Lo absoluto (primera parte)

Los guardianes de la Eternidad, esos hombres que viajan entre los diferentes planos de la realidad intentando arreglar las cosas de acuerdo a un sistema moral relativo al homo-sapiens, descubren una regularidad portentosa.

En todos los planos de realidad Pinochet muere a los 91 años, sin haber sido condenado por las instituciones legales, aplaudido y rodeado de su familia. En todos los planos de realidad, y en todos los tiempos de la historia, en todos las naciones de todos los continentes colonizados por esta desnuda raza de primates superiores, en todos los corazones, tienen sentido las palabras del hijo de Macduff extraídas del Macbeth, de Shakespeare:

Hijo: ¿Y deben ser colgados todos los traidores?
Lady Macduff: Todos.
Hijo: ¿Y quién los colgará?
Lady Macduff: Pues los hombres honestos.
Hijo: Entonces los traidores son unos tontos, porque hay suficientes traidores como para derrotar a los hombres honestos y colgarlos a ellos.

En todos los planos de realidad las miles de declaraciones, cantos, himnos, calumnias, diatribas, juramentos, maldiciones y quejas se estrellan contra el maligno exceso del mal, mientras el núcleo del mal sigue actuando entre las sombras a la espera del inexistente juicio final.

En Plaza Italia bailan (en nuestras casas bailamos todos), felices de tener a un mezquino malvado a quien maldecir para que nuestra propia maldad y mezquindad palidezcan por contraste.

ULTIMA HORA!!!!!


ULTIMA HORA!!!!!!!!!!!
Un avión de las Fuerzas Armadas de Chile fue detenido en el aeropuerto de Ushuaia, patagonia argentina, acusado de invadir espacio aéreo sin autorización. En su interior fue encontrado un cuerpo en una cápsula de vacío y sumergido en vapor de hidrógeno. El gobierno local no ha querido dar más informaciones. La bitácora de vuelo indicaba que el cuerpo era llevado a una base chilena en la antártica, cuando el avión sufrió un desperfecto en uno de sus motores y se vieron obligados a aterrizar de emergencia. Los pilotos, de origen alemán, tuvieron que ser reducidos por la fuerza debido a la extrema violencia con que defendían su derecho a volar inmediatamente a destino.

AP(Reuteres) 10 de diciembre de 2006

Requiescat

A los 91 años fallece el ex-dictador de Chile, Augusto José Ramón Pinochet Ugarte, en el Hospital Militar. Sus pocos adherentes van a pagar sus últimos respetos, mientras que unos pocos fanáticos congregados en la puerta desde su ingreso lloran desconsoladamente. Puede verse entre ellos a un niño de dos años vestido de militar, con una chapita de los mejores años del anciano dictador.

Los prolongados esfuerzos por llevarlo a juicio por sus desfalcos durante su prolongado mandato fallaron miserablemente. Desde una micro, un joven ingeniero le dice a su padre, con una sonrisa: «Cuando llegue le van a decir Te estábamos esperando desde el ’86, pues hombre. Te tomaste tu tiempo.«

Una anciana con una bolsa de pan se detiene en la intersección de dos calles de La Victoria y refunfuña: Qué juicio histórico ni nada; ese ya se hizo, reanundando su caminata; el pan se enfría. En Europa los exiliados copan las agencias de viajes queriendo regresar a Chile a asistir a los funerales (sólo para asegurarse, dice uno).

Tanto va el cántaro al agua que al final se rompe, le dice a su hijo una doctora en alusión a los repetidos escapes del dictador en cuanto había señales de posible juicio. En el Partido Comunista ni siquiera se destapan champañas.

Ancianos miembros de la UDI y Renovación Nacional lloran abrazados en los pasillos, mientras que unos más jóvenes e impetuosos analizan la contingencia, ya que no tendrán que esconder simpatías inexistentes ni cargar con lastres odiosos. Ahora sí, piensa uno, podremos hacer lo que queremos sin tener que defender lo indefendible.

