¿Cómo suena el Sol?

¿COMO SUENA EL SOL?
Una nueva ciencia de una vieja ciencia

No hace mucho tiempo atrás el interior del Sol era impenetrable. Esos tiempos terminaron abruptamente cuando en 1962 un extraño fenómeno se detectó en la superficie solar. Un equipo de astrónomos observó que algunas zonas en la superficie de la estrella se movían “hacia arriba” y “hacia abajo”. Más sorprendente aún, el movimiento de esas zonas era constante y rítmico, con una clara frecuencia de oscilación de 5 minutos. Rápidamente esos movimientos se bautizaron como “oscilaciones de cinco minutos”, y con su descubrimiento se abrió una nueva e insospechada ventana para mejorar la compresión del interior solar. Durante la década de los setenta se llegó a la conclusión de que el fenómeno de las oscilaciones se podía encontrar en toda la superficie del Sol, y que ese movimiento superficial observado era la consecuencia de ondas sónicas resonantes provenientes del interior del Sol. En los años ochenta del siglo XX un nuevo término, heliosismología, comenzó a ser usado por científicos como Deubner y Gouch, quienes determinaron que esas oscilaciones podrían ser usadas para diagnosticar el interior solar. Desde entonces, nuestra manera de estudiar el Sol cambió para siempre.

¿Cómo se pueden usar esas ondas para estudiar el interior de una estrella? La respuesta está en una conocida ciencia terrestre. Tal como sucede en nuestro planeta, donde los geólogos pueden analizar ondas sísmicas para inferir la estructura interior de la Tierra, los astrónomos rápidamente concluyeron que podían utilizar las recientemente descubiertas ondas solares para analizar tanto el interior como los procesos internos del Sol. En términos simples, es como cuando la gente prueba si una sandía está madura. Se le dan golpecitos y se escucha. Según como suena, se sabe como está por dentro.
La heliosismología estudia el comportamiento de millones de diferentes ondas generadas por turbulencia en la zona de convección solar y que se desplazan a través del medio solar. El fenómeno de convección que existe cerca de la superficie genera flujos turbulentos, los que a su vez producen millones de distintos modos regulares de oscilación, el llamado ruido acústico.

No se debe olvidar que el Sol es básicamente una enorme bola de gas caliente, y que las ondas sónicas se transmiten bastante bien en ese medio, tal como son transmitidas en la atmósfera gaseosa de la Tierra. Adicionalmente, la forma esférica, sumada a las zonas de gran variación de presión que existen cerca de la superficie del Sol y al aumento progresivo de la velocidad del sonido en el medio solar, provocan un efecto de caja de resonancia, atrapando las ondas en una región limitada. El efecto es semejante al que se produce en una piscina cuando las ondas chocan con el borde y rebotan hacia el área central. Así se forman nuevas ondas, algunas veces estables, llamadas ondas acústicas resonantes. La mayor parte del “ruido” está en el rango sub-audible por lo que no “escucharíamos” las ondas, aunque pudiéramos acercarnos al Sol. El Sol tintinea como una gran campana luminosa cargada de ondas.

Existen distintos tipos de ondas en el Sol. Básicamente se puede hablar de ondas “acústicas”, “de gravedad” y “ondas de gravedad superficiales” (cuidado con confundir a las ondas “de gravedad” con las ondas “gravitacionales”, son cosas diferentes como se explica más adelante). Las ondas acústicas son las más comunes, y corresponden a las “oscilaciones de cinco minutos” observadas desde 1962. Se generan por acción de la presión y su dinámica está asociada con la variación de la velocidad del sonido en el interior del Sol. Las “ondas de gravedad” corresponden a un fenómeno hidrodinámico, según el cual el medio solar se mueve entre zonas de distinta densidad, y es restaurado a cierta posición por acción de la gravedad. Las ondas de gravedad superficiales son semejantes a las anteriores, pero debieran encontrarse cerca de la fotosfera. Ni las ondas gravitatorias ni las gravitatorias superficiales han sido detectadas de manera concluyente.

La heliosismología puede dividirse en dos tipos, la heliosismología global y la local. La heliosismología global estudia las oscilaciones resonantes en el Sol como un todo, y presenta algunas limitaciones para analizar fenómenos particulares. Por otro lado, en los últimos años se ha desarrollado la heliosismología local, la que mediante nuevas técnicas permite analizar las propiedades de un sector específico en el Sol. Estas técnicas, como holografía acústica o heliosismología tiempo-distancia, permiten estudiar fenómenos como la generación de manchas solares o los flujos de plasma. Así, hoy es posible dar explicación respuestas tanto a fenómenos particulares como generales del Sol. La heliosismología, por lo tanto, puede redefinirse como un complejo y rico set de técnicas de análisis de datos para analizar ondas solares.

