Sistema Cerrado

A veces quiero un amanecer lluvioso, pero es la nave la que decide. Se supone que sabe lo que hace. Si hay mucho trabajo toca cielo despejado y uno de tres paisajes: montaña, ciudad o desierto. Los de montaña me gustan mucho pero son mejores los de ciudad, son más excitantes. Pierdes un poco de tiempo tratando de reconocer los edificios; al menos adivinar el país. La nave lo sabe. La nave no quiere que te pases el día con la duda en la cabeza y siempre al salir del baño te da los datos del amanecer. Estambul (Turquía), septiembre, por ejemplo. De vez en cuando es bueno para la moral ver ciudades y coches y casas y gente, pero hay que saber dosificar estas cosas o terminas deprimiéndote. Desesperándote. La nave lo sabe y por eso casi siempre tocan montañas o mar. Continue reading «Sistema Cerrado»

El hombre que miraba al mar

Dicen que la casa del acantilado era habitada por la misma persona desde hacía más de cien años. Esas historias me impresionaban de pequeño igual que a todos los niños del pueblo. Cuentan que ese hombre salía todas las mañanas y se sentaba en un murito al borde del acantilado y se quedaba allí sin moverse hasta que se ponía el sol. Que lo único que hacía era mirar al mar. En el pueblo se manejaban todas las hipótesis posibles; decían que se había cansado de trabajar  y dedicaba su vida a la contemplación del mar, otros comentaban que miraba el mar porque éste se había cobrado la vida de su único amor, también se decía que estaba esperando el regreso de una persona importante o que cada uno puede hacer lo que quiera con su vida. La hipótesis dependía de a quién le preguntaras. Continue reading «El hombre que miraba al mar»

Genocidio

El mundo haciéndose pedazos ante mis ojos. En mis manos, deshaciéndose como un terrón de azúcar al apretar los dedos, los granos pegajosos se adhieren a la piel, causándome escalofríos de placer y desagrado. Luego el viento sideral se lleva todo vestigio de la existencia de la tierra. Al fin queda el vacío, el silencio, la paz.

Un intenso dolor en la espalda. Humedad de saliva en mi antebrazo. Despierto en el escritorio, regresando  a la realidad de los planos, los diagramas, los cálculos. Salgo de un sueño cósmico para caer en uno numérico. El anhelo de mi vida a punto de concretarse. Continue reading «Genocidio»

Pisadas

Hacia las afueras de Punta de Piedra hay un bar, allá lejos, en la extensión agreste que separa al pueblo de la carretera que va a Castillos. Se trata del único lugar que conozco ubicado la vez en más de un universo; mi abuelo iba a veces a tomar grappa con yuyos, acompañado casi siempre por uno de nuestros vecinos, un dentista cincuentón y viudo por el que yo tenía un gran cariño y al que llamaba Tío Pepe. En cierta ocasión les pregunté si podía acompañarlos y mi abuelo se negó; cuando seas más grande, dijo, y yo asumí que lo decía por las bebidas alcohólicas, los juegos de cartas por dinero o, también, por los chistes subidos de tono que Continue reading «Pisadas»

El Primer Contacto

El gran momento había llegado. Sobre la amplia explanada habili­tada a propósito en las afueras de Nueva York, flotando ingrávidamente a sólo medio metro de altura, el gran disco volador aguardaba, indiferente hacia todo aquello que tenía lugar en torno suyo, a que llegara la hora del primer contacto físico entre la humanidad y una civilización extraterrestre. Continue reading «El Primer Contacto»

La otra Horda

Están muy cerca, sus gemidos llenan la noche, desde las paredes, las ventanas, las grietas, cada orificio en los muros acribillados resuena con los ecos de su presencia.

Camino lentamente hacia el centro, no hago mucho ruido aunque en realidad no me importe, quisiera pensar que me escabullo y escapo, pero la verdad es que voy directo hacia ellos, camino voluntariamente hacia una horda de cadáveres reanimados, putrefactos, hambrientos. Continue reading «La otra Horda»

Fallo de Inteligencia

– Deberíamos esperar un poco, hasta estar 100% seguros -dijo el Capitán Ghrttsk.
– ¡Pero no estaremos 100% seguros hasta que ataquemos! ¡Es obvio! -replicó el Capitán Tkpplws cambiando de color, exasperado.

El resto de los presentes guardó un silencio respetuoso, aunque expectante. Tkpplws recuperó la compostura. Relajó sus tentáculos, enrollándolos bajo el cuerpo, y suavizó la textura de su cabeza. De espaldas a la mesa, observando el envolvente movimiento de la atmósfera joviana a través del hidrocristal, el General Swdppk consideró sus opciones. Continue reading «Fallo de Inteligencia»

Manzana Roja

“La Historia es nuestra y la hacen los pueblos.”

Una mañana de septiembre.

5:19 AM. Mis ojos se abren de un golpe, como saliendo de un coma. Sacudo la cabeza. La pantalla enclavada en la sucia pared a los pies de mi cama ya está encendida, como siempre. Mis sentidos se recuperan tristemente rápido de ese dulce y confuso momento cuando no sabes si aún duermes o ya estás despierto; el momento en que no hay realidad ni vacío. Lanzo un suspiro pensando que así debe sentirse nacer. O morir. La voz aguda de la mujer en la pantalla hiere mis oídos. Quizás sea por esa confusión mañanera que inconscientemente busco el control remoto para apagar ese infernal sonido. Me sonrío. “Qué ingenuo”, me recrimino recordando lo obvio. No hay control. ¿Para qué iba a necesitarse si sólo existe un canal? No necesitas preocuparte por las opciones cuando no las tienes. Me quedo mirando embobado a la mujer del canal del Consortium por unos segundos y siento la necesidad enferma de salir de esa habitación. Tal vez aún algo dormido, algo turulato, corro hacia el baño con la esperanza de dejar esa voz cantada y cínica atrás. Me vuelvo a sonreír. Había olvidado que aquí también hay una pantalla. Y en la cocina. Y en el pasillo. Y en todas partes. No necesitas preocuparte por las opciones cuando no las tienes. Continue reading «Manzana Roja»

No tenemos nada que envidiar, querido

Punto de inflexión: En marzo de 1951 Ronald Richter comunicó al presidente Juan Domingo Perón que los experimentos habían tenido éxito y el gobierno argentino anunció:

«El 16 de febrero de 1951 en la Planta Piloto de Energía Atómica en la Isla Huemul, de San Carlos de Bariloche, se llevaron a cabo reacciones termonucleares bajo condiciones de control en escala técnica.»

-“Perú, Nueva sede del Peronismo”-Leyó el general en el periódico- ¿Qué te parece? El juego de palabras de Peruanos- Peronistas era algo que se veía inevitable, che. Continue reading «No tenemos nada que envidiar, querido»

Gatos y zombies

Estuvo a punto de volarse los sesos a veinte metros de haber salido a cumplir su última misión. No lo hizo. No podía ser tan débil e imbécil. Tenía que vengarse de una vez, y no le importaba ni un comino la promesa de los mil años de paz. Se los podían meter por donde quisieran.

Las calles estaban vacías y, lo que había sido hermosas carreteras y ordenadas pasos residenciales, se asemejaban a senderos en el medio de un desolado desierto. “Sólo faltaban los pajarracos grandes para hacerlos Continue reading «Gatos y zombies»