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Imagen: Dr. Manhattan, D. Gibbons
Imagen: Dr. Manhattan, D. Gibbons
Laskov despertó con una mano cubriéndole la boca, y un ajetreo infernal que en la oscuridad parecía llegar de todos lados. Buscó a tientas el PPSh pero no estaba ahí. Golpes sordos, chirridos como de muebles siendo arrastrados. Encontró la cabeza de su atacante en la oscuridad e intentó una maniobra de Sambo: girar sobre si mismo y tomar la espalda de su adversario. No lo consiguió. Estaba amarrado al suelo, por la cintura.
Fue conciente de Sánchez hablando junto a su oido. “Shh. Calma. Silencio, calma calma. Callado. Por favor. Calladito”. De a poco se calmó. Su mente se acostumbró a la oscuridad, como sus ojos se acostumbrarían a oscuridades menos densas. Relajó el fuerte agarre que tenía sobre el cuello de su amigo. Dió a entender con unas palmadas que no iba a gritar cuando le soltara la boca.
Pasos. Gorjeos. Arrastre de muebles. De pronto una tenue luz asomándose por una rendija en la puerta, que puso a Sánchez tenso como un cadáver. Era fácil deducir lo que le preocupaba: que los encontraran. Lo difícil era deducir quien se suponía que los estaba buscando, y por qué esconderse. Si la puerta estaba disimulada, era razonable suponer que Sánchez sabía que vendrían. Había algo que no le habían contado. Algo importante que Sánchez por alguna razón el silencio total lo sacó de sus cavilaciones.
El ajetreo paró de pronto, violentamente, y fue reemplazado por el raspar de algo contra la pared. Contra los escombros que apilados tapaban la entrada. Era un raspar lento, metódico, pero que no le hablaba de ninguna intención asimilable. Un raspar inteligente pero ajeno. Casi animal, pero no exactamente. Y enervante. Cuando finalmente se detuvo Laskov y Sánchez estaban empapados en sudor frio. Sus cabezas muy juntas, paralizados en su lucha, jadeantes no de cansancio.
Sánchez desató a Laskov, finalizando con un “listo” que era a la vez un “lo siento” y un “fue por tu bien”. Luego, lentamente, se puso de pie y caminó, probablemente hacia la ventana. Laskov hizo lo mismo y reconoció la silueta de su compañero, recortada contra la luz muy tenue que había en el exterior. Que “venía” del exterior, aunque la luz parecía no ir a ningún lado sino quedarse allá afuera, iluminar solo el pedazo de jardín sobre el que estaba posada. Era más bien una fosforecencia, un vaho que parecía flotar a pocos centímetros de su cara o en la inmensidad del espacio interestelar. Y dentro de ella, entrando y saliendo de ella, se podían divisar patas, montones de patas que se movían ora rápido ora lento, caminando frenéticamente o raspando, raspando pacientemente, descifrando el suelo de baldosas y el pasto y la tierra. Largas y delgadas, llenas de articulaciones. Patas. Y bultos amorfos rodeados de patas. Enormes. Como perros, u hombres. Y hablando entre ellos, como las hormigas, llendo y viniendo hacia la oscuridad.
Lentamente la nebulosa se hizo más pequeña, las patas más difíciles de distinguir. Sánchez suspiró y dijo que ya estaban bien. Laskov no lo escuchó. Seguía tieso mirando a la nada. Apenas hacía ruido pero estaba llorando de miedo. Quizo estar loco, más que nada en el mundo, y no le importó sentir el calor de la orina bajar por sus muslos. La vergüenza era un sentimiento secundario, lejanamente secundario. El miedo, tan real como la oscuridad.
Tomado de Las Memorias del Canciller Arturo Kieber-Latorre
Ediciones Dobleverso. Mayo, 2039
CERRÉ LA PUERTA y me bajé los pantalones. Lo hice sólo por costumbre porque no tenía ganas de cagar ni de nada parecido. Afuera, en el baño, un par de compañeros de oficina hablaban de unas perritas que habían conocido anoche. Una tenía un nombre raro, como alemán, y follaba rico.
