Invierno, 1976
El frío cañón me aplastaba la sien. -¡Levántate conchetumadre!-, fue lo único que les escuché decir. Luego una bolsa de género negro me envolvió la cabeza. Era tarde, estaba oscuro. El furgón cruzó Santiago, por el movimiento sabía que el camino no estaba pavimentado. El furgón se detuvo y la puerta lateral se abrió.
Algo me golpeó la cabeza.
…
Apenas puedo enfocar. Estoy desnudo en una sucia mesa de operación. Un tipo con mascarilla me mete algo a la vena. Alguien habla sobre mutantes y semen. No recuerdo nada más…
Categoría: Ucroniachile
blog-experimento que dio origen al libro «CHIL3: Relación del Reyno (1495-2210)» y publicado originalmente en http://ucroniachile.blogspot.com
Abrakadabra
Yo, Palta.
La verdad, no sabía mucha historia, y tenía un gran vacío entre los Gobiernos Radicales y el Combate Naval de Iquique. A Pratt no sabía como imitarlo, y terminó por deducirlo, de su pelada, de su valentía, se lo figuró severo y mojigato, con algo de poeta reprimido.
Un día caminando por la alameda vió una portada rota de Las Ultimas Noticias, y hechó de menos la farándula. Pero su humor era político, no sabía hacer farándula. Miró nostálgico hacia el horizonte. Pensó. Si tan solo el Kramer hubiera sobrevivido, el país seguiría completo.
Temblor
Lo soñé anoche. Fue uno de esos sueños que sabes que se volverán realidad y que luego olvidas hasta que se realiza… y te parece un deja-vu.
Pero esta vez no lo olvidé, cómo podría…
Todo comenzaba con un «extra» en TVN, una ola de temblores de diversa graduación en la escala de Mercalli en Coyhaique y mar adentro; la población está encaramada en las montañas. Un periodista en directo está entrevistando al representante de la Onemi en la zona cuando ocurre un gran terremoto, una explosión en el mar a espaldas del periodista y el fin de la transmisión.
No es cualquier terremoto. Es el surgimiento de un volcán submarino. Nada muy terrible, no ha habido muertos.
Las ondas subterráneas viajan sin mover ni un candelabro.
Ese mismo día ocurre lo impensado, un terremoto grado ocho en la escala de Righter, en pleno desierto de atacama. Miles de heridos, un centenar de muertos y una larga lista de desaparecidos.
Pero eso no es lo peor.
Como si el desastre hubiera sido diseñado por una mente siniestra, las ondas de ambos terremotos se reúnen, se hermanan, se liquidan mutuamene bajo los pies de los ignorantes santiaguinos, potenciándose.
En un segundo la tierra se eleva diez metros, empujando los cuerpos al suelo y golpeándolos como gelatina. Desde cualquier zona se pueden ver las olas, verdaderas olas de tierra, edificios y gente, elevándose y avanzando, pulverizando todo, machacando la carne.
Cuando la onda baja, las personas que antes habían golpeado el suelo ahora se encuentran repentinamente en caída libre. La onda vuelve a subir golpeándolos e regreso. Los huesos se rompen.
El fenómeno dura apenas treinta segundos. Tres olas monstruosas recorren el valle central y rebotan contra los cerros y la cordillera. La sangre recorre las calles como un río.
No queda nada de pie. El Cerro San Cristóbal está quebrado. Sólo la virgen sigue erguida, sus «piernas» colapsadas.
