De qué estan hechas las niñas

«La esencia femenina es multiforme y heteróclita. y yo, yo funciono a base de mecanismos silenciosos e iluminados que se conjugan y reorganizan a la perfección -como armonía pura, un poco disonante. no hay ninguna zanja infranqueable en mi interior ni tampoco alguna dicotomía intolerable. contengo mis sentires en una homeostasis salvaje regulada por ese mismo gran principio que mueve las piezas cósmicas. no es el karma universal: es el equilibrio suave y profundo que proviene de (you name it). mi conciencia transparente invita porque está expuesta con brutalidad sincera.

Me gusta ser mina. me gusta esto de tener un cuerpo suave y con curvas. me gusta que filósofos cotidianos y de cátedra nos considerenenigmas y kerimas: enigmas velados, desvelados y vueltos a velar – casi un objeto de culto hermenéutico. me gusta tener orgasmos más intensos que los de cualquier hombre. quiero vestirme de rosado y andar en una camioneta gigante. quiero tener un pony y estudiar literatura dura. quiero ser una estrella porno. quiero ser una princesa». Toncy Dunlop.
Hace unos meses este texto me voló la cabeza, era yo, vista y escrita a través de la lengua dura y mojada de, hasta ese momento, una nenita desconocida.

Y ahí salté yo, en medio de la batalla de zombies que significó este ligero cambio del “taucito”, donde ellos gritaban y se engullían unos a otros para vomitarse de vuelta en una lucha sin fin, donde se dió a luz al tau de baradit…sí, ahí salté yo, diciéndoles que quería hacer un tau de minas y para minas, rosado y negro, con porno y ternura mezcladas en una vorágine de niñas con lágrimas en los ojos y cables saliéndoles por el cuello. Quería ver un tau que realmente me dieran ganas de leerlo, que me hiciera algún click.. así que , con la inconsciencia que me caracteriza, me embarqué en esta navecita que va echando humito rosado.
Y no quise hacer lo mismo de siempre… poner a las dinosaurias de la sci-fi, esas que escriben como nenes, sino a las chicas que desde el fin del mundo estamos haciendo algo de escándalo, chilean riot grrrls. Asi que agarré a mis amigas, sangre de mi sangre y las golpeé con ternura para que se pusieran a trabajar. Y el resultado está aquí. Podría haber mucho más, quedo con la sensación de que se puede seguir con este estilo, tratando de darle una vocecita a nosotras, que también estamos gritando en medio de esos zombies locos y sedientos de máquinas.

Y esto no sigue una línea más que mostrarnos tal como somos:, tiernas, ñoñas, duras, violentamente sinceras, calientes, inocentes, misteriosas, y profundamente divergentes.

Espero que les guste, pues a mí me gustó mucho armar esta revista, sentí que armaba un pequeño bocadito de hojaldre relleno de crema pastelera y nitroglicerina, sintiendo que tan sólo me asomaba a un universo nuevo, lleno de colores y sensaciones extrañas.
Espero que con los textos, las entrevistas y las ilustraciones logren asomarse también, logren sentir un poco de qué están hechas las niñas.

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El sexo de los ángeles

(la ciencia ficción escrita y las mujeres)

«Juro que: Renuncio a casarme salvo como compañera libre. Seré conocida solamente por el nombre de mi madre. No me entregaré a ningún hombre salvo por mi propio placer y deseo. Tendré hijos sólo para mí y por mi propia elección. No recurriré a ningún hombre en busca de apoyo o socorro. Y juro que las Amazonas Libres, todas y cada una de ellas, serán para mí como mi misma sangre, sólo a ellas deberé lealtad y ninguna recurrirá a mí en vano.»
(Juramento de las Amazonas Libres. Marion Zimmer Bradley).

Aun cuando es una mujer la que da comienzo de manera consensuada al género de la ciencia ficción (Mary Shelley en 1818 con “Frankenstein o el moderno Prometeo” donde los principales personajes son hombres, la criatura y su “padre”), si nos limitamos estrictamente a la cantidad, es por todos sabido que las mujeres escritoras de CF siguen siendo muy pocas. Por ejemplo en los premios del género, Nebula: de 40 galardonados, se ha otorgado sólo a 9 mujeres (con 13 premios). Hugo: de 53 galardonados se ha otorgado sólo a 8 mujeres (también con 13 premios. Aquí dejo fuera a Susana Clarke y a JK Rowling pues no han escrito libros de CF). Asimismo, el título de Gran Maestro de la Ciencia Ficción (Damon Knight Memorial) sólo lo han obtenido Ursula K. Le Guin y Anne McCaffrey (de un total de 20 galardonados). Comparativamente hablando, las mujeres escritoras son pocas y vemos además que los nombres galardonados son casi siempre los mismos: Louis McMaster Bujold, Ursula K. Le Guin, Connie Willis y en menor medida CJ Cherryh. Además, el hecho de vivir en países no anglosajones dificulta el conocimiento de más autoras, por la falta de traducciones al español, que son inexistentes o ya inencontrables en nuestro país (como es el caso de Kate Wilhem, Vonda McIntyre, Joanna Russ, Lisa Tutle, etc).

Lamentablemente, la idea general que existe sobre la relación de las mujeres escritoras y la CF es que éste ha sido el vehículo perfecto sólo para hablar sobre la situación de las mujeres y que muchas lo han usado para convertirse en voces autorizadas para hablar de temas feministas a ultranza; hecho resaltado de continuo en antologías y referencias y que incluso encuentra eco en la creación en 1991 durante la WisCon (convención mundial de CF con orientación feminista) del premio anual James Tiptree Jr. (paradójico seudónimo de la escritora de fantasía y CF Alice Sheldon) que se concede a autores de CF y fantasía que contemplen cambios en los tradicionales roles de género, en algún aspecto fundamental de la sociedad). Sin embargo, debemos tener presente que en un primer momento era necesario hablar del tema desde una perspectiva más “militante”, por así decirlo, como reacción natural a la visión que existía de las mujeres en la CF de los años cincuenta profundamente misógina. Así, muchas escritoras escogieron la CF para hablar sobre feminismo o temáticas de construcción social de la sexualidad, inversión de roles tradicionales, etc; primero en un plan “militante” y luego con discusiones complejas e integradoras sobre ambos géneros, donde fuera interesante describir cómo el rol de las mujeres no se limitara a seguir el patrón determinado por la sociedad y resultara iluminador imaginarse incluso que sucedería cuando un ser humano conoce a los integrantes de una raza alienígena donde su identidad sexual no es fija, ya que pueden ser hombre y también mujer de forma completamente natural (“La mano izquierda de la oscuridad” de Ursula K Le Guin), o cuando las mujeres resultan ser independientes totalmente de los hombres en una lectura nueva del mito de las Amazonas, en la trilogía de las Amazonas Libres de la saga de space opera Darkover de Marion Zimmer Bradley, o cuando las relaciones de poder entre hombres y mujeres se encuentren invertidas como en “La puerta al país de las mujeres” de Sheri S Tepper.

