1974

«No recuerdo cuando desapareció el primero, pero estoy seguro que no ha pasado más de un mes. Al principio fue sólo uno cada noche, luego dos, después cuatro y así hasta que sólo quedamos nosotros. Empezó con los prisioneros, luego con los compañeros de armas y el cura de Concepción. Le dije a mi capitán que era un castigo de Dios, que por muchas órdenes que debiéramos obedecer, se trataba de compatriotas nuestros, hombres y mujeres que no tenían con que defenderse de nosotros. Me respondió con un golpe en el estómago con la culata de su arma y la amenaza de encerrarme con ellos. Lo irónico es que al final terminamos todos encerrados, amigos y enemigos, soldados y marxistas, apoyándose contra un enemigo invisible tratando de sobrevivir en una guerra desigual que desataba cada noche. Miristas culiados dijo mi capitán cuando desapareció uno de los nuestros, los voy a freír hasta que me digan quien fue. Y lo hizo. Lo ví torturar a diez hombres, un niño y a un par de mujeres. Una de ellas estaba embarazada. Sangró hasta perder a su guagua, sangró hasta morir… Esa noche, fue el viejo quien desapareció. Y empezamos a tener miedo de dormir, los unos y los otros. La noche que al inicio empezó a matar en silencio, acabó haciéndolo a gritos… «

El 11 de Julio de 1974, el Penal de San Ramón, emplazado en la isla del mismo nombre en la bahía de Arauco, cortó sus comunicaciones con el continente. La instalación, un campo de detenidos a cargo de la Armada, donde fueron enviados hombres y mujeres simpatizantes con el régimen de Allende, dejó de comunicarse con la base central del puerto de Talcahuano y cada intento por restablecer contacto recibió por respuesta estática. El 14 de Julio, la Intendencia de Concepción, por orden de la Secretaría General del Gobierno Provisorio de la Junta Militar resolvió enviar un destacamento a investigar lo sucedido. No encontraron nada ni a nadie… De los ocho hombres del destacamento, sólo regresó uno. Hace dos años que lo estamos buscando…

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