Un visionario en un café, unos días después, se pregunta mientras lee los diarios ¿Qué sucederá ahora con la política? ¿Progresaremos? El futuro no está escrito.

Servicio Médico Legal revela informe de autopsia de Pinochet

Santiago de Chile (Reuters). Estupor nacional ha causado los detalles del informe del Servicio Médico Legal, la entidad estatal a cargo de la análisis póstumo de Augusto Pinochet. Los resultados de la autopsia revelaron que la insuficiencia cardio-respiratoria que sufrió el pasado 3 de diciembre y que acabó con su vida, tuvo su origen en un decaimiento global de su actividad celular. Dicho decaimiento acelarado se ha replicado en unos pocos casos alrededor del mundo, entre otros pocos pacientes, la oveja Dolly.

Las reacciones frente a esta noticia han sido diversas. Mientras la mayoría de la población expresa su absoluta sorpresa, grupos conspiranoios y de tendencia liberal han alzado la voz para expresar que sus sospechas finalmente fueron confirmadas. Han liberado documentos, que en algún momento fueron considerados muy poco imaginativos relatos de ciencia ficción, en donde se habla de un plan secreto de perpetuación en el poder de Pinochet. Este plan habría sido activado la misma noche del supuesto asesinato del dictador en Carrizal Bajo. Mediante una oportuna y hábil maniobra, el clon de Augusto Pinochet habría tomado el poder en forma transparente.

El portavoz del grupo conspiranoio, de iniciales A.A., apunta que la enfermedad de Pinochet que lo retuvo en Londres fue el comienzo de los malestares producidos por una tecnología de clonación imperfecta. Con el informe del Servicio Médico Legal, agrega A.A., se confirma la sospecha: Desde 1986 tuvimos un clon como presidente, general en jefe del ejército y, finalmente, senador vitalicio.

Noticia en desarrollo.

Extra!, Extra!


Santiago de Chile, 24 de noviembre de 2006, 19:38 (Reuteres).

Marco Antonio Pinochet declaró que Augusto Pinochet Ugarte, su padre, habría muerto!!!
El abogado de 44 años, citó a los medios a una conferencia de prensa en la Fundación Augusto Pinochet para dar detalles sobre el rumor que, a horas de esta mañana, había invadido las redacciones de los medios informativo.
Para sorpresa de todos, Marco Antonio Pinochet confirmó la muerte del ex-dictador en los siguientes términos:
«Hoy, a las 6:35 de la mañana, falleció en su cama tras una larga noche de sufrimiento, la persona que decía llamarse Augusto Pinochet Ugarte. Antes de morir, confirmó una sospecha que la familia tenía desde hacía años atrás. Se hizo presente el albacea de su testamento y nos comentó la información que ustedes también han recibido». Acto seguido se puso de pie y salió sin dar más declaraciones.
Las reacciones fueron inmediatas. La Agrupación de familiares de detenidos desaparecidos alega que es una treta para eludir responsabilidades, las agrupaciones pro-gobierno militar desconocen la veracidad de las afirmaciones y se declaran en alerta para defender la herencia del General Pinochet. Los partidos políticos no emitieron declaraciones y el gobierno confirmó que no habrán funerales de estado para el ex dictador, hasta esta mañana procesado por diversos cargos.
La Democracia Cristiana, principal partido aludido en la declaración, no hizo comentarios pero adelantó querella por injurias. Su presidenta, Soledad Alvear, acusó intento de asesinato político y anunció una conferencia de prensa para mañana a las 10:00 AM.
En términos resumidos, la declaración asegura que Augusto Pinochet Ugarte habría muerto en el atentado a su persona, ejecutado por el Frente Patriótico Manuel Rodríguez en 1986, y que habría sido suplantado en el cargo por uno de sus doppelganger cultivados en Colonia Dignidad por biólogos alemanes refugiados. La Democracia Cristiana, que perseguía alcanzar el poder por la vía democrática una vez caído el gobierno militar, al enterarse de su muerte vió en peligro sus pretensiones al vislumbrar la posibilidad cierta de una guerra civil, luego de la muerte de Pinochet y una toma del poder del socialismo duro por la vía armada. El presidente del partido se habría reunido con los militares y les habría entregado información acerca de Carrizal Bajo, a cambio del compromiso de una salida democrática en el corto plazo y la condición de entregarle el mando a un candidato de la Democracia Cristiana. A su vez, tomaron el compromiso de jamás revelar la naturaleza ficticia del golem que asumiría el mando. Solo el perro de Pinochet, sacrificado en su momento, se dió cuenta de la irregularidad. Algunas pequeñas incoherencias despertaron sospechas de sus familiares más directos, pero el secreto se mantuvo sin mayores contratiempos.
El incidente de Londres fue decidor. El doppelganger intentó decir su verdad, pero los magos ingleses que vigilaron durante años a su gobierno, lo inmovilizaron y lo reprogramaron antes de devolverlo a Chile.
Suponen que los verdaderos restos de Pinochet se encuentran dentro de la pared de concreto de la represa de Alto Bío Bío, un punto mágico del territorio y frontera del país nuevo que comienza a construirse secretamente en el sur de Chile.

