Le decíamos Hendrix o el premio nóbel.
Vivía en el parque Stenzel, o al menos allí dormía. Íbamos allí todos los viernes a la salida del FTW, borrachos y alegres o borrachos y tristes, y nos sentábamos en el pasto a tomar como todo el mundo. El parque Stenzel era la mejor parte de mi semana.
Podías escuchar a las parejas follando tras los arbustos o encontrar amigos perdidos, y nadie tiraba nunca las botellas al suelo así que podías andar descalzo envuelto en el humo de los gatillos. Continue reading «Un mundo mejor»