Velas Solares

En las últimas semanas se conocieron dos noticias importantes en el ámbito de la exploración espacial, las que pasaron desapercibidas para la mayor parte del público. Sin embargo, para quienes escribimos cuentos y novelas de Ciencia Ficción, esas noticias fueron trascendentes. La primera es que Japón desplegó con éxito una vela solar, la que está en operación en estos momentos. La segunda informaba que la Sociedad Planetaria hizo públicos sus avances en el proyecto Cosmos 1, el cual pretende poner una vela solar en el espacio, capaz de maniobrar a control remoto. El Cosmos 1 se lanzará al Continue reading «Velas Solares»

Gracias a Dios

El callejón está muy oscuro. Como siempre yo me encuentro en una esquina al lado de la gárgola más vieja del edificio. La niña está ahí tirada frente a mí, con las piernas abiertas y toda ensangrentada. Fue violada hace menos de una hora. El culpable, un idiota borracho y drogadicto, ni siquiera se dio cuenta que estaba penetrando a una niña de 10 años. Dudo que el tipo haya disfrutado un par de segundos con el cuerpo blanco y suave de la pequeña.
Frente al pequeño cuerpo se encuentra su madre, un fuerte golpe en la cabeza la dejó inconsciente. Ambas tuvieron la mala idea de pasar la noche en ese callejón. Unas cuantas frazadas y cajas bastaron para refugiarse del frío. Lastima que las cajas no pudieron contener la furia de un maldito drogadicto. La madre fue golpeada hasta quedar inconsciente, la niña lucho, pero ella era una presa más fácil, y sintió en carne viva el ultraje. Las manos, la saliva y la sangre del tipo lo delatan. Los moretones y heridas de la niña cubiertas de semen, son evidentes. Lastima que no pude llegar antes.
El ruido de la ciudad me envuelve, las sirenas se escuchan a lo lejos, y los gritos de los vendedores ambulantes son como una cortina que envuelve una pesadilla de la cual no puedo escapar. Los cuerpos siguen frente a mí, el de la niña, la madre y el del maldito drogadicto. Que mierda hago. Lamentablemente he vivido muchas veces esta situación, la muerte me llama y la justicia se aleja. Al tipo lo podría despachar en dos segundos, no hay nadie alrededor y para cuando sé de cuenta de la violación y de los cuerpos, yo podría estar muy lejos de aquí.
¡Pero no! Los sigo mirando, la chica muerta y el bastardo vivo. No tengo palabras, solo miro y siento. Odio, odio, odio, ¡oh Dios! Por la mierda mi mano tiembla y la venganza sigue rondándome, podría ser una muerte lenta y dolorosa. Lo podría matar sólo con una mirada y quemar su cuerpo poco a poco. Milímetro a milímetro, quemar desde la piel hasta los huesos. Talvez podría tomar al tipo y lanzarlo desde miles de kilómetros de altura, y detenerlo en el último momento, y hacerlo sufrir hasta lo infinito. Hacerlo carne molida. Tal vez llevarlo al espacio exterior y ver como se asfixia por la falta de oxigeno. A la mierda todo.
Hoy no me contuve, casi mato a este tipo a golpes, un maldito violador que a nadie le interesa, pero él sigue vivo. Cuantas veces he tenido que parar, cuantas veces he querido el poder completo, cuantas veces me he olvidado de la maldita justicia, cuantas veces he querido ser juez y castigo.
Muchas veces he imaginado una ciudad limpia, sin animales con trajes de seda, una ciudad sin policía corrupta y sin drogas. Una ciudad modelo, llena de luz y amor… Comienzo a pensar que mi cordura por momentos esta muy lejos. Algo de la locura con la que compartido durante años de lucha, se ha vuelto parte de mí.
Pero que importa la niña ya ha sido violada y asesinada, su madre yace inconsciente y cuando despierte el mundo va a ser más malo. Aunque, yo fuera el ser más poderos de la tierra, ya no hay nada que hacer. Sólo puedo apretar mis puños y gritar al cielo. Sólo puedo sentir dolor. Sólo me queda la oscuridad y esta maldita ciudad. Solo me queda agradecer a Dios que no soy Superman.

© 2005, Daniel Vak Contreras.

El Sucesor

Hace más de tres mil años que las ciudades estaban muertas.
Sin duda el trabajo y el transporte fueron las principales causas que motivaron a hombres y mujeres a apiñarse en las ciudades pero el descubrimiento de la teletransportación hizo que estas razones quedaran obsoletas. Por un lado, las personas ya no necesitaban vivir cerca de sus trabajos, y por el otro, la devaluación de la tierra gracias a los cultivos en laboratorio permitió que varias hectáreas de campo costaran menos que un departamento de 40 metros cuadrados. Paulatinamente los citadinos se fueron mudando cada vez más lejos de sus ciudades, las industrias se dispersaron, y al no existir objetivos militares la guerra también se convirtió en una cosa del pasado. La humanidad ciertamente estaba en un punto de inflexión evolutivo, pero entonces, intempestivamente, llegaron las naves alienígenas.
Mediante un sistema desconocido los extraterrestres eliminaron de forma simultánea a prácticamente todos los seres humanos de la faz del planeta. Una vez finalizado el genocidio, las naves se marcharon, permaneciendo las motivaciones de los alienígenas en el más absoluto misterio. la gran matanza, por alguna razón inmunes a las mortíferas emisiones extraterrestres, se agruparon en pequeñas comunidades agrícolas y desarrollaron un estricto control reproductivo. La fobia a los espacios cerrados, las cerrados, las construcciones inorgánicas y las aglomeraciones, presentes en su memoria racial, hacían improbable que sus diminutos pueblos llegaran a convertirse algún día en las enajenantes ciudades del pasado.

***

Sumzen se desplazaba furtivamente por las vacías calles de la ciudad. Los edificios eran aún más altos de lo que su abuelo le contara. No era de extrañarse, después de todo el abuelo sólo había contemplado la ciudad desde muy lejos, sin atreverse a penetrar en ella. Sumzen pertenecía a la casta de los historiadores, pero al igual que su abuelo, y a diferencia de su padre, no se contentaba con un mero conocimiento teórico. Ese espíritu aventurero -había dicho su madre-, esa curiosidad que parecía carecer de límites, era algo que se saltaba un par de generaciones por lo menos.
Mi madre tenía razón -meditaba Sumzen mientras contemplaba absorto las estructuras inorgánicas que empleaban los antiguos para edificar-. Ni mi padre, ni el padre de mi padre tuvieron el valor suficiente como para llegar tan lejos, pero si lo tuvo el bisabuelo Harken, que no sólo recorrió estas mismas estériles rutas, sino que además estableció contacto con el ser más antiguo del planeta.
Harken había descrito al ser como un gigante negro, duro como la roca, capaz de despedir haces de luz a través de sus ojos y de volar. El bisabuelo de Sumzen, intuyendo que estaba ante una criatura de otra época, le habló en la lengua de los Antiguos. La conversación fue breve, ya que la criatura estaba ansiosa por escoltar al intruso fuera de su territorio.
¡Los hechos históricos que podría aprender gracias a esta criatura! -pensó Sumzen lleno de emoción-. Algo, o alguien, que existe desde antes de la llegada de los navíos del espacio, que existía incluso antes que acontecieran las grandes migraciones y que se negó a abandonar esta ciudad. ¿Pero donde estaba? A estas alturas ya debería haberse presentado.
Al atardecer Sumzen llegó a una amplia área de la ciudad en la que no se había levantado edificaciones de ningún tipo y se sentó sobre el césped bajo la sombra de un enorme árbol. Buscó en su morral algo de comida y se alimentó mientras observaba el firmamento desprovisto de nubes. Un pequeño objeto oscuro, que apareció de improviso tras las torres artificiales invadiendo la inmaculada vastedad celeste, llamó su atención. El objeto voló hasta donde Sumzen se encontraba aterrizando a un par de metros frente a él. Era la criatura con la que había hablado el bisabuelo.
-¿A que has venido aquí? -preguntó el gigante con una voz vagamente humana.
-He venido a aprender -dijo Sumzen incorporándose-. Tú hablaste con uno de mis ancestros, hace muchos años atrás.
-Sí, lo recuerdo perfectamente ya que no suelo tener muchas visitas aquí en mi casa. Supongo que eres un historiador, como tu antepasado. ¿Qué tanto han podido reconstruir de la historia humana?
-No mucho, avanzamos muy lento, sobretodo porque los historiadores son reacios a penetrar en las ciudades, y aún más a traer objetos de vuelta.
-Pues son muy sensatos. No hay nada de valor aquí para ustedes, y antes de pedirte que abandones mi hogar, te diré lo mismo que le dije a tu antepasado: olviden la historia antigua, construyan su propia historia.
-¿Que clase de criatura eres?
-Una muy malhumorada, por favor vete o me veré obligado a usar la fuerza.
-No me marcharé tan fácil como mi bisabuelo, no antes que hable contigo.
-Estamos hablando ahora.
-No antes que hablemos en persona. Sé que esta cosa que se yergue frente a mi no es más que un cascarón controlado a distancia. Creo que la palabra usada por los Antiguos era «robot», ¿me equivoco?
-No, no te equivocas. Veo que vuestros estudios están más avanzados de lo que pensaba.
-La casta de los Historiadores es reducida pero compartimos todos nuestros descubrimientos. Un historiador de la zona de los hielos logró descifrar parcialmente algunos documentos relativos a tú época.
-¿Dónde halló esa información?
-En una antigua fortaleza, al parecer de los alienígenas exterminadores.
-Esa fortaleza efectivamente perteneció a un alienígena, pero no de la raza de los exterminadores. Él fue uno de los pocos héroes de la Tierra que sobrevivió al cobarde ataque. Al ver muertos a todos sus seres queridos, a todos a quienes había jurado proteger, abandonó el planeta. Nunca más supe de él. Pero dime, ¿qué es lo que han descubierto de mí?
-Qué alguna vez fuiste humano, que solías ser el protector de esta ciudad, que tenías a tu servicio un ejército de cosas como esta que utilizabas para evitar conflictos entre los habitantes.
-En un principio sólo me bastaba conmigo mismo, luego conté con la asistencia de un aprendiz, que murió en manos de mi peor adversario. De todas las ciudades del mundo, esta era la que concentraba la mayor cantidad de homicidas maniáticos, de psicópatas con disfraz. Los robots vinieron después, luego de mi…
La máquina guardó silencio
-Por favor, continúa -solicitó Sumzen.
-¿Que continúe? En primer lugar no debería estar hablando contigo.
-Pero ya lo estamos haciendo, ¿qué hay de malo en seguir con la charla?
-¿En verdad quieres conocer mis secretos?
-A eso he venido.
-Tu antepasado, a esta misma pregunta, contestó negativamente.
-Supongo que le faltó valor.
-O curiosidad.
-Tal vez ambas. Pero nadie de mi tribu volvió a llegar tan lejos como él.
-Hasta ahora.
La noche estaba a punto de caerles encima. Tras unos breves minutos de silencio, el gigante habló:
-El Sol deja su reino, y el mío comienza. He decido recibirte en persona, hazte a un lado mientras reconfiguro esta unidad.
Sumzen hizo como se le ordenaba y con ojos asombrados observó como cambiaba de forma el ser artificial de algo parecido a un hombre a una cosa similar a un pájaro. Una especie de caparazón que antes estaba en el pecho de la criatura y ahora era su cabeza se volvió transparente y se abrió.
-Súbete a la cabina -ordenó la voz. Sumzen hizo como le indicaban y una vez dentro de la «cabina» el caparazón cristalino se cerró sobre él y la máquina se elevó por los cielos. Tras un breve trayecto que lo llevó al extremo sur de la ciudad el aparato aéreo descendió verticalmente sobre una explanada que pareció hundirse bajo su peso. Una vez finalizada la caída Sumzen bajó de la máquina y miró a su alrededor, se hallaba en una enorme y oscura caverna subterránea. Decidió avanzar por el sendero de luces que tenía enfrente y pronto se halló en una especie de montículo rocoso sobre el cual se acumulaban un sinnúmero de objetos artificiales.
-Bienvenido a mi morada -dijo la misma voz que emergiera previamente del aparato, Sumzen volteó hacia el lugar de donde esta provenía, una especie de enorme trono que apenas permitía ver la espalda de su ocupante-. Este es mi centro de operaciones, desde aquí vigilo mi ciudad de día mediante mis robots, de noche, prefiero prefiero hacerlo personalmente -dicho esto la silla dio un giro de 90 grados y Sumzen pudo finalmente contemplar al Antiguo, mientras este se incorporaba.
Lo primero que llamó la atención de Sumzen fue el tamaño de la criatura, algo así como tres hombres parados unos sobres los hombros de los demás. Su rostro era horrendo, nada humano había en él salvo sus ojos, que reflejaban una sabiduría y desánimo infinitos. Vestía una piel negro-azulada del cuello hasta los pies, no, esa no era una vestimenta, era su pelaje. El antiguo estaba desnudo y por única prenda llevaba un cinturón con un extraño símbolo en la hebilla. ¿Que era eso que emergía de sus espalas? Alas, unas enormes alas membranosas.
-Aún no me has dicho tu nombre -dijo el horrendo ser.
-Sumzen -respondió el recién llegado-. Y tú eres Ba…
-Hace siglos que no escucho ese nombre -interrumpió la criatura-. No quebrantemos su silencio.
-¿Como he de llamarte entonces, Antiguo?
-Llámame así, Antiguo. Va muy bien con mi naturaleza.
-¡Tengo tantas preguntas que hacerte! -exclamó entusiasmado Sumzen.
-Ven, acompáñame a dar un paseo por mi guarida y veremos cuales de ellas puedo responderte.
El Antiguo se encaminó con andar pausado por entre los artefactos que allí atesoraba, cápsulas transparentes que contenían vestuarios de diversos colores y materiales, la estatua de un animal bípedo gigantesco y otros artefactos cuyo funcionamiento y finalidad sólo él conocía. Sumzen hubo de correr para alcanzarlo.
-¿Como llegaste a ser lo que eres? -preguntó Sumzen al llegar junto al antiguo-. ¿Como es que has vivido tanto?
El Antiguo se detuvo frente a un gigantesco óvalo metálico con el rostro de un hombre con barba y habló.
-Sus primeras victimas fueron vagabundos y prostitutas, la escoria de la sociedad, nadie los echó de menos. Las autoridades ocultaron estos hechos a la opinión pública, el alcalde temía que su popularidad decayera. Yo supe la verdad que se ocultaba tras estos horrorosos homicidios gracias a una visitante nocturna. Ella había sido su esclava, pero había logrado liberarse de su dominio gracias a su enorme fuerza de voluntad y conocimientos científicos. Ella me entregó el «don», sabía que sólo yo podría hacerle frente al Señor de los No-muertos. Las grandes ciudades eran perfectas para una criatura como él, nunca antes había podido cazar a tan gran escala sin ser detectado como en las urbes modernas, donde los crímenes más atroces eran prácticamente cotidianos. Eligió mi ciudad como base de operaciones, y ese fue su error. Convertido ya en su igual lo combatí junto a aquella que me diera la no-vida, finalmente le vencimos. Murió la verdadera muerte, al igual que mi amada, y todos los demás no-muertos de mi ciudad. Durante los siguientes años me avoqué a la tarea de eliminar a cada una de aquellos seres alrededor de todo el mundo, hasta que sólo quedé yo.
El Antiguo guardó silencio y cabizbajo, se dirigió hacia el borde de lo que era un insondable abismo al interior de la gran caverna. Sumzen lo siguió hasta aquel lugar.
-Nunca me alimenté de sangre humana -continuó el Antiguo-, sino del suero que Ella había desarrollado, una suerte de plasma artificial. Nunca más pude ver la luz del Sol, por lo que implementé una escuadra de androides de los cuales sólo quedan tres operativos. Nunca más pude dormir tampoco, por lo que la vigilancia de mi ciudad pasó a ser una tarea de 24 horas. Él podía transformarse a voluntad en éste monstruo que tienes frente a ti. Yo en cambio, he ido degenerando en esto a través de los siglos. El proceso es inevitable, uno de los inconvenientes del suero.
-¿Terminarás por perder lo que te queda de humanidad? -inquirió Sumzen escrutando el rostro del Antiguo.
-Es probable. Aunque según mis cálculos esto no acontecerá sino hasta dentro de mil años.
-¿Quién vigilará tu ciudad entonces, cuando yo no seas más que una bestia descerebrada?
-Deberé buscarme un sucesor. Alguien que esté dispuesto a convertirse en esto en lo que me he transformado. Pero, ¿quién querrá para sí tan terrible suerte? -se preguntó el Antiguo, volteando hacia Sumzen y clavando en él una terrible mirada- ¿Tú tal vez?
Sumzen, intempestivamente extrajo de su morral una afilada estaca de madera y de un veloz brinco la clavó con toda su fuerza en el pecho del Antiguo. Este se quedó inmóvil, con los ojos muy abiertos como si no pudiera dar crédito a lo que había ocurrido, mientras comenzaba a resquebrajarse como si de una vasija de greda se tratara. Antes que se cayera a pedazos Sumzen lo arrojó al abismo propinándole un fuerte empujón.
Los planes de Sumzen contemplaban apoderarse de la guarida del Antiguo y desentrañar pacientemente todo su vasto conocimiento. Luego obligaría por la fuerza a los suyos a repoblar la ciudad ya que había llegado a la conclusión que sin ciudades, no existía civilización y sin civilización, su gente estaba condenada a un estancamiento evolutivo.
Y fue así como el pequeño humano, en apariencia inofensivo, había logrado lo que ni el circense, el palmípedo, la félida o incluso el mismo príncipe de los no-muertos consiguieron: eliminar a Batman.

© 2000, Sergio Alejandro Amira.

El Advenimiento de la Tormenta

Introducción: El muro del caos

Para quienes llegaron tarde, lo he dicho y lo seguiré diciendo: no me considero un admirador de Batman, las únicas revistas que tuve las vendí hace bastante tiempo (exceptuando Arkham Asylum).
Mas no puedo negar que me gustan los desafíos, me gusta la idea de probarme a mi mismo al momento de buscar nuevas ideas para explorar mundos de los cuales generalmente me mantengo aparte; sólo que en este caso he decidido ceñirme al slogan publicitario de la película Lluvia Negra: <<El país es de ellos, las reglas son de él.>>
En este momento las reglas son mías y espero que los fanáticos del Caballero Oscuro perdonen mi falta de compromiso al momento de explorar la gran galería de acontecimientos que han marcado la vida de este personaje.
Si lo vemos con cuidado, la gran mayoría de las historietas van imponiendo cambios a su personaje principal, pero en realidad de estos, casi todos terminan desapareciendo para volver a lo mismo, muchas veces tras un extenso período de tiempo. Todo pensado en redefinir un ser cuyo universo esta atado a la mente de una generación que no puede aceptar muchas veces que el encanto de la vida radica en la sorpresa que trae el enfrentar algo distinto.
Lo que me motiva a dar vida a una historia en la que el mundo de Bruce Wayne nunca vuelva a ser el mismo, algo que dentro del escaso dominio que tengo del personaje me haga sentir que lo imposible está en mis manos para moldearlo conforme a una necesidad de revitalizar todo lo visto y leído.
Sé que algunos se preguntarían si no me parecería ofensivo si un autor hiciera lo mismo con mis personajes favoritos, y a decir verdad exceptuando que uno de ellos esta muerto hace más de una década (lo cual me gusta), realmente me frustra que no se haya hecho, me desagrada leer nuevas historietas sintiendo que es la misma vieja estructura, con situaciones que al cabo de unos meses volverán a lo mismo.
Lo que, por cierto, hace de este proyecto algo mucho más difícil de lo que imaginan.
He de reconocer que todo partió de forma muy sencilla con un par de simples exigencias personales, que les servirán de guía: Una historia oscura, violenta con tintes macabros, un título cuyas características deje abierto una segura continuación y un final que ponga en duda el futuro del personaje. Un acontecimiento que fuerce un desafió aun mayor después de todo la vida es una eterna sucesión de cambios y llega la hora de ver como el justiciero los enfrenta más allá de sus límites. menor, mas por un extraño impulso tocó suavemente las letras en relieve. Inmediatamente sus ojos lo vieron: un hombre de avanzada edad cuyo rostro mantenía oculto sus más distintivos rasgos en un juego de sombras que se movía al compás de una vela que lo acompañaba. Por un momento tuvo la impresión de que se trataba del comisario Gordon o un pariente, mas sus vestimentas lo mostraban como un individuo del siglo pasado.
-Ludors esta preparándose para la apertura de la cúpula de los abismos. Detente viejo amigo o tu reino será arrasado cuando la tormenta llegue -dijo con una extraña voz el sujeto mientras un grupo de murciélagos llegaban desde atrás para afirmarse en sus vestimentas-. Sólo la luz podrá detener las tinieblas.
En ese momento un fuerte resplandor hizo desaparecer todo para devolver su atención a la biblioteca donde se encontraba, justo en el momento en que Alfred traía un poco de té.
-Alfred, ¿Sabes quien envío esta carta?
-Proviene del departamento de archivos, según sus especificaciones debía entregarse este día a usted -Dijo con el mismo tono servicial con que acostumbraba a tratar a Bruce.
-Supongo que cumple con todo el trámite pertinente que se exige para su entrega.
-No fue necesario, su origen es de más de dos décadas.
-Entonces ¿Como alguien pudo escribirme algo en una época que todavía era un infante? ¿Y quien lo hizo?
-Pensé que podía tratarse de su padre quien quiso decirle algo que le pudiera servir cuando fuera adulto, algo que debía escribirse en ese momento.
Con cuidado tomo la carta y el sobre para entregárselo a Alfred:
-Necesito que se le hagan todos los exámenes pertinentes para determinar posible origen y componentes.

Batman: Los signos de la tormenta.

<<Mucho puede ocurrir en un minuto>> Babylon 5, A Call to Arms J. Michael Straczynsky

«La oscuridad se acerca», decía la misteriosa carta que llegó a manos de Bruce aquella tranquila mañana de invierno. Por un momento quiso pensar que se trataba de otro desquiciado haciendo alguna falsa alarma sobre un incidente-
-Supongo que nos traerá alguna sorpresa.
-Espero que no -dijo Bruce sin poder ocultar su preocupación por lo ocurrido.

