Aquí yace el bug

por Daniel Vak Contreras

Escribo esta columna por encargo. Es casi como escribir un guión de teleserie o una tarjeta de navidad. Debo aclarar que la paga por este encargo es igual a cero. También es bueno aclarar desde un principio, que algunas que escribiré no serán del agrado de muchas personas, en especial de los grupies, que rondan como moscas en buenas y ricas tortas de cumpleaños.

Y en principio Ygdrasil es eso, una buena y exquisita torta. Claro que a mi, me gustan más las tortas que las cazuelas, y hago este ejemplo, esperando que las cazuelas no se pongan de moda. Otro punto que me gustaría dejar en claro es que Baradit escribe bastante bien y que en esta columna no hablaré de su técnica literaria ni la construcción de personajes, ni de los diálogos. Simplemente quiero hacer una reflexión respecto a lo que ha sucedido en el último mes en torno a Ygdrasil y su publicación.

Las preguntas y las respuestas pueden tener múltiples lecturas, y tal como en el oráculo de Delfos, hay que tener la mente muy abierta para saber preguntar y para saber que se nos esta preguntando.

¿La ciencia ficción es una mierda o simplemente una güeá?

En lo personal creo que la CF es una güeá. Es decir un constructo, un consenso, una marca registrada, que algún día fue impuesta a cierto tipo de literatura que usando alegorías científicas, relataba aventuras, criticas sociales, religiosas y que de una forma u otra intentaba mostrar un punto de vista diferente a los sucesos de una época determinada.

Dado este punto anterior, yo siempre me he considerado a mi mismo como un escritor de ciencia ficción, y como tal respeto el “género”, digamos estilo. Es por esta razón que la primera palabras que hizo que en mi mente se prendieran las alertas, fue la palabra “raro” que usó Andrea Palet para presentar la novela de Jorge Baradit.

Yo creo que las sociedades, cualquiera que sean, tienen cierto cupo de tolerancia para las “rarezas”, ya sea en la televisión (la mamá de Massu, o el pelo de Fernando Villegas) o el mismo Zombi en la radio, supongo que ustedes conocerán a los cientos de tipos raros que han tenido su minuto de gloria en la sociedad chilena. Asi espero que Ygdrasil no sea una de ellas, que no esté llenando el cupo de las cosas raras del mes y pase al olvido.

Antes de continuar, quiero reconocer dos cosas. La primera es que envidio a Baradit, y la segunda es que respeto el hecho de que él, a diferencia de muchos otros se dio el trabajo de terminar una novela de 200 o 400 páginas.

Puede ser que para los supuestos expertos chilenos, la novela sea algo rara, pero nuestro país tiene una larga historia de autores, y por cierto un público fiel, que se han acercado a la Ciencia ficción, la fantasía y el horror, de forma constante. Y desde este punto de vista comparto tal vez la idea de Luis Saavedra de que la publicación de Ygdrasil, más que un nuevo comienzo, o un punto de partida, es un hecho aislado.

¿Por que pienso que es un hecho aislado? Simplemente porque a lo largo de la historia de la CF chilena, los autores buenos y trabajadores siempre han sido publicados. Ya pasó en 1976 cuando Elena Aldunate, publica “La bella durmiente”. Es decir ejemplos como Jorge Baradit, hay bastantes. Pero la historia demuestras que estos autores son ejemplos aislados.

Y así como alguna vez fue Aldunate y Correa, esperemos que Ygdrasil no sea la excusa para las editoriales, para crear una manada de chicos ñoños ansiosos de comprar una literatura diferente, una historia que es, en palabras del propio Rodrigo Mundaca es “Una explosiva mezcla de animé, mitología americana, cyberpunk y violencia bizarra”.

Y para finalizar, yo admito que hay momentos en los cuales es bueno tomar distancia de ciertos fenómenos, no me considero ni amigo ni enemigo de Baradit, y tal vez por eso fueron elegidos Zombi y Ortega para presentar la obra. Pero honestamente esta movida comercial y de marketing, dejó a dos tipos que han apoyado 100% el nacimiento de Ygdrasil, y ellos son Rodrigo Mundaca y Luis Saavedra. Un aplauso para ellos, que debieron ser los presentadores de esta novela ciberpunk.

por Daniel Vak Contreas

TauZero Especial NanoCuentos

Viajero
Y entonces descendí de mi nave intergaláctica.
–Cristián Amira–

Falsedad
Una lombriz envuelta con traje de mariposa.
–David Mateo–

Fin
Con un bostezo, Dios apagó la videoconsola.
–José Carlos Canalda–

Estafa
Los dinosaurios eran robots, ¡me han timado!
–Daslav Merovic–

Posdata
Vi el cometa del fin del mundo.
–Claudio A. Amodeo–

Resurrección
Levantóse y anduvo… estar muerto le aburría.
–Iñigo Fernández–

Esferas
Él detiene las máquinas cuando el círculo desaparece.
–Candelaria Rivero–

Génesis
Salvé las píldoras. Era fuego. Todo comienza.
–Candelaria Rivero–

Vino
Tiempo al tiempo.
No, mentira.
Tiempo al.
–Candelaria Rivero–

Oscuridad
Penetras la pantalla, que jamás te dará hijos.
–Candelaria Rivero–

Presidente
Él no era el robot; cómo convencerlos.
–Gonzalo Geller–

Heridas
Chorreaba aceite; no podía ser un ángel.
–Gonzalo Geller–

Intolerancia
El extraterrestre agonizaba. Éramos los culpables. Huimos
–Gonzalo Geller–

Fe
… de erratas: donde dice «Dios», debería decir…
–Gonzalo Geller–

Fascinación
Teníamos miedo; aquello avanzaba, nos llamaba, inevitablemente.
–Gonzalo Geller–

Hogar
Parecía un chico tan normal… ahora, las ruinas…
–Gonzalo Geller–

Tiempos
No era su vida; detalles lo delataban.
–Gonzalo Geller–

Criatura
Llegó.
Creció.
Corrimos.
Siguió creciendo.
Era increíble.
–Gonzalo Geller–

Mañana
… hallóse convertido en un monstruoso bípedo
implume.
–Gonzalo Geller–

Borges
Era él mismo, sólo que más viejo.
–Gonzalo Geller–

Galactonoticias
Nanomáquinas crean gestalt. Tierra ahora está viva.
–Susana Sussmann–

Galactonoticias2
Tanto llovió que Tierra se hizo Agua.
–Susana Sussmann–

Galactonoticias3
Nova Sol devora sus hijos. Tierra muere.
–Susana Sussmann–

Galactonoticias4
Gestalt de nanomáquinas apaga a Nova Sol.
–Susana Sussmann–

Existencia
Para existir el cuento escribió: aquí estoy.
–Sergio Gaut vel Hartman–

Invasores
Queremos agua y calor, dijo el marciano.
–Sergio Gaut vel Hartman–

Dios
En el octavo día empezó otro universo.
–Sergio Gaut vel Hartman–

Nova
El protector solar no es ineficaz, querida.
–Sergio Gaut vel Hartman–

Marcianos
No somos un programa radial, señor Welles.
–Sergio Gaut vel Hartman–

Drácula
¿Qué enfermedad tienes? ¿HIV? No la conozco.
–Sergio Gaut vel Hartman–

Clon
Después de besarte sentí que me besaban.
–Armando Rosselot–

Tiempo
Llegaste tarde, disculpa. Aun no llegas, ¿voy?
–Armando Rosselot–

Ubicuidad
No soy de aquí… ni de ahora…
–Rodrigo Mundaca Contreras–

Insensible
Puede continuar golpeándome: no poseo sistema nervioso.
–Rodrigo Mundaca Contreras–

Cortés
Muchas gracias, pero no. No respiro oxígeno.
–Rodrigo Mundaca Contreras–

Indolencia
El Apocalipsis pilló a todos viendo televisión.
–Rodrigo Mundaca Contreras–

Inevitable
Y la máquina respondió: soy un humano.
–Rodrigo Mundaca Contreras–

Dogmático
Aunque te enojes, no cambiaré de forma.
–Rodrigo Mundaca Contreras–

Amanecer
Qué hermosa es esa brillante aurora radiactiva.
–Rodrigo Mundaca Contreras–

Vivo
¡Estoy muerto! dijo sonriente el zombie trabajando.
–Juan Carlos Sánchez–

Advertencia
¡Prohibido soñar el paraíso, está muy lejos!
–Juan Carlos Sánchez–

Violencia
¡Amo la vida! grita contento el asesino.
–Juan Carlos Sánchez–

Tinieblas
El lobo aulló un poema de sangre.
–Juan Carlos Sánchez–

Fascinación
El pinguino devoró al lobo por protestar.
–Juan Carlos Sánchez–

Autodescubrimientoterapéutico
¿Eres marciano?, me preguntó. ¡No!, venusino, respondí.
–Luis Saavedra–

Trailer
¡Bichito, bichito! invasión héroe musculoso Tierra ¡kaboom!
–Luis Saavedra–

