Clave de acceso incorrecta

por Miguel Ángel López M.

El arte de la codificación ha llevado siglos interesando a la humanidad. La necesidad de ocultar datos ha motivado al hombre a ser tremendamente ingenioso a la hora de hacerle la vida imposible a otros que pretenden descifrar mensajes o claves, ya sea por motivos bélicos, de espionaje o meramente lúdicos. Esta disciplina no ha pasado desapercibida en el mundo de la ciencia ficción y fantasía, ni mucho menos. Eso sí, ha sido usada y abusada hasta el punto de hacer de ella poco menos que una ridícula anécdota o un fallo a comentar al salir de la sala de cine o charlar acerca de una novela con otro que la ha leído.

Por poner algunos ejemplos:

En la película Superman Returns, Clark Kent y el marido de Lois deben acceder a los datos del ordenador de ésta, pero se les solicita una contraseña. Tras probar toda clase de palabrejas al final deciden usar la que todos estábamos pensando, Superman. Bingo. De ese modo queda claro que, para Lois, Superman es importante en su vida, o al menos lo fue cuando instauró la clave. Traído por los pelos, pero pasable.

En el libro El Código Da Vinci (y espero que esto no apareciera en la película), bajo circunstancias especiales que no vienen al caso el protagonista, Robert Langdon, se encuentra en el Louvre con un mensaje cifrado, que reza como sigue:

13-3-2-21-1-1-8-5
¡Diabole in Dracon!
Límala, asno

Según comentarios de otro personaje, los criptógrafos de la policía francesa estaban trabajando sin éxito en ello, y Robert Langdon, el protagonista, “volvió a observar aquellos dígitos, con la sensación de que tardaría horas en averiguar alguno”. Bien, para empezar, una creencia popular bastante arraigada es que a la hora de descifrar un mensaje numérico como el de arriba, olvidándonos por un momento de las letras, como posee ocho números, pues debe haber ocho palabras, ocho letras ú ocho sílabas. Falso. Esa es sólo una de tantas maneras de cifrar, muy antigua de hecho, y relativamente fácil de descifrar en nuestra moderna era de ordenadores e incluso a mano con paciencia y conocimientos del idioma. Lo más importante es que un servidor, de un vistazo y tras unos pocos minutos de observación, obtuvo una relación entre los números. Veámoslos en orden ascendente:

1-1-2-3-5-8-13-21

Y, tachán, tenemos la secuencia de Fibonacci. Esta secuencia se caracteriza por empezar con 1, 1 y seguir la sencilla regla de que cada número es la suma de los dos anteriores. Una secuencia, por cierto, que debe gustar mucho a los profanos de las matemáticas porque aparece también en El Ocho, de Katherine Neville, con desigual suerte, y también, y de manera magistral y maravillosa, en la película Pi (Fe en el Caos), relacionándola, como en efecto lo está, con las espirales.

Volviendo al controvertido Código Da Vinci, estuve más tiempo rompiéndome los sesos y tratando de pensar en qué influiría el orden, cuando esa respuesta me llegó leyendo el libro de manera casi ofensiva: ninguna. “Se trata de una broma criptográfica muy simple. Algo así como coger las palabras de un poema famoso y mezclarlas aleatoriamente para ver si alguien reconoce lo que tienen en común”, como dice otro de los protagonistas. Si lo de Superman estaba traído por los pelos, esto ya roza, en efecto, la broma, pero al lector. Para rematarlo, el narrador suelta que “igualmente rara era la serie numérica”, cuando ya no para un criptógrafo sino para un matemático, incluso de primeros años de carrera, saltaría a la vista enseguida la secuencia de Fibonacci, y por si el grado de mongolismo de Langdon no fuera ya claro, pocas líneas después dice que “[Langdon] estaba acostumbrado a las progresiones simbólicas que parecían tener algún sentido”.

Pero más adelante en la narración lo de los mensajes cifrados roza el infantilismo. Capítulo 71, Langdon se encuentra con unos “extraños caracteres”. A mí y a mi madre (con los mismos conocimientos de mensajes cifrados que yo de botánica) nos bastaron cinco segundos para darnos cuenta de que era un párrafo escrito al revés. Langdon especula con que quizá sea una lengua semítica, entre otras grotescas teorías. Para colmo de males las pistas son claras pues mucha gente sabe de la afición de Leonardo Da Vinci a escribir al revés.

Es una pena que Dan Brown se aproveche de las matemáticas de un modo tan burdo y falaz y encima pretenda hacerse pasar por un gran documentador, agradeciendo a su padre, que es matemático, su ayuda en lo relativo a la secuencia de Fibonacci. Este desconocimiento de las matemáticas a la hora de presentar códigos en una obra de ficción ha sido parodiado en muchas ocasiones, como por ejemplo en el Manual del Perfecto Tirano de Peter David, un famoso guionista de comics, el cual habla de tópicos en los que un supervillano no debe incurrir:

Uno de mis consejeros será un niño normal de 5 años. Cualquier fallo en mi plan que sea capaz de detectar será corregido antes de ser llevado a cabo […]. Mi consejero de cinco años también será requerido para descifrar cualquiera de mis códigos. Si lo descifra en menos de 30 segundos no será usado. Nota: lo mismo para las contraseñas.

Otra parodia aparece en la película de Mel Brooks La Loca Historia de las Galaxias. Los Spaceballs raptan a la princesa del mundo de Drudia y proponen cambiarla por el código que otorga acceso a las reservas de aire del planeta. El monarca de Druidia accede y procede a dictar el código: 1, 2, 3, 4, 5. Uno de los Spaceballs comenta que “es la combinación más estúpida que he visto en mi vida, es la que un idiota pondría en sus maletas”. Poco después llega el mandamás de los Spaceballs, y al escuchar el código exclama que “es asombroso, yo tengo la misma combinación en mis maletas”.

En ninguno de estos ejemplos entra la criptografía como ciencia. Ni siquiera se recurre a técnicas elementales de codificación, siendo algunas de ellas de una sencillez abrumadora. Ya desde la antigüedad se conocen interesantes procesos como el cifrado del César. Este procedimiento, llamado así por razones obvias, consistía en lo siguiente:

Elegimos una palabra que no posea letras repetidas, por ejemplo gato. A continuación escribimos el alfabeto, pero saltando las letras ya incluidas en nuestra palabra, en este caso g, a, t, o. Al acabar obtenemos la siguiente asociación entre el alfabeto estándar y el codificado:

abcdefghijklmnopqrstuvwxyz
gatobcdefhijklmnpqrsuvwxyz

Llamaremos a este cifrado “cifrado gato”. De ese modo la palabra poema en cifrado gato sería nmbkg. Cuanto más larga la palabra, más compleja su desencriptación, y las posibilidades son tantas como palabras sin letras repetidas nos dé por usar. Este sistema, actualmente, está en desuso, pero en su momento debió ser muy eficaz. Y es que la criptografía, al ser una ciencia práctica, no perdona. Si algún método empieza a ser poco fiable, nadie lo usará. De más está decir que los bancos están muy interesados en todo lo que tenga que ver con criptografía, y que hay muy poca bibliografía de libros de criptoanálisis, la rama de la criptografía que muestra cómo desencriptar (en el argot romper) códigos.

La criptografía moderna nació a partir de una premisa básica que mucha gente de hecho desconoce acerca de las matemáticas: las matemáticas no son una ciencia donde todo está hecho. Ojalá. Hay muchos, muchísimos problemas sin resolver en absolutamente todas sus ramas, que son una gran cantidad. Allá donde exista un aspecto de la física no resuelto las matemáticas pueden ayudar, y los problemas abstractos también están lejos de ser un cuerpo cerrado en términos de investigación. Por lo tanto se aprovecharon estas premisas con una idea tan simple como brillante: descifrar un mensaje sin conocer el código debe implicar enfrentarse a un problema no resuelto de las matemáticas.

Ojo, un problema no resuelto no quiere decir que no se puede obtener la solución, aunque parezca un absurdo. Los problemas que interesan a la criptografía son los llamados problemas intratables. Son problemas para los que se conocen procedimientos que, aunque son teóricamente válidos, a la hora de la aplicación práctica su utilidad es nula.

Por ejemplo, los números primos son aquellos tales que sus únicos divisores son 1 y el propio número, como 7 o 103. Dado un número, es un hecho conocido que se puede descomponer de manera única en factores primos salvo el orden. Cien, por ejemplo, se descompone como . El problema de, dado un número, hallar sus factores primos, es intratable. Claro, con cien es fácil, pero traten de hallar a mano los factores primos de 25780432047204727. Y aunque una computadora puede echar una mano en el asunto, no lo tiene mucho más fácil. A medida que el número crece, la cantidad de operaciones a realizar crece demasiado en proporción.

Este problema es muy complicado, y de hecho no está resulto, es decir, no existe una manera buena de descomponer un número en sus factores primos. Pero pensemos el problema inverso: dada una serie de primos, encontrar el número del que son factores. Este problema no es que sea fácil, es que es trivial, pues basta con multiplicarlos. Por ejemplo, dados los primos 5, 7, 3 y 3 (pueden ser repetidos), el número del que son factores son .

Resumiendo, tenemos un problema que es muy fácil en un sentido y casi imposible en el otro.

Ésta es la base de la criptografía moderna. En criptografía moderna, llamada de clave pública, existen dos claves, de encriptación y de desencriptación. La clave de encriptación es conocida por todo el mundo, y todos podemos usarla para encriptar mensajes. La de desencriptación, por el contrario, es secreta, pero se sabe que se puede obtener a partir de la de encriptación. Todo el mundo sabe cómo obtenerla. El único problema es que se tarda tanto en hacerlo (pues el proceso involucra un problema intratable de las matemáticas) que para cuando lo conseguimos la clave ya ha sido cambiada. Ese es el gran secreto de la criptografía moderna: no hacer códigos imposibles de descifrar, sino códigos para los que se sabe que se tardará tanto que con sustituir la clave cada cierto tiempo prudencial será más que suficiente.