La cúpula de los abismos

Un rayo cercenó el firmamento sobre Gotham para dar inicio a la copiosa lluvia con que las tinieblas se abalanzaron sobre los más recónditos sitios existentes. En medio de esta danza de caos aparecieron de la nada, ojos brillantes como faroles mirando siempre hacia las nubes, mientras sus sencillas vestimentas oscuras apenas evitaban que el agua tocara sus carnes. Nada tenía mas importancia que la misión de brillar, nada era tan vital como sumirse en el silencio fundiéndose con el oscuro paisaje de medianoche. Dispersos por todo el lugar, inmóviles como estatuas, imbatibles e invisibles ante ojos humanos, uno de ellos vio al alado justiciero pasar por encima de los edificios y sonrío para luego hacer brillar sus ojos con más fuerzas…
Otro caminó hacia lo más alto de la iglesia más grande de la urbe, y como si la gravedad no lo afectara extendió sus brazos para abrazar la cruz dejando salir de su piel unas gotas de sangre con que tiñó el acero de un color rojo fuerte, tan fuerte que ni la lluvia podía removerlo.
Un grito tan profundo como aterrador rompió la calma encendiendo luces donde antes solo había oscuridad, dando fin a la tormenta para que un hombre saliera de su oficina a encender un cigarrillo a la espera de cierto visitante.
Esta vez las circunstancias eran distintas, una pesadilla removía su interior debilitando sus pasos y torturando sus pensamientos que desesperadamente luchaban por mantener clara su misión
«¡Todo debe terminar!» era el grito de un hijo maldiciendo el lecho materno para traer el calvario a su padre en un rojo festín, donde una lagrima escapó cuando sintió al gigantesco murciélago posar sus humanas alas en el borde del techo.
-No puedes ocultar tu preocupación.
-Algo muy extraño esta ocurriendo y eso lo sabes bien -dijo sacando una carta de su bolsillo para entregársela. El sólo toque de sus dedos con la distintiva textura del papel fue suficiente para confirmar lo que era una simple e infundada sospecha-. Desde que llegó a mis manos he visto lo más terrible que pueda concebir penetrar en mi interior como un infierno que se escapó del periodo de descanso.
-La cúpula de los abismos…
-Lo pensé… Es un viejo y casi olvidado cuento para asustar a los niños. Cuando Dios creó la luz, exilió a las tinieblas a un abismo en alguna olvidada parte de la Tierra a la espera que el hombre fuera digno de sobrellevar la más terrible de las tribulaciones, el mal interior que lo apartó del cielo. La leyenda dice que hace siglos un grupo encontró el abismo y construyó un domo a la espera que el ser más despiadado existente reclamara el derecho de iniciar la prueba. Si el mal del ser humano no es subyugado a tiempo entonces la cúpula será destruida, trayendo algo peor que el mismo infierno, el verdadero rostro del hombre perdido ante el creador… -Gordon dio unos pasos alejándose, consciente que en cualquier segundo su visitante se marcharía, mas no le importaba, la noche era un buen testigo para ese momento-. Esta historia ha pasado de generación en generación por las mas antiguas familias de Gotham, esta es la primera vez que siento el poder del mito, como si algo en mi interior dijera que es mucho mas que eso.
-Ludors -Dijo el ser con un tono de voz apenas perceptible.
-¿¿¿Que??? -preguntó tan sorprendido como asustado volviéndose hacia el hombre, como si este lo hubiera sacado de un profundo trance.
Tratando de recuperar la calma lo miró y le dijo -fue una denominación que recibían los cultores de una extraña y desaparecida secta apocalíptica.
Cazadores de la oscuridad, Ángeles de tinieblas, un mito urbano que subsiste en el bajo mundo de mucho antes de tu nacimiento. Se dice que rondan como fantasmas iluminando los sitios donde la maldad llega a su punto más terrible. Aquellos donde la muerte es una salida rápida, ellos cambian el destino para evitar la entrada del poder de los abismos. Quienes dicen haberlos visto dicen que se trata de seres de carne y hueso con una habilidad que supera lo imaginable, los «clavos» con que se mantienen cerradas las puertas del Hades.
-Tres piezas un puzzle.
-Para una imagen que cada vez es más…
En ese momento se dio cuenta que se había quedado solo.
-…terrorífica -terminó de decir.
Sus alas se extendieron por encima de las torres, mientras que el suave sonido de su disparador se fundía con el de sus extensos saltos, mientras sus sentidos buscaban en la turbulencia del frío. Un cazador buscando unas cuantas presas que esa noche habían decidido aguardar en la madriguera. ÊUn inusual calma que lo consumía todo hasta que la intencional caída de una piedra de la cima de un construcción que se erguía encima de un abismo de cemento a un metro de su posición, capturó su atención. Derecho, firme mirando hacia el horizonte como si esperara la llegada del sol, con un pie bien afirmado y el otro en el aire, lo miró con sus resplandecientes ojos con una tranquilidad tan inusual que no parecía ser un humano, aun cuando su aspecto demostraba todo lo contrario.
Los ojos de ambos se encontraron y el murciélago sintió la misma voz de la carta:
-Busca la luz antes que sea demasiado tarde -mas los labios del individuo nunca se movieron, aquellas pupilas se alejaron de él como si su misión hubiera concluido y las puso por un instante en la torre de la gigantesca iglesia que se imponía por encima del resto de los edificios del sector; para luego con un suave movimiento dejarse caer.
Instintivamente el justiciero disparó su cable suspensor y saltó para sostenerlo, pero había desaparecido por lo que debió frenar rápidamente la caída para quedar rozando la superficie del pavimento. Apretó un botón para que la cuerda de acero volviera a su dispositivo, cuando lo vio a un par de cuadras, observándolo con una mirada que inexplicablemente le dio cierta paz, como si le estuviera agradeciendo por intentar salvarlo de una muerte que nunca ocurrió.
– Las señales están en todas partes -dijo a una periodista del canal 38 el ministro Rufus Lorne mientras señalaba la cruz manchada con sangre-. El fin se acerca y todos tenemos que ser responsables por los pecados que hemos cometidos contra nuestros hermanos y nuestro creador.
-De nuevo el viejo discurso del telepredicador… -En ese momento Wayne guardo silencio al ver que se trataba de la misma iglesia que le habían mostrado la noche anterior. Tratando de restarle importancia a esto se sirvió Êuna tasa de té.
-Por cierto justamente el señor Lorne solicitó tiempo para hablar con usted esta tarde -dijo Alfred, lo que hizo que Wayne escupiera el te que estaba bebiendo de la impresión.
-¿Que tiene que ver un ministro de fe con un empresario?
-Bastante si consideramos que ambos han abogado por años por el apoyo a los más desposeídos, si bien recuerdo Lorne fue el que casó a sus padres.
-No tengo memoria de haber oído eso.
-Se apartó totalmente de la vida pública cuando contrajo matrimonio, para dirigir una pequeña congregación en tanto cumplía labores familiares. Resurgió hace unos años cuando sus hijos entraron en la universidad, retomando una serie de actividades de beneficio público.
-No has perdido el tiempo en mantener los contactos.
-No cuando se trata de un buen hombre que trajo mucha alegría a sus padres. Aunque no lo recuerde, el señor Lorne ha sido siempre un lejano amigo de la familia. Un hombre cuyo juicio no debería subestimar.
-Supongo, entonces, que no tengo forma de escapar de la reunión.
-No lo aconsejaría -dijo sonriéndole Alfred- notará, en su momento, que Lorne no es fácilmente impresionable, ni mucho menos la señorita Langford que lo espera en el vestíbulo, supongo que estará muy interesada en saber como van los planes…
-Me conoces mejor que nadie, Alfred, ambos sabemos que he hecho cosas muy anormales en mi vida, pero un compromiso es la peor de todas – dijo sonriéndole con cariño.
-Usted sabe muy bien que no se puede huir de todo en la vida, mucho menos del llamado del corazón y el tiempo de paz que le esta ofreciendo.
-Espero que así sea -dijo abandonado la sala para dirigirse al lugar donde lo esperaba Eve Langford, aquella joven empresaria cuya imponente presencia aun lo sorprendía con cada visita.
Llegó a la puerta del vestíbulo y antes de entrar, por un momento sus pensamientos se dirigieron a Rachel, no podía negar que la extrañaba y mucho, el primer amor dicen que nunca se olvida y tratándose de ella era imposible. El tiempo los había apartado de una forma que jamás imaginó, pero ambos sabían que también los unió con una profundidad que nada podría romper, un vínculo de ternura y lealtad que trascendía a la calidez de su presencia física para arrojarse en lo mas profundo del corazón, por eso contaba con su rol como madrina en lo que esperaba que fuera una nueva etapa en su existencia.
La puerta se abrió y aquel bello rostro levemente cubierto por algunos cabellos claros apareció de improviso para entregarle la sonrisa más fortalecedora que había conocido, aquella luz brillante con que las tinieblas de la más temible noche desaparecerían ante el candor que le entregaba.
-Te estaba esperando -le dijo ella mientras retrocedía para mostrarle a cierto individuo de avanzada edad.
En ese momento Bruce captó que Alfred estaba justo a su espalda, casi podía apostar que una sonrisa revelaba su rostro para brindarle, la respuesta a la única pregunta que no debía formular: ¿Podía haber tanta coincidencia?
-Te presento a mi padre, el reverendo, Rufus Lorne Langford -dijo ella con gran alegría.
Bruce caminó suavemente al interior de la sala estrechando la mano del caballero, mientras trataba de contener la impresión que le estaba causando este encuentro:
-Un placer -dijo esbozando una falsa sonrisa que no pasó desapercibida para Eve.
-No necesita ocultar su sorpresa señor Wayne, después de todo nadie más que yo fui el primero en manifestar gran impresión cuando mi hija me habló de la maravillosa experiencia que le estaba dando con esta relación.
-Supongo, que le resté el encantó al formalismo de solicitar la mano de su hija.
-Créeme Bruce, ¿puedo tratarlo de Bruce?
-Por favor -dijo al mismo tiempo que también hacia un ademán para que se sentaran.
-Confío en mi pequeña Eve, especialmente en su buen juicio, lo que hace esto una grata sorpresa. Bruce giró su rostro a la izquierda sintiendo a Alfred a unos pasos de su presencia al lado del sillón.
-Supongo que lo supiste desde el principio.
-Como le dije, el señor Lorne es un viejo y lejano amigo de la familia que no debe ser subestimado -respondió Alfred con el mismo tono tranquilo y servicial.
-No culpes a Alfred de mi distancia con tu familia, a veces el tiempo y el lejano camino son las mejores de las herramientas para sanar aquellas viejas heridas que nos pone la vida. Y lo mejor de todo es que esto nos brinda de la gente adecuada para hacer el mejor de los senderos-.le dijo mirando a Alfred.
Bruce miró los ojos de aquel hombre y por un momento le pareció captar el rostro humilde de su padre, aquella expresión de un individuo que es capaz de darlo todo por sus hijos, lo que inevitablemente le hizo sentir mas cómodo.
-De todas formas, fui yo quien nunca quiso en entrar en mayores detalles con Eve sobre la vida de sus padres, ambos conocemos esas marcas, y no me gusta tocarlas, especialmente cuando se trata de alguien con tanta alegría -dijo acercándose a la joven para acariciar su mano y luego soltarla para acercarse en un gesto servicial al Lorne -pero si le complace reverendo, le solicito la mano de su bella hija.
El hombre sonrío mirando el rostro de Alfred, quien contemplaba todo como si fuera su hijo quien estaba realizando tal acción:
-Me habías dicho que era un buen hombre, pero me da gusto sorprenderme con la presencia de un caballero, Alfred -le dijo para luego volver su vista a Bruce-. Y yo te la concedo, para que seas como un hijo para mí, confiando en que eres lo mejor para mi hija.
-Entonces la celebración debe comenzar -dijo Alfred sacando una botella de champagne.
Esa noche las tinieblas volvieron con más fuerza, dejando fluir entre la bruma un grupo de ángeles de vestimentas sombrías, quienes ocultos en las mentes de los habitantes de Gotham, que caminaban tranquilamente a pocas horas del atardecer, cazaban dolor.
Cada uno con una misión, cada uno sumergido en su propia ensoñación, volaba a través del silencio trastocando los pensamientos de aquellos que la violencia consumía su corazón amenazando con enviarlos a manos del demonio para divertir a la muerte con nuevas vidas para su colección. Asesinos, psicópatas, drogadictos o simples ladrones de poca monta, cada uno con su propia historia, una leyenda no escrita aun, tranquilizados por la voz de un ángel oscuro, mientras un hombre murciélago buscaba sus presas en medio del baile de las tinieblas.
«No tenemos porque ser enemigos».
Pensó una de las criaturas cuando lo vio pasar, mas sus ojos al desviarse se encontraron con una navaja que cercenó su cabeza liberándolo de su invisibilidad para que el grito de una mujer que pasaba en ese lugar diera cuenta de su presencia.
No era el primero de la noche, ni tampoco el último. Al día siguiente un periódico entregaría la descripción de los cinco individuos muertos de forma brutalmente sangrienta, por un arma corto punzante cuyas características no eran claras, ni siquiera para cierto empresario que leía las noticias en lo profundo de su cueva.
-Esto parece la misma vieja historia -le dijo a Alfred, mientras le servia una taza de te-. Cada vez que mi vida parece tomar un buen cauce algo viene para alejarme de ello.
-Si no es esto será otra cosa, el destino sabe como recordarnos el precio de estar vivos -le dijo el caballero-. Por cierto supongo que leyó el análisis de la carta.
-Data de más de cien años atrás y no hay ningún componente extraño con cierta propiedad alucinógena.
Supongo que es lo mismo que recibió Gordon.
-Mismo mensaje, letra y composición.
-Lo que no nos deja más alternativa que seguir buscando más datos de la Cúpula del abismo.
-Supongo también que ya tiene pistas de los últimos asesinatos.
No necesitaba Bruce mirar los ojos de su fiel mayordomo para sentir como estos revelaban su rol como una pieza perdida de su conciencia. Si bien el diario estaba a su alcance para recordárselo, su mente aun rondaba por aquellos rincones oscuros en donde una carta, un hombre aterrorizado y un extraño ser, danzaban al compás de un conjunto de advertencias que no lograba entender de todo.
-Quizás estén más relacionados con la carta de lo que imagina -le dijo Alfred como si hubiera podido leerle la mente a Bruce-. Tres cuerpos con iguales características en la forma de morir…
-…lo que hace suponer a las autoridades que se trata de otro asesino en serie con una particular predilección por las cabezas, alguien que estaba rondando por esas calles a esa misma hora…
-El mismo sector que recorría, si me permite decírselo, con escaso tiempo de diferencia respecto a su registro de movimientos.
Esto dejo inmóvil por unos instantes a Bruce, había olvidado nunca subestimar el intelecto de Alfred, especialmente tras tantos años apoyándolo, parecía que lentamente los roles se estaban intercambiando. Pensó un segundo en Eve y en su interior dedujo que el compromiso podía estar alejándolo de su misión, pero por primera vez en muchos años no le importaba, se sentía bien y por alguna razón la profunda confianza que ella le tenía no era motivo de preocupación en lo que hacia en ese instante.
-No existe información acerca de estos individuos, exceptuando por uno quien es un comerciante con antecedentes de robo a mano armada; los otros, al parecer, eran vagabundos que nunca estuvieron en alguna clase de registro. La base de datos de la policía no registra un patrón común en tipos de sangre u otro componente biológico, mientras el arma usada si bien fue de tipo corto punzante, al parecer sería distinta para cada individuo.
-Lo que implica que pudo ser más de un atacante…
-…O pudo ser el mismo usando otro instrumento para no mezclar las marcas-. Dijo Bruce girando su silla en dirección a Alfred, para levantarse de su asiento y dirigirse a los interruptores para bajar aun mas la intensidad de la luz.
-Antes que lo olvide: por tercera vez esta semana, el señor Reynolds, ha solicitado reunirse con usted para finalizar las negociaciones.
-Reynolds… toda una molestia, si le doy lo que quiere posiblemente intente obtener mas, como todo empresario que ha llegado muy lejos en el mundo de los negocios.
Al oír esto Alfred no pudo evitar carraspear como una evidente critica.
Bruce apagó las luces y caminó junto a su mayordomo hacia un pequeño ascensor. De haberse encontrado sólo hubiera tomado las escaleras, pero era muy peligroso, especialmente cuando él servía de guía a Alfred quien aun no se acostumbraba a la total oscuridad de la caverna.
-En el mundo de los negocios, todos somos depredadores -dijo con cierto tono que no ocultaba cierta excusa en sus palabras-. Todos queremos siempre algo mas, solo que algunos toman la carroña en vez de pelear por la mejor carne.
El elevador llegó hasta una pequeña recámara donde esperaba un closet con algunas vestimentas y otro ascensor.
-Aun recuerdo la primera vez que lo vi, su semblante orgulloso propio de alguien que ha surgido desde el charco y que tiene el conocimiento y el derecho a aplastar a quienes no le agradan.
-Si bien recuerdo señor, y perdone que lo diga, el señor Reynolds debe gran parte de su fama a su particular forma de equilibrar los negocios con el fortalecimiento de los sectores mas desposeídos. Sus políticas empresariales han levantado numerosos sectores de la ciudad tras la más reciente crisis económica.
-Detesto que lo digas, pero Detestaría más que no tuvieras la razón – le dijo dándole un suave y cariñoso golpe en el hombro-. Posiblemente mi percepción siga siendo errada, por lo que va siendo hora de comprobarlo.
-¿Le avisó al señor Reynolds que lo irá a ver?
-Preferiría mantener la sorpresa, si realmente sigue interesado en este proyecto no se rehusará a recibirme, tras tantos intentos.
Cuidadosamente acarició una pequeña pieza de plata con la forma de la mitad de un corazón. Sus bordes estaban afilados, como si alguna vez hubiera sido una parte de uno verdadero para convertirse en ello luego de ser violentamente destrozado. Una cruel ironía que algo tan bello pudiera representar algo tan horrible, pensó guardándolo en el bolsillo superior de su camisa.
Ê»Ya esta aquí, justo a tiempo»
Se dirigió a la puerta para abrirla en el momento exacto en que Bruce se disponía a tocar el timbre.
-Supongo que es cierto lo que me han dicho de cuan difícil es sorprenderlo -dijo Bruce al verlo.
-Se llama experiencia -dijo con frialdad Scott-. Pero nunca esta demás un poco de compañía -expresó invitándolo a pasar.
De vestimentas sencillas y perfectas para la lluvia que sacudían el exterior, Bruce entró con extremo cuidado, como si se encontrará en un terreno peligroso, algo que era inevitable sentirlo.
-Me sigue llamando la atención su preferencia por los apartamentos a grandes alturas y no muy espaciosos. ¿Es indiscreción si le pregunto si ha vivido alguna vez en una casa?
-Lo sea o no, la interrogante ya está formulada y si le sirve de consuelo, señor Wayne, en un par de ocasiones. Ambos sabemos muy bien cuan confortables son estos lugares cuando la vida se torna algunas veces muy solitaria.
-Scott… -dijo con un tono menos formal-, no estoy aquí para discutir asuntos sobre una posible guerra que ya no entiendo. Admito que no me agradas, pero también admito que puedo estar equivocado en la forma de como te percibo. En honor a eso y a una meticulosa revisión de tu propuesta, he decidido concederte lo que me solicitaste en las condiciones que has planteado.
-Ya que hablamos con sinceridad, Bruce, lo considero un individuo extraño, pero si le tiro una piedra la gente más cercana a mí me enterrará con ellas.
-¿En realidad? -dijo con cruel ironía Bruce sonriendo.
-Agradezca que estoy de buen humor, y que ante un hecho como esto el protocolo exige champaña para los dos. Siéntase como en su casa mientras la voy a buscar.
Reynolds fue a la cocina a buscar el trago, mientras Bruce se quedó en la sala de estar sin ocultar la gran curiosidad que le causaba este individuo, especialmente cuando se percató que jamás le había visto alguna foto en sus oficinas u hogar. Todos los lugares eran lo mismo, una decoración sencilla acompañada de un cuadro de algún pintor famoso e incomprendido en su época y la de algún nuevo talento. Según la «leyenda» Reynolds gustaba comprar pinturas recientes de individuos casi desconocidos para luego regalarlas al primero que le gustara, siempre acompañándolas de la tarjeta del artista, como si él fuera su promotor.
Aunque no le gustará era incuestionable que el perfil de filántropo encajaba mejor con él. Quizás por el gran interés de Wayne en tratar de mantenerse lo mas alejado posible de la vida publica, pese a sus obras de caridad, mientras que Reynolds no lo evitaba, por el contrario, con notable inteligencia en pocos años había dado a conocer al mundo su pequeño gran imperio, maniobrando su vida de la forma lo suficientemente rápida y eficaz para que la opinión pública no sólo no indagara en sus asuntos más personales, sino le asegurará su espacio vital en tanto siguiera ofreciendo proyectos y productos que mejorarán la vida de los habitantes de Gotham.
Ambos tenían mucho más en común de lo que deseaba y ya era hora de ir bajando las armas. Pensó mientras sintió a sus espaldas el sonido de las copas al ser puestas sobre una mesa.
-Un nuevo sol debe brillar, mi amigo de tinieblas-. Murmuró Reynolds con un tono que nuevamente causó sorpresa a Wayne, un individuo como él no dejaba nada al azar, y esto no era la excepción.
-Sigo pensando que es un hombre extraño, pero inteligente, nada más peligroso que eso -dijo Bruce tomando la copa para hacer un brindis.
Reynolds levantó la copa imitándolo
-Siempre hay algo nuevo listo para cambiar nuestros mundos… y ésta propuesta no es la excepción, gracias -dijo chocando el cristal para luego beber.
Se disponía echar un pequeño y humorístico comentario, cuando los ojos de Bruce la vieron, la misma textura y color, colocada al lado de un macetero en el fondo de la sala, como si fuera un saludo de navidad, la misma extraña carta que recibieran él y Gordon.
Al ver su mirada, Scott notó inmediatamente la preocupación de su visitante y el origen de esta, y sin perder la calma le dijo:
-La recibí hace unos días, el mensaje era extraño pero no deja tener cierto encanto lo antigua que es y lo bien conservada que está.
-Supongo que es de algún pariente lejano.
-Eso espero, aun tratamos de determinar su procedencia, más como dije, tiene su encanto y no me resisto a él.
Era la misma carta, probablemente el mismo perturbador mensaje, lo suficientemente macabro para que Gordon mostrará por primera vez en años un profundo miedo al mencionárselo. O Reynolds lo estaba engañando con respecto al tiempo de recepción o a juzgar por su mirada efectivamente esa distintiva nota no tuvo ningún efecto sobre él.
«La Cúpula del abismo» -Reclamó su mente-. «Algo esta ocultando».
-¿Tan evidente es? -dijo Scott como si le hubiera leído sus pensamientos.
– ¿Qué?
– Que estoy ocultando algo respecto a esa carta que le preocupa… sé muy bien leer las miradas. Pero bueno en honor a tu descubrimiento: data de dos siglos y la tinta es griega producida de una extraña y desaparecida clase de octópodo, que según dicen los zoólogos, es sólo un mito, podía absorber las emociones de quien la usase. En otras palabras se usaba para enviar dos mensajes, el principal solo era revelado a quien tocara cierta palabra, de ahí que el papel fuera también especial.
– ¿Y que fue lo que le reveló?
– Me recordó un antiguo sueño que tuve cuando niño, pero el resto es un secreto que se descubrirá en nuestro próximo encuentro -dijo con una sonrisa.
Las tinieblas cubrían toda la ciudad, pero no como otras noches, esta vez se abalanzaban como depredadores alimentando la inseguridad de los habitantes, llenando de una extraña fortaleza a las criaturas que en el caos y el sadismo hallaban cierto consuelo cuando el sol les fue prohibido. Hoy no era una noche cualquiera, nuevos cazadores, nuevas lágrimas para una vieja historia donde los incautos se encontraban a merced de su instintiva y desquiciada sed de encontrar el valor en el lugar más errado de todos: la calle.
Una filosa navaja resplandeció ante la agonizante luz de un viejo farol, mientras la lluvia la bautizaba para la danza negra, organizada por un imponente individuo cuyo semblante mostraba una absoluta ausencia de miedo, como si no hubiera fuerza en el universo capaz de frenar sus movimientos.
Entonces el arma cortó, y un ensordecedor grito trajo un relámpago para distraer a los cada vez más aterrorizados habitantes de los alrededores que sabían que los monstruos regresaron, más humanos, más inteligentes, llenos de la sabiduría para subyugar el bosque de cemento donde un caballero oscuro luchaba contra el tiempo para encontrar sus huellas.
Otro grito más, nueva sangre derramada para purificar las aceras de una nefasta inocencia que ensordecía el oscuro corazón del incansable asesino. Contenido en una inusual batalla de realidades internas, cada corte era un momento placentero de desahogo donde el trueno de mil historias pasadas se fundía en el acero con que se terminaba un mundo de carne y hueso. Con sumo cuidado, saco su guante de su mano derecha y enterró sus dedos en su victima, sintiendo, devorando su aliento y palpitar, negándole la ilusión de un descanso de luz a través de una marca oscura donde sus mas nefastos sueños eran compartidos para asegurarle un paseo más largo por el Hades.
Ser de maldiciones, como una sanguijuela de dos metros, tomaba la vida inocente para que sus emociones se fundieran en el más abominable de los deseos, un espíritu de destrucción controlable solo por las reglas de un juego en el que a muy pocos le era dad la oportunidad de ganar algo más que otro día para seguir existiendo.
Allí en las sombras más tenebrosas, Scott lo contemplaba. Ayax el último de los Norvales había regresado de su largo exilio en las tierras prohibidas para reclamar el camino al infierno, y para eso no había nada mejor que desafiar a quienes mejor lo conocían, los angelicales y débiles Ludors, así como cierto empresario que hábilmente pudo detener sus pasos en una inolvidable masacre.
Fue en ese momento cuando el caballero oscuro llegó a presentarse, en lo que podía ser para Scott, un vano, pero no menos interesante, intento de enfrentar al ser más diabólico que jamás había conocido.
«Tonto» -pensó el espectador del sangriento incidente-. «No puedes usar los puños contra aquel que forjó su vida en el filo del acero». En ese momento un rápido movimiento de Ayax casi corta la capa del murciélago humano, dándole tiempo suficiente a este para golpearlo, sin que tuviera algún efecto en su dura piel.
Le hubiera gustado encontrar alguna sorpresa en aquel enfrentamiento, pero si cerraba sus ojos para buscar en el pasado, aun podía sentir el olor de la sangre de los grandes justicieros que intentaron matar a Ayax. Y aunque aquel individuo disfrazado de una criatura de la noche, mostraba un fuerte espíritu, su nobleza era su propio sendero a la derrota.
-No puedes pertenecer a la noche si no juegas con sus reglas -murmuró Reynolds viendo como el caballero luchaba frenéticamente con sus puños sin causar daño en un vano intento de aprovechar cada intencional descuido del asesino. Hasta que en una maniobra que bordeaba la desesperación sacó de su bolsillo un inoculador de tranquilizantes con lo que aparentaba ser una dosis que bordeaba lo letal.
Aprovechando este momento en que ambos seres estaban lo suficientemente alejados, con extrema rapidez Scott enterró una pequeña cuchilla en el corazón de la agonizante victima de Ayax brindándole su tan ansiada huida al más allá.
El asesino instintivamente se volvió para mirarlo, mientras su cuerpo luchaba contra los componentes de la droga impidiendo que esta generara efecto alguno. Por un instante, los ojos del hombre murciélago se posaron sobre él, mas no lograron realmente percibir algo que no fuera una calle donde un hombre había muerto por un arma salida de la nada.
«Maldito Ayax, debí matarte cuando tuve la oportunidad»-pensó Scott al verlo mostrar una macabra sonrisa al justiciero cuando su intento de frenarlo falló. Si conocía bien la historia lo peor que podía esperar estaba cobrando su turno. El juego había terminado, la prueba de fuego tenia que realizarse y el asesino era el primer juez. Si darse tiempo para descansar de la batalla tanto interna como externa, tomó la cabeza del caballero oscuro y mirándolo fijamente a los ojos comenzó a compartir el abismo de su interior. Un ser, la herencia de una raza perdida en un mundo consumido por la tecnología, sumergida en el corazón de un individuo cuyo camino fue forjado en torno al abismo, un sitio maldito por el creador donde el más profundo dolor del alma alimentaba una fuerza para vivir a través del caos.
No era simple maldad lo que movía aquel violento ente, no era un deseo de justicia contra una especie que fue el renuevo de una raza maldita, ni mucho menos un buscador de las puertas de lo prohibido. Sino un individuo luchando por sobrevivir de la única forma que conocía, destruyendo aquello que no pertenecía a sus dominios, reestableciendo la frontera entre dos mundos opuestos, vulnerada en una interminable lucha por reencontrar el paraíso perdido. En ese momento la criatura volvió a sonreír y el infierno fue sacado del interior de Bruce en la forma de cada uno de los individuos muertos a lo largo de su vida, amigos y en muchos casos villanos que en un descuido habían encontrado la salida de este mundo. Mas en la mente de Bruce, los descuidos no existían, el triunfo ante ese mal que se veía como un rayo de luz ante la opresora influencia de sus valores familiares, era el placer de ver sufrir y morir aquellos que se pusieron en su camino en su búsqueda por una paz que sabía que nunca le iba a ser dada.
«Amigo de la oscuridad, vuelve a casa»
No tenía sentido combatir con los puños a meras aberraciones de un ciudad enferma en una mentira que llamaban maldad; ellos no conocían lo que era el verdadero caos, como el profundo dolor mueve la telaraña del tiempo para tejer el camino al infierno, un sitio que sólo los valientes eran capaces de visitar.
Sus padres, su pasado, todo tenia sentido ahora, el cielo lo había atado para que no mirará su tormento con los ojos de un valiente, para no dejar salir la voluntad de cambiar el mundo entorno a una justicia pura y duradera.
El ser retrocedió lentamente dejando caer de rodillas al enmascarado individuo.
-Es hora de volver a vivir, como el individuo que siempre debiste ser, único e inven…
-Es suficiente Ayax -dijo Scott fuertemente, saliendo del refugio mental.
-La prueba apenas comienza -respondió el asesino con un tono de voz que denotaba inmutabilidad a su osada actitud.
-Lograste lo que querías.
-Insuficiente e indigno es aun este engendro del poder que intenta dominar.
-El poder de tu sangre no se medirá hasta que su propia mente asuma lo que le mostraste -dijo Scott en un tono amenazante mientras se acercaba con cuidado listo para sacar un arma para enfrentar al ser-. Hasta entonces no le pidas más.
Ayax miró fijamente los ojos de Scott, aun cuando la oscuridad era en aquel entonces absoluta, podía captar cada detalle en sus pupilas y mucho más adentro.
-El tiempo se acaba, si sabes rezar, hazlo para que no te alcance antes que tus sueños se hagan realidad -dijo abandonando el lugar.
Scott Reynolds caminó lentamente a un extremadamente débil hombre murciélago y lo tomó de las orejas de su máscara. No necesitaba verlo para sentir su interior, su voz silenciosa cruzó un sitio más profundo de lo que podría haber imaginado Bruce.
Y sorpresivamente de la nada apareció al lado de Scott, un sencillo humano, muy semejante al que intentó salvar de lo que creía tratarse una muerte segura. Con su corazón vio su bello rostro y como en un par de pasos se acercó lo suficiente para que una de sus manos a escasa distancia de su cabeza retirara aquello que lo torturaba.
-Un amigo me dijo una vez, si este mundo tiene algo de esperanza, vendrá de quienes pueden transitar el día y la noche como si fueran el mismo paraíso.
-No entiendo -murmuró Bruce.
-En su debido tiempo lo tendrás que hacer, pero este es el comienzo que te ofrezco en compensación por el oscuro espectáculo de mi amigo -dijo alejándose junto con la criatura.
-¡Espera! -exclamó el caballero mientras luchaba por ponerse de pie. Scott se detuvo mientras su compañero se desvanecía y sin volverse dijo:
-Nuestro próximo encuentro será más tranquilo. No me busques, yo te hallaré.
Nuevos pasos por un nuevo terreno, un sendero hecho de piedras cuya edad aparentaban ser de un viejo pero no olvidado imperio. Todo parecía ser oscuridad, mas al final se encontraba una bella puerta de madera por cuyos bordes pasaba lo que podía ser el sol de la tarde, cuyos escasos rayos de sol le mostraban el camino de aquel sitio que por alguna razón le traía cierta calma.
No había alcanzado la entrada cuando esta fue abierta surgiendo una figura, un viejo conocido.
-Ducard -murmuró con cierta sorpresa.
-Ra’s Al Ghul, la última vez que nos vimos.
-Estas muerto.
Ducard sonrío agachando un poco la cabeza en un ademán de profunda comodidad.
-Si lo estoy este no es el infierno que me desearías. Y si no entonces no te di todas las lecciones para saciar tu sed de justicia.
-Debo estar soñando -dijo Bruce sorprendido.
-Quizás nunca estuviste despierto, mi querido Bruce. Quizás tu cruzada por la ciudad maldita fue sólo un parpadeo en el verdadero estigma d e l a v i d a . Siguió avanzando hacia la puerta hasta quedar a unos pasos de su mentor.
-¿Por qué no pueden ser más directos?
-Porque nada en el universo lo es, todo tiene precio, una lucha que dar, una prueba para demostrar el valor que tiene lo que busca. Y tu Bruce por décadas has evadido muchas cosas incluyendo el verdadero rostro de la muerte -Ducard retrocedió haciendo un ademán para invitar a su rebelde alumno a acompañarlo-. Tengo algo que mostrarte que te gustará.
Ambos abandonaron el sitio para seguir por el sendero de piedra que los condujo a lo que aparentaba ser un callejón romano. Todo se sentía tranquilo hasta que otras personas aparecieron, todos vestidos a la antigua usanza del gran imperio.
-¿Querías respuestas?, ¿Te servirá de algo ese caballero? -le dijo mostrándole una perfecta copia de él mismo vestido acorde a la época.
-Debo estar soñando -dijo Bruce tratando de entender.
-Lo estás, pero lo que ves es más real que cualquier experiencia que tengas.
-Parece que estoy en otro mundo.
-Lo estás, siempre lo has estado sólo que nunca lo quisiste aceptar. Combatiste al mal en muchas formas pero siempre fuiste testigo de su renacer sin preguntarte porque, tan sólo aceptaste el rostro de un nuevo enemigo sin considerar que podía ser algún individuo que dejaste abandonado en el camino, alguien que mataste.
-No tiene sentido.
-Si lo tiene, la voluntad lo es todo te dije alguna vez y mi mayor error fue creer en el poder de la muerte como la fuerza natural para hacer justicia, cuando el tormento es lo único que puede devolver el infierno a quienes lo han llevado a los inocentes.
-Entonces ¿que hice mal?
-Tuviste piedad. Un ser de tinieblas no juega con la luz. Puedes perdonar la vida a muchos seres pero si no posees la fortaleza para manipular sus más profundos tormentos, si estas atado al bien entonces nunca los subyugaras.
-El fuego no se apaga con el fuego -dijo Bruce.
-¿Crees realmente en la maldad de ellos?
Lo que quiero decir con todo esto, es que la muerte no existe, tan sólo la felicidad y el dolor, el bien y el mal. Son las marcas con que se definen nuestra existencia. Pero el bien que tu traes es impropio del mal que representas. Dices que el fuego no se apaga con fuego, entonces ¿porque lo usas?
-Que tiene que ver todo esto con lo que me sucedió.
-El tiempo ha llegado todo lo que hemos temido por siglos esta por cobrar vida y sólo unos pocos podrán lidiar con algo que ni tu más profunda pesadilla puede alcanzar.
-La Cúpula del abismo -dijo Bruce-. ¿Y el gigante?
-Ayax, su voluntad es más fuerte que todo lo concebible. Libera tu instinto y subyuga su poder para reclamar el trono del abismo, quizás así haya esperanza. Mira bien Bruce -dijo Ducard guiándolo a un montículo desde el cual se podía ver toda la ciudad-. Roma fue un sueño hecho realidad, su destrucción en nuestras manos fue un triunfo, pero de nada servirá si los cimentos que forjaron las siguientes civilizaciones son arrasados. Al igual que tú, Ayax quiere venganza, y su poder le dará más en tanto no entiendas el camino a las tinieblas que tanto has evadido-. Ducard miró los ojos de quien fuera su mejor alumno y sonriendo le dijo:
-En lo que podía ser el fin sabía que esta lección iba a ser dada en un siguiente encuentro. Destruiste mi imperio, sacrificaste el verdadero camino de justicia al no tomar ninguno de los caminos de las tinieblas, pero hay forma que evites tu destino.
-¿De que servía matar si tarde o temprano los iba a reencontrar?
-No todos lo saben, quítales el camino los ojos del universo y para cuando vuelvan a ver si no encuentran algo mejor el fuego con que nos consumieron se habrá apagado.
-No tiene sentido.
-Lo tendrá cuando veas aquello a lo que debes enfrentar. Hasta entonces recuerda bien: la voluntad lo es todo.
En ese momento Bruce despertó encontrándose en una cama especial, propia de las que se usan en los hospitales. Su cuerpo estaba Êlleno de cables y elementos para controlar su funcionamiento.
A su derecha estaba Alfred sentado quien despertó al oir su movimiento. Mientras a su izquierda Eve sonreía con unos ojos que no ocultaban un profundo cansancio.
– Nos diste un gran susto -dijo la joven.
-¿Qué ocurrió?
-Su última aventura se salió de control, cuando lo encontramos su cuerpo presentaba serias heridas. Estuvo en un coma profundo por unos cuantos días.
-¿Días?
-¿Habría preferido semanas? -preguntó Alfred que no ocultaba cierta ironía.
-Supongo que debería sentirme bien por no encontrarme en un peor estado, más es evidente que las circunstancias me están conduciendo a algo completamente distinto a lo vivido antes, algo que se acerca con rapidez…