La principal ventaja de estudiar el Sol utilizando ondas es que las ondas son un fenómeno visualmente detectable y medible. Las oscilaciones acústicas se detectan en imágenes solares y pueden ser analizadas como desplazamientos Dopler de líneas del espectro. Esto significa que el movimiento de una fuente única puede ser calculado comparando las líneas de emisión o absorción en su espectro, contra las líneas de una fuente similar en reposo. Este desplazamiento es llamado efecto Doppler, y su formula relaciona la cantidad de desplazamiento con la velocidad de la fuente emisora.

Como es sabido, la observación astronómica en la Tierra esta limitada por factores como la contaminación lumínica de las ciudades, la turbulencia atmosférica o el ciclo de día y noche, lo que hace imposible tener mediciones constantes de una estrella o del Sol. Así que, como lo probó el telescopio Hubble, para aumentar la precisión observacional, los instrumentos de medición deben ser enviados al espacio.

En 1995 la Agencia Espacial Europea (ESA) y la NASA lanzaron un proyecto conjunto llamado Observatorio Solar y Heliosférico (SOHO) como parte del Programa de Ciencia Solar Terrestre (STSP). Este programa incluía un grupo de misiones y satélites destinados a monitorear y estudiar la influencia del Sol en la Tierra. La misión principal de SOHO es convertirse en una plataforma constante para monitorear y medir el comportamiento del Sol. Entre otras cosas, SOHO genera constantemente millones de imágenes de la superficie solar, las que pueden ser analizadas usando técnicas heliosimológicas.
Adicionalmente, un nuevo satélite solar fue lanzado en Septiembre del 2006. El Hinode (originalmente llamado Solar-B) es otra misión conjunta ahora entre NASA y la Agencia Espacial Japonesa que está entregando imágenes de alta resolución para estudios heliosismológicos y el clima solar.

Aplicaciones de la Heliosismología.

La cantidad de información que puede obtenerse usando técnicas heliosismológicas es enorme. Cuando se dispone de un espectro de oscilaciones suficientemente rico es relativamente simple relacionar esos datos con las propiedades del interior del Sol, como la profundidad de la zona de convección, dato que es considerado el primer resultado realmente importante de la heliosismología. Técnicas sísmicas han sido usadas para establecer que las zonas convectivas interior y exterior del Sol rotan a diferente velocidad, generando de esta forma los campos magnéticos solares, o para detectar actividad solar tal como manchas o flujos jet.
Otra aplicación de la heliosismología se relaciona con la medición de la abundancia de Helio. La abundancia o cantidad de Helio en el Sol no puede ser medida con exactitud espectroscópicamente, y es fundamental conocer su valor exacto para el estudio de la nucleosíntesis galáctica. Afortunadamente, análisis sísmicos inversos del Sol se pueden usar para estimarla, y con eso obtener la edad sísmica del Sol. Por otra parte, abundancia de elementos pesados también puede ser cuantificada con técnicas sísmicas, sin usar espectroscopia.

Algunos problemas conceptuales complejos, como el problema de la perdida de neutrinos o el cálculo del valor de G, pueden ser estudiados a partir de las ondas. Por ejemplo, uno de los valores clásicos de la física, la constante gravitatoria de Newton (G), puede al menos ser aproximadamente calculado usando técnicas sísmicas. Aún no hay suficiente precisión en las técnicas heliosismológicas para obtener mejores valores que en experimentos de laboratorio, pero hay un avance
Otra área de uso de la heliosismología es la predicción de los ciclos de actividad solar. Mejores predicciones pueden ayudar a minimizar el impacto de la actividad solar en las comunicaciones y en la seguridad de los astronautas.
Mucho del actual trabajo de la heliosismología apunta al estudio de los campos magnéticos solares, ya que las ondas acústicas son parcialmente transformadas en ondas magnéticas. Está naciendo la magnetoheliosismología, la que nos entregará información sobre procesos como el calentamiento coronario solar.

La información que puede ser obtenida por técnicas sísmicas es enorme. Constantemente, nuevos enfoques y técnicas se desarrollan para aumentar la precisión en el testeo de variables y teorías astronómicas. Nuevas misiones espaciales están entregando gigantesca cantidad de datos. Yendo un paso más adelante, el mismo enfoque heliosismológico usado para entender nuestro Sol está comenzando a ser usado para estudiar estrellas distantes. La asterosismología usa variaciones medibles en la velocidad radial de las estrellas para identificar su estructura y propiedades. Estas medidas pueden ser tomadas por los más grandes telescopios actuales, los cuales generalmente no son usados para analizar las estrellas más brillantes. Este concepto puede no parece nada nuevo par los astrónomos solares, pero es una revolución para los astrónomos estelares. En un futuro próximo, la heliosismología será probablemente considerada solo un caso particular de la asterosismología.