Infancia
En una galaxia muy muy lejana… ¡Aventura!
–Luis Saavedra–

Telepatía
El gato me dice: ¡Soy tu amo!
–Luis Saavedra–

Física-beat
Big Bang bum Big Crunch, ¡great groovy!
–Luis Saavedra–

Elder
Estos malditos jóvenes de hoy, ¡tan iconoclastas!
–Sergio Alejandro Amira–

Identidad
¿Cómo podría saberlo?, ¡ella era un metamorfo!
–Sergio Alejandro Amira–

Romántico
Ramo de rosas Klemperer para mi amada
–Sergio Alejandro Amira–

Resumen
Tras la Plaga, arcángeles devoran cadáveres humanos.
–Sergio Alejandro Amira–

Soledad
¿Que hago en medio de la lava?
–Hernán Pizarro–

NeoMonstruo
Ni Drácula, Ozzy, Jason o Freddy: Worror.
–Sergio Alejandro Amira–

Causalidad
Pródromos Activos de Reintegración Cósmica me persiguen.
–Sergio Alejandro Amira–

Frampton
Nada con qué relacionarme, sólo el mar.
–Sergio Alejandro Amira–

Escritor
Escribía malos cuentos. Fue desintegrado.
-Daniel Contreras-

I
La tierra era plana después de todo.
-Vicente Forte-

II
Llegaron y sembraron mentes en nuestros cuerpos.
-Vicente Forte-

III
Se hizo la luz y todo desapareció.
-Vicente Forte-

IV
Atravesó paredes a voluntad. Después me enseñó.
-Vicente Forte-

V
Primero, los niños del Brasil. Ahora, nosotros.
-Vicente Forte-

VI
Alabado sea el señor y toda maquinaria.
-Vicente Forte-

VII
Estaban aburridos. Por eso te construimos.
-Vicente Forte-

VIII
Primero nada. Luego todo. Mañana nada.
-Vicente Forte-

Editorial TauZero #16

A los lectores de TauZero habituados a encontrar aquí las digresiones autoreferentes de rmundaca, debo decirles que nuestro director se ha tomado un descanso tras su paso por la Feria del Libro y la promoción y lanzamiento de la opera prima de nuestro amigo y colaborador Jorge Baradit. En ausencia de rmundaca, por lo tanto, tendrán que conformarse, conmigo. Pero no os preocupéis que ya me advirtieron que no escribiera “idioteces”.
Hablemos entonces de TauZero. ¿Que TauZero es una idiotez?, no usted se confunde tal vez con Fobos, “el fanzine estúpidamente gratuito hecho con la estupidez de unos pocos para deleite de muchos”, como rezaba su slogan. Sí, yo me conté dentro de esos estúpidos, pero no me desvíe del tema.
TauZero…
Nuestros lectores ya deben haber leído o estar en conocimiento al menos del especial dedicado a Ygdrasil. Lo que ocurrió estas últimas semanas en torno a la novela de Jorge es algo extraordinario que yo en el terreno de la literatura nunca había visto, pero el fenómeno que provocó en cuanto a TauZero si lo he presenciado antes. Para ser más precisos tres veces antes, y todas este año. Las lúcidas palabras de Gabriel Mérida lo expresan mejor de lo que yo podría: <<…vimos lo que ocurrió en torno a Ygdrasil, que por la fuerza de su multiplicidad de influencias apiñó en torno a sí, en pocos días, a múltiples voces nunca antes reunidas, desde el mundo del cómic, del cine, de la crítica literaria mainstream.>> Esas voces que por lo general permanecen calladas, también se alzaron entusiastas ante las convocatorias a los especiales TauZero de: La Venganza del Sith, Batman y Nanocuentos, respectivamente. Como editor, este es el sueño del pibe. Para el Especial Sith escribió gente que jamás había escrito para TauZero y que probablemente nunca vuelva a hacerlo (por opción propia). En el especial de Batman conseguimos que Juan Carlos Sánchez compartiera con nosotros por fin algo de su creación literaria (aunque su fanfic haya quedado inconcluso), y en el de nanocuentos, nos llegaron tantos que tuvimos que dejar algunos fuera y considerar un nuevo especial. Estos especiales (junto al dedicado a Ygdrasil) son las excepciones dentro de los veinte ezines publicados a la fecha. Los números “normales”, cuestan muchísimo sacarlos básicamente porque no contamos con material que publicar, y pese a que alguien aseguró lo contrario, no publicamos “cualquier cosa”. ¿Debería existir TauZero sólo cuando se alcance una masa crítica para hacer un “especial”? Esa y otras interrogantes más nos plantearemos el director, los colaboradores más cercanos y yo.
Y sobre los contenidos sólo mencionaré una cosa: el autor de la nota sobre Jansenius, viejo amigo mío que prefiere colaborar desde el cuasi-anonimato, deliberadamente escribe “papa” y “dios” con minúsculas, debido a razones iconoclastas que no termino de comprender pero respeto.
¿Rellené suficiente espacio? Parece que sí. Esperando no tener que molestarles nuevamente en una próxima editorial, se despide:
Sergio Alejandro Amira
Editor Tauzero
Santiago de Chile, 09 de Noviembre 2005

La Membrana de la Realidad

Si mi anterior reseña de Neuromante llegaba con algo más de dos décadas de atraso, ésta llega con un poco más de cuatro. Algo inaudito para los adalides de la modernidad, incondicionales de lo último, devotos del top-notch y state of the art. Total, para eso existen los best-sellers y quienes los reseñan en las solapas en términos de two thumbs up!!! o exaltadamente la mejor novela de acción fantástica desde [inserte nombre de otro best-seller de renombre] en la contratapa. Para ser justos con la verdad, algunos sí son buenos.
exxUn servidor aprendió a leer y a escribir en la década de los ‘80, y aunque fui siempre un lector ávido, recién a comienzos de los 90 empecé a leer ciencia ficción post-Verne, después de pasar por los clásicos sudamericanos y europeos. (A propósito, se siguen publicando reseñas de Los Miserables o El Cantar del Mío Cid, y hasta ahora no he oído a nadie decir que llegan con algunos siglos de atraso).
exxPor cierto, más de alguno de los lectores de Tau calza con el perfil de haber nacido en los 80 y estar recién empezando a apreciar la ciencia ficción; por supuesto que habrá lectores de Tau que podrán ser de la generación de los 80 o 90 y ser lectores hardcore de ciencia ficción dura, así como otros quienes tengan por sinónimo de ciencia ficción a Las Crónicas de Riddick.
exxPara aquellos que lentamente se empiezan a sumergir en las profundidades de este género literario, esta reseña con cuatro décadas de atraso podrá serles de utilidad. Si alguien más, por vasto que sea el universo de libros que haya leído, queda interesado por El Hombre en el Castillo de Philip K. Dick (publicada originalmente en 1963), esta reseña habrá cumplido su cometido.
Yo nací 14 años después de que se publicara, así que algo del mundo moderno (que últimamente tiene más de moderno que de mundo) influenciará mi apreciación de El Hombre. Recuerdo que hace no tantos años fui al cine a ver The Matrix. Poco después ví El Piso 13 (o como se llame originalmente), y ya puestos, The Truman Show. Y ya había leído los primeros cuatro volúmenes de La Torre Oscura. ¿Qué tienen en común con El Hombre en el Castillo?
Todos fueron posteriores y todos comparten la idea de realidades paralelas, artificiales o no. Sin embargo, El Hombre logra poner elementos o personajes familiares en realidades que no podrían o no deberían existir, de modo que logran parecer nuevos y desconocidos.
exxPhilip K. Dick mantiene su usual estilo de pluma ágil y entretenida, con descripciones de una profundidad exacta, lo suficiente para que el lector se moje sin sumergirse en el ambiente del relato: lo justamente necesario para que el resto del trabajo lo haga la fértil imaginación del lector. Es justamente éste estilo el que le ha permitido a Dick ser uno de los autores cuyas novelas y cuentos más se han adaptado al cine, con disparejos resultados. ¿Quién recuerda Impostor?
exxEn los momentos en que escribo ésto se está llevando a cabo la reunión de los G8 (o G7 + EEUU) en Escocia, y en la madrugada de ayer se produjeron una serie de mortíferas explosiones en Londres, tanto en el Underground como en los buses de dos pisos que todos conocemos. El número de muertos causados sigue en aumento.
exxSe piensa que el autor intelectual de estos atentados sería Osama Bin Laden, enemigo número uno de EEUU y socio comercial de la familia Bush, la familia del presidente de ese país. La tesis cobra fuerza porque el modus operandi es muy parecido al de los atentados del 11-M, en Madrid, que al igual que los de Londres revindican la salida de los invasores yankees de Irak. Al igual que en Madrid y New York, quedan muchas dudas en el aire.
exxToda esta escalada de miedo al terrorismo es auspiciada gratamente por los halcones de la Casa Blanca, puesto que sirve de apoyo a los intereses transnacionales de este gobierno, malcriado y falto de contrapeso desde el colapso de la URSS el ‘89. En rigor es desde el fin de la Segunda Guerra que el autodenominado “guardián de las democracias del mundo” (siempre y cuando les sean proclives) abiertamente se empieza a portar mal. Todo porque según sus propios historiadores, ganó la Guerra. ¿Y si la hubiese perdido?
Ésta es la situación que Dick explora en El Hombre, creando una posguerra distinta a la que conocemos. Los EEUU no son sino un territorio ocupado, repartido entre las dos grandes potencias mundiales: Japón y Alemania, el nunca extinto Tercer Reich. Así fijada la situación, Dick imagina el futuro potencial de cada imperio.
exxNaturalmente, si el autor no da en el clavo, pega muy cerca. Japón busca consolidar su dominio sobre su territorio mediante el comercio y los negocios. A su vez, el Reich es una potencia aeroespacial, que empieza a preparar una expedición a Marte. Por supuesto, Von Braun nunca emigró a EEUU, y ese país es literalmente nada.
exxEn la novela, EEUU se reduce a una delgada franja pobre y subdesarrollada entre los territorios ocupados por las potencias. El lado este es alemán, mientras que el lado oeste es japonés; el centro mantiene un estilo de vida rústico y campesino, sin aviones ni tecnología posguerra: una apología del country llevada al infinito.
exxEs la Guerra Fría, pero con otro sabor. Cada territorio ocupado, ex-EEUU, absorbe la cultura del invasor. Bye bye, american way of life, la pesadilla de Roosevelt hecha realidad. En el lado este del país no se ha terminado el antisemitismo, y en el lado oeste los antiguos ocupantes son ciudadanos de segunda categoría.
exxTambién, para mi sorpresa, el cargo de Reichsführer es ocupado por otro de los personajes reales que secundaron a Hitler, y la elección o designación de su sucesor revoluciona la diplomacia mundial, al igual que revolucionaron el mundo las últimas dos elecciones en EEUU.
exxEsta novela me deja la clara impresión que Dick está influido por los acontecimientos relativamente recientes de la historia de su país, tendiendo a mostrar a los japoneses, a pesar de su milenaria cultura y amplio protocolo, como personajes ruines. En cambio los alemanes son refinados, ciertamente globales y científicamente avanzados, una extrapolación de los verdaderos EEUU de los 60.
exxBajo esta situación de realidades alternativas cabe preguntarse si no estaremos viviendo un sueño (desde Calderón de la Barca a los hermanos Wachowski) o si coexistimos con infinidad de realidades marginalmente diferentes una de otra, cada una relativamente real respecto de las otras (desde Einstein a Stephen King). ¿Cuántas veces no habremos irrumpido inesperadamente en alguna de las otras realidades y no nos percatamos, sencillamente porque no pudimos notar las diferencias?
exxUn amigo me comentó que Philip K. Dick se inspiró en el I-Ching para escribir El Hombre en el Castillo, cosa verosímil ya que al prepararse para seguir cualquier curso de acción, los personajes del relato que habitan la costa oeste de norteamérica lo consultan profusamente, interpretando detenidamente los resultados obtenidos, evidenciando el conocimiento del autor en el I-Ching.
exxEste amigo también me contó que Dick habría consultado el oráculo preguntándole ¿cuál es la verdadera realidad? Mi informante dejó la respuesta del oráculo en suspenso, y sólo nos queda el remedio de fantasear con ella.

