Capítulo I: Orígenes y Destino

De uno de los mitos aztecas de la creación:

Quetzalcoatl y Huitzilopochtli

El dios Tonacatecuhtli y la diosa Tonacacihuatl, tuvieron cuatro hijos. Tezcatlipoca el rojo, Tezcatlipoca el negro, Quetzalcoatl, y Huitzilopochtli. Pasado cierto tiempo los cuatro hermanos se reunieron y eligieron a Quetzacoatl y a Huitzilopchtli como jefes, y bajo sus ordenes fueron hechos el fuego y el sol. También fueron concebidos el primer hombre, Oxomoco, y su mujer, Cipactónal.

A continuación fueron establecidos los trescientos sesenta días del año (ver recuadro), y los dieciocho meses en que están agrupados. Asimismo crearon los infiernos, los cielos y los mares, en ese orden.

Entonces Quetzacoatl y Tezcatlipoca (no está claro cual de los dos) se convirtieron en serpientes y capturaron a la diosa del cielo que caminaba sobre las aguas. Uno de ellos la agarró por las manos y el otro por los pies y tiraron hasta que la partieron por la mitad. Una parte de ella regreso a los cielos, pero con la otra fueron hechas las tierras.

Los otros dioses se enfurecieron y para consolar a la desdichada diosa hicieron que de sus cabellos salieran arboles, de su piel hierbas y flores, de sus ojos hicieron pozos y cavernas, de su boca nacieron los ríos, y de sus hombros, las montañas.

Del mito japones de la creación:

Al principio era el caos. De este surgieron los mares y el cielo, y también los primeros dioses, entre los que se contaban el señor Izanagi y la dama Izanami. Ambos removieron las aguas con una lanza sagrada, de la cual cayeron granos de sal que formaron la isla Ongoro, la primera tierra. Allí construyeron un pilar, y tras dar vueltas alrededor de él, yacieron juntos. Como consecuencia, Izanami dio a luz dos hijos enfermos que fueron arrojados al océano en botes de caña.

Los dioses lo intentaron por segunda vez y esta vez surgieron de ellos las ocho grandes islas del Japón. Izanagi e Izanami tuvieron muchos otros descendientes divinos, pero finalmente la diosa falleció en uno de esos partos. Izanagi fue a buscarla al país de los muertos, pero ella había comido de los frutos de aquella tierra maldita y se había vuelto fea. El dios renegó de ella y huyó.

Fue necesario entonces que Izanagi se purificara, sumergiéndose desnudo en las aguas. Entonces, de sus ropajes y de distintas partes de su cuerpo surgieron nuevos dioses. Los más importantes de entre ellos fueron Amaterasu (diosa del sol), Tsukiyomi (dios de la luna), y Susano-o (dios de los vientos y la tormenta).

Del mito egipcio heliopolitano de la creación:

El dios Geb recostado formando las tierras y la diosa Neb sobre él formando los cielos

Al principio existía Nun, el mar primigenio, y sobre el descansaba Atum, el autocreado. Atum hizo surgir la primera colina, y sobre ella dio origen a la primera pareja de dioses; Shu (el aire) y Tefnut (la humedad). Ellos a su vez conciben a Nut (los cielos) y a Qeb (la tierra).

Nut y Qeb se casaron en contra de los designios de Shu, quien en castigo hizo que los cielos y las tierras se separaran. De esta forma Geb quedó abajo, acostado, y Nut, arriba, arqueada sobre su enamorado sostenida por el propio Shu. Y entre ambos amantes vendrían a habitar los hombres y demás criaturas.

Casi todas las principales civilizaciones del mundo antiguo poseen mitos y leyendas que explican el origen del universo, o al menos la parte de él que les era conocida. Al principio de este capítulo se ofrecen tres ejemplos, provenientes de los aztecas, los japoneses y los egipcios. Podríamos agregar también el propio relato bíblico de la creación. Para algunos hoy pueden parecer solo historias fantasiosas. Otros quizás encuentran mérito en las metáforas y enseñanzas morales que nos ofrecen. Incluso es posible sostener que ellas poseen cierta verdad escondida tras un lenguaje simbólico y alegórico. Pero apoyados en la razón y los hechos que la ciencia ha ido estableciendo, nadie podría decir que corresponden a descripciones correctas, literales, de lo que realmente ocurrió en el origen de todas las cosas. Sin embargo no podemos olvidar que para los hombres antiguos que las concibieron ellas efectivamente eran la mejor respuesta con que contaban para explicarse las causas de su propia existencia y la de todo lo que les rodeaba. No es que fueran personas irracionales o poco inteligentes, sino que no contaban con suficientes datos que les permitieran desarrollar ideas más precisas y refinadas. De hecho, estos mitos y leyendas resultaban ser teorías bastante efectivas a la hora de explicar los fenómenos más triviales de la naturaleza.

Es que desde siempre la mente humana ha necesitado darle un orden a la realidad. Para ello intentamos identificar las relaciones de causa y efecto de los fenómenos, y a partir de ello construimos teorías. Teorías que pueden ser tan falsas o tan verdaderas como se quiera, pero que nos permiten dar coherencia y sentido a nuestras experiencias. En último termino, aspiran a darnos una respuesta respecto de nuestro lugar en el Cosmos, y por lo tanto sobre nuestros orígenes y nuestro destino.

No obstante algunas civilizaciones quisieron dar el siguiente paso. Decidieron buscar en los propios fenómenos de la naturaleza, ya no solo en las tradiciones y la sabiduría de los ancianos, las claves que les permitieran perfeccionar sus teorías. Para ello debían ir más allá de lo inmediato, tanto en términos espaciales como temporales. Era necesario acumular datos.