Finalmente, debemos siempre recordar que aunque el Sol sea solamente una simple estrella más, es el mejor laboratorio que tenemos para probar nuestro conocimiento de las estructuras estelares y sus procesos. El avance astronómico logrado en los últimos 30 años usando heliosismología es impresionante, y esta nueva ciencia puede ser considerada una revolución astronómica, comparable con el análisis espectroscópico estelar de Huggins de finales del siglo XIX.

Pero, entonces, ¿cómo suena el Sol?

La respuesta es simple. Suena como una sinfonía de un millón de instrumentos, lista para entregarnos los secretos escritos en las bellas y complejas partituras. Sólo debemos escuchar con cuidado.

Para leer/saber más:

Heliosismología:

Roca, T. “Los Sonidos del Sol”, disponible en:
http://www.iac.es/gabinete/difus/ciencia/soltierra/11.htm

Kosovichev, A. (2006); “Helioseismology”, Dissertatio Cum Nuncio Siderio III, Issue Number Two, IAU Conference, Prague, 2006.

Christensen-Dalsgaard, J. (2004); “An introduction to solar oscillations and helioseismology”, AIP Conference Proceedings, Vol. 731, pp 18-46, October.

Deubner, F., Gough, D. (1984); “Helioseismology: Oscillations as a Diagnostic of the Solar Interior”, Annual Reviews on Astronomy and Astrophysics, Vol. 22, pp 593-619.

Aplicaciones:

Antia, H.M., Basu, S. (2006); “Determining Solar Abundances Using Helioseismology”, The Astrophysical Journal, Vol. 644, pp.1292-1298, June 20.

Christensen-Dalsgaard, J., Di Mauro, M.P., Schlattl, H, Weiss, A., (2005); “On helioseismic tests of basic physics”. Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, Vol. 356, pp. 587-595.

Magnetoheliosismología:

Cally, P.S. (2005); “Local magnetohelioseismology of active regions”, Montly Notices of the Royal Astronomy Society, Vol. 358, pp. 353-362.

Asterosismología:

Kurtz, D.W. (2005); “Asteroseismology: Past, Present and Future”, Journal of Astrophysics and Astronomy, Vol. 26, pp. 123-138.

El regreso de Teobaldo: “Fragmentos del infinito”

Via:Teobaldo mismo
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Así es señoras y señores! Teobaldo Mercado anuncia la salida de su nueva producción, «Fragmentos de Infinito«. Otra pieza para el mosaico en desarrollo de la literatura de ciencia ficción nacional, pronto disponible en TauShop.

Gracias Teobaldo. Keep walking!

De su nuevo libro, Teobaldo nos dice en su blog :

Así es, por tercera vez arrojo al mundo más de mis creaciones literarias. Esta nueva obra tiene tres relatos, dos novelas cortas y unas reflexiones. Son 192 páginas en formato 20×12 cm y pretende seguir rellenando ese gran vacío que hay en Chile en la literatura fantástica. Las temáticas nuevamente son variadas y van desde el sentimiento de culpa (“El recuerdo”) a la acción pura y dura (“¡Desembarco!”), finalizando con ideas que acudieron a mi mente hace más de una década en una extraña tarde de neblina (“Pensamientos en la punta del cerro”). Su valor es de cuatro mil pesos.

Estoy preparando el cuarto, una novela que dejé inconclusa a principios de los noventa y que espero sacar a la luz durante el transcurso del año (excepto que cierta editorial española no diga otra cosa antes).

Sigo escribiendo, sigo adelante y sigo el ejemplo de “retroceder nunca, rendirse jamás” de Carlos Raúl. Es la única manera de darse a conocer cuando uno es un desconocido y no tiene la fortuna de haber sido publicado por alguna editorial importante. Es un camino esforzado y difícil, no lo sabré yo, pero lo recorro con agrado y dedicación. Acá estoy, al pie del cañón, y seguiré pese a todas las vicisitudes, aunque nuevamente me lleguen mensajes y correos despectivos como por los anteriores libros. No me importa nada más que escribir y publicar lo que hago y vuelvo a agradecer a los pocos compatriotas que públicamente han alabado mi trabajo: Sergio Meier y Sergio Amira, quienes pronto verán editadas sus obras en Chile.

¡Al infinito y más allá!

Primer Computador Cuántico Comercial

Que alguien me explique si ésto es un bluff, porfa.

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World’s First Commercial Quantum Computer Demonstrated

New System Aims at Breakthroughs in Medicine, Business Applications and Expanded Use of Digital Computers

Venture-funded Canadian company shows new product applied to pattern-matching database search

VANCOUVER, B.C. or MT. VIEW, CA – February 13, 2007 – The world’s first commercially viable quantum computer was unveiled and demonstrated today in Silicon Valley by D-Wave Systems, Inc., a privately-held Canadian firm headquartered near Vancouver.