Ficha técnica:
Título original:El Hombre en el Castillo
Autor: Philip K. Dick
Editorial:Minotauro
Año de edición:2002

© 2005, A. César Osses Cobián.

Seis Películas

Tras un agotador primer semestre de vuelta en la Universidad tuve unas merecidas vacaciones y tiempo para arrendar algunos DVDs que me pareció interesante comentar en TauZero, independiente de no adscribirse todos dentro del binomio fantasía-cf que preocupa a este e-zine. El siguiente es un ejercicio del cual dejaré fuera los bonus que todo DVD trae como los comentarios del director, escenas eliminadas, etc. Comencemos entonces.

Resident Evil: Apocalypse (2004): Hollywood se ha alimentado desde sus inicios de la literatura para desarrollar sus proyectos fílmicos; novelas, cuentos y obras de teatro han sido sus principales fuentes. Siempre en busca de nuevas expresiones que explotar, Hollywood recurrió a una forma literaria “menor”, el cómic, durante la década de los 1980s. Las primeras versiones fílmicas del mundo de las viñetas fueron desastrosas y durante un tiempo fueron dejadas de lado al descubrir los ejecutivos una nueva vaca que ordeñar: los videojuegos. De esta experiencia de principios de los 1990s resultaron películas aún más desastrosas y Hollywood también prescindió de ellas durante un tiempo para regresar a las adaptaciones de los últimos best-sellers de Michael Chrichton y Tom Clancy. El panorama cambió junto a la llegada del nuevo milenio y comenzamos a recibir adaptaciones dignas y competentes tanto de cómics como de videojuegos. Resident Evil fue una de ellas.
Dirigida por Paul W.S. Anderson, Resident Evil fue una adaptación bastante libre del juego del mismo nombre que conservaba de su fuente tan sólo los zombies humanos y caninos. Puede que esa sea la fórmula de llevar los videojuegos al cine, dirán algunos, distanciarse lo más posible del material que tan bien funciona con un joystick en la mano, pero si es así, ¿para qué hacerlo? Pues para profitar de un nombre, de una marca conocida como Resident Evil y asegurarse desde ya un público para llenar las butacas con los chicos que han jugado el videogame. Resident Evil fue una película competente, sorpresivamente elegante y sobria tratándose de un filme de zombies, con un saborcillo europeo que se agradece y una banda sonora que incluían composiciones del siempre lúdico Marilyn Manson (¿alguien se toma a este tipo en serio?) y Marco Beltrami que también realizó la banda sonora de la excelente película de Guillermo del Toro, Blade 2.
Resident Evil: Apocalypse no pareció gustarle a ningún crítico “especializado” (mucho menos a los no-especializados), pero en lo que a mí respecta, me agradó bastante. No extrañé a Romero ni a Fulci conciente que el terror no era el combustible de esta película sino la acción. Y al ser la acción su elemento clave, obviamente que no podía contar con los tiempos y la atmósfera que se experimenta en el juego.
Los juegos de Resident Evil son ejercicios exploratorios de suspenso, más thriller que horror y se basan en la resolución de problemas con algunas esporádicas pizcas terroríficas. El personaje del jugador no es particularmente fuerte o ágil, contra zombies y monstruos físicamente está en clara desventaja, pero aún así puede derrotarlos por medio del intelecto, encontrando las soluciones, las herramientas adecuadas, la llave, los fósforos para encender la mecha de la bomba… Los juegos definitivamente no son de acción, y cualquiera sabe que llevar el ritmo pausado y hasta monótono del videogame al cine no habría sido rentable. ¿Qué es rentable?, pues lo que el director Alexander Witt hizo basándose en el screenplay original de Paul W.S. Anderson: peleas acrobáticas, explosiones, motos volando a través de vitrales, explosiones, disparos en cámara lenta, más explosiones y a cambio de una chica hermosa y ruda: dos chicas hermosas y rudas. Yo al menos no me aburrí, y hoy por hoy suelo conformarme con eso, que ciertamente no es poco.
Resident Evil: Apocalypse se basa en el juego de consola Resident Evil 3: Nemesis, o mejor dicho utiliza referencias del juego conciliándolas con los elementos de la primera película, o más bien con Alice. Es por esto que la sexy Jill Valentine (Sienna Guillory), no puede ser otra cosa sino un personaje secundario. Al igual que en la primera esta es la película de Mila Jojovich, de Alice, y está hecha para su lucimiento. Ahora, personalmente encuentro mucho más atractiva a Sienna Guillory que a Mila, pero eso ¿a quien le importa?
Cuando una película de esta clase (u obra literaria o lo que sea) se convierte en un aporte es cuando agrega algo nuevo al mito que trata. Por ejemplo, Ann Rice agregó algo nuevo al establecer que los vampiros podían enfermar si bebían la sangre de un muerto. Y si bien puede alegarse que los zombies de Apocalypse no son más que “carne de cañón” sí encontré algunos elementos nuevos como las prostitutas-zombies, los inquietantes niños-zombies y el cura que alimenta a su hermana-zombie con cadáveres (en Braindead de Peter Jackson el protagonista alimenta a los zombies pero no con humanos). También se agradece la presencia de Nemesis, algo así como un “super-zombie”, similar al Deathlock de Marvel.
La trama de la película más que al videojuego me recordó al clásico filme clase-b Escape de Nueva York de John Carpenter, una ciudad aislada convertida en prisión, un sujeto a ser rescatado a cambio de la libertad y la amenaza de una explosión atómica, todo condimentado con zombies de toda clase incluyendo a los clásicos (esos que se levantan de sus tumbas al más puro estilo Thriller de Michael Jackson).