© 2005, Juan Carlos Sánchez.

Aprendiz de Brujo

por José Carlos Canalda.

El día que Luis M. construyó el primer –y único– transdimensionador de la historia de la humanidad, estaba muy lejos de sospechar las consecuencias de su revolucionario descubrimiento; sólo así puede explicarse que fuera su mano la culpable –involuntaria, pero no por ello menos responsable– del mayor desastre acaecido jamás.

El transdimensionador, como su nombre indica, era un artefacto capaz de perforar las infranqueables fronteras que separaban a nuestro universo de otros paralelos, permitiendo así una comunicación bidireccional entre ellos. En realidad a Luis M. no le movía otro afán que la simple curiosidad científica, y no anhelaba otros beneficios que no fueran la mera satisfacción de comprobar lo acertado de su teoría pluridimensional… una teoría que jamás llegaría a figurar en libro de texto alguno, puesto que su creador era, más allá que autodidacta, un auténtico anarquista de la ciencia, nada interesado en compartir sus conocimientos con nadie. Pero a su modo era un verdadero genio, ya que sólo así se concibe que hubiera podido ser capaz de realizar en solitario una hazaña –el desarrollo matemático y práctico de su teoría– en un terreno en el que se habían estrellado las mentes más lúcidas de todo el planeta.

Se trató realmente de una tarea titánica que le llevó toda una vida, pero al fin el transdimensionador fue una palpable realidad. Tan sólo quedaba probarlo, y sería el propio Luis M. –¿quién si no?– el que lo hiciera. Temblando por la emoción que le embargaba, Luis M. se introdujo en la reducida cabina, ajustó cuidadosamente los controles –no era cuestión de aparecer en mitad de una estrella–, pulsó el botón que pondría en funcionamiento el maravilloso artilugio… y se desencadenó la catástrofe.

No se piense que el experimento resultó fallido: muy al contrario, éste se saldó con el más rotundo de los éxitos… demasiado rotundo, de hecho, puesto que sus imprevistas –pero implacablemente lógicas– consecuencias vinieron a alterar de forma irreversible la delicada trama no sólo de nuestro propio universo, sino también las de otros muchos, afectando dramáticamente incluso a los más fundamentales principios físicos. Y ya nunca nada volvería a ser como antes.

La razón de la debacle, insultantemente sencilla como lo suelen ser todas las explicaciones a posteriori, radicaba en el propio concepto de infinito. Aunque en el lenguaje corriente se tiende a identificar infinito con inconmensurable, se trata en realidad de dos cosas muy distintas, como le habría advertido cualquier matemático de habérselo preguntado Luis M… cosa que, huelga decirlo, no hizo. Todo lo presente en nuestro universo, absolutamente todo desde los átomos hasta las galaxias, era inexorablemente finito por ingente que pudiera resultar su cantidad, y sólo la imposibilidad práctica de cuantificarlo impedía conocer su número exacto.

La noción matemática de infinito, por el contrario, va mucho más allá, dado que implica algo ilimitado en el sentido más literal de la palabra. Claro está que hasta entonces se había tratado de una simple elucubración intelectual sin el menor reflejo práctico, pero… quiso el azar que el metauniverso que agrupaba a todos los universos posibles fuera, desde un punto de vista literal, un conjunto matemático infinito.

Recordemos, aunque sólo sea por un momento, las principales consecuencias de este concepto. Una recta es, por definición, un conjunto infinito de puntos alineados. No son muchos, ni muchísimos; son infinitos, porque entre dos cualesquiera de ellos siempre se puede interpolar un tercero, y así ad infinitum. Hasta aquí el razonamiento es relativamente fácil de seguir, pero ¿qué ocurrirá si dividimos una recta en dos? Pues que cada una de las semirrectas resultantes poseerá asimismo un número infinito de puntos, dado que el resultado de dividir infinito entre dos es un doble infinito… Y así sucesivamente, por muchas que fueran las veces que repitiéramos la operación.

Si se me permite la licencia, ocurriría algo similar a cuando un atribulado ratón Mickey intentaba evitar que las multiplicadas escobas siguieran acarreando agua merced al expeditivo método de hacerlas trizas a hachazos, tal como ocurría en el episodio de la película Fantasía dedicado a la composición del músico francés Paul Dukas El aprendiz de brujo. Aunque pueda sonar a broma, eso es precisamente lo que le ocurrió a nuestro aprendiz de brujo particular, con el agravante de que en esta ocasión no contaba con el auxilio de ningún brujo verdadero capaz de deshacer el entuerto.

Conviene insistir de nuevo en que el número de universos contenidos en el metauniverso era, no lo olvidemos, infinito. Esto quiere decir que había infinitos universos en los que Luis M. ni tan siquiera había llegado a existir, pero también otros tantos infinitos en los que sí. Entre estos últimos había infinitos en los que, por diferentes motivos, jamás llegaría a desarrollar su transdimensionador, pero también otro infinito número en los que sí… Siguiendo con este razonamiento, que abrevio por prolijo e innecesario, llegaremos finalmente a la conclusión definitiva: en infinitos universos, y exactamente en el mismo instante, infinitos Luis M., ignorantes por completo de lo que podían estar haciendo sus otros alter egos, procedían a pulsar simultáneamente el botón que ponía en contacto, por vez primera en la historia –al menos en este conjunto infinito–, a unos universos que hasta entonces habían permanecido aislados entre sí.

exxY sobrevino el caos; no podía ser de otra manera. Luis M., nuestro Luis M., cualquiera de los infinitos Luis M. que habitaban en sus respectivos universos, había supuesto de manera errónea que el contacto sería tan sólo entre nuestro propio universo, llamémosle A, y un segundo que denominaremos B. Nada hubiera ocurrido de haber sido así, pero no previó que, al haber infinitos sosias suyos haciendo exactamente lo mismo en el mismo instante, se produjo una especie de reacción en cadena que, al entremezclar las urdimbres de los diferentes universos, hizo imposible cualquier intento de separación posterior, al igual que cuando se lía una madeja resulta extremadamente difícil deshacer los nudos sin romper el hilo.

exxAsí llegamos a la situación actual a la que, después de la desorientación inicial, mejor o peor hemos acabado –¡qué remedio!– acostumbrándonos… aunque no deja de ser perturbador, pongo por ejemplo, llegar a casa y encontrarte con tu otro yo –uno cualquiera de entre los muchos existentes– sentado en tu sillón o acostado con tu mujer, o bien abrir un libro de historia y no saber con qué versión vas a encontrarte –las hay para todos los gustos– del desenlace de la Segunda Guerra Mundial. Peor todavía lo tienen los peor hemos acabado –¡qué remedio!– acostumbrándonos… aunque no deja de ser perturbador, pongo por ejemplo, llegar a casa y encontrarte con tu otro yo –uno cualquiera de entre los muchos existentes– sentado en tu sillón o acostado con tu mujer, o bien abrir un libro de historia y no saber con qué versión vas a encontrarte –las hay para todos los gustos– del desenlace de la Segunda Guerra Mundial. Peor todavía lo tienen los aficionados a los deportes de competición, ya que nunca podrán estar seguros de si su equipo ganó o no el campeonato de liga de la última temporada.

exxCierto es que esto tiene también sus ventajas, como cuando descubres que de repente te han subido el sueldo o que te ha tocado la lotería sin que siquiera hubieras comprado un décimo, pero a veces puede resultar incómodo si los cambios resultan ser a peor… aunque por fortuna siempre suelen ser temporales, ya que solamente perduran hasta que tiene lugar el siguiente salto –así lo llaman los entendidos– en uno u otro sentido.

exxSin duda se preguntarán ustedes cómo he podido llegar a conocer la historia que acabo de contarles si las andanzas de Luis M. jamás llegaron a ser de dominio público; la verdad, es que todo se debió a una afortunada casualidad. Estaba yo sentado en un parque surgido durante la noche anterior sobre el solar de un desaparecido edificio de veinte plantas, cuando un hombrecillo de aspecto insignificante se sentó a mi lado tras pedirme educadamente permiso para hacerlo. Resultó ser el mismo Luis M. –uno cualquiera de ellos– el cual, tras contarme acongojado el relato de su desgracia, me manifestó su deseo de suicidarse al ser incapaz de soportar los remordimientos que le afligían. Intentaba convencerle de que no lo hiciera, cuando una repentina fluctuación de la realidad nos situó bruscamente en la azotea de la vigésima planta del edificio resurgido y justo al borde de la misma, momento que aprovechó mi interlocutor para arrojarse al vacío antes de que pudiera hacer nada por evitarlo. En realidad esto no importaba demasiado; aunque infinitos Luis M. se hubieran quitado la vida, todavía quedarían otros tantos, es decir, infinitos, vivitos y coleando, lo cual la verdad es que no deja de resultar una ventaja.

Y eso es todo. Espero tener la suerte de poder terminar de escribir este informe de una vez por todas, antes de que las dichosas fluctuaciones me lo impidan de nuevo; han sido ya tres veces las que me he encontrado de repente con todos los folios en blanco teniendo que volver a empezar de nuevo, y a eso hay que sumar cuando descubrí que, sin saberlo, había estado escribiendo una versión apócrifa de La Regenta. De todos modos esto no deja de ser irrelevante porque, aunque lograra terminarlo, en estas circunstancias ¿quién iba a ser capaz de leerlo en su totalidad sin ninguna interrupción?

© 2004, José Carlos Canalda.

Sobre el autor: José Carlos Canalda (Alcalá de Henares, España, 1958) es doctor en Ciencias Químicas por la Universidad de Alcalá de Henares, y trabaja en un instituto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (C.S.I.C.) en Madrid. Aficionado a la ciencia ficción desde muy joven, cultiva tanto la vertiente del ensayo como los relatos. En este primer apartado, es autor del libro Luchadores del Espacio. Una colección mítica de la ciencia ficción española (Pulp Ediciones, 2001) y ha colaborado en La ciencia ficción española (Robel, 2002, premio Ignotus 2003), Solaris y Pulp Magazine (premio Ignotus 2002), sin descuidar tampoco las páginas web Sitio de Ciencia Ficción (www.ciencia-ficcion.com), Página de las Novelas de a Duro (www.dreamers.com/igor), BEM Magazine (www.bemonline.com) o Cyberdark (www.cyberdark.net). En lo que respecta a los relatos, tiene publicadas obras tanto en papel (Pulp Magazine, Asimov, Artifex, Antologías de
de las Novelas de a Duro (www.dreamers.com/igor), BEM Magazine (www.bemonline.com) o Cyberdark (www.cyberdark.net). En lo que respecta a los relatos, tiene publicadas obras tanto en papel (Pulp Magazine, Asimov, Artifex, Antologías de
relatos de El Melocotón Mecánico, Menhir) como en formato electrónico (Sitio de Ciencia Ficción, Qliphoth, Alfa Erídani, Púlsar, La Plaga).