Quizás el primer ejercicio de carácter científico fue la confección de calendarios que consignaran el paso de las estaciones e indicaran los momentos más adecuados para las labores agrícolas y demás actividades de la tribu. Pero si se pretendía predecir fenómenos celestes tales como el movimiento de ciertas estrellas o los eclipses, era necesario llevar a cabo observaciones por periodos de tiempo mucho más largos. Eran necesarias varias generaciones dedicadas a la tarea.

Las culturas megalíticas del norte Europa desarrollaron un interés particular en este sentido. Hacia el 3.000 a.C. aquellos pueblos habían comenzado a adquirir formas sedentarias de vida, adoptando la agricultura y la ganadería, y dejando atrás una existencia nómade, dependiente de la cacería y la recolección. Ahora era posible emprender proyectos muchos más ambiciosos y de largo plazo que los dirigidos tan solo a acumular la comida necesaria para sobrevivir el invierno. Se podían labrar campos de cultivos permanentes que aseguraban el suministro de alimentos, y cavar canales de riego para hacerlos aun más productivos. Se podían construir viviendas más confortables donde habitar, y también murallas y fuertes para defenderse de los enemigos. Se podían establecer rutas de comercio, se podían fundar imperios.

Pero nos estamos adelantando un poco en la historia. Lo importante es que ahora los hombres y mujeres de aquella época no solo podían mirar al cielo y preguntarse acerca de las maravillas de la naturaleza. Ahora podían hacer algo al respecto. Por ejemplo, construir observatorios.

StonehengeEn una planicie en el suroeste de Inglaterra podemos encontrar uno de estos observatorios. Allí, enormes piedras, algunas de más de 50 toneladas de peso, han permanecido erguidas a lo largo de los siglos y los milenios, soportando las inclemencias de incontables inviernos, y viendo pasar ante ellos los orgullosos ejércitos de tantos reinos y conquistadores que han quedado en el pasado; desde las gloriosas legiones de Roma hasta los escuadrones de la Luftwaffe. Pero el tiempo tampoco ha pasado en vano para ellas; se les ve desgastadas y muchas están fuera de su posición original. Otras más, cuya existencia solo podemos adivinar, parecen haberse esfumado. Por supuesto, estamos hablando de Stonehenge.

La idea detrás del diseño de Stonehenge es simple. En un día soleado tome una vara de cualquier material y entíerrela verticalmente en el suelo. Observe la sombra proyectada, y en su extremo coloque una piedra para marcar la posición, y mirando su reloj tome nota de la hora exacta. Deje pasar más o menos un mes, y, de nuevo en un día soleado, vuelva al sitio a la misma hora que la vez anterior. Ponga una segunda piedra allí donde termina la sombra de la vara, que con seguridad ya no coincidirá con la posición del primer guijarro (a menos que usted haya elegido fechas cercanas a un solsticio. ¿Por que?).

Y así, repitiendo la experiencia en varias ocasiones usted puede construir su versión particular de Stonehenge, al menos en lo que se refiere a una de las principales funciones que cumplía; predecir la posición del Sol. Por supuesto, los antiguos no contaban con relojes muy precisos, debían conformarse con realizar sus observaciones solo en aquellos momentos del día que fueran particularmente distinguibles. Es decir, el amanecer y el atardecer.

De esta forma, Stonehenge se convirtió un lugar para dar cuenta del movimiento del Sol y otros astros (la Luna y quizás algunas estrellas) a lo largo de extensos periodos de tiempo. En efecto, los hombres de aquella época debieron comprobar con asombro como las sombras crepusculares de aquellas piedras que ellos mismos habían levantado se iban desplazando cada vez, primero alejándose y luego regresando para ocupar exactamente el mismo sitio luego de 365 días.

Stonehenge como debio haber sido ideado originalmenteParticular importancia parecía tener el solsticio de verano, el día más largo del año. Durante los meses previos el punto en que el Sol toca el horizonte se ha ido desplazando hacia el norte, y en este día particular alcanza el final de su trayectoria. A partir de entonces dicho punto comenzará a retroceder hacia el sur, hasta el solsticio de invierno, cuando de nuevo se encaminará de regreso hacia el norte. Los constructores de Stonehenge habrían erguido dos piedras contiguas, de las cuales solo una sobrevive, de modo que para alguien ubicado exactamente en el centro del circulo al atardecer del día del solsticio, el Sol parecía meterse precisamente en el espacio entre ellas.

Pero los pueblos megalíticos no fueron los únicos dedicados a este tipo de observaciones. Numerosas culturas y civilizaciones construyeron observatorios semejantes. Algunos pronto alcanzarían de hecho niveles de sofisticación bastante superiores, debido a una invención de particular importancia. La escritura.

Tableta cuneiformeSe considera que los primeros en desarrollar un sistema de escritura fueron los sumerios de Mesopotamia hacia el 3.000 a.C. Probablemente en un principio se trató solo de dibujos necesarios para llevar inventarios y cuentas. Esto lo hacían sobre placas de arcilla, pues no contaban con ningún otro tipo de material para realizar escritura y luego almacenarla. La desventaja era que solo se pueden hacer trazos groseros. Cualquier intento de tallar dibujos elaborados generaba complicaciones insalvables. Por lo tanto aquellos pictogramas iniciales se convirtieron en símbolos abstractos, y que pronto dieron origen a un alfabeto silábico, probablemente debido a que las combinaciones posibles de lineas rectas son relativamente limitadas. A este sistema se le llama en la actualidad escritura cuneiforme.

Un sistema de escritura basado en unos pocos símbolos que representan sonidos específicos, en vez de innumerables ideogramas, tiene la ventaja de que puede ser fácilmente adaptado a otros idiomas. De esta forma, y gracias también al comercio y las guerras, la escritura cuneiforme se expandió por Asia menor. Muy pronto los hebreos, los fenicios, y finalmente los griegos, vendrían a desarrollar sistemas semejantes, sin duda a partir de legado sumerio.