American Splendor (2003): Esta es una película extraña, así como extraño puede parecer verla después de Resident Evil: Apocalypse. A diferencia de su predecesora (en el orden en que las vi) éste es un filme pretencioso, empaquetado desde un principio con esa odiosa etiqueta de cine-arte y obtuvo premios en el Festival Sundance y de Cannes, recibiendo tantos aplausos como abucheos Resident Evil.
American Splendor recurre a distintas técnicas narrativas y el resultado final es un pastiche que no pega ni junta. Siguiendo con las adaptaciones, American Splendor es una adaptación de la vida de Harvey Pekar y de su cómic homónimo iniciado en 1976 y publicado a partir de principios de los 1990s por Dark Horse.
La película comienza bastante bien, cinco niños pidiendo dulces en Halloween, la amable vecina que abre su puerta y les entrega golosina los felicita uno a uno por sus disfraces: <<aquí tenemos a Superman, y aquí a Batman y su sidekick Robin, y a Linterna Verde…>> Cuando llega al último niño, que no está disfrazado, le pregunta quien se supone que es: <<Soy Harvey Pekar, sólo un niño del barrio>> contesta el mocoso con una actitud de “entrégueme los malditos dulces o váyase al demonio”. Como la amable vecina parece no entender nada, el niño se aleja ante las burlas de los demás, arrojando su bolsa de caramelos al suelo y pateándola. Esto es sin duda lo mejor de la película y algo que en palabras del propio Pekar en los bonus “pudo haber pasado”, aunque sabemos que no fue así.
La película habría sido mucho mejor si hubiesen permitido a Paul Giamatti hacer su trabajo, es decir, representar a Pekar. El introducir al verdadero Harvey Pekar con fórceps en la película interrumpe la “suspensión de la incredulidad” con la que todo espectador se recubre antes de ver un filme y convierte al Pekar de Giamatti en una pálida imitación de su patético referente, sobretodo en lo que al footage de sus visitas al show de Letterman se refiere. Si bien el Pekar representado por Giamatti es un perdedor, un pobre diablo mediocre y fracasado, conserva algo de dignidad quijotesca, la que se va al cuerno cuando contemplamos al verdadero Pekar en sus intervenciones televisivas. Hay una escena incluso en que el Pekar de Giamatti y el actor que representa a su amigo “orgulloso de ser nerd” se retiran a descansar mientras los verdaderos discuten sobre los sabores de unos caramelos y sus correspondientes colores. Es cómo si los directores Shari Springer Berman y Robert Pulcini quisieran decirnos: “¡Mirénlos, estos freaks son reales, no los inventamos!”
Los intentos por emplear elementos de los cómics, por otro lado, están presentes, pero no son explotados en todo su potencial. En ese sentido la pésima película The Hulk de Ang Lee es mucho mejor en lo que a edición y montaje se refiere. Y si la intención de la película es “demostrarnos” que los cómics pueden ser inteligentes, maduros y tratar temas reales, pues esa es una batalla que hace tiempo se ganó con obras como Maus, Hate, etc.
Por último, la película falla en su retrato de Pekar como un perdedor, Pekar no es un perdedor, es un tipo que si bien tuvo un trabajo aburrido, trabajó, que fue amigo de artistas influyentes como Robert Crumb y que pudo hacer su cómic y convertirse en una figura mediática underground. Frente a todo eso yo sí que soy un verdadero perdedor, aunque por otro lado y medido con los estándares de otro puede que sea un hombre de éxito (aunque lo dudo).

Secret Window (2004): Lo primero que se me vino en mente al ver esta película fue otra adaptación de Stephen King al cine: The Dark Half dirigida en 1993 por la leyenda del cine de zombies, George Romero, así que hablaré primero de este filme.
De niño, a Thad Beaumont (Timothy Hutton) se le detectó un tumor cerebral que resultó ser los restos no-desarrollados de un hermano gemelo. Más de veinte años después Thad es un escritor exitoso casado y con dos hijos. Los libros que escribe con su nombre real son “literatura seria” pero para mantenerse escribe novelas violentas bajo el seudónimo George Stark. Cuando un chantajista lo amenaza con revelar su nomme de plumme, Beaumont sale del closet y “sepulta” a Stark, lo que desencadena una serie de asesinatos de los cuales el propio Beaumont es el principal sospechoso pese a que no tiene idea de lo que está pasando. El asesino es por supuesto George Stark, y la pregunta que se plantea es si Thad sufre de doble personalidad o acaso su doppelganger realmente ha tomado forma corpórea tras el entierro simbólico.
En lo que a adaptaciones fílmicas se refiere el nombre de Stephen King suele ser sinónimo de baja calidad con notables excepciones (como The Shining de Kubrik). Usualmente el Sr. King niega toda asociación con dichas películas como en el caso de Pet Sematary 2 y The Lawnmower Man, pero por otro lado y desconcertantemente tuvo un rol activo en una de las peores películas de 1992: Sleepwalkers. En ese sentido The Dark Half si bien no está a la altura de The Shining es bastante digna gracias al oficio de Romero y los actores principales.
En cuanto a Secret Window del escritor de guiones ahora convertido en director David Koepp (Jurassic Park, Panic Room, y Spider-Man), ésta película es tan similar a The Dark Half que hasta comparte un actor: Timothy Hutton (que de protagonista es reducido a secundario). La película está basada en el cuento Secret Window, Secret Garden que es una suerte de reelaboración que King hizo de The Dark Half en un momento en el que aparentemente estaba más escaso de ideas que nunca.
película está basada en el cuento Secret Window, Secret Garden que es una suerte de reelaboración que King hizo de The Dark Half en un momento en el que aparentemente estaba más escaso de ideas que nunca.
El protagonista es Johnny Depp, algo que podrá servir como gancho para el público pero que claramente atenta contra la credibilidad del filme. Y es que Johnny Depp ya es una “estrella” demasiado grande como para encarnar a otro personaje que no sea el mismo. Hace tiempo que dejé de creer en los personajes de Johnny Depp, aunque debo admitir que no ha caído en las bajezas de Robert de Niro, una patética caricatura de sí mismo interpretando a Travis Brickle perpetuamente hasta en fiascos como la película de Bullwinkle. Cuando veo una película de Johnny Depp pienso: “Ese es Depp de pirata, ese es Depp de escritor, ese es Depp de investigador psíquico” y lo que es peor, desde la Novena Puerta en adelante que el bueno de Johhny no deja de darme risa. Es como si tras Ed Wood todas sus películas fuesen comedias.
En Secret Window Johnny Depp interpreta al exitoso escritor Mort Raney. Tras descubrir a su esposa poniéndole los cuernos, Mort se recluye en su cabaña ubicada en uno de esos puebluchos boscosos que tanto gustan a King. Repentinamente es visitado por un tipo que se identifica como Jim Shooter (un John Turturro muy similar al predicador de Poltergeist II: The Other Side) que lo acusa de haberle robado su historia. <<You stole my story>> repite con su acento sureño cada vez que entra en escena. Pese a su negativa Mort compara las dos historias percatándose que son idénticas salvo por el final de Shooter, que según él es mejor. Todo este asunto no deja de ser preocupante para Mort ya que ha sido acusado de plagio en el pasado, pero su historia fue publicada antes que Shooter escribiera la suya, cosa que puede probar mostrándole la revista donde fue publicada la que está en su ex-casa, donde vive su ex-esposa con su amante. Entonces alguien mata al perro con un desatornillador, desaparece un vecino, se quema la casa, y muere más gente, todo a causa de la incompetencia de Mort por convencer a Shooter que no le ha plagiado. ¡Por supuesto que Mort no ha plagiado a Shooter!, ya que Mort es… Bueno, ya lo saben.
La escena que destaco de la película es la recreación del cuadro de Magritte que utilizamos como ilustración para el artículo de Sandra Leal Lo fantástico en el escenario de la vida (TauZero #4).

