El cuarto donde la niña estaba era un minúsculo cubículo sin ventanas donde apenas cabía el lecho donde permanecía postrada. Su existencia prolongándose tan solo debido al constante trabajo de máquinas a las que había estado conectada desde el momento de su nacimiento. Sumida en el silencio y la oscuridad, incapaz de mover un solo músculo, quizás destinada a una muerte temprana. Pero los años habían transcurrido y había vivido para llegar a ser testigo de esos días.
Pues podía contemplar la enorme flota destacada nítidamente a la luz de un sol Continue reading «Centinela de la noche y el silencio»