LA EDAD DE PLATA

Nuestra Edad de Plata comenzó oficialmente el 30 de Mayo de 1962, cuando en la ceremonia de inauguración del Séptimo Campeonato Mundial de Fútbol en el Estadio Nacional de Santiago de Chile, el Presidente de la Federación de Fútbol, Juan Goñi presentó ante la enardecida multitud a La Selección Tricolor, los vigilantes oficiales de Mundial y la nueva generación de Superhéroes Chilenos. La idea de crear este equipo fue del propio Carlos Dittborn, gestor del evento deportivo, fallecido meses antes. Dittborn encargó a un equipo especial del departamento de prensa y relaciones públicas de la organización del campeonato que crearan un símbolo. Pero uno diferente, concreto, más allá de las tradicionales e infantiles mascotas mundialeras. Pedro Fornazari, jefe de Prensa, contrató a Mario Uso, destacado y veterano ilustrador chileno de ascendencia italiana para que ideara este solicitado símbolo. Y Uso era sin lugar a dudas la persona idónea. En su currículo destacaba la creación y el diseño de Ordeniapatria, el más popular de los campeones patrios de la edad de oro.
El estudio de Uso y asociados propuso a la Federación la creación de un equipo de superhéroes inspirados en la Selección Nacional, el cual apropiadamente fue llamado Selección Tricolor ya que sus uniformes y capas ostentarían los simbólicos colores patrios. Juan Francisco Iturra, secretario de Prensa del Gobierno de Jorge Alessandri Rodríguez vio con buenos ojos esta iniciativa y dio todo el apoyo del Estado a ella. La Selección Tricolor no sólo debía ser un símbolo futbolístico, sino también un icono de esperanza nacional tras el devastador terremoto de 1962. Y así fue. Tanto que jamás nadie se preguntó porque no habían aparecido un par de meses antes para ayudar a los damnificados en el pavoroso cataclismo que prácticamente sepultó a la sureña ciudad de Valdivia.
El propio Ordeinpatria, en su regreso a la acción, presentó en la inauguración del Mundial del 62 a la flamante Selección Tricolor, comandada por el delantero, Capitán Tricolor e integrado por Portero Tricolor, el rudo del equipo; Defensor Tricolor, el joven impetuoso; Juez Tricolor, el cerebro y arbitro y Señorita Tricolor, la bella de bellas, figura que no tenía mucho que ver con el fútbol pero que dio el toque sensual y femenino al equipo, además de aportar la siempre necesaria tensión sexual entre sus integrantes.

Por casi ocho años, entre 1962 y 1969, la Selección Tricolor, acompañada Ordenipatria protagonizaron giras, radioteatros y revistas de historietas. Inspiraron muñecos de acción y fueron el sueño de cada niño. Todos querían ser miembro de la Selección Tricolor. De hecho su popularidad sólo fue equiparada por la de los nuevos cantantes chilenos de la llamada Nueva Ola. Sin embargo, ni el arrastre de figuras como los Red Junior (cuyo nombre se pensó a partir de una estrategia para crear un equipo de héroes cantantes) o la de José Alfredo Fuentes tuvo el poder popular de un Capitán o un Portero Tricolor.

Pero el ritmo de las cosas cambió el 20 de Julio de 1969. Ese día el astronauta norteamericano Neil Armstrong pisó la superficie lunar. El acto no sólo marco un gran salto para la humanidad, sino el fin de los superhéroes como campeones favoritos de la imaginación. Los niños y adolescentes ya no querían ser vigilantes enmascarados, sino ir a la luna en un cohete. La carrera espacial dejó claro que no se necesitaban ni identidades secretas ni poderes extraordinarios para convertirse en el mayor de los héroes. Mario Uso y su equipo de dibujantes intentaron darle un nuevo impulso a la Selección Tricolor, matando al veterano Ordenipatria en una de las aventuras más tristes de la historia superheroica nacional y reemplazándolo luego por Astro Chileno, el primer cosmonauta de este lado del mundo. Pero no dio resultado. Como tampoco sucedió con la magnífica boda de Señorita Tricolor con Capitán Tricolor. Evento esperado por años pero que, paradójicamente, cuando sucedió, no fue aclamado por las masas. El 20 de Febrero de 1970 se disolvía la Selección Tricolor y con ella acabó nuestra edad de Plata.
Pasarían diez años antes de que volviéramos a tener nuevos superhéroes. claro, en un marco social y político muy distinto.