Y creo que no fui el único que lo soñó…
Metro
Las primeras desapariciones empezaron, según se cree, hacia el mes de Julio. El nivel de usuarios del metro había aumentado a casi 8,2 personas por metro cuadrado, consecuencia de la crisis de la huelga de los microbuseros del Transantiago. En un principio, no se relacionaron las personas perdidas con las escenas dignas del metro de Tokio o de México DF. Hacia Septiembre, las desapariciones se elevaban a casi un centenar, y empezó a filtrarse que ocurrían en el metro, en el interior de los vagones atestados y siempre en movimiento entre estación y estación. La gente simplemente desaparecía entre el calor y el apretujamiento. Nadie veía nada. Nadie sentía nada. La gente entraba y se apretaba, buscando algún tipo de seguridad en los cuerpos que se aplastaban dentro del vagón, en silencio y en orden. En las estaciones las escenas de llanto o histeria se hicieron comunes: mujeres que bajaban sin sus parejas, padres que buscaban a sus hijos…las investigaciones nunca dieron un resultado concreto, y lo más inverosímil es que el metro nunca detuvo su funcionamiento, y nunca bajó el promedio de pasajeros.
pulsar
Hay cosas torcidas, gente torcida, lugares torcidos. Realidades torcidas nunca. Eso seria una contradicción, una especie de sinsentido cobarde y necio. Por definición la realidad es unitaria, inobjetable, absoluta. Hay teóricos de la realidad, conocidos según entiendo como filósofos, que ejercitando lineas de pensamiento que solo puedo etiquetar como patéticas y enfermizas, han deslizado conjeturas esotéricas sobre lo subjetivo que puede ser lo real.
No es claro para mi como hasta ahora esas mentes abiertamente patológicas no han sido apuntadas y separadas de la sociedad, como el peligroso tumor que son. Por el contrario, impunes, persisten en sus practicas aberrantes, llegando incluso con el paso del tiempo a forjar un conjunto cacofónico de conocimiento vacuo denominado metafísica. Resulta curioso por lo demás observar los cruces y colisiones, cada vez mas frecuentes, entre esa tal metafísica y el folklore primordial y primitivo conocido como religión. El hecho es por si mismo cómico y –reconozcamos- produce algo de ternura.
Mas preocupante, debido a sus efectos colaterales, es el enfrentamiento infantil y violento entre las distintas construcciones sociales desarrolladas alrededor de la formalización de la metafísica y la religión. Tal formalización, llamada irónicamente teología, es sin duda innecesaria, algo boba y peligrosa. Reflexiono entonces sobre las características cuantitativas de mi trabajo, observando como un par de decisiones aparentemente de mínima importancia, introdujeron quiebres y fallas estructurales al mismo. Sin duda, una vez completado el ciclo actual continuare analizando el comportamiento del sistema, con el objetivo de aplicar tales lecciones aprendidas en el futuro. Esperemos así, con el tiempo y la persistencia de mi lado, lograr mejores resultados y alcanzar eventualmente una Creación, si no perfecta, digna de Mi esfuerzo.
El texto corresponde a una mensaje capturado por el radiotelescopio ALMA en el desierto de Atacama, y pese a su naturaleza fragmentada, ha sido traducido de forma literal utilizando una técnica conocida como empalme morfosemantico.
Tras el profundo impacto causado por el mensaje, dos han sido -hasta ahora- las repercusiones mas importantes:
– El ejercito ha movilizado un contingente especial de tropas compuestas principalmente de blindados y capellanes, para contener a los peregrinos que rodean el complejo astronómico al norte del país.
– Esta mañana, los bonos del Banco Vaticano bajaron 3.4 puntos porcentuales, agudizando la crisis moral que afectaba a la curia. Según fuentes del arzobispado de Santiago, el desplome económico estaría acelerando los preparativos para un nuevo Concilio.
TRANSANTIAGO (1)
EXTRAÑO INCIDENTE EN CASA DEL DICTADOR
La ex casa de Pinochet, ubicada en Presidente Errázuriz de la comuna de las Condes, hoy propiedad del Ejército, apareció esta mañana con una pared entera destruida.