En el caso de los primos, lo que se usa es un número enorme, muy grande, el cual se sabe que es producto de sólo dos primos. Todo el mundo puede usarlo para codificar un mensaje, pero para descodificarlo hay que conocer los primos. Si no se conocen, la alternativa es factorizar el número, pero éste es un problema intratable. Este procedimiento, uno de los mejores de la actualidad, es conocido como RSA, y cuando fue inventado en 1977 se pensó que era el procedimiento perfecto, infranqueable incluso para los ordenadores del futuro. Pero sus autores (Ron Rivest, Adi Shamir y Len Adleman, del MIT) no contaron con una cosa: Internet y su capacidad para hacer trabajar a muchos ordenadores como uno solo. El RSA fue derrotado, pero sentó las bases de futuros procedimientos. De hecho, los bancos compran números primos que aún no hayan sido descubiertos.

Por último, como no todo son críticas, mencionar un relato corto en el que el uso de la codificación es ejemplar, no incurriendo en errores fáciles como los del Código Da Vinci. Me refiero a El Escarabajo de Oro de Edgar Allan Poe, un relato donde los protagonistas se encuentran con un mensaje cifrado que, a pesar de resultar sencillo, es explicado, justificado y desmenuzado por el autor, tanto desde el punto de vista de la elección del método de cifrado como del procedimiento para resolverlo. Una explicación que llena varias páginas y resulta muy divulgativa y didáctica, además de ser tremendamente verosímil, pues llega a emplear aspectos concretos del idioma en el que el mensaje está escrito. Una prueba más de la maestría de Poe para tratar temas en los que otros menos experimentados han naufragado.

por Miguel Ángel López M.

Los días finales de un viejo escritor

William Seward Burroughs falleció en la madrugada del sábado 2 de agosto de 1997, en un hospital de Kansas (EE.UU.) a causa de un ata-que cardíaco. El autor de Yonki y El Almuerzo Desnudo tenia 83 años y sus últimas palabras fueron: “Be right back (Regreso en seguida)”.

Durante dos décadas había pasado prácticamente recluido en la remota localidad de Lawrence (Kansas), dedicado a dos de sus pasiones: pintar y disparar armas de fuego en los bosques cercanos. “Ya no escribía”, o por los menos eso aseguraba. “Ya no hago literatura, ya no tengo nada que decir”, había declarado. Pero mentía. Si bien su delicada salud le impedía sentarse frente a la vieja máquina, desde hace un tiempo había tornado la costumbre de anotar en cuadernos de composi­ción que le regalaban sus amigos todo lo que se le venía a la mente.

Son precisamente esos diarios íntimos los que se recogen en Las Ultimas Palabras, un libro que a principios del 2001 será publicado en español y reúne en más de 250 páginas los momentos finales del padre de la generación beat, desde el 14 de noviembre de 1996 hasta el 1 de agosto de 1997, un día antes de que Burroughs muriera.

Sin fecha de llegada a las librerías chilenas, el libro muestra al autor de La Maquina Blanda como un hombre cansado de la vida, rodeado por los fantasmas de sus amigos muertos e indiferente a los homenajes de la juventud. De hecho, algunos sucesos en apariencia importantes como su colaboración con el grupo U2 o la apertura de una nueva exposiciónn de sus pinturas, ocupan menos espacio que una detallada descripción de un sueno que tuvo la noche anterior o los estragos que produce en su estómago la comida china o las frecuentes travesuras de sus gatos.

A la sombra de la muerte

Tal vez ese eclecticismo sea lo que reprodu­ce de mejor forma la impronta de William Burroughs. Porque si a través de Las Ultimas Palabras el lector convive con la cotidianeidad de uno de los grandes iconos del siglo XX, también asiste a algunos destellos de originalidad y rabia, a agudas reflexiones sobre autores como Joseph Conrad, Paul Verlaine, Mario Puzo y T. S. Eliot y también sobre su propia narrativa. “Lo que yo estoy escribiendo aquí es inanimado y sucio, como un montón de barro viejo sobre la nieve. Ellos han chupado mi talento, me lo han robado. ¿Por qué debo seguir aquí? El mundo hiede y yo estoy listo para partir”, escribió.

En esos momentos de furia, Burroughs llena páginas y páginas denunciando un mundo que le parece podrido, con gobernantes “que tienen el poder sólo porque saben como mentirles a los cobardes y a los débiles mentales”.

Pero de vez en cuando también aparece un Burroughs doblegado por la tristeza y la soledad. Un hombre que deja de lado la máscara del cinismo, y es traicionado por el recuerdo de su esposa –a quien asesinó accidentalmente mientras jugaba a Guillermo Tell– o de su único hijo, muerto de cirrosis. “Mi madre, mi padre, mi querida Jean, el pequeño Billy, cuanta falta me hicieron todos ellos”. Y también por la cercanía de la propia muerte. “Pareciera que a los 83 años, la parca me alcanzó finalmente. Por lo que se refiere a mí, simplemente estoy terminando una adolescencia tormentosa con una pizca más de sentido común”, escribió semanas antes de fallecer.

Su muerte fue sorpresiva. A pesar de tener un triple bypass en el corazón desde 1991, Burroughs parecía seguir en relativa buena forma física y en posesión de su peculiar lucidez mental. James Grauerholz, editor de Las Ultimas Palabras y amante del escritor, declaraba: “Extraño terriblemente a William; fue un shock, mas no una tragedia. ¿Saben por qué? Él vivió mucho e hizo mucho; él era viejo y ya estaba cansado de ser viejo; pasó su ultimo año preparándose, y al final fue recompensado con una libera­ción suave y sin dolor”.

Claudio Aguilera, Cultura y espectáculos, La Tercera, 26 de diciembre de 2000.

Simulacros

por Jorge Baradit

Jueves 25 de Mayo y salgo raudo de la pega. Voy al lanzamiento del libro AÑOS LUZ, de Marcelo Novoa, el primer acercamiento serio a la historia de la ciencia ficción chilena.

Ese día amenazaba lluvia y la enkeli, mi adoradísima esposa, se aferraba con más fuerza que otras veces a mi chaqueta de cuero, mientras cruzábamos Santiago en dirección a la Biblioteca. No era un arranque de súbito amor extra sino el riesgo real de sacarnos la cresta. Moto y suelo húmedo nunca han combinado bien.

Los adoquines mojados reflejan la luz de manera tal que obran el milagro de hacerte sentir volando a través de alguna calle parisina, transmutando nuestra sucia capital en un acuario lleno de reflejos transparentes y temperaturas templadas. Súmale los mp3 modulando la realidad dentro del casco, los 600 cm3 de la moto y tienes el espejismo que venden todas las películas: la felicidad no es más que una escena bien producida.

La lluvia, el enorme cajón neoclásico siútico y pretencioso, reflejo de un Chile de antaño ansioso y afrancesado, se ve imponente; rodeado de edificios acristalados sin gusto a nada, reflejo de un Chile que ahora quiere ser agringado. Las escalinatas, los enormes portones de pino queriendo parecer nogal, el bronce, el mármol, los corredores amplios y el olor a burocracia estatal. El simulacro de querer ser Europa en una colonia rasca a miles de kilómetros de distancia. El portero con rostro indígena. El mural de un pintor que pensaba que ser creativo significaba ser el primero en llegar a Chile con la última novedad, la escultura del artista que pensaba que nuestros próceres también se merecían algún oscuro tipo de penosa inmortalidad en ese mausoleo de la cultura que es nuestra pomposa Biblioteca Nacional.

Segundo piso, a la derecha. Sala Ercilla (Don Alonso, otro simulador descarado inventando un Chile que no existía). “Jorge, dónde estabas! Ya empezó todo”, me dice la Jovana Skármeta. Entro. Sala llena. “La raja”. Miro a la testera y veo a Marcelo, un poco tenso; a Sergio Meier, gentlemen decimonónico y perfectamente afeitado como ya pocos saben hacerlo; y a un diminuto señor de avanzada edad que se frotaba las manos con una mirada de cansado y de “por qué no estoy en mi camita viendo las noticias” tremenda. Por la cabeza se me cruza como un destello la posibilidad de que ese caballero sea…no… imposible… él se murió… al menos eso dicen todos… aunque… No, no puede ser.

La sala Ercilla es preciosa. Parece la locación perfecta para un cuento steampunk o para filmar una película que se supone transcurre en alguna biblioteca londinense. Siempre “se supone”. Las ventanas tampoco son ventanas. El simulacro de un país acostumbrado a creer que “pareciendo” la tarea está hecha.

Luis Saavedra nos hace una seña desde la primera fila y nos sentamos a pelusear con la enkeli junto al glorioso mártir, al que sólo le falta morirse para ser canonizado.

Marcelo Novoa abre tímidamente los fuegos, se le ve menos ganoso y más recatado que en Valparaíso, donde se hizo el primer lanzamiento; comenta algunos de sus pensamientos favoritos en torno al tema y le cede la palabra a Sergio Meier. Nuestro personaje steampunk saca un tono de voz acorde con su imagen decimonónica y se embarca en una historia personal que bien puede ser leída como la historia de cualquier fanático de la cf nacional, es decir, un náufrago golpeado y abandonado con un cajón de libros en una isla demasiado lejos de todo. Sergio está exultante, es la catarsis de años de encierro y la sonrisa sólo es frenada porque tiene orejas. Marcelo retoma el control de la mesa y le cede la palabra al viejito. Lo presenta como a una leyenda viviente, dice que publicó en una revista norteamericana, que Bradbury habría hecho un buen comentario sobre él, que es el padre de la Ciencia Ficción chilena profesional, dice que ese viejito es Hugo Correa. El aplauso es enorme y de pronto ocurre algo: el viejito mira al público con estupor, luego baja la vista y sonríe ante los vítores. Creo que siente que está recibiendo reconocimiento con 40 años de atraso. Su sonrisa es de enorme satisfacción. Hay una abuelita entre el público que lo mira como se mira al hijo en el día de su graduación. Es el secreto develado, la retribución de una injusticia. No sé. Un momento muy bonito.

Lo cierto es que el ancianito es un poco errático, nos habla desde los años cincuenta, nos revela recetas revenidas y hace un par de afirmaciones que hacen doler algunos estómagos. Pero la magia triunfa. Es Hugo Correa. Es chiquitito, tiene un problema articular en una rodilla que le dificulta trasladarse, es un personaje. Es Hugo Correa hablando desde el pasado. El ninguneo y la indiferencia criolla han obrado como una máquina del tiempo y sentimos lo mismo que debería sentir un estudiante de física al que se le aparece ante sus narices Einstein o Heisenberg, o lo que debe sentir un futbolista viendo entrar a Mané Garrincha con esas sonrisas que iluminan las habitaciones. Es nuestro héroe personal y no puedo evitar tomarme una foto con él al final de la velada.