Alvaro Bisama y «Caja Negra»: El esfuerzo por lograr una literatura realista en Chile

La obra «Caja negra» del crítico (y ahora novelista) chileno Alvaro Bisama ha venido a romper el escenario narrativo nacional con su desusada descripción intimista de paisajes interiores, un acabado estudio psicológico de diversos personajes encerrados en sus temores y contradicciones, y la cuidadosa recreación costumbrista de las costumbres de las elites capitalinas. Realista a ultranza, y discípulo confeso del incomprendido y jamás reconocido José Donoso, Bisama hace un esfuerzo mayúsculo para sacar a la novela chilena de sus disquisiciones fantásticas y su ya repetida reutilización del pastiche pop y los best-sellers fantásticos de exportación.

«Sólo quise hacer la novela que siempre quise leer» dice Bisama, quien se declara harto de la industria comiquera nacional, de los repetidores de la fantasía heroica de la medievalista Gabriela Mistral y del rol de vaca sagrada del escritor de space opera Pablo Neruda, que ha influido a diferentes generaciones de chilenos con su imaginación desbordante y su gusto por los excesos. «En cuanto se comienza a mirar por debajo de la permanente invención en la literatura nacional» explica el autor, «surge de inmediato una oculta nostalgia por los cuadros que rescaten la médula de la experiencia humana, la relación del hombre con sus pares, la pincelada sencilla pero certera que habla de cosas simples pero reales que nadie quiere enfrentar, como la vida de los jóvenes drogadictos en la década de los ochenta, los desencuentros amorosos en una ciudad donde todos pierden la memoria y la identidad. La orfandad, el crimen, las deudas no saldadas de la dictadura, el malestar de la transición.»

Aunque ha recibido buenas críticas, su novela aún es vista como un experimento fuera de lugar. En cuanto a las ventas, es difícil que se acerque a los niveles de superventas como «El revés del alma», el thriller sobre la manipulación cibernética del hilo de plata, de la artista plástica Carla Guelfenbain, o el tomo cuatro de ucronías de la historia de chile, donde contribuyen autores que comparten su trabajo en literatura con la música electrónica (Rafael Gumucio), el cine (Enrique Lafourcade), el video clip (Hernán Rivera Letelier) o la música de cámara (Alberto Fuguet). «He sido fiel a la literatura» reconoce Bisama, que ha centrado su carrera en los estudios críticos del poeta post-creacionista Jorge Teillier y de la poesía religiosa de Gonzalo Rojas.

Aunque una estrella solitaria en el panorama nacional, «Caja Negra» se liga a otros esfuerzos del realismo, como la novela-testimonio sobre la dictadura, «Ygdrasil», del arquitecto y sindicalista Jorge Baradit, o las irregulares columnas costumbristas del mundo rural chileno, del agudo observador Francisco Ortega. Rodrigo Mundaca, director del fanzine TauCero, reconoce que la literatura realista puede tener un espacio dentro de la literatura nacional, y que el panorama es mucho más alentador en otros países hispano hablantes.

El tiempo dirá si los esfuerzos de estos autores persisten y abren una brecha en la tradicional literatura y cine fantásticos tan propios de Chile que se han vuelto parte de nuestra imagen-país: «Chile, donde pervive la Ciudad de los Césares». «Nuestro país hubiera tenido una literatura distinta si la ciencia ficción de Neruda no hubiera opacado los sencillos versos láricos de autores hoy olvidados como Nicanor Parra» explica Mundaca. Sin embargo, reconoce que el momento fundador de nuestra literatura está en las largas horas que los escolares de Chile le dedican, por el currículo de las clases de Lenguaje y Comunicación, a las aventuras del superhéroe intergaláctico «Martín Rivas», piedra angular de nuestra literatura.