Lo extraño del incidente es que la fuerza que destruyó el muro sur de la propiedad vino desde dentro, como si una fuerza hubiese salido del interior de la casa. Lo que más ha desconcertado a los peritos es que no hay rastros de explosiones ni quemaduras. Vecinos del sector han declarado que a eso de las 5 de la mañana escucharon un gran estruendo, seguido de un sonido agudo similar al de un avión despegando. En el patio del recinto, fueron encontrados dos rastros similares a patines de helicópteros que hundieron un par de plantas. La familia Pinochet, que esta mañana examinó el recinto, declaró a la prensa que nada había sido robado, excepto una pistola semiautomática Walter P-38 con mira láser, silenciador y hombreras que le fuera regalado al difunto dictador en 1985, por un empresario norteamericano. Sin embargo, Marco Antonio Pinochet señaló después que tan raro como lo sucedido a la casa, es el hecho de que alrededor del boquete del muro quedaron desparramados restos del estuche donde su padre guardaba esta arma, «estaba cerrada con llave y fue como si hubiese reventado desde el interior». Carabineros y bomberos no tienen explicación para lo sucedido. Como dato anexo, la Walter P-38 era el arma favorita de Pinochet, la que nunca usó pero siempre guardó con especial cuidado. Uno de sus más cercanos aseguró que el ex gobernante le atribuida poderes especiales a esa arma, apuntándalo como la clave del poder de su gobierno.
Patmos
Todo parece indicar que el fenómeno comenzó la semana pasada. Nadie lo notó, parecía un nuevo caso de persona perdida, declarada muerta por equivocación.
Tres días atrás la situación tomó un giro definitivo. Ya no eran sólo rumores, ya no era una nueva leyenda urbana copando un pequeño espacio en los diarios sensacionalistas. Frente a las cámaras de televisión la familia Frei, con lágrimas en los ojos, presentaban algo que según sus propias palabras era «sorpresivo, incomprensible y en cierto sentido aterrador…pero que le ha devuelto la alegría a una familia atormentada por la duda». Ese mismo día en la mañana carabineros les había informado que habían encontrado vagando por los jardines de la Moneda a Eduardo Frei Montalva. Estaba sano, un poco aturdido pero absolutamente lúcido.
Los hechos se sucedieron vertiginosamente. Los canales de televisión daban paso a numerosos extras en distitos puntos de la capital para dar cobertura a la repentina aparición de personas declaradas muertas años e incluso décadas atrás.
Al mediodía los casos eran tan numerosos que los medios de prensa comenzaron a enfocarse en las celebridades del arte, la política y la farándula que aparecían en puntos disímiles de la capital, aturdidos, preguntando por el año en curso, perplejos y sedientos. Un mozo de una fuente de soda del centro aseguraba haberle dado de beber a una silenciosa Violeta Parra, que, con lágrimas en los ojos le agradeció con un apretado beso en la mejilla.
A pesar de que en la mañana de hoy la prensa fue nuevamente golpeada por la irrupción de Salvador Allende frente a los televisores, en compañía de su nonagenaria esposa y sus hijos, declarando a viva voz su alegría por regresar a una patria libre y moderna (convirtiéndose en el primer «retornado» en hacer declaraciones públicas), nadie estaba preparado para lo que ocurriría al caer la tarde. Por la Alameda Bernardo O’Higgins apareció una columna de hombres, mujeres y ancianos silenciosos que caminaban ante la mirada atónita de los transeúntes. Luego de comenzadas las transmisiones del fenómeno, las llamadas telefónicas de familiares confirmaron las sospechas, la columna estaba formada por los detenidos desaparecidos durante el gobierno de Pinochet. Avanzaban silenciosamente, con lágrimas en los ojos, estrechándose las manos algunos, apretándose las manos contra el pecho, otros. A la altura del Palacio de La Moneda comenzaron a entonar calladamente nuestro Himno Nacional, las personas que observaban se unieron a ellos e incluso los camarógrafos no podían evitar llorar y cantar susurrando a media voz. De los buses y salidas del Metro salían familiares que corrían buscando a sus seres entre la columna de «retornados». La autoridad cerró las calles y se formó de inmediato un comité de chequeo y búsqueda de las personas aparecidas.