Por la Tarde los Niños se Aburren

por Armando Rosselot

1

El corredor era blanco y las puertas estaban ansiosas de ser abiertas. La niña entró en la que la joven mujer señalaba y trató de olvidar a mamá, la cual por cada paso que daba era más distante y de rasgos extraños. En la pieza oyó unos murmullos en la habitación continua, buscó la puerta que sabía que comunicaba a las dos habitaciones, giró el picaporte. Adentro de la pieza jugaban muchos niños, mas de los que nunca había visto y se reían de ella y de su ropa, la señorita que la llevó a la habitación de al lado no estaba, tampoco la otra habitación, solo existía el miedo y las ganas de correr…

–¡Mamáaaaa!
–Quédate tranquila tesoro mío– era mamá– te quedaste dormida y siempre que te duermes en el auto sueñas tonterías.
–Sí. Tengo sed
–No te preocupes Maribel, ya vamos a llegar –contestó mamá– olía tan bien y su voz siempre la hacía estar mejor, “mamá te quiero” pensó.

Maribel miró por la ventana del coche, abajo a casi quinientos metros bajo la autopista se veían los parques y los grandes edificios de los cuales siempre le hablaba mamá y que tanto miraba en los paneles interactivos, “mamá tiene que viajar y necesita ir tranquila, por eso me lleva a la guardería” pensó.

–Mamá, ¿por qué no me llevas?
–Amor, tu sabes que fuera de la ciudad no se puede viajar con niños, así es la ley.
–Ahá, bueno.

A la derecha de la vía se divisó el gran edificio municipal de guarderías con sus parques y estatuas de héroes infantiles de quince metros, siguieron por el camino hasta que las señales holográficas los hicieron llegar a la recepción privada que aguardaba por ellos. Una mujer de delantal celeste los esperaba.

–Buenas días señora, pensábamos que llegarían mas temprano –habló la mujer del delantal–, hola niña linda ¿cómo estás?
–Sí, lo que sucede es que solo voy a ir al CRIAT y estaré de vuelta antes de las seis.
–¡Oh, ya veo! –fue la gentil respuesta de la señora de celeste.

Luego que mamá firmara algunos documentos, hablara a solas con la señorita de celeste y besara a Maribel en la frente se fue, y Maribel estaba por primera vez en su vida sin la compañía o la cercanía de mamá para cualquier problema o capricho, pero extrañamente a lo que siempre creyó no existía temor ni sensación de soledad, tomó la mano de la señorita de celeste y se dejó llevar.

El reloj de pulsera de Maribel ya había tocado su pegajosa melodía ya tres veces desde la llegada, “una hora y media” pensó. Se encontraba en una amplia sala amarilla con sillas pegadas a las paredes y flores en su centro, una veintena de juguetes de todo tipo, y una mesa baja a un costado. Ahí de rodillas con los codos sobre la mesa estaba Maribel haciendo rodar la cabeza de pinocho sin nariz de su mano izquierda a la derecha una y otra vez.

–¡Señorita! –exclamó Maribel– ¿No hay nada mas que hacer aquí?, sabe estoy un poco aburrida, ¿donde están los otros niños?
–Tienes que esperar un momento –contestó la señorita de celeste–, ellos están en otras actividades. Cuando terminen, y eso va a ser muy luego, te llevarán donde se encuentran, ¿ya?

Pasaron algunos minutos y la puerta se abrió rápidamente, entrando en la sala una mujer gruesa y de delantal gris, miró a la señorita de celeste y luego a Maribel –tú debes ser Maribel, ven niña dame la mano, hay varios amiguitos que te están esperando.

2

–¡Hola! –saludó Maribel alegremente, luego que la señora de verde la dejara en esta nueva habitación junto a otros niños. Ninguno de los cuatro niños se volvió a contestar el saludo.

A Maribel no parecía extrañarle tanto, en sus siete años de vida muy pocas veces había salido de casa con mamá a jugar con otros de su edad, y siempre eran tan poco alegres y juguetones. Se dirigió a las mesas donde tres niños armaban rompecabezas.

–¡Hola me llamo Maribel! ¿Y ustedes? –de una vez quiso romper el hielo. Nada.
–¿Acaso no me van a contestar o es que no tienen lengua o son tontos? –volvió a preguntar.
–Hola soy Carlo K, ¿cómo estás? –contestó el niño sobre la cama azul que estaba al lado de una ventana al fondo de la sala–, ¿por qué tanto escándalo?, no ves que esos tres no son capaces de armar ese simple rompecabezas, además yo no soy tonto. Maribel rió al ver la cara de asombro de los otros niños y el pijama del que decía llamarse Carlo K.
–Amigos, yo ya le dije mi nombre. Les toca a ustedes.
–Hola, yo soy Franco S.

Los otros niños solo levantaron la mano en señal de saludo.

–Hola a todos –contestó amablemente Maribel.
La niña se sentó en la única silla desocupada junto a la mesa de rompecabezas, los miró y se volvió hacia el niño de la cama.
–Oye tú, ¿por qué estás en pijamas y en esa cama, acaso te pasa algo, por que no es hora de dormir?

Carlo K estudió la voz y mirada de la nueva niña.

–No voy a dormir ni me pasa nada –contestó imperativamente, sólo estoy aquí por que la dama de gris me dijo que era lo mejor para mí–, echó un vistazo a los otros niños, seguían tratando de armar el rompecabezas de los gatos–. A veces es mejor así, pues por la ventana puedo ver todo lo que sucede… afuera.
–Él es el que mira –dijo Franco S entregándole una pieza a la niña nueva–. ¿Sabes donde puede ir?
–Es el ojo y un pedazo de cara, va en la cabeza es obvio ¿no? –Maribel puso la pieza y subió a la cama de Carlo K., miró por la ventana. Afuera no había nada para ver, solo dos calles sin salida y un edificio blanco. No entendía que era lo tan interesante que este niño raro podía ver.
–Eres un idiota, voy a llamar a la señora de gris –masculló Maribel. Los otros niños al escucharla se levantaron de la mesa y se interpusieron entre el comunicador y ella.
–Vas a jugar con nosotros –le ordenó uno de los niños.
–¡Alto! , si quiere irse la “preciosa lindura” déjenla, a mí no me a ofendido, ¿a ustedes sí? –fue la respuesta de Carlo K.

A la orden de Franco S, Maribel notó la diferencia de como Carlo K. la miró a ella con respecto a los demás niños, y la mirada de los niños hacia su persona. Esa mirada y lo de “lindura” le recordó los primeros años afuera de ciudad Soa.

–¿Me viste llegar por la ventana, no es cierto?
–Sí, sabía que eras tú.
–¿Cómo?
–Tú ya me conociste
–Pero yo ya no soy la niña pequeñita que no hablaba, descubrí algo. Ahora.
–Debes decirle a la señora de gris.
–No quiero. Y tú sabes por qué y ellos también van a saber, creo que deberían tener miedo, estoy aburrida y mamá llegará en unas cuantas horas más. Además tengo hambre, y ese con cara de triángulo que me mira tanto debería lanzarse por la ventana–. Nadie dijo una palabra mas, la señora de gris abrió la puerta.
–Maribel te traje leche
–Gracias señora–, fue la amable respuesta de Maribel sin quitar la vista de los niños y Carlo K.
–¿Y no hay leche para ellos? –preguntó–, la señora de gris alegremente le contestó que ellos ya habían tomado leche hace un momento. Maribel corrió por toda la pieza saltando y riendo, salió al corredor, su risa llenó los silenciosos pasillos del décimo piso de la Guardería Infantil, llegó a la pieza nuevamente y empezó a gritar: Ya sé, ya sé, ya sé… y ahora ¿con quien voy a Jugar?

Carlo K trató de salir por la puerta que Maribel cerró repentina y rápidamente, al salir de la camilla Maribel notó las heridas de Carlo K en sus brazos y piernas…” eso no era un pijama” pensó. Tomó a Carlo K de sus manos, mientras
la señora de gris dejaba a los demás niños en una esquina y se dirigía hacia ella.

–Dime, ¿qué es esto en tu cuerpo, es lo que yo creo, si o no? Sintió los fuertes brazos de la señora de gris en sus hombros, la respuesta llegó clara y punzante.

3

Eran las seis con tres minutos de la tarde cuando el auto de mamá tomó el carril de entrada del complejo donde estaba Maribel. Todo parecía normal salvo algunas luces centellantes que brotaban de algunos pisos del edificio, las cuales mamá no dio mayor importancia y dos carros limpiadores al borde de la construcción. Al estacionar el automóvil la señorita de celeste salió rápidamente a recibirla

–Por fin llegó señora, traté de comunicarme con usted varias veces, pero me dijeron que ya se había retirado– dijo agitadamente la señorita de celeste.
–Así es –contestó mamá– la verdad que terminé antes y el viaje de vuelta fue algo lento debido a unos animales que se escaparon camino a Ciudad Soa y…
–Su hija… –prosiguió la señorita de celeste antes que mamá pudiese terminar– llévesela, por favor rápido… está causando muchos problemas y no hay manera de detenerla…

Mamá corrió hacia la entrada quedando detenida por dos señoras de rojo.

–Déjenla, es la mamá de la niña –ordenó la señorita de celeste. Ambas mujeres soltaron a mamá.

Maribel apareció sonriente por la puerta del ascensor principal junto a dos señoras de rojo, una de verde y una caja. La señora de verde se adelanto quedando frente a frente con mamá.

–Señora, el proceso de voz de mando al parecer entró en etapa de adaptación, usted deb… –Maribel con un suave gesto hizo que la señora de verde dejara de hablar y se corriera a un lado.
–Hola mamá –habló–, traje un amigo y se llama Carlo K.
–Hola mi amor –contestó mamá–. ¿Dónde está?
–En la caja, y sabes… es de juguete, como todos los que están aquí. No son personas como yo y todos tienen los ojos del mismo color azul, imagínate son tan tontos que hice que se lanzaran tres por la ventana. Hacen todo lo que yo quiero.

Mamá lentamente se recuperó y comenzó a mirar a su alrededor mientras Maribel seguía contando sus peripecias, se percató que a algunos de los androides de rojo le faltaban dedos a otros un ojo, una mano, tenían clavados diferentes objetos en su cuerpo, y la androide de verde le faltaba el pecho izquierdo

–¡Cómo es posible que haya sucedido esto! –gritó–. ¡Voy a quejarme formalmente a la CRIAT!, y usted –miró al androide celeste–, es el responsable y lo van a rearmar y reprogramar.
–Lo que usted diga maestra –contestaron todos los androides al unísono, mientras

Maribel empujaba enérgicamente la caja hacia la salida.
Luego, en el auto, el silencio se hizo insoportable hasta que Maribel habló:

–Mamá ¿estás muy enojada?
–Primero señorita, ¿quien le permitió subir esa caja al auto con quizás que artefacto dentro?, al llegar a casa lo devolveremos a la CRIAT.
–No es cualquier artefacto es… o era… mi Perro P2 . “Samcito”, ¿te acuerdas?, lo reconocí cuando me dijo “preciosa lindura” como tú le enseñaste, al parecer no lo arreglaron bien…, ¿podríamos hacer que lo hicieran perro-que-habla otra vez?
–Maribel cuando lleguemos hablaremos con calma, además tengo que llevarme esa caja, fue un error que sucediera esto, no nos podemos equivocar así–, contestó tajantemente mamá mientras abría la ventana del automóvil haciendo que su cabello se desordenara y le corriera los lentes de sol .

Maribel no supo que contestar cuando un miedo enorme se le abalanzó sobre ella “mamá tiene los ojos igual a ellos” pensó, abrió la guantera para buscar algo y pensar en otra cosa, ahí encontró un libro sellado sobre su libro de cuentos, el cual no estaba cuando salieron de casa. En el se leían las siglas CRIAT, mas abajo su significado: Centro de reprogramación integral para androides terraformadores de quinta generación. Había visto muchos libros de esos en su casa y nunca se percató de su real significado hasta ahora.
Las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos haciendo cada vez más difícil ver y decir alguna palabra. Mamá la miraba fijamente sin decir nada.

–Mamá por favor háblame… –no hubo respuesta.
–Mamá ¿qué pasa? –tampoco.
–A….an…androide detente –su voz sonó diferente.

En ese instante el automóvil guiado por mamá, más bien por el androide destinado a cuidado, crianza y educación de embriones humanos para el poblamiento general del planeta Maya6, modelo Mater/027 se detuvo. Por primera vez el androide de cubierta biológica escuchó y obedeció la voz de mando para la cual fue programado hace ya 800 años.

–Llévame donde los otros como yo –ordenó Maribel en tono imperativo con la garganta aun apretada y los labios pegajosos.
–Sí, cómo usted diga –contestó el androide.

Maribel supo en ese momento que hacía ahí, miró por la ventana, así el paisaje que siempre había visto cambio de significado, de aroma y hasta de color, quiso abrazar a su mamá pero ella ya se había ido. Ahí atrás estaba su mascota de muchos años medio trasformado en niño o algo semejante. Haría que lo dejaran tal como era antes de que se descompusiera y trataría de jugar con él algún día. Por ahora el androide mamá le explicaría muchas cosas, nuevamente todo comenzó a nublarse, “lástima” pensó con los ojos ahogados en lágrimas, ya que ahora se venían muchas pero muchas mas tardes aburridas en su existencia, esa , que recién acababa de comenzar.

por Armando Rosselot

Ciencia Ficción como creadora de Zonas de Desarrollo Próximo: “el profesor literario”

por Marta Alejandra Silva Fernández

1.- Introducción

Si bien soy una aficionada a los temas relacionados con las llamadas ciencias exactas, considero que no sé lo suficiente. Todo lo que he aprendido durante estos años se lo debo a algunos de mis héroes de la adolescencia. El principal de ellos es Carl Sagan, quien a través de su serie Cosmos y sus libros excitaron mi imaginación y educaron mi intelecto. Una influencia no menos importante la tuvieron autores de ciencia ficción, siendo el paradigma de esta influencia Julio Verne, con relatos desbordantes de imaginación y aventuras.

Considerando que soy antropóloga, una científica de las llamadas ciencias blandas, ¿cómo es posible que me entusiasmen cosas que escapan al sentido común tales como reflexionar sobre la validez de las leyes de Newton en Viaje alrededor de la Luna [8]; imaginar viajes en el tiempo con las curiosas implicancias prácticas que este acto tendría; o pasear bajo un cielo tapizado con constelaciones jamás vistas por ojo humano? Son pequeños ejemplos de lo que induce en mí la ciencia ficción.

Estos pensamientos de alguna forma me han convertido en voraz lectora de biografías de distintos científicos/as y me ha llevado a documentarme sobre la vida y obra de muchos de los más importantes escritores de ciencia ficción. De este modo descubrí que muchos de ellos/as poseían un gran conocimiento de las ciencias. Es más, muchos/as fueron científicos/as o, al menos, entusiastas lectores de todo lo relacionado con las ciencias.

Considerando mi interés profesional que dice relación con el estudio de los mecanismos involucrados en la transmisión del conocimiento científico, desde que se genera en las altas esferas académicas hasta que llega a la persona de calle, se explica este documento.

En el presente artículo se pretende realizar una propuesta metodológica-teórica respecto de la enseñanza de las ciencias basada en el constructivismo pedagógico. Para idear esta propuesta se recurrió al constructivismo de Vigotsky (*), específicamente en su concepto de Zona de Desarrollo Próximo (ZDP), además de dar cuenta del enfoque Ciencia-Tecnología-Sociedad (CTS) de enseñanza de las ciencias y aspectos básicos de la teoría de la comunicación.

Comienzo del supuesto que la ciencia ficción y la difusión científica pueden aportar a la comprensión de contenidos referentes al área de ciencias con enfoque CTS. De esta forma, pretendo concebir al libro de ciencia ficción ya no como un mero medio para distraerse y distenderse sino como un agente activo cargado de conocimientos que son transmitidos a través de un “profesor” con un bagaje biográfico formativo intelectual capaz de crear una zona donde el autor pasa a ser una persona que enseña y el lector adquiere conocimientos casi en forma “osmótica”, pues habría estado abocado a disfrutar de las aventuras del libro en cuestión.

Para desarrollar esta idea, es necesario remontarse a tres aspectos claves: El constructivismo, la Zona de Desarrollo Próximo de Vigotsky y la Teoría de la Comunicación.

2.- El constructivismo en el Aula

Antes de abordar el tema del constructivismo pedagógico, es necesario puntualizar que la teoría constructivista concibe la realidad como un consenso entre las personas. Se puede articular la realidad a través del lenguaje. De esta forma la realidad no existiría, puesto que sólo sería una representación del cerebro.

Así, la concepción constructivista se presenta no en el sentido estricto de una teoría, sino más bien como un marco explicativo que parte de la concepción social y socializadora de la educación escolar… [1]. En este sentido, se entiende que el constructivismo parte del consenso que dice relación al carácter activo del aprendizaje, lo que lleva a aceptar que éste es producto de una construcción personal, pero en la que interviene no sólo el sujeto que aprende, sino que también están presentes otros sujetos, que denomino “agentes culturales”, que posibilitan este aprendizaje gracias a su mayor experiencia y conocimiento.

Los agentes culturales, en este contexto, son piezas imprescindibles para el aprendizaje. De acuerdo a esto, las personas aprenden cuando son capaces de elaborar una representación personal sobre un objeto de la realidad o contenido que pretende aprehender. Así, se aproxima no desde la nada sino que desde las experiencias, intereses y conocimientos previos que presumiblemente pueden dar cuenta de los nuevos conocimientos adquiridos.

Podemos resumir el proceso de aprendizaje como un proceso de equilibrio-desequilibrio-equilibrio. Me explico: cada ser humano poseería esquemas mentales, los llamados “esquematas de conocimiento”, que son estructuras en las cuales se alojan nuestras experiencias, ideas e imágenes que poseemos acerca del mundo o de la realidad. En otras palabras son los esquemas de significados acerca de las cosas que cada uno/a posee para explicarse la realidad.

El proceso de aprender consiste entonces en hacer que se modifiquen estos esquemas de conocimiento, produciendo del “equilibrio inicial” (por ejemplo, nuestra idea inicial acerca de cómo creemos que funciona un átomo) un desequilibrio, a través de la incorporación de información nueva; provocar el llamado “conflicto cognitivo” (siguiendo con el ejemplo, es cuando a través de imágenes, palabras, sonidos, etc. y en base a mis ideas anteriores yo me cuestiono lo que sé, así integro la nueva información acerca de cómo realmente funciona un átomo). Así, para incorporar el nuevo conocimiento yo reestructuro el esquema, quedando uno nuevo. Terminado este proceso, podemos decir que volvemos a un equilibrio y que “hemos aprendido”.

Cuando sucede el proceso anteriormente descrito, se dice que se está aprendiendo significativamente, esto es construyendo un significado propio y personal acerca de un determinado objeto. La idea es que este proceso se realiza gracias a la ayuda de otra persona. Esta persona, para que aprendamos, debe primero conocer nuestros esquematas previos, para poder trabajar desde esa base y hacer que el aprendizaje se produzca.

En el plano de metodología el constructivismo asume todo un conjunto de postulados en torno a la consideración de la enseñanza como un proceso conjunto, en el cual el alunmo/a, gracias a la ayuda que recibe de su profesor, puede mostrarse progresivamente competente y autónomo en la resolución de tareas, en el empleo de conceptos, en la puesta en práctica de determinadas actitudes y en numerosas actitudes.

Así, el motor de todo este proceso hay que buscarlo en el significado que el alunmo/a le atribuye a lo que va a aprender (explicitar esquematas previos). En este significado intervienen los aspectos referentes a lo que le interesa, lo que siente y a lo que relaciona el/la alumno/a respecto de lo que va a aprender. Siguiendo con el ejemplo anterior, el profesor, o la persona que ayuda a aprender, además de investigar acerca de las ideas previas que el alumno/a tenía acerca del funcionamiento de una átomo, debe también considerar qué siente y qué le/a motiva acerca de ese tema, para hacer así más factible el proceso de aprendizaje.

3.- La enseñanza de las ciencias: el enfoque CTS

Las siglas CTS siglas sirven para reconocer hoy en día a un movimiento de reforma de la educación a nivel mundial que se puede definir como la enseñanza y el aprendizaje de la ciencia en el contexto de la experiencia humana. En otras palabras, implica enseñar desde el constructivismo ciencia contextualizada, vale decir, formar actitudes, valores, normas de comportamiento respecto a la intervención de la ciencia y la tecnología en la sociedad “con el fin de ejercer responsablemente como ciudadanos y poder tomar decisiones razonadas y democráticas en la sociedad civil” [2]. Se entiende entonces que esta enseñanza sería una opción educativa transversal que da prioridad sobretodo a los contenidos actitudinales (cognitivos, afectivos) y axiológicos (valores y normas).

Entonces los alumno/as, además de adquirir conocimientos y potenciar su aplicación en la vida real o en problemas donde se requiera aplicar este conocimiento, también deberán adquirir algunas capacidades para ayudarles a interpretar, al menos de forma general, cuestiones controvertidas relacionadas con los impactos sociales de la ciencia y la tecnología y con la calidad de las condiciones de vida en una sociedad cada vez más impregnada de ciencia y, sobre todo, de tecnología.

Se puntualizan algunas características que mejor definen los objetivos de esta corriente basándose en Garritz [5].

  1. La identificación de problemas sociales relevantes para el estudiantado y de interés e impacto local o mundial.
  2. La participación activa de los alumno/as en la búsqueda de información que – pueda se aplicada para resolver problemas de la vida real.
  3. La extensión del aprendizaje más allá del periodo de clases.
  4. El enfoque del impacto de la ciencia y la tecnología sobre los alumno/as de forma individual.
  5. La visión que el contenido científico va más allá que un conjunto de conceptos que los estudiantes deben dominar para responder a sus exámenes y aprobar.
  6. El énfasis en el proceso de adquisición de las habilidades que los alumno/as requieren para resolver sus propios problemas.
  7. La intensificación de la orientación vocacional hacia las carreras científicas o técnicas.
  8. La identificación de los medios por los cuales la ciencia y la tecnología tendrán impacto sobre la sociedad en el futuro.
  9. La cesión de cierta autonomía a los alumno/as durante el proceso de aprendizaje.

En resumen, este enfoque apuesta a la mirada constructivista, donde el énfasis está en el llamado aprendizaje significativo. De esta forma, se brindan cursos como historia de las ciencias, biografías de científicos, contextos mundiales, filosofía de la ciencia, políticas científicas, etc.

4.- La enseñanza como proceso de creación de zonas de desarrollo en el contexto de educación CTS

De acuerdo a lo que he señalado anteriormente, es necesario que me refiera al constructivismo de Vigotsky. En este plano se entiende que este autor otorga una gran importancia a los procesos de interacción social (no se puede construir realidad sin las demás personas o agentes culturales). En palabras de Bouzas “Vigotsky concede un papel de enorme importancia a la interacción social en la elaboración de los instrumentos cognitivos. Para él, las funciones psicológicas superiores se desarrollan, en un primer paso, en el curso de la relación de un niño con otro u otros más competentes o con los adultos. En un segundo paso, estas funciones se internalizan” [3].