Marcelo toma nuevamente la palabra y habla sobre nuestras deudas, lanza un puñado de nombres de los que sólo retengo un par… que luego también olvido. Bien, para eso elaboró este libro el bueno de Novoa, para que la memoria de nuestro género no dependa de lesos como yo.

Miro alrededor y veo algunas caras conocidas. Pancho Ortega en un rincón (se le ve cómodo en un rincón), Gabo, la naty y la sole (los “pendejos” del club) se ríen en la última fila exhibiendo su desprecio cool hacia tanta ñoñería. Marcelo López y Sergio Amira en la puerta, como directores de orquesta espiando la reacción del público. La pelada nevada de Omar Vega tan llena de fechas y nombres, símbolo de otra época donde no existían los Megabytes y la información debía ser clasificada y procesada al interior del encéfalo de unos pocos talentosos.

Marcelo nos invita a comenzar a escribir los cuentos que integrarán, quizá en cien años más, el nuevo mapa estelar de la ciencia ficción chilena y cierra un lanzamiento más emotivo que potente, pero indudablemente fundacional. Un milestone, como dicen los gringos. Nuestra propia carta de existencia.

Cuando salía del lugar no podía dejar de pensar en la sensación que me había recibido al entrar a la Biblioteca Nacional: simulacros, nada más que simulacros. Y una sonrisa se me dibujó de inmediato, porque entendí que en particular este subgénero tan vilipendiado, tan venido a menos, tan difícil de matar, es un vehículo privilegiado para dejar de intentar “parecer” otra cosa que no somos y comenzar a dibujar y previsualizar todo aquello que queremos ser de ahora en adelante.

Gracias Marcelo, sin memoria no hay futuro.

por Jorge Baradit

Marcelo Novoa, Facilitador Cultural

¿Por qué elegiste el camino de las letras?

Creo que me eligió, en serio, no caminaba y sabía hablar, apenas me paraba y juntaba letras, siempre me gustó leer, además que cuando me puse a escribir no paré más… Descubrir que las palabras esconden mundos que se abren a palabras que ni conocías, ese fue mi pasaporte a regiones inexploradas y aún sigo en pleno viaje.

¿Cómo es la pega del facilitador cultural?
Se parece a la de Bob Esponja, pero sin suspensores… Preparamos Cultur-burguer todo el tiempo, pero siempre hay Calamardos de poca monta que se las quieren afanar, llámense periodistas de a cuarta o malgestores inculturales… La idea es seguir cosechando la “imaginación” en los jardines humanos, sin perder el humor.

¿Hay poesía de CF?

En Chile no mucha, pero se puede seguir una línea a partir del vuelo fugaz de Huidobro, pasando por Oscar Hahn, nos quedamos un buen rato con Maquieira y Juan Luis Martínez, hasta que llegamos a Javier Campos y de ahí a Tomás Harris, donde aterrizamos, pues no han aparecido muchos más… En verdad, me interesa más la “poesía” (riesgo, audacia, rebeldía, acrobacia tanto formal como de contenidos) que encuentro en Bradbury, Smith, Delany, Zelazny, Ballard y algunos párrafos perfectos de Gibson. Continue reading «Marcelo Novoa, Facilitador Cultural»

Les refuses

por Sergio Alejandro Amira

El viernes 28 de abril de 2006 mientras iba caminando por Pedro de Valdivia rumbo a la Universidad donde gratamente ejerzo de profesor recibí una llamada a mi celular. Era Rodrigo Mundaca que entusiasmado me recomendaba adquirir cuanto antes El Mercurio ya que en su suplemento literario incluía una entrevista a Marcelo Novoa a propósito del lanzamiento de su antología Años luz. Mapa estelar de la Ciencia Ficción en Chile. Apenas mi camino se cruzó con un kiosko hice precisamente lo que rmundaca indicaba y complacido leí la entrevista a Marcelo, al que conozco no hace mucho pero a quien he llegado a apreciar considerablemente.

Entrevistado por María Teresa Cárdenas, el amigo Novoa (Poeta y padre de familia en primer lugar, profesor de Castellano y licenciado en Literatura en la UCV, presentador, prologuista, jurado, editor, crítico literario, guionista de cómics, “facilitador cultural”, confidente de escritores rechazados y escritor de ciencia ficción “para más adelante”) expresa que el deseo de realizar una antología de cf le rondaba desde que en 1988 leyera la de Rojas-Murphy ya que esta obra contaba con muy pocos autores, los temas eran “muy fomes”(sic) e incluso faltaba Hugo Correa. El amigo Novoa se preguntó: “¿es ésta toda la ciencia ficción que existe en Chile?” y comenzó a interrogar a sus amigos conocedores del género entre los cuales de seguro estaba Sergio Meier (con quien, tras el lanzamiento de Años luz en Santiago, tuve la oportunidad de compartir una fascinante charla sobre el maestro Lovecraft, el hereje Derleth, Yog-Sothoth, Nyarlatothep y los demás Primordiales).

El caso es que tal y como cuando un niño levanta una piedra o un tablón depositados sobre la tierra húmeda comenzaron a surgir ante el sorprendido amigo Novoa un sinnúmero de nombres y obras que al igual que los insectos y lombrices habrían regresado al fértil pero oscuro amparo de sus escondrijos de no mediar la determinación del poeta por cazarlos y exhibirlos.

De la misma forma en que el amigo Novoa al leer la Antología de cuentos chilenos de Ciencia Ficción y Fantasía de Rojas-Murphy se preguntó si acaso esa era toda la ciencia ficción chilena, algún lector despierto de Años luz podrá formularse la misma inquietud pese a lo exhaustivo y extenso que es este libro en comparación al citado anteriormente. Y es que como el mismo Marcelo mencionó durante los lanzamientos de Años luz (tanto en Valparaíso como en Santiago), muchos escritores quedaron fuera del libro y a ellos, a los escritores ignorados “injustamente” o a aquellos en ciernes, el amigo Novoa invitó a realizar su propia antología. Porque permítanme decirles que no hay nada de justicia en una antología o en una colección de cuentos que reúna la obra de diferentes autores, y no tiene por qué haberla tampoco.

Una antología es primeramente un gesto. Baste recordar la notable Antología del verdadero cuento en Chile (1938) donde Miguel Serrano, además de publicarse a sí mismo, incluye básicamente a sus amigos y camaradas. Cabe recordar también al respecto la antología poética de Eduardo Anguita y Volodia Teiteilboim que apenas adentrados en la veintena de edad no sólo se incluyen ellos mismos, sino que excluyen a poetas como la Mistral, por ejemplo (no hay nada más impresentable que antologarse a sí mismo dice Alvaro Bisama en su columna de la Revista de Libros).

Permítanme detenerme un momento en la antología de Serrano que el amigo Novoa reconoce como una de las tres obras que guiaron su camino. En la Antología del verdadero cuento en Chile Serrano pretende asentar un axioma que señalaría al género cuento como la forma precisa y exclusiva del ser chileno y otorga al cuento la jerarquía de una escritura sagrada. Tal y como señala Eduardo Anguita (y teniendo en cuenta toda la exageración del aserto) esta declaración encierra una voluntad metafísica por fundar una suerte de nacionalismo del espíritu, mítico y místico, inspirado en las revelaciones del “paisaje anímico” de nuestra tierra.

Como queda ejemplarmente demostrado en la antología de Miguel Serrano un proyecto de este tipo no sólo “puede”, sino “debe ser” antes que nada un gesto del recopilador y en la medida que se asuma como tal es impermeable a toda crítica debido a la presencia o la ausencia de fulano o zutano. De hecho y como anécdota puedo comentarles que yo no estaba considerado dentro de la selección que para “The Next Generation” realizó el amigo Novoa, pese a contar con un segundo y tercer lugar en dos certámenes chilenos de cuentos de cf, haber sido seleccionado para la antología Visiones en su versión 2005 por la Asociación Española de Ciencia Ficción Fantasía y Terror y poseer cuentos en varias publicaciones de Internet como Aurora Bitzine y NGC 3660 (y para qué hablar de TauZero). De hecho, si usted toma la revista Qué Pasa #1800 (8 de octubre, 2005) y va a la página 56 podrá leer en un recuadro sobre el “fándom local” (inserto en una nota dedicada a Jorge Baradit) lo siguiente: Aunque no está incluido en la antología, otro que ha logrado traspasar las fronteras es Sergio Amira (32). Licenciado en artes visuales, se declara admirador de la saga “Duna” de Frank Herbert y de Dan Simmons…

La antología a la que Yenny Cáceres alude en su artículo, por supuesto, no es otra sino Años Luz del amigo Novoa, mencionado también en la nota junto a Luis Saavedra, Pablo Castro y Gabriel “Ultrón Pospu” Mérida.

No puedo negar que la omisión la tomé como una afrenta (no soy un borg insensible como rmundaca), sobretodo al ver que prácticamente todos mis amigos y camaradas de generación estaba incluidos. ¿Por qué yo no estaba considerado?, simplemente porque cuando Marcelo arrojó su red en aquel mar que recién estaba conociendo yo nadaba a unas cuantas leguas de distancia. Pero mis buenos amigos Jorge Baradit, Pablo Castro y Luis Saavedra lo convencieron de incluirme y fue así como terminé figurando en Años luz aunque por poco y quedara fuera.

Este punto de quienes quedan dentro y quienes fuera es esencial en toda antología y hay muchas que son más célebres por sus omisiones que por sus inclusiones. Basta recordar al polémico El canon occidental de Harold Bloom (1930) que desde su cátedra de Yale asistió al derrumbe de la Nueva crítica (versión norteamericana del formalismo literario) y elaboró su propia interpretación del posestructuralismo (sacralizadora y neorromántica) para avocarse luego a los “estudios culturales”.

Bien hace Bisama al comparar las antologías con las bombas de racimo ya que …hasta la más académica de las compilaciones ha provocado una que otra herida en la piel de los autores nacionales. También concuerdo con él cuando asevera que …nuestras mejores antologías literarias son aquellas que hacen de sus imperfecciones un ejercicio de estilo capturando estados de ánimo, consignando errores o vanidades y valentías para la posteridad.