Quantum computing offers the potential to create value in areas where problems or requirements exceed the capability of digital computing, the company said. But D-Wave explains that its new device is intended as a complement to conventional computers, to augment existing machines and their market, not as a replacement for them.

Company officials formally announced the technology at the Computer History Museum, in the heart of Silicon Valley, in a demonstration intended to show how the machine can run commercial applications and is better suited to the types of problems that have stymied conventional (digital) computers.

“D-Wave’s breakthrough in quantum technology represents a substantial step forward in solving commercial and scientific problems which, until now, were considered intractable. Digital technology stands to reap the benefits of enhanced performance and broader application,” said Herb Martin, chief executive officer.

Quantum-computer technology can solve what is known as “NP-complete” problems. These are the problems where the sheer volume of complex data and variables prevent digital computers from achieving results in a reasonable amount of time. Such problems are associated with life sciences, biometrics, logistics, parametric database search and quantitative finance, among many other commercial and scientific areas.

Quantum technology delivers precise answers to problems that can only be answered today in general terms. This creates a new and much broader dimension of computer applications,” Martin said.

“Digital computing delivers value in a wide range of applications to business, government and scientific users. In many cases the applications are computationally simple and in others accuracy is forfeited for getting adequate solutions in a reasonable amount of time. Both of these cases will maintain the status quo and continue their use of classical digital systems,” he said.

“It’s rational to assume that quantum computers will always contain a digital computing element thereby increasing the amortization of investments already made while expediting the availability of the power of quantum acceleration,” he said.

más aquí

Astérix: A veces es mejor dejar las cosas como están.

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Recorriendo mi modesta biblioteca de arte secuencial, con mucha alegría divisé la colección de Astérix que durante años me he esmerado por completar. Cuantas lecturas y relecturas de las aventuras de esos galos locos y los cada día mas majareta romanos, cuantas búsquedas de detalles nuevos en la viñetas, cuantas discusiones teóricas sobre si Obélix es o no parecido a algunos conocidos.
Las obras originales de la pareja Goscinny y Uderzo son divertidas, con ritmo, con dobles lecturas, con ironía. «Astérix Legionario» o «Astérix y Cleopatra«, por ejemplo, son joyas de esas raras.
El cambio es notable cuando comparo esos libros con los que, tal vez con buenas intenciones pero nada más, el solitario Uderzo lanza al mercado desde la muerte de Goscinny. Hay que reconocer que algunas no son malas, como «La Odisea de Astérix» o «Astérix en la India«, pero la magia ya no está.
La falta de ritmo, de sorpresa y chispa es evidente en la ultima entrega: «Astérix: ¡El Cielo se nos cae Encima!«. Una rara historia de galos, romanos y ovnis. Sí, ovnis. Tal vez no un mal concepto, pero el mundo antiguo creo que da todavía para muchas historias, sin armar cruces forzados ni buscar la broma de sketch de colegio.
Tengo una mezcla de desilusión y tristeza. Nunca pensé decir esto, pero espero que ya no salgan más Astérix.
Salve Goscinny y Uderzo, Morituri te salutam! Otro día hablamos de Lucky Luke o Iznogud.
Mejor me voy a cazar un jabalí para la cena, por Tutatis!!

Un Anillo Alrededor del Sol

portada: un Anillo alrededor del solAquí nos encontramos con una de esas novelas que huele a clásico del género cienciaficcionesco. Una de esas historias que, a estas alturas del desarrollo tecnológico-científico, hay que leerla con cierta indulgencia pues la teoría que en el momento en que fue escrita sonaba bonita y hasta revolucionaria, ya no lo es.

Tratando de evitar un spoiler, hago un resumen general 🙂

La economía estadounidense se ve golpeada cuando aparece en el mercado, de la nada y sin previo aviso, una serie de productos de calidad insuperable y a costos ínfimos. Advirtiendo el empresariado sobre el origen extraordinario de la amenaza y el ulterior desequilibrio económico que se aproxima, intentan detener la amenaza recurriendo a un escritor de ciencia ficción. La idea es desincentivar a los consumidores de adquirir los productos de la competencia creando una contra-campaña mediática para desprestigiar a los misteriosos y potencialmente peligrosos competidores.

A poco andar se descubre la naturaleza de la amenaza, en donde el escritor de género, sin saberlo, se vuelve parte de esa amenaza. Perseguido por la humanidad, hace un descubrimiento que lo transforma todo…

¿Y por qué motivo huele a clásico del género fantástico?