El Rey y el General (1)

Obreros que trabajaban en la ampliación de los muelles de carga del puerto de Concepción, encontraron los restos que presuntamente serían los del mítico Arauco.

Como se sabe, en 1870 el Rey de la Araucanía, Oreille Antoine Tounnens, le declaró la guerra a Alemania, como “Gesto de nobleza hacia mis orígenes”, gesto que fue acompañado de una teatral entrega de los documentos correspondientes en la legación Alemana de Santiago. Pese a que su séquito de conas y machis, abogados y políticos estuvo acompañado de miles de personas, las puertas de la legación permanecieron cerradas, lo que el populacho interpretó como otra muestra de la apatía y poco sentido del humor germano, lo que fue premiado con el alegre apedreo y posterior incendio del edificio.

Oreille, que siempre había gozado de amplia popularidad en Chile por su extravagancia, regresó al exiguo reino que mantenía en Arauco, concesión del gobierno de Manuel Monnt que provocara en su época un escandalo político, debido que gran parte del congreso opinaba que el Rey de la Araucanía era un aventurero peligroso, que debía estar encerrado, o ser expulsado del territorio. Una colecta organizada por sus partidarios permitió la compra de un predio al sur de Coelemu, que Oreille llamó “Nueva Francia”, con límites desmesurados que el mismo decretó desde el BioBio hasta el estrecho de Magallanes, y de cordillera a mar.

En Coelemu, a su regreso de Santiago, lo esperaba el general Nathaniel Merrill, uno de muchos militares Estadounidenses llegados al país tras la derrota Unionista en la Guerra Civil Americana. Merril, cuyos servicios fueron rechazados por el ejército Chileno debido a su carácter e historial, se unió a la causa de Oreille, conviertiéndose en su factótum y embajador personal ante los gobiernos y cortes del mundo, amén de asesor en asuntos militares.

Plebiscito

AP, Argentina.
Santiago de Chile, 11 de junio de 1931.

Esta mañana, el presidente Marmaduque Grove, presidente de la República Socialista de Chile, anunció que la fecha para el plebiscito que definirá el ingreso de este pequeño país a la Federación Argentina está decidida. El próximo día 18 de septiembre de 1931, la ciudadanía se pronunciará acerca del ofrecimiento de la Federación Argentina para incorporarse a sus fronteras. El presidente Grove hizo hincapié en que las condiciones son favorables y que el Secretario de la Federación ha prometido que la futura provincia de Chile elegirá a sus propios representantes, alcaldes e intendentes y que el desarme de sus Fuerzas Armadas se hará en un lapso de 5 años, tiempo en que la integración será definitiva.
Recordemos el largo desplome sufrido por nuestro vecino país, luego de la catastrófica derrota frente a Peruanos y Bolivianos en la «Guerra del Pacífico», donde perdió gran parte de su territorio nacional, hoy día colindante con Bolivia en la conflictiva frontera del río Aconcagua. Luego del desastre bélico, el frente de Arauco (la guerra contra los mapuche)se reactivó con inesperada violencia haciendo retroceder a las tropas chilenas hasta Constitución. Los mapuche, apoyados por nuestras tropas de apoyo a la causa indígena a cambio de integración política, firmaron un acuerdo con la Federación para integrarse en un lapso de 10 años, previa observancia a una serie de puntos.
Chile quedó reducido a un país sin acceso a materias primas fundamentales, sin riquezas naturales y sin el poder militar para resistir a sus vecinos del norte, deseosos de borrarlos del mapa, reivindicando supuestos derechos ancestrales Incas sobre la zona.
De aprobarse la anexión por la ciudadanía, Chile se convertiría en provincia argentina para todos los efectos políticos y legales internacionales.
Las autoridades políticas no descartaron, extraoficialmente, cambiar eventualmente el nombre de la provincia para evitar futuros conflictos o frondas separatistas. El ministerio de Educación propuso el nombre de «Provincia de San Martín», junto con entregar un plan educacional que reoriente la enseñanza de la historia en la nueva provincia hacia valores y eventos propios de la Federación Argentina. El objetivo es hacer desaparecer del recuerdo de la región, en el más corto plazo, a la antigua República trasandina.