Me acomodé sobre la taza y desdoblé la hoja que llevaba guardada en el bolsillo trasero de mi pantalón, aún estaba tibia.
To: one@enrednet.cl
From: desarrollo4@enrednet.cl
Subject: Re: No hablaré del final
———–ORIGINAL MESSAGE———–
To: Y
From: List
Subject: No hablaré del final
¿Seremos capaces de ordenar, designar y abarcar el destino? Me gustaría comenzar a contarles historias. Historias lejanas, historias amarillas de polen, historias rojas y dudosas. Historias en que soy una virgen vestida de pétalos a la que le besan los pies. De la que no escapan los unicornios del bosque oscuro. Quiero que conozcan esos besos negros, llenos de vientos calurosos y húmedos que me han dado forma. Me gustaría estar aferrada a ustedes, entrelazada con sus brazos, protegiéndonos de un mal que no existe y que es tan lleno, tan grande y tan delicioso, más que el bien. Siempre ha sido así, pero ustedes eso ya lo saben. Silencio. Se han dado cuenta de que un silencio calmo nos invade. Y eso es bueno, después de todo las palabras no significan nada y se olvidan. Además que todo lo que eventualmente podría decirles ya se ha dicho. Por hoy, por esta mañana que ya se hace día, es todo. Los quiero mucho. Descansen hermosos, donde quiera que estén. Y.
Me puse de pié, arrugué el papel y lo tire dentro de la taza. Se fue empapando lentamente hasta que se hundió poco más de la mitad, como si fuera un pequeño iceberg. Pensé en las palabras de Igriega y lo único que pude concluir era que no entendía nada. El mail era como un mal poema en prosa, una sucesión de lugares comunes y frases cursis redactadas por un fanático de Tolkien. Me bajé el cierre del pantalón y meé sobre lo que aún flotaba del papel hasta hundirlo, luego tiré la cadena. Es muy cierto eso de que la vida tiene más vueltas que una oreja.
Recuerdo que Estela se encontraba mi lado como habitualmente lo hacía, con gracia, agrado y algo de resignación.
Ese día, íbamos a la casa de sus padres. La espera de tres meses para obtener el pase de circulación por fin había llegado y ya estábamos en camino. Por lo menos, ella tenía parientes, a mí, se me murieron todos en el último terremoto.
La música que oíamos en el VIA estaba agradable y Estela cantaba, conocía las canciones y las disfrutaba enormemente.
Hay tantas canciones, le dije, casi infinitas; ya que con el término del derecho de autor y los sellos, toda persona con un buen programa y los accesorios indicados podía hacer música que sonaba a la de antes y como la de antes, distribuirla por la red y a un costo ínfimo. Hacerse famoso muchas veces era cosa de días.
Pero en la actualidad existen más canciones que personas en el mundo, dije. Sí, a pesar que, como castigo de dios sigue aumentando la población día a día y nada parece detenerla, ya que ningún tipo de anticonceptivo ni cirugía funciona, se regeneran los órganos y las drogas son anuladas por el cuerpo; la vida se impone, dicen los naturistas y la iglesia. Nos vamos a reventar, dicen los sociólogos.
Que se acabe toda esta mierda, digo yo.
Y ahora, más que nunca la gente busca el placer rápido para olvidar y estar junta, en largas y extenuantes orgías. Pero siempre sucede lo mismo, la vida se impone.
A mi lado, Estela se acariciaba el vientre de cinco meses que crece en su cuerpo.
A ella, la conocí en una fiesta Pick-up hacía esos mismos cinco meses. Luego de la fiesta nos drogamos y nos dimos duro como todos los demás una semana entera. Pero ahí estaba ella en el vehículo, diferente, malditamente cambiada, como si alguien le hubiese robado el chip del cerebro y le puso otro cuando la jodida concepción se realizó. La maldita vida se impuso.