Entre las obras cumbre de este tipo de feminismo radical si se quiere llamarle se encuentra: “El hombre hembra” de Joanna Russ y “La serpiente del sueño” de Vonda McIntyre, ambos libros que muestran a mujeres realizando trabajos (y en puestos de poder) considerados tradicional e inconscientemente como propios de hombres y que hablan sobre mujeres que se labran sus propios destinos a través de viajes iniciáticos.

La ciencia ficción también es un vehículo para explorar posibilidades e imaginar que es lo que sucedería en un futuro cercano o lejano. En cierta medida permite construir sueños o pesadillas que funcionen como una suerte de advertencia de qué es lo que podría suceder en el futuro si no cambiamos lo que sucede hoy o como una suerte de proyección de que es lo que se desea ahora. Aquí es donde encontramos distopías como la de Margaret Atwood: “El cuento de la criada”, en la cual unos Estados Unidos post apocaliptico reconvertido al puritanismo con graves problemas de fertilidad, consigue solucionar a medias el problema estableciendo una estricta jerarquía de castas para las mujeres, la cual es ordenada por colores, donde las mujeres que aún son fértiles (que visten de rojo) son propiedad de determinados dirigentes y desempeñan para ellos una mera labor reproductiva.

Otro problema que existe sobre las mujeres escritoras y la CF es que hay toda una legión de ideas pre-concebidas, que en realidad corresponden a características atribuidas al género femenino y que se traspasan de manera casi osmótica a cualquier tarea que desempeñen, en este caso, la literatura de género (CF, claro está): una mayor sensibilidad, emotividad, una mayor preocupación por el lenguaje (escritura pulida), un desarrollo de personajes complejos que son los que dan espesor a la trama dramática, preferencia por las relaciones sociales o humanas (lo que llamaríamos CF “soft”) sobre temas militaristas o de orden estrictamente técnico o de ciencias “duras” (“CF hard”). Creo que resulta claro que estas características no son privativas del género femenino y si bien hay ejemplos notables de estupendo trabajo de personajes (por ejemplo la saga de Miles Vorkosigan de Louis McMaster Bujold, que se sostiene casi por sí sola en este hecho), gran descripción de actitudes y situaciones humanas enfrentadas a situaciones propias de la CF como los viajes en el tiempo (“El día del juicio final”, “Por no mencionar al perro” de Connie Willis); existen grandes autores que han explorado estos temas con maestría.

Al discutir acerca del género de los autores y las características en la escritura de unos y otros resulta fácil caer en discusiones eternas sobre el sexo de los ángeles, creo que es preferible disfrutar los libros independiente del género de su autor y darles la oportunidad de hablarnos de temas contingentes, de discutir claro, sobre el sexo de los ángeles.

Una pluma delicada y fuerte

Nos colgamos de la pregunta fundamental sobre la existencia freak. ¿Se nace o se hace?. Decidimos plantearlo de forma más difícil y nos remitimos a una nena freak:. ¿Presentan un perfil definido? ¿Cuáles son los hitos que la marcan? ¿Son diferentes de sus símiles hombres?

Junto a Francisca Solar tratamos de responder estas preguntas y, como era la idea, terminamos hablando de pequeñas confidencias. Abocada a los libros desde muy pequeña el perfil de ñoña se encontraba íntimamente ligado al aislamiento, la obsesión por lo sobrenatural y la precocidad. La identidad freak se adosó a ella como una enfermedad indeseable pero, con el tiempo, se transformó en un rasgo distintivo y singular que eligió adoptar. Suena familiar. Quizás nos encontramos con un prototipo de la feminidad freak, alejada de los estereotipos que la asocian con la inestabilidad mental. Un espacio donde convergen la intuición y lo morboso. La delicadeza de la mano con las guaguas momificadas.

¿A: Comencemos por tu novela recién publicada, la Séptima M. Esta está basada en hechos reales que sucedieron en el sur de Chile, en Aysén. ¿Qué nos puedes decir del lugar que te inspiró para hacer tu novela?

F: En Aysén hay una importante percepción de abandono. Están abandonados legalmente, civilmente, por todos lados. Tienen unos parajes maravillosos, un turismo virgen que bien administrado podría generar muchísimos recursos. Pero no se sienten chilenos. Lo primero que me llamó la atención sobre Aysén fueron los suicidios. Partieron el ´97 y recién el 2001 salió una pequeñísima noticia en La Nación, creo.

A: ¿Pasó algo con tu novela y la gente cercana al caso?

F: Cuando fui a escena a reportear traté de dejar claro a todos con los que hablaba que yo no estaba haciendo un reportaje ni un libro periodístico.Yo estaba haciendo una novela, un intento por ficcionalizar esto. Pero para ficcionalizarlo necesitaba saber de verdad lo que estaba pasando. En un momento me costó que entendieran mi idea pero, en general, la gente estaba súper dispuesta a darme información con tal de que esto se supiera. Como fuera. Como parodia, como novela, como fuera pero que se supiera.

A: ¿Y cómo nacen en ti las ganas de escribir sobre esos suicidios, sobre ese tema?

F: Como te digo, recién el 2001 se supo un par de cosas. Yo le encontraba atractivo al hecho que fueran suicidios en serie y que, en el fondo, no tuvieran “explicación”. Se hablaba de gente depresiva o drogada. En el minuto en el que, efectivamente, decidí seguir el caso fue cuando la ministra en visita en ese momento, la ministra Araneda, dio una conferencia de prensa diciendo que, para ella, la solución del caso era enrejar el puente General Ibáñez, el puente de Puerto Aysén, porque estaba endemoniado y que “llamaba a los jóvenes a lanzarse al río”. Yo pensé que si la ministra en visita del caso dice eso con, en ese minuto, 12 suicidios, es porque algo estaba pasando. Seguí el caso desde Santiago y se me dio la oportunidad, un verano, de ir a Puerto Aysén. Pasé unas semanas allá y saqué muchas fotos. Parece un pueblo fantasma. Calles y calles y calles con casas abandonadas, tapiadas, con muy poca gente. Mucha lluvia. Llueve 300 de los 365 días de año.

S. ¿Tú lograste acercarte a alguna especie de explicación del fenómeno o supiste de alguien más que le diera alguna explicación?

F: Que yo sepa no. No parecía haber interés. 12 suicidios en Puerto Aysén, no le importan a nadie. La “solución del caso” es súper clara, para todos, y tiene que ver con una red de narcotráfico donde está metido todo el mundo. Piensa que el desempleo y el analfabetismo son altísimos por la deserción escolar. No hay ninguna fuente de ingreso excepto la droga. Y en el asunto están metidos gente de investigaciones, militares, o sea, obviamente es un caso que está entorpecido por todos lados porque nadie quiere que se sepa. Las muertes son asesinatos de testigos claves o gente que se quizo salir de la red.