Hoy en la noche Chile parece un mejor lugar. A pesar de las últimas informaciones que hablan de la irrupción de columnas de soldados vestidos con uniformes de la Guerra del Pacífico enfrentándose a grupos irregulares de indígenas en los faldeos del cerro Santa Lucía.
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PROBLEMAS EN EL CAMINO
Salimos limpiamente. Aun cuando pasamos a llevar varios automóviles mas pequeños y motocicletas.
Papá acelero , Julián, mi hermano tomó la escopeta pasándose a la parte de atrás de nuestro coche para evitar de que alguien nos pasara a llevar desde atrás.
Cruzamos las primeras barricadas sin novedad. No tuvo la misma suerte nuestro vecino el señor Godoy, quien quedó atrapado entre algunos neumáticos en llamas y miguelitos, sin duda se morirá.
Logramos llegar a una de las vías principales en dos horas pasando por Plaza Italia, en ella nos percatamos que al parecer éramos la única familia del vecindario que había logrado llegar hasta ahí.
-¡Cuidado por la izquierda- gritó mamá, papá velozmente apretó el acelerador dejando sin posibilidades de abordarnos a dos de los tres saqueadores que se nos abalanzaban, el tercero voló como diez metros al ser alcanzado por la bazuca que disparó mamá. Por su parte mi hermano había descargado completamente la escopeta.
Yo era la encargada de suministros ya sean municiones o vendajes en caso de alguien resultara herido. Lástima que nada pude hacer por tía Lucy que calló al abrir la puerta a ocho metros de la zona de seguridad cuando se asustó con una detonación muy cerca del auto.
La luz roja en el techo se encendió y todos nos sujetamos muy bien. El coche dio tres vueltas, pasamos rozando otros dos coches y a una camioneta blanca, en la que el solitario chofer, a mi parecer, muy herido y casi inconsciente, al percatarse de nosotros quiso esquivarnos pero fue a dar contra una muralla de concreto, estallando y dejando una estela de humo en el camino. Tuvimos que detenernos a cambiar un neumático, ¡lo hicimos en 43 segundos!
Cuando faltaban algunos pocos kilómetros para llegar al primer destino vi el cuerpo de Francisca en la calzada, era una de mis mejores amigas. Su mamá inútilmente trataba de hacerla volver en si, dos hombres provistos de palos se le acercaban, fue imposible detenerse… habían francotiradores.
A lo lejos divisamos luces, debería ser un control militar. Aquello significaba que estábamos » a salvo» de los saqueadores, pero no de los caprichos de los hombres de uniforme. Al verles la cara a papá y mamá me di cuenta que estaba en lo cierto.
Papá pulsó el botón del turbo reactor y salimos disparados contra las barreras. Julián iba cubriéndonos con ráfagas de metralleta desde el costado derecho del coche, mientras mamá y yo lanzábamos granadas contra las barreras. Logramos pasar con vida, y el blindaje de auto funcionó a la perfección, solo mamá resultó herida de un impacto de bala que le sacó el lóbulo de la oreja.
Algunos minutos después llegamos.
Pensé que nunca lo lograríamos, pero al final pudimos hacerlo. La despedida fue corta, Julián y yo abrazamos fuertemente a papá y mamá. Quizás no los volveríamos a ver, no lo sabíamos.
Lo único claro era que tanto Julián como yo estábamos atrasados en nuestro primer día de escuela, y no deseábamos tener problemas, menos en cuarto grado. Rápidamente corrimos hacia nuestras salas, antes de entrar pensé en el regreso. Pero para que preocuparme, me dije, aun faltan varias horas para la salida; y por la tarde ya no hay saqueadores. Sólo esos imbéciles zombis que salen a alimentarse de cerebros y son tan débiles que se mueren al pegarle con un palo de escoba en la cabeza.