Había leído, antes de conocer a Estela, que debido a la sobre población mundial se habían efectuado ciertos “ajustes” a nivel hospitalario con los bebés nacidos luego del ´70. Estela según me dijo, nació el ´71, y yo, sólo un viejo de mierda del ´65; esos que todavía se emocionan con el dorado atardecer de los otoños el la capital, con los árboles semí-desnudos y el gris de mayo.
Lo concreto, era que nadie sabía cuales eran los famosos “ajustes”, pero desde hace unos meses se estaban muriendo decenas de personas por día, pero de nada, sólo aparecían muertos sin vida y sonrientes. Nadie se explicaba el motivo, nadie quería saberlo en verdad; y que más da, es lo que todos deseábamos, menos gente, más trabajo, más comodidad, menos tacos, más libertad. Con seguridad, pensé, esto debe tener alguna relación con los “ajustes” del ´70; no estaba equivocado. Lamentablemente muy pocas veces me equivoco en mis conclusiones.
Hablamos con Estela lo que le diríamos a sus padres, de la posibilidad de emigrar a las colonias del sur y del posible futuro de nuestro hijo no nato.
Cuando sonó la canción.
Su melodía era suave, armónica y a la vez rítmica. Estela sonreía, comenzó a tatarear la letra, parecía que la había oído siempre, dio la impresión que era su canción… hasta de pronto calló. Quedo tiesa, tan rígida como sólo una estatua podía estar.
Muerta.
Claro que estaba muerta, bien muerta; pero sus ojos aun brillaban con alegría observando más allá de los árboles y edificios.
Ordené al VIA que se detuviera y enviara un código de emergencia a carabineros. Ya habían pasado tres horas desde que habíamos subido. Era el tráfico de mierda. Todo para sólo avanzar diez kilómetros.
Nos faltaron sólo tres y habríamos llegado si a Estela no le hubiese gustado tanto oír música y el maldito “ajuste”.
Salí del VIA y observé el cadáver de Estela. Dos de un viaje, pensé. Caminé de vuelta al departamento a esperar los formularios.
De algo estaba seguro. Estaría nuevamente solo, más solo que nunca. Y no creo que vuelva a escuchar música por un largo tiempo.
Aquí, en las colonias del sur ya no hay radio ni televisión, y la música está prohibida por ley. Niños corren libremente por la tundra llevados por el viento.
La vida se impone.
«La ciencia ficción es la literatura del
cambio, y cambia mientras se está
tratando de definirla«. Tom Shippey
Introducción:
Antes que todo, quisiera advertir que soy enemigo de los límites y demarcaciones ya que, según mi juicio, no dejan flotar plenamente los conceptos fundamentales de las obras y coartan en cierto sentido su libertad. A la vez, me gusta entender lo que se habla a mi alrededor y lo que normalmente pasa cuando uno entra como recién iniciado al umbral de la ciencia ficción es que empieza a escuchar términos que no se entienden a buenas y primeras y sin una explicación previa. Entonces uno empieza a buscar extraños términos como “space opera”, “cyberpunk” o “ucronía”, como subgéneros de la Ciencia Ficción, e irremediablemente quedamos colgados en un signo de interrogación gigante. Como buen enemigo de las clasificaciones traté de negarme a tanta descuartización del género, pero al fin caí rendido resignándome que, a medida que el género evoluciona, serán más y más las aristas que le crezcan a este armatoste sin forma. Entonces tuve que empezar a familiarizarme con estos y otros conceptos que se desprenden de las obras de ciencia ficción y entrar en la selva de la información a rescatar algunos conceptos.
Vencer la inercia de puesta a régimen de los sistemas siempre es costoso pero luego podemos dejarnos llevar más fácilmente con su impulso y por eso he decidido hacer una pequeña investigación para conocer los subgéneros vigentes de la ciencia ficción que conocemos. Son definiciones y descripciones superficiales para que los iniciados en estas artes sepamos de lo que nos están hablando los eruditos de nuestro género cuando dejan un comentario en el e-zine, en el foro o en alguna charla de presentación de libros. Para ser justos, reconozco que manejar estas definiciones nos ayuda a entender mejor al género y a referenciar adecuadamente las obras cuando debemos hablar de ellas. En este caso nos centraremos en la obra de ciencia ficción escrita, dejando de lado el cine y el cómic que podrían generar otros tipos de clasificaciones.