Lost in Translation (2003): He aquí una película que quise ver desde su estreno, por varias razones. La primera de ellas, porque estaba protagonizada por Bill Murray que ha sido uno de mis actores favoritos desde Ghostbusters, si bien su filmografía no es muy extensa ha estado presente en varias de las películas que más me han gustado como son El Día de la Marmota, Los Excéntricos Tennenbaum y Ed Wood. El papel que mejor realiza Murray es el de aquel tipo desencantado y aburrido de la vida, ese sujeto que está de vuelta de todo y que parece haber perdido cualquier seña de entusiasmo. Como señala Anton Bitel: <<Desde sus apariciones de mediados de los 1970s en Saturday Night Live, su expresión de resaca y martini-seco siempre lo hizo parecer de un cinismo más allá de sus años, y ahora que realmente es viejo, interpreta la crisis de la mediana-edad como si hubiese nacido para ello.>>
La segunda razón fue motivada por alguien que vio Lost in Translation y me dijo que me identificaría con Bob Harris, el personaje de Bill Murray, lo que fue totalmente cierto. La tercera razón consistía en ver a Murray cantando More Than This de Roxy Music, ya que sólo lo había escuchado en la radio aunque podía imaginarme perfectamente su expresión de derrota y hastío.
Lost in Translation de Sofia Coppola fue exactamente lo que yo esperaba que fuese y por lo tanto la sitúo dentro de mi lista de filmes favoritos de todos los tiempos. Ahora un poco de autorefencia de esa que tanto detesta el incompetente director de TauZero:
Estando en Inglaterra estudiando Arte & Diseño y llegado el fin del primer semestre, se organizó un viaje de estudios a Ámsterdam. Viajamos en bus, de noche, zarpamos en un enorme ferry desde un lugar llamado Felixtowe y finalmente llegamos a Holanda donde alojaríamos en el Hotel Lankaster. Estuvimos cinco días, durante los que a excepción de uno nunca me sentí más solo en toda mi vida.
Estaba inserto en un grupo de gente distante para quien no era más que el “extranjero” de procedencia indeterminada entre sus filas, en un país en el que a duras penas podía comprender lo que pasaba y cuyas peculiaridades y costumbres me eran tan extrañas como yo debía serlo para mis compañeros. Fui al Red Light District, miré boquiabierto a las chicas de las vitrinas pero sólo eso. Estuve en el Café Bob Marley y en el Café Pink Floyd pero no fumé marihuana, sólo tomé té. En el museo de Van Gogh me acerqué tanto a un cuadro para ver las pinceladas que comenzó a sonar una alarma y en dos segundos tenía un guardia encima, en las calles y cuando andaba con mis compañeros ingleses, yo era siempre a quien los traficantes se acercaban a ofrecer sus productos (incluso un tipo me pidió que le vendiera droga cierta ocasión que me quedé parado en una esquina más tiempo del requerido). Por las noches mis “amigos” se iban a beber o bailar y yo me quedaba en el dormitorio del hotel que compartía con dos de ellos. Sólo una vez me invitaron, durante la primera noche, ¿y a donde fueron?, a un pub inglés a beber one pint of lager y escuchar Queen y The Rolling Stones.
Al día siguiente me desperté completamente solo, mis compañeros de habitación no estaban. Bajé a desayunar y tampoco encontré a nadie, le pregunté al tipo de la recepción donde estaba todo el mundo y en un inglés más precario que el mío me explicó que se habían marchado en el bus a un paseo o algo así. “¿Por qué no estás con ellos?”, me preguntó. “nadie se molestó en despertarme”, le contesté. Así que regresé al bar-restaurant en busca de mi desayuno y fue entonces cuando la vi sentada en una mesa, bebiendo un jugo de naranja o algo por el estilo. Tenía rasgos asiáticos pero era británica, estaba acompañando a su padre que se encontraba en Holanda por asuntos de negocios y tras desayunar nos fuimos a recorrer las calles de Ámsterdam. Vimos muchas esculturas, desde los típicos bustos de próceres hasta las más vanguardistas, vimos un enorme molino, una estatua de piedra de un Tiranosaurio a escala natural y un galeón fuera del Museo Marítimo. Pasamos todo el día juntos, el mejor día de toda esa maldita semana, por la tarde nos despedimos y no la volví a ver nunca más. End of the story.

Collateral (2004): Hubo una película chilena que como suele ocurrir con todas las películas chilenas (espero que nadie me acuse de antipatriota por esto) no vi ni planeo ver: Taxi para Tres, que ganó un importante premio no sé donde. La premisa de éste filme era el “volante o maleta”, frase con la que ciertos delincuentes invitan al chofer de un taxi a participar del atraco previsto o meterse en el portamaletas a esperar que todo pase. El protagonista de Taxi para Tres elige “volante” y a partir de ese momento se desarrolla una estrecha colaboración con el par de criminales que lo involucran en sus fechorías hasta que estos descubren a Jesucristo y enmiendan sus vidas.
Bueno, la premisa de Collateral es parecida a la del filme chileno en lo que a un taxista obligado a convertirse en cómplice de actos criminales se refiere. La historia es bastante simple y va más o menos como sigue: Max (Jaime Foxx) ha sido taxista durante varios años en Los Angeles mientras espera ahorrar lo suficiente como para comenzar una compañía de limosinas. Max recoge a una pasajera con la que tiene “onda” que resulta ser una abogado (Jada Pinkett Smith) trabajando en un importante caso. Ella parece tener onda con él también y le deja su tarjeta. A continuación Max toma como pasajero al que parece ser un hombre de negocios elegantemente vestido, Vincent (Tom Cruise), quien le ofrece 600 dólares a cambio de llevarle a cinco distintas locaciones en L. A. donde atenderá sus reuniones de negocios. Y no nos habríamos enterado de cual era el negocio de Vincent si a éste en un inexplicable descuido no se le hubiese caído su primera víctima desde el cuarto piso y justo sobre el taxi de Max. A partir de ese momento el taxista es obligado a seguir con los planes del asesino a sueldo que contempla eliminar a cuatro sujetos más. Pronto la dupla tiene a la policía de Los Angeles, los Federales y a unos mafiosos tras ellos pero aun así Vincent se las arregla para cumplir con sus obligaciones, hasta que Max decide ponerse los pantalones y rebelarse.
No hay peor película para mí que aquellas que tienen potencial y se diluyen en una falsa promesa traicionándose a sí mismas. Prefiero una película mala que termine bien que una buena que termina mal.
xxMichael Mann no es el más prolífico de los directores, realiza una película cada tres o cinco años, pero sus filmes suelen valer la espera. No es el caso de Collateral, que pese a todos sus méritos falla estrepitosamente al recurrir a las manidas fórmulas hollywoodenses que uno francamente no espera de Mann. Tras una hora y media me sentí estafado, el Sr. Mann se burló de mí, me pasó gato por liebre y eso no lo tolero.
Resulta que la última potencial víctima de Vincent es justamente la bella abogado que ocupó el taxi antes que él y con la que Max tuvo “onda”, y a causa de eso es justamente que el taxista convertido en caballero de brillante armadura reúne el valor para enfrentarse al malvado asesino y derrotarlo para quedarse con la princesa que, además, es afronorteamericana como él (ya que a Hollywood no le gustan las parejas interraciales). Todos los otros testigos que Vincent elimina merecen morir porque son malos, el traficante latino menor, el abogado especialista en liberar a criminales, el oriental mafioso dueño de un club nocturno e inclusive el músico de jazz involucrado con la gente equivocada, todos menos la “bella abogado”. Ella es buena, no puede morir, ¿verdad?
La escena que rescato es aquella donde Max es obligado por Vincent a hacerse pasar por él frente al temible Felix (Javier Bardem). La metamorfosis de asustado cachorrito a fiero león que recita las mismas frases de Vincent es digna del oscar.

Dodgeball: A True Underdog’s Story (2004): No soy muy adepto a las comedias norteamericanas, a menos que Ben Stiller esté presente. Dodgeball (dirigida por un tal Rawson Marshall Thurber) no está a la altura de la hilarante Zoolander pero se defiende. Si en la película anterior Stiller hizo mofa del mundo del modelaje aquí su víctima son los gimnasios y la obsesión por mantenerse “en forma”. El sumamente vanidoso pero ingenuo y bienintencionado Derek Zoolander es reemplazado por White Goodman, igualmente vanidoso pero malévolamente ambicioso y vengativo. No sé si el Dodgeball sea un deporte que se esté practicando en Estados Unidos o cualquier otro lugar del mundo, pero sí seguramente sigue estando presente en los patios y gimnasios de los colegios. Cuando yo era un escolar jugaba bastante a una versión simplificada del Dodgeball que denominábamos “quemadas”. El juego consistía en “quemar” a los otros participantes de un pelotazo en cualquier parte del cuerpo, el quemado entonces cogía la pelota e intentaba a su vez conseguir un blanco que golpear. Por supuesto que este juego estaba diseñado para infringir dolor y era la perfecta oportunidad para que los sádicos hicieran de las suyas pero no recuerdo que nadie resultara herido, lo que no puede decirse de cuando jugábamos a Titanes del Ring (versión chilena de principios de los 1980s de la WWF), donde corrió harta sangre de narices y varias piezas dentales (aunque fuesen dientes de leche) fueron perdidas.
La película no vale la pena comentarla, es una completa idiotez que debe verse para disfrutarla. Sólo tengo una queja: Vince Vaughn, el actor que interpreta al antagonista de Stiller es el tipo más monótono y carente de entusiasmo que he visto en película alguna. Aburrido, inexpresivo, tieso, ha de haber sido el reemplazo de Owen Wilson que de seguro estaba ocupado en algún proyecto más “serio”.

