Nos colgamos de la pregunta fundamental sobre la existencia freak. ¿Se nace o se hace?. Decidimos plantearlo de forma más difícil y nos remitimos a una nena freak:. ¿Presentan un perfil definido? ¿Cuáles son los hitos que la marcan? ¿Son diferentes de sus símiles hombres?
Junto a Francisca Solar tratamos de responder estas preguntas y, como era la idea, terminamos hablando de pequeñas confidencias. Abocada a los libros desde muy pequeña el perfil de ñoña se encontraba íntimamente ligado al aislamiento, la obsesión por lo sobrenatural y la precocidad. La identidad freak se adosó a ella como una enfermedad indeseable pero, con el tiempo, se transformó en un rasgo distintivo y singular que eligió adoptar. Suena familiar. Quizás nos encontramos con un prototipo de la feminidad freak, alejada de los estereotipos que la asocian con la inestabilidad mental. Un espacio donde convergen la intuición y lo morboso. La delicadeza de la mano con las guaguas momificadas.
¿A: Comencemos por tu novela recién publicada, la Séptima M. Esta está basada en hechos reales que sucedieron en el sur de Chile, en Aysén. ¿Qué nos puedes decir del lugar que te inspiró para hacer tu novela?
F: En Aysén hay una importante percepción de abandono. Están abandonados legalmente, civilmente, por todos lados. Tienen unos parajes maravillosos, un turismo virgen que bien administrado podría generar muchísimos recursos. Pero no se sienten chilenos. Lo primero que me llamó la atención sobre Aysén fueron los suicidios. Partieron el ´97 y recién el 2001 salió una pequeñísima noticia en La Nación, creo.
A: ¿Pasó algo con tu novela y la gente cercana al caso?
F: Cuando fui a escena a reportear traté de dejar claro a todos con los que hablaba que yo no estaba haciendo un reportaje ni un libro periodístico.Yo estaba haciendo una novela, un intento por ficcionalizar esto. Pero para ficcionalizarlo necesitaba saber de verdad lo que estaba pasando. En un momento me costó que entendieran mi idea pero, en general, la gente estaba súper dispuesta a darme información con tal de que esto se supiera. Como fuera. Como parodia, como novela, como fuera pero que se supiera.
A: ¿Y cómo nacen en ti las ganas de escribir sobre esos suicidios, sobre ese tema?
F: Como te digo, recién el 2001 se supo un par de cosas. Yo le encontraba atractivo al hecho que fueran suicidios en serie y que, en el fondo, no tuvieran “explicación”. Se hablaba de gente depresiva o drogada. En el minuto en el que, efectivamente, decidí seguir el caso fue cuando la ministra en visita en ese momento, la ministra Araneda, dio una conferencia de prensa diciendo que, para ella, la solución del caso era enrejar el puente General Ibáñez, el puente de Puerto Aysén, porque estaba endemoniado y que “llamaba a los jóvenes a lanzarse al río”. Yo pensé que si la ministra en visita del caso dice eso con, en ese minuto, 12 suicidios, es porque algo estaba pasando. Seguí el caso desde Santiago y se me dio la oportunidad, un verano, de ir a Puerto Aysén. Pasé unas semanas allá y saqué muchas fotos. Parece un pueblo fantasma. Calles y calles y calles con casas abandonadas, tapiadas, con muy poca gente. Mucha lluvia. Llueve 300 de los 365 días de año.
S. ¿Tú lograste acercarte a alguna especie de explicación del fenómeno o supiste de alguien más que le diera alguna explicación?
F: Que yo sepa no. No parecía haber interés. 12 suicidios en Puerto Aysén, no le importan a nadie. La “solución del caso” es súper clara, para todos, y tiene que ver con una red de narcotráfico donde está metido todo el mundo. Piensa que el desempleo y el analfabetismo son altísimos por la deserción escolar. No hay ninguna fuente de ingreso excepto la droga. Y en el asunto están metidos gente de investigaciones, militares, o sea, obviamente es un caso que está entorpecido por todos lados porque nadie quiere que se sepa. Las muertes son asesinatos de testigos claves o gente que se quizo salir de la red.
S: ¿Es primera vez que a ti te llama la atención este tipo de noticias. Casos sin resolver, paranormales?
F: No, toda la vida. Desde chica yo recortaba noticias de casos sin resolver. Me encantaban. Y lo paranormal es lo primero que se relaciona a lo “sin resolver”. Me encanta el “Semanario de lo Insólito”. Esas noticias sobre guaguas momificadas, el tipo que sobrevivió en la nieve comiéndose la ropa. Nunca he podido olvidar la portada que trataba de una mujer de 60 años que fue al médico porque se pensó que tenía apendicitis y resulta que tenía una guagua momificada de 30 y tantos años. Había estado embarazada, nunca supo y el feto había muerto. Me he nutrido mucho de esos casos que al final tú no sabes si son verdaderos o no, pero son muy entretenidos. Bueno, mi segunda novela está inspirada en un caso aparecido ahí.