S: ¿Es primera vez que a ti te llama la atención este tipo de noticias. Casos sin resolver, paranormales?

F: No, toda la vida. Desde chica yo recortaba noticias de casos sin resolver. Me encantaban. Y lo paranormal es lo primero que se relaciona a lo “sin resolver”. Me encanta el “Semanario de lo Insólito”. Esas noticias sobre guaguas momificadas, el tipo que sobrevivió en la nieve comiéndose la ropa. Nunca he podido olvidar la portada que trataba de una mujer de 60 años que fue al médico porque se pensó que tenía apendicitis y resulta que tenía una guagua momificada de 30 y tantos años. Había estado embarazada, nunca supo y el feto había muerto. Me he nutrido mucho de esos casos que al final tú no sabes si son verdaderos o no, pero son muy entretenidos. Bueno, mi segunda novela está inspirada en un caso aparecido ahí.

S: ¿Te ha sucedido algún fenómeno sobrenatural, paranormal en tu vida que recuerdes?

F: Con extraterrestres ninguno, por más que quiera. Estoy convencida que mientras más creas menos se te aparecen. Pero tuve una especie de premonición cuando nació mi hermano más chico que va a cumplir 12 años. Tiene Síndrome de Down. Una horas antes de que él naciera tengo una especie de visión, como soñar despierta, donde estoy protegiendo a un niño con Síndrome de Down en mi sala de clases, de los insultos de mis compañeros. Fue un segundo, y me llamó mucho la atención.. Una hora y media hora después nace mi hermano chico. Yo lo recibí con una paz enorme porque, en cierto modo, yo ya sabía que él venía. Esa ha sido la única experiencia que he tenido. Pero a pesar de que es la única que he tenido yo estoy convencida que pasa, que sucede.

S: En una entrevista leí que decías que el fanfic era tu escuela. ¿Nos puedes contar sobre eso?

F: Yo desarrollé mi escritura por el fanfic. Nunca participé en ningún concurso, nunca estuve en un taller literario. Empecé a escribir a los 13 años, y en buena medida fue porque llegó Internet a mi colegio. Yo, como fanática de los Archivos Secretos X empecé a buscar información de la serie y me encontré con algo llamado fanfiction. En esta páginas personas escribían sus propias historias sobre la serie. Era un forma muy fácil, muy entretenida de desarrollar pluma y de hablar de algo que te volaba la cabeza. Me sentí como si me hubieran regalado el sueño del pibe. Y empecé a escribir de inmediato. Esta es una práctica que es con seudónimo y no lo haces por plata ni por gloria sino por diversión. El único objetivo es recibir feedback porque las críticas se hacen en una relación de pares. Eso, en el fanfic, se valora muchísimo. Todos estos años recibiendo esas críticas, esos malos comentarios y buenos comentarios fue lo que me permitió escribir como escribo ahora. Y obviamente seguir puliéndome. La gente que me ha leído toda la vida es la gente que me lee ahora.

A: Hablemos un poco de cuando eras niña. De alguna manera ¿te sentías diferente al resto? ¿Cómo lo pasaste de niña?

F: Siempre me he sentido distinta. Ahora yo lo tengo más asumido, por eso me pesa menos.Creo que lo pasé peor que otras niñas pero me sirvió. Yo pasaba todos mis recreos desde 1° a 5° básico en la biblioteca. Leyendo, leyendo, leyendo. Me gustaban las palabras nuevas y aprenderme su significado. En ese sentido no me quejo. Lo pasaba muy bien leyendo y haciendo listas de palabras y ejercitando en ese sentido. Me sirvió mucho porque hoy hago charlas en distintos colegios donde me invitan para entregar mi experiencia de cómo la lectura me cambió la vida, cognitivamente. Estoy convencida de que a mí me ha ido muy bien intelectualmente en la vida por todo lo que yo leí. La lectura te permite incorporar un montón de habilidades. Pero es tan poco lo que se lee en Chile, tan poco lo que se comprende lo que se lee que todas esas técnicas no existen, que a los niños hay que enseñárselas aparte.

A: Después, en la adolescencia. ¿Cómo te fue?

F: Ahí confluyeron varias cosas. Yo era de esas niñas con anteojos poto de botella, tridimensionales. Y a fines de cuarto básico llegaron a Chile los lentes orgánicos. En el momento en que me saqué los lentes me surgieron un montón de amigas. Y yo soy rencorosa porque tengo buena memoria. Quinto básico fue un año bastante difícil porque yo estuve muy dividida entre aceptar la propuesta de “vamos a jugar” o negarme. Dejar mi refugio en la biblioteca después de tantos años era una decisión difícil. Pero empecé a congeniarlos. Fue cuando dejé de pasar los recreos en la biblioteca que empecé a escribir.

S: ¿Alguna vez te clasificaron como “ñoña”?

F: Nerd, Freak, Geek. Obvio, toda la vida. Pero ahora lo llevo como un estandarte.

S: ¿Tú crees que eso está relacionado con la soledad, con el vuelco hacia lo fantástico, con los libros?

F: Obvio, todo tiene que ver con todo. Tú te sientes diferente y el resto se encarga de recordarte a cada segundo lo diferente que eres. Y eso te provoca un aislamiento porque nadie quiere estar metida en un grupo donde te molesten todo el rato. Para mí la lectura era entrar a un mundo paralelo muchísimo más acogedor que mi realidad. No sólo encontré en la lectura una vía de escape sino que me encontré con las letras, me enamoré de la estética de las letras. Esa, por muchos años, fue la única relación que tenía con mis compañeros; les cambiaba mi tarea de matemáticas por los cuadernos de caligrafía.

S: ¿Tú crees hay más hombres “ñoños” que mujeres?

F: Yo creo que tiene que ver con un concepto muy machista de esta sociedad. Es más lapidario socialmente ser un hombre freak que una mujer freak. A las mujeres como que las dejan ser. Pero a los hombres les piden que se ubiquen y que cambien.
Yo he vivido toda mi vida con el epíteto de freak o geek, que en un momento pesa un montón, sobre todo cuando uno es más chica, los niños son súper crueles. Pero ya llega un momento en que te das cuenta de que es parte de tu identidad. Y que no tiene nada de malo. No te hace menos persona o menos valioso.

A: ¿Cómo llegaste a esa conclusión?