El título “un anillo alrededor del sol” toma su nombre de una analogía que el narrador utiliza para explicar cierta teoría física, sobre la que se sostiene parte importante de la novela. La teoría que se plantea es sobre la inexistencia del tiempo: si el lector hace el ejercicio de imaginar el tiempo es una sucesión continua de fotografías, en donde cada fotografía es un instante de la realidad, entonces tendría aprehendida en su mayor parte la sencilla teoría temporal de “Un anillo…”. La diferencia fundamental con la ciencia mainstream actual, es que cada una de estas fotografías en realidad corresponde a distintas realidades (distintos universos si se quiere) y que se diferencian unos de otros por el nivel de desarrollo. Es similar a la teoría del multiverso, a excepción que en «Un anillo…»… los viajes entre distintas realidades sí puede realizarse…

Mis lecturas de Simak se reducen al cuento Deserción y la novela Los hijos de nuestros hijos. No sé si sea adecuado hablar de tendencias con tan pocas obras evaluadas, pero si se me dispensa, aventuraré una: No recuerdo que autor de ciencia ficción señaló alguna vez (creo que Heinlein) que la literatura de ciencia ficción tiene que ser, ante todo, una obra centrada en las personas y no en las ideas. Simak puede plantear excelentes ideas en sus escritos, y es capaz de construir una historia que captura la atención del lector hasta la mitad de la novela. De ahí en adelante la narración se diluye y termina prácticamente en cualquier lugar. Me sucedió con «Los Hijos…» y ahora lo mismo con «Un Anillo alrededor del sol».

En una escala de 1.0 a 7.0, le otorgo un 5.0.

Datos bibliográficos.
Un anillo alrededor del sol
Título Original: Ring around the sun.
Colección Mundos Imaginarios
(c)1952-1953 by Clifford Simak
(c)2002 Editorial Edhasa
Nueva Colección Nebulae

Ciudadanos

No sé si alguna vez lo han notado, pero desde hace unos cuantos años, al caminar por Avda. Providencia no es extraño encontrarse con masas amorfas de personas acumuladas en alguna esquina o bajo la sombra de algún edificio (a veces se organizan en filas erráticas). Lo curioso es que estas formaciones humanas no se orientan hacia alguna entrada, puesto o paradero, sino que gravitan alrededor de alguna coordenada arbitraria. Por años me he preguntado qué cosa aguardaban, pero jamás indagué por temor a que me tildaran de ignorante.
Ayer fui a dejar un manuscrito a una editorial. Al salir del edificio me encontré con uno de estos grupos. Uno de los integrantes me daba la espalda.
Sin mirarme me mostró algo.
Hoy salí del trabajo y tomé una micro a ese mismo lugar. No había nadie. Deseaba comprenderlos… saber qué ocurría. Decidí esperar un rato para ver si volvían.
Ya es de noche. Aproximadamente cuarenta personas esperan conmigo.

Clonan dos terneros en Chile

Mario MartínezUn equipo de la Universidad Austral de Chile logró repetir la experiencia de la ovea Dolly: clonaron a dos ejemplares bovinos, que lamentablemente murieron al cabo de un par de horas (penita).
“Para lograr la transferencia nuclear y llegar a generar un embrión clonado, previamente se debió obtener las células de la piel de la oreja de una vaca adulta, las que debieron ser manipuladas in vitro y transferidas al útero de otra vaca que sirve como madre nodriza”, dice el diario La Nación que dice Mario Martínes, veterinario de la UACh.

Algún experto en estas cosas que amplíe esta información, por favor.

El Planeta de los Simios

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¿Somos simplemente monos superdesarrollados, después de todo? (*)
¿Serán los chimpancés la civilización del futuro? (**)
¿Escuchará un macaco una voz en un arbusto ardiente, o crucificarán a un gorila por predicar el amor al prójimo? (***)

Eso ya es religión, desde luego, pero de la moralidad al culto hay un solo paso.

Un grupo de biólogos y filósofos revisa el comportamiento de los primates y discute los orígenes de la moral en el siguiente artículo de Science.

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(*) Por supuesto que sí.
(**) Sin duda, pero después de las cucarachas y las ratas.
(***) Los etólogos estarán de acuerdo en que en la serie de películas del planeta simiesco, los chimpancés deberían haber sido los pensapolicías, y no los tiernos gorilas.

1899 (FINAL)

–El diario es auténtico–, prosiguió Condell. –Pero por favor continúe leyendo, hay más.

Continué:

Entre los fallecidos chilenos se cuenta el primer oficial de la nave, teniente Luis Uribe

No necesitaba seguir leyendo.

–Por favor, no más bromas, señores.

Ninguno me contestó.

–Y usted Ginebra, ¿qué opina?–, preguntó Prat.

–No lo sé almirante, lo que el inspector acaba de leer parece una historia de ficción.