S: ¿Te ha sucedido algún fenómeno sobrenatural, paranormal en tu vida que recuerdes?
F: Con extraterrestres ninguno, por más que quiera. Estoy convencida que mientras más creas menos se te aparecen. Pero tuve una especie de premonición cuando nació mi hermano más chico que va a cumplir 12 años. Tiene Síndrome de Down. Una horas antes de que él naciera tengo una especie de visión, como soñar despierta, donde estoy protegiendo a un niño con Síndrome de Down en mi sala de clases, de los insultos de mis compañeros. Fue un segundo, y me llamó mucho la atención.. Una hora y media hora después nace mi hermano chico. Yo lo recibí con una paz enorme porque, en cierto modo, yo ya sabía que él venía. Esa ha sido la única experiencia que he tenido. Pero a pesar de que es la única que he tenido yo estoy convencida que pasa, que sucede.
S: En una entrevista leí que decías que el fanfic era tu escuela. ¿Nos puedes contar sobre eso?
F: Yo desarrollé mi escritura por el fanfic. Nunca participé en ningún concurso, nunca estuve en un taller literario. Empecé a escribir a los 13 años, y en buena medida fue porque llegó Internet a mi colegio. Yo, como fanática de los Archivos Secretos X empecé a buscar información de la serie y me encontré con algo llamado fanfiction. En esta páginas personas escribían sus propias historias sobre la serie. Era un forma muy fácil, muy entretenida de desarrollar pluma y de hablar de algo que te volaba la cabeza. Me sentí como si me hubieran regalado el sueño del pibe. Y empecé a escribir de inmediato. Esta es una práctica que es con seudónimo y no lo haces por plata ni por gloria sino por diversión. El único objetivo es recibir feedback porque las críticas se hacen en una relación de pares. Eso, en el fanfic, se valora muchísimo. Todos estos años recibiendo esas críticas, esos malos comentarios y buenos comentarios fue lo que me permitió escribir como escribo ahora. Y obviamente seguir puliéndome. La gente que me ha leído toda la vida es la gente que me lee ahora.
A: Hablemos un poco de cuando eras niña. De alguna manera ¿te sentías diferente al resto? ¿Cómo lo pasaste de niña?
F: Siempre me he sentido distinta. Ahora yo lo tengo más asumido, por eso me pesa menos.Creo que lo pasé peor que otras niñas pero me sirvió. Yo pasaba todos mis recreos desde 1° a 5° básico en la biblioteca. Leyendo, leyendo, leyendo. Me gustaban las palabras nuevas y aprenderme su significado. En ese sentido no me quejo. Lo pasaba muy bien leyendo y haciendo listas de palabras y ejercitando en ese sentido. Me sirvió mucho porque hoy hago charlas en distintos colegios donde me invitan para entregar mi experiencia de cómo la lectura me cambió la vida, cognitivamente. Estoy convencida de que a mí me ha ido muy bien intelectualmente en la vida por todo lo que yo leí. La lectura te permite incorporar un montón de habilidades. Pero es tan poco lo que se lee en Chile, tan poco lo que se comprende lo que se lee que todas esas técnicas no existen, que a los niños hay que enseñárselas aparte.
A: Después, en la adolescencia. ¿Cómo te fue?
F: Ahí confluyeron varias cosas. Yo era de esas niñas con anteojos poto de botella, tridimensionales. Y a fines de cuarto básico llegaron a Chile los lentes orgánicos. En el momento en que me saqué los lentes me surgieron un montón de amigas. Y yo soy rencorosa porque tengo buena memoria. Quinto básico fue un año bastante difícil porque yo estuve muy dividida entre aceptar la propuesta de “vamos a jugar” o negarme. Dejar mi refugio en la biblioteca después de tantos años era una decisión difícil. Pero empecé a congeniarlos. Fue cuando dejé de pasar los recreos en la biblioteca que empecé a escribir.
S: ¿Alguna vez te clasificaron como “ñoña”?
F: Nerd, Freak, Geek. Obvio, toda la vida. Pero ahora lo llevo como un estandarte.
S: ¿Tú crees que eso está relacionado con la soledad, con el vuelco hacia lo fantástico, con los libros?
F: Obvio, todo tiene que ver con todo. Tú te sientes diferente y el resto se encarga de recordarte a cada segundo lo diferente que eres. Y eso te provoca un aislamiento porque nadie quiere estar metida en un grupo donde te molesten todo el rato. Para mí la lectura era entrar a un mundo paralelo muchísimo más acogedor que mi realidad. No sólo encontré en la lectura una vía de escape sino que me encontré con las letras, me enamoré de la estética de las letras. Esa, por muchos años, fue la única relación que tenía con mis compañeros; les cambiaba mi tarea de matemáticas por los cuadernos de caligrafía.
S: ¿Tú crees hay más hombres “ñoños” que mujeres?
F: Yo creo que tiene que ver con un concepto muy machista de esta sociedad. Es más lapidario socialmente ser un hombre freak que una mujer freak. A las mujeres como que las dejan ser. Pero a los hombres les piden que se ubiquen y que cambien.
