Mejorando el vecindario

En 1999 y 2000, la prestigiosa revista científica Nature presentó una nueva sección de artículos titulada Futures, una popular serie de breves relatos (unos tres cuartos de página, por lo general) de ciencia ficción sobre lo que el nuevo milenio tenía para ofrecer. Una segunda temporada de Futures (que será próximamente recopilada en una antología) fue publicada en 2005 y 2006, con la participación de autores de renombre tales como Bruce Sterling, Norman Spinrad, Stephen Baxter y Vonda N. McIntyre.

A continuación presentamos la contribución de Arthur C. Clarke a Futures, un breve texto publicado en el número 19 del volumen 402 de Nature, el 4 de noviembre de 1999.


Mejorando el vecindario

Arthur C. Clarke
Traducción: Guayec Perdomo

Al fin, después de numerosas hazañas en el campo del procesamiento de la información que llevaron nuestros recursos hasta el límite, hemos resuelto el ancestral misterio de la Doble Nova. Incluso después de tanto tiempo, solo hemos interpretado una pequeña fracción de los mensajes ópticos y radiales de la cultura que tan espectacularmente pereció. Pero los hechos más importantes, asombrosos como son, parecen estar más allá de toda disputa.

Nuestros desaparecidos vecinos evolucionaron en un mundo muy similar a nuestro propio planeta, a una distancia de su sol a la que el agua se encontraba normalmente en estado líquido. Tras un largo periodo de barbarismo, comenzaron a desarrollar tecnologías utilizando los materiales y fuentes de energía disponibles. Sus primeras máquinas, como las nuestras, dependían de reacciones químicas que involucraban los elementos hidrógeno, carbono y oxígeno.

Inevitablemente, construyeron vehículos para moverse sobre la tierra y el mar, así como a través de la atmósfera y en el espacio. Después del descubrimiento de la electricidad, rápidamente desarrollaron dispositivos de telecomunicaciones, incluyendo los radiotransmisores que nos alertaron de su existencia por primera vez. Aunque las imágenes móviles entregadas en sus mensajes nos revelaron su apariencia y comportamiento, la mayor parte de nuestra comprensión sobre su historia y eventual final deriva de los complejos símbolos que utilizaban para grabar la información.

Poco antes del fin, se enfrentaron a una crisis energética, gatillada en parte por su enorme tamaño físico y violenta actividad. Por un tiempo, el uso extendido de la fisión del uranio y la fusión del hidrógeno pospuso lo inevitable. Entonces, apremiados por la necesidad, hicieron intentos desesperados por encontrar alternativas superiores. Tras varias partidas en falso, que involucraban reacciones nucleares a bajas temperaturas de innegable interés científico pero escaso valor práctico, tuvieron éxito al descubrir las fluctuaciones cuánticas que tienen lugar en las mismas bases del espacio-tiempo. Esto les permitió acceder a una fuente de energía virtualmente inagotable.

Lo que ocurrió a continuación es aún una conjetura. Puede haber sido un accidente industrial, o un intento por parte de una de sus muchas organizaciones competidoras de ganar ventaja sobre otra. En cualquier caso, el mal uso de las fuerzas últimas del Universo causó un cataclismo que detonó su propio planeta y, muy poco después, su único y enorme satélite.

Aunque la aniquilación de cualquier número de seres inteligentes depería ser deplorada, es imposible sentir demasiada lástima en este caso particular. La historia de estas gigantescas criaturas contiene innumerables episodios de violencia, contra su propia especie y las numerosas otras que ocupaban su planeta. La posibilidad de que hubieran realizado la transición necesaria, como hicimos nosotros hace eones, desde una consciencia basada en el carbono a una basada en el germanio, ha sido motivo de intenso debate. Es bastante sorprendente todo lo que fueron capaces de lograr, siendo masivas entidades individuales que intercambiaban información a una velocidad patética, ¡a menudo mediante vibraciones de corto alcance en su atmósfera!
Aparentemente se encontraban a punto de desarrollar la tecnología necesaria que les hubiera permitido abandonar sus torpes cuerpos sostenidos químicamente, logrando así una múltiple conectividad. De haber tenido éxito, podrían haberse convertido en una seria amenaza para todas las civilizaciones de nuestro Cúmulo Local.

Asegurémonos de que no vuelva a producirse una situación similar.