De esta forma, la condición básica para que la ayuda educativa sea eficaz y pueda realmente actuar como tal es, por tanto, la que esa ayuda se ajuste a la situación y las características que presenten los/as alumnos/as en el proceso de aprendizaje. Sintetizando lo anterior, la ayuda debe conjugar dos grandes características:

Debe tener en cuenta los esquemas de conocimiento de los alumnos/as en relación al contenido del aprendizaje de que se trate, y tomar como punto de partida los significados y los sentidos que, en relación a ese contenido, tengan los alumnos/as.

Al mismo tiempo, debe provocar desafíos y retos que hagan cuestionar esos significados y sentidos y fuercen su modificación por parte del alumno/a y asegurar que esa motivación se produce en la dirección deseada. La idea es que la enseñanza debe apuntar fundamentalmente a aquello que no conoce y/o no domina suficientemente. Se debe ser exigente y se los debe exponer a situaciones que les obliguen a realizar un esfuerzo de comprensión y de actuación.

De lo anterior, se desprende que la ayuda es fundamental, la “ayuda ajustada” como la denomina Javier Onrubia, y que pretende incrementar la capacidad de comprensión y actuación autónoma por parte del alumno/a. La idea fundamental es que lo que el alumno/a puede realizar con ayuda en un momento dado podrá realizarlo más tarde de manera independiente, y que el hecho de participar en la tarea conjuntamente con un compañero más competente o experto es precisamente lo que provoca las reestructuraciones y los cambios en los esquemas de conocimiento que harían posible esa actuación independiente [1].

Aquí es justamente donde Vigotsky propone, en su marco de una posición teórica global que defiende la importancia de la interacción con otras personas como origen del desarrollo humano, la llamada Zona de Desarrollo Próximo que, en palabras de Onrubia, se define como la distancia entre el nivel de resolución de una tarea que una persona puede alcanzar actuando independientemente y el nivel que puede alcanzar con la ayuda de un compañero más competente o experto en esa área.

En otras palabras, la ZDP puede definirse como el espacio en que, gracias a la interacción y ayuda de otros, una persona puede trabajar y resolver un problema o realizar una tarea de una manera y con un nivel que no sería capaz de tener individualmente. Bouzas señala también al respecto que la ZDP señala la distancia entre:

El nivel real de desarrollo (capacidad de resolver independientemente un problema), y el nivel de desarrollo potencial (aquel que se visualiza cuando el niño resuelve problemas guiado por un adulto o como producto de la colaboración de otro compañera más competente. [3], pág 41.

La idea es que en esta zona, donde gracias a los soportes y a la ayuda de los otros, puede desencadenarse el proceso de construcción, modificación, enriquecimiento y diversificación de los esquemas de conocimiento que define el aprendizaje escolar. Aquello que puede realizarse en el plano de lo social o de lo interpersonal, podrá más tarde realizarse y ser dominado por el participante inicialmente menos competente.

Ejemplificando, con el funcionamiento del átomo podemos decir que el/la alumno/a a través del proceso que denominamos equilibrio-desequilibrio-equilibrio (que sucede sólo con ayuda de otra persona más experimentada) ha adquirido nuevas habilidades. O sea que luego, sin ayuda de la otra persona, podrá ser capaz de explicar el funcionamiento de un átomo por sí solo/a. Sólo así, entonces, podemos decir que el proceso de aprendizaje ha sido exitoso.

¿La interacción social entre un individuo más competente y uno menos competente que da como resultado la modificación de esquemas y por tanto la capacidad de actuar autónomamente en posterioridad es siempre directa? O dicho de otra forma ¿es posible que en la zona de desarrollo intervengan “tutores o profesores indirectos”? ¿Puede crearse zona de desarrollo en algún tipo de comunicación mediatizada materialmente?

Se dejarán estas interrogantes en suspenso pues antes de responderlas es necesario adentrarse en una de las corrientes de enseñanza de las ciencias con el enfoque llamado Ciencia-Tecnología-Sociedad (CTS) que se basa en el constructivismo. Posteriormente se retomarán como base del planteamiento de este informe acerca de la ciencia ficción que enseña ciencia.

5.- CF como campo fructífero de creación de ZDP

La ciencia ficción (CF), junto a la producción científico-técnica en sentido estricto y la difusión científica, son los tres niveles desde los cuales son posibles la comunicación de la ciencia.

La difusión científica es un género que se caracteriza por la facilidad de comprensión. El objetivo es instruir a las personas poco o nada familiarizadas con las ciencias, en forma sencilla y clara.

La ciencia ficción, por su parte, se caracteriza por poseer un perfil más lúdico. Sus objetivos pueden variar de autor a autor, pero básicamente consiste en entretener. También sirve como campo de pruebas para explorar ideas poco ortodoxas, en realidades distintas a las usuales. Esto último es imposible de hacerlo en los géneros tradicionales, en donde se exige implícitamente “realismo”. La ciencia ficción, por tanto, es un género que no posee límites. Todo está permitido.

Antes de seguir me gustaría señalar que no estoy completamente conforme con el nombre “ciencia ficción”, pues de alguna forma induce a pensar en “ciencia irreal”. En inglés el término es “science fiction”, cuya traducción más coherente, a mi juicio, es “ficción científica”. De esta forma, queda de manifiesto que es un género de historias no-reales, pero con una componente de ciencia-real.

Ahora bien, sucede que las historias de ficción científica, en particular aquella variante denominada ciencia ficción “hard” o dura, muchas veces es de naturaleza especulativa y utiliza muchos conceptos de ciencias. Estos conceptos, leídos en un libro de texto serio, poseería un tratamiento un tanto abstruso para quien no tenga un entrenamiento formal en el lenguaje matemático-científico. Pero en ciencia ficción, por su mismo carácter lúdico, estos mismos conceptos pueden poseer una explicación más coloquial, menos rigurosa, pero sí efectiva para el propósito que aquí se plantea: instruir a un lector en ciencias.

De esta forma, la ciencia ficción, se caracteriza por su facilidad de comprensión, aun a costa de la verosimilitud temática. Algunos científicos como Carl Sagan e Isaac Asimov, han sido capaces de transmitir sus conocimientos científicos a través de estos tres niveles, adaptándose en cada momento a estos tres tipos de audiencia.

Justamente por su facilidad de comprensión, el constructivismo pedagógico puede ser fructífero, dado que apela a los esquemas de conocimiento que poseen los alumno/as, quienes en principio estarán más familiarizados con el lenguaje utilizado en la ciencia ficción, que el que se utiliza en textos de estudio.
Recordemos que uno de los principales objetivos de la educación con enfoque CTS es el de alfabetizar científica y tecnológicamente, además de promover vocaciones científicas y de contextualizar la labor científica y la producción de conocimientos científico.

El interés que se pretende expresar en este trabajo radica en la ciencia ficción y en los autores que han escrito sobre temáticas altamente especulativas y que no necesariamente tienen una respuesta definitiva hoy en día. Ejemplos hay tantos como relatos de este género existen y cito algunos: ¿puede haber vida en la superficie de una estrella de neutrones?, ¿se puede llegar a estrellas que distan a varios años-luz de nuestro sistema solar?, ¿se podrían desarrollar máquinas que piensen como seres humanos y que sientan como ellos?, ¿Se puede viajar a una época anterior?, ¿Puede alcanzarse el extremo final del universo o llegar a otros universos? La respuesta a todas estas preguntas es, a mi juicio, un categórico NO. En palabras de Miquel Barceló (**), el hecho que la ciencia niegue estas posibilidades no impide que sea factible especular sobre ellas u otras parecidas. De esta forma, esta sería una de las principales funciones y atractivos de la ciencia ficción, cuyo objetivo según Isaac Asimov es, entre otros, especular respecto a “la respuesta humana a los cambios en el nivel de la ciencia y tecnología.”

La mayoría de las veces, por no decir siempre, los lectores se centran únicamente en la obra del autor. Un estudio más completo requiere necesariamente la inspección de la biografía del mismo, con especial énfasis a su formación formal o informal respecto a diversas temáticas. Con esto es posible encontrar algunos puntos centrales que pueden ser utilizados para destacar a este “emisor literario”, que deja de ser un conjunto de letras sobre un papel, para transformarse en una persona de carne y hueso que plasma experiencias muy directas en sus obras. Por ejemplo:

En Carl Sagan: Carl se trasladó a Chicago para estudiar en la universidad de aquella ciudad. Ahí tuvo que abandonar su interés hacia los cohetes como un posible medio para viajar al espacio, debido a que dicha universidad no contaba con un departamento de ingeniería. Entonces se concentró en estudiar lo que siempre le fascinó: las estrellas. Avanzó rápidamente en su carrera como científico; muy pronto destacó entre sus compañeros, y durante las vacaciones de verano trabajó en el laboratorio del científico ganador del Premio Nóbel H.J. Mueller, quien en aquella época se dedicó a investigar el origen de la vida en este planeta. Ahí Sagan, sin embargo, realizó actividades de poca importancia.
Sagan finalizó su doctorado en astronomía y astrofísica bajo la tutela del Dr. Gerard Kuiper, otro científico intrépido que estudió la posibilidad de vida en otros planetas, y a quien se le conoce como El Padre de la Ciencia Planetaria Moderna. Hay que aclarar que hombres como estos tuvieron que luchar por sus ideas, pues en aquella época sus colegas, concentrados en temas más convencionales, consideraban la investigación de vida en otros planetas como ciencia ficción.

O en Julio Verne: Conoció a los famosos escritores Víctor Hugo y Alejandro Dumas. Dumas escribió novelas e historias románticas las cuales eran muy populares en aquel tiempo. Él sugirió a Julio que apartara un tiempo determinado para escribir cada día. Julio trató de escribir novelas históricas pero no las disfrutaba. Como casi no tenía dinero, Julio empezó a ir a la biblioteca pública para no pasar frío. Ahí, se pasaba el día entero leyendo sobre ciencias naturales y tecnología, y tomando cientos de notas. Publicó unos cuantos artículos, uno de sus obras de teatro fue interpretada y trabajó por un tiempo para un abogado.”

En 1863, la aeronáutica estaba comenzando con el vuelo de máquinas llamadas dirigibles. Julio había estado leyendo y estudiando sobre ello y decidió que sería una buena idea inventar un globo que podría ir arriba y abajo en busca del viento.

Isaac Asimov:
Nace en 1920 en Petrovichi, localidad rusa de la región de Smolienk. Tres años más tarde su familia se traslada a Nueva York, En 1925 ingresa al Sistema Escolar Público. Dicen que fue un alumno talentoso y brillante. Se graduó en Química en 1939, por la Universidad de Columbia. Luego fue rechazado por varias escuelas de medicina, cosa nada extraña para una persona como él, que sentía miedo a la sangre y a las agujas. Finalmente, solicitó su ingreso para realizar una maestría en Química en Columbia. También fue rechazado, pero convenció a las autoridades para ser admitido a prueba. Un año después se levantó el periodo de prueba y, ya como alumno regular, consiguió su maestría en Química en 1941. Siguió luego con el fin de obtener un Doctorado y luego de una etapa de inactividad forzada que fue desde 1942 hasta 1946 (debido a la Guerra Mundial y su ocupación en el ejército), obtuvo dicho Doctorado en Bioquímica en mayo de 1948.

A través de estos tres autores se pretende dejar en evidencia que parte de su obra literaria está basada en estudios sistemáticos acerca de fundamentos científicos para poder escribir sus obras. Por ejemplo, Julio Verne tuvo que aprender acerca de las leyes de gravedad para poder escribir varias de sus obras y tuvo que adquirir conocimientos geológicos respecto a la tierra para escribir Viaje al centro de la tierra. Por su lado Carl Sagan, quien fue astrónomo y un científico de “tomo y lomo”, supo deslizar en su novela Contacto algunas explicaciones acerca de la teoría de los agujeros de gusano, para explicar el mecanismo de transporte de la protagonista hacia remotos lugares del cosmos.
A continuación se expresarán los aspectos básicos de la teoría de la comunicación respecto de la situación comunicativa.

6.- “El profesor literario” Agente activo en creación de ZDP

De acuerdo a las teorías de la comunicación, cuando dos o más personas interactúan verbalmente se produce una situación comunicativa. Para que ésta ocurra deben estar presentes los siguientes elementos básicos:

  1. Emisor, quien emite el mensaje, es decir, quien habla o escribe.
  2. Receptor, quien recibe el mensaje, es decir, quien escucha o lee.
  3. Mensaje, lo que se trasmite desde el emisor al receptor, es decir, lo hablado o escrito.

De esta forma, se entiende la comunicación como el proceso mediante el cual una persona (emisor) transmite a otra persona (receptor) un mensaje, siendo este mensaje transmitido a través de un código (conjunto de signos).

Así, la literatura se convierte un fenómeno comunicativo. El texto, a través del autor o emisor literario, es un “profesor literario”, como se ha denominado para este trabajo. El emisor literario es una persona que posee conocimientos relativos a ciencias y que al aplicar sus conocimientos a problemas concretos es capaz de crear zonas de desarrollo próximo. De esta forma el alunmo/a puede leer, por ejemplo, sobre la forma en que las leyes de newton son aplicadas a fenómenos concretos:

Barbicante estaba tranquilo. Si todavía no podía saludar el éxito del viaje, la fuerza impulsiva inicial del proyectil, había sido suficiente para llevarlo más allá de la línea de equilibrio de las fuerzas de gravedad de la tierra y la luna. Es decir, ni se quedarían inmóviles en el espacio, ni caería de regreso de la tierra. En otras palabras, sólo faltaba por comprobar la tercera hipótesis, aquélla que se refería a la llegada del proyectil a su blanco primitivo y principal: la superficie de la luna. [8], pág.31

En la rama de los zoófitos y en la clase de los alciones, figura el orden de los gorgonios, que abraza a los tres grupos de gorgonias, isidias y coralianas. A éste último pertenece el coral, curiosa sustancia sucesivamente clasificada en los reinos mineral, vegetal y animal. Remedio entre los antiguos, adorno entre los modernos, hasta 1694 no fue definitivamente incluida en el reino animal… [7], pág.205.

O de tipo axiológico como en Contacto de Carl Sagan:

…(referente a la tripulación de la máquina que iría al espacio) otra cuestión fundamental es determinar quién financia esto, quién fabrica qué cosa, quién va a estar a cardo de la integración personal. Creo que en este sentido, podemos negociar que haya mayoría de compatriotas en la tripulación.
–Sigue en pie la idea de enviar a los mejores asss –acotó der Heer.
–Claro –respondió Kitz–. Pero, ¿Qué significa “los mejores”? ¿Los científicos? ¿Personas que hayan participado en organismos militares de inteligencia? ¿Hablamos de resistencia física, de patriotismo? (esto no es una mala palabra, dicho sea de paso.) Además –miró fijamente a Ellie–, está el tema del sexo. De los sexos, quiero decir. ¿Mandamos sólo a hombres? Si incluyéramos a hombres y mujeres, tendría que haber más de un sexo que del otro, puesto que los lugares son cinco, un número impar. ¿Todos los miembros de la tripulación serán capaces de trabajar en armonía? Si seguimos adelante en este proyecto, habrá arduas negociaciones.
[6], pág.219.

Con estos ejemplos se pretende dar cuenta del conocimiento legítimo que poseen los autores como personas experimentadas en ciencia y que a través de sus narraciones son creadoras de ZDP.

7.- Conclusiones

El carácter comprensible y asequible del lenguaje de la literatura de ciencia ficción, es una zona fructífera a la hora de poder modificar los esquemas de conocimientos previos que posee el receptor para inducir el “desequilibrio”; situación en donde se producen cuestionamientos referentes a los conocimientos previos acerca de ciencia. Luego, a través de la lectura, el receptor se interioriza acerca de los conocimientos científicos en el contexto del enfoque CTS, y alcanza un nuevo equilibrio, donde los nuevos conocimientos son incorporados y articulados a un nuevo esquema de conocimiento. Así se produce el aprendizaje significativo.

Por otro lado, se considera de vital importancia el sopesar tanto el relato como el autor que lo escribe pues no todos los relatos son adecuados para transmitir conceptos y no todos los autores de relatos de ciencia ficción poseen el nivel de conocimientos y/o una educación formal en ciencias, tanto duras como blandas (independiente de la calidad del relato o su capacidad de entretención).

Seleccionando relatos de autores determinados (en donde esta selección puede
realizarse previa documentación sobre el perfil del autor), se puede utilizar sus relatos en donde están plasmados sus conocimientos y reflexiones. De esta forma, es posible clasificarlos como emisores literarios activos, capaces de formar ZDP con el poder legítimo respecto a dichas experiencias plasmadas en sus libros.

En el contexto de la educación con enfoque CTS, es posible modificar estos esquematas de conocimiento, no sólo en cuanto a contenidos en ciencia, sino en la formación de valores y actitudes respecto a estas. El profesor literario, de esta forma, promueve en sus emisores actitudes críticas respecto a la ciencia. Esto es, el impacto que tienen éstas en la sociedad y viceversa. De esta forma, podríamos decir que esta literatura promueve la enseñanza tanto de ciencias duras como blandas (ciencias sociales)

De acuerdo a la noción de ZDP constructivista, efectivamente se produciría una interacción entre una persona que sabe más (emisor), que maneja conocimientos y que enseña el camino para resolver ciertos problemas. De esta forma, el “alumno/a literario” (receptor), gracias a sus esquemas de conocimientos ya modificados podrá resolver problemas y/o aplicar conocimientos entregados por este “profesor literario”.

La idea fundamental que se desea recalcar es la de no seguir considerando la literatura de ciencia ficción como literatura inverosímil o incluso como un simple medio para enseñar ciencias. A través del constructivismo, es posible que el libro no se mire como un instrumento, sino como un agente activo, cargado de conocimientos que se aplican y que a través de un lenguaje accesible, hace posible que personas que tal vez no tiene la posibilidad de acceder al mundo científico, tengan un atisbo de lo fascinante en términos creativos (positiva o negativamente hablando) que puede llegar a ser la ciencia y su influencia en la sociedad y viceversa.

8.- Bibliografía

[1]: Enseñar: crear zonas de desarrollo próximo e intervenir en ellas. Javier Onrubia .1997, pág 104.

[2] El movimiento Ciencia-Tecnología-Sociedad y la Enseñanza de las Ciencias. J. A. Acevedo, 2003, pág.2. Edición electrónica http://www.oei.es

[3] El constructivismo de Vigotsky: pedagogía y aprendizaje como fenómeno social. Patricia Bouzas. 2004. Longseller. Buenos Aires.

[4] El constructivismo en el aula. Coll. 1997. Editorial Grao. España.

[5] Aportaciones y opiniones sobre la enseñanza de la química en el nivel medio superior. Ciencia-Tecnología-Sociedad: A diez años de iniciada la corriente. A. Garritz. 1994. Edición electrónica http://www.oei.es

[6] Contacto. Carl Sagan. 1997. Emecé. Barcelona.

[7] Veinte Mil leguas de viaje submarino. Julio Verne. 1976. Ramón Sopena. España.

[8] Viaje alrededor de la luna. Julio Verne. Editorial Colicheuque. Chile.

NOTAS:

(*): Psicólogo ruso que se dedicó en su corta vida al estudio de las funciones cognitivas del desarrollo del niño y la relación entre lenguaje y pensamiento. A causa de su perspectiva científico marxista fue prohibido por mucho tiempo en varios países. En la actualidad, el constructivismo vigostkiano forma base de las reformas educacionales en el mundo.

(**): Ingeniero Aeronáutico y doctor en informática. Universidad Pontificia de Cataluña. es autor de diversos libros y artículos sobre divulgación científica, a la cual de dedica por vocación.

por Marta Alejandra Silva Fernández

Licantropía contemporánea

Érase una vez un hombre extremadamente profesional y perfeccionista llamado Cristóbal Landsburg quien era el Cirujano Plástico y Reconstructivo más prestigioso de un largo y angosto país llamado Chile.       El Dr. Landsburg se especializó en Cirugía General y en Cirugía Plástica y Reconstructiva en Inglaterra, donde se graduó con honores y donde se desempeñaría durante tres años. A su regreso a Chile fue médico colaborador de la Clínica Alemana de Santiago y Médico Interconsultor de
la Clínica Las Condes, se convirtió en Miembro Titular de
la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica, Reconstructiva y Estética; de
la Sociedad de Cirujanos de Chile y por supuesto; del Colegio Médico de Chile.
      Landsburg era, además, el único chileno Fellow del Royal College of Surgeons of England y se definía a sí mismo como un “hombre de mundo”, practicaba el tenis y el golf, era socio del Hogar de Cristo, amaba las Bellas Artes y a las mujeres hermosas, le agradaba tanto la música clásica como el pop sofisticado y era, además, un hombre lobo. Sí, uno de esos sujetos que en las noches de luna llena tienen por costumbre mutar en feroces bestias antropófagas de mal carácter y peor aliento.        El primer viaje de placer del Dr. había sido al paradisíaco Hawai, locación de su serie favorita de los 1980’s: Magnum P.I. Landsburg se bañó en las tibias aguas de la costa norte de Oahu junto a la mansión de Robin Masters, dio un paseo en un helicóptero pintado con los mismos colores que el de T.C. y se defraudó mucho al no encontrar ningún nigthclub en Honolulu con el nombre de “King Kamehameha Beach Club”.  

     Cuatro años después del debut de Magnum, apareció en las pantallas chilenas la sofisticada serie Miami Vice. Pese a que el Dr. no se perdía un solo capítulo y que adoptó el look de Don Jhonson durante un tiempo, Magnum seguía siendo su serie de televisión favorita. Por alguna razón se identificaba más con el personaje de Tom Selleck que con el de Sonny Crockett o Ricardo Tubbs (el teniente Castillo en su opinión era un verdadero hijo de puta y consideraba que Saundra Santiago no estaba nada de mal). Magnum era un tipo independiente, a diferencia de los policías de Miami. No tenía mayores responsabilidades y hacía lo que se le venía en gana, una manera de enfrentar la vida que ya deseaba poseer Landsburg que cómo hemos ya dicho era un sujeto perfeccionista, algo que quedó demostrado en el test de rorschach al que se había sometido antes de iniciar su psicoterapia.      Con el transcurrir de los años la elección del sitio donde vacacionar se tornó en extremo complicada para el Dr., mientras se especializaba en Inglaterra había visitado gran parte de Europa y tras su regreso a Chile; los principales balnearios y enclaves turísticos internacionales, incluyendo Miami, por supuesto. Existía sin embargo un lugar que anhelaba conocer al que todavía no viajaba, un lugar que evocaba en él primigenios terrores infantiles: Transilvania. El Dr. buscó por Internet la página de una empresa turística que ofreciera recorridos guiados por aquel lugar hasta que dio con una que ofrecía un tour completísimo, “de manera que nadie le cuente historias y mentiras del famoso conde Vlad Drácula.” El Dr. Landsburg de inmediato llamó a la agencia con sede en Boston y contrató el servicio.      El tour comprendía un recorrido completo por Rumania; un paseo por las ruinas de la corte de Drácula y sus tesoros expuestos en Bucarest; un almuerzo en la casa donde Vlad Tepes pasó su infancia; una visita al castillo Bran, ubicado en el sendero que conduce a la verdadera fortaleza del conde; pases gratis para observar un juicio de brujas simulado; una cena en el restaurante Golden Krone y finalmente una invitación a un baile de máscaras, con cena incluida, en el propio castillo Drácula. 

