La Partícula Divina, Leon Lederman


Lo primero que tengo que mencionar de este libro es su insólito sentido del humor. Digo insólito porque si bien los libros de divulgación científica están redactados en un lenguaje adecuado para la mayoría de las personas, el estilo siempre es solemne. Ejemplos sobran pero me limitaré a Cosmos: es imposible imaginarse a Carl Sagan en otra actitud que no sea la de un Prometeo de la Ciencia, dándonos la luz de la comprensión de los fenómenos celestes. Continue reading «La Partícula Divina, Leon Lederman»

De científico a escritor de ciencia ficción: Alastair Reynolds

Uno de los nuevos valores de la Ciencia Ficción anglosajona es Alastair Reynolds, quien con su cuento “Azul Zima”, reconocido en la antología “The Year’s Best Science Fiction: Twenty-Third Annual Collection” de Gardner Dozois (2006), es parte de esta edición de TauZero.

Nacido en Gales, con un doctorado en astronomía y varios años de trabajo en el mundo científico, desde el año 2004 Reynolds decidió dejar los telescopios y los análisis matemáticos para dedicarse de tiempo completo a su otra pasión, escribir Ciencia Ficción.

Con siete novelas ya publicadas, más varias compilaciones de historias cortas, Alastair Reynolds construyó al inicio de su carrera un universo imaginario que abarca desde un futuro cercano (con cuentos situados a un par de siglos del presente) hasta un remotísimo futuro distante, en que la humanidad pierde ya su esencia. Este es el universo de “Espacio Revelación”, y es un marco general en la mayoría de sus obras. Continue reading «De científico a escritor de ciencia ficción: Alastair Reynolds»

H.G. Wells y la cuarta dimensión

HG Wells y la cuarta dimensionEn septiembre de 1945, el bombardero norteamericano Enola Gay dejó caer una bomba solitaria sobre la ciudad de Hiroshima, destruyéndola completamente junto a cientos de miles de sus habitantes. El hongo atómico que de ella surgió marcó el destino de la humanidad para siempre y contribuyó en gran medida a controlar las guerras entre las naciones. De ser un deporte civilizado, la guerra pasó a ser el preámbulo del holocausto final, por lo que de ese momento en adelante las potencias lo pensaron mejor antes de iniciar sus periódicas carnicerías de las nuevas generaciones. Continue reading «H.G. Wells y la cuarta dimensión»

Zetética y la desmitificación científica de las supersticiones

Henri BrochHenri Broch, Doctor en Ciencias, es el fundador del Laboratorio de Zetética de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Niza. Es autor de más de 150 publicaciones y 6 libros. Uno de ellos, “Conviértase en Brujo, conviértase en sabio”, co-escrito con el premio nobel de física George Charpak, fue el que nos introdujo en el concepto de Zetética, disciplina que promueve el pensamiento escéptico al analizar y desmitificar científicamente los fenónemos paranormales, pseudociencias y supersticiones de toda clase.

Para indagar más sobre la Zetética (que en griego significa búsqueda, inspección) contactamos a Henri Broch, quien amablemente accedió a responder las interrogantes que le planteamos. Sus respuestas y reflexiones, a continuación. Continue reading «Zetética y la desmitificación científica de las supersticiones»

Nippon2007: La Worldcon más Lejana

Rodrigo JuriLa primera “Convención Mundial de Ciencia Ficción” se llevó a cabo en Nueva York en julio de 1939. Sin embargo el ostentoso nombre de la cita no tenía mucha relación con su carácter internacional (que no poseía), sino más bien con la realización en la misma ciudad de la Feria Mundial, y que se había inaugurado solo unos meses antes. ¿Acaso las exposiciones futuristas de la Feria ayudaron a estimular la imaginación y el entusiasmo de aquellos jóvenes escritores y aficionados que incursionaban en un nuevo género literario llamado ciencia ficción? Por lo menos debió haberles hecho comprender que era el momento y lugar propicio para reunirse y dar inicio a una tradición que ya se prolonga por casi siete décadas. Continue reading «Nippon2007: La Worldcon más Lejana»

FILSA 2007: La venganza de los nerds

No me canso de citar la increíblemente lúcida frase de Jorge David, Dr. Zombie: “Son los ñoños postergados de ayer los que están haciendo las cosas entretenidas hoy. Los buenos para el fútbol y para las minas están detrás de sus escritorios viviendo una vida de mierda”. Por supuesto, como todo, esa frase ha mutado, ha derivado y quizá nisiquiera Zombie recuerde bien qué fue exactamente lo que dijo, pero no me cabe duda que la versión que el inconsciente colectivo ha ido depurando con el tiempo hasta convertirla en estandarte de batalla, refleja a cabalidad lo vivido el pasado 1 de noviembre en la Feria Internacional del libro de Santiago. La venganza de los nerds.

