El Loco

Dice que incluso Don Francisco lo entrevistó en Noche de gigantes, allá por el 80. que era conocido, que incluso llegó a formar parte de lo que fugazmente se conoció como “Jet set criollo”. Hoy mendiga en las esquinas de Arturo Prat y Tarapacá, sentado o incluso tirado como un perro en medio de la vereda. Ya no lo dejan subir a pedir a las micros, el hedor que su piel desprende se hacía inaguantable incluso para los micreros mas curtidos. Es difícil adivinar debajo de la mugre y de los piojos a aquel quien dice ser. Pero el aparta su pelo y muestra el tercer ojo, que no es mas que una cuenca vacía, una costra reseca en donde quizás alguna vez hubo un piercing. Pero el insiste en su cicatriz, incluso llega a tomar tu mano para que la toques, mientras muestra una carpeta con recortes, donde hay pegados noticias y recetas médicas entre láminas del álbum érase una vez el hombre.

A veces no habla, solo murmura guturalmente entre dientes señalando la carpeta, o mostrando la postal donde se ve a una figura juvenil saludando desde el balcón de La Moneda, junto al General, y donde por detrás se lee “Primer aniversario de la venida del Cristo de Elqui”.

Pero el olor es insoportable, y la gente solo atina a dejar unas monedas, y a alejarse del pozo de moscas en el que vive.

The Shadow

7 de septiembre, 1986
Este día el mundo perdió a Orson Welles, un gigante del cine. Nacido el 6 de mayo de 1915, en su niñez fue catalogado de niño prodigio. En 1938, junto con varios colegas de su compañía, representó por radio, en la cadena CBS, una adaptación de la obra de H. G. Wells «La guerra de los mundos«. El realismo fue tal que la emisión causó auténtico pánico en Nueva Jersey, donde, según la obra, estaba teniendo lugar la invasión de los extraterrestres. Su obra cumbre fue la película Ciudadano Kane, obra que lo llevaría al estrellato indiscutible del género.
El símbolo de la genialidad murió mientras filmaba un documental en Santiago, Chile sobre autoritarismo militar en Latinoamérica. Welles viajaba en una caravana gubernamental cuando el vehículo fue atacado por el grupo subversivo FPMR. Para homenajear la vida del director, varios cines nacionales proyectarán sus películas durante el resto del mes.
En el ataque, también fueron muertos el chofer del vehículo, José Lezanos, un guardaespaldas, Pedro Gomez, y el Gral. Augusto José Ramón Pinochet Ugarte.
Wikipedia

La Torre


1981. Los que realmente tienen el poder no necesitan grandes despliegues de recursos para dar golpes de estado y reorientar la historia.
Ese día, el hijo mayor de Pinochet debía asistir a una reunión en las oficinas que el Chase Manhattan Bank tenía en la Torre Santa María. Pero en la mañana, recibió una llamada anónima a su línea privada ordenándole no asistir al meeting. Cuando Augusto hijo replicó con dureza, exigiendo saber quiénes lo amedrentaban, preguntando si acaso no sabían quién era él, desde el otro lado le respondió la voz de su propio hijo mayor, «los tíos preguntan si me pueden llevar ellos a la casa».
El hijo mayor, del hijo mayor, del hijo mayor.
Ese año entró en vigencia la nueva Constitución de Chile, con unas pequeñas modificaciones de última hora referentes a una sutil frase que dejaba poco clara la jurisdicción del Estado sobre grandes extensiones de territorios adquiridos por privados.
Augusto hijo no murió, pero la señal era clara. Ese año Pinochet ingresaba a un Palacio de La Moneda restaurado y los poderes detrás del poder le recordaban que en cualquier momento podían hacer arder Chile de nuevo.

Cuatro cadáveres calcinados fueron encontrados entre los escombros del décimo piso. Eran los sobrinos mayores de cada edecán de Augusto Pinochet. Todos tenían una runa labrada con un objeto punzante en la frente, estaban amarrados con alambre de púas y sentados en el centro de una habitación que miraba hacia el oriente. En sus estómagos encontraron tierra de la décima región y las balas que debían usar para matar ritualmente a 7 integrantes del MIR en Neltume, Valdivia, de un balazo en la nuca como homenaje y señal de respeto.
La prensa de esos años nunca preguntaba por las demoras, falta de acceso a los lugares de los hechos y carencia de información de los organismos oficiales, y esa vez no fue la excepción.