–¿Qué es ficción, Ginebra?

–Una invención, señor.

–El capitán Condell asegura que el periódico es auténtico.

–Almirante, no hay modo de probar que un objeto de papel sea auténtico o falso. El capitán Condell puede creer lo que quiera.

Prat miró a su colega.

–Me cae bien, para ser un número–, dijo.

–Almirante–, interrumpí, intentando sonar sarcástico. –La historia del diario está muy entretenida, pero me parece que me ha hecho perder soberanamente el tiempo. Disculpe si le parezco atrevido, pero ya no estoy para idioteces. Alguien está atentando contra la seguridad nacional y usted me trae a Iquique para mostrarme una broma que algún idiota se dio el gusto de imprimir.

–Inspector–, habló Prat. –Debería calmarse. Mire, antes de continuar, quiero mostrarle algo.

El viejo se dio vueltas y cogió uno de los sables que colgaban de la pared de fondo. Lo desenvainó y me apuntó con la hoja que silbó al cortar el aire.

–Acero español, alguna vez fue un lujo. Este sable me acompañó los primeros treinta años de mi carrera, lo use incluso cuando tuve el mando del Santiago. Un arma noble de tiempos más nobles. ¿Sabe que hoy, cuando egresan, los cadetes piden pistolas de metahulla en lugar de sables?

–No tenía idea.

–Una lástima–, suspiró el veterano.

–Señores–, insistí, –quieren explicarme que está pasando.

Condell tomó la palabra:

–Usted está aquí porque busca resolver el misterio de los atentados explosivos y nosotros para darle las respuestas que requiere..

Ginebra miró al ex comandante del Valparaíso. Este le sonrió.

–Mañana jueves–, continuó Condell. –A las ocho de la mañana, la estación de aerocarriles de Rancagua volará en pedazos.

–Dos días después–, continuó Grau, –el sistema de distribución de las refinerías del puerto de San Vicente, en Nueva Arauco, sufrirán idéntico destino.

–Y así–, siguió Prat, sin soltar su sable. –En los próximos veinte días se sucederán diez estallidos en lugares claves, cada vez más destructivos y seguidos hasta que finalmente, con el número once…

–¿Qué quieren decirme, de dónde sacaron esa información?–, interrumpí.

–No le preocupa lo que ocurrirá en la explosión número once.

No le contesté.

–¿Y a usted Ginebra?

Fue la máquina quien preguntó. Prat aferró con fuerza el mango de su espada y pronuncio dos palabras:

–Todo acabará…

–¿Quién es su informante, almirante?–, insistí.

–No hay informante–, acotó Grau. –Lo soñamos. Igual como usted sueña sobre un mundo que cree inexistente, nosotros lo hacemos con los estallidos…

–Ya le dije, no me gusta hablar de mis sueños.

–Debería., agregó Condell. –Todo se conecta, Uribe. Usted con nosotros, la respuesta que tanto busca está dentro de su cabeza.

–Entonces contéstenme, ¿quiénes son los que están detrás?

–Nadie–, fue la seca respuesta de Prat.

–Nadie–, repitió Grau. –Su investigación no conduce a ningún puerto porque no hay culpables. No se trata de bombas ni de actos terroristas, es la metahulla que explosiona sola, que se autodestruye. Primero de a poco, volando trenes, luego edificios, hasta finalmente acabar por completo.

–Almirante, debo recordarle que usted mismo acaba de decir que ésto debiera acabar pronto.

–Y por lo que veo usted no entiende cuando uno es literal. Lo que acabará no es esta seguidilla de explosiones, sino el mundo entero tal como lo conocemos.

–¿Qué está queriendo decirme?

–Las peores partes de la Biblia, inspector. El fin de la existencia. Cuando la metahulla termine de autesdestruirse, todo ésto desaparecerá.

–No lo entiendo.

–¿Nunca ha sentido que algo no está bien en este mundo, que las cosas no son como debieran, que nuestro presente carece de toda lógica?

No respondí.

–Es la metahulla, inspector. Un fenómeno geológico sin explicación racional que simplemente apareció de la nada, allá en el sur, bajo los yacimientos de carbón del golfo de Arauco. Un regalo del cielo del corazón de la madre tierra. Y la usamos sin hacer preguntas. ¿Busca más respuestas, inspector, pues yo creo que ya las tiene?

–¿Dónde las tengo?–, sonreí.

–Ya le dije, en sus sueños, mi amigo. Sus sueños que no lo dejan dormir. Empezaron justo después de que bombardeamos Lima, ¿cierto? Corríjame si me equivoco–, acentuó Prat, –todas las noches es lo mismo. Usted lleva otra vida, otra familia, tiene otros amigos. Incluso me ha visto a mí en sus sueños.