Por supuesto que este asunto de las inclusiones y exclusiones de obras y artistas no sólo se remiten al ámbito literario. Cabe recordar que yo soy pintor y no sólo desde esta disciplina es que planteo como escritor, sino que también es de allí donde se me vienen primero a la cabeza la mayoría de mis referentes. ¿Podrá alguien hoy en día comprender la ruptura, el desafío, la rebelión que significaron los pintores impresionistas durante la segunda mitad del siglo XIX, por ejemplo? Creo que no. A nuestros ojos contemporáneos el arte impresionista es “bonito” e incluso “decorativo” pero situémonos en el contexto en el cual esta tendencia germinó.

Durante el siglo XIX el principal medio por el cual los pintores conseguían aceptación era a través de los Salones o Exposiciones Nacionales y el no ser aceptado en un Salón suponía la marginación y el fracaso. La decisión de incluir o excluir las obras competía a los jurados formados por autoridades académicas cuyos criterios se basaban en las tradiciones más conservadoras por lo que rechazaban las obras que supusiesen una ruptura con el arte oficial. En 1863 se organizó una exposición con las obras que el jurado no había admitido. A esta exposición se la llamó Salón de los rechazados y entre los artistas allí expuestos se encontraba nada menos que Manet. Algunos años más tarde, en 1874, el Salón de los rechazados da origen a la primera exposición impresionista con Monet, Cézanne, Renoir y Pissarro, entre otros.

¿Quién es el Manet de Años Luz?, ¿Quiénes los visionarios que escaparon a la exhaustiva búsqueda del amigo Novoa?, ¿quiénes serán los grandes ausentes de las próximas antologías a ser publicadas?

Esas son las preguntas que ansioso espero ver respondidas para eventualmente armar mi propia antología que llevará por título (obviamente) El Salón de los Rechazados. Editoriales interesadas en este proyecto ya saben donde ubicarme.

©2006, Sergio Alejandro Amira

Novoa en Catalejo

por Sergio Alejandro Amira

Oficialmente conocí al amigo Novoa a fines del 2005, pero tras una amena charla que sostuvimos de regreso a la V región tras visitar a Hugo Correa me enteré que le conocía desde mucho antes. ¿Cómo es eso? Pues bien, ocurre que allá por 1989 yo residía en la austral ciudad de Punta Arenas donde era bastante difícil conseguir algún cómic, chileno o no. Una amiga viajaba a Santiago y le imploré que me consiguiera algunos y fue así como entre otros títulos llegó a mis manos Catalejo, un cómic “made in Valparaíso” cuya portada inmediatamente llamó mi atención. Pasaron los años, mi interés en el cómic descendió considerablemente tras mi partida a Inglaterra y se renovó a mi regreso a Chile. Pero lamentablemente entre tantos viajes y mudanzas perdí todos mis cómics chilenos con dos notables excepciones: El Cuete y la ya mencionada Catalejo. ¿Cómo es que estos dos ejemplares lograron sobrevivir?, no tengo la menor idea pero me alegro que haya sido así tras perder toda mi colección de Bandido, Trauko, Ácido y Matucana.

Pues bien, ya con el conocimiento que el amigo Novoa había participado de Catalejo consulté mi copia al llegar a casa y sí, en el cuarteto editor figuraba un Novoa junto a Ariel Pereira, Bonaparte y Jucca. ¿Era ese Novoa el mismo que yo conociera por intermedio de Luis Saavedra? Al parecer odo indicaba que sí.

En cuanto a Catalejo cabe mencionar que el número en mi poder era el #2 y dentro de los cómics que valían la pena se encontraba el Anarko IV y IV ½ de Jucca (Anarko nunca defraudaba); El otro Valpo de Vitro, donde los objetos del baño tales como el water, el espejo y las llaves del lavamanos intentan disuadir al dueño de casa de no cometer suicidio; Otra visión y La zona de Ariel Pereira; ¿Está Tánax? de Richie, que nos presenta a un simpático y jocoso grupo (si es que puede existir tal cosa) de lo que parecen ser a todas luces neo-nazis porteños; y finalmente Extra, de Ve Jota en lápices y el amigo Novoa en guión. Ni toda la lujuria del mundo conmueve la palidez de tu anonimato, podemos leer en la última viñeta- ¡Esto es poesía, señores!, como la que Marcelo tan hábilmente despliega en el poemario que tuvo la gentileza de obsequiarme aquel día en que no pudimos ver a Hugo Correa tras su post-operatorio a los ojos pero sí intuimos su presencia sentados en el living de su casa mientras charlábamos con su señora.

Arte Cortante se llama el libro de poemas del amigo Novoa que tras leerlo no entrega ningún indicio de sus inclinaciones cienciaficcioneras pero sí una excelente experiencia poética de contemplación infusa. El pincha-libros Alvaro Bisama dijo de Arte Cortante que es un metatexto que recurre a la estética de la estática cuya voluntad poética funciona como el escombro prefecto de una tradición colapsada en el nuevo siglo (¡esa onda!).

Pero más allá de lo que puedan decir los periodistas o críticos, los amigos o ex-amigos, los traficantes de harmalina rebajada, los escritores de sensibilidad telepática, los investigadores de infracciones denunciadas por suaves ajedrecistas paranoicos, los repartidores de autos de procesamiento fragmentarios y escritos en taquigrafía hebefrénica acusando de inconcebibles mutilaciones del espíritu, los burócratas de oficinas espectrales, los agentes de estados policía sin constituir, los vendedores de orgones envasados, los corredores de sueños y recuerdos exquisitos probados en las células sensibilizadas de la carencia de droga y permutadas por voluntad en bruto y los médicos experimentados en el tratamiento de enfermedades latentes en el polvo negro de ciudades en ruinas, hay que dejar que los poemas hablen por sí solos:

Nunca bailé la horrorosa onda disco

juro que vi cuerpos hinchados de tedio, pies lastimados
por ningún rito, insomnes parejas muertas en las cunetas.

tristes luminarias pobres galpones alumbrando su torpe
contento, apenas un delito de multitudes. afuera tierra
baldía donde tirar bajo la luna desvanecida de una
coca-cola.

entonces bebimos licor barato, temprano para retornar a
casa poblada de objetos fantasmales que amaron nuestros
padres. donde soñar siquiera una fosa i domir, al ocupado
mediodía de los demás.

En efecto, el amigo Novoa no utiliza mayúsculas en sus poemas, y su libro tampoco cuenta con números de página. Por lo demás, ¿dónde diablos queda Huanhualí?

© 2006, Sergio Alejandro Amira

Pablo Castro, escritor de Ciencia Ficción

Pablo Castro tiene 31 años, es cientista político y actualmente trabaja en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Soltero, cree que su vida es “poco interesante” y está feliz por ello: “Un escritor malo es aquél cuya vida es más interesante de lo que escribe”, afirma.

Ha sido ganador de suficientes premios y publicado en varias antologías, lo que ha puesto su nombre entre uno de los pocos escritores chilenos que publican Ciencia Ficción.
Aquí nos habla de su pasado, cómo ingresó al mundo de la CF, su esperanza de que el género alguna vez logre en Chile el sitial que se merece, y nos cuenta parte de lo que podemos esperar en el futuro próximo.

LA CIENCIA FICCIÓN, HOY.

¿Qué pasa con la Ciencia Ficción en Chile?

Seamos honestos, en Chile la Ciencia Ficción es un género mal conocido, mal estudiado y lo que es peor, poco leído. Por cierto que no hablo de los seguidores del género, ni de sus lectores. Pero en Chile hablar de CF es hablar de diferentes visiones del cyberpunk y una que otra mención a Dick.

Ahora, puedes decirme que en el fondo ése no es un problema, que todo puede verse distinto si diversas editoriales se dan cuenta de las posibilidades del género, tanto en contenido como en éxito de ventas. La pregunta es si sucederá eso. ¿Están los editores interesados en publicar obras de CF que signifiquen un desarrollo literario del género nuestro país o sólo están interesados en publicar éxitos de ventas aislados?

Ya sé que muchos me dirán que a estas alturas no vale la pena defender la identidad de un concepto llamado “Ciencia Ficción”, pero afuera me tocó ver exactamente el fenómeno contrario. En Francia la CF junto a la Fantasía son parte de un gran género y la claridad de su identidad como tal ha permitido la creación de un movimiento muy lúcido y exitoso, que ha galvanizado el desarrollo de editoriales especializadas, revistas, eventos de gran nivel y mucha gente interesada. Es decir, la identidad crea una referencia, y esa referencia crea una afluencia.

¿Entonces no es posible un movimiento editorial enfocado a la Ciencia Ficción En Chile?

¿Para qué existirían editoriales especializadas si la Ciencia Ficción fuese nada más que un tipo de literatura convencional o postmoderna? ¿Para qué los festivales y eventos? Eso es lo que ha sucedido en Chile. Como casi nunca se habla verdaderamente de CF, las obras que lo son fácilmente han caído en el olvido porque se les concibe como meros experimentos o rarezas.

Si comenzáramos a hablar de CF literaria como tal, si exigiéramos a los críticos verdadero conocimiento y no simples y antojadizas referencias para el bronce, si pudiésemos configurar una visión con identidad respecto del género –y la CF es muy abierta a diversas tendencias– tendríamos quizás un movimiento, un conjunto de personas interesadas en las posibilidades literarias del género. De ahí a la publicación de escritores no sería algo muy difícil, diría que el paso lógico.

¿Y qué se puede hacer al respecto?

Hay que demoler de una vez por todas esa idea de que la Ciencia Ficción es un género apartado, valorado por un conjunto de fanáticos adictos a la ciencia y que compran figuritas de Star Wars.

Sí, la CF puede ser eso, pero mucho más. La CF no se puede estigmatizar con imágenes facilistas de ese tipo. Hay espacio para todas las tendencias. Es un género mucho más vanguardista de lo que se cree, mucho más visionario y arriesgado, pero si se va a considerar la CF literaria sólo como sinónimo de Asimov, Bradbury, para saltar a Dick, y de ahí al cyberespacio, entonces se caerá siempre en una estigmatización mediocre y equivocada.

Asimov es CF, y también Sturgeon, Heinlein, Blish, Varley, Delany, Sterling, Egan y un sin número de otros autores. Y ahí también se encuentran mujeres como Alice Sheldon o Ursula K. Le Guin, tan profundas y sorprendentes como otras escritoras destacadas de la literatura general.