     En esa época el Dr. Landsburg estaba más habituado a Río de Janeiro, Cancún o la misma Hawai, por lo que las ciudades de Europa Oriental le parecieron algo monótonas y lóbregas. Bucarest, a pesar de todo, le pareció más soportable que Praga o Budapest.        Cierta noche, durante su estadía en Bucarest, el Dr. Landsburg decidió abandonar su alojamiento para embriagarse de aquella sensación de lo romántico y oculto que tanto anhelaba encontrar. En un principio caminó por la calle Victoria, la espaciosa avenida principal, para luego abandonarla y vagar por las antiguas callejuelas, de casas pequeñas incrustadas en la mampostería de muelles y puentes. No le tomó mucho tiempo percatarse que estaba totalmente perdido. Luego de vagar bajo los escasos faroles que pestañeaban tímidamente en la oscura y húmeda penumbra, el Dr. Landsburg se encontró en las cercanías de un lugar reconocible, la antigua iglesia Domnita Baleasa en la Plaza mayor frente al Palacio de Justicia. El Dr. divisó una silueta que le pareció era una persona y se dirigió hacia ella con la esperanza de obtener alguna información sobre cómo volver a su hotel.      El encuentro de aquella noche arruinó el resto de las vacaciones del Dr. Landsburg. La silueta que parecía humana resultó ser la de un animal que intempestivamente le mordió la pierna derecha para luego desaparecer. Era peludo y gruñía como un perro, pero no era un perro como pudo percatarse a su regreso a Chile.   2 

     La primera metamorfosis encontró al Dr. en medio de un desfile de modas a beneficio de la Corporación del Trasplante, organizado por
la Cámara Chilena de Alta Costura en el exclusivo centro de eventos CasaPiedra, ubicada en medio de un desfile de modas a beneficio de
la Corporación del Trasplante, organizado por
la Cámara Chilena de Alta Costura en el exclusivo centro de eventos CasaPiedra, ubicada en Avda. Monseñor Escrivá de Balaguer 5600, Vitacura (una reunión familiar de 10 personas o un evento comercial de 2.200 personas. Desde lo más convencional y tradicional hasta lo más original y diferente. Cualquier encuentro que tenga en mente, en CasaPiedra siempre resultará un éxito).
      –¿Qué te ocurre? –preguntó a Landsburg su atractiva acompañante al notar como este se retorcía y sudaba de manera muy poco decorosa.       –No me siento muy bien –dijo el Dr.–, me duele mucho el estómago. Voy al baño y vuelvo. 

     –Ya, pero no te demores –replicó María Gracia Larraín, 28 años, kinesióloga de profesión, signo zodiacal Virgo y caballo de fuego en el horóscopo chino.         Landsburg se puso de pie y se alejó de la pasarela por la cual desfilaban los maniquíes vivientes. Una última mirada a las esbeltas muchachas provocó en él una copiosa salivación y no de lascivia sino de hambre. Las modelos se le antojaron como trozos de carne que avanzaban colgados de una correa transportadora, ¡y eso pese a que él era vegetariano!      Cada paso que daba era un suplicio, el Dr. levantó la mirada hacia el cielo y vio que la Luna estaba llena. La visión del rechoncho disco plateado capturó su vista y por unos segundos creyó fusionarse en aquella superficie lechosa. Un intenso dolor en su bajo vientre lo retrotrajo a la realidad.       “María Gracia no me va a perdonar el haberla dejado plantada”, pensó Landsburg y se dirigió hacia su vehículo con la intención de marcharse a su casa, pero al llegar a los estacionamientos los espasmos fueron tan fuertes que cayó al suelo. Era como si tuviera algo dentro que le desgarraba los órganos, como si en su interior hubiese una cosa que intentaba salir, algo con garras y colmillos al más puro estilo de Alien: El Octavo Pasajero. “Alguna porquería me cayó mal, seguramente uno de esos canapés del cocktail”, reflexionó el Dr. mientras yacía unos segundos sobre el frío pavimento. Una vez que el dolor disminuyó lo suficiente como para permitirle ponerse de pie, Landsburg abordó su Ferrari 308 GTS color rojo (el mismo modelo que conducía Tom Selleck en Magnum) y se alejó de aquel sitio. El Dr. coleccionaba Ferraris y el 308 había sido su primera y más querida “pieza”, poseía también un Daytona Spyder negro (mejor conocido como 365GTB/4 por los especialistas) y un Testarossa blanco, el primer Ferrari construido especialmente para el mercado norteamericano (cabe agregar que estos fueron los automóviles que utilizó Sonny Crockett en Miami Vice).       Por alguna razón inexplicable Landsburg no condujo hacia su casa sino que se vio impelido a alejarse cada vez más de la ciudad. Los dolores hacían que se doblara sobre el volante y varias veces hizo sonar la bocina involuntariamente. Comenzó a sentir calor, un calor tan intenso que sudaba como si hubiesen 45 grados a la sombra. El Dr. Landsburg ya no resistió más, estacionó el Ferrari a un lado de la carretera y corrió hacia los arbustos mientras se despojaba del traje Armani (de líneas depuradas y ausencia de detalles llamativos) cuyo roce le quemaba la piel. Completamente desnudo cayó de rodillas en medio de un claro. Sintió los rayos lunares sobre su espalda y cada uno de sus cabellos se erizaron, su pene se erectó violentamente, sus brazos se alzaron y se tensaron, sus piernas se expandieron, su piel se cubrió de un oscuro y denso pelaje, su rostro se alargó y de su boca brotaron agudos colmillos. Landsburg sentía como atravesaban su cuerpo fuerzas caóticas y primigenias, clavó sus garras en la tierra húmeda y profirió un intenso rugido. La temporada de caza había sido inaugurada. 

     Las primeras luces de la mañana encontraron al Dr. Landsburg abrazado a los restos carcomidos de una vaca. Landsburg se alejó del animal muerto y se sumergió en una acequia para limpiar la sangre que le cubría de pies a cabeza. El Dr. no se duchaba con agua caliente por lo que el agua helada no le incomodó en lo más mínimo. Luego de esto se sentó sobre la hierba intentando entender cómo era que estaba tomándoselo todo con tanta calma. “Debo estar en shock”, pensó. “Sí, eso es, estoy en schok. Aquel animal que me mordió era un hombre lobo, yo soy ahora un hombre lobo…”       El Dr. recogió su carísima ropa, abordó su Ferrari, puso en marcha el motor y encendió la radio. El nuevo single del último álbum de Madonna, Frozen, resonó por los parlantes. A Landsburg le agradó lo que escuchaba y tomó nota mental de adquirir el disco compacto, apretó el acelerador y se marchó a su casa. 

3       Landsburg sabía que lo suyo no era un desorden licantrópico, estado mental en el que el sujeto cree ser una bestia que suele ser la más peligrosa de su región (el lobo y el oso en Europa y el noreste de Asia, la hiena o leopardo en África, y el tigre en la India, China y Japón). A él le constaba que su transformación era real pese a que los exámenes médicos a los cuales se había sometido no arrojaron ningún resultado anómalo. De cualquier forma debería tomar medidas especiales para que nadie descubriera su secreto. El Dr. no estaba casado y vivía solo junto a sus dos empleadas domésticas; Doña Julia, que lo había cuidado desde niño y a la que él había contratado luego de la muerte de los Landsburg progenitores; y
la Consuelo, que estaba para desempeñar las labores que Doña Julia ya no estaba en condiciones de llevar a cabo. Consuelo llevaba dos años trabajando para Landsburg y era peruana, de una localidad ubicada al norte de Lima llamada Chimbote. Debido a la mala situación económica de su país, Consuelo (madre soltera a la edad de 15 años) tuvo que dejar a su hija de 6 años al cuidado de sus abuelos y emigrar a Chile. Pese a que la idea de una mocosa pululando por la casa no le complacía en extremo, Doña Julia convenció al Dr. de traer a la hija de Consuelo, Marleni, a vivir con ellos.
      Completaba el staff de Landsburg el jardinero Felipe Vargas (que venía día por medio) y “Jaimito”, quien una vez a la semana se encargaba del aseo general de la casa (lo que le tomaba cerca de 12 horas) con una prolijidad tal que sus servicios eran requeridos en varios hogares del barrio alto. El Dr. tenía también dos Rottweilers a quienes había bautizado Apolo y Zeus como los dobermans de Higgins en Magnum. Los canes se mostraban un tanto hostiles ahora que su amo era un hombre lobo, pero no quería deshacerse de ellos aún.        “Bastará con asegurarme que no haya nadie en la casa las noches de luna llena”, meditó Landsburg y así lo hizo para su próxima transformación.  

     Estaba completamente solo en su enorme casa repleta de obras de artes y altar del buen gusto. Se encerró en la habitación de los trastos (que había ordenado limpiar a Jaimito) con un costillar de buey y deslizó la llave debajo de la gruesa e inexpugnable puerta sobre un papel para así poder recuperarla.       El Dr. emergió al día siguiente de aquel cuarto con heridas en los brazos y piernas producto de sus propios mordiscos, las paredes de la habitación mostraban hendiduras de garras por todos lados y el picaporte de la puerta había sido arrancado y probablemente se lo había comido. Nunca había experimentado un suplicio de tal magnitud, un anhelo de libertad tan agobiante. De la misma manera que el circunspecto Higgins no podía restringir las libertades que se otorgaba Thomas Magnum, él no podía encerrar al lobo. 

      Landsburg tomó una ducha y mientras pensaba la explicación que la daría a su servidumbre por los destrozos (que atribuiría a los canes y que proporcionaría, además, la excusa perfecta para deshacerse de ellos) observó como sus lesiones y magulladuras desaparecían. “Ahora soy prácticamente inmortal”, reflexionó el Dr. 4 

     Como es de suponerse, Landsburg no se atrevió a confesar su licantropía con nadie y mucho menos buscar asistencia médica. ¡Él, un hombre de ciencia afectado por una maldición que desafiaba toda lógica! En un esfuerzo por comprender el mal que le aquejaba, recopiló toda la información posible sobre hombres lobos que pudo hallar, enterándose que este ser no era una invención del Hollywood de los años cincuenta sino algo tan antiguo como la humanidad misma. Fe de esto la proporcionaban la multitud de nombres con el que se había conocido al hombre lobo a través de la historia. Los romanos le llamaron versipellis o gerulfus, garwali los normandos, werewolf los anglosajones, wáhr-wólfe los alemánes, Loupgarou los franceses, waerulf los danéses, warulf los suecos, vircolac los eslavos, procolici los rumanos, la lista suma y sigue. Tan antigua era la tradición del hombre lobo de hecho, que investigadores japoneses habían encontrado representaciones de estos y otros seres teriantropos en pinturas rupestres de hace más de 10.000 años. Los hombres lobo y vampiros eran tan viejos como el arte mismo y pertenecían a un mundo en que humanos y bestias no se habían diferenciado.       Con respecto al término “licantropía” este hallaba su origen en el héroe arcadio Licaón que tuvo la mala idea de sacrificar a un niño y servírselo en un banquete a el irascible Zeus para de esta forma poner a prueba su divinidad. Obviamente que a Zeus, que no era un antropófago como su padre Cronos, no le cayó en gracia la broma de su anfitrión a quien en castigo transformó en lobo.  

     El desorden mental licantrópico también parecía ser muy antiguo. Marcelus Sidetes, en el siglo II ya se refería a él como una forma de alienación: “Los hombres son atacados por el mal especialmente en febrero y acechan, solitarios, en los cementerios, como frenéticos lobos.”       De acuerdo a los estudios históricos se podía reconocer a un hombre lobo mediante cinco rasgos físicos que conservaba en su forma humana; cejas espesas, dientes rojizos, un dedo medio bastante largo, uñas largas y orejas situadas muy atrás y muy abajo de la cabeza. El Dr. sólo respondía a una de dichas características; las cejas espesas, pero siempre las había tenido así, ¡cómo se burlaban los niños de él en la escuela!, hasta le habían apodado Beto en alusión al malhumorado títere de tupidas cejas de Plaza Sésamo. 

     Además de los rasgos físicos, la historia señalaba ciertos modos de conducta típicos de los hombres lobo. Se les suponía amantes de la noche (mucha gente bohemia lo es sin ser hombre lobo o vampiro) y cultores de la soledad (¿qué esperaban?, ¿que los hombres lobo se organizaran para formar clubes o sindicatos?) y parecían acosados por una profunda melancolía (cuando te despiertas, después de una noche de luna llena junto a algunos restos humanos mordisqueados, no andas por ahí con una sonrisa de oreja a oreja).       Durante los primeros meses, cuando aún no asumía completamente su condición, Landsburg llegó a odiar
la Luna. La veía engordar, noche tras noche y se decía: “cuando estés llena maldita, también me llenaré yo”. Por ese entonces las ideas más descabelladas surcaban su mente, se preguntaba, por ejemplo, si el destruir
la Luna, sacarla de la órbita de
la Tierra, cesaría su suplicio.

       Después de documentarse lo suficiente, el Dr. Landsburg se percató que para la historia el hombre lobo era algo común: Collin de Plaucy incluso contaba que una mañana de 1542 se había visto a ciento cincuenta hombres-lobo en una plaza de Constantinopla. “Tal vez mi condición no sea tan extraordinaria después de todo”, pensaba el Dr. Landsburg. Probablemente no podría encontrar la Sociedad de Hombres Lobos Anónimos en las páginas amarillas pero le bastaba con saber que había otros como él por ahí, ocultando su verdadera naturaleza al mundo, sufriendo y haciendo sufrir.       Pronto la actitud del Dr. cambió radicalmente y pudo superar las barreras, impuestas por su formación científica, que le impedían aceptar plenamente el fenómeno del que era objeto. “Después de todo la ciencia no es otra cosa sino un pensamiento paranoide aplicado a la naturaleza”, pensaba el Dr. Landsburg, quien terminó por convencerse de incluso estar predestinado a ser un hombre lobo producto de algunas curiosas coincidencias. Era cáncer y la Luna, que gatillaba la transformación, es el regente de dicho signo zodiacal. El Dr. Landsburg, además, era perro en el horóscopo chino y como todos saben, el perro evolucionó a partir del lobo.       A medida que las transformaciones se iban sucediendo, Landsburg conservaba cada vez más las impresiones y reminiscencias de su yo-lobo. Los objetos confeccionados por el hombre le repelían, mientras que los árboles, rocas y arbustos se le antojaban entes vivos que carecían de nombre y que no estaban agrupados por la palabra o el pensamiento. En su mente de lobo no existían especies ni géneros sino meramente individuos.       En estado humano el Dr. conservaba muchas de las capacidades lupinas, su sentido del olfato y del oído se desarrollaron extraordinariamente, al igual que su capacidad atlética. Su aspecto físico y su salud también mejoraron, rumoreándose incluso que se había operado él mismo, quitándose veinte años de encima. La dieta vegetariana de Landsburg no cambió en absoluto ya que contrario a lo que podría pensarse, en estado humano no sentía un deseo inusual de comer carne. Sólo comía carne en noches de luna llena, carne humana. 

      Estos beneficios colaterales, junto al firme propósito de adaptarse a su nuevo estado y evitar caer en la autocompasión le llevaron a enfrentar su problema de una forma positivista algo exagerada (siendo esto no otra cosa sino un mecanismo de autodefensa para soportar la maldición). En aquel entonces al Dr. no le preocupaban mayormente las personas que morían con la llegada de la luna llena, después de todo no era su culpa que mensualmente, y en un par de noches, se registrarán entre 7 y 9 asesinatos en los que poco y nada quedaba de las víctimas para ser reconocidas por sus adoloridos deudos.       “Yo soy el otro”, escribió Gerard de Nerval, idea tan antigua como la de los hombres-lobo y que han repetido incansablemente los poetas desde Blake y los románticos alemanes. El lobo, el otro yo del Dr. Landsburg, era el culpable de las muertes. Él había tratado de evitarlo, había puesto las esposas, se había retirado a su casa en la playa, mas todo era inútil. Había investigado y no había cura.  

     –¿Cura? ¡Lo mío no es una enfermedad! Es una condición –se decía el Dr. Landsburg–. Como el daltonismo por ejemplo.       El lobo ya no asustaba a Landsburg y había dejado de maldecir a la Luna, a la cual ahora profesaba su amor.        –Me da lo mismo que me digan que la Luna es una roca inerte en el firmamento, yo sé positivamente que no lo es –solía decir el Dr. parafraseando a Lawrence–.
La Luna, símbolo femenino mortuorio y cíclico. Controladora de todos los planos cósmicos sujetos a la ley del devenir: aguas, lluvia, vegetación, fecundidad, hombres lobo…
      A pesar que el lobo como símbolo es ambivalente, el Dr. imbuido por su positivismo prefirió quedarse con el aspecto benéfico, en contraposición al feroz y satánico. El lobo es símbolo de la luz porque ve en la noche, esa era su significación entre los nórdicos y los griegos que lo atribuyeron a Belen y Apolo. Entre los mongoles, el lobo tenía carácter celeste y se le consideraba el ancestro del gran Gengis Khan. También en China se le vincula al cielo, siendo personificación de la estrella Sirius, guardián del palacio celestial (la Osa Mayor). El hecho que el lobo desempeñara el papel de psicopompo y que su boca fuera el símbolo de reintegración cíclica en la mitología escandinava hicieron creer al Dr. que las víctimas de su yo-lupino no podían encontrar una mejor forma de morir. La adaptabilidad del ser humano parece no tener límites, se decía Landsburg, uno se acostumbra a todo.
La Fontaine estaba en lo correcto cuando, al oír lamentar la suerte de los condenados en las llamas del Hades dijo: “Pienso que al final se acostumbrarán y estarán allí como el pez en el agua”.
 

5       La primera víctima humana de Landsburg fue “la Jacqueline”, una muchacha que ejercía el comercio sexual. Jacqueline tenía tan sólo doce años cuando el borracho de su padre llevó a casa a un amigo suyo para que la violase. Ella se negó enérgicamente y el padre mismo la violó para que no se hiciera la caprichosa, luego le tocó el turno a su amigo. Desde aquella noche Jacqueline no volvió a oponer resistencia. Durante años tuvo relaciones sexuales con su padre hasta que lo arrolló un camión, Jacqueline fue acogida entonces por uno de los amigos del viejo que oficiaba de proxeneta y que la obligó a prostituirse. Landsburg la despedazó con rapidez para luego seguir con Rodrigo Fuentes; taxista; 62 años; jubilado de Carabineros; padre de dos hijos y abuelo de cinco nietos; fanático del fútbol, los buenos asados y la de proxeneta y que la obligó a prostituirse. Landsburg la despedazó con rapidez para luego seguir con Rodrigo Fuentes; taxista; 62 años; jubilado de Carabineros; padre de dos hijos y abuelo de cinco nietos; fanático del fútbol, los buenos asados y
la Sonora de Tommy Rey. Don Rolo (como le decían en el barrio) había tenido la mala idea de detener su vehículo para contemplar la carnicería. Mala suerte.
      Landsburg se sirvió luego a Delia Jorquera (una anciana vagabunda de la que no podemos decir mucho salvo que apestaba a orines) y a Javier Eltit; Diseñador Gráfico de una importante agencia de publicidad; 35 años; de signo zodiacal Géminis; muy imbuido en los temas esotéricos y fanático de bandas como Atari Teenage Riot, Nine Inch Nails y Slayer. Javier viajaba por la costanera a 140 km./hora en su moto Steed cuando el licántropo le saltó encima. Antes de tocar tierra ya estaba muerto con el cuello seccionado. Su novia de 19 años, Esperanza Gubbins (prima del estudiante de Literatura y joven promesa de la narrativa chilena, Carlos Andrade), lo esperaba en el departamento que ambos compartían para celebrar el primer aniversario desde que vivían juntos. Había preparado una cena especial y esperaba hacer el amor toda la noche con Javier, a quien llamaba cariñosamente “Pinky” y cuyos restos los efectivos policiales habrían de reunir en cinco bolsas distintas. 

     El licántropo ya había saciado su hambre, pero de todas maneras mató a una persona más antes que despuntara el alba, un borracho que dormía sobre el banco de una plaza y que resultó ser no otro que Miguel Alvarado alias “Cocofla”, estudiante de cuarto año de Sociología de la Universidad Arcis. Cocofla venía de un recital de Bad Religion en
la Discotheque Laberinto, había estado dos horas encerrado en el baño de mujeres para no pagar y luego se había emborrachado con unas botellas de vodka y pisco que habían entrado clandestinamente unos conocidos suyos. Terminada la tocata y abandonado por sus amigos, Cocofla intentó abordar una micro pero antes de llegar al paradero lo venció la borrachera, y ahí, durmiendo la mona sobre un banco lo encontró el lobo.
       En un principio, Landsburg pensó que le descubrirían, sobre todo cuando los periódicos sensacionalistas comenzaron a especular sobre la desaparición de varias personas que no dejaban más rastros que algunas manchas de sangre. Primero, se habló de un asesino en serie, las versiones sobre un monstruo de pelaje grisáceo y dientes agudos como navajas eran demasiado absurdas, incluso para la prensa amarillista. Finalmente los medios debieron aceptar la existencia de, por lo menos, un animal noctívago con una particular debilidad por la carne humana. Se recomendó a la población santiaguina no abandonar sus hogares las noches de luna llena, que era cuando la bestia cobraba sus víctimas pero esto no sirvió de nada. Existían personas de hábitos nocturnos que no se intimidarían por un perro grande, por lo demás, ¿quién se va a estar preocupando de observar el estado de la Luna antes de salir de noche?

       Siempre en Lunes, el programa de televisión con el más alto rating desde que se inventara el people meter y que ni siquiera el Dr. Landsburg se perdía, invitó como era de esperarse a expertos en el tema. Szandor Rivero, periodista argentino especializado en desenmascarar fraudes paranormales desestimó, pese a las rotundas evidencias, que se tratara de un hombre lobo.       –La primera mención a un hombre lobo sería en el siglo quinto A.C. –señaló Rivero al ser consultado sobre el tema–, cuando los griegos, al asentarse en las costas del Mar Negro tomaron a los habitantes de otras regiones por hechiceros capaces de metamorfosearse en bestias salvajes. La leyenda más conocida sin embargo proviene de la campiña francesa. Basta decir que entre 1520 y 1630 tuvieron lugar más de 30,000 juicios a hombres-lobo en dicho país. La mayoría de las personas que fueron llevadas ante los tribunales eran gente pobre, que provenía de tierras bajas con elevaciones de menos de 500 1520 y 1630 tuvieron lugar más de 30,000 juicios a hombres lobo en dicho país. La mayoría de las personas que fueron llevadas ante los tribunales eran gente pobre, que provenía de tierras bajas con elevaciones de menos de 500 metros sobre el nivel del mar. Una teoría reciente señala que toda esta psicosis colectiva de hombres lobo fueron resultado del hongo Ergot, que se desarrolló en el pan de centeno, la principal fuente de alimentación de los pobres. Dicho hongo, era un poderoso alucinógeno. La histeria de hombres lobo sería el resultado de una alucinación en masa ya que gran parte de los acusadores y acusados eran consumidores de pan de centeno. El pan que comían los ricos se elaboraba sobre la base de trigo, inmune al hongo Ergot. Esto explica la ausencia de casos de licantropía en dicho segmento de la población. 

     –¿Qué es lo que quiere decir, profesor Rivero? –preguntó la preciosa Carolina Russolo, una de los tres conductores del programa cuya profesión era la de reina de belleza.       –Quiero decir que estamos ante un caso de psicosis colectiva, similar a la ocurrida en Francia en el siglo XV –contestó Rivero–. Me temo que estamos a las puertas de una nueva caza de brujas.  