Huele a espiritu popular

8 de abril de 1994

Salvador Allende fue encontrado muerto en un cuarto arriba del garage de su casa producto de una herida a bala auto-inflingida en la cabeza. El reporte de carabineros estima que Allende murió el 5 de Abril. Su esposa Hortensia Bussi ha declarado a los medios que la adicción a la heroína del músico chileno mas influyente de la historia sería una de las principales causas de la depresión que lo llevó a tomar tan drástica decisión.
Miembros de la ahora extinta banda de rock «Revolución» han organizado un homenaje póstumo, según declaraciones del baterista Augusto Pinochet «es una pérdida enorme para todo el mundo, una creatividad como la de Salvador es una en un millón».
Pinochet piensa retomar su carrera musical con su proyecto paralelo «Los Hawker Hunters» y el primer álbum lo harán en memoria del fallecido compositor del himno «Huele a espíritu popular».

Loop (1)

El hombre agoniza en Perú. Se muere de pena. Tiene un agujero negro en la cabeza. Un Aleph. Recuerda todo, ve todo. Nunca ha sido como San Martín o Bolívar, un utopista. Estuvo ahí e hizo lo que hizo. Eso fue todo. Luego desapareció. Ahora sueña y nosotros vivimos ese sueño. El de un viejo soldado que agoniza en el exilio. Nada más que eso. El futuro es el pasado. Un sueño que es un poema pero también un campo de concentración.

El sueño de Contreras 05


11 de septiembre de 1974

Marines bajan sorpresivamente desde 4 buses, camuflados como buses de pasajeros, que cruzaban la Alameda sincronizadamente al momento de los estallidos y entran por el forado, tomando por sorpresa al escaso contingente militar, de carabineros e investigaciones que es reducido rápidamente. Allende intenta hacer uso del fusil regalado por Fidel Castro pero se traba y es capturado. Cubren las entradas al edificio y se preparan para resistir hasta la llegada de las fuerzas de ocupación.

En el país la confusión es total. Las Fuerzas Armadas están descontroladas. Generales leales al gobierno toman el control de ciertas ciudades y otros, de corte golpista, se enfrentan desde pequeñas guarniciones y regimientos. En Santiago se registran enfrentamientos entre Carabineros y militares. El regimiento Buin se alza y ataca coordinadamente las oficinas centrales de investigaciones de Chile y al comando de Telecomunicaciones. Nadie sabe contra quién disparar, los tiroteos son desordenados e involucran a civiles, militares y policías. Un tanque del regimiento Tacna entra al edificio del Congreso disparando su cañón y matando al personal administrativo que se había acuartelado para resistir. Cuatro Hawker Hunters sobrevuelan el centro y bombardean el Edificio del Ejército frente a la Moneda, la artillería antiaérea apostada en el techo derriba a uno que cae humeando en el barrio del Mercado y entra por el techo de la estación Mapocho matando con la explosión a todos quienes se encontraban dentro. Los helicópteros del Ejército comienzan a llenar el cielo capitalino volando a baja altura y disparándole a todo lo que se mueve. Tres son derribado por las ametralladoras de los Hawker Hunters que hacen una nueva barrida sobre el centro.

Helicópteros Huey Bell, de la Marina norteamericana, definen LZ (Landing Zones) en las cuatro principales rutas de acceso a la capital, apoyados por tanques y armamento pesado trasladado desde Valparaíso durante la noche. Claramente la Marina chilena se había pasado al bando golpista en los días anteriores.