Terminemos con los complejos. Dejemos de aislar a escritores como Ballard para decir que no son CF, porque Ballard es lo que es hoy en día gracias a las oportunidades estéticas, formales y conceptuales que le brindó el género. Además, existen momentos históricos respecto del género que son sorprendentes: la primera explosión nuclear fue descrita en detalle y con antelación por un escritor de CF en un cuento publicado en una revista, lo que significó que fuera vigilado por la inteligencia norteamericana y se abriera un expediente. ¿Acaso los Fresán o los Bolaño se han acercado a la realidad de esa forma? Sólo referencias clichés, vacías y casi siempre sin contenido.

Si se insiste en considerar a la CF como un referente simpático, y si los propios seguidores dejan que desconocedores y vende pomadas hablen del género configurándolo para satisfacer sus propias necesidades publicitarias y exhibicionistas, entonces es poco lo que se puede esperar.

UN VIAJE AL PASADO

¿Qué pasó con Fobos luego del Fobos Negro?

Es una buena pregunta para Luis Saavedra, creador, fundador, director, compilador, productor y distribuidor de Fobos.

Personalmente creo que se terminó en su mejor momento. Como fanzine será difícil superarlo, fundamentalmente porque era un medio impreso, algo esencial para la consagración de cualquier revista.
Fobos se inició como un proyecto personal de alcance colectivo. Durante un buen tiempo fue el único espacio visible para publicar CF chilena y la única referencia que podía citarse como tal. Eran malos tiempos, escaseaban los escritores y existía la sensación que el género estaba muerto en el país. Creo que fue importante su difusión internacional porque permitió a activistas y directores de revistas extranjeros saber algo de la CF chilena. Al mismo tiempo tuvo buena acogida ahí y creo que eso convenció a Luis para darle un nuevo aire, lo que significó editar el fanzine en su modalidad conceptual, es decir, número dedicados a un tema o concepto específico (Fobos Negro).

¿No has vuelto a colaborar en TauZero?

Participé en TauZero durante el año 2004 y fue una buena experiencia, pero me pilló en un momento complicado económica y personalmente. Creo que cuando colaboras o eres parte de una revista o proyecto debes estar tranquilo, con tu vida en orden. De lo contrario un día colaboras con mil cosas y al otro te da lo mismo si el proyecto se va a la cresta.

No volví a colaborar con TauZero porque en principio no sabía si el proyecto estaba en stand-by o seguía en pie. De hecho hace poco supe que el asunto seguía, incluso con página propia.

Este ha sido para mí un año de transición y espero volver a colaborar a medida que finiquite un par de cosas.

Cuentan las malas lenguas que Jorge Baradit (autor de Ygdrasil) estuvo en un taller literario liderado por ti. ¿Es un mito?

El año 2003 Luis Saavedra me pidió dirigir un taller que podríamos llamar literario. Me entregó una serie de nombres de personas y sus escritos, entre los cuales estaba Jorge. El cuento era “Angélica” que se desarrolla en el mundo de Ygdrasil. Bueno, después de leer y revisar los cuentos, les escribí a las personas que Luis me había señalado: Jorge, Gabriel Mérida, Marcelo Garrido, Marcelo López y Soledad Véliz contestaron, expresando interés en el la idea. Luego se sumó Sergio Amira como ayudante de campo y asesor literario.
El taller no duró mucho y creo que la razón fue que no estábamos en condiciones de desarrollarlo. Era mediados de año, una época siempre difícil y la verdad es que yo en algún momento dudé en hacerlo porque no disponía de mucho tiempo. Pero estos talleres, que son en general una oportunidad para juntarse y provocar sinergia, siempre dejan algo, o por lo menos te dan una buena razón para escribir.
En ese momento Jorge ya tenía Ygdrasil (de hecho se había publicado un capítulo en TauZero) y creo que los comentarios que hice respecto a “Angélica” no debieron ser para él una sorpresa porque estaba, y está, muy consciente del alcance y esencia de su obra.

¿Que fue de esa novela en donde se involucraba a las fuerzas armadas, en particular a la FACH?

En muchas de mis historias involucro a las Fuerzas Armadas, especialmente a la FACH. Algo tienen las Fuerzas Aéreas que las hacen muy cercana a la Ciencia Ficción. No lo sé, es una sensación personal.

La novela que mencionas llevaba por título Esperando la Noche y trataba en principio de los pilotos chilenos que esperaban la guerra en el 78’. Lo escribí en versión cuento, que luego perdí cuando murió mi antiguo computador.

Sé que tienes gran afición por la música. ¿Influye ella en tu proceso de escritura?

Tengo una gran afición por los grupos de música de los cuales soy muy fanático. Hablo de bandas como Skinny Puppy, Front 242 y Front Line Assembly. Su influencia en mi escritura es fundamental, sobre todo con Front 242 y Front Line Assembly, que son bandas cuya música, letras, gráfica y sonidos ambientes insinúan escenarios futuristas, o donde la tecnología parece ser una constante. Muchas de las imágenes que han dado origen a mis historias provienen de la música de esas bandas. Sin embargo, no es una relación causa y efecto, porque las imágenes que aparecen en mi cabeza a veces tienen poca relación con el sentido o letra de una canción.

En perspectiva, creo que esa música fue muy importante a la hora de escribir o diseñar mis primeras historias, muchas de las cuales surgieron a partir de imágenes que flotaban en mi cabeza después de escuchar horas y horas un disco o una canción en particular. Creo que hay un momento en que una canción es tan sugerente, que la única forma de estar a la altura de ella es equilibrándola con una imagen en particular. Luego esas imágenes se quedan en tu cabeza, y en ese momento no te queda otra que darle forma con una historia.

Sigo siendo muy entusiasta de la música de esas bandas, las cuales todavía continúan activas, como Front Line Assembly o Skinny Puppy. En el caso de los Front Line, se trata de un grupo que cada año saca un disco mejor que el anterior. Civilization, lanzado el 2004, es impresionante, no sólo por su textura y fondo, si no porque después de casi veinte años de trayectoria, estos tipos son capaces de escribir un disco tan potente como sus obras más clásicas. Algo similar sucede con Skinny Puppy. De las tres bandas mencionadas es la única que me falta ver en vivo.

Hay quienes piensan que Pablo Castro tiene un estilo que recuerda a la prosa de Philip Dick…

Creo que te refieres a un comentario que hizo Bruno de la Chiesa en su introducción a la antología Utopiae Si mal no recuerdo decía que Dick había hablado alguna vez de la muerte, pero nunca de la manera cómo lo hacía Reflejos, en el sentido de la muerte como producto de un mercado. No sé si Bruno seguirá viendo esa relación con Dick en otros cuentos.

¿Si mi prosa recuerda a la de Dick? No lo creo. Los americanos son de prosa muy limpia y certera. Diría que mi narrativa es más redundante.

NUESTRO PRESENTE

¿Qué te parece el fenómeno surgido tras la publicación de la novela de Baradit?

Si te refieres al gran éxito de la obra en todas sus dimensiones, me parece muy bien, porque siento que para Jorge era muy importante que se diera de esa forma.

No creo que los creadores de Matrix esperaran una taquilla aceptable con su película, sino un éxito y un fenómeno superlativo. Lo anterior es normal cuando sientes que escribes algo que en su primera mirada está más allá de la típica convencionalidad, por ende creo que el éxito de Ygdrasil es el éxito que la novela debía tener.

¿Podríamos estar ante un «boom» de la ciencia ficción chilena?

En general no lo sé. Habría que tener claro qué podemos entender por “boom”. Todavía no existe un conjunto de obras publicadas, por el momento vemos escritores como Luis Saavedra o Sergio Alejandro Amira con una presencia internacional interesante; y escritores como Marcelo López, Gabriel Mérida y tú mismo entre otros, que han destacado en publicaciones y concursos.

Ahora, si la pregunta está relacionada con lo sucedido justamente con Ygdrasil, debo decir que tengo mis dudas con un posible “boom”, pero esas dudas no tienen que ver con el merecimiento y éxito de la novela de Jorge, sino en la manera cómo es manejado y dimensionado ese éxito e impacto. Aquí hay dos posibles escenarios: o la novela se transforma en una cuña editorial que abre el interés por publicar a diversos autores de CF, o se transforma en un referente en sí mismo.

No quiero arriesgar pronósticos, y puede que esté equivocado, pero veo que el asunto se maneje tal vez por lo último señalado. Cuando veo a tipos como Fuguet que empiezan a comprar libros cyberpunk como si se hubiesen escrito ayer para ponerse a tono, cuando se han pasado la vida obviando la CF, o a críticos completamente perdidos en lo que respecta al género, no siento mucha confianza. Me molestó por ejemplo ver una reseña de Ygdrasil de Rodrigo Pinto en la que no se menciona a Fobos. ¿Eso es ignorancia o simple “ninguneo”? Cualquier posibilidad no es bienvenida.

HACIA EL FUTURO

¿Tienes algún proyecto en carpeta? ¿Hay material tuyo que podamos leer en un futuro próximo?

Estoy terminando una colección de cuentos, que espero que esté terminada a fin de año. Probablemente en el verano comenzaré una novela, pero tengo que definir algunos detalles.

Respecto a tu segunda pregunta debo decir que lo ignoro, sobre todo en el corto plazo. Tomé la decisión de enviar mis cosas afuera, fundamentalmente a Francia donde se me abrieron las puertas para publicar. Esa es mi situación actual. Bueno, imagino que debes ir dónde exista la posibilidad de publicar. A mí me gustaría publicar en Chile, me gustaría ver a otros escritores publicando obras de Ciencia Ficción.

Creo, volviendo a tu pregunta sobre el “boom”, que posiblemente existe una oportunidad histórica para que se pueda dar lo anterior. Además, hay un hecho interesantísimo al respecto: los escritores que mencioné anteriormente mantienen estilos muy característicos, pero también distintos y eso que hablamos todavía de pocos escritores comparados con otros mercados. Existe una variedad de estilos y temáticas que serían notables a la hora de existir publicaciones de esos escritores.

Pero vuelvo al concepto anterior: ¿Tendrán esto en consideración las casas editoriales? ¿Se darán cuenta los editores que pueden arriesgarse con publicar CF si ven que la gran mayoría de los autores convencionales que son publicados tienen escaso impacto y poca venta? ¿No valdría la pena apostar por algo nuevo?