–Almirante….

–Sueños de un mundo donde no existe la metahulla.

–Señor.

–Contésteme, Uribe, sea honesto por una vez en su vida. Estamos solos, nosotros y usted. Por que ella no cuenta–, miró casi con desprecio a Ginebra, –es una máquina. Pero eso usted eso ya lo sabe. La detesta, porque algo dentro suyo le dice que la existencia de semejante organismo artificial no debería ser.

–Señor.

–¿Respóndame?

–Si, señor, es eso lo que sueño–, estaba rodeado. Traté de no vacilar.

Prat sonrió y miró a Grau.

–Usted y nosotros estamos unidos por esos sueños, somos anclas de una continuidad paralela, una continuidad que fue reemplaza por lo que los historiadores han llamado edad metahullana.

Miré a Ginebra, las palabras del viejo aún resonaban en mi cabeza. Nada tenía sentido y al mismo tiempo lo tenía en absoluto.

–El ejemplar de El Mercurio de Valparaíso es auténtico, inspector–, prosiguió Grau. –Esto es lo irreal, un error de cálculo en el universo y una línea paralela imposible que no debería existir. Prat acaba de decírselo, somos anclas de la continuidad real. Por eso no podemos dormir…

–Por eso no llevamos vidas normales, con familias e hijos…–, agregó Prat.

–Pero eso está por terminar. De a poco está realidad se está fragmentando dando paso a lo verdadero, lo que tiene que ser. El periódico apareció en la biblioteca de Iquique, nadie sabe como. Cada día hay más soñadores, como nosotros, y cada día la metahulla se acerca a su inminente destrucción.

Ya no aguantaba más.

–¿Qué es esto señores, quien son ustedes, la liga de los extraordinarios lunáticos?

Condell rió y agregó que le gustaba el título.

–No–, respondió Prat–, sólo queremos salvar parte de nuestro mundo.

–Inspector–, comenzó Grau, –voy a tratar de ser sencillo. Hemos estudiado lo que está ocurriendo desde ya bastante tiempo. Con Prat comenzamos después de la guerra, Condell se incorporó luego. Las conclusiones pueden ser apresuradas, pero lo que ocurrió obedece a la estructura más compleja del universo. El tiempo y el espacio no son lineales, se mueven, se rompen, se resquebrajan, pero siempre vuelven a acomodarse. La historia está llena de estos accidentes: el diluvio universal, la torre de Babel, el hundimiento de la Atlántida, el nacimiento de Cristo. Hechos que rompen la continuidad y marcan hitos cero, puntos en el espacio. La metahulla fue uno de estos eventos, un accidente que creó una anomalía natural que desencadenó una línea paralela en la que surgió una realidad que no debería haber sido, una continuidad que nació condenada a desaparecer. El tiempo, mi amigo, siempre se abre camino y en este proceso desaparece todo lo que es antinatural.

–Pero en nuestras investigaciones–, Condell tomó la palabra, –también descubrimos que existían modos de sobrevivir a la hecatombre. Modos de saltar a la verdadera continuidad, antes de que la nuestra desapareciera por completo. Por eso lo hicimos venir, inspector, porque para abrir una puerta, necesitamos a cuatro soñadores con algo en común en la otra continuidad.

–¿Qué tengo en común con ustedes, señores?

–Todos estuvimos el 21 de Mayo de 1879 peleando en este sitio. En este lado sobrevivimos, en el otro, algunos fuimos mártires–, la voz de Prat se apagó al mirarme. –Pero usted ya lo sabe… Usted leyó el diario.

–Haber si lo entiendo almirante, me quiere decir que a pesar de saber que al otro lado usted está muerto, quiere cruzar.

–Al otro lado aún no muero, señor Uribe. El tiempo tiene distintas velocidades, sabe, y acá nuestra aceleración es mayor. Si el salto sucede hoy, apareceremos antes de que suceda el desastre de Iquique.

–Peor aún señor, lo que quiere es pasar a su muerte segura.

–No inspector, lo que quiero, lo que queremos–, miró a sus colegas, –es salvar el legado de la metahulla cuando el tiempo se reacomode.

–No comprendo, de verdad no comprendo.

–Es que–, habló Grau–, ya no hay nada más que comprender. Ya sabe lo que necesitaba saber, ahora debe ayudarnos.

–Ayudarlos a qué.

–A pasar. A que todos crucemos, señor Uribe.

–Usted y sus amigos se volvieron locos. Lo que me piden es imposible. No tengo intenciones de ayudarlos y si las tuviera no sabría como.

Condell emitió un largo suspiro.