F: Escribir fanfics me ayudó. Encontrar, a través de Internet, que había gente en todo el mundo que tenía mis mismos gustos, que no estaba sola. En el minuto en que encontré a un grupo de gente, en mi mismo país, en mi misma ciudad, que se reunía a ver episodios de los Archivos Secretos X se me abrió el mundo. Me refugié mucho en eso, mucho tiempo. Yo creo que todavía estamos en esa transición, en una sociedad en que lo burlesco se concentra en lo distinto. Creo que es una transición que todavía se está haciendo en el país y es un poco la bandera de lucha que yo llevo, de poder decir o validar lo diferente. De que lo diferente a ti es, simplemente, otra mirada. Igual de válida, igual de real. Lo que intento hacer con mis novelas es presentar una estructura que rompe bastante con el canon, sobre todo con el de la novela tradicional latinoamericana. Yo quiero abrir otro camino, paralelo. No tiene que ver con que uno salga para aplastar al otro o que tenga que sobrevivir solo uno, que es una mentalidad súper chilena. Yo creo que pueden existir dos buenos a la vez.

S: Francisca, de los millones de fanfic writers que están en la red ¿por qué piensas que fuiste tú la elegida para entrar al sistema pagado, formal de la escritura?

F: Todavía no lo se. Cuando uno empieza a escribir fanfiction, lo hace por dos razones; por diversión, desahogo de fan y para poder desarrollar la escritura. Pero estás en un campo de non profit. Aquí nadie gana nada y eso es algo transversal, mi excepción confirma la regla. En relación a mi fanfic, creo que se dieron muchas cosas para que resaltara. No por la calidad propiamente de la escritura sino por el contexto en el que se publicó. Yo hice un fanfic de un libro aún no publicado en español, lo que es muy raro. Por eso cuando salió la versión en español del quinto libro de Harry Potter yo tenía un fanfic homologable a un sexto libro. Eso por una parte. Llamé la atención. El otro punto es que muy pocos fanfics se dan la lata de cubrir todas las aristas que tiene un libro de Harry Potter; el misterio central, el transversal, la vida de los profesores, todo el año académico propiamente, la vida de cada personaje y la evolución de cada uno con la relaciones ya anteriores. Y yo empecé a darme esa lata. Ya en febrero cuando la gente leyó el quinto tomo y se encontró con mi fanfic, muchísimos de ellos se confundieron y pensaron que estaban ante el sexto libro original. Y comenzó a correrse la voz, que es la forma más rápida de hacer saber algo. Y un día salió una noticia muy chica en el Mercurio, sobre mí. Pocos días después se dispararon las visitas y me botaron la página. Una amiga, que administra el foro de Archivos Secretos X en español, me hizo una página para colocar mi fanfic. Actualmente tengo casi 300.000 lectores pero tengo claro que la gente que lee mi fanfic no son fans míos sino de Rowling y de Harry Potter. Leen lo mío como merchandising.

S: ¿Y tú novela, por la temática, sería una forma de despegarte un poco de esto?

F: Sí. Cuando tuve las ofertas de la editorial creían que yo escribía fantasía épica. Yo sostuve que escribía otra cosa y les presenté mi proyecto, que aceptaron igual. Me quería desmarcar de la fantasía épica porque hoy en día es lo más fácil, tiene muchos seguidores, pero yo creo que se va a agotar pronto, si es que no está agotado ya.

A: ¿has hecho cosplay alguna vez?

F: De Scully, obvio. Una vez fuimos a un programa para Halloween. Y para los estrenos de Harry Potter yo tengo mi capa, la varita y la corbata.

S: ¿Aún eres fanática de algo?

F: Obvio. Expedientes Secretos X y Harry Potter. Fiel a mis dos fanatismos. A Expedientes X les debo todo. Por ellos encontré el fanfic, no me canso de verlos…

A: ¿Qué personaje te gusta más?

F: ¿De la serie? Obviamente Mulder es más atractivo pero a mí me gusta más Scully, me gusta mucho su personaje. No me basé en Scully para hacer a Sophie (protagonista de la Séptima M) pero quería ir para allá.

S: ¿Algo más que nos quieras contar?

F: El segundo tomo de la saga sale ahora en septiembre. No puedo decir cómo se llama solo que es la continuación y que está inspirado en un caso real que ocurrió en Perú, en la frontera amazónica. Pero la novela esta ambientada en Colombia. Es el mismo panorama, se podría decir, la traté en Colombia porque la crucé con la realidad de las FARC.

A: Bueno, ha sido súper entretenido conocerte. Muchas gracias por todo.

Vibraciones Felinas, por Toncy Dunlop

Gato_aristóteles es enorme, y de su gigantesca cabeza emergen, como propulsados por fuerzas cósmicas y brutales, cinco cuernos rosados y brillantes. Ella lo maneja como una diosa y el felino la ama -qué importan los cinco metros de diferencia cuando se ama- porque ellos se envuelven y revuelcan en la relación más extraña que he visto.

La chica gato, la de los cabellos brillantes y los ojos húmedos, no puede dejar de tocarlo y él ronronea con mecanismos de limpieza metálica mientras destruye el suelo con las garras duras que se contraen y relajan ante todo el placer líquido que le recorre las venas de . Sé perfectamente lo que está sintiendo – conozco el cosquilleo que le producen las suaves descargas eléctricas en la piel, la seductora tibieza del fluido interno. Yo mismo diseñé al felino con un potencial de placer sideral. Continue reading «Vibraciones Felinas, por Toncy Dunlop»

Cronopaisajes, o como trascender las barreras del tiempo

El tiempo en nuestras vidas es una variable que avanza inexorablemente, siendo imposible detener ese constante “tic tac”. Desde antaño el hombre ha soñado con poder controlar esta variable, ya sea volviendo al pasado para evitar o bien provocar acontecimientos catastróficos… o simplemente por diversión. En su defecto, viaja al futuro, mostrando generalmente un final bastante apocalíptico de la vida sobre el planeta tierra, asociado a una condición inconscientemente destructiva del ser humano.

El pionero y más homenajeado escritor de viajes en el tiempo es H.G Wells con su novela “La máquina del tiempo” (1895), novela que se ha llevado a la pantalla grande en más de una ocasión. Posteriormente, muchos novelistas continuaron especulando y asombrándonos con historias donde nos sitúan en el jurásico o nos llevan a conocer el fin del planeta tierra.

Einstein, dentro de sus investigaciones, nos aportó una luz de esperanza sobre esta materia, sosteniendo que si se logra viajar a grandes velocidades sería posible ir al pasado, especulando también sobre los “agujeros negros” y “agujeros de gusano”, objetos que absorben tanto materia como luz, logrando que sus campos gravitacionales sean tan grandes que podrían invertir el flujo del tiempo. Stephen Hawking, continuó con los estudios del físico más aplaudido del siglo XX, complementando sus teorías donde agrega que “si se combina la teoría general de relatividad de Einstein con la teoría cuántica, el viaje en el tiempo comienza a parecer una posibilidad”.