Chronicles of Riddick (2004): La última película que vi durante mi ciclo de DVDs rentados y la única que podría considerarse auténtica ciencia ficción (que es el género que principalmente atañe a TauZero despues de todo).
No tenía mayores expectativas con este filme (a diferencia de Lost in Translation, por ejemplo) por lo que me agradó bastante pese a ser un flagrante refrito de varias otras cintas de acción, fantasía y cf (o tal vez a causa de ello). A estas alturas de mi artículo ya estoy algo cansado, por lo que me excusarán si recurro a una cita al comentario de Joaquín R. Fernández en la revista de cine La Butaca como introducción a mi crítica:
<<Más de cien millones de dólares es lo que se ha gastado la Universal en una película que pretende ser una continuación de otra que en su día recaudó poco más de cincuenta en las carteleras de todo el mundo (si bien en aquella ocasión su presupuesto era cinco veces menor que el de su secuela). Y es que Las Crónicas de Riddick toma al personaje más carismático de Pitch Black, aquella entretenida cinta de David Twohy que, al carecer de pretensión alguna, no molestó a casi nadie, y lo introduce en un mundo más vasto y pretencioso, transformando una pequeña obra de culto (o eso es lo que afirman algunos) en toda una superproducción de Hollywood.>>
No vi Pitch Black y ninguna película de Vin Diesel antes de Las Crónicas de Riddick. Por supuesto que estaba al tanto del asenso de Diesel como el nuevo héroe de acción llamado a ocupar el sitio vacante dejado por Schwarzenegger, Stallone y Bruce Willis (¿alguien recuerda a Jean Claude Van Damme?), aunque me sorprende que haya derivado tan pronto a las comedias familiares. Schwarzenegger, por ejemplo, hizo varias competentes películas de acción antes de derivar en este odioso género con filmes como Twins y Kindergarden Cop.
No voy a extenderme en la trama de Las Crónicas de Riddick ya que me parece un ejercicio mucho más interesante deglosar las influencias/citas/plagios/tropos que se articulan en ella, limitándome sólo a otras películas y series de televisión:
Superman: Riddick es el último miembro de una raza que ni el mismo conoce (aunque como suele ocurrir en estos casos no es del todo cierto, recordemos Superman II).
Dragon Ball Z: Lord Marshall, el poderoso líder de los Necromongers, teme a la profecía según la cual un Furian será quien lo derrote, razón por la cual destruye a toda esa raza, aunque conserva a unos cuantos a su servicio. Freezer, poderoso líder de una coalición de alienígenas dedicados a conquistar y vender planetas teme a la profecía según la cual un Saiyayin será quien lo derrote, razón por la cual destruye a toda esa raza, aunque conserva a unos cuantos a su servicio.
Duna: La estética de los Necromongers es muy similar a la del filme de David Lynch. Los Elementales son una suerte de Bene Gesserit y la lucha final entre Riddick y el Lord Marshall en el salón del trono es idéntica a la de Paul Atreides y el sobrino del Barón Harkonnen.
Conan: Inadvertidamente y agotado tras la lucha, Riddick se sienta en el trono del Lord Marshall convirtiéndose así en el líder de los Necromongers cuya máxima es: “Puedes conservar aquello que matas”. La pose y actitud meditativa de Riddick es igual a la de Schwarzenegger al final de la segunda parte de Conan.
Star Trek: Toda la secuencia en el planeta prisión Crematoria es muy similar al cautiverio del Capitán Kirk y el Dr. Bones McCoy en un gélido mundo Klingon. Los feroces perros con disfraz de los Klingons son reemplazados en Las Crónicas de Riddick por unos felinos escamosos generados por computador.
Escena destacable: El sacrificio del Purificador, un tipo que creíamos el más fundamentalista de los Necromongers resulta ser un Furian como Riddick.

© 2005, Sergio Alejandro Amira.

Padme: Mujer de Verdad

por Armando Rosselot

¿Que puedo decir de La Venganza del Sith que ya no se haya dicho? La verdad, que sí me gusto y más que por su despliegue de efectos y batallas espaciales de space opera fue la incorporación de un elemento muy importante en el cine y que hasta ahora esta saga no la había demostrado (sólo un poco en el Episodio V, que no fue precisamente dirigida por George Lucas) que es internarse un poco en el alma de los personajes, y al ser la más oscura de la nueva trilogía ayudó en ese cometido, esto indudablemente me pareció un gran acierto de Lucas para revindicarse aunque sea un poco. También disfruté al ver como cerró las dos trilogías inteligentemente uniéndolas esta vez en torno a la figura de Darth Vader, y no precisamente de los Jedis.

Pero lo que más me llamó la atención de esta entrega es la figura de Padmé Amidala interpretada por la hermosa Natalie Portman, por primera vez en lo que a mí respecta en esta saga, veo a una mujer de verdad, de carne y hueso, deseada, en conflicto y sufriendo (no tomo en cuenta a Leia en El Imperio Contraataca, ya que nunca me ha gustado mucho como actriz Carrie Fisher) se me hizo el único personaje REAL de la historia, sin quitarle méritos a algunos otros, aunque Christenssen estuvo muy bien en la parte final de la película. Para mí la mejor de las seis no sólo por su despliegue de efectos especiales, personajes e historia, y obviando los típicos errores de continuidad y guión de esta saga, sino porque me hizo soñar una vez más al igual que aquella muy pero muy lejana navidad de 1977 y eso, no tiene precio.

por Armando Rosselot

Lucas y la ansiedad de la influencia

por Sergio Alejandro Amira

La Guerra de las Galaxias o Una nueva esperanza (A New Hope) se estrenó el 25 de mayo de 1977 en los EE.UU., no tengo idea cuanto tardó en llegar a Chile ya que en aquél tiempo las películas se tomaban su buen tiempo en ser estrenadas por estos lares (hoy en día pareciera que eso sólo ocurre con la filmografía de David Lynch), pero creo haber contado con seis años cuando la vi por vez primera en el cine junto a mi abuelo. A continuación mis recuerdos entran en una nebulosa hasta 1980 y el estreno del Imperio Contraataca, junto al cual llegaron los anhelados juguetes. Recuerdo muy bien un helado de Savory llamado Láser junto al que te daban un sobre con láminas de los personajes para pegar en un póster y si te salía una premiada te ganabas el Halcón Milenario, un At-At o un Alas-X. Comenzó así mi compulsiva exigencia a mis padres por que me compraran las action-figures de Star Wars, lo que se prolongó hasta El Regreso del Jedi.

Cómo las figuras del primer episodio no llegaron nunca a Chile me sentía frustrado al no poder adquirir varias de las que aparecían al reverso de las cajas, sobretodo las de los alienígenas de la cantina de Mos Eisley como Hammer-Head. Con el tiempo llegué a poseer prácticamente toda la colección de action-figures tanto del Episodio V como el VII incluyendo el Slave-1, la nave de Bobba Fett y su Han Solo congelado en carbonita. Recuerdo que mi figura favorita era la del Almirante Ackbar, y lo mucho que me frustré cuando un “amigo” hurtó la insignificante vara que tenía por todo accesorio el Calamari (después recuperé el adminículo, luego que varios niños fuimos a protestar frente a la casa de éste ladrón de juguetes).

Conservé mi colección de Star Wars hasta los doce, cuando la vendí con todo y nave de Bobba Fett a un compañero de curso. ¿Qué hice con ese dinero? La verdad es que no lo recuerdo pero no debe haber sido nada que pudiese equiparar la pérdida de esa colección.

Para cuando tenía 13 años olvidé a Star Wars por completo.

Luego vinieron un par de olvidables películas protagonizadas por los ewoks que me vi obligado a ver por culpa de mi hermana menor, el vergonzoso especial navideño que vi por la tele y supe de la existencia de una serie de dibujos animados protagonizada por los peluches de la Luna de Endor y otra por C3P-O y R2D2, pese a que nunca seguí ninguna parecían del todo infantiles y olvidables (en esa época me parece que alucinaba con las aventuras del Agente Cobra y las voluptuosas figuras de Sabrina y Samantha Fox que cantaba Touch, touch me, I wanna feel your body).

Corte a: 1997, creo, y la reedición de la Trilogía original como preámbulo para La Amenaza Fantasma estrenada en mayo de 1999. Se reactiva mi interés por Star Wars justo cuando ingreso al Magíster en Artes Visuales de la Universidad de Chile, para el curso de Metodología de simbolización Social escribo un paper donde menciono a Han Solo, Chewbacca y el Halcón Milenario, obtengo la calificación más alta (gracias, Federico).

Voy al estreno de La Amenaza Fantasma junto a gran parte de mi familia y salgo tan o más decepcionado como ellos (incluyendo a mi hermano menor que nada sabía de los episodios anteriores). La verdad es que más que decepcionado salí enfurecido, ¡cómo podía Lucas hacernos esto a los fans! Bueno, técnicamente yo no era un fan, pero me sentía igual de decepcionado (¿o acaso los fans no se defraudaron? La verdad es que nunca conocí alguno).