LOGROS

Fixion2000

Un concurso muy importante, porque significó escribir mi primera obra de Ciencia Ficción de verdad. Ganarlo fue muy decidor en esto de meterme de lleno en escribir CF. Además “Exerion”, el cuento ganador del concurso, me ha dado muchas satisfacciones. Agradecido por siempre de René Weber quien se la jugó por organizar el concurso y el evento.

Zona de Contacto

Entré a la Zona cuando había decidido dejar de escribir. De ella estoy agradecido porque me dieron la oportunidad de publicar sin exigirme currículums ni premios ni antecedentes. Fue además la primera vez que tuve críticas y comentarios de terceras personas fuera de los amigos. Me llegaron hasta cartas, algunas muy reveladoras. Creo que tomé conciencia de que una historia escrita por ti puede significar mucho para alguien que no conoces. Además pude publicar tres historias de Ciencia Ficción, cosa muy difícil considerando el poco espacio destinado a cuentos que había en la Zona.

Terra Ignota

Fue un premio que me sorprendió, porque en su momento había olvidado mi participación en él. Me alegré sobre todo porque el cuento se había publicado en Fobos. Lamento que el concurso ya no siga.

Exilio en el pasado distante

Escribí el cuento a petición de Sergio Amira para un especial de los Transformers en el Calabozo del Androide. Siempre soñé con ser guionista de la serie y aunque había escrito algo en 1995, ahora era la oportunidad de concretarlo. Fue un cuento muy importante porque llevaba meses sin escribir, sin ideas, y “Exilio…” me devolvió las ganas y la motivación. Creo que fue la primera vez que me convertí en escritor y lector entusiasta de algo que estaba escribiendo. En la literatura eso se da poco, imagino que en la pintura o escultura es una sensación más familiar. No sé, tuve la impresión la noche que lo escribí, que estaba filmando un capítulo de los Transformers. Espero seguir haciéndolo.

Antología Cosmos Latinos

Fue un proceso que duró tres años, desde que Andrea Bell, co-editora del libro, decidiera publicarlo. Fue gracias a Luis Saavedra, quien me hizo el contacto con ella. Qué puedo decir, fue mi primera publicación importante y la primera vez que me trataron como profesional, no siéndolo exactamente. Además Andrea se portó de manera excepcional, siempre atenta a cualquier consulta e inquietud.

Un dios que evoluciona

Exordio

Poseo una deuda histórica con TauZero que me he propuesto saldar. Hace varios años, cuando me hallaba pesquisando los resultados del concurso Fixion 2000 (ver Finding Shklovski en TauZero #1) llegué al ahora extinto foro de Utopika cuando sí se debatía sobre ciencia ficción y temas afines. Uno de mis primeros post (lo recuerdo muy bien) versaba sobre una nota aparecida en el “prestigioso” suplemento Artes & Letras del diario El Mercurio sobre un ciclo de cine de Tarkovsky. En el artículo, un poco informado periodista se maravillaba ante la imaginación del cineasta, capaz de “concebir” un planeta viviente como Solaris. Mis descargos, obviamente, apuntaban hacia la omisión de Stanislaw Lem, verdadero “padre” de la criatura.

Luego de este post al que nadie respondió (al parecer a los contertulios Lem y Tarkovsky les parecían algo aburridos) intenté abrir un debate en torno a la teoría del Punto Omega de Frank Tipler, a la que había llegado tras la lectura de un par de libros que me impresionaron muchísimo: Hyperion y La caída de Hyperion de Dan Simmons, pero el único que respondió solicitando info al respecto fue rmundaca. Al parecer mi post había llegado tres años adelantado ya que posteriormente los mensajes relativos a los Cantos de Hyperion (como se conoce a la saga) inundarían el mentado foro propiciando incluso la creación de una página Web para descargar las versiones digitalizadas de la tetralogía (e Hijos de la Hélice).

El caso es que desde la fundación de TauZero que rmundaca esporádicamente continúa demandando una nota sobre el Punto Omega. Extenuado (al igual que Unda Sanzana con lo del “Moon Hoax”) de su permanente hostigamiento he decidido escribir algunas líneas sobre el Punto Omega usando como pretexto los Cantos de Hyperion de Dan Simmons, tan íntimamente ligados a la historia de TauZero como yo mismo y sobre los cuales, sin embargo, jamás hemos hecho referencia alguna. Por esto mismo, y antes de adentrarnos en el territorio de la filosofía teológica, cabe referirnos brevemente a Dan Simmons y sus Cantos de Hyperion.

Lo primero que podríamos decir de Simmons, sin duda de particular importancia en una sociedad exitista como la nuestra, es que el tipo puede clasificarse dentro de la casta de los autores de “bestsellers”, no al nivel de ese monstruo que es Stephen King, por cierto, pero sí de gente como Tom Clancy o Michael Crichton. ¿Y qué diantre es un bestseller?, pues no sólo un libro que vende mucho, en mi humilde opinión, sino un libro que trasciende el “género” al que supuestamente pertenece.

Tomemos un ejemplo cercano: Ygdrasil de Jorge Baradit es un bestseller, si usted va a la librería Antártica del mall Alto las Condes en Santiago (como fue mi caso) no va a hallar la novela de Jorge relegada a un oscuro anaquel en la sección de cf y fantasía, no señor, lo encontrará entre lo último de Dan Brown y J. K. Rowling. ¿Estrategia de marketing de la editorial? Posiblemente, en un país donde la cf no es una etiqueta vendedora la mejor táctica es alejar el producto lo más posible de tal denominación genérica. Pero también es cierto que Ygdrasil (como Hyperion) es una obra transversal que puede ser accedida por cualquier tipo de lector, libre de las expectativas que normalmente nos impone tal o cual “género”.

Esto lo sabía muy bien el maestro William Burroughs, con cuya obra alguna vez comparé Ygdrasil. “Es cómo Expreso Nova pero coherente”, le dije a Baradit tras leer el manuscrito que me confió sin saber que Norman Spinrad había calificado de igual forma su novela Incordie a Jack Barron (publicada por entregas en New Worlds en 1968). Como bien lo dijiste, Jorge, todos escribimos “el libro”.

Hay ciertos intelectuales pedantes a los que una obra bajo el rótulo de bestseller podría causar escozor, yo como no soy un intelectual pedante quiebro una lanza por el bestseller. ¡Vivan Barbara Wood e Isabel Allende!, ¡vivan Harry Potter y El Código da Vinci!.

Recuerdo una definición que leí alguna vez de lo que sería un “clásico” en literatura: “un libro que todo el mundo sabe que debería leer pero nadie lee”. ¿No son los bestsellers lo contrario justamente a esto?, ¿no se escriben los libros para ser leídos al fin y al cabo?

Ahora bien, hay quien puede asegurar que bestseller no es sinónimo de calidad, que no puede compararse a la Dra. Cole con Finnegan’s Wake. Cierto, y es aquí donde debemos recurrir al género para establecer que la primera es una obra notable dentro de los parámetros de las novelas románticas para señoras mientras que el segundo lo es también para los intelectuales pedantes de esos que sacan una cita de la nada como ésta: The fall of a once wallstrait oldparr is retaled early in bed and later on life down through all christian minstrelsy. The great fall of the offwall entailed at such short notice the pftjschute of Finnegan, erse solid man, that the humptyhillhead of humself prumptly sends an unquiring one well to the west in quest…

¿Y como medimos calidad en términos literarios, por cierto? La forma más pedestre sería comprobar si el autor cuestionado posee algún premio. ¡Y vaya si Dan Simmons los tiene! (de él estábamos hablando, ¿recuerdan?) Su primera novela, La canción de Kali, obtuvo el World Fantasy Award mientras que Hyperion, el prestigioso premio Hugo. Los galardones de Simmons se acumulan: varios Locus y Bram Stoker Awards, el French Prix Cosmos 2000, el British SF Association Award, el Theodore Sturgeon Award, etc.

De acuerdo, Simmons es un autor exitoso tanto en ventas como en críticas y gracias a ello es que tipos como yo hemos podido leerlo. Pero finalmente no voy a recomendar su lectura por estas razones, sino por su eclecticismo; su falta de pudor a la hora de meter en la coctelera todo lo que se le vino en mente; por amalgamar con maestría géneros y subgéneros como la space-opera, el cyberpunk y la novela negra; por beber de las fuentes mitológicas y religiosas; por llevar las ideas a sus últimas consecuencias; por ser extremadamente original a la vez que sumamente conservador; por crear personajes entrañables; mundos espectaculares; sociedades increíbles… En suma, las mismas virtudes que hacen de Ygdrasil una obra notable.

Tras todo este divagador preámbulo y consciente que el tema puede extenderse más de lo recomendado la siguiente nota será dividida en tres partes.

Tomaremos como inicio entonces la siguiente pregunta formulada por Joseph Severn (alias del segundo cíbrido de John Keats): ¿Es posible que una deidad evolucione a partir de la conciencia humana sin que la humanidad lo sepa? Esto da pie al fragmento que sigue:

–Yo enseñé que según san Teilhard, esto era posible –señaló fatigosamente Duré–, pero si ese Dios es un ser limitado, que evoluciona tal como hemos hecho los demás seres limitados, pues no, no es el Dios de Abraham y Cristo.

Monseñor Edouard asintió.

–Hay una antigua herejía…

–Sí –dije–, la herejía sociniana. Oí que el padre Duré se la explicaba a Sol Weintraub y al cónsul. Pero no importa como haya evolucionado esta… potestad, ni si es limitada. Si Ummon dice la verdad, nos enfrentamos a una fuerza que usa cuásares como fuentes de energía. Es un Dios que puede destruir galaxias, caballeros.

–Eso seria un dios que destruye galaxias –enfatizó Duré–. No Dios.

–Pero si no es limitado –repliqué–, si es el Dios del Punto Omega, la conciencia total acerca de la cual usted ha escrito, si es la misma Trinidad que la Iglesia de ustedes formula y teoriza desde antes de Santo Tomás, si una parte de esa Trinidad ha retrocedido en el tiempo hasta aquí y ahora, ¿qué pasa?