Simultáneamente los egipcios elaboraron su propio sistema de símbolos que hoy reconocemos como sus famosos jeroglíficos, siempre presentes en sus tumbas y monumentos. Ocurre, sin embargo, que en las fértiles tierras ubicadas en el delta del Nilo crece un junco del cual podemos extraer alargados trozos de su blanda y fibrosa corteza interior y disponerlos sobre una superficie dura. Si colocamos una segunda capa de estos trozos, orientadas perpendicularmente a la primera, y hacemos presión sobre el conjunto durante el tiempo necesario para que se adhieran y se sequen, entonces tendremos una humilde hoja de papiro. Y el papiro, como sabemos, sirve tanto para escribir como para dibujar sobre él.

De modo que los egipcios no estaban limitados a unas pocas lineas sino que pudieron desarrollar un sistema de escritura que contenía miles de símbolos, la mayoría de ellos representando conceptos completos.

La complejidad de este sistema, sumado al hecho de que Egipto estaba relativamente aislado del resto del mundo a causa del desierto que le rodea, hizo que este no logrará expandirse hacia otras civilizaciones. Sin embargo esto no impidió que los egipcios dejaran un impresionante registro de sus mitologías, su historia y su ciencia inscrito en las paredes de piedra de sus impresionantes construcciones.

Alexander Henry RhindComo sea, la escritura permite no solo registrar palabras, sino que también números. Y entonces se pueden realizar cálculos más complejos que unas simples sumas y restas utilizando guijarros, semillas u otros objetos similares. Se podía, y se hizo, tal como descubrió en 1858 un abogado británico y egiptólogo aficionado llamado Alexander Henry Rhind.

A partir de las guerras napoleónicas se había generado en Europa un creciente interés por el Antiguo Egipto y durante el siglo XIX innumerables expediciones científicas y viajes particulares llegaron al país del Nilo en busca de sus secretos y tesoros. Estos últimos, por supuesto, eran debidamente embalados y enviados al Viejo Continente, algunos para ser mostrados en museos, otros en manos de coleccionistas privados. No pocos consideran que la palabra “saqueo” es la que mejor describe este proceso.

Papiro RhindSin embargo Rhind no había llegado a Egipto con tal propósito, sino que buscando un clima más benigno para su delicada salud. Claro que no paso mucho antes de que él también se sintiera atraído por los misterios de aquella civilización milenaria y comenzara a realizar sus propias excavaciones y a visitar los mercados de antigüedades en busca de reliquias que pudieran llamar su atención. Y fue precisamente visitando el mercado de Luxor que dio con un papiro particular, que luego vendría a ser conocido como el “Papiro de Rhind”.

Este documento data del siglo XVII a.C. y su autor es el escriba Ahmes. Se trata de una colección de más de ochenta problemas matemáticos, unos sobre operaciones básicas (adición, sustracción, multiplicación y división), pero otros sobre fracciones, cálculo de área y volúmenes, e incluso, resolución de ecuaciones lineales (ver recuadro).

Por su parte, en Mesopotamia, la hegemonía sumeria había dado paso a la de los acadios, y luego a la de la mítica Babilonia. Para entonces las matemáticas habían alcanzado el nivel en que ya era posible resolver ecuaciones cuadráticas y raíces. Estos conocimientos fueron desarrollados para su uso tanto en el comercio y en el cálculo de pesos y medidas, como en la construcción. Aplicaciones tecnológicas podría decirse.

Pero también fueron utilizados en la observación astronómica, y los babilónicos se destacaron en este sentido al estudiar el movimiento del Sol, la Luna y las cinco estrellas errantes (los planetas visibles desde la Tierra). Confeccionaron detallados registros que incluso les permitirían estimar la posición futura, y también pasada, de dichos astros.

Quizás fue en este momento que la seudociencia de la astrología hizo su aparición, pues no era una mala idea suponer que las estrellas, como todas las cosas, obedecían la voluntad de los dioses. En ellas podían estar codificados sus designios. Se trataba tan solo de encontrar la clave que les permitiera descifrarlos.

Así fue como los antiguos enfrentaron los que quizás sean los dos misterios más importantes que existen. Mitos y leyendas de carácter religioso intentaron contestar la cuestión de nuestro origen, mientras que astrólogos y adivinos buscaban en las estrellas nuestro destino. Pero un nuevo paradigma estaba surgiendo al otro lado del Mediterráneo y que intentaría disputar el dominio sobre estos asuntos y dar el siguiente gran paso en la búsqueda del conocimiento. La filosofía de los griegos.

360 Es un numero especial.Puede ser dividido por todos los números entre el 1 y el 12 (excepto los primos 7 y 11), entre otros, obteniendo siempre enteros.Por lo tanto es un número adecuado para realizar operaciones matemáticas con relativa facilidad.
No es de sorprender entonces que civilizaciones antiguas, tales como los mayas, aztecas, egipcios y sumerios, hayan elegido este valor a la hora de establecer la duración del año.De hecho era un número más que apropiado si se pretendía imaginar cierta armonía y perfección en la labor de las divinidades creadoras.Actualmente este valor se sigue usando para calcular ángulos y una idea similar esta detrás del hecho de que el día este dividido en 24 horas de 60 minutos, de 60 segundos cada uno. volver

El Problema 24 del Papiro Rhind quizás sea uno de los más conocidos, y también uno de los más simples. Señala textualmente (pero traducido al español):“Una cantidad y su 1/7 sumadas juntas llegan a ser 19. ¿Cual es la cantidad?”En notación matemática moderna se nos pide resolver la ecuación:
X+ (1/7)X = 19
La solución ofrecida por Ahmed es un poco engorrosa, aunque adecuada para los procedimientos matemáticos usados por los egipcios. En ella se hace un uso extensivo de fracciones, incluyendo suma y resta de ellas. volver

Introducción: Luz en las Tinieblas

“La Luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la comprendieron.”
Juan 1:5. Nuevo Testamento.