Para lograr el resumen que voy a entregar me he dado vuelta la Internet con el Google visitando las distintas web de ciencia ficción en el mundo y he revisado las entrañas de la Wikipedia en busca del concepto adecuado, así que aquí vamos.
El Árbol de la Vida:
El “árbol de la vida” de la cábala está compuesto por diez esferas y veintidós senderos que las unen. Se agrega una esfera invisible que no está unida al resto. Estas esferas manifiestan los estados de conciencia divina con sus respectivos atributos y formas de expresión. Abarca desde el primer elemento esencial de la manifestación hasta el plano más concreto de la creación.
Tan solo con un fin lúdico, se exponen los principales subgéneros de la ciencia ficción en diez esferas que, en forma análoga, serán la completa manifestación del género para el estudio y comprensión entre las diferentes energías fantásticas, tecnológicas, mágicas, sociales y/o científicas que en conjunto con las aventuras, los sentimientos, las intrigas y/o la acción, que se desprenden de las páginas de los libros de este extraño árbol llamado ciencia ficción.
Contenidos:
1. Ciencia Ficción
2. Ciencia Ficción Dura (Hard)
3. Ciencia Ficción Blanda o Suave (Soft)
4. Tecno-Thriller
5. Cyberpunk
6. Surrealismo
7. Space Opera
8. Ucronía
9. Utopía y Distopía
10. Otros estilos
Cuando se ve el macizo árbol a lo lejos en toda su magnitud, y como una unidad, podemos darnos cuenta que Ciencia Ficción son todas aquellas narraciones fantásticas cuya base argumental está en los conocimientos científicos, el avance tecnológico y el impacto que éstos producen en la sociedad o los individuos. Una silueta subjetiva y global a la cual se le ha dado muchas interpretaciones ya que basta con acercarse un poco para comenzar a notar la diferencia entre sus ramas y hojas.En primera instancia vemos las dos esferas extremas: la raíz y la copa.
En la raíz, afianzada a la tierra con firmeza pero con ganas de volar, está la Ciencia Ficción Dura (Hard), atada los más posible a la realidad ya que en sus fibras el tema científico es tratado con la mayor rigurosidad que hace posible la trama de la historia fantástica. Normalmente utiliza términos científicos complejos y están sólidamente basados en el conocimiento actual (de cada época). Se caracteriza, entonces, por la verisimilitud de las descripciones que contiene en las ciencias “duras” (física, química y biología) y una probable proyección al futuro. A esta proyección también se le denomina Especulación Científica.
En el extremo opuesto, en la cima de la copa casi tocando las nubes, está la esfera de la Ciencia Ficción Blanda o Suave (Soft). Casi escapándose de las ramas para dejar volar su entusiasmo por lo fantástico, deja la ciencia como escenario de fondo y se centra en los conflictos psicológicos y sociales que produce el uso de determinada tecnología. Se olvida un poco de sus raíces para levantar la nariz y oler qué hay más allá en el bosque.
Más cerca, podemos ver en los relieves del tronco la esfera del Tecno-Thriller. Una red leñosa de intrigas y aventuras en que los elementos tecnológicos y científicos son parte fundamental de sus nudos. Es el suspenso modernizado con una especulación científica viable en el presente o en un corto plazo.
Siguiendo el árbol con más detalle notamos que tiene injertos cyborg en la rama del Cyberpunk. Desde esta extensión podemos divisar un mundo distópico o indeseable en el cual existe un alto nivel de tecnología y un bajo nivel de vida. Una rama cuyas hojas contienen nano-circuitos integrados que transforman el tóxico smog de un mundo superpoblado en una densa savia negra que gotea lentamente sobre la tierra. Derivando de ésta, nace el brote mecánico del Steampunk botando vapor flash a intervalos. Un estolón ambientado en el siglo XIX o en la Inglaterra de la era victoriana. Una tecnología “antigua” combinada con elementos modernos, como los computadores.
