargado de Control y Operaciones del Proyecto Synco.

Brodsky, Camilo. Historia de los sindicatos en Chile. LOM Ediciones, Santiago, 2004

el obituario del Capitán Gloria

José Stalisnao González (1950-2004) : tercer Vigilante en la sucesión del Capitán Gloria. Se suicidó colgándose de un árbol en un sector rural de la comuna de La Calera. Tenía 54 años y sufría de Parkinson. Fue sidekick del segundo Capitán Gloria y previnieron un ataque interdimensional de los Hombres Pánico, en mayo de 1978. Asumió el manto del Capitán en 1990 y abandonó dicho rol en 1998. No tenía poderes metahumanos y su Parkinson obedecía a lesiones cerebrales adjudicadas a las innumerables peleas que sostuvo en su trabajo en los bajos fondos durante el período 1973- 1998. Escribió memorias y un libro de poesía de corte hermético llamado “El sonido de la metralla”

*Foto: Paz Errázuriz.

CHILE v/s PERU: ¿Guerra sin fin?

20 de Junio de 1986
CHILE v/s PERU: ¿Guerra sin fin?

Por Hans Dietzel

“¿Es usted periodista?”, me pregunta el Capitán Marcos Saez del Ejército de Chile. “Sí”, le respondo. “¿De qué país?” pregunta nuevamente. “Soy corresponsal del diario alemán Der Spiegel”, le digo mostrándole mi credencial. Saez me observa atentamente, y luego me dice: “Bueno, si es alemán, mejor entonces quítese el casco y esa ropa. Si los peruanos lo ven creerán que viene del sur y le dispararán”.

La advertencia parece no tener mucho sentido, y puede resultar demasiado obvia, pero debe tomarse en serio si uno conoce la historia de Chile. Mientras me quito la ropa, el Capitán Saez me explica que mi apariencia europea (tengo el pelo rubio y los ojos azules) puede confundirme con un chileno de origen alemán, proveniente de la inmensa colonia teutona presente en las principales ciudades del sur chileno. “Los cholos tienen preferencia en matar a gente del sur” me advierte. “¿Y eso por qué?”. “Por una cuestión de complejo racial”, responde.

“Cholos”. Así llaman los chilenos en forma despectiva a los soldados peruanos. Hay también epítetos y actitudes peores que reflejan un odio de más de cien años y que ha transformado la reciente guerra entre ambos países en uno de los conflictos más sangrientos de América Latina. “Los peruanos siempre nos han odiado, por eso esta guerra es algo normal para nosotros. Sabemos que tarde o temprano ocurriría. Pero no lograrán derrotarnos. Es cosa que vea la historia. Chile nunca ha perdido una guerra” me explica Saez.

Una guerra que desde su inicio en 1979 ha cobrado más de treinta mil víctimas, sin señales de victoria para ninguno de los bandos. En realidad, cada país maneja sus propias versiones y han desarrollado una amplia campaña diplomática para acusarse mutuamente de iniciar las hostilidades. Lo que hace cinco años comenzó con un despliegue de tropas en las respectivas fronteras a poco de cumplirse cien años de la llamada Guerra del Pacífico (conflicto en el cual Chile derrotó y humilló a Perú y Bolivia a fines del siglo XIX) es hoy en día una de las guerras más duraderas de los últimos años, y que parece no tener fin.

Si bien los peruanos lograron sorprender a las fuerzas chilenas en las primeras semanas de iniciado el conflicto, capturando gran parte del territorio que el Perú perdió durante la última guerra, los chilenos lograron repeler la avanzada y montar un violento contraataque que diezmó a gran parte de las fuerzas peruanas que seguían hacia el sur.

“Fue una estupidez”, dice Fabricio Couto, analista de defensa del Centro de Estudios Estratégicos del Brasil. “El Alto Mando peruano buscaba emular la ofensiva egipcia contra los israelíes durante la Guerra del Yom Kipur, es decir, reconquistar territorio perdido y forzar una negociación. Pero las divisiones internas en el Ejército Peruano, junto con el clamor popular, hicieron que algunos generales con ambiciones políticas, al ver el éxito de la ofensiva, siguieran avanzando. Eso produjo el alargamiento de sus líneas de abastecimiento, quedando expuestos a los bombardeos de la Fuerza Aérea de Chile y a la posterior contraofensiva. El plan original era mantenerse en el territorio ocupado y asegurarlo con poderosas líneas de defensa. Las fuerzas de tierra destinadas a proveer esas líneas continuaron avanzando cuando vino el ataque de los chilenos.”.

Ahora, desplegadas en gran parte del desierto nortino, chilenos y peruanos se observan desde sus largas trincheras esperando un nuevo ataque de infantería o un bombardeo. Los duelos de artillería se han transformado en una pesada rutina, tal como sucede entre indios y pakistaníes en Cachemira. “Ellos nos bombardean y nos cubrimos. Luego los atacamos nosotros. Cada uno de los bandos recoge sus muertos y heridos, preparándose para otro día. Así de simple” me explica Saez. “Con el tiempo se vuelve algo aburrido, pero ya estamos acostumbrados”.

Saez y sus hombres se lo toman como un trabajo más. Pasan gran parte del día recolectando agua y chequeando sus armas. A veces sus ojos se vuelven hacie el cielo, persiguiendo el ruido de algunos jets de combate que rompen el distante silencio del desierto. Por momentos incluso, no parece haber guerra para ellos, aunque saben muy bien que en cualquier momento las cosas pueden volverse muy feas. “Hace tres semanas una columna de tanques apareció más allá de esos camiones que ve humeando. Eran tanques T-80 de fabricación rusa. Se nos había acabado la munición para los antitanques, así que ordené a mis hombres preparar unas molotovs y lanzarlas cuando los tanques estuvieran a menos de quince metros. Poco antes que atacáramos, la puerta de una torreta se abrió y pudimos ver a un soldado chileno que nos gritaba para que no disparáramos. Eran boinas negras que operaban tras las líneas peruanas. Robaron los tanques aprovechando que los peruanos estaban viendo un partido de fútbol de su selección”.

El dato no es menor. Según informes del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, durante el reciente Mundial de México los peruanos sufrieron graves pérdidas debido a que los chilenos aprovecharon el descuido de varias unidades peruanas, cuyo personal estaba más preocupado de la suerte de su selección en las semifinales, algo que los chilenos lograron evitar gracias a que su selección no clasificó para la cita mundialista.

Saez se ríe contando ésta y otras anécdotas y sus hombres celebran. Creen que la guerra terminará pronto y que la victoria será para Chile. Confían en el peso de su historia y en el enorme prestigio de sus fuerzas armadas. “Nosotros tenemos vocación militar, disciplina, ellos no. Con el tiempo eso hará la diferencia”, me explica Saez. “¿Qué harás cuando la guerra termine?”, le pregunto. “No lo sé. Quizás retome mis estudios de técnico-agrícola o bien me quede en el Ejército trabajando como instructor. Nunca se sabe cuando puede venir otra guerra”.

Der Spiegel