Tentación y Caída. Capilla Sixtina. Miguel AngelCon seguridad la inmensa mayoría de quienes hayan sido educados en el seno de la sociedad occidental conocerán el relato bíblico de la Creación, aquel que aparece descrito en el libro del Génesis. En él Dios crea el cielo, la tierra, los mares y a todas las especies de seres vivos que los habitan, en tan solo seis días. Tal visión del origen del Universo llegaría a ser la que predominaría en el pensamiento occidental durante largos siglos, pero finalmente se vería desafiada y reemplazada por las explicaciones ofrecidas por una nueva forma de entender los fenómenos naturales; la Ciencia.

Ya abordaremos este proceso en algunos capítulos posteriores. Pero en este momento interesa recordar un fragmento particular de la Biblia, aquel en que Dios le ordena a Adán, el primer hombre, abstenerse de comer del “árbol de la Ciencia y del Bien y el Mal”, o de lo contrario moriría (Génesis 2:16-17).

Por supuesto entender las razones de Dios en este asunto está más allá de los objetivos de esta exposición. Sin embargo esta historia nos permite inferir, con algún margen de error por supuesto, que ya los antiguos hebreos vislumbraban cierto conflicto entre aquellas interpretaciones místicas y dogmáticas de la realidad y aquellas basadas en la razón y la duda.

Prometeo le trae el fuego a la humanidadUna idea semejante se puede observar en la leyenda griega de Prometeo. Esta vez es Zeus quien se opone a que los hombres adquieran el conocimiento del fuego (que en verdad simboliza a todos los otros conocimientos), precisamente por temor a que se convirtieran en una amenaza para su dominio del Mundo. Es de hecho su deseo mantenerlos en el frío y en la oscuridad. Pero Prometeo desafía al rey de los dioses y roba para los mortales aquel secreto. Zeus, por supuesto, está enojado. Manda a encadenar al desobediente Prometeo en los confines de la Tierra, y allí sufre un castigo terrible; cada día un águila le devora sus entrañas, las cuales se le regeneran durante la noche. Mucho, mucho después Hércules liberaría al desdichado, pero esa es otra historia.

Cabe señalar, no obstante, que las aprehensiones de Zeus no eran infundadas. Porque si hay algo particular en lo que una aproximación científica hacia la naturaleza es superior a cualquier otra interpretación de ella, es en su capacidad de entenderla, predecirla y, eventualmente, controlarla. A través del conocimiento arrebatado a los dioses, los hombres han efectivamente usurpado el lugar que ellos alguna vez ocuparon como monarcas absolutos del Mundo. Ya los fenómenos físicos no responden a sus caprichosas voluntades, sino que obedecen estrictamente a principios que la humanidad ha llegado a comprender y a manipular.

Es claro, por supuesto, que nunca fue de esa forma. Que si existe un Creador, este se contenta con ser tan solo un observador de su obra, o interviniendo dentro de los límites que le permiten los mismos principios que Él habría establecido. Nunca hubo todopoderosas entidades bajando de las alturas del Olimpo para combatir junto a los hombres o acostarse con sus mujeres. Y aunque creamos que los milagros existen, es decir, fenómenos que no parecen tener causas naturales, debemos reconocer que no son muy frecuentes y que parecen no ser la forma preferida de Dios para manifestarse en el mundo.

Tampoco es que el hombre haya iniciado su búsqueda de la verdad comiendo de una manzana o recibiendo una antorcha de manos de una divinidad compasiva. Esa epopeya comienza, probablemente, cuando los primeros antiguos, cansados luego de la cacería, se sentaban en torno al fuego para compartir el alimento, y luego, ya preparados para dormir, miraban hacia arriba y se preguntan por aquella multitud de puntos luminosos. Si, fue ese el momento en que, por fin, la luz comenzó a brillar en las tinieblas.

Insert Coin Redux (Bobby Fischer 1943-2008)

Estoy en una galería de juegos electrónicos de la calle San Diego. Es de noche. Tarde. Los demás locales han cerrado. Mi mano derecha se aferra al control, el índice izquierdo se apoya en el botón de plástico amarillo. Juego a través de mi reflejo en la pantalla. Meto otra ficha. No puedo detenerme. Lágrimas se deslizan por mis mejillas. Deseo la muerte, pero la máquina no me suelta. Mientras tanto, en las sombras más desoladas de mi mente, diminutos invasores holográficos destruyen mi voluntad.

-Percepciones de Bobby Fischer durante una visita secreta a Chile en octubre de 1986.

Insaciable

Estoy Providencia almorzando al aire libre con unos amigos. La ensalada está rica. Caesar con salmón y no sé que más. Conversamos. Me distraigo. J, A y F siguen hablando. Veo algo curioso del otro lado de la calle. Hay un hombre mayor, canoso, vistiendo una polera de Kudai y aferrando una bolsa de cabritas. Está parado mirando la copa de un árbol y agitando el brazo derecho. Lo observo. Juro que es Charlton Heston.
Me doy cuenta de que en el árbol hay un tipo disfrazado de gorila. Heston le ofrece cabritas, como si tratara de persuadir su descenso. F dice algo sobre I Am Legend. Le pregunto dónde la vio. Me responde. Vuelvo a concentrarme en los eventos de la vereda de enfrente. Al simio se le había caído un guante peludo. Heston se hace el loco, distraídamente lo patea hacia el alcantarillado. Termino mi ensalada. Seguimos conversando un rato. Pagamos la cuenta. Me despido de mis amigos. Cruzo la calle y recojo la mano del simio. Me pongo el guante peludo y me como las cabritas que quedaron regadas. Sonrío, satisfecho. Ha sido un buen día… he tenido suerte.