Phantom F4 irrumpen desde el área de Pudahuel. Sueltan misiles con guía de calor y derriban a los tres Hawker Hunters que caen en llamas sobre el Cerro Santa Lucía, el Edificio del Banco del Estado y el tercero, intentando un aterrizaje forzoso, cae sobre la Avenida Providencia destruyendo casas comerciales, automóviles y originando un gran incendio en la base de las Torres de Tajamar. Dos escuadrones ya habían destruido las pistas de aterrizaje y los hangares de la Fuerza Aérea, limitando su accionar a baterías antiaéreas y a un puñado de helicópteros que no habían podido ser eliminados en tierra.

El Comandante Bachelet habla por cadena nacional de radio e insta a la población a mantenerse en sus casas: “El pueblo debe defenderse pero no sacrificarse”, dice Bachelet. “El pueblo no debe dejarse avasallar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse. Todo aquel que lo sienta en su corazón, que se presente a cualquier repartición de la Fuerza Aérea inmediatamente”.

Los cordones industriales de Vicuña Mackenna organizan piquetes de trabajadores armados que se dirigen a la Moneda en un intento estúpido por recuperar un símbolo. Son eliminados como moscas por los helicópteros del ejército que ya inclinó su balanza hacia los norteamericanos.

Bombarderos ingresan a cielo de Santiago y arrojan 200 toneladas de bombas sobre distintos objetivos, entre ellos las reparticiones de la Fuerza Aérea y algunos emplazamientos estratégicos que pudieran llegar a ser conflictivos para las tropas de tierra. El reducto de Peñalolén, donde se encontraba el comandante Bachelet, es destruido completamente, nunca se encontraron sus restos.

El MIR se repliega aduciendo que la batalla está perdida y que su verdadera función vendrá en la guerrilla de resistencia después de la ocupación. A pesar de ello un piquete de miristas se enfrenta con soldados chilenos a los pies del Cerro San Cristóbal. Los militares los hacen retroceder hasta la cumbre. Por la Alameda ingresa un desfile de modernos tanques Leopard 1 V, de fabricación alemana, con la bandera de los Estados Unidos de América y una caravana de vehículos de transporte de tropas custodiados por helicópteros Huey Bell. No se produce un sólo disparo hasta que se estacionan frente al antiguo Congreso y una delegación de oficiales de ocupación ingresa al edificio.
En la cumbre del Cerro San Cristóbal, cinco miristas aún resisten. Dos de ellos mueren alcanzados por una ráfaga de ametralladora y un tercero es capturado tras perder el equilibrio y caer por las escalas que llevan hasta la virgen de la cima. El cerco se estrecha en torno a Francisco Ortega y Alvaro Bisama, los últimos dos miristas vivos del contingente que salió a defender el gobierno de la UP.

En el Congreso Nacional, ocupado por tropas norteamericanas, se instalaba la única radio autorizada para transmitir usando equipos donados por Radio Agricultura. Michael Wilson, comandante de las tropas de ocupación y ahora la máxima autoridad de la ciudad de Santiago, le habla al país en un pésimo castellano, invitándo a todo chileno a unirse en la “reconstracción” (sic) del país, en el mismo instante en que una bandera norteamericana era izada en el frontis del ex congreso, bajo la mirada atónita de los pocos chilenos que se atrevían a mirar por las ventanas. Mientras tanto, sobre el cerro, parapetado tras el cadáver de Francisco Ortega, Alvaro Bisama descargaba sus últimos cartuchos de espaldas a la base de la virgen del San Cristóbal. Rodeado, gritó que “antes de lo que creen, traidores culiados, abriremos las calles para que pase el hombre libre de nuevo, hijos de perra!!!”, sacó un corvo, de pronto se puso de pie y corrió hacia las tropas gritando algo que nadie entendió. Cuarenta tiros fueron extraídos desde su cuerpo al momento de la autopsia. La fotografía tomada por el corresponsal en el momento en que Bisama corría hacia la tropa dió la vuelta al mundo y se convirtió en el símbolo de lo que esa mañana había ocurrido en Chile.