En vista que aún no es posible manejar el tiempo, la alternativa que nos queda es soñar, y para ello nada mejor que los 26 relatos que Peter Haining y Miquel Barceló antologan en “Cronopaisajes, historias de viajes en el tiempo”. Cuidado con confundir esta antología con la novela “Cronopaisaje” (Timescape en el original) de Gregory Benford.

Haining y Barceló compilan relatos en donde se muestra las múltiples posibilidades de los viajes en el tiempo, inclsuo en momentos nos sitúa en líneas de tiempo que varían de la nuestra en tan sólo tres minutos, como en “Hombre en su tiempo” de Brian W. Aldiss. Aquí se presenta un astronauta, que regresa de una expedición a Marte, con una línea de tiempo desfasada con la terrestre.

Nos percatamos que la máquina del tiempo no es él único medio para poder viajar. Kathy Benedict, en “Del tiempo y Kathy Benedict” (William F. Nolan) puede dar fe de eso, pues producto de una gran ola que azotó su bote, viaja 100 años al pasado. En “Nelly tiró de la punta” (Richard Hughes), el tiempo se encuentra colgando de un árbol y Nelly puede invertirlo con solo tirar de la punta.

Para realizar viajes premeditados a otras épocas, claramente es necesario algún medio de transporte, que en su gran mayoría es de altos costos. Puede presentarse la persona que enfoque su viaje a mejorar la calidad de vida del ser humano, aunque a veces este deseo podría acarrear consecuencias nefastas, como sucede en “La mortal misión de Phineas Snodgrass” (Frederik Poul). Phineas pretende mejorar la salud de nuestros ancestros romanos enseñándoles a mejorar la calidad de vida, pero no piensa que 2.000 a 3.000 años más tarde la población del mundo será tan alta que la superficie terrestre no soportará tal cantidad de habitantes. También podemos utilizar la máquina como el enlace a un lugar de recreación e irse un fin de semana a cazar dinosaurios, llevando al presente el trofeo. En “Un arma para un dinosaurio” nos encontramos con la esencia del hombre, la cacería, ese deporte tan antiguo que comenzó por instinto de supervivencia, y que hoy en día es considerado un deporte exótico y exclusivo. L. Sprague de Camp logra hacernos recapacitar con respecto a esta práctica, el que puede ocasionar de forma irremediable la extinción de especies, y nos muestra una alternativa para poder continuar ejerciendo este deporte: viajar ya sea al cenozoico, triácico o jurásico. Otros personajes viajan al pasado intentando cambiar la historia, eliminando figuras y monumentos emblemáticos o bien retroceden en el tiempo intentando eliminar la progenie de su esposa, pero los protagonistas de “Los hombres que asesinaron a Mahoma” (Alfred Bester) no tienen conocimiento de que todos los cambios que realicen en el pasado no repercutirán en el futuro y que finalmente tendrán un amargo desenlace.

El ladrón y estafador continuará existiendo, ya sea en el siglo XX o XXV, donde lo plasma C.M Kornbluth en “Estafador Temporal”. Otro de los tópicos del viaje en el tiempo es encontrarse con grandes poetas o artistas. En “Misterio Mayor” (José Mallorquí) Tooth viaja a encontrarse con Shakespeare para dilucidar el verdadero origen de sus obras, sin saber que eso iba a traer consigo confusiones mayores. Grendel Briaton en “A través del tiempo y el espacio con Ferdinand Feghoot” sitúa a Wagner en el futuro, acusándolo de plagiador.

Las razones para viajar por el tiempo son muchas, pues atienden a los gustos y necesidades de cada individuo, siendo la mayoría de ellos premeditados. A.C Clarke en “Todo el tiempo del mundo” nos envía viajeros para poder rescatar escritos de la tierra, trayendo consigo un collar de perlas que permite detener el tiempo de aquel que la utiliza. A nivel astronómico Asimov se da el gusto de manejar el futuro. En “La inestabilidad” juega con la expansión y contracción del universo, produciendo un mortal cambio temporal.

El atractivo que genera teorizar sobre los viajes en el tiempo es enorme. Se han generado un sinnúmero de películas y series televisivas que lo tienen como tema central. Esa magia de encontrarse con paradojas tales como encontrarse vivo y muerto a la vez o convertirse en su propio abuelo, han situado al viaje en el tiempo en uno de los tópicos más utilizados en la ciencia ficción.

Tras descubrir el mundo de Cronopaisajes nos encontramos con los temores, tristezas y esperanzas de la humanidad, buscando a través del tiempo una solución a estas problemáticas.

No me queda más que invitarlos a abrocharse el cinturón y viajar en esta fantástica cápsula temporal.

Cómo ser científica y no morir en el intento

Me pidieron que escribiera un artículo científico divulgativo para un especial dedicado a las mujeres, así que me tomé la libertad de dejar a un lado la divulgación por un momento para reflexionar un poco acerca de la condición de mujer, pero sin apartarme de la ciencia.

Algunos de ustedes quizás encuentren estas líneas algo polémicas. Debo aclarar que todo lo que diré aquí está basado exclusivamente en mi experiencia personal y no debe en ningún caso tomarse como un caso general. Ni como otra cosa que una opinión personal.

No me interesa repetir hasta la saciedad ese tema tan explotado en el pasado y que se relaciona con las vida profesional de una mujer dedicada a la ciencia. Para eso pueden leer multitud de ensayos. Al contrario, hoy quiero pensar un poco en voz alta sobre la vida personal del científico y, más allá, la vida personal de la científica.

Cuando uno empieza a estudiar una ciencia pura en la universidad, la vida es muy parecida a la de cualquier estudiante de otra carrera. Hay clases, hay tareas, hay exámenes, pero también hay (siempre según la personalidad de cada quien) fiestas, amigos y amigas, novios o novias, juegos de video, libros… en general, diversiones. Pero llega el momento de la tesis de grado. Y empiezas a quedarte hasta la noche. O a ir a la universidad los feriados y fines de semana. Allí empieza a perfilarse el carácter del científico. Yo recuerdo haber ido a entregarle a mi tutor la versión final de la tesis un 24 de diciembre a las dos de la tarde. Lo más difícil fue convencer al vigilante de la universidad de que iba a eso, y que no me movían oscuras y aviesas intenciones.

Y es que la vida de un científico está marcada por una investigación tras otra, en la que uno piensa todo el tiempo, en la que uno se deja absorber hasta la saciedad… o hasta que mamá te obliga a salir de allí. Lo malo es que luego llegas a una edad en la que ya no hay mamá que te saque del pozo. Suele ser el caso cuando creces. Entonces, suerte y que consigas una esposa que te mantenga “vivo”, aunque sea a base de alimentación intravenosa. ¿Y la científica? A buscarse un esposo que haga otro tanto. ¡Problema! ¿De dónde sacamos un hombre así?

