Díaz Mellafe conocía bien la historia de los superhéroes chilenos y el modo como la pública figuración de Ordenipatria y La Selección Tricolor lograron ser sinónimo de seguridad y justicia en el inconsciente colectivo de todos los chilenos. Sabía también que sus apariciones, junto a los gobierno de turno resultó fundamental en el apoyo popular a mandatarios como Alessandri Rodríguez o Eduardo Frei Montalva. Fue así como ideó la creación de la Junta Libertad y Justicia, llamada así con el abierto propósito de conectarla a la Junta Nacional del Gobierno. En su plan, este nuevo equipo de héroes debía de estar integrado por cuatro personajes, cada uno de ellos representante de las ramas de las Fuerzas Armadas, más una mujer joven y hermosa que actuaría como contraparte de los rudos vigilantes. Aunque nunca se confirmó de manera oficial, se sabe que Jaime Guzmán y un número importante de personeros civiles del gobierno militar vieron con muy buenos ojos la idea de Díaz Mellafe, tanto que le otorgaron presupuesto especial para acelerar el proyecto y así debutar con los Superhéroes del gobierno el mismo día en que fuera aprobada la nueva Constitución.
Al igual que con los primeros enmascarados oficialistas, fue Mario Uso el encargado de diseñar la Junta Libertad y Justicia. Este sería su último trabajo, ya que víctima de un cáncer al páncreas, fallecería el 5 de Mayo de 1981 a la edad de 72 años. Es una lástima que hasta el día de hoy, nadie reconozca la obra del principal creador de Superhéroes nacionales. De hecho, Uso es recordado como un gran artista sólo por sus colegas ilustradores, desconociéndose su labor como impulsor y responsable de la más peculiar mitología épica nacional del siglo pasado.
La JLJ, sigla con la que se hizo popular el team estuvo supervisada directamente por Pinochet y el resto de los integrantes de la Junta. Si cada uno de los personajes iba a ser la extensión “extraordinaria” de cada uno de ellos –y por ende la imagen de su rama armada- estos debían ser dignas figuras patrióticas. El General Patria fue el representante del Ejército y líder del equipo, un súper soldado en la tradición de Ordenipatria y el Capitán América, símbolo encapotado que llevada el logo del cóndor en su pecho y el escudo patrio sujeto del antebrazo izquierdo. El segundo en ser aprobado fue el Capitán Océano, azulado defensor de las Costas Chilenas, promocionado como el campeón submarino que en secreto había averiado a la Escuadra Argentina a fines del 79, responsable directo del cese de las hostilidades entre ambas naciones.
Fuerza Aérea partió llamándose Cóndor, pero por petición directa del General del Aire, Fernando Matthei se optó por nombrarlo con el mismo nombre de la rama de defensa del aire chileno. Eso si, su disfraz mantuvo las reminiscencias al ave símbolo de nuestro escudo. El representante de los Carabineros fue el más complicado de todos, ya que desde 1947, esta rama de Orden y Seguridad tenía a su propio campeón: Ordenipatria, quien había fallecido heroicamente a fines de agosto de 1969. Se propusieron nombres y diseños como Patrullero o Sargento Servicio, pero ninguno tuvo el porte y la dignidad del resto de los integrantes de la JLJ. Uso sería el responsable de convencer a los cercanos del General Mendoza, director de la policía uniformada, que los más apropiado era presentar a Ordeinipatria II, un rediseño del personaje original a modo de nueva versión. No muy convencidos, Carabineros de Chile aprobó al personaje. Completaba el equipo, Miss Chile, imagen de la hermosura, sensualidad y valentía de la mujer chilena, que con acierto usaba el nombre de nuestro principal concurso de belleza. La noche en que fue aprobada la Constitución de 1980, el Presidente Pinochet se presentó al país acompañado de la Junta Libertad y Justicia.
Y como antes había sucedido, el pueblo amó de inmediato a sus nuevos campeones.