–La metahulla es la clave, inspector–, comenzó a explicar. –Metahulla detonada en una cantidad suficiente como para romper una brecha en el espacio. Por un tiempo pensamos que con lo que movía la mano artificial de Grau bastaba, pero nos equivocamos. Necesitábamos un trozo mayor, no tan grande como para propulsar un vehículo, pero si lo suficientemente como para mover a una criatura artificial.

Miré a Ginebra, todos lo hicimos.

–Mi corazón… –, respondió ella.

Prat se le acercó y la abrazó por la espalda.

–Por eso la trajimos. Usted está aquí por dos razones, por que es el cuarto que necesitamos para saltar y porque nos ayudará a reventar el corazón de esta bella número.

–Después de todo–, fue completando Grau.–, es el único de los presentes que lleva un arma de metahulla al cinto.

–Tómela y dispárele a su compañera. Mal que mal es sólo una máquina–, indicó Condell.

–No voy a hacerlo.

Ginebra movía su cabeza confundida

–Oh, claro que lo hará–, pronunció Prat, mientras levantaba el sable que había mantenido en su mano derecha durante toda la conversación y lo ubicaba a la altura del hombro izquierdo de mi mecánica compañera.

Ginebra era incapaz de reaccionar. Dos ordenes impresas en su cerebro artificial, la primera de no defenderse de alguien de rango militar superior y la segunda, de jamás atacar a un humano, aunque ello atentara a su propia seguridad, la mantuvieron quieta, casi congelada ante los movimientos de Prat. Mentiría si dijera que no me dio pena.

–Suelte eso, almirante–, le grité, sacando mi arma de servicio y apuntándolo.

El ex capitán torció una sonrisa y hundió, con precisión cirujana, la hoja en el pecho de Ginebra. Ella emitió un monocorde, “que sucede”, incapaz de sentir dolor.

–¡Se volvió loco! Nos va a envenenar a todos con el gas de metahulla

–A menos que usted le dispare al corazón de la número–, indicó Condell.

–Seamos racionales.

–No Uribe, esta no es una época racional–, vociferó Prat, mientras rotaba el estoque para reventar el corazón de la máquina. Los ojos de Ginebra se apagaron y su mecánica estatura se derrumbó como un maniquí viejo. Su pecho se trizó y un resplandor comenzó a reflejarse en las paredes de la última habitación, bajo la popa del Huascar.

–Dispárele–, gritó Prat.

El brillo del metal verde picaba los ojos, mientras su gas nos iba envenenando poco a poco. Ya estamos muertos pensé, mientras veía el fuego de la desesperación en el rostro de mis lunáticos anfitriones. El brillo de Ginebra ya era opaco, que más daba. Jalé del gatillo.

LA BRUMA DE LA MAÑANA formaba una pálida cortina sobre la bahía de Iquique. Delante y arriba, en la cofa del palo mayor, el vigía de la Esmeralda trataba de distinguir alguna forma en medio de la neblina.

21 de Mayo, 1879.

–¿Qué hay?–, preguntó un tripulante, parado junto al mástil.

El centinela negó con la cabeza.

El marino miró a Arturo Prat, capitán de la nave, quien asomó su delgada figura por la escotilla del puente de mando. Le dijo que no había novedades.

Entonces, desde la Covadonga, nave hermana de la corbeta de Prat, enviaron el mensaje tan temido: “humos al norte”

–Humos al norte–, gritó el marinero, desesperado.

Prat volvió a asomarse en la escotilla.

–Capitán–, alarmó el muchacho, –En la Covadonga identificaron humos al norte.

Prat miró hacia el frente. La neblina no dejaba ver nada.

–El Huascar y la Independencia

–¿Cómo lo sabe señor?

–Ya estuve aquí, marino… Teniente Uribe–, me llamó.

Dejé de revisar las cartas de navegación y trepé hasta el sitio de donde Prat observaba lo que se nos venía encima. El momento tan temido estaba por llegar.

–¿Ya vienen, capitán?–, le pregunté.

–Si, inspector, ya vienen–, me respondió, llamándome por primera vez de esa manera. No lo hacía desde la mañana en que le disparé a la mujer metálica que anoche volvió a aparecerse en mis sueños. –Supongo que tampoco durmió anoche–, agregó.

–Supone bien. ¿Condell?

–Condell está listo.

–Está seguro de querer hacerlo, capitán.

–Muy seguro.

–¿Grau?

–Confío en él como en un hermano. Ya debe habernos visto, pronto comenzará sus preparativos.

–¿Entonces?

Arturo Prat me miró fijo y sonrió.

–Entonces, inspector Uribe, ya conoce sus ordenes. Que los hombres coman. Vea que eso se haga rápido, luego venga a mi camarote…

Se dio vueltas y bajó hacia el interior de la nave. Antes de llegar al último escalón terminó la frase.

–Tengo tres balas de metahulla para su fusil. Supongo que sabe usarlas bien.

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