Pisagua

Estoy a punto de perder la cuenta. Debe ser el día veintiuno o veintidós. ¿Importa realmente? Ya se me ha formado la barba desde el mentón hasta donde empiezan los pómulos, mi cabello está muy graso y siento que las axilas más parecen una cañería de la peor de las poblaciones de esta mierda de país. Necesito un cigarrillo, soy capaz de cualquier cosa por aspirar aunque sea una mísera piteada del humo de un cigarrillo. Pero sé que es imposible. En mi condición de prisionero no puedo exigir ni siquiera un pedazo de papel para limpiarme el culo después de cagar. No tengo idea de la hora que es, en este lugar siempre está oscuro, o como oscureciendo, es algo muy extraño… Nosotros lo sabíamos, yo lo sabía, tenía grandes cosas planeadas para este sitio, hacerlo pasar a la historia de ese país que imaginé. Hasta ahora sólo había sido ocupado para torturar a un centenar de sucios peruanos en los tiempos de La Guerra del Pacífico y a uno que otro asesino durante el gobierno de Ibáñez del Campo. Es que el sueño de todo militar es tener un campo de concentración, de eso no hay duda. También necesito agua potable, olvidarme de este verdadero desierto al costado del mar, por un rato y sentir que todo está bien. En cualquier momento la tierra volverá a mecerse, a crujir, a gruñir, y sabremos, los que quedamos, que otro de nosotros habrá partido. Así ha sido desde el principio, una vez al día viene un soldado y se lleva a uno de nosotros a la caverna ubicada en el tercer monte a la derecha, se escuchan los gritos desgarradores del escogido, y luego, todo se confunde en un zumbido estremecedor, tiembla muy fuerte, tanto que caemos al suelo y finalmente sale sólo el soldado, sin victima, sin prisionero. Tengo la teoría de que la tierra se los devora, de que acá se descubrió un pozo que comunica directamente con el estómago del mundo. Está haciendo demasiado calor, mis manos están atadas con esposas a mi espalda, y marcho lentamente entre mis compañeros, formando un tren humano de cuerpos decrépitos. A nuestros costados hay uniformados, nos gritan. Uno de ellos me apura, lo miro, lo detesto, me aproximo y le escupo en el rostro. El soldado me manda de un culatazo al suelo. Se acerca y empieza a golpearme la cara con su puño izquierdo, una y otra vez. Le digo que es un pendejo de mierda, que debería tenerme respeto, hijo de puta, y le pregunto que si acaso sabe quién soy. Se detiene. Me mira y me dice que sí, que el traidor más grande que haya tenido la patria. Soy Augusto Pinochet, intenté cambiar la situación de este maldito país, pero fui traicionado en el último momento. Imaginé que las cosas podían ser distintas, que las Fuerzas Armadas creerían más en mí que en el desgraciado de Carlos Prats. Ahora soy castigado injustamente, porque no conseguí los aliados suficientes como para dar vuelta las cosas. Ahora lo recuerdo mejor: hoy es seis de octubre de 1973.

