Sintió que la gente de las luces venía por él.
Sus rayos aún no tocaban la casa, pero el hedor de sus mortíferas extensiones irritaba sus fosas nasales. No temía por sí mismo, si no que por sus niños. Por nada del mundo se los arrebatarían. Tantos riesgos que había tomado para que estuviesen junto a él, y ahora esos engendros vendrían con sus ojos iluminadores a arrancarlos de sus brazos. Sin embargo, no podía hacer nada para evitarlo. Ellos eran superiores tanto en número como en fuerza. Optó por subir a la habitación donde los pequeños dormían, ausentes del peligro inminente. Continue reading «Las luces, se acercan»