HORROR EN GERMANIA

El salvaje atentado terrorista, que ayer en la mañana destruyó La cúpula del Salón del Pueblo en la Ciudad de Germania fue adjudicado al Frente Lincoln de Liberación Américana.

(Desde Alemania Imperial. Septiembre 12, 2001, enviado especial de El Mercurio). La historia del mundo cambió radicalmente ayer a las 9 de la mañana. A esa hora, dos aviones comerciales Dornier Do 899 de dos pisos, propiedad de Lufthansa, que habían despegado treinta minutos antes desde el Aeropuerto Internacional Adolf Hitler de Frankfurt, alteraron su ruta de vuelo para entrar sin permiso al espacio aéreo restringido dela Ciudad de Germania.

A las 9 con un minuto el primero de los cuatrimotores se desplomó sobre el hemisferio poniente del Salón del Pueblo causando estupor entre quienes transitaban por el downtown de la ex Berlín. Pero la sorpresa y el horror no terminó allí. Tres minutos después, un segundo Do 899 cayó en la parte alta del oriente de la gran cúpula. Dañado en su estructura principal, el domo de 300 metros de alto, construido por Albert Speer en 1946 se vino al suelo a las 9 con 15 minutos provocando un caos y un estruendo que estremeció a toda la capital del imperio.

Como es ampliamente sabido, el Volkshalle o Salón del Pueblo, fue encargado por el primer Führer, Adolf Hitler, a su arquitecto personal, Albert Speer, como parte del plan de reconstrucción urbana de Berlín, que concluyó con la refundación de la ciudad bajo el nombre de Germania, la «nueva Roma», en 1955. Tanto Hitler como Speer soñaban con un símbolo arquitectónico monumental que no tuviese parangón en el mundo y que representara la victoria del III Reich. En 1946 comenzaron las obras que se extendieron por 4 años y que concluyeron en la cúpula plateada de 300 metros de alto que se convirtió en signo de la nueva cultura. Desde su inauguración hasta el día de ayer, el Volkshalle fue la maravilla arquitectónica más reproducida en sellos postales, afiches y fotografías a lo largo del mundo. Un ícono urbano, conclusión magnífica de sueños y grandezas que ayer fue destruido por el odio de la humanidad.

Tras el atentado, la Luftwaffe cerró el espacio aéreo de Germania realizando vuelos continuos con cazas e interceptores para evitar un nuevo acto de similar envergadura. También se pidió a la policia civil la detención y registro, bajo ley marcial, a todos los extranjeros, residentes y turista, tanto en la capital como en otros centros urbanos de Alemania.

A las 11 de la mañana, la oficina central de Lufthansa declaró que otro de sus aviones había sido secuestrado. Se trató de un bimotor Do 699 con 120 pasajeros que finalmente fue avatido por los misiles de un FW-670 a 60 milas al sur de Germania. Desde entonces los aeropuertos de todo el imperio se encuentran cerrados, suspendiéndose incluso el servicio transatmosférico e hipersónico a Japón y Patagonia. En horas de la tarde de ayer, en conferencia de prensa, el Führer, que tras los eventos fue trasladado al zeppelin imperial Bismark, declaró que el Reich pondrá todos sus recuersos en encontrar y castigar a los culpables. Esta mañana y para evitar posibles actos en su contra, el emperador fue trasladado en un transbordador a la estación espacial presidencial Hindenburgh.

Al cierre de la edición de este matutino, el Frente para la Liberación Americana Abraham Lincoln se adjudicó el atentado. Declararon que sus acciones continuarán afectando al Imperio y que su objetivo es acabar con la vida del que llaman «heredero de Satanás». La Central de Inteligencia SS, ha declarado que el lider de esta organización, un ex heredero de una fortuna de preguerra convertido en cabecilla extremista, llamado John Fitzgerald Kennedy, quien incluso trabajó como agregado cultural del gobierno colonial américano en Germania entre 1961 y 1963, ya ha sido identificado, apuntando su base de operaciones en Potomac City, urbe mediana levantada en las ruinas de Washington DC, destruida tras el bombardeo atómico de 1944. Las autoridades han desestimado que el Frente Lincoln tenga en su poder armas nucleares.

Para garantizar la seguridad del imperio, las plataformas de ataque orbitales Tirpitz y Graff Zeppelin se encuentran desde esta mañana en posición estática sobre territorio norteamericano apuntando sus misiles nucleares V-9 contra las principales ciudades de la colonia . También nos fue informado que el grupo 4 de la Flota Atlántica, que incluye los portaaviones Scharnshorst, Koning y Graff Himmler sarparon esta mañana desde Southampton, en la colonia inglesa, para bloquear la zona de Delaware, cercana a Potomac City y Nueva Manhattan, en el estuario del Hudson.

Desde la Santa República conjunta Chileno-Argentina de Patagonia, las autoridades ofrecieron su solidaridad con el Imperio Germánico, declarando que pondrán a su dispocisión todos los medios para perseguir, apresar y castigar a las fuerzas de odio contra nuestra gloriosa cultura. La dirección de inteligencia, DINA, que se hiciera imperialmente celebre por la captura y fusilamiento de los lideres terroristas separatistas sudamericanos Salvador Allende, Fidel Castro, Ernesio Guevara y Victor Jara en 1977, enviarán hoy en la tarde en un vuelo especial desde Buenos Aires a sus diez mejores agentes para apoyar las tareas de la SS.