Veamos cómo han vivido algunas científicas importantes a lo largo de la historia.

Aspasia (siglo II A.C.), doctora especializada en obstetricia, fue mujer de Pericles (famoso orador y político ateniense). Émilie de Breteuil (1706 – 1749), autora de un libro de física, se casó por conveniencia con el Marqués de Châtelet y tuvo numerosos amantes, entre los que se cuenta Voltaire. María Agnesi (1718 – 1799), la creadora, entre muchas otras cosas, de la curva matemática conocida como “bruja de Agnesi”, nunca se casó. Marie Anne Paulze (1758 – 1836) trabajó durante 23 años en química con su esposo Antoine Lavoisier. Mary Fairfax (1780 – 1872), matemática y astrónoma premiada por la Royal Society, se casó con un hombre que no aprobaba su formación intelectual, por lo que tuvo que esperar hasta enviudar tres años más tarde para poder dedicarse a la investigación. Ada Byron Lovelace (1815 – 1852), la madre de la programación informática, se casó con un hombre de carácter débil, pero existen rumores que dicen que fue amante de su tutor, Charles Babbage (el padre de la computadora). Sofía Kovalevskaya (1850 – 1891), matemática premiada por la Academia de Ciencias de París en 1888, estuvo casada con Vladimir Kovalevsky, paleontólogo. Marie Curie (1867 – 1934), Premio Nóbel de Física en 1903 y de Química en 1910, estuvo casada con Pierre Curie, físico francés. Gerty Cori (1896 – 1957), médico y Premio Nóbel de Fisiología en 1947, estuvo casada con su colega, Carl Cori, con quien compartió el premio. Irene Joliot-Curie (1897 – 1935) ganó el Premio Nóbel de Química en 1935, conjuntamente con su marido. María Goepert-Mayer (1906 – 1972), Premio Nóbel de Física en 1963, estuvo casada con un químico. Dorothy Crowfoot (1910 – 1994), Premio Nóbel de Química en 1964, se casó con un historiador, Thomas Hodgkin, quien fuera Director del Instituto de Estudios Africanos de la Universidad de Ghana. Gertrude Elion (1918 – 1999), Premio Nóbel de Fisiología y Medicina en 1988, nunca se casó.

Como ejemplos más cercanos y contemporáneos: en el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) de España, la mayor parte de las físicas están casadas con físicos de su mismo instituto o de institutos afines. Más aún, en un proyecto de investigación cualitativa realizado por el RAGCyT (Red Argentina de Género, Ciencia y Tecnología) en 1996 se realizaron una serie de entrevistas, que muestran mujeres solas y sin hijos, o casadas con colegas.

No es tarea fácil encontrar detalles de la vida personal de las científicas contemporáneas, pero yo puedo hablar un poco acerca de las doctoras en física de mi universidad. Una soltera. La otra casada con un físico. Una tercera también casada con un físico. La cuarta que recuerdo, también casada con un físico. Por cierto que los doctores que conozco se reparten en casados con científicas, casados con amas de casa, solteros y divorciados. Hablo de que lo más usual parece ser que las mujeres que se dedican a la física suelen buscar, cuando buscan, hombres que trabajen en ciencia también, preferiblemente física, a juzgar por mis observaciones. Y los físicos hombres rara vez, por no decir nunca, se casan con mujeres profesionales y competitivas, a menos que sean científicas también.

Dacil Cruz, en su artículo Historia de la participación de las mujeres de mi país en ciencias e ingeniería, dice que una relación de pareja sólo puede durar si ambos comparten los mismos intereses, y que es por ello que la estabilidad de la relación puede depender en gran medida de que ambos sean de carreras afines. Pero ella horada un poco más en esta idea para concluir que “debe ser un hombre que tenga una mentalidad abierta pues sabe que es posible que puedas sobresalir más que él y que es posible que no seas la típica ama de casa”. Y Dacil termina diciendo que esos hombres existen y que, usualmente, son ingenieros e investigadores.

Mi planteamiento es que un hombre puede dedicarse a la ciencia y más o menos llevar una familia, siempre y cuando tenga una esposa “a la vieja usanza”, es decir, un ama de casa o incluso una profesional, con un carácter más bien tirando a sumiso y comprensivo. O una mujer que también se dedique a la ciencia. ¿Por qué? Pues por lo que dije más arriba: Porque la ciencia es tremendamente absorbente. La mujer lo tiene un poco más difícil, porque los hombres sumisos y comprensivos no son muy comunes. Y menos en nuestras sociedades latinas, las cuales, por mucho que nos duela decirlo, siguen siendo bastante machistas. Por cierto que está además un detallito adicional, y es el de los celos: Lo más probable es que los compañeros de investigación de nuestra dama científica sean hombres.

Hay un punto adicional que se relaciona con la discriminación de género, de la que ya dije que no iba a hablar, pero que influye en lo que pretendo mostrar aquí. Y es que una científica querrá ser reconocida por sus trabajos, resistiéndose a que su vida personal sea conocida por otros. Comentarios como “sí, ella es muy buena investigadora, pero vieras cómo descuida a sus hijos”, que generan crítica destructiva, o “sí, ella es muy buena investigadora, pero claro, no tiene una familia de la que ocuparse”, que tácitamente amalgaman el éxito a un dudoso exceso de tiempo libre, son justamente los que ellas pretenden evitar guardando celosamente los detalles de su vida personal. La verdad es que yo, como mujer, no las culpo.

Emilce Dio Bleichmar, en su artículo titulado Dos, tres, muchas Curie: Subjetividad de la mujer científica, menciona, basándose en estadísticas obtenidas de trabajos anteriores, que las mujeres casadas publican más artículos científicos que las solteras, y las que tienen hijos lo hacen más que las que no. La autora del artículo analiza estos datos que aparentemente contradicen mi tesis, y termina por darme la razón. Ella dice que el 80% de las mujeres entrevistadas en ese estudio estaban casadas con científicos, y que ellas publicaban un 40% más que las que estaban casadas con profesionales no científicos. Y va más lejos: Emilce asegura que la maternidad cumple un papel concentrador, en la forma del sacrificio del tiempo dedicado al ocio. Cito a la autora: “La maternidad les exigió una dedicación tal que les llevó a abandonar cualquier actividad distinta del trabajo y del cuidado de los hijos.” Así, al abandonar las actividades “superfluas” de su vida, la mujer se concentra en los hijos y en el trabajo, redundando en una mayor productividad científica.

Lo que yo afirmo, coincidiendo con Dacil Cruz y con Emilce Dio Bleichmar, es que una mujer puede dedicarse a la investigación científica y tener una familia feliz, incluso en Latinoamérica. Pero eso sí, sola o con un compañero que sepa de qué va el tema de la ciencia.