la obra literaria de Augusto Pinochet

«Villa Grimaldi, la antología de cuentos que publicó Augusto Pinochet durante el gobierno de Allende es un hiato destacable en su producción. Las razones son varias: por un lado venía a romper el silencio en que se había sumido el autor desde principios de la década de los 50; segundo, señala su compromiso con el gobierno de la Unidad Popular; y tercero, daba muestras de una versatilidad de estilos y un aprendizaje de las técnicas narrativas inaudito en un autor de su edad. Ya entrado en la cincuentena Pinochet adscribe estilísticamente a la corriente de los novísimo narratore, como señalaría Cedomil Goic en su periodización de la literatura latinoamericana. En Villa Grimaldi hay ecos de la literatura beat yanqui, del gesto antipoético parriano y hasta retazos del compromiso social de la generación del ‘38. Publicado en 1971 resulta ser un texto que entra en perfecta sintonía con los de los autores más jóvenes como Tiro Libre de Antonio Skármeta y Concentración de bicicletas de Carlos Olivarez. Mirado en relación a su época, los cuentos de Pinochet dan cuenta de la estética paulista que vino a imperar en las formas de representar el mundo para los narradores chilenos, después de la reforma universitaria.
Pinochet crea viñetas vívidas de la época y para eso se sirve de los recursos que tenga a mano: la corriente de conciencia en “Chasqui”, la historia de un universitario prostituto torturado por su amante; el juego con los márgenes en “Yupanqui”, donde una mujer de clase popular narra detalladamente los abusos a los que la somete su patrón; el recuento bibliográfico en “Sales de baño” trata de la imposibilidad de un adolescente de encontrar la foto de su padre, para luego enterarse de que es uno de los asesinados en la masacre del Seguro Obrero. Heterógea, la antología trabaja con la idea de la formulación de un paisaje urbano y no se priva de las citas al contexto. Desfilan desde alusiones a la música popular (la Nueva Ola, el primer disco del Pollo Fuentes, los pretty faces criollos) hasta juegos/homenajes literarios donde se hace referencia a la cultura beat (en “Máquinas parlantes” hay un largo diálogo de Lawrence Ferlinghetti con Allen Ginsberg en la librería City Ligths de San Francisco, donde éste refiere sus experiencias en un Santiago de Chile gris, donde aún rondaba el criollismo) pasando por guiños políticos de compromiso con la izquierda (epígrafes sacados de discursos de Allende, Mario Palestro y Edwin Juica).
“El color del canario” es el cuento más logrado de un libro tan sólido como necesario.
En dicho relato se mezcla la obsesión por la modernidad del autor con sus resabios militares. Las vicisitudes de Cayo C., un soldado expulsado del ejército por conducta indecorosa operan a nivel simbólico como señas que remiten al desmoromiento institucional chileno. Cayo C. no sólo es expulsado del ejército sino que participa activamente en un proceso de sedición de las tropas.
Las citas a Patria y Libertad y el asesinato de Schneider apenas están diluidas en la trama y la escritura templa con vigor la melancolía: “Cayo miró por los barrotes al pelotón que hacía sus prácticas de guerra en el patio, esa mañana. Recordó que le gustaba ser uno de ellos y que disfrutaba de participar en esas maniobras. Se sentía parte de algo en ese entonces, reflexionó. Acercó su cabeza al agujero infecto que llamaban ventana y escuchó los gritos de odio a Perú que entonaban los conscriptos como único mantra mientras pensaba en la compleja trama que lo había llevado a donde estaba, en cada uno de sus meandros de sangre y odio. Siguió mirando por la ventana un rato. Cuando se cansó de la visión se tiró en el colchón pulgoso que hacía de cama. Deseó tener un cigarrillo…”

Urzúa, Ignacio. Las mejores obras literarias chilenas. Ed. Universitaria, Santiago, 1992