Hagamos un poco de historia. Corría el año 2005 y la literatura fantástica chilena era un fantasma, un cadáver tan muerto como el último bastión del fandom noventero que el año anterior mismo había dejado de respirar definitivamente, la revista FOBOS, de Luis Saavedra. Lo curioso es que ese año 2004 también había ocurrido en paralelo un hecho secreto que tomaría la posta sin habérselo propuesto: Andrea Palet, editora de Ediciones B, estaba a la caza de “algo” que pudiera remover un poco la literatura chilena, cansada, aburrida, llena de polvo y atragantada de sushi, hamburguesas y fomedad urbana cool. El punto es que gracias a ella, ese noviembre de 2005 habíamos tres pelagatos en la inauguración de la FILSA de ese año: la Enkeli, Rodrigo Mundaca y yo. Nos tomamos una foto con nuestras poleras de merchandising y nos lanzamos al mar de gente dentro de la estación Mapocho a repartir volantes, si señores, como promotores cualquiera repartiendo folletitos y volantes a personas desinteresadas de todo, ese era el profético espíritu en medio del desierto de la indiferencia generalizada.
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Ciencia ficción: El Futuro de Chile

Fracisco Ortega

(artículo originalmente publicado en revista Muy Interesante, julio 2007. Reproducido con permiso del director)

Vivimos en un país fantástico y bajo esa premisa una nueva camada de escritores se ha embarcado en la misión de aventurar cómo serán nuestros próximos días. Esta es la historia, el pasado y el renacer de la fantaciencia criolla.

El ciberespacio es un animal marino.
En el fondo de sus intestinos, tras las sucesivas cortezas de software abandonado, bajo los estratos de códigos en desuso y fantasmas digitales; una marea en lenguaje de máquina llora de temor al escuchar los murmullos y chasquidos de dientes que arañan el “otro lado”.
—Ayúdame, Magdalena—, susurra entre el óxido y las líneas de programación mutiladas que ennegrecen los bordes.
—¡Montenegro! Voy a entrar a la net—, gritó la mujer mientras caminaba hacia la pared para extraer los line-in de conexión. “Viejo hardware cableado, nada más seguro”, pensó antes de hundir el aparato en su vagina y esperar los efectos con los dientes apretados. Dos sondas se desplegaron y se engancharon a sus ovarios, cada una con un pequeño anzuelo de cobre. El dolor fue intenso, pero breve, necesario para levantar la frecuencia mental hasta los niveles de tráfico de la net. Ese nivel funcionaba con la misma frecuencia humana del dolor físico extremo.
Magdalena abrió los ojos de su segunda cabeza y no notó la diferencia, salvo que Rayén Montenegro, el cadáver digitalizado que servía de estructura para el software del edificio, estaba de pie frente a ella, mirándola con la peor cara de odio que había visto en su vida.
—Estoy a tus órdenes—, masculló sin quitarle los ojos de encima. El largo cabello negro de la IA astral flotaba en el aire como si estuviera sumergida en un lago turbio de musgo, con el sol entrando en extraños reflejos sobre su rostro aplastado, su cráneo quebrado, sus hombros dislocados.
—Necesito entrar al bunker de las corporaciones.
Montenegro cambió levemente de color y comenzó a sangrar por el oído.
—Son empresas privadas. Si descubren que ingresamos a una empresa privada desde una terminal estatal…
—No te estoy preguntando.
Montenegro comenzó a derramar un líquido espeso. El charco bajo ella crecía en un perfecto círculo.
—El acceso al Bunker Corporativo es un acto de fe.
Magdalena no recordaba haber tenido una pistola en la mano.
—No sabes si es una trampa, no sabes si es el acceso. Sólo dispárate en la boca.
Magdalena no lo dudó, apuntó el revolver y se voló la cabeza. Ella misma iba dentro de la bala que penetró en su interior, hacia su propio cielo. Metió la mano por la boca y se sacó el password como a un gusano. Abrió el cielo con un cuchillo—coder y la introdujo a través de la hemorragia. El conjuro se extendió en la forma de una plaga de langostas por todo el organismo, en una infección que tenía la forma de Magdalena a los 8 años, volando a 28.8 cuadros por segundo por los amplios espacios de las catedrales de su inconsciente.

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Alucinaciones.TXT: Impresiones personales

¿Qué puedo decir de este libro? Todo y nada a la vez. Todo, porque conozco la mayoría de sus detalles y recovecos. Nada que sirva para dar una dimensión real. Es que la cercanía me hace pensar que lo único que escribiría es un reflejo paralelo de su verdadera dimensión.