Fortaleza

Los hallazgos comenzaron con los movimientos de tierra destinados a despejar el terreno en que se iba a construir parte de la ampliación del puerto de San Antonio. Hacia la playa de LLo-LLeo se encontraron tres grandes bunkers enterrados bajo 20 metros de arena y sedimentos. Hacia el norte, se descubrió la entrada de lo que se especula pueda ser una compleja red subterránea. El diseño de los bunkers y refugios no deja lugar a dudas sobre su naturaleza militar: Fuentes extraoficiales han confirmado los hallazgos de casamatas provistas con enormes cañones de costa de 250 mm, y restos de vías de ferrocarril que permitían una comunicación rápida y segura entre lo que parece ser un verdadero laberinto de cemento. La población de San Antonio ha sido evacuada al encontrarse gran cantidad de material bélico-proyectiles de artillería, minas, explosivos, etc-que ya están siendo examinadas por ingenieros del Ejército.

Sin embargo, y más allá de las similitudes con la famosa Muralla del Atlántico construida por los Nazis en la Segunda Guerra Mundial, lo que aún nadie puede explicar es el hecho de que todas las casamatas, y todos los emplazamientos artilleros, estén mirando hacia tierra, hacia el interior del país: ¿Cuál era la amenaza que venía, no del mar, si no del interior? ¿Qué pudo provocar la construcción de este monstruo de hormigón armado hundido bajo toneladas de tierra? ¿Que pudo convertir el mar en la última defensa?

Estreno

Cuando la ciudad remeció con el terremoto del ‘85, todos los espectadores abandonaron las salas de cine. En una, el reel siguió proyectándose. Yo me quedé sentado en mi butaca. En la pantalla destellaban parpadeos del futuro.
Vi la caída del viejo. Vi como destruían esas torres allá en el país del norte. Vi mi cadáver a la deriva, congelado en un témpano azulino. Vi las batallas por el territorio antártico, convertido en el último continente verde. Vi los refugiados…
Me aburrí y abandoné el cine.
Me dirigí a casa. En las calles había llantos y caos. El terremoto no decepcionó. Quise comprar una Coca en un almacén. Me corrieron. Me dijeron que no joda con cosas así en momentos como este. Encontré una bicicleta tirada sobre el asfalto en el cruce de Tobalaba con Pocuro. Me subí y pedaleé alrededor de la cuadra unas cuantas veces. El tiempo estaba agradable.

HORROR EN PROVIDENCIA parte 2

-Son las 00.48 y el monstruo aparapetado en la Torre Telefónica no está solo. De acuerdo a información entregada por el Sargento segundo José Ferrada al coloso verde, que hasta hoy por la tarde respondiera al nombre de Bruno Banderas, se le ha unido un sujeto de capucha roja. Pese a que no se ha confirmado se sospecha que el individuo sería el notorio criminal conocido como el Caperuzo, dada la supuesta propiedad de su capuchón para volverlo invisible se explicaría como llegó hasta la loza del helipuerto sin ser detectado. Arístides Progulakis nos informa desde el lugar de los hechos, buenas noches, Arístides.

-Buenas noches, Amaro. En estos momentos estamos sobrevolando en un helicóptero de carabineros la Torre Telefónica, como captan nuestras cámaras el sujeto que se presume sea el Caperuzo sigue de pie frente al gigante verde que no se ha movido del sitio en el que está sentado desde las 19.00 horas. ¡Un momento, el Caperuzo está sacando algo de entre su capucha, no sé si puedes enfocarlo, Carlanga, sí, es una pistola… ¡Una Pistola gigantesca y nos está apuntando… ¡oh Dios!…

-¿Arístides? Hemos perdido el contacto con… sí. Me confirman que el helicóptero de carabineros ha sido derribado, ¡me cago en la leche, ahora el monstruo está armado, jolines!

HORROR EN PROVIDENCIA


Lo que comenzó como una pelea entre skaters se convirtió en un hecho de sangre y destrucción sin presendentes en nuestra ciudad. La Intendencia y el gobierno decretaron estado de emergencia en Santiago de Chile.