Yo he vivido toda mi vida con el epíteto de freak o geek, que en un momento pesa un montón, sobre todo cuando uno es más chica, los niños son súper crueles. Pero ya llega un momento en que te das cuenta de que es parte de tu identidad. Y que no tiene nada de malo. No te hace menos persona o menos valioso.
A: ¿Cómo llegaste a esa conclusión?
F: Escribir fanfics me ayudó. Encontrar, a través de Internet, que había gente en todo el mundo que tenía mis mismos gustos, que no estaba sola. En el minuto en que encontré a un grupo de gente, en mi mismo país, en mi misma ciudad, que se reunía a ver episodios de los Archivos Secretos X se me abrió el mundo. Me refugié mucho en eso, mucho tiempo. Yo creo que todavía estamos en esa transición, en una sociedad en que lo burlesco se concentra en lo distinto. Creo que es una transición que todavía se está haciendo en el país y es un poco la bandera de lucha que yo llevo, de poder decir o validar lo diferente. De que lo diferente a ti es, simplemente, otra mirada. Igual de válida, igual de real. Lo que intento hacer con mis novelas es presentar una estructura que rompe bastante con el canon, sobre todo con el de la novela tradicional latinoamericana. Yo quiero abrir otro camino, paralelo. No tiene que ver con que uno salga para aplastar al otro o que tenga que sobrevivir solo uno, que es una mentalidad súper chilena. Yo creo que pueden existir dos buenos a la vez.
S: Francisca, de los millones de fanfic writers que están en la red ¿por qué piensas que fuiste tú la elegida para entrar al sistema pagado, formal de la escritura?
F: Todavía no lo se. Cuando uno empieza a escribir fanfiction, lo hace por dos razones; por diversión, desahogo de fan y para poder desarrollar la escritura. Pero estás en un campo de non profit. Aquí nadie gana nada y eso es algo transversal, mi excepción confirma la regla. En relación a mi fanfic, creo que se dieron muchas cosas para que resaltara. No por la calidad propiamente de la escritura sino por el contexto en el que se publicó. Yo hice un fanfic de un libro aún no publicado en español, lo que es muy raro. Por eso cuando salió la versión en español del quinto libro de Harry Potter yo tenía un fanfic homologable a un sexto libro. Eso por una parte. Llamé la atención. El otro punto es que muy pocos fanfics se dan la lata de cubrir todas las aristas que tiene un libro de Harry Potter; el misterio central, el transversal, la vida de los profesores, todo el año académico propiamente, la vida de cada personaje y la evolución de cada uno con la relaciones ya anteriores. Y yo empecé a darme esa lata. Ya en febrero cuando la gente leyó el quinto tomo y se encontró con mi fanfic, muchísimos de ellos se confundieron y pensaron que estaban ante el sexto libro original. Y comenzó a correrse la voz, que es la forma más rápida de hacer saber algo. Y un día salió una noticia muy chica en el Mercurio, sobre mí. Pocos días después se dispararon las visitas y me botaron la página. Una amiga, que administra el foro de Archivos Secretos X en español, me hizo una página para colocar mi fanfic. Actualmente tengo casi 300.000 lectores pero tengo claro que la gente que lee mi fanfic no son fans míos sino de Rowling y de Harry Potter. Leen lo mío como merchandising.
S: ¿Y tú novela, por la temática, sería una forma de despegarte un poco de esto?
F: Sí. Cuando tuve las ofertas de la editorial creían que yo escribía fantasía épica. Yo sostuve que escribía otra cosa y les presenté mi proyecto, que aceptaron igual. Me quería desmarcar de la fantasía épica porque hoy en día es lo más fácil, tiene muchos seguidores, pero yo creo que se va a agotar pronto, si es que no está agotado ya.
A: ¿has hecho cosplay alguna vez?
F: De Scully, obvio. Una vez fuimos a un programa para Halloween. Y para los estrenos de Harry Potter yo tengo mi capa, la varita y la corbata.
S: ¿Aún eres fanática de algo?
F: Obvio. Expedientes Secretos X y Harry Potter. Fiel a mis dos fanatismos. A Expedientes X les debo todo. Por ellos encontré el fanfic, no me canso de verlos…
A: ¿Qué personaje te gusta más?
F: ¿De la serie? Obviamente Mulder es más atractivo pero a mí me gusta más Scully, me gusta mucho su personaje. No me basé en Scully para hacer a Sophie (protagonista de la Séptima M) pero quería ir para allá.
S: ¿Algo más que nos quieras contar?
F: El segundo tomo de la saga sale ahora en septiembre. No puedo decir cómo se llama solo que es la continuación y que está inspirado en un caso real que ocurrió en Perú, en la frontera amazónica. Pero la novela esta ambientada en Colombia. Es el mismo panorama, se podría decir, la traté en Colombia porque la crucé con la realidad de las FARC.
A: Bueno, ha sido súper entretenido conocerte. Muchas gracias por todo.