Sin lugar a dudas lo más defraudante de la película fue que no lograra brindarnos ni un solo personaje memorable como la primera, un lenguaraz y forzadamente amistoso Jar Jar Binks no le llegaba ni a los talones al gran Chewbacca, dotado de menos locuacidad pero de mucha más “presencia escénica” por decir lo menos. Y si de hablar poco se trata, Darth Maul se llevó el premio como un pobre sucedáneo de Vader por más sable-láser doble más piruetas que desplegara. Otro personaje que al igual que el anfibio Gungan había sido forzado hasta los límites del ridículo en su caracterización, si solo le faltó una cola terminada en flecha y las patas de chivo al oscuro Sith para ser la personificación más cliché de Satán. ¿Y que es eso que Darth Vader construyó a C3-PO? ¡Por favor, Lucas, está bien que quieras atar cabos pero ésta no es la forma! También me defraudó Yoda ya que el títere se veía más falso que el de El Imperio Contrataca y, además, le agregaron unas estúpidas patillas. Lo único memorable además de volver a encontrarme con Natalie Portman tras esa película con Jean Reno donde veía a los Dinobots en la tele fue el personaje del Senador Palpatine, que alguna gente cercana a mí (muy para mi sorpresa) nunca sospechó que era Darth Sidious. El actor escocés Ian McDiarmid logró dotar al Emperador en El Regreso del Jedi de una maldad que hacía que Vader pareciera un cachorrito y considero memorable y digno de aplaudir su desempeño en la nueva trilogía, tanto en su rol de benévolo canciller Palpatine como en el del oscuro Darth Sidious. Aunque no lo crean para mí fue más emocionante ver a McDiarmid convertirse por fin 100% en el Emperador que a Hayden Como-se-llame en un Darth Vader tan escuálido comparado al de David Prowse como resultó ser Chewacca al lado de los corpulentos wookies (aunque me agrada el pensar que Chewie fuese un debilucho enclenque de su raza, eso explicaría porqué andaba de mascota del perdedor nº1 de la galaxia –pero que al final se queda con la princesa, sí).

Con un precedente tan malo no es de extrañarse que El Ataque de los Clones me haya gustado tanto, lo extraño es que con el tiempo y a medida que veía una y otra vez La Amenaza Fantasma por el cable cada vez me desagradaba menos (incluso llegué a saltar de emoción cuando vi a dos ETs en el senado de la república por vez primera).

Ahora bien, como ya he confesado nunca me documenté de material anexo a las películas mismas, a excepción de las novelizaciones de la trilogía original que leí a partir de los 11 años, las cuales no estoy seguro a cargo de quien estuvieron pero que aportaban algunos datos extras que a la larga resultarían incoherentes (recuerdo muy bien cómo en la novela del Episodio IV se decía que Jabba había perdido el cabello a raíz de una “mezcolanza de enfermedades”), por lo que no se cuanto de ese enorme universo repartido entre novelas, cómics y videojuegos tomó en cuenta Lucas para la precuela (según Juan Carlos Sánchez, nada). Hablo por lo tanto desde mi ignorancia de no-fan pero sí desde el sentido común.

En El Ataque de los Clones me pareció genial la idea que los aludidos clones fueran los stormtroopers. Que el ejército de la república estuviese compuesto de clones de Jango Fett y que Bobba, a su vez, fuese un clon de éste, me pareció un tanto ilógico. ¿No podrían los estilizados y tecnológicamente superiores Kaminoanos crear un humano perfecto como el Adam Kádmon hebreo en vez de hacer duplicados del maorí Temuera Morrison?

Y si bien me encantan las criaturas alienígenas, ¿no era la escena del coliseo romano una especie de intento por sacar partido al resucitado género “peplum” traído a nosotros por Riddley Scott? (a quien parece la cf ha perdido para siempre, por lo demás).

Y sí, eso de Conde Dooku para el actor más recordado por interpretar al Conde Drácula después de Bela Lugosi me pareció más que un homenaje una obviedad tan sosa como el cura Tomas Aquinas de esa impresentable película donde Schwarzenneger harto de Depredadores y Terminators lucha contra Satán.

Lo mejor lejos: Yoda luchando con sable láser aunque se asemejara más bien al Zooboomafu en esteroides.

Y llegamos finalmente a La Venganza del Sith. Luis Saavedra se consiguió la adaptación al cómic de la película y tras una breve ojeada me dije a mi mismo “si éste cómic es sólo un resumen de la película va a ser la mejor de las seis”.

Tras verla puedo asegurar que al menos, es la mejor después de El Imperio Contraataca, mucho más sutil que éste espectáculo de pirotecnia e incluso gore.
Estoy de acuerdo con todo lo que elocuentemente expone Juan Carlos en el primer artículo de éste especial. Sobretodo en lo que se refiere a la “compasión” y el “amor” en los Jedis. …la idea de controlar la emotividad se contradice en numerosas ocasiones como en la primera parte con el furioso ataque de Obi Wan a Darth Maul luego que éste matara a su maestro… O como en la primera vez que vemos ser usado un sable láser en la cantina de Mos Eisley. De acuerdo, el doctorcillo ese y su amigo cara-de-morsa estaban molestando bastante a Luke, Obi Wan amablemente les pidió que desistieran, pero en vez de un comando psíquico (como el dado a los stormtroppers minutos antes) o uno de esos golpes telekinéticos con la palma abierta el viejo Obi Wan opta por su espada para mutilar a los malosos, supongo que principalmente para advertirles a los demás alienígenas que no se metan con ellos, aunque a nadie parece importarle mucho de cualquier forma.

La pregunta es ¿Era necesaria tanta brutalidad? Claro que sí, para que viéramos que el vejete era cool y que la espada podía servir como algo más que una linterna, pero en términos argumentales, no se justifica como no se justifica nada de lo que compone la filosofía pseudo New Age de los Jedis.

Hay una escena entre Yoda, el insoportable Mace Windu y Obi Wan donde se habla de la profecía aquella del “elegido” que supuestamente sería Anakin, “el que traería equilibrio a la Fuerza”. “Una profecía mal interpretada podría ser” dice Yoda y puede que sí, desde el punto de vista de los Jedis, pero no del mío a menos y disculpen el egocentrismo pero sólo puedo hacerme cargo de mis palabras.

Anakin efectivamente trajo aquel anhelado balance a la Fuerza, exterminando a la absurda orden Jedi en el Episodio III y a los Sith (con la ayuda de Luke) en el Episodio VI. Ese era el equilibrio que se necesitaba, que tanto Jedis como Sith se desvanecieran para siempre. Estoy seguro que no es así en los cientos de novelas y cómics posteriores a El Regreso del Jedi, pero confío en que Luke no fundó ninguna academia Jedi tras la muerte de su padre o que si efectivamente lo hizo, se trató de una nueva orden que combinaba lo mejor de ambas escuelas que según las propias palabra de Palpatine “no se diferenciaban prácticamente en nada la una de la otra”.

Antes de concluir debo quebrar una lanza por Luke. Jorge Baradit asegura que aquellos que …en el futuro vean la saga en orden no van a entender muy bien por qué a partir del capítulo IV se le dan tantos minutos en pantalla a ese pendejo rubio medio gil, cuando lo realmente interesante está detrás de esa máscara negra. Cabe notar que el pendejo rubio medio gil no tuvo un entrenamiento formal de Jedi en una Academia como su padre (¡que ya era considerado viejo para ser un padawan a los seis años!). Luke comenzó a entrenarse tardíamente, a la muy avanzada edad de 18 años que es lo que supongo el personaje tenía al momento de encontrarse con Obi Wan. ¿Y cuanto lo entrenó Obi Wan? Lo que toma el viaje en Halcón Milenario a la velocidad de la luz desde Tatooine hasta Alderan. Antes de partir a Dagobah a entrenar con Yoda suponemos que Luke ha sido un autodidacta, luego, cuando Yoda deja de hacerse el payaso cuanto tiempo lo entrena, ¿una semana? Y eso sería todo hasta que Luke aparece en el Palacio de Jabba demandando se le entregue a su amigo Han. ¿Se imaginan lo que éste “pendejo rubio” habría logrado con un entrenamiento Jedi formal? Y no dejemos de lado que acometió la mayor hazaña de todas, no cayó en el lado oscuro y venció al Jedi y Sith más poderoso de todos y más aún, como bien dice Jorge, lo redimió. Porque Anakin en esos últimos minutos de vida se ha arrepentido del camino doloroso al que fue empujado por los incompetentes Jedis y el astuto Emperador, y guste o no, desde un prisma cristiano y pese a ser el responsable de la muerte de miles y millones (incluyendo los pequeños padawans del templo y los hijos y mujeres de los moradores de las arenas) el “maligno” Darth Vader se arrepiente y todos sus pecados son perdonados al punto que se sitúa a la derecha en aquella Santa Trinidad Jedi compuesta por el Padre (Yoda), el Hijo (Anakin) y el Espíritu Santo (Obi Wan). Después de toda esa amalgama mitológica (que se comprende aún mejor tras leer El héroe de los mil rostros de Joseph Campbell), Lucas termina con una referencia cristiana que también sitúa al principio de la hexalogía al señalar que Anakin ha sido concebido por los midiclorianos que son la fuerza misma o el “dios” de este aparente universo ateo.