Una antología de esta naturaleza siempre ha estado en el aire. Desde los años 1980’s que se viene hablando sobre poner en firme a los autores del instante en el género fantástico chileno. Lo intentó Andrés Rojas-Murphy en 1989, pero su enfoque, al igual que Años-Luz (2006), fue abarcar todos los períodos históricos y no ser un testimonio con relatos inéditos de lo que había en el momento. Por eso, Alucinaciones.TXT es una evolución en las antologías de género en Chile: la misión ya no es ser un historiador o arqueólogo, sino tomar una cámara fotográfica y hacer click en el aquí y ahora. Continue reading «Alucinaciones.TXT: Impresiones personales»

Poliedro: caras, aristas y vértices

“Me ha sido dado un poliedro frente al mar”…“una compacta reunión de lejanías”
Eduardo Anguita

Poliedro, relatos chilenos de fantasía y ciencia ficción fue gestado por el ‘Grupo Poliedro’ compuesto por aquel entonces por Patricio Alfonso, Sergio Fritz, Armando Rosselot, Luis Saavedra y Soledad Véliz. Según se sabe este proyecto nació de una iniciativa de Sergio Fritz que es un abogado que de tanto leer a Lovecraft creyó que tenía talento como para imitarlo. Aparentemente Fritz convocó a Saavedra y éste al resto aunque sé que Armando Rosselot llegó ‘dateado’ por Teobaldo Mercado quien finalmente se salió del grupo para recorrer ese camino de lobo estepario que tan bien le sienta. ¿Cuál fue el criterio entonces que reunió al Grupo Poliedro? A juzgar por los cuentos no fue el love por Lovecraft que comparten Pato Alfonso y Fritz, ni tampoco el hecho de pertenecer a una misma generación. Y ya que estamos con las preguntas, ¿qué es el Grupo Poliedro? Según el mismo libro, “…es una organización sin fines de lucro con el objetivo de difundir la disciplina del género fantástico, en general, y de su literatura, en particular. Dentro del panorama del género en Chile se perfila como uno de los pocos grupos dedicados y con un proyecto en pleno desarrollo. Sus integrantes son personas activas y creativas que ven en el fantástico un vehículo de expresión pleno y potente para sus ideas y sensibilidad.” Esto fue justamente lo primero que llamó mi atención de Poliedro, el que se haya tenido que constituir una organización para editarlo, y que la declaración de principios de este grupo fuese un copy and paste de aquel viejo disclaimer del fanzine Fobos. ‘Organización sin fines de lucro’ allí, ‘publicación sin fines de lucro’ acá. El objetivo es el mismo (general y particular) y dentro del panorama en Chile ambos se perfilan (y perfilaban) como ‘únicos’. Lo que sonaba bien y hacía total justicia al fanzine Fobos, pero que copypasteado y adaptado en Poliedro parecía algo forzado.
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El sexo de los ángeles

(la ciencia ficción escrita y las mujeres)

«Juro que: Renuncio a casarme salvo como compañera libre. Seré conocida solamente por el nombre de mi madre. No me entregaré a ningún hombre salvo por mi propio placer y deseo. Tendré hijos sólo para mí y por mi propia elección. No recurriré a ningún hombre en busca de apoyo o socorro. Y juro que las Amazonas Libres, todas y cada una de ellas, serán para mí como mi misma sangre, sólo a ellas deberé lealtad y ninguna recurrirá a mí en vano.»
(Juramento de las Amazonas Libres. Marion Zimmer Bradley).

Aun cuando es una mujer la que da comienzo de manera consensuada al género de la ciencia ficción (Mary Shelley en 1818 con “Frankenstein o el moderno Prometeo” donde los principales personajes son hombres, la criatura y su “padre”), si nos limitamos estrictamente a la cantidad, es por todos sabido que las mujeres escritoras de CF siguen siendo muy pocas. Por ejemplo en los premios del género, Nebula: de 40 galardonados, se ha otorgado sólo a 9 mujeres (con 13 premios). Hugo: de 53 galardonados se ha otorgado sólo a 8 mujeres (también con 13 premios. Aquí dejo fuera a Susana Clarke y a JK Rowling pues no han escrito libros de CF). Asimismo, el título de Gran Maestro de la Ciencia Ficción (Damon Knight Memorial) sólo lo han obtenido Ursula K. Le Guin y Anne McCaffrey (de un total de 20 galardonados). Comparativamente hablando, las mujeres escritoras son pocas y vemos además que los nombres galardonados son casi siempre los mismos: Louis McMaster Bujold, Ursula K. Le Guin, Connie Willis y en menor medida CJ Cherryh. Además, el hecho de vivir en países no anglosajones dificulta el conocimiento de más autoras, por la falta de traducciones al español, que son inexistentes o ya inencontrables en nuestro país (como es el caso de Kate Wilhem, Vonda McIntyre, Joanna Russ, Lisa Tutle, etc).

