Editorial TauZero #23

Finaliza un año más de aventuras en el continuum de los autores chilenos de género fantástico. Por el lado editorial, 2007 ha sido increíblemente fructífero con al menos una decena de libros publicados. A saber: Identidad Suspendida (Sergio Alejandro Amira), La Segunda Enciclopedia de Tlön (Sergio Meier), En Todos los Burdeles del Mundo (Miguel Vargas), La Carpeta Roja (Miguel Lagos), Poliedro Dos (varios autores), la edición española de Ygdrasil (Jorge Baradit), Romance de Alauwen y Eliosad (Marcelo Fuentes), Sonrisas Estelares (Teobaldo Mercado), La Lanza Rota (Alberto Rojas) y Alucinaciones.TXT (varios autores). Con tal volumen de obras, comienza a ser complicado realizar un recuento de memoria.
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FILSA 2007: La venganza de los nerds

No me canso de citar la increíblemente lúcida frase de Jorge David, Dr. Zombie: “Son los ñoños postergados de ayer los que están haciendo las cosas entretenidas hoy. Los buenos para el fútbol y para las minas están detrás de sus escritorios viviendo una vida de mierda”. Por supuesto, como todo, esa frase ha mutado, ha derivado y quizá nisiquiera Zombie recuerde bien qué fue exactamente lo que dijo, pero no me cabe duda que la versión que el inconsciente colectivo ha ido depurando con el tiempo hasta convertirla en estandarte de batalla, refleja a cabalidad lo vivido el pasado 1 de noviembre en la Feria Internacional del libro de Santiago. La venganza de los nerds.

Hagamos un poco de historia. Corría el año 2005 y la literatura fantástica chilena era un fantasma, un cadáver tan muerto como el último bastión del fandom noventero que el año anterior mismo había dejado de respirar definitivamente, la revista FOBOS, de Luis Saavedra. Lo curioso es que ese año 2004 también había ocurrido en paralelo un hecho secreto que tomaría la posta sin habérselo propuesto: Andrea Palet, editora de Ediciones B, estaba a la caza de “algo” que pudiera remover un poco la literatura chilena, cansada, aburrida, llena de polvo y atragantada de sushi, hamburguesas y fomedad urbana cool. El punto es que gracias a ella, ese noviembre de 2005 habíamos tres pelagatos en la inauguración de la FILSA de ese año: la Enkeli, Rodrigo Mundaca y yo. Nos tomamos una foto con nuestras poleras de merchandising y nos lanzamos al mar de gente dentro de la estación Mapocho a repartir volantes, si señores, como promotores cualquiera repartiendo folletitos y volantes a personas desinteresadas de todo, ese era el profético espíritu en medio del desierto de la indiferencia generalizada.
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Ciencia ficción: El Futuro de Chile

Fracisco Ortega

(artículo originalmente publicado en revista Muy Interesante, julio 2007. Reproducido con permiso del director)

Vivimos en un país fantástico y bajo esa premisa una nueva camada de escritores se ha embarcado en la misión de aventurar cómo serán nuestros próximos días. Esta es la historia, el pasado y el renacer de la fantaciencia criolla.

El ciberespacio es un animal marino.
En el fondo de sus intestinos, tras las sucesivas cortezas de software abandonado, bajo los estratos de códigos en desuso y fantasmas digitales; una marea en lenguaje de máquina llora de temor al escuchar los murmullos y chasquidos de dientes que arañan el “otro lado”.
—Ayúdame, Magdalena—, susurra entre el óxido y las líneas de programación mutiladas que ennegrecen los bordes.
—¡Montenegro! Voy a entrar a la net—, gritó la mujer mientras caminaba hacia la pared para extraer los line-in de conexión. “Viejo hardware cableado, nada más seguro”, pensó antes de hundir el aparato en su vagina y esperar los efectos con los dientes apretados. Dos sondas se desplegaron y se engancharon a sus ovarios, cada una con un pequeño anzuelo de cobre. El dolor fue intenso, pero breve, necesario para levantar la frecuencia mental hasta los niveles de tráfico de la net. Ese nivel funcionaba con la misma frecuencia humana del dolor físico extremo.
Magdalena abrió los ojos de su segunda cabeza y no notó la diferencia, salvo que Rayén Montenegro, el cadáver digitalizado que servía de estructura para el software del edificio, estaba de pie frente a ella, mirándola con la peor cara de odio que había visto en su vida.
—Estoy a tus órdenes—, masculló sin quitarle los ojos de encima. El largo cabello negro de la IA astral flotaba en el aire como si estuviera sumergida en un lago turbio de musgo, con el sol entrando en extraños reflejos sobre su rostro aplastado, su cráneo quebrado, sus hombros dislocados.
—Necesito entrar al bunker de las corporaciones.
Montenegro cambió levemente de color y comenzó a sangrar por el oído.
—Son empresas privadas. Si descubren que ingresamos a una empresa privada desde una terminal estatal…
—No te estoy preguntando.
Montenegro comenzó a derramar un líquido espeso. El charco bajo ella crecía en un perfecto círculo.
—El acceso al Bunker Corporativo es un acto de fe.
Magdalena no recordaba haber tenido una pistola en la mano.
—No sabes si es una trampa, no sabes si es el acceso. Sólo dispárate en la boca.
Magdalena no lo dudó, apuntó el revolver y se voló la cabeza. Ella misma iba dentro de la bala que penetró en su interior, hacia su propio cielo. Metió la mano por la boca y se sacó el password como a un gusano. Abrió el cielo con un cuchillo—coder y la introdujo a través de la hemorragia. El conjuro se extendió en la forma de una plaga de langostas por todo el organismo, en una infección que tenía la forma de Magdalena a los 8 años, volando a 28.8 cuadros por segundo por los amplios espacios de las catedrales de su inconsciente.