El inicio del Imperio


Tupac Inca Yupanqui miraba el mismo río Maule que sus veinte mil soldados imperiales cruzaran dos días atrás. Ya estaba cansado por la larga campaña de conquista, y solo quería volver a Cuzco. La resistencia había sido férrea, pero desde hacia varias semanas las huestes del Imperio Inca habían podido avanzar sin mayor dificultad, solo escaramuzas menores. Le preocupaba que a medida que más se acercaba al corazón del territorio Mapuche, también se encontraban más y más tablas con runas. En prácticamente todas las casas se encontraban tablas parlantes, como le decían los locales. Ya varias tablas habían sido enviadas al Cuzco para ser descifradas. Los nativos se referían a su lenguaje escrito como “mapudungun”.
El Inca estaba preocupado. Tan oscuros eran sus pensamientos, que no vio cuando, del lado opuesto del Maule, miles de brazos y piernas salieron de entre los árboles. La sangre en sus cuerpos y sus caras hablaban de victoria y masacre.
La contra-invasión Mapuche al Imperio Inca duró dos años. El Cuzco, Quito y Machu Picchu cayeron. Los campos imperiales fueron arrasados. El Cacique Hueichapan estableció en el rió Ancasmayo la Frontera Militarizada Norte del Imperio Mapuche. Es en ese rió donde fueron aniquiladas las expediciones españolas de Pizarro y Almagro veinte años después.

Fuente: “Breve Historia Escolar del Imperio Mapuche”

En la foto, el cacique Huenuqueo y su familia, descendientes del gran lonco Millaqueo, señor de Wilkamayu, Lima, 1897.

Andrés Corona

The City

“los muertos salen de sus tumbas/ los aviones vuelan hacia atrás/ los rockets suben hacia los aviones/ Allende dispara/ las llamas se apagan / se saca el casco / la Moneda se reconstituye integra/ su cráneo se recompone / sale a un balcón”.

Traducción de «The city», E.P de la banda punk DEAD WAVE. Publicado por Epitaph Records, Iowa, 1977.

*Letra y música: Gonzalo Millán (1947-2006)

El día del Chacal

A la distancia, “El chacal de Nahueltoro” (1969) de Miguel Littin puede ser vista como una mediocre cinta sobre un asesino en serie campesino, que contó con la ventaja de estar sobrelegitimada por su exceso de retórica y sus homenajes apenas asumidos al neorrealismo italiano. Asumiendo el formato realista (blanco y negro, cámara casi documental) Littin ejecuta una biopic sobre la vida y obra de Jorge del Carmen Valenzuela Torres, un sujeto iletrado que asesinó a su familia y luego fue reeducado en prisión para ser, paradójicamente, fusilado por el Estado que lo había alfabetizado. Sobresale la actuación de Nelson Villagra como el asesino que sostiene conversaciones con un sacerdote calvinista sobre la fe antes de bailar una cueca con un fantasma en su celda, momentos antes de su fusilamiento.

Para los fans y cinéfilos circula una versión alternativa en clave splatter remontada –y en un claro tono postcine– por Mario Francia en 1996 con escenas nuevas donde el Chacal –siempre de espaldas- se come los cerebros de sus víctimas y es poseído por el fantasma su ex mujer. Esta versión cuenta con un score hecho ad hoc por la banda straigth edge osornina “Di Girolamo kids”. Luego de ese experimento, en 1998, Francia estuvo a punto de hacer una continuación (“El Chacal regresa desde el infierno”) pero no prosperó por problemas de derechos y porque la tecnología de efectos stop-motion que quería ocupar resultaba demasiado cara.

Mori, Héctor. «Diccionario de cine chileno». LOM Ediciones, Santiago, 2002