El anterior diálogo ejemplifica muy bien los dilemas teológicos que conciernen a la Saga de Hyperion y que básicamente tiene que ver con la posibilidad de Dios o un “dios” que no es Creador sino criatura. Simmons da particular importancia a las ideas del sacerdote jesuita Teilhard de Chardin (a quien convierte en “san” Teilhard) y menciona de paso la “herejía” sociniana y más acabadamente el concepto del Punto Omega que trascendió los ámbitos de la religión para instalarse en la ciencia de la mano de Frank Tipler y John D. Barrow con el libro The Anthropic Cosmological Principle (Oxford Univ. Press, 1986), que a su vez sirvió de base para la teoría de Tipler desarrollada en «Física de la inmortalidad. Cosmología moderna, Dios y la resurrección de los muertos» (1994). Los tres apartados de esta nota denominada Un dios que evoluciona obtendrán sus títulos a partir de los enunciados del anterior fragmento de la novela de Simmons y serán, en orden cronológico: La herejía sociniana, las enseñanzas de san Teilhard y finalmente (y para delicia de rmundaca) El Punto Omega.

Apartado 1: La herejía sociniana

El Socinianismo es un movimiento religioso de teología unitaria que tomó forma gracias a dos teólogos del siglo XVI: Lelio Sozzini (o Socino), y su sobrino Fausto Sozzini quien, perseguido por sus creencias, encontró refugio en Polonia donde se unió a otros reformadores liberales y antitrinitarios en el grupo denominado Hermanos Polacos (destruido posteriormente por la Contrarreforma Católica). Antes de explicar en qué consiste la herejía sociniana a la que alude el segundo cíbrido de Keats, sin embargo, debemos establecer en que consiste la teología unitaria y el antitrinitarismo.

El Unitarismo encuentra sus orígenes en los primeros siglos del Cristianismo y se fundamenta en el rechazo a la idea de la Trinidad considerándola como contraria a las enseñanzas originales de Jesús. La imposición del Credo católico y del dogma trinitario en los Concilios de Nicea (325) y Constantinopla (381) condenó como herejías estas ideas y supuso la persecución de sus seguidores. Al estallar la Reforma y dentro del espíritu protestante de libre examen de la Biblia numerosos intelectuales publicaron sus propias interpretaciones acerca de la doctrina cristiana sin esperar por supuesto la aprobación de la “corrupta” Roma. Uno de estos intelectuales fue el médico y teólogo español Miguel Servet (1511-1553) que en su libro De Trinitatis Erroribus debatió racionalmente la doctrina trinitaria, ideas que se consolidarían posteriormente en su obra cumbre Christianismi Restitutio. Las heterodoxas opiniones de Servet le convirtieron en un proscrito en toda Europa, siendo perseguido tanto por la Inquisición como por Calvino y sus partidarios, quienes finalmente le aprehendieron en Ginebra y condenaron a morir en la hoguera.

Las críticas propiciadas por Servet de las doctrinas tradicionales fueron retomadas por los humanistas de Italia del norte que, independiente de Lutero, Calvino y otros reformadores, desarrollaron sus propias teologías liberales. Y es aquí donde entran Lelio y Fausto Socino.

Antes y después de la muerte de Servet, varios religiosos italianos que adherían a su pensamiento huyeron de la Inquisición buscando refugio en Ginebra y Zürich, dentro de ellos se encontraba Lelio Socino (también conocido como Laelius Socinus), nacido en Siena (Toscana) en 1525 y fundador del movimiento intelectual Antitrinitario. La influencia de Lelio fue mucho mayor tras su muerte que en vida y su mayor aporte fue demandar respuestas racionales a preguntas teológicas, posición que por supuesto no aceptaba dogma alguno; las Escrituras eran vistas como un testimonio y no un depositario de dogmas inventados. El rol del la voluntad e intelecto humanos adquirieron mayor relevancia pudiendo el hombre controlar sus propias decisiones morales realizadas en trono a una base racional. La Iglesia perdió toda su aura sobrenatural y se convirtió en una sociedad de creyentes. Los sacramentos fueron despojados de sus poderes mágicos y se convirtieron en ceremonias. A decir verdad los conceptos de Lelio eran similares a la doctrina de Servet pero sin la metafísica filosófica que había servido de poderoso instrumento para negar los dogmas Cristianos. El pensamiento de Lelio posteriormente llegaría a su máxima expresión con la escuela creada por su sobrino Fausto: el socianismo
Fausto Socino (1539) nació en Siena al igual que su tío y provenía de dos familias muy distinguidas de la república de Toscana. Perdió a sus padres a muy temprana edad y es poco lo que se sabe de sus años de juventud. En 1561 Fausto dejó Italia y marchó a Lyon para adquirir experiencia como mercante. Allí entró en contacto con los movimientos religiosos radicales y particularmente con el pensamiento de su tío Lelio. Tras la muerte de Lelio en 1562, Fausto abandonó Lyon y se marchó a Zürich donde adquirió los manuscritos y notas de su tío (posteriormente, en una carta escrita a un amigo de Transilvania, Fausto confesaría que no tuvo otro maestro humano en la vida excepto los escritos de Lelio).

Fausto Socino escribió gran parte de sus trabajos teológicos en Suiza e incluso en Italia y el corazón de sus doctrinas concordaba con aquellas de la Hermandad Polaca:

  • Antitrinitarismo o negación del concepto tradicional de la Trinidad.
  • Unitarianismo o negación de la preexistencia del Hijo (Jesús).
  • El concepto de redención a través de actos morales.
  • El concepto de dualismo radical, es decir, diferencia radical entre Dios y humano.
  • El estatus de moralidad de Adán antes de su caída.
  • El concepto de religión practicado como principios éticos, o sea, la convicción que órdenes morales como el Sermón de la Montaña deben ser practicados.
  • La convicción que el hombre es capaz de desarrollar la voluntad de seguir a Cristo y así obtener la salvación.
  • La oposición al misticismo que requiere cierta iluminación especial para acceder a la verdad religiosa.
  • La convicción que el razonamiento natural del ser humano es suficiente como para etender e interpretar las Escrituras.
  • Socino aceptó la posición empírica que dicta que todo nuestro conocimiento proviene de la experiencia sensorial: Nam, ut dictum est a Philosopho, nihil est in mente, sive in intellectu, quod non prius fuerit in sensu.
  • Ahora bien, en cuanto a la Cristología Antitrinitaria, Socino en su primer tratado escrito en 1562 bao el titulo Explicatio primae partis primi capitis Evangelii Joannis, entrega una interpretación distinta de las palabras de Juan (Juan 1:1-3) que niegan el dogma Trinitario. Tradicionalmente, este capítulo fue interpretado sobre la base de la filosofía y religión griega que asumía la existencia de una segunda persona, el Hijo de Dios o Verbo o Logos, que era una entidad cósmica preexistente con Dios Padre y unido a él por la misma sustancia. De acuerdo a esta exégesis posteriormente el Hijo de Dios se volvió “carne”, o sea un ser humano, Jesús, pero sin dejar de ser Dios.

    El argumento de Socino contra esta interpretación se apoya en la falta de consistencia que guarda con otros pasajes de las Escrituras. Tanto en Lelio, como Fausto el “comienzo” no se refiere al Génesis sino que debe ser entendido como el inicio de las enseñanzas de Jesús. La noción de la preexistencia del Verbo (Logos) como una entidad cósmica ha sido aceptada en la teología tradicional bajo la influencia de la filosofía platónica y no como algo emanado de los Evangelios. En los Evangelios el término Logos (palabra) se refiere al Jesús histórico (el hombre que fue crucificado) y no el Verbo eterno y cósmico. Al llamar Palabra a Jesús, Juan quería decir que Cristo estaba proclamando la palabra de Dios.

    De acuerdo a Socino, el verdadero entendimiento de la expresión escritural “el hijo de Dios” aplicada a Jesús no significa que Él haya nacido gracias a la intervención del Espíritu Santo, sino que se refiere a su “similitud” al Padre en tres funciones:

    1. Conocimiento: Jesús conocía las mentes y corazones de hombres y mujeres como ningún otro profeta o ángel.

    2. Inmortalidad: Jesús ha sido el primer y único ser humano en obtener la inmortalidad (pese a que las Escrituras mencionan que Enoch y Elías fueron llevados al cielo, no resucitaron y tampoco existe evidencia que hayan sido hecho inmortales).

    3. Poder: Jesús tenía poder sobre las mentes y cuerpo de los demás seres humanos. Además dirige buenos y malos espíritus y juzga a los seres humanos de acuerdo a sus meritos recompensándolos con vida eterna o castigo. Pero el poder de Jesús se extiende sólo sobre la gente que pertenece a la Iglesia. Y la Iglesia se entiende como la gente que tiene conocimiento de Jesús, incluyendo quienes lo niegan.

    Por último cabe mencionar que la expresión “Espíritu Santo” para Socino no denota una tercera persona o Dios. El Espíritu Santo no es una entidad cósmica, es el poder de Dios y la efectividad de sus acciones, el poder de santificar a las personas.

    En el contexto de La saga de Hyperion podemos concluir que la herejía sociniana se refiere específicamente a la visión de Jesucristo “sólo como un hombre” (aunque revelación por excelencia de Dios) lo que se ejemplifica muy bien en el siguiente pasaje del El ascenso de Endimión, durante el sermón de Aenea en T’ien Shan:
    Liberado de las restricciones del tiempo al vislumbrar la atemporalidad del Vacío Que Vincula. Jesús comprendió que él era la clave… no sus enseñanzas, ni las escrituras basadas en sus ideas, ni la servil adulación de él o del Dios del Antiguo testamento, un Dios en quien creía con firmeza y que de pronto había evolucionado, sino él, Jesús, un hombre humano cuyas células contenían la clave para abrir el portal. Jesús sabía que la aptitud para abrir esa puerta no residía en su mente ni en su alma sino en su piel, sus huesos y sus células… literalmente, en su ADN.

Los Dominios de Grumm

A fines del 2004 llegó a la redacción de TauZero un mail de un joven autor que nos ofrecía un par de cuentos para que considerásemos su publicación, lo avalaba el haber publicado en otros sitios Web y el estar preparando una monumental novela. Los dos cuentos eran lo que se podría denominar fantasía heroica o épica, capa y espada o derechamente dragonadas. Porque déjenme advertirles que en los cuentos de este chavalillo había dragones a mogollones. Ni a mí ni al Sr. Director de TauZero nos llamaba mayormente la atención este género, pero una vez que leí la prosa del amigo valenciano quedé enganchado y convencí a rmundaca qué debíamos publicarlo ya que prometía bastante. Tal fue mi entusiasmo que incluso me ofrecí a ilustrar sus cuentos: Cubil abyecto (TauZero #10, diciembre 2004) y La Sangre del Sistrian (TauZero #12, febrero 2005).