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Evacuación, por Sebastián Gúmera

Despierta a la mujer la linfa evaporada de la ciudad. Sus neuronas adormecidas intentan huir del hedor, se marean y vomitan, desesperadas, palabras de auxilio.
― ¿Dónde estoy?
― ¿No la habían amordazado? ― oye la mujer, vendada y atada.
― No era necesario, ¿Quién la oiría aquí? Nadie. Luisa, estás sola aquí, ¿estás asustada? ¿no? Pues deberías estarlo. No por nosotros, ya no presentamos ninguna amenaza cuando queda tan poco tiempo.
― ¿Quiénes son?― la mujer era casi inaudible, pero serena. La voz de quien le hablaba la tranquilizaba.
― Somos quienes te necesitan para intentar redimir a la humanidad. Tu marido es el culpable de que estés tú aquí. Si nos ayudas, podrás morir satisfecha y en paz cuando llegue el momento, de lo contrario no aseguramos que tu muerte ni la de tu hijo sea indolora. Continue reading «Evacuación, por Sebastián Gúmera»

Alucinaciones.TXT: Impresiones personales

¿Qué puedo decir de este libro? Todo y nada a la vez. Todo, porque conozco la mayoría de sus detalles y recovecos. Nada que sirva para dar una dimensión real. Es que la cercanía me hace pensar que lo único que escribiría es un reflejo paralelo de su verdadera dimensión.

Una antología de esta naturaleza siempre ha estado en el aire. Desde los años 1980’s que se viene hablando sobre poner en firme a los autores del instante en el género fantástico chileno. Lo intentó Andrés Rojas-Murphy en 1989, pero su enfoque, al igual que Años-Luz (2006), fue abarcar todos los períodos históricos y no ser un testimonio con relatos inéditos de lo que había en el momento. Por eso, Alucinaciones.TXT es una evolución en las antologías de género en Chile: la misión ya no es ser un historiador o arqueólogo, sino tomar una cámara fotográfica y hacer click en el aquí y ahora. Continue reading «Alucinaciones.TXT: Impresiones personales»

Poliedro: caras, aristas y vértices

“Me ha sido dado un poliedro frente al mar”…“una compacta reunión de lejanías”
Eduardo Anguita

Poliedro, relatos chilenos de fantasía y ciencia ficción fue gestado por el ‘Grupo Poliedro’ compuesto por aquel entonces por Patricio Alfonso, Sergio Fritz, Armando Rosselot, Luis Saavedra y Soledad Véliz. Según se sabe este proyecto nació de una iniciativa de Sergio Fritz que es un abogado que de tanto leer a Lovecraft creyó que tenía talento como para imitarlo. Aparentemente Fritz convocó a Saavedra y éste al resto aunque sé que Armando Rosselot llegó ‘dateado’ por Teobaldo Mercado quien finalmente se salió del grupo para recorrer ese camino de lobo estepario que tan bien le sienta. ¿Cuál fue el criterio entonces que reunió al Grupo Poliedro? A juzgar por los cuentos no fue el love por Lovecraft que comparten Pato Alfonso y Fritz, ni tampoco el hecho de pertenecer a una misma generación. Y ya que estamos con las preguntas, ¿qué es el Grupo Poliedro? Según el mismo libro, “…es una organización sin fines de lucro con el objetivo de difundir la disciplina del género fantástico, en general, y de su literatura, en particular. Dentro del panorama del género en Chile se perfila como uno de los pocos grupos dedicados y con un proyecto en pleno desarrollo. Sus integrantes son personas activas y creativas que ven en el fantástico un vehículo de expresión pleno y potente para sus ideas y sensibilidad.” Esto fue justamente lo primero que llamó mi atención de Poliedro, el que se haya tenido que constituir una organización para editarlo, y que la declaración de principios de este grupo fuese un copy and paste de aquel viejo disclaimer del fanzine Fobos. ‘Organización sin fines de lucro’ allí, ‘publicación sin fines de lucro’ acá. El objetivo es el mismo (general y particular) y dentro del panorama en Chile ambos se perfilan (y perfilaban) como ‘únicos’. Lo que sonaba bien y hacía total justicia al fanzine Fobos, pero que copypasteado y adaptado en Poliedro parecía algo forzado.
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El Hombre que salvó al mundo

Me levanté temprano como todos los días. Pongo el despertador a las seis y media porque me toma casi noventa minutos llegar al laboratorio. Seguí la misma rutina de siempre. Encendí el plasma en un canal de noticias, fui al baño a mear, luego a la cocina a activar la máquina del café y después de vuelta al baño a darme una ducha. Tiene que entender que a esa hora de la mañana la costumbre es más fuerte que cualquier decisión consciente, y soy una especie de zombie capaz de pasar muchas cosas por alto hasta que las tengo frente a la cara. Hace unos años, por ejemplo, mi ex-novia se quedó a dormir en el departamento. Follamos… ¿puedo decir follamos? Bueno, tuvimos sexo y todo eso, pero a la mañana siguiente no me di cuenta de que ella estaba en la cama hasta que salí de la ducha, y me dio un buen susto. Obviamente sigue siendo mi ex-novia. Continue reading «El Hombre que salvó al mundo»