Por último cabe agregar que no encuentro necesariamente negativo el basarse, copiar, inspirarse, homenajear o dejarse seducir por eso que Harold Bloom denominó la “ansiedad de la influencia” (claro ejemplo de ello es el general Grievous, sospechosamente similar al Alcaudón de Dan Simmons y al Hierofante del juego House of the Dead 2 a un mismo tiempo), lo que importa es que de aquello emerja algo que pese a todo tenga un sello propio y cierta honestidad y coherencia, algo que la nueva trilogía de Star Wars, pese a sus muchos aciertos, no posee. De todas maneras me quedo con Las Guerras Clones de Tartakovsky.

por Sergio Alejandro Amira

Es genial pero… no la entiendo

Rodrigo Mundaca Contreras

Me gustó la película. Visualmente impecable, argumentalmente coherente. Completa la cadena con el eslabón más importante en la historia. Esa misma que se inició hace casi tres décadas y que de facto impuso un nuevo paradigma en la historia del cine de ciencia ficción.

Los fanáticos están dispensados para dedicarme sus más ponzoñosos epítetos cuando les diga que puedo resumir Star Wars en pocas frases. Podría decir, por ejemplo, que la segunda trilogía es la historia del descubrimiento de un héroe destinado a destruir la Maldad, la aventura que vive conforme va madurando y adquiriendo nuevas habilidades necesarias para su misión, y el enfrentamiento y ulterior triunfo sobre la Maldad.

La primera trilogía está centrada evidentemente en otro héroe, pero esta vez marcado con un sino desfavorable que lo lleva, finalmente, a convertirse en la Maldad, contra lo cual el héroe de la segunda trilogía debe enfrentarse. La motivación principal que impulsa a este héroe/antihéroe y que lo lleva a la perdición es lo que motiva a todo ser humano en algún momento de su vida: amor erótico y ansias de crecimiento personal/profesional.

Obviamente la película me entretuvo muchísimo. ¿Y a quién no? Ver todas esas naves espaciales disparando, esquivando, luchando, huyendo y destruyendo con un nivel de efectos especiales tal, que sencillamente uno se olvida que todo esas imágenes no tienen mayor realidad que la de un algoritmo computando soluciones (*).

Al cine fui con dos amigos. Uno de ellos a su vez fue con uno de sus hijos, de unos diez años de edad. Cuando las grandes y amarillas letras STAR WARS comenzaron a subir por la pantalla, uno de ellos me dio un pellizco en el brazo. Parecía no creer estar presenciando el capítulo final de una historia que, para él, había comenzado a la edad del crío de diez años que estaba sentado un poco más allá.

Yo, a mi vez, estaba impactado, pero lamentablemente no en la intensidad de mis amigos, ni tampoco por la mismas razones. Ellos, si se me permite la imbecilidad (**), “crecieron con Star Wars”, e imagino que poner punto final a esta historia, después de tanto tiempo, algún tipo de significado debía tener.

Como decía, yo estaba impactado, pero básicamente por la música y la vertiginosidad de la acción. Viendo esas imágenes era como transportarme a alguna de esas clásicas space ópera que tanto me gusta leer. Yo no crecí con Star Wars, y no vi las películas sino hasta cuando las estrenaron en la TV. Sólo me llamaba la atención aquel caballero oscuro de respirar dificultoso y, por supuesto, los sables láser.

Más de una vez he llegado a pensar que si bien existen millones de personas que van al cine a ver la saga, y rezan a sus respectivas divinidades pidiendo la buena salud de George Lucas, creo que la mayoría de ellas no entiende lo que está viendo. Creo que la mayoría no lee el texto que telonea cada película. Creo que la mayoría sólo recuerda la frase “yo soy tu padre” y que Harrison Ford aparece jovencito en las películas. Para decir esto me baso simplemente en mí mismo. No fue sino hasta hace poco tiempo que decidí entender la historia completa. Y aún ahora hay cabos que no he terminado de atar. El punto es que si yo, un ávido lector de ciencia ficción, apenas está enterado de la historia detrás del paradigma de la ciencia ficción parafernálica y multimillonaria, entonces la mayoría necesariamente debe tener un conocimiento aún menor. Todo esto, obviamente, no impide disfrutar del espectáculo que son las películas; del mismo modo que no es necesario entender por qué dos mujeres pelean en el barro: sólo importa el espectáculo y el placer visual.

por Rodrigo Mundaca Contreras

(*) De todas formas ¿quién conoce una definición satisfactoria de realidad?
(**) Nadie que sea saludable mentalmente crece con un show de TV.

Strike three, Lucas out

por Luis Saavedra Vargas

Mmmmh, bueno, el inicio me pareció muy potente con ese despliegue de efectos especiales y la banda sonora que anuncia una batalla sin precedentes. Pero luego cae en bache muy grande de aburrimiento, con escenas y diálogos largos y con poca acción, que si bien explican el background de lo que vendría, no están bien resueltas debido principalmente a que Lucas no es un gran director sino más bien un productor. Las actuaciones de los personajes de Anakin y Padmé son más bien mediocres con notables excepciones de escenas, la de Obi Wan es buena, así como la del Senador Organa y Mace Windu. La película recién repunta cuando empieza la traición de los jedis, sin sangre ni violencia como ameritaba la situación.

El pudor o la pulcritud de las escenas al respecto le resta fuerza dramática, farreándose la oportunidad de impresionar al público. Sin embargo ya no alcanza las cotas del principio y le hubiera faltado una segunda edición más cuidadosa y que completara las escenas. Las escenas de esta parte parecen truncadas en su carga dramática y me parecieron insatisfactorias como la batalla de los wookies o los diferentes asesinatos de los jedis. Luego viene la notablemente espantosa escena cuando Darte Vader grita un “Nooooooo” en la cual solo quería meterme debajo de la butaca. El final se precipita mucho porque Lucas quiso acabar varios cabos sueltos en pocos minutos: el funeral, la construcción de la Estrella de la Muerte, los tíos de Luke, los padres adoptivos de Leia. La última toma debió durar un poco más para hacerla un clímax trágico y circular con el episodio cuatro.

No obstante, la película tiene escenas notables como la batalla de Coruscant, la postura de la máscara de Vader, la indecisión de Anakin cuando está en la cámara de los maestros jedis, pero lamentablemente árboles bonitos no hacen un bosque. Seguramente en la versión extendida veremos una película más completa, como con dos horas más de secuencias como la de Qui-Gon Jin que no se vio. Así y todo, pienso que Lucas no debiera dirigir otra película en su vida.

por Luis Saavedra Vargas

Lord Vader

por David Mateo

A lo largo de estos años he escuchado críticas exacerbadas hacia la nueva trilogía escrita y dirigida por el Sr. Lucas. La verdad es que en parte tienen razón, sin embargo creo que al director californiano le han movido una serie de parámetros que le han servido para definir la psicología, la ascensión y el crecimiento de Anakin Skywalker (porque no nos engañemos, dejando a un lado Amidalas, Obi Wan Kenobis, Yodas y Maces Windus —véase que omito el nombre de Jar Jar Binks—, el personaje principal de esta primera trilogía es Anakin Skywalker, futuro Lord del Sith).

En La Amenaza Fantasma Lucas quería hacernos simpatizar con la etapa más inocente de Anakin, por tal causa nos muestra una historia más infantil y desenfadada, acorde a la edad del protagonista; no obstante véase que la trama principal de Star Wars está presente veladamente en los entresijos políticos del que será el futuro Emperador del Imperio: Palpatine. El Ataque de los Clones nos muestra a un Anakin adolescente y enamorado, quizás por eso la película está edulcorada por un tono romanticón que resulta demasiado empalagoso; no obstante el film va increscendo y contiene momentos grandiosos que nos hacen recordar al universo starwarsiano que todos conocemos.

Y por fin llegamos a la joya de la corona —para mí una película que bien podría establecerse en el nivel que muestra la vieja trilogía— La Venganza de los Sith. Anakin ya es un jedi, ya es adulto y está preparado para dar el paso definitivo e integrarse en el lado oscuro. Nos sobran niñerías y cursiladas (aunque en cierta manera hay que mantener el vínculo establecido con Padmé ya que es el amor, y no un poder más trascendental o egoísta, lo que provoca que caiga en desgracia), y nos muestra a un Anakin convertido en Darth Vader, capaz de asesinar a todos los niños de un templo Jedi, o enfrentarse en un duelo fraticida a su mentor y principal amigo: Obi Wan Kenobi. Personalmente creo que, lejos del interés que pueda proporcionar una u otra película, George Lucas ha sabido mostrarnos perfectamente el nacimiento y el perfil evolutivo de un gran personaje que quedará grabado en los anales de la historia de la fantasía y del cine (le pese a quién le pese): Darth Vader (cuyo título de “Lord” siempre debería ir por delante).

por David Mateo