Death Ray

Bitácora 1974

1.1- Por fin ha ocurrido, el Museo de Ciencias Físicas de la Universidad de Valdivia anunció la compra del rayo de energía directa de Nicola Tesla. Este rayo, también conocido como el rayo de la muerte, fue la gran vergüenza pública de Tesla. En 1904, el físico-inventor había anunciado que su rayo electrostático tenía el potencial de aniquilar ejércitos numerosos, incluso aseveraba que podía obliterar ciudades enteras. La fascinación del público norteamericano terminó en decepción dado que jamás pudo concretar una prueba verificable de los efectos del rayo de la muerte. Años después, algunos alegaron que el aparato de Tesla había sido responsable por el Evento de Tunguska.

1.2- Fue más fácil de lo que creíamos. Anoche entramos al museo, el sereno estaba solo, le entregamos la cantidad acordada, nos abrió y en menos de media hora logramos extraer el componente nucleico del rayo. Dejamos en su lugar una réplica que habíamos construido, basándonos en los bosquejos que aparecían en un fascículo de la revista Muy Interesante. Nos salió bien, de lo que yo sé, jamás se supo que la pieza faltaba.

1.3- Esta es la tercera semana que llevamos en la Patagonia. La torre está casi lista, hemos reconstruido el rayo. Pronto todo estará en su lugar. No trajimos suficiente alimento, debemos apresurarnos.

1.4- Ya está. Los demás se han ido. Me rasuré la cabeza. Acabo de abotonarme el delantal blanco y me he puesto el monóculo y los guantes de goma negra, me llegan hasta los codos. Tanto silencio. Estoy completamente aislado, sin tele, sin radio… nada. Voy a encender la torre.

1.5- Ha comenzado. Hasta ahora he descargado el rayo sobre tres ciudades: Tokio, Montreal y Melbourne. No sé por qué escogí esas tres, fue al azar creo… No tengo acceso a los medios, así que paso el día imaginándome el pánico que he causado. Ahora… algo más cercano.

1.6- Recalibré el rayo. Apunta a Santiago. La palanca espera. Es mi última descarga. Cuando todo haya terminado, de seguro querrán saber por qué he hecho esto… no sé bien… digo, la explicación que daré es la siguiente: hice lo que hice porque pude.

No sabrán más de mí.

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