Dicen que la casa del acantilado era habitada por la misma persona desde hacía más de cien años. Esas historias me impresionaban de pequeño igual que a todos los niños del pueblo. Cuentan que ese hombre salía todas las mañanas y se sentaba en un murito al borde del acantilado y se quedaba allí sin moverse hasta que se ponía el sol. Que lo único que hacía era mirar al mar. En el pueblo se manejaban todas las hipótesis posibles; decían que se había cansado de trabajar y dedicaba su vida a la contemplación del mar, otros comentaban que miraba el mar porque éste se había cobrado la vida de su único amor, también se decía que estaba esperando el regreso de una persona importante o que cada uno puede hacer lo que quiera con su vida. La hipótesis dependía de a quién le preguntaras. Continue reading «El hombre que miraba al mar»