-¿Qué guerra? -pregunté.
Me miró extrañado
-¿Cómo qué guerra? La Gran Guerra Polar.
-¿Eh?
-¿Ya no les enseñan nada en los colegios? Supongo que has oído de la Batalla Glaciar… Vamos, tú sabes, ese batallón de Punta Arenas que combatió ferozmente contra los Sub-Antárticos. Quedaron sólo tres para contar lo ocurrido.
-Em…
No tenía la más mínima idea de lo que me hablaba.
-¿Me estás tomando el pelo? A ver, todos saben de la Batalla Cero Absoluto del ’38. Yo mismo estuve presente, navegando un submarino y avanzando cientos de kilómetros bajo la capa polar hasta llegar a unas cavernas submarinas donde se hallaba el núcleo de los Sub-Antárticos. Fuimos victoriosos ese día, pero a qué precio… perdimos cuatrocientos valientes… ¿Y tú me traes alguna noticia? ¿Se ha acabado por fin?
No supe qué decir. Sonreí patéticamente.
De pronto el anciano dejó de hablar, inclinó la cabeza y su mirada se perdió en el vacío.
Me fui.
Mientras me sentaba en el tren del metro, planifiqué mi fin de semana largo. Pediré unos días más en la oficina… unos cuántos días. Los necesitaré. Iré al sur. Extremo sur. Esperan refuerzos.
Imagen: Murnau Last Laugh