Pero mi entusiasmo lejos de decrecer aumentó y me atreví a solicitar a quien ahora consideraba un amiguete, la utilización de uno de sus personajes en un cross-over que tenía planeado. Pero la tarea no fue fácil, yo sólo quería utilizar a un personaje, a Larva, aquel mercenario zombie de Cubil abyecto que había dibujado (con y sin armadura), pero debía saber más de su mundo, más sobre Argos, sus dioses, continentes, países, costumbres y de esta forma terminé leyendo las biblias que Tobias Grumm (alias David Mateo) redactó para conformar su mundo (¡cómo si no fuese poco con entender mi propio universo de Caro data archangeli ahora debía adentrarme en la Tierra del Dragón). Bueno, el resultado le gustó a jóvenes y talentosos escritores como Gabriel Mérida y… Gabriel Mérida, entre otros (recomiendo leer Para no estar solos para comprender este mal chiste).

Bueno, la idea no era extenderse más de la cuenta en esto, que debía ser una mención al lanzamiento de la segunda novela de Tobias Grumm: El último dragón. Cuando el Equipo Sirius nos envíen un par de copias de este libro (para el director y el editor respectivamente) y aprovechen de adjuntar Nicho de reyes (que seguimos esperando), las reseñaremos como es debido.

Felicitaciones a Grumm desde este lado del charco y no olviden leer mi cuento El Unicornio en el primer número de Tierras de Acero, la revista del polifacético autor David Mateo, fan #1 en Valencia de Spider-Man y Amaral.

Título: El Último Dragón / La Tierra del Dragón 2
Autor: Tobías Grumm
Editorial: Equipo Sirius
Colección: Transversal. ISBN: 8496554082
544 páginas
Rústica con solapas

Fanfics.cl

El Universo en la mente de los fanáticos

Por Rodrigo Mundaca y Daniel Guajardo

Todo comienza con una definición: ¿Qué son los fanfics?

Pues, Fanfic es la abreviatura de «Fan Fiction», relatos de ficción escritos por fanáticos de una película, novela, programa de televisión o cualquier otro trabajo literario o dramático masivo. En estos fanfics, que pueden ser cortos como un cuento o extensos como una novela, se utilizan los personajes y situaciones descritos en la versión original y se desarrollan nuevos papeles y situaciones.

Aunque no está claro si el fanfic, como trabajo derivado de una obra que posee Copyright, debería o no rendir cuentas a el o los propietarios del derecho de autor, este tipo de creaciones se siguen realizando por montones en el mundo entero y, al parecer, son considerados un aporte para la industria. Por supuesto que es mal negocio ir en contra de los fanáticos.

En este contexto nació Fanfics.cl (www.fanfics.cl) bajo la mano creativa de Carla Aguilar, más conocida como Carla Fox, quien declara en su Sitio Web que “técnicamente hago lo que quiero (…) Fanfics.cl no es una obra social, nació como una instancia para dar a conocer los fanfics que a mi me gustaban y sigue siendo así”. Suena fuerte, pero no dista de lo que cualquiera de nosotros podría pensar de su propio proyecto.

¿Entonces, qué es Fanfics.cl?
Es un sitio Web donde publico fanfics sobre tres temas en particular: The X Files, Robotech y Star Wars. Cada tema tiene su propio mini-sitio Web y sus propias características. Por ejemplo hay fanfics de The X Files sólo en español. En cambio, de
Robotech y Star Wars los hay en inglés y español.

¿Qué tienen en común estos fanfics?
Son historias románticas entre parejas específicas: Mulder y Scully, Lisa Hayes y Rick Hunter, Leia y Han, Luke y Mara Jade, Padme y Anakin… En inglés hay muchísimos fanfics de todos los temas y simplemente pensé ¿porqué en español no? Después de todo, nuestro lenguaje es tan lindo y hay que sacarle partido, aunque no sea a nivel profesional. Ideas buenas hay por todos lados, es sólo cuestión de darles espacio para mostrarse y ¡qué mejor que en Internet! Además una gracia del fanfic es que es tan libre, que siempre encontrarás a alguien que comente lo que hiciste y eso ayuda en muchos aspectos, en términos argumentales, técnicos y para el ego del escritor también. Eso no tiene nada de malo.

¿Qué te motivó a desarrollar este proyecto?
Mis motivaciones fueron y son completamente personales. ¡Yo sólo quería leer fanfics! Si bien el dominio Fanfics.cl como tal tiene sólo 2 años, Shipper Fanfic Zone (SFZ, acerca de The X Files), que fue el sitio con el que me comencé, tiene ya 8 años on-line.

¿Qué cosas hiciste antes de instalarte en el dominio Fanfics.cl?
Como muchos partí en Geocities, en espacios gratuitos y direcciones larguísimas. Después de un par de años ya tenía 3 cuentas de Geocities, porque se me acababa el
espacio y me tenía que cambiar a otro alojamiento gratuito. Cuando la cantidad de gente que entraba sobrepasaba el ancho de banda del hosting, encontré estúpido que me bloquearan el sitio como «castigo» por llevarles gente, así que corté por lo sano, le pedí dinero prestado a mi papá, me compré el dominio y contraté un hosting. A esa altura, no sólo tenía online SFZ, sino también Do You Remember Love? Fanfic Lover’s o simplemente DYRL, el sitio de fanfics de Robotech. Lo que hice fue tomar los sitios, sacarlos de los hosting gratuitos y trasladarlos a mi nuevo alojamiento.

¿Qué te propusiste al comenzar con este proyecto?
Ser independiente de los hosting gratuitos, incentivar el desarrollo creativo y ser una «válvula de escape» para los fans de estos temas y ayudarlos a perder el miedo a escribir; ir más allá de tener una ortografía y gramática perfecta, que en mi opinión muchas veces se transforman en obstáculos sicológicos para los que tienen una idea. La ortografía y gramática son importantísimas, pero son herramientas básicas que tienen que ayudar a expresar en palabras la creación, no detenerla y lamentablemente, muchas veces el tedio de aprenderlas, le quita entusiasmo a los creadores.
Con los autores yo me propongo lo siguiente:

1. Que pierdan el temor al ridículo y por eso les permito el uso de seudónimos y no mostrar su email. Mantener el anonimato a veces ayuda a los más tímidos.

2. Incentivar una buena redacción: para eso trato de conseguirles personas que tengan tiempo y puedan revisar las historias antes de ser publicadas, tanto en aspectos argumentales, gramaticales y ortográficos, y una primera opinión. Estas personas on-line se llaman «betas». Yo solía ser beta de algunos autores, pero con los años ya no necesitan más ayuda, pues hacen excelentes trabajos.

3. Simplemente publicarlos y tratar de decirle a la gente que los comente de manera crítica y no destructiva.

4. Ser un archivo para futuros lectores.

¿Cómo logras que haya sólo críticas constructivas?
Como soy tan posesiva con mi sitio Web (porque reconozco ser una pequeña Almirante de mi sitio, se hace lo que yo digo y se siguen mis reglas… claro, siempre dispuesta a escuchar y considerar nuevas ideas), no permito criticas destructivas, al primero que moleste a alguno de mis escritores, le hago la cruz y me las ingenio para bloquearlo. A mi gente no me la molestan si puedo evitarlo. Soy un poco como «la gallina con los pollos».

¿Te has encontrado con problemas en el camino?
¡La gente no sabe leer y seguir instrucciones! Me mandan fanfics de temas para los cuales no tengo Sitio Web o no llenan el formulario completo. Muchas veces me pregunto ¿qué parte de «completa el formulario» o de «SÓLO se aceptan fanfics de Star Wars, The X-Files y Robotech» no entienden?

¿Podías decir que Fanfics.cl es un punto de encuentro?
El Sitio Web lo manejo yo sola, por lo tanto no hay grupo. Fanfics.cl es un sitio virtual, no nos juntamos porque me llegan fanfics de todo el mundo, norteamericanos, ingleses, canadienses, mexicanos, chilenos, argentinos, peruanos, españoles, etc.

Hay un foro, sólo para los fans de Robotech y hablamos en inglés de fanfics y de la serie, es restringido porque somos un grupo de amigos que nos conocemos hace años y nos gusta mantener un cierto nivel de conversación y aporte a los temas, para entrar me tienen que convencer primero y si después de un tiempo, no son un aporte, los borro. No nos gustan los mirones.

¿Desilusiones y satisfacciones que te ha dado Fanfics.cl?
Desilusiones ninguna, ¡gracias a Dios! Satisfacciones, ver como los escritores van afirmando la mano y se atreven cada vez a más cosas. Es un orgullo indescriptible ver cómo una persona que comenzó con 15 años y que ahora tiene 21 ó 22, hacer verdaderas maravillas y valerse por si misma, incluso al nivel de atreverse a escribir en inglés y llegar a todo un sector nuevo de lectores. Me enorgullece ser parte de ese proceso y me ha pasado con varias personas ya, después de todos en 8 años.

¿Y qué te falta por lograr?
Técnicamente, quisiera tener espacio ilimitado y automatización para ampliar los temas a animé, libros, películas, etc. En general algún día ser como www.fanfiction.net, sin perder ese «toquecito» personal de un sitio lindo.

¿Ves algún desafío a futuro?
Seguir incentivando a la gente a leer y me encantaría que las editoriales se dieran el tiempo de mirar a ver si encuentran escritores en potencia, como el caso de Frances Kaesar (autora de un fanfic en formato de novela acerca de Harry Potter, publicado en Fanfics.cl).

Considero a los fanfics un primer paso en el mundo literario, soltar la mano al escribir, familiarizarse con los personajes y manejarlos para, posteriormente, llegar al punto cúlmine de crear tu propia historia original. Considero a los fanfics un semillero, claro que como en todo, hay calidades muy variadas y depende de los lectores ser capaces de clasificarlos de acuerdo a su juicio.

por Rodrigo Mundaca Contreras & Daniel Guajardo