He dicho.

Referencias

Emilce Dio Bleichmar, Dos, tres, muchas Curie: Subjetividad de la mujer científica, Ciranda Internacional de Información Independiente.

Dacil Cruz, Historia de la participación de las mujeres de mi país en ciencias e ingeniería, IEEE Región 9 – América Latina.

Elvira Moya de Guerra, Juana Bellanato, Araceli Flores, Mª José García-Borge, Beatriz Gato, Marta I. Hernández, Andrea Jungclaus, Isabel Márquez, Josefa Masegosa y Ascensión del Olmo, Mujeres en ciencias y tecnologías físicas en el CSIC, Consejo Superior de Investigaciones Científicas – CSIC.

Diana Mafia, ¿Es sexista la ciencia? (Cómo probar la discriminación en las comunidades científicas con las mismas herramientas de la ciencia), Hannah Arendt Instituto de Formación Cultural y Política.

Volar, por Soledad Véliz

Camila observa a la pequeña máquina que descansa ante ella. Está hecha de finas piezas que parecen huesos de seres imposibles. Un resto de té en el extremo del escritorio brilla con la luz de la tarde y le sugiere un ojo expectante. Siente frío en los pies. La habitación se ha teñido de sombras.

A unos pasos de ella, justo frente al ventanal, su hija se baña con la opaca luz del atardecer. Su delgado cuerpo tiembla de vez en cuando arrancándole chillidos a la silla de ruedas, el caracol mecánico que la sostiene. Sus ojos miran a un punto indefinido del cielo y Camila se imagina que la luz se convierte en luciérnagas al llegar a su cabeza.

El departamento cruje como si se estirara y la mujer se sobresalta al sentir algo que camina por sus pies. Continue reading «Volar, por Soledad Véliz»

Je Joue – Nuestro nuevo mejor amigo

(¿Quién chucha quiere un diamante?)

El Je Joue está descrito como un masajeador íntimo (bien pelotudo el eufemismo) que bajo el lema de sensual intelligence promete ser más creativo que cualquier amante, por talentoso que sea. Comparar el Je Jou con un dildo es una vileza injusta: sería como comparar un walkman con un iPod. Es difícil comenzar a escribir desde un punto fijo. El aparato suena como un dispensador de orgasmos adictivo, un puto esclavizado y complaciente. La tecnología y su cabezota nos entrega (con una sonrisa lasciva y caliente) la evolución del placer como concepto y materia.

Cuesta pensar en el Je Jou como un juguete: suena más bien como si te estuvieran vendiendo a tu mejor amigo. Los movimientos del aparatito están inspirados en ese jugueteo rico y calentón –el foreplay- con infinitas posibilidades de estímulos. Vibra, se desliza y gira, de formas sólo posibles para un aparato definitivamente no-humano. Se nos está ofreciendo, desvergonzadamente, algo así como oleadas de placer extraterrestre. Otra sorpresa: este enano descarado es programable.

Desde puede descargarse un software mágico: el PleasureWare, que se prostituye para funcionar en Macs y en PCs. Desde ahí, como en un libro de conjuros, es posible programar patrones con distintas intensidades, velocidades, movimientos y duración. Suena abrumador y emocionante, porque las dulces probabilidades parecen infinitas. Son infinitas, ¡mierda! Al crear estos grooves (los super-patrones), los regalones pueden guardarse -un cofre del tesoro- y no sólo eso: los patrones son intercambiables: subiendo los divinos grooves, usando el mismo PleasureWare al conectarse a Internet. The fun part, es que también es posible bajar patrones de otras chicas –todas unas minas calientes y felices- estableciéndose una red seductoramente placentera. ¡Que viva el 2.0!

Cuando dije “minas calientes y felices” no miento. Sitios femeninos como y el mismo homepage del Je Joue están plagados de testimonios de chicas extasiadas. Basta ver los nombres de los grooves disponibles en PleasureWare para darse cuenta: “quisiera que la lengua de Andy pudiese hacer esto”. Sí, suena peligroso. Eh, cuidado, Andy –y todos los Andys.

El juguetito sexual, su homepage, y su espíritu entero, promueven el juego individual como una fuente divina, curativa. Según la página, las chicas que más se masturban tienen mayores niveles de deseo sexual, más orgasmos, y mejor imagen de sí mismas. Por otro lado, la práctica tiene su premio: más masturbación significa mejores skills sexuales. Conocer mejor el propio cuerpo ya es una ventaja, y cada vez que una chica tiene un orgasmo, las conexiones neuronales se establecen de mejor forma, haciendo más fácil la recepción de la estimulación. Este iPod sexual parece ser un orgasmo plástico, caliente y accesible.

Daddy, ya sé lo que quiero para navidad.

La enfermera de la animación

Cuando imaginé que podríamos entrevistar a alguna nena chora, entretenida y con un trabajo hasta hace poco hecho sólo por hombres recordé mi primera experiencia laboral… La primera temporada de Pulentos. En esa productora conocí a una mujer muy fuerte, trabajadora, divertida y que se convirtió en una gran amiga. Ella es Elizabeth molina, la Pepa como la llamamos todos, y fue la primera mujer productora de dibujos animados que conocí.

Para los que no lo saben, la animación es un trabajo bastante complicado y muy absorvente, siempre lleno de detalles que se escapan de las manos, con una cadena de trabajo muy cerrada, donde, si alguien falla, falla todo lo demás, he ahí la importancia de un productor, alguien con mano dura capaz de hacer que animadores, storybordeadores, clean up, y todos los demás hagan bien su trabajo y a tiempo..En resumidas cuentas..¡el futuro de la producción depende de ellos!!!!

Así que uno se encuentra con muchos, pero con una mujer, simpática y divertida que te mira con una sonrisa de oreja a oreja mientras te reta por qué pasas más tiempo en internet que animando (por lo que se ganó el apodo de «la enfermera» por andar puro «vacunando» ) no pasa todos los días. Y aquí está lo que nos contó, sobre su trabajo y su participación en el proyecto de animación «patagonia, los hombres del confín».

¿Desde hace cuántos años que trabajas como productora de animación?

En el rubro de la animación llevo cerca de 10 años ..como productora unos 6…

Empecé en cineanimadores, una amiga, Jessica Villalón me llevó para allá y me puso a hacer “pencil test” (fotografiar cuadro a cuadro el borrador de la animación para hacer pruebas) y después de eso me fui a presentar a Chileanimación, y ahí hice de todo, pencil, scanner, todo..Hasta que un dia…me accidenté!!! Me corté un pedazo de dedo con un tip top y me pusieron de productora, así que gracias a eso comencé lo que ya llevo haciendo tantos años.

¿Han cambiado mucho los procedimientos desde que empezaste hasta hoy?