     Al igual que en los libros filosóficos de Tlön, Siempre en Lunes suele incluir la tesis y la antítesis, el riguroso pro y el contra de una doctrina. Su director, Bertrand González, sabe bien que un programa de televisión que no encierre su contraprograma es un programa incompleto por lo que también invitó al afamado investigador de lo paranormal Jaime Cáceres, experto en OVNIs, psicofonías, apariciones marianas y otras yerbas.        –Sólo por siaca, Don Jaime –dijo el Pipe Marambio, de profesión bueno pa’l hueveo y a quien Landsburg conocía de los tiempos en que Marambio animaba las fiestas del Club de Polo–, ¿qué precauciones tenemos que tomar pa’ protegernos de los hombre lobos? 

     –El método más seguro para eliminar a un hombre lobo –dijo Cáceres– es la plata.      –O sea que le tiro unas monedas y listo, profe –acotó el Pipe provocando las carcajadas del público. 

     –Me refiero a penetrar su cabeza, corazón o cualquier otra parte vital de su cuerpo con el metal llamado plata –continuó Cáceres sin perder su habitual compostura–. La plata tiene el mismo efecto corrosivo en los hombres-lobo que el ácido en el cuerpo humano, neutraliza las capacidades regenerativas de la criatura. El hombre lobo, ya sea en forma humana o de lobo, no será capaz de regenerarse con la nueva luna llena y morirá indeclinablemente. Ahora bien, cabe señalar que no existen aún pruebas que confirmen que el responsable de las muertes sea un hombre lobo, ni siquiera existen pruebas de que esta criatura mitológica exista, yo tengo otra teoría…      –¿Y cual es esa teoría, profesor? –preguntó la hermosísima Carolina, una de las pocas mujeres que no necesitaba bisturí de acuerdo al Dr. Landsburg (por lo menos hasta que los años se le vinieran encima) y que gustaba de leer indistintamente tanto a Paulo Coelho como Nietszche, además de mantener una relación extra-marital con el Pipe (la cual era un secreto a voces). 

     –Yo creo, Carolina –dijo muy serio Cáceres–, que las muertes son obra del chupacabras.       –¿Del chupacabras? –exclamó sorprendido el Pipe–, no hueveé profe.      –Mis investigaciones me han llevado a concluir que el EBA (o ente biológico anómalo) conocido como chupacabras, es la mascota olvidada de un equipo de investigación alienígena. Lo que en un principio no era más que un cachorro se ha desarrollado y ahora posee la capacidad y fuerza necesaria para alimentarse de humanos. El chupacabras puede teletransportarse utilizando los campos geomagnéticos de la Tierra, lo que representa una enorme ventaja evolutiva.

      –Eso explicaría entonces sus ataques en distintos puntos del planeta, y el que haya sido imposible su captura –comentó la superlativamente agraciada Carolina como si diera crédito a las palabras del charlatán.       –En efecto, Carolina –respondió el embelesado ufólogo con la mirada fija en aquellos grandes ojos azules de nuestra única Miss Universo–. Usted además de bella es muy inteligente. 

     –¡Por favor! –exclamó indignado Rivero–, que este asunto no involucre hombres lobos no quiere decir que usted los reemplace por el aún menos probable chupacabras, ¿tiene usted alguna noción mínima de ciencia?, ¿ha oído hablar de la Paradoja de Fermi?      Samuel Álvarez, de profesión humorista y tercer y último integrante en importancia del triunvirato de conductores trata de calmar los encendidos ánimos de Rivero con el chiste de rigor: dos siameses llegan al médico, uno está todo rasguñado, el médico pregunta ¿cuál de ustedes es el hombre lobo?        El Pipe y el resto de los conductores, invitados, público y tele-espectadores se desternillan de la risa, todos menos Szandor Rivero que no se explica cómo fue que aceptó venir al programa.  

     Landsburg, que había seguido la transmisión desde la comodidad de su cama king size en compañía de María Gracia (con la que había hecho el amor cinco veces durante las tandas comerciales), apagó la tele. Inmersos en la oscuridad del dormitorio los amantes se abrazaron y María Gracia dijo:      –Tú deberías tener un programa de televisión.  

     –¿Yo en la tele? –preguntó Landsburg–. Debes estar bromeando.      –De ninguna manera –aseveró María Gracia– eres muy fotogénico, Cristóbal, tienes mucha mejor facha que el roto ordinario del Pipe Marambio, ¡no sé que le encuentran a ese gallo! 

     –Es simpático, representa muy bien al chileno bueno pa’l hueveo. Yo no sería capaz de conducir un programa como Siempre en Lunes.      –No hablo de que hagas un programa como ese, sino algo que tenga que ver con lo tuyo. 

     –¿Con la cirugía?      –Sí, se podría hacer un casting de gente que necesite arreglarse algo, pero no deformidades congénitas o de grado patológico, nada de labios leporinos, secuelas cicatrizales de quemaduras, pérdidas de sustancia por resección de tumores o accidentes, eso no lo quiere ver el público. 

     –¿Qué entonces? ¿Liftings, mamoplastias, abdominoplastias, lipoaspiraciones…?      –You got the idea, Chris. En el programa se mostraría a los pacientes en tu consulta hablando de que quieren hacerse y porqué, luego podría ir parte de la operación y después como quedaron y la forma en que la operación ha mejorado sus vidas. Ellos no pagarían un peso, sería financiado por el canal, y tú te convertirías en una estrella mediática. 

     –No sé si quiera convertirme en una estrella mediática.      –Hasta te tengo un nombre para el programa, “Cirugía del cuerpo y del alma”, es una idea ganadora, te lo aseguro. 

     –No sé, no me convence.       –Bueno, si no lo haces tú ya verás como alguien se te adelanta –sentenció María Gracia volteándose. 

     Landsburg permaneció despierto unos minutos más en medio del silencio nocturno, reflexionado lo positivo que era que se tomara a la broma los ataques del licántropo para finalmente concluir que dentro de un tiempo sería tan habitual que murieran despedazadas cinco o seis personas durante las noches de luna llena que nadie daría mayor importancia al asunto, pero el Dr. se equivocaba. 6 

     Pese a que Landsburg no poseía plena conciencia en estado de lobo, sí recordaba algunos detalles de sus correrías nocturnas y conservaba suficiente conciencia como para no atacar a un familiar, amigo o cliente, así mismo como niños y mujeres embarazadas (cabe recordar que el hombre lobo en forma lupina retiene suficiente conocimiento como para reconocer víctimas, evadir trampas, etc.). Como bien sabemos el licántropo se había zampado a criminales menores, parejas de enamorados, pordioseros, trabajadoras sexuales, nadie que fuera significativo para el gran público. Pero entonces, tragedia nacional, ¡el hombre lobo se había comido al Pipe Marambio!       Luto nacional, banderas a media asta. Fue la gota que colmó el vaso, el Gobierno decidió que era tiempo de hacer su entrada y optó, no sin las acostumbradas discrepancias partidistas, a decretar toque de queda en Santiago las noches de luna llena, lo que se conoció como “restricción lunar”. Una vez más las fuerzas armadas se volcaron a las calles para “garantizar la paz ciudadana” y “hacer cumplir la normativa”. Se cometieron algunos excesos pero después de todo era por el bien del país. Lo irónico de todo esto, es que el Dr. no era el responsable de la muerte del Pipe, sino un asesino a sueldo contratado por Maximiliano Canala-Etcheverría, el celoso y multimillonario marido de la Russolo.       Michael Fallon era británico y un especialista en realizar homicidios que aparentaran ser accidentes, razón por la que se había ganado el apodo de “Accident-Man”. Para él fue muy fácil deshacerse del Pipe simulando un ataque del hombre lobo, cobró la otra mitad de su paga (que el anciano marido de la reina de belleza depositó en una cuenta en Suiza) y regresó a su apacible casita de ladrillos en la ciudad de Lowestoft en el condado de Suffolk, Inglaterra, donde vivía junto a sus tres gatos.       En cuanto a la brillante medida implementada por el Gobierno, esta duró tan sólo unos meses. La gente ya estaba harta de la restricción vehicular, los ahorros de luz forzados, las botillerías cerradas después de las doce de la noche… La oposición, que hace tiempo exigía que el Gobierno tomara cartas en el asunto le echó luego en cara el implementar un régimen del terror y hasta se dijo que el monstruo era un sistema de limpieza étnica del gobierno, coludido en cierto complot internacional orquestado por los socialistas. Giorgio Giordano, el diputado ecológico, llamó por otra parte a un acto público en contra de la restricción lunar, que se sumaba a todas las otras medidas que amenazaban la libertad y derechos ciudadanos. Finalmente, los militares se negaron a seguir protegiendo a la ciudadanía. ¿Quién nos protege a nosotros?, alegó el general al mando. Al monstruo le gustaban tanto los militares como los civiles.  

     Debido a la delicada situación que vivía el país, es decir, Santiago y sus alrededores, el Dr. Landsburg decidió abandonar Chile durante un tiempo. Dejó a su socio, el doctor Víctor Carrera a cargo de la clínica y emprendió un viaje de dos años a Israel, Alemania, Brasil y Estados Unidos, donde se especializó en los nuevos procedimientos de la cirugía plástica y degustó la carne extranjera. Landsburg intentó, además, contactarse con otros de su especie e incluso regresó a Rumania en busca del lobo alfa que le había engendrado, pero todo fue en vano. ¿Cómo era posible que él fuera el único hombre lobo en el mundo?, se preguntaba Landsburg, ¿dónde estaban sus demás hermanos? Ante el fracaso de sus pesquisas el Dr. hubo de contentarse con observar a los lobos enjaulados de los zoológicos de las principales capitales que visitó. Para su sorpresa ahora podía distinguir perfectamente a los machos de las hembras, que despertaron en él novedosos deseos zoofílicos. Era una suerte que en su forma lupina su principal deseo fuera el de cazar y no reproducirse ya que en Chile no había ni una sola loba (ni siquiera en el zoológico metropolitano) y encontraba indigno cruzarse con una perra.       A su regreso a Chile el ambiente socio-político se hallaba más tranquilo y la polémica del momento se centraba en el magnate norteamericano George Kettenmann y su proyecto de crear un “santuario de la naturaleza” en la Décima Región. Kettenmann era partidario de lo que el ecofilósofo noruego Arne Naess denominó “ecología profunda”, algo que nadie sabía muy bien de qué se trata pero que aparentemente se asemeja a las ideas de San Francisco de Asís y a lo que en países desarrollados se conoce como “perennial philosophy”, término cercano al ecocentrismo.       Kettenmann había publicado un aviso en la prensa local pidiendo información que condujese a la captura de los responsables de una matanza de lobos marinos cerca de una empresa salmonera de la zona y como respuesta se produjo una avalancha de denuncias que señalaban el presunto acoso de Kettenmann hacia los colonos, además de surgir versiones que señalaban que el territorio del norteamericano (el 22 por ciento del total de terrenos de la provincia de Palena) era una amenaza a la seguridad de la nación, y que daría paso a una nueva Colonia Dignidad, un basurero nuclear, o una nueva patria judía.        Ajeno a estas polémicas, Landsburg reformó la clínica de cirugía plástica convirtiéndola en clínica estética, especializándose en la tecnología láser, y cambiando el bisturí por el rayo de luz colimado, coherente y monocromático. Al igual que en la mayoría de los países industrializados el Chile de la década de los 1990’s experimentaba un auténtico boom de cirugías estéticas por lo que el Dr. estaba ganado dinero a camionadas. 

     Los servicios de Landsburg ya no eran un bastión exclusivo de la clase alta y tanto secretarias como vendedores de seguros se endeudaban con el banco para cortarse unas cuantas lonjas de cadera o hacerse un lifting. La cosa llegaba a tal extremo que unos padres, tan necios como ricos, quisieron regalar a su hija, con motivo de su decimocuarto cumpleaños, una implante de pechos. El Dr. Landsburg se negó a hacer la intervención explicándoles que a los doce años la niña aún no terminaba de desarrollar sus propios senos. Los padres encolerizados demandaron al Dr. pero los jueces, como es lógico, le dieron la razón a Landsburg.       Rosa Montero, lúcida cronista de la revista El Sábado de El Mercurio (al que el Dr. estaba suscrito por supuesto), había redactado: “Vivimos en un mundo hipertecnológico en el que casi todo es posible, y el deseo de ser Dios es demasiado fuerte. ¿Qué mayor poder aparente sobre la vida puede haber que el de construirnos a nosotros mismos? Cambiar de sexo, como los transexuales; de raza, como los chinos; o, más modestamente, de nariz, de glúteos, de barriga. Cambiar de cuerpo, en fin, y luchar contra los estragos de la edad, como si la eternidad fuera posible. Pero no lo es, y, por mucho que nos estiremos y recosamos, la muerte siempre acaba por devorarnos.” ¡Que identificado se sintió el Dr. Landsburg con esas palabras! Él era un dios que dispensaba inmortalidad a sus pacientes pero que también acababa con la vida de los indeseados, él cambiaba de cuerpo y nunca envejecería, lo que podría suponer un problema a la larga, pero el Dr. ya se ocuparía de ello a su debido tiempo.    

7      Los medios de comunicación volvieron a divulgar las andanzas del monstruo y una vez más el gobierno intentó decretar estado de emergencia y restricción lunar pero nadie hizo caso, había mayor mortandad por conductores ebrios que por un hombre lobo. El Dr. nunca se había sentido más seguro y confiado. Entonces comenzaron sus verdaderos problemas.  

     Lo primero fueron ciertos indicios de que su yo lupino se estaba tornando incontrolable, cuyo mejor ejemplo fue la cirugía que hubo de practicarle a una dama de la alta sociedad que había recibido un zarpazo de la bestia en los glúteos. La excelentísima señora era una de sus mejores clientes y cada vez que le solicitaban ser portada de revista acudía con él a “arreglarse” algo. Imaginen la preocupación del Dr., hasta ese momento sólo había atacado a desconocidos (lo que de alguna manera alivianaba su sentimiento de culpa) pero ya no podría estar seguro de no zamparse a algún amigo, cliente o familiar. A esto hubo de sumarle Landsburg una demanda por cuasidelito de lesiones graves interpuesta por una de sus pacientes luego de que se acreditara que había dejado una compresa de gasa en uno de sus implantes. El Sexto Juzgado del Crimen de Santiago decidió someterlo a proceso por el cuasidelito de lesiones graves debido a esta negligencia médica “inexcusable” y el escándalo que se desató al filtrarse la noticia fue de proporciones afectando profundamente la impecable reputación del Dr. Pero lo peor estaba aún por llegar tras el infortunado fallecimiento de una paciente en su exclusiva clínica.       El procedimiento llevado a cabo por su socio, el Dr. Carrera, había consistido en una doble cirugía: implante mamario y estiramiento de abdomen, lo que significó casi seis horas de pabellón. A eso de las tres de la tarde del día siguiente, la paciente comenzó con síntomas de taquicardia y baja de presión. El doctor Carrera consultó con Landsburg quien concluyó que probablemente tendrían que efectuar una transfusión sanguínea, pero antes de llevarla a cabo la paciente falleció a causa de una embolia pulmonar, una complicación poco frecuente pero propia de cirugías estéticas de alta complejidad como es efectuar dos procedimientos en una misma intervención.  

     Dos querellas (una criminal y otra civil) fueron interpuestas en contra del Dr. Landsburg y su socio. Su reputación se hundió más aún y el escándalo creció a proporciones insoportables, Landsburg lo único que deseaba era huir al extranjero, deseo que no podía llevar a la práctica debido a la orden de arraigo emitida en su contra.        El único consuelo del Dr. ante todos estos contratiempos era que pronto habría Luna llena pero incluso esto le producía cierto resquemor ante la posibilidad de que el lobo actuara descuidadamente.  

     Esa noche, como cada mes, el Dr. Landsburg había abierto los ventanales de par en par y contemplaba pacientemente al sol ocultarse tras la cordillera mientras escuchaba los Conciertos brandenburgueses de Bach. Cuando el astro estaba a punto de abandonar completamente el firmamento y justo en el mismo instante en que se oía el increíble solo de clavelín del primer movimiento del quinto concierto, Landsburg comenzó a resoplar fuertemente por la nariz y a jadear como un cánido. Ya adoptando la pose cuadrúpeda, saltó por la ventana hacia el enorme patio de su residencia y dio la bienvenida al lobo.        El licántropo estaba impaciente y en vez de merodear por las periferias de la ciudad, lejos de su exclusivo barrio donde nadie se metía con nadie y nadie veía nada, irrumpió con violencia en la casa de sus vecinos modificando inesperadamente sus hábitos de cacería. Primero atacó a los dos perros de la familia (un dogo argentino que respondía al nombre de Polo y un pastor belga llamado Lucas) para luego seguir con la asesora del hogar cuya habitación se ubicaba en un pasillo junto a la cocina.     La Sra. Eduviges tenía 54 años y era oriunda de Panguipulli, llevaba diez años trabajando con la familia Arestizabal-Hoffman y se sentía muy agradecida de sus patrones que la trataban dignamente y le tenían el pago de sus imposiciones al día. A los pies de la escalera que conducía al segundo piso y los agradecida de sus patrones que la trataban dignamente y le tenían el pago de sus imposiciones al día. A los pies de la escalera que conducía al segundo piso y los dormitorios el licántropo se encontró con el jefe de hogar en pijama y empuñando una pistola, José Ignacio Arestizabal Lorenzini, de 47 años, era colega del Dr. Landsburg; había estudiado Medicina en
la Universidad de Chile y Psiquiatría en la misma casa de estudios; tenía un postgrado en el Nacional Addiction Centre, Institute os Psychiatry of Maudsley and Bethlehem Hospital, University of London y un postgrado en Abuso de sustancias de
la Universidad de Yale; le gustaba practicar el parapente, sus escritores favoritos eran Tom Clancy y Robert Ludlum y le gustaban las películas de James Bond. El licántropo recibió cinco disparos en el cuerpo y luego destrozó a José Ignacio. Arriba le esperaban abrazados en una esquina los restantes miembros del núcleo familiar. Francisca Hoffman Cruchaga tenía 32 años y era “Artista visual”, poseía una licenciatura en arte mención escultura y un postítulo en arquitectura y manejo del paisaje de
la Universidad Católica,
la Pancha había participado en un sinnúmero de exposiciones tanto en Chile como en el extranjero y para ella el arte podía definirse en la frase de Joseph Beuys: “Denken ist Form”. Luciano Arestizabal Hoffman tenía 9 meses, pesaba 11 kilos, medía 79 cms. y gustaba de llorar y beber leche del pecho de su madre; Candelaria Arestizabal Hoffman tenía 13 años, estudiaba en las Monjas Francesas y era fanática del animé y Placebo, sus amigas la llamaban “Candy”, tenía el cabello rubio y quería desesperadamente tinturárselo negro, pero sus padres se lo habían prohibido. El licántropo dio cuenta de ellos de una forma particularmente bestial dejando tras de sí un escenario de sangre y vísceras que los periodistas no dudarían de calificar como “dantesco”.
      El hombre lobo se disponía a retirarse del hogar de la extinta familia cuando una potente luz penetró de improviso por la ventana del dormitorio, la intensidad del foco cegó al licántropo y este huyó hacia los faldeos precordilleranos contiguos al Arrayán, corriendo velozmente con su perseguidor volando detrás de él por sobre las copas de los árboles más altos. Una y otra vez el licántropo cambió bruscamente de dirección en busca de un fragmento más tupido de bosque, sólo para ver de nuevo frente a si el rayo de luz del helicóptero, un A-H 64 Apache de esos que fueron utilizados exitosamente durante la guerra de Golfo de 1991 cuando destruyeron más de 800 blindados e inutilizaron radares estratégicos iraquíes.  

     El Apache que perseguía a Landsburg estaba diseñado para combatir tanto de día como de noche y con cualquier condición meteorológica, estaba armado de un cañón de 30 milímetros montado en el eje y sobre el fuselaje; de un lanzacohetes de 70 milímetros y de cuatro lanzadores de misiles de tipo Hellfire (antitanques), Sidewinder (antiaéreos) y Sidearm (antirradares). Este helicóptero por supuesto que no pertenecía a la Fuerza Aérea chilena, sino a cierto particular muy acaudalado e inescrupuloso.       Tras una hora de persecución el Apache acorraló al licántropo en un yermo al pie de un acantilado. El lobo intentó trepar por la rocosa muralla pero le fue imposible, el helicóptero había descendido cortándole la vía de escape. Dos hombres con atuendos paramilitares se bajaron del Apache y el licántropo se dispuso a atacarles, los sujetos le apuntaron con sus fusiles y antes que pudiera saltarles encima lo acribillaron a balazos. El Dr. jamás había recibido una bala en el cuerpo, ya fuese en estado lupino o como humano, pero sabía que estas no eran balas comunes, eran balas de plata.       Los poderosos músculos del licántropo se contrajeron al igual que garras, comillos y pelaje. En medio de un indescriptible y dulce dolor más cercano al éxtasis divino que otra cosa el hombre lobo recuperó su forma humana.  

     El asombroso factor regenerativo de Landsburg no estaba funcionando, parecía increíble, pero se estaba muriendo.       –¿Quiénes son ustedes? –logró balbucear el Dr. mientras escupía sangre e intentaba ponerse de pie.      –Esto es de parte del Sr. George Kettenmann –dijo uno de los sujetos desenvainando una katana de plata–. Usted es una muy mala propaganda para Chile como destino turístico, el Sr. Kettenmann ha tolerado suficiente su existencia y no puede permitir que un hombre lobo ajeno a la Hermandad le arruine su proyecto de instalar un resort para licántropos en el sur. 

      –¿De qué hermandad está hablando?        –La Hermandad del Plenilunio, la organización más grande de licántropos del mundo.

      –¿Y por qué nunca se me invitó a unirme?       –Usted fue mordido por un miembro expulsado de la hermandad, y al ser un lobo beta engendrado por un alfa desafiliado no posee el derecho a incorporarse a la organización.  

     –¿Que hay del lobo alfa que me infectó?      –Fue eliminado poco después que lo mordiera, esa misma noche de hecho. Le estábamos siguiendo la pista hacía meses a ese desgraciado. Si usted no hubiese abandonado su habitación del hotel todo esto podría haberse evitado Dr. 

     Todo quedaba muy claro ahora. Landsburg no había podido encontrar más hombres lobos porque estos le rehuían. Él era como un leproso para ellos, el hijo bastardo que se negaban a reconocer.      –Nuestro jefe me ha pedido que le lleve su cabeza –dijo el sujeto de la katana–, así que si me permite… 

     Mucho se ha especulado sobre lo que experimenta la mente de alguien que está a punto de morir y no son pocos quienes postulan que la vida entera del individuo pasa ante sus ojos en un breve instante. En el caso del Dr. Landsburg, su mente se fijó en un recuerdo en particular: el último capítulo de Magnum P.I., tanto el “aparente”, como el verdadero.       Anticipándose a la presunta cancelación de la serie en la primavera de 1987, los productores de Magnum filmaron un dramático y surrealista final en el que el personaje interpretado por Tom Selleck era asesinado de un balazo para luego irse directo al cielo. Sin embargo el programa favorito del Dr. gozaría inesperadamente de una nueva temporada, obligando a los guionistas a convertir la muerte y ascensión al Reino Celestial de Magnum en un “sueño”. El verdadero final de la serie saldría al aire en mayo de 1988 en un capítulo de dos horas en el cual Thomas Magnum abandonaría el negocio detectivesco, se reuniría con su hija perdida y se reincorporaría a la armada. ¿Era este, al igual que en el caso de Magnum, sólo un final aparente? ¿Se extendería la temporada de caza para el licántropo hasta su verdadero retiro?  