Siete años duró en activo la JLJ. En este periodo protagonizaron un programa semanal emitido por el Canal 7, tuvieron una serie de historietas encargadas a una nueva generación de artistas, líneas de juguetes y apariciones estelares en cuanto evento organizara el régimen. Su imagen fue símbolo de estabilidad política y de apoyo de la gente al gobierno establecido tras el derrocamiento de la Unidad Popular. La construcción del Marxismo, como enemigo sobrenatural contra el cual luchaba el Capitán Patria fue fundamental a la hora de ver el modo en que la generación nacida y criada en los años ochenta ve hoy en día corrientes políticas como el Socialismo y el Comunismo. La importancia de la JLJ traspasó la esfera de la historia súper heroica nacional y se instaló como uno de los fenómenos socio políticos claves a la hora de hacer un recorrido por los dieciséis años de régimen militar.
En 1984, un joven relacionador público de 18 años, Alfredo Pinzón-Escobar se hizo cargo de un nuevo proyecto relacionado con la JLJ, la creación de un equipo auxiliar formado por cadetes de trece años que peleaban contra el mal junto a sus súper mentores. La idea era diseñar cuatro nuevos personajes en los que las nuevas generaciones se identificaran. Que los niños chilenos entendieran que ellos también podían ser héroes, que la educación, la formación y el amor a la patria los hacía grandes no importando la edad que tuvieran. Así, junto al General Patria aparecieron Cadete Patria; Patrullero Juvenil acompañó a Ordenipatria II; Fuerza Aérea empezó a ser secundado por Pequeño Halcón y Grumete Maravilla hizo lo propio con el Capitán Oceánico. Pinzón-Escobar bautizó a su equipo adolescente como Libertad Juvenil, nombre que se dice fue aclamado con aplausos por el propio Pinochet.
Con muchos menos medios que la JLJ, AMEN basó su actuar en programas cortos emitidos a través de Radia Cooperativa y revistas en blanco y negro distribuidas de modo clandestino en determinados kioscos y librerías de la Capital. Los AMEN decían ser los verdaderos héroes del pueblo, los postergados y relegados que se levantaban en la noche para pelear contra las injusticias de la dictadura militar. Para ellos, la JLJ no era más que la imagen de lo establecido, un disfraz del gobierno hecho para manipular y ocultar bajo sus disfraces de colores, políticas de terrorismo de estado. Para el General Patria por su lado, los AMEN eran la fuerza de ataque de una revolución maligna y marxista que se preparaba desde las sombras contra los valores patrióticos y libertarios del gobierno. Nunca se enfrentaron, a lo más la JLJ aparecía de vez en cuando arruinando los planes de sus némesis, mientras AMEN se burlaba abiertamente de lo conservadores y pechoños de sus contrarios. Las burlas eran abiertas y en las historietas incluían desde bromas al supuesto alcoholismo del Capitán Océano a fotos desnudas de Miss Chile, definida por ellos como la gran ramera oficial del gobierno. Pero AMEN tuvo corta vida, los superhéroes nunca –en ningún lado del mundo- representan ideales de izquierda. Todo lo contrario, son un modo bastante masivo de promover al fascismo.
Para fines de 1987, las mascaras urbanas habían desaparecido de acción. Para el Plebiscito de 1988, el público sencillamente había olvidado a la Junta Libertad y Justicia. De nada sirvieron sus spot junto a Pinochet para evitar que el NO ganara por amplia ventaja el 5 de Octubre, fecha en que muchas cosas cambiaron en nuestra historia, para siempre. AMEN corrió similar suerte.
En 1990 volvió la democracia, pero nunca más volvimos a ver superhéroes volando sobre nuestras cabezas. Puede que haya regresado la justicia, pero lo hizo sin la moda y el estilo de un ridículo traje multicolor. Al cumplirse veinte años del fin de esta era, lo cierto es que por raro que suene, cada día extrañamos más nuestras capas y máscaras.
¡Disfrázate Santiago!