Ayer, a eso de las 18:00, en la esquina de 11 de Septiembre con Carlos Antúnez, un grupo de ocho skater atacaron a Bruno Banderas, estudiante de física de la Universidad Católica. Pero lo que comenzó como un hecho más de delincuencia estudiantil se transformó en un confuso incidente que ha amenazado la seguridad nacional entera. Trascendió que Banderas, junto a su novia Betsabé Bravo transitaban tranquilamente por el lugar, cuando un grupo de menores de edad molestaron a la mujer. Banderas reaccionó para defender a su acompañante, lo que produjo la ira de los menores quienes saltaron sobre el estudiante de 24 años para golpearlo con sus skaters. Testigos presenciales han declarado que un golpe en la cabeza lo dejó tirado, sangrando e inconciente en el suelo, pero que eso no detuvo a los agresores, quienes continuaron golpeandolo y pateándolo sobre el pavimento como si quisieran matarlo. Fue entonces cuando se escuchó un bramido estruendoso y Banderas se puso repentibamente de pie convertido en un gigante de casi 3 metros de alto y la piel verde brillante, ante la mirada incrédula de todos los que transitaban por el lugar. Una mujer, identificada con las iniciales M.A.C, dependiente de una farmacia del lugar, declaró a nuestro diario, «ví al muchacho ensangrentado y tirado en el suelo y pensé que estaba muerto, pero entonces, y de la nada, se levantó y gritó como un animal salvaje. Fue un rugido como de león. Luego su piel se puso verde brillante y creció hasta convertirse en un gigante, pensé que se acababa el mundo».
Banderas, o lo que fuera en que se había convertido, tomó a sus agresores y literalmente los partió en dos, repartiendo sus restos y vísceras por todo el lugar. Luego absolutamente descontrolado, saltó sobre la interesección de Providencia con La Concepción y arremetió contra vehículos del Transantiago, a los cuales destruyó como si estuvieran hecho de papel. Esto ocasionó el rápido actuar de Carabineros quienes abrieron fuego contra el monstruo, sin embargo los disparos no le hicieron daño, por lo contrario lo fortalecieron en fuerza y tamaño. En cosa de veinte minutos, el céntrico sector se había copado de al menos 200 heridos y 13 muertos, incluidos los 8 atacantes de Banderas.
La criatura luego se encaminó hacia Plaza Italia, arrasando con calles, vehículos y atacando con especial vehemencia a pandillas de jóvenes reunidos en esquinas y parques. Diez grupos de punks, skater, emos y pokemones fueron literalmente despedazados, elevando el número de muertos a 80, en su mayoría mayoría menores de edad.
A las 19:00 y tras destrozar las vías del metro entre las estaciones Baquedano y Salvador, el monstruo trepó hasta lo más alto de la Torre Telefónica donde ha permanecido, enfrentandose a helicópteros del Ejército y carabineros, derribando un aparato de la policía uniformada que cayó sobre el puente Pio Nono, matando a 12 curiosos que observaban los desconcertantes eventos.
Betsabe Bravo, novia de Banderas, declaró que el joven sufrió hace unos meses un accidente en un reactor de rayos gamma de los laboratorios de física de la UC, evento que pudo causar esta monstruosa y destructiva transformación. La facultad de Ciencias Matemáticas y de Ingeniería de la UC no han querido declarar nada al respecto.
Bruno Banderas se encuentra cercado por fuerzas armadas en el helipuerto de la Torre Telefónica, pero se ha ordenado no abrir fuego ya que al ser atacado, su reacción podría gatillar una nueva ola de devastación, esta vez afectado Santiago Centro…

El gemir de los dulces alámos

Dicen que el malhechor siempre vuelve al lugar del crimen. Algo de verdad debe contener dicha afirmación ya que algo me impele a dirigir mis cansinos pasos una y otra vez a la Biblioteca Nacional. Con cierta melancolía observo que ya no van los escritores a nuestra Biblioteca. A veces me encuentro con Jaime Valdivieso y con las hijas de Alfonso Calderón que trabajan allí, según entiendo. Y eso sería todo. ¿Dónde están Jorge Teillier que como Pedro por su casa se paseaba de salón en salón?, ¿dónde está Martín Cerda que se aparecía sin previo aviso?, ¿dónde están Juan Uribe, Oreste Plath, la Mandrágora o ese trío de anarquistas que conformaban José Santos González Vera, Enrique Espinoza y Manuel Rojas? ¿Y dónde están los críticos encabezados por Ricardo Latcham, Manuel Vega, Hernán del Solar? ¡Y ni hablar del Chico Molina!, el mismo que figura en uno de los más bellos poemas de Eduardo Anguita y al que Huidobro le dijo despectivamente en cierta ocasión: «…usted, Molina, que tiene un yate en el Mapocho».
Los fantasmas me persiguen como al viejo Scrooge. Ya no es lo mismo. En la Biblioteca hay profesores extranjeros investigando y poetas inéditos copiando, pero se perdió un tiempo irremplazable, cuando la Biblioteca era un auténtico club social que congregaba ya no a personas sino a grupos literarios, era además un prólogo a los bares, al «Isla de Pascua», al «Bosco», al «Unión Chica».

Vivimos soñando. Tal esta tarde de Diciembre en que escarbo libros en la Biblioteca mientras siento los cosquilleos de mi memoria. Nos reímos, nos peleamos, viajamos por el mundo, nos avecindamos en otras naciones, nos afrancesamos, nos españolizamos, padecimos las tentaciones anglosajonas y las incitaciones germanas… «Pero siempre sentimos el llamado irrenunciable, como en esos versos de Pierre Reverdy» No doy crédito a mis ojos, cansados de tanto leer. «Eres tú, le pregunto». «Soy yo, viejo amargado» me responde el fantasma. «Ven conmigo a la Sala Ercilla, los dulces álamos están gimiendo en su lengua maternal y tú te lo estás perdiendo».

El fantasma
Del brazo de Teillier subo las escaleras y penetro en una sala llena a más no poder. Un joven de aspecto andrógino me sede el asiento y tomo palco. El fantasma de Teillier se ha ido. ¿En medio de qué me ha abandonado? «Es el lanzamiento de un libro de ciencia ficción», me informa un caballero de rostro jovial que siendo mucho mayor que gran parte de los concurrentes aún así podría ser mi hijo. «Ciencia ficción», replico refunfuñando mientras un muchacho con apariencia de futurista italiano redivivo expone a la audiencia sobre algo llamado slipstream.

No comulgo en demasía con la denominada ciencia ficción que suele carecer de méritos literarios suficientes. Claro que hay excepciones, como en todo. Bien lo sabía Borges que no la escribió pero si la leyó, la admiró, la prologó, la comentó y la tradujo. Borges eludía la denominación más popular refiriéndose a ella en forma elíptica: «fantasía de carácter científico», «ficciones de cosas probables», «pesadillas que rehuyen un estilo fantástico», «imaginación razonada». Como yo, Borges admiraba a H.G. Wells, Stapledon, Bradbury y Lovecraft a quien juzgaba injustamente como un parodista involuntario de Poe. El joven calvo, que luego me entero es Doctor en Literatura Hispánica, termina su ponencia y es el turno de un personaje de aspecto achinado que al parecer es editor. Durante un rato nos muestra fotografías en un telón blanco de las actividades realizadas por su editorial y sus autores de los que jamás he oído hablar. Estaba equivocado, los nuevos escritores sí estaban aquí pero yo no los conozco, al menos no a los presentes. ¿Que hacen Alejandra Costamagna y Alvaro Bisama entre estos escritores de ficción razonada? me pregunto tras posar mis manos en un ejemplar de la antología que es el motivo de esta insospechada reunión, tanto o más que la imaginada por Isidore Ducasse en sus célebres cantos. Dejo el libro sobre la mesa y un muchachón calvo (¿es que sufren todos los jóvenes de alopecia actualmente?) me pregunta «¿no lo va a comprar?». «No», le contesto escuetamente mientras busco a mi fantasma entre la muchedumbre. Pero no está para guiarme de regreso al jardín del edén así que me retiro solo mientras estos escritores a quienes no conozco cacarean su triunfo y gritan vítores por la literatura fantástica chilena, como si la antología de Serrano nunca hubiese existido.