Me doy cuenta que algo se mueve en el costado. Un arrugado brazo que cruje pesadamente parece respirar y quejarse dentro de la esfera del Surrealismo. Un ente que cuestiona el sentido de la realidad y que en su paranoia descubre que la vida diaria es realmente una ilusión construida quizás por poderosas entidades externas, por grandes conspiraciones políticas, una realidad virtual, enfermedades mentales o el uso desaforado de drogas. Miro con más detención y me percato que no es un brazo, sino otra rama que se deriva del tronco.
Un poco más alto, otra rama tiene una vista privilegiada del cielo y las estrellas: El Space Opera. Una esfera que logra contener todas esas historias románticas de aventuras espaciales. Desde sus extremos se pueden observar naves cruzando el universo, visitando extraños planetas y normalmente contactándose con otras civilizaciones, humanas y alienígenas.
Junto a unos frutos veo una rama de crecimiento simpódico, es decir, sobre una misma rama crece otra que la reemplaza. La esfera de la Ucronía, cuya historia original está tomada de la realidad pero que es reemplazada por una realidad ficticia que da por supuestos algunos hechos no sucedidos. Esta rama es la respuesta a la pregunta: ¿qué hubiera pasado si…?
Más cerca de la copa, me encuentro con una extraña rama que se divide en dos direcciones opuestas: Utopía y Distopía. Ambas extensiones apuntan a una sociedad ficticia. La Utopía está dirigida a un mundo ideal, una sociedad perfecta, en donde existe justicia social, solidaridad y amor. La Distopía, en cambio, apunta al lado opuesto en donde existe una sociedad opresiva, totalitaria e indeseable. En esta última normalmente llega a extremos apocalípticos.
En el interior del follaje, en medio de la frondosidad están los Otros estilos. Son aquellos pequeños gajos que crecen y amenazan incluso con desprenderse del árbol. El Retrofuturismo es un nuevo concepto que quiere englobar al entusiasmo por las imágenes del futuro producidas en el pasado, particularmente a mediados del sigo XX. El Slipstream se desarrolla dudando de la pertenencia al árbol ya que no quiere estar limitado por su espesura, pero utiliza el cruce deliberado de sus géneros. Tanto que no cuadra dentro de los confines de la Ciencia Ficción y tampoco en la Ficción Realista.
Conclusiones:
Después de esta “experiencia mística” casi me convierto en mi enemigo encuadrando y clasificando y, después de leer y estudiar tanto los subgéneros de este subgénero, me he sentido como Paul Atreides cuando practicaba con Gurney Halleck el cómo descubrir la finta dentro de la finta. Ahora, que estoy más cerca del árbol y conozco sus componentes, no puedo evitar el clasificar la obra que estoy leyendo, la que estoy escribiendo o la que leeré.
He evitado deliberadamente el incluir obras de referencia a cada una de las descripciones para evitar caer en subjetividades que hacen olvidar que las definiciones son una herramienta referencial. A mi juicio, es tarea del técnico el uso correcto de esa herramienta y no del instrumento en sí, así que cada uno podrá decir, por ejemplo, que Fundación de Isaac Asimov (1951) es una novela de Ciencia Ficción Blanda y/o Space Opera.
Al final recuerdo que no me gustan los límites, que como un pájaro puedo recorrer este árbol y probar de sus distintos frutos y volver a volar entre las nubes o bajar a la tierra a descansar un rato. El árbol sigue ahí, a su vez, alimentándose de nuestras ideas, creciendo con ellas, podando sus ramas. Cambiando constantemente. Creciendo a gusto de un grupo de jardineros como nosotros que queremos construir nuestra propia Ciencia Ficción, aquella que está contenida en la esfera invisible. Aquella que está por venir.
Fuentes de consulta: