Llevo 3 semanas y 5 días caminando a través de Santiago, o mejor dicho, lo que queda de Santiago…
En varias ocasiones me he encontrado con una alfombra de cuerpos inertes sobre el pavimento. Mujeres, niños, perros, abuelos, carabineros, oficinistas, políticos, nadie se salvó.
He gritado por toda la ciudad (y en la carretera), no hay respuesta, sólo el silencio, este maldito silencio…
-¿Será posible de que sea el único?-
He llorado varias veces, pero ya no de pena ni de rabia, sino para que el sonido de mi llanto acompañe mis pasos…
Iré al sur, alguna vez escuché que sería un lugar seguro en caso de un desastre nuclear, aunque dudo que eso haya sido lo que pasó.
Si no hay nada intentaré cruzar a Argentina y de ahí seguir al norte, hasta que encuentre a alguien, alguien que me explique que cresta está pasando o para que simplemente me haga compañía.
Recogí unas latas de comida y unas botellas de agua de las ruinas de un Líder y unos trozos de pan con sésamo que encontré en un Mac Donald. Antes de partir dejé un mensaje con unas latas de pintura en la Alameda, en los túneles del metro y en el monumento de la Plaza Italia que, extrañamente, aún se mantenía erguido.
«Seguí al sur por la carretera, no he encontrado a nadie, esperaré un par de semanas en Osorno antes de seguir»
Puse mi nombre y lo que creo que es la fecha de hoy 14/01/07.
Recordé el tema de la película «Midnight Cowboy», comienzo a silbarlo mientras aparece la carretera en el horizonte…