Lamentablemente, la idea general que existe sobre la relación de las mujeres escritoras y la CF es que éste ha sido el vehículo perfecto sólo para hablar sobre la situación de las mujeres y que muchas lo han usado para convertirse en voces autorizadas para hablar de temas feministas a ultranza; hecho resaltado de continuo en antologías y referencias y que incluso encuentra eco en la creación en 1991 durante la WisCon (convención mundial de CF con orientación feminista) del premio anual James Tiptree Jr. (paradójico seudónimo de la escritora de fantasía y CF Alice Sheldon) que se concede a autores de CF y fantasía que contemplen cambios en los tradicionales roles de género, en algún aspecto fundamental de la sociedad). Sin embargo, debemos tener presente que en un primer momento era necesario hablar del tema desde una perspectiva más “militante”, por así decirlo, como reacción natural a la visión que existía de las mujeres en la CF de los años cincuenta profundamente misógina. Así, muchas escritoras escogieron la CF para hablar sobre feminismo o temáticas de construcción social de la sexualidad, inversión de roles tradicionales, etc; primero en un plan “militante” y luego con discusiones complejas e integradoras sobre ambos géneros, donde fuera interesante describir cómo el rol de las mujeres no se limitara a seguir el patrón determinado por la sociedad y resultara iluminador imaginarse incluso que sucedería cuando un ser humano conoce a los integrantes de una raza alienígena donde su identidad sexual no es fija, ya que pueden ser hombre y también mujer de forma completamente natural (“La mano izquierda de la oscuridad” de Ursula K Le Guin), o cuando las mujeres resultan ser independientes totalmente de los hombres en una lectura nueva del mito de las Amazonas, en la trilogía de las Amazonas Libres de la saga de space opera Darkover de Marion Zimmer Bradley, o cuando las relaciones de poder entre hombres y mujeres se encuentren invertidas como en “La puerta al país de las mujeres” de Sheri S Tepper.

Entre las obras cumbre de este tipo de feminismo radical si se quiere llamarle se encuentra: “El hombre hembra” de Joanna Russ y “La serpiente del sueño” de Vonda McIntyre, ambos libros que muestran a mujeres realizando trabajos (y en puestos de poder) considerados tradicional e inconscientemente como propios de hombres y que hablan sobre mujeres que se labran sus propios destinos a través de viajes iniciáticos.

La ciencia ficción también es un vehículo para explorar posibilidades e imaginar que es lo que sucedería en un futuro cercano o lejano. En cierta medida permite construir sueños o pesadillas que funcionen como una suerte de advertencia de qué es lo que podría suceder en el futuro si no cambiamos lo que sucede hoy o como una suerte de proyección de que es lo que se desea ahora. Aquí es donde encontramos distopías como la de Margaret Atwood: “El cuento de la criada”, en la cual unos Estados Unidos post apocaliptico reconvertido al puritanismo con graves problemas de fertilidad, consigue solucionar a medias el problema estableciendo una estricta jerarquía de castas para las mujeres, la cual es ordenada por colores, donde las mujeres que aún son fértiles (que visten de rojo) son propiedad de determinados dirigentes y desempeñan para ellos una mera labor reproductiva.

Otro problema que existe sobre las mujeres escritoras y la CF es que hay toda una legión de ideas pre-concebidas, que en realidad corresponden a características atribuidas al género femenino y que se traspasan de manera casi osmótica a cualquier tarea que desempeñen, en este caso, la literatura de género (CF, claro está): una mayor sensibilidad, emotividad, una mayor preocupación por el lenguaje (escritura pulida), un desarrollo de personajes complejos que son los que dan espesor a la trama dramática, preferencia por las relaciones sociales o humanas (lo que llamaríamos CF “soft”) sobre temas militaristas o de orden estrictamente técnico o de ciencias “duras” (“CF hard”). Creo que resulta claro que estas características no son privativas del género femenino y si bien hay ejemplos notables de estupendo trabajo de personajes (por ejemplo la saga de Miles Vorkosigan de Louis McMaster Bujold, que se sostiene casi por sí sola en este hecho), gran descripción de actitudes y situaciones humanas enfrentadas a situaciones propias de la CF como los viajes en el tiempo (“El día del juicio final”, “Por no mencionar al perro” de Connie Willis); existen grandes autores que han explorado estos temas con maestría.

Al discutir acerca del género de los autores y las características en la escritura de unos y otros resulta fácil caer en discusiones eternas sobre el sexo de los ángeles, creo que es preferible disfrutar los libros independiente del género de su autor y darles la oportunidad de hablarnos de temas contingentes, de discutir claro, sobre el sexo de los ángeles.