     La hoja de la katana cercenó de un sólo y certero golpe la cabeza del Dr. Landsburg que rodó por el suelo con una expresión beatífica en el rostro, expresión que posteriormente sorprendería a George Kettenmann. © 1997-2003, Sergio Alejandro Amira A. 

Formas alternativas de hacer la guerra

Armas Biológicas Si tuviera que dar una opinión acerca del ántrax, diría que pertenece al selecto grupo de enfermedades que han saltado a la fama de la noche a la mañana. Y es que, a raíz de los atentados ocurridos el 11 de Septiembre del 2001, no existe persona a nuestro alrededor que ignore su existencia. Y a pesar de que en su momento íbamos contando como si fueran “estampitas” los casos de ántrax ocurridos en Estados Unidos, pocas personas tienen, si no un pleno conocimiento del tema, al menos una clara comprensión de la realidad de ésta y otras enfermedades que se barajan como candidatas para ser utilizadas como armas biológicas. Muchas veces miramos la TV y en algunas ocasiones observamos unos sujetos enfundados en trajes plásticos de colores vivos, como de astronautas, y nos quedamos con esa imagen, elaborando castillos fantasiosos de hipótesis. Sin embargo, es justo decir que, si bien los medios de comunicación han querido brindar información precisa sobre el tema, también han contribuyeron en parte a esa ola de terror que dominó al mundo. En su loca carrera por “informar” fueron haciendo exactamente lo contrario, mal informar a la población. De ahí surge este artículo, con el fin de otorgar un panorama más verídico sobre el tema, apegándonos a hechos científicos y no sensacionalistas, dentro de un lenguaje no técnico, pero comprensible. Hablaremos primeramente del ántrax, por ser el más conocido. Posteriormente se tratarán otras enfermedades como la viruela, la plaga o las fiebres hemorrágicas, quienes también se han presentado como opciones de armas biológicas. No dejaremos de lado un vistazo rápido a las armas químicas, solo para diferenciarlas de las anteriores. 

 Un tema de moda que no tiene nada de novedoso        Primeramente, una definición sencilla de los que es un arma biológica es que se trata de todo aquel microorganismo o biotoxina utilizada para mermar las fuerzas enemigas o sus poblaciones civiles. Apegándonos a esto, veremos que el tema de las armas biológicas no es enteramente nuevo. Para comenzar, uno de los primeros usos de estas armas se remonta al año de 1346, cuando los Tartaros catapultaban los cuerpos de sus hombres que habían muerto de plaga, sobre las ciudades de Kaffa (ahora Feodosia, Ukrania). Por otro lado, ropa contaminada con el virus de la viruela fue distribuida deliberadamente entre los nativos americanos por los conquistadores europeos, ocasionando epidemias devastadoras en el norte y sur de América.
La Segunda Guerra Mundial provocó que países como Japón, Alemania, Estados Unidos y otros comenzaran sus investigaciones en este campo. Así, EU logró almacenar unas 5,000 bombas con ántrax, arsenal que fue destruido en 1973 por orden de Richard Nixon. Para 1975,
la Convención de Armas Biológicas prohibió el uso de tal armamento por parte de los países que firmaron el acuerdo. Sin embargo, las investigaciones continuaron en diversas parte del mundo, como lo demostró la evidencia presentada por Boris Yeltsin en 1992 sobre una epidemia de ántrax en 1979 en Sverdlovsk (ahora Ekaterinbug), Rusia, como parte de una liberación intencionada de esporas por parte de un laboratorio microbiológico militar. Actualmente su programa ha sido detenido, pero los investigadores del ramo podrían estar brindando su experiencia en otras naciones. Por último, las inspecciones en Irak han arrojado el dato que también ellos han comenzado sus investigaciones en el campo de las armas biológicas y químicas. 

Conociendo al ántrax       La bacteria del ántrax (Bacillus anthracis) fue el primer microorganismo en la historia en ser identificado como agente causante de enfermedades. Para 18950 se había observado en la sangre de ovejas muertas de ántrax y en 1877 fue aislada por primera vez por Robert Koch. Posteriormente, en 1881, Louis Pasteur ideó una vacuna con la cual realizó el histórico experimento de inmunizar 24 ovejas, 1 cabra y 6 vacas, haciéndolas resistentes al ántrax. Esta bacteria tiene forma de bacilo (o bastoncillo) y ante condiciones desfavorables, tiene la capacidad de formar esporas muy resistentes. El ántrax se considera como una zoonosis, es decir, una enfermedad que ataca primariamente a los animales, siendo la infección humana mero accidente. De esta manera, en forma natural el hombre adquiere la infección al tener contacto con animales, siendo la infección humana mero accidente. De esta manera, en forma natural el hombre adquiere la infección al tener contacto con animales infectados o sus productos (pieles, pelos, heces, etc.).  

     Las manifestaciones clínicas del ántrax son diversas. Comenzaremos con el ántrax cutáneo, el más frecuente (95% de los casos). Esta forma se produce al inocularse las esporas en la piel a través de un rasguño o una lesión que altere la estructura de la piel. Dentro de ésta última, las esporas se desarrollan por 2 a 5 días para después producir vesículas. Luego, las vesículas se rompen y reemplazan por una escara negra. El crecimiento de los ganglios linfáticos durante la enfermedad produce dolor intenso. El peligro de esta forma de ántrax es que la infección puede pasar de la piel al tórax, impedir la respiración o invadir el cerebro causando meningitis por ántrax. Rara vez existe contagio de persona a persona en el ántrax cutáneo.       Otra forma de ántrax es el pulmonar (o ántrax por inhalación) que se presenta casi siempre en los trabajadores que manipulan piel o pelo de animales. El período de incubación (período de tiempo que tarda en aparecer la enfermedad desde que la bacteria entra al cuerpo) es de 2 a 60 días. En esta enfermedad hay un progreso a la invasión de los pulmones produciendo dolor en el tórax, dificultad para respirar, acumulo de líquido en pulmones, producción de secreciones mucosas amarillentas y viscosas, así como fiebre. No es raro que cause meningitis y hemorragia cerebral. La muerte se presenta en 3 de cada 4 personas enfermas con ántrax pulmonar. Por fortuna, no hay transmisión de persona a persona.  

     Por último está el ántrax digestivo, el cual se presenta al ingerir carne poco cocida de animal infectado. Su período de incubación es de 1 a 7 días. En esta infectado. Su período de incubación es de 1 a 7 días. En esta forma se presenta dolor abdominal, fiebre, vómitos, diarrea muy líquida con sangre. La pérdida de líquidos conduce al choque hipovolémico.  El ántrax, ¿es realmente como lo pintan? 

     Se ha señalado en varios documentos serios que el ántrax y el virus de la viruela son los mejores candidatos para ser armas biológicas. Ambos patógenos pueden permanecer estables en aerosol en forma de partículas de 5 micras o menos. Ese tamaño es suficientemente pequeño para alcanzar los alvéolos de los pulmones y garantizar una mayor probabilidad de daño. En el caso del ántrax, la dosis infecciosa es mínima, del orden de 50,000 esporas solamente. Sin embargo, hay varias cosas por aclarar en cuanto al ántrax. Primeramente, aunque se ha querido difundir la idea de que el ántrax es una enfermedad rara, lo cierto es que es todo lo contrario. De hecho, en Estados Unidos es endémica (es decir, existen casos en forma habitual todos los años) en el ganado de los estados de Louisiana, Texas, Dakota del Sur, Nebrazka y California. Ello no ofrece mayor problema, pues lo animales que sobreviven al ántrax adquirido de forma natural, resisten bien las infecciones subsecuentes.       Por otro lado, aunque se quiera dar un aire de terror alrededor del ántrax, realmente no puede ser considerada como un arma biológica ideal. Para empezar, la exposición al ántrax tiene un peligro muy bajo. Para ponerlo en forma práctica, podemos tener en nuestras manos una carta con esporas de dicha bacteria y el riesgo de adquirir la enfermedad es relativamente bajo. Lo anterior se debe a que las esporas no son volátiles, es decir, no pueden adquirir la forma de aerosol espontáneamente. Otro punto importante es que solo la forma cutánea ha demostrado una transmisión de persona a persona, como se ha mencionado, pero solo en raras ocasiones. Y aunque la forma cutánea es la más frecuente, ello solo es cierto a la enfermedad sucedida en forma natural, no como consecuencia de un ataque bioterrorista. Prácticamente uno podría tocar el polvo de esporas de ántrax, y si no existen lesiones en la piel, jamás nos infectaríamos con esta bacteria. En cuanto a la mortalidad elevada en el caso del ántrax pulmonar, ésta solo ocurre en la forma natural, ya que la evolución de la enfermedad es muy rápida e impiden un diagnóstico y un tratamiento oportuno. También se debe a que la enfermedad es relativamente rara, lo que puede hacer pensar a los médicos en muchas otras enfermedades pulmonares antes de sospechar en ántrax pulmonar. Sin embargo, si la comunidad médica sabe que se está utilizando ántrax con fines bioterroristas, inmediatamente el ántrax pulmonar pasa a ser una de las principales sospechas diagnósticas ante cualquier enfermedad pulmonar. Así se logra un tratamiento más rápido y se reduce la mortalidad. Esto ocurrió en Estados Unidos, donde al saber de los primeros casos de ántrax pulmonar, inmediatamente se dieron alarmas a todos los organismos médicos y hospitales del país para descartar ántrax pulmonar en los casos sospechosos. 

     Por su parte, el ántrax digestivo es muy difícil de producir en un ataque bioterrorista, pues requiere contaminar los alimentos con grandes cantidades de esporas, lo que no resulta muy costeable. Además esta el problema de evitar una cocción adecuada de los alimentos que hayan sido contaminados.  Agentes que podrían utilizarse en el terrorismo químico y biológico 

Agentes químicos Agentes nerviosos: Tabun, Sarín, Soman, GF, VX. 

Agentes sanguíneos: Cianuro de hidrógeno, cloruro de cianuro. Agentes cutáneos (causantes de ampollas): Lewisite, mostazas de nitrógeno y sulfuro, fosgeno. 

Agentes pulmonares: Fosgeno, cloro, cloruro de vinil. Agentes biológicos  

Viruela mayor (Smallpox) Ántrax (Bacillus anthracis) 

Plaga (Yersinia pestis) Botulismo (toxina de Clostridium botulinum) 

Tularemia (Francisella tularensis) Fiebres hemorrágicas de Ébola y de Marburg (Filovirus) 

Fiebres de Lassa y Fiebre hemorrágica argentina (Arenavirus)   Viruela, supuestamente erradicada del mundo…      Ya desde tiempos inmemorables han quedado registros de epidemias devastadoras que han corrido por cuenta de la viruela. La severidad de las mismas era tal que las personas no reconocían como parientes suyos a aquellos familiares enfermos, hasta que la enfermedad hubiera pasado o el pariente hubiera muerto. No obstante, la falta de un reservorio animal y lo eficaz que fue la vacunación produjo que la OMS declarara erradicada la viruela a nivel mundial, en el año de 1980. En la actualidad, la vacuna no se aplica a la población, por lo que esta es teóricamente susceptible al virus de la viruela si reapareciera. Pero ¿cómo podría reaparecer un virus considerado como erradicado del planeta? Una vía es que algún virus de la misma familia que el de la viruela, pero que infectara a animales sufriera una mutación y adquiriera la capacidad para infectar al hombre. La otra vía sería que escapara de alguno de los dos lugares donde aún hay virus de la viruela, aunque sólo conservados como muestras. Estos lugares son el Center for Diseases Control and Prevention, en Atlanta, Georgia, y en el Research Institute for Viral Preparations, en Moscú. Independientemente de los eventos sucedidos en los últimos años, se ha venido especulando que muy posiblemente algunos países de Medio Oriente hayan podido obtener muestras de la reserva rusa, para fines militares.       La principal forma clínica de la viruela es la llamada viruela major, la cual cursa con máculas (manchas en la piel), pápulas (elevaciones pequeñas de la piel) y vesículas, además de fiebre, malestar general y dolor de cabeza. Las lesiones invaden todo el cuerpo. Uno de cada 4 pacientes con esta enfermedad moría. Otras formas de viruela eran la viruela hemorrágica (en donde las lesiones en la piel se acompañaban de hemorragias), la viruela confluente (donde las lesiones en la piel se unían unas con otras para formar lesiones más grandes) y la viruela minor (parecida a la viruela major, pero más leve).      La única forma de prevenir la viruela es mediante la vacunación. Desafortunadamente no hay suficientes vacunas contra la viruela en la actualidad, como para proteger a toda la población.  


La Peste, la gran muerte negra de
la Edad Media
      La peste es probablemente la enfermedad más devastadora conocida por el mundo. La peste, plaga o muerte negra ha sido la causante de grandes epidemias en la antigüedad, principalmente durante la Edad Media, donde cobró millones de vidas. La peste es causada por la bacteria Y. pestis, la cual infecta las ratas, siendo la picadura de pulgas el mecanismo por el cual la bacteria se transmite de un roedor a otro. Ocasionalmente, la pulga puede picar al hombre, pasándole la infección. En el sitio de la picadura puede aparecer una pústula (una vesícula llena de pus) o más frecuentemente no aparecer nada. Poco después, al irse diseminando la bacteria, aparecen nódulos (masas redondeadas por debajo de la piel) inflamados y dolorosos en los ganglios de la ingle, los llamados bubones. Esta es la llamada peste bubónica, en la cual la bacteria invade el bazo, el hígado, los pulmones y las picadura puede aparecer una pústula (una vesícula llena de pus) o más frecuentemente no aparecer nada. Poco después, al irse diseminando la bacteria, aparecen nódulos (masas redondeadas por debajo de la piel) inflamados y dolorosos en los ganglios de la ingle, los llamados bubones. Esta es la llamada peste bubónica, en la cual la bacteria invade el bazo, el hígado, los pulmones y las meninges, provocando hemorragias en todos ellos, a la vez que en otras partes del cuerpo se coagula la sangre dentro de los mismos vasos sanguíneos. Si los microorganismos llegan a los pulmones se produce la peste neumónica, la cual es altamente contagiosa. Después de aparecer los bubones, la muerte ocurre en los próximos 5 días. Si hay peste neumónica, la muerte ocurre en los siguientes 3 días.

  Botulismo, el poder de una toxina        El botulismo aparece tras el consumo de la toxina botulínica producida por la bacteria Clostridium botulinum. Esta toxina puede contaminar varios tipos de alimentos, como son las salchichas, la carne poco cocida, las verduras y las frutas mal cocidas enlatadas (caseras), los condimentos y los productos derivados del pescado. La toxina botulínica es una de las más potentes hasta ahora conocidas y puede causar la enfermedad en 18 a 36 horas después de haber sido ingerida. El botulismo se caracteriza por debilidad, mareo, estreñimiento, sequedad de boca y ausencia de fiebre. También hay visión borrosa, dificultad para deglutir y hablar, pérdida de la fuerza muscular de la cabeza a los pies y paro respiratorio. La mortalidad es elevada. 

Fiebres Hemorrágicas de Ébola y Marburg       El brote por el virus Ébola ocurrió en Etiopia en los años 1961-62. Posteriormente, en 1967 ocurrieron los brotes por el virus Marburg en varios laboratorios de Marburg, Frankfurt y Belgrado. Desde entonces ha habido unos 7 brotes por el virus Ébola en varios países de África, además de algunos casos aislados por el virus Marburg.  

     El virus Ébola se transmite de persona a persona a través del contacto personal estrecho, o por contacto con la sangre de los enfermos o de los cadáveres. El período de incubación es de 2 a 21 días, tras lo cual se presenta fiebre, vómito, dolor abdominal, dolor de cabeza y diarrea. Posteriormente hay enrojecimiento de las conjuntivas, dolor de garganta al comer, hemorragias nasales, bucales, gastrointestinales y genitales (en mujeres). Puede acompañarse por maculas en la piel. Cinco a nueve de cada diez personas infectadas por Ébola mueren.  Agentes Químicos 

     De acuerdo con la inteligencia militar y varias agencias gubernamentales  de EUA, al menos 10 países tienen la capacidad de producir y diseminar armas químicas y biológicas. El primer agente nervioso fue desarrollado en los 30’s, en Alemania, y fue el gas Tabun. Continuó el gas Sarín seguido del gas Soman a finales de los 30’s y principios de los 40’s. El agente V se desarrollo en los 50’s. La versión VX es la más potente de todas pues es más estable, menos volátil y menos soluble en agua, lo que permite su persistencia en el ambiente varias semanas después de su liberación.       Los agentes nerviosos afectan la transmisión de los impulsos nerviosos, algo similar a como sucede con las sustancias organofosforadas (utilizados como insecticidas). Dependiendo del grado de exposición, los síntomas aparecen a los pocos minutos o hasta 18 horas después. Hay agitación, confusión, delirio, alucinaciones, epilepsia y coma. 

Los agentes cutáneos son conocidos por causar quemaduras y ampollas en los afectados. Sus efectos son devastadores a nivel de piel, mucosas y aparato respiratorio. Estas sustancias carecen de olor y color. El mecanismo de acción es uniéndose a moléculas como los ácidos nucleicos, afectando los procesos biológicos como la división celular y la síntesis del ADN. Los primeros de olor y color. El mecanismo de acción es uniéndose a moléculas como los ácidos nucleicos, afectando los procesos biológicos como la división celular y la síntesis del ADN. Los primeros síntomas aparecen entre 2 y 24 horas después del contacto con el agente. Hay irritación de ojos, lagrimación, tos y sensación de quemazón. Posteriormente hay inflamación en piel, aparición de ampollas y descamación. La muerte es producida por la lesión al aparato respiratorio.      Los agentes sanguíneos como el cianuro de hidrógeno son efectivos solo en espacios confinados, ya que es muy volátil. La forma de actuar de estos químicos son inhibiendo la utilización de oxígeno por la célula, por lo que se detiene toda actividad celular. La exposición a altas concentraciones produce la muerte instantánea. Bajas concentraciones producen aumento en la frecuencia cardiaca, dolor de cabeza, epilepsia y coma antes de la muerte.  

Producción de armas de Irak *      8,000 litros de solución de ántrax. 

     20,000 litros de toxina botulínica.      340 litros de Clostridium perfringens. 

     10 litros de ricina.      * = Estas cifras son la producción que alguna vez tuvo Irak en el pasado, aunque actualmente no se han encontrado tales reservas. 

Arma Biológica Ideal       Hemos analizado algunas enfermedades que podrían servir como armas biológicas. No obstante, podemos especular como podría ser un arma biológica ideal, en base a los 6 puntos siguientes: 

     1.- Debe ser capaz de transmitirse fácilmente de persona a persona. Un ejemplo de esta característica es la viruela o el Ébola, dos infecciones muy contagiosas. El ántrax aquí pierde toda posibilidad de éxito, pues su contagiosidad es baja.      2.- El período de incubación no debe ser muy corto. Ya dijimos que el período de incubación es el tiempo que pasa entre la adquisición del microorganismo y las primeras manifestaciones de la enfermedad. Aunque una enfermedad con un período extremadamente corto (de incluso horas) es buen argumento para las películas, en el mundo real no es muy eficaz. Un período tan corto limitaría la epidemia rápidamente, ya que los pacientes no tendrían oportunidad de viajar y diseminar la infección a otros sitios. Morirían prácticamente en el mismo lugar donde adquirieron la infección. De ahí el éxito con el síndrome respiratorio agudo grave o SARS, presentada a partir de febrero del 2003 en el sureste asiático. Con un período de incubación de 2 a 7 días permite a los infectados viajar a cualquier lugar del mundo sin saber que son portadores del agente infeccioso y que pueden iniciar nuevos brotes en lugares distantes.  

     3.- Morbilidad y mortalidad elevadas. Por morbilidad entendemos la capacidad para producir enfermedad. Tomemos el ejemplo de un virus llamado de Epstein-Barr para el cual se ha investigado que casi todo el mundo podría haber tenido una infección por el mismo. Solo que la mayoría de las veces (para fortuna nuestra), la infección es asintomática, es decir, jamás nos damos cuenta por que nunca sentimos nada raro. Entonces de nada sirve que tengamos un microorganismo que sea capaz de transmitirse fácilmente o que sea altamente contagioso, si solo producirá enfermedad en algunos cuantos sujetos. Técnicamente sería un desperdicio, ¿no? Algo similar ocurre con la mortalidad.      4.- Fácil de obtener y transportar. En películas y libros podemos ver que algunos microorganismos hipotéticos son creados en laboratorios de alta tecnología, transportados en recipientes llamativos y cosas así. En realidad, una buena arma biológica deberá ser obtenida en gran escala, pero a bajo costo. De ahí que sean una forma alternativa de hacer la guerra. Si queremos gastar mucho dinero, mejor hagamos armas químicas o nucleares. Además, para poder diseminar el arma biológica y hacer mella en el enemigo precisamente debe pasar inadvertida, no enlatada en envases lujosos y futuristas. Se ha planteado que grupos terroristas podrían infectar a algunos de sus miembros y enviarlos a los países blanco, para ahí iniciar las epidemias. 

     5.- Que produzcan enfermedades de difícil tratamiento para el enemigo, pero no para el atacante. El ántrax que se encuentra en el medio natural es destruido fácilmente con la bien conocida penicilina. Sin embrago, su manipulación genética por algunos laboratorios ha derivado en cepas resistentes a múltiples medicamentos. Por lo tanto, eliminar la enfermedad es sumamente difícil en estos casos. Ahora tomemos el ejemplo de la viruela. Si algún grupo contara con la vacuna contra la misma, podría liberar el virus tranquilamente sabiendo que sus miembros vacunados sobrevivirían fácilmente. El meollo es atacar al enemigo, pero resistir al microorganismo ya que no podemos tener completo control sobre a donde se disemine geográficamente.       6.- Que sea capaz de autoperpetuarse. La toxina botulínica es una de las toxinas más efectivas que existen, aunque usarla confiere un problema. Los sujetos a los que se le administre serán los únicos afectados. Como se trata de una toxina, no puede reproducirse y solo afecta a aquella persona a la que le fue administrada (y eso si la dosis fue lo suficientemente elevada como para poder hacerle algo). Cosa contraría ocurre si hablamos de un virus o una bacteria, los cuales se reproducen y en un momento dado pueden pasar a otros sujetos. 

     Ahora bien, aunque el ántrax no es un arma biológica muy eficiente de acuerdo a estos puntos señalados, si cumple su cometido en el bioterrorismo. No ha causado muchos decesos, ni los causará, aunque si ha infundido miedo en EUA y alrededor del mundo. Luego, ha sido exitosa como elemento bioterrorista, nada más. © 2004, José Fco. Camacho A. 

Lecturas recomendadas:        Noeller TP. Biological and chemical terrorism: Recognition and management. Cleve Clin J Med, 2001; 12: 1001-16.       Bush LM, Abrams BH, Beall A, Johnson CC. Index case of fatal inhalational anthrax due to bioterrorism in the
United States
.
N Engl J Med, 2001; 345: 1607-10.

      Gordon SM. The threat of bioterrorism: A reason to learn more about anthrax and smallpox. Cleve Clin J Med 1999; 66: 592-600.      LaForce FM. Anthrax. Clin Infect Dis, 1994; 19: 1009-14. 

     Martínez CPA, Colonias VA. La amenaza bioterrorista: Un enfoque global para los médicos asistenciales desde las perspectivas española y europea. Rev Invest Clin, 2002; 54: 7-11.  Sobre el autor: José Fco. Camacho A. nació en 1979 en la ciudad de Querétaro, México. Actualmente es médico general en vías de iniciar la especialidad de cirugía general. Como pasatiempo escribe ensayos de divulgación, cuentos de ciencia ficción y relatos cortos, así como un Manual de Microbiología y Parasitología Médica.