Math me apuntó a la cabeza y apretó el gatillo.
Y entonces vi el agua del río alzándose hacia mí, y con un sonoro chapuzón caí en las heladas fauces del Apuleyo.
Cuesta bastante hacer un salto tan repentino. Tengo una memoria bien entrenada (me he pasado una vida y media adiestrándola), pero aun así pensé que tendría suerte si sólo habían sido unos cuantos meses. La tensión del momento y el terror clavándome las uñas en el cerebro no me habían dejado otra opción que aferrarme al primer recuerdo perdido. Por eso trato de llenar mi vida de momentos intensos, más o menos a razón de uno por semana. Sé que es un don maravilloso el que tengo, pero estarán de acuerdo en que no es ninguna gracia pasarse otros cuatro años en la preparatoria. Sobretodo en mi preparatoria. Continue reading «Momentos Kodak»
Cuando termine esta carta voy a matarme.
Josh se había sentido raro toda la mañana. Mejor dicho, toda la semana. Desde que habían hecho aquella última prueba en el laboratorio. Se sentía extraño. Ausente. Como si su vida fuera un déjà-vu constante. Le parecía haber visto antes al tipo de traje gris que les hablaba, pero claro, era un ejecutivo, y todos los ejecutivos que conocía usaban el mismo traje gris planchado y el mismo peinado engominado.