No tanto..básicamente en animación tradicional el cambio se produjo hace años, el paso del acetato al papel y scanner. Pero, lo que pasa ahora es que se ve mucho más 3D que antes..y máquinas mucho más poderosas que antes… eso si ha cambiado… pero nuestro estilo tradicional es el mismo… obviamente exigiéndonos mejor calidad cada día que pasa.

¿Se puede decir que eres la única nena que hace este trabajo en Chile?

No. Hemos visto varias producciones de animacion en la tv asi que por ende hay más productoras… hace unos años creo que era la única que hacia series… pero ya no… snif!!!!!! ja,ja.

Haciendo algo de historia. Tu trabajaste en la primera gran película de animación chilena “Ogú y Mampato”. Las cosas buenas ya las sabemos, cuéntanos cuáles fueron las dificultades que debieron enfrentar y qué cosas aprendieron del proceso.

Mira yo sólo fui a trabajar cuando teníamos como tarea terminar la película en el tiempo que teniamos…No alcanzé a ver todo el proceso, pero sé que debe haber sido muy dificil, pues para cuando yo llegué tuvimos que empezar a corregir muchas escenas que ya debian haber estado listas. Imagínate, escenas listas para el render final fuera de modelo, habían monos que ni se parecían al original!!! Y tuvimos que corregirlas completamente, entonces, eso atrasaba la produccion final…aprendimos.. o yo aprendíÊde que la animación que tenemos en Chile es de muy buena calidad..si sabes dirigir..porque las escenas que llegaban de afuera eran rehechas aqui en Chile por lo mal animadas y fuera de model que llegaban… Hay que confiar en el talento que hay en Chile, pero sí poner mano dura para profesionalizarlo aún más.

Desde hace unos tres años que la animación chilena está viviendo un inédito momento de gloria, ¿a qué crees que se debe?

A que nos todo el mundo se dió cuenta que aqui en Chile también se pueden hacer monitos animados…y algunos de muy buena calidad y éxito. Gracias a que algunos canales y productoras fueron capaces y valientes de invertir en este rubro también, ellos fueron los que se la jugaron, por que no es fácil llegar e invertir la cantidad de dinero que se necesita para hacer una producción de estas características, pero….yo creo que el gran conflicto son nuestros guionistas…que fomes son!!!! Creo que en ese ámbito aún nos falta mucho por hacer.

¿Son buenos los productos chilenos, qué les falta, por qué presentan carencias técnicas y de guión tan notorias frente a otros productos mucho más desarrollados como las teleseries?

Algunos si… en general yo creo que son varios los puntos que interfieren en nuestros proyectos para que sean de gran calidad..gente no nos falta, lo que falta es dinero , tiempo y calidad de trabajo. Además de una buena planificación, realista y acorde con lo que se puede y no se puede hacer.

Los presupuestos que se manejan son muy bajos,entonces los sueldos también lo son y con esos sueldos con que cara exiges un trabajo tipo disney o pixar, definitivamente no se puede, no hay cara que aguante…ja,ja

Y en cuestión de plazos, los tiempos de trabajo son muy cortos entonces todo se hace rápido, sin tiempo de poder mirar, corregir o finalmente poder definir con objetividad que está bueno y que está malo..casi todo lo ves cuando esta todo listo para verse en la pantalla de T. V, entonces ya no tienes ninguna posibilidad de corregir.

Los guiones fallan porque en Chile no existen guionistas para series de monos animados…escribir para teleseries es muy diferente.. Son distintos tiempos, es distinto el énfasis que se debe dar en cada escena, ahora, se hacen guiones de corte humorístico, pero no se ha avanzado mucho más.

El tema de esta revista es la Ficción. Cuéntanos algo del proyecto PATAGONIA. (De qué se trata, cuánta gente trabaja en él, cuáles han sido sus fuentes de investigación, quiénes están apoyando el proyecto, cuándo sale, qué expectativas hay).

Patagonia fue un gran desafío de producción, nos demoramos alrededor de un año y ya esta terminada pero nos costó bastante.Es una historia ficticia basada en un principio en nuestras culturas patagónicas, los sel’knam, los kawesqar.Es la historia de dos hermanos destinadosÊa luchar con el final de los tiempos. En este proyecto trabajamos cerca deÊ60 personas, contando a todo el equipo..actores, dibujantes, etc..contamos con el apoyo de Consejo Nacional de Televisión, Canal 13 y nuestra productora Cubo Negro, y para comenzar nuestra fuente de investigación fue la propia historia, pero con el tiempo fue transformandose en algo ficticio, no queríamos hacer una historia didáctica, queríamos una historia interesante basada en nuestras culturas patagónicas , muchas cosas que se cuentan en la historia son parte de esas culturas, nos hemos ido alegando de la antropología para crear un mundo nuevo lleno de acción.

Eso sí, hasta este momento no tenemos claro cuendo sale.Lo que yo creo es que el canal , entre nososotros, tiene miedo de este tipo de serie por que no es para todo público y creo que aún no deciden como lanzarla pero nosotros tenemos muchas expectatitas por que técnicamente nada de esto se ha visto aca en Chile, esta mezcla de historias, cultura y ficción, y este tipo de animación, más jugada, mezclando animación tradicional con fondos digitales y fotografías reales y mucho menos que sea hecho en Chile… asi que estamos felices de haberlo hecho nosotros, estamos súper orgullosos, yupi!!!

Creo que nos va a ir bien con este proyecto, hemos puesto todo nuestro trabajo, nuestras ganas y nuestro corazón, no estamos tratando de enseñar historia, estamos tratando de hacer una serie entretenida con color local, para nosotros y hecha por nosotros, es distinta a otras producciones, como pulentos y diego y glot que están dirigidas a un publico principalmente infantil, esta es una serie más compleja, pero aún asi muy entretenida, asi que creo que nos va a ir bien, así que a esperar el lanzamiento!

Lazos de Organdí, por Ángela González

Ella se acercó a su pecho…El corazón latía lento, muy lento, como si estuviese a punto de apagarse. Pero potente, como si pudiese atravesarla , entrar por sus sienes y quedarse ahí, agazapado en medio de su mente.

-Tu nunca sientes miedo-
-Nunca lo he necesitado- y con un brusco movimiento se desprende de ella, como si quitara una hoja seca de su pecho.

El cielo parecía caerse, un naranja intenso la llenaba por dentro. La ciudad triste, la ciudad como una anciana pidiendo limosna se aparecía ante ellos… Tan sólo una brisa y todo se desvanecería, como ese inútil lazo que los unía a ambos. «La sangre es más fuerte», como si de algo sirviera el haber nacido bajo el mismo cielo, bajo la misma mirada impávida de la madre triste. Continue reading «Lazos de Organdí, por Ángela González»