El valquirio
Antes que pueda descender las escaleras, siento una poderosa garra en mi brazo que me frena en seco. Es uno de los jóvenes que hablaban al público. Su nombre es Jorge, como el de mi querido amigo. Me dice que logró divisarme allá en la última fila y que me creía muerto por lo que se sorprendió mucho. «Tal vez estoy muerto, tal vez sea un fantasma», le digo desatando su risa. Me pregunta si he leído su novela y respondo que no antes que una bella mozuela se lo lleve de vuelta al rebaño al que pertenece. Me marcho entonces cual solitario lobo rumbo a mi madriguera en la Plaza Mulato Gil. Falta media hora para cerrar la librería, le digo a mi fiel empleado que no se preocupe, que se vaya temprano a casa por un día y busco en los anaqueles el volumen de aquel muchacho. Sorpresivamente tengo un ejemplar de su novela llamada «Ygdrasil». Aquí falta una «d» me digo ya que el nombre del mítico árbol de la mitología nórdica es Ygddrasil. «Empezamos mal», me digo, pero aún así me siento y abro el libro. «Guiamos el desarrollo de la red como se cría al verdadero hijo de Dios. Planeamos su desarrollo como una copia de la estructura neuronal de un santo. Cada nodo diariamente incorporado es una letra del conjuro definitivo. Cuando la última palabra se agregada. el Altísimo tocará esa obra de sacra artesanía con su dedo hirviente…»

Sin tener mucha idea de ciencia ficción contemporánea, intuyo una poética, quedo atrapado por la prosa ecléctica y rococó hasta que llego a la página 72 y me encuentro con él.

El Imbunche
«Ahí estaba ese remedo hediondo de ser humano, ese andamio de huesos y pellejo (…) tenía la lengua mutilada, sangre seca adherida a los vellos del pecho y el pubis, y costras de suciedad y hongos por toda la piel.» La descripción es la del Imbunche y me digo que si bien puedo pasar por alto que Ygddrasil no esté escrito de manera correcta ya que después de todo es una palabra foránea, con esto del Imbunche he llegado al límite de mi tolerancia por muy embriagante que sea la prosa del joven valquirio. Decir imbunche en vez de invunche es como decir imbierno en vez de decir invierno. Se trata de un vicio de pronunciación que por desgracia pasó inadvertidamente ante los señores encargados de filtrar, de dar lustre y esplendor a la lengua y se coló muy orondo en la majestad de la Real Academia. Otro error académico consistió en agregar que la palabra imbunche proviene de la lengua araucana siendo que el nombre de araucanos fue un invento de Ercilla para designar a los mapuches. La voz imbunche, corrupción derivada de invunche, o ivunche, no es de origen mapuche ni araucano, sino de los indios veliches, o chilotes. La palabra invunche proviene de las voces veliches ivún, pequeño ser, y che, hombre, esto es, hombrecillo. «Acaso no ves que el hombrecillo eres tú» me dice una voz. Es Teillier nuevamente que me interpela furibundo. «Viejo de mierda, no quieres seguir leyendo porque el libro te ha devuelto tu imagen, tu imagen de ser contrahecho y decrépito. El Imbunche eres tú. Deja de llorar por nosotros, abrazar a los muertos ahoga. Abraza a los jóvenes, a ellos tú no les importas, hazlo por ti.» Dicho esto desaparece.

La montaña
Vuelvo a pensar en los futuristas italianos y su primer manifiesto de 1909, ¡casi cien años atrás! «Los elementos esenciales de nuestra poesía serán el coraje, la audacia y la revuelta. Asimismo queremos exaltar el movimiento agresivo, el insomnio enfebrecido, las carreras, el salto peligroso, la bofetada, el golpe», escribía Filippo Tommaso Marinetti. Mucho de estos futuristas veo en estos jóvenes autores chilenos. «Los de más edad entre nosotros tienen treinta años (…). Cuando tengamos cuarenta, dejemos que los demás -hombres más jóvenes y más osados- nos arrojen al canasto de la basura como manuscritos inútiles. ¡Ellos correrán para matarnos, su odio será más intenso cuanto más sientan sus corazones abrumados de amor y admiración por nosotros! Y poderosa y saludable, la Injusticia estallará entonces brillantemente en sus ojos. Porque el arte sólo puede ser violencia, crueldad e injusticia».

Soy un cadáver, el autor de Ygdrasil me creía muerto. ¿Por eso se acercó y me aferró el brazo?, ¿para comprobar que no era un fantasma, para rematarme por cometer el pecado de seguir vivo? Tal vez estemos todos muertos como en Pedro Páramo. Tal vez nuestro mundo sea en efecto una pieza de nanotecnología, un microprocesador de Brahma, tal vez sea cierto que no queda nadie… Silencio y humo, el Tangata Manu orbita la Tierra y yo sigo aquí alentando y empobreciendo pasos, solitario como una montaña, diciendo la palabra entonces.

Enrique Lafourcade
Santiago, 13 de Diciembre de 2007