Editorial TauZero #11

Si han leído la biografía del Buen Doctor o, al menos, las introducciones que solía escribir para sus cuentos, habrán notado que lo único que sobrepasa su extensa obra es su ego…  

      En las ocasiones en las que tiendo a compararme con el Buen Doctor, no es precisamente en lo clever para escribir, sino en aquella tendencia egocentrista. Me gusta hablar de la vida, el universo y todo lo demás… pero me he dado cuenta que pareciera gustarme más hablar de mí mismo. Puedo hablar (o escribir je!) de mi persona durante horas sin aburrirme… y siendo optimista, pareciera que a mis interlocutores tampoco. 

      Me gusta soñar… supongo que por eso leo ciencia ficción… para experimentar realidades imposibles y turistear en extravagantes planetas que jamás podré viajar. ¿Qué lector de ciencia ficción no ha fantaseado con tripular alguna nave espacial, investigar lo que ocurre en remotos sistemas solares, bañarse en espumosas aguas bajo la luna de soles multicolores o encontrarse frente a frente con alguna inteligencia extra-terrestre? 

      Si el lector ha asentido levemente o esbozado una sonrisa, entonces entenderá perfectamente el experimento que hemos incluido en esta edición de TauZero… 

      Tiempo atrás Sergio, mi fiel editor, me comentó que su primo Remigio Aras estaba escribiendo un cuento en donde el protagonista vivía unas inusuales aventuras, con viaje temporal incluido. Me pareció una historia de lo más simpática y, medio en broma, medio en serio, le pedí a Sergio, para que a su vez le pidiera a Remigio, que ese personaje se llamase como yo…  

      A Remigio le agradó la idea, Y no se quedó allí. Sugirió que aquel personaje no sólo debía llamarse como yo, sino “ser yo”. Y debo confesar que la idea me sedujo. Y se puso manos a la obra. Al principio pensó en extraer información del blog que yo publicaba por aquel entonces en
la Internet para ayudarse. Luego pensó en idear un cuestionario que yo respondería para dar luz sobre mis gustos y criterios. Por último, decidió escribir su historia usando como personaje central su propia versión de mi “yo”. 

      Cuando terminó de escribir, me envió el texto para que yo rescribiera lo que estimase necesario. Sin embargo, me limité a rescribir aquellos fragmentos que no se aplicaban correctamente a mi persona, me describían en forma deficiente o no me dejaban en una situación “digna”. Sergio, muy en su estilo, llamó a esto censura y hasta tuvimos una mini-discusión un tanto seria al respecto, que se solucionó felizmente, of course. 

      El resultado nos dejó conforme a todos. Remigio escribió su relato, y yo obtuve el rol protagónico en mi propia aventura. De alguna forma me siento como un Max Headroom literario. El personaje que interactúa con
la Inteligencia Artificial llamada Lucy, que no se inmuta frente a un panel de controles de diseño hiperfuturista y que viaja en el tiempo y regresa justo para tomar desayuno, tiene mucho de mi forma de ser. Los diálogos, expresiones y “muletillas” corresponden a mi forma de expresarme. Algunos detalles familiares y sentimentales pueden haber sido exagerados, tergiversados o son sencillamente inexactos para el momento en que se publica la historia, siendo todo ello tendiente  a darle más sabor a la historia… después de todo, esto es ciencia ficción 😉 

      Bien, basta de egocentrismo. Mejor dejo esto hasta aquí y así ustedes pueden disfrutar íntegramente de esta edición de TauZero

Rodrigo Mundaca Contreras.

Enero 2005

Editorial TauZero #10

Nuevamente el e-zine aparece a la luz pública desfasado en el tiempo. Mil veces me he propuesto que la próxima edición saldrá en la fecha que corresponde… y mil veces he faltado a esa promesa. Siempre tengo alguna excusa. Y esta vez no es la excepción. Pero creo que esta vez, más que todas las veces anteriores, ustedes deben leer mi reflexión. 

TauZero, para mí, es un símbolo de mis proyectos poco convencionales. Siendo yo un individuo muy convencional (a juicio de la gente que me conoce), el incursionar en algo como un e-zine representa, de alguna forma, mi no-convencionalidad. Siendo TauZero una creación de mi persona, he querido que refleje en sus páginas, sobre todo en sus editoriales, mucho de lo que yo pienso y siento. Nació en una época en la que me encontraba realizando una práctica laboral en Santiago de Chile, época en la que el nivel de ocio era alto. Sufrió su primer paréntesis fuerte cuando tuve que retomar el último semestre de asignaturas en la universidad, el año 2003. Volvió a aparecer a la luz a fines de ese mismo año. Y nuevamente volvió al estado catártico cuando la universidad, a mediados del 2004, comenzó a presionarme para que terminara, de una vez por todas, aquel molesto trámite que es la realización de la memoria de título (o tesis de pregrado o monografía de fin de carrera o etc.). Desde septiembre hasta diciembre fueron días, con sus noches, bastante intentas. Escribiendo, borrando, corrigiendo, estudiando. Por supuesto, todo aquel apretón final dio sus frutos. Puedo decir, muy contento de mí mismo, que en el preciso instante en que escribo estas líneas ya no soy estudiante universitario. He obtenido, finalmente y después de muchos años de estudio y muchos sustos, el título de ingeniero civil electrónico. Este nuevo status académico lo obtuve la segunda semana de diciembre, y por supuesto que desde aquel día hasta ahora pareciera que he estado levitando. Terminar la universidad ha sido, hasta ahora, el proyecto más exitoso, y posiblemente el más significativo, que he culminado en mi vida. Me siento muy feliz, pero por sobre todo, me siento tranquilo. 

Más de alguna vez Sergio me ha leído y escuchado, con ocasión de mis retrasos e irresponsabilidades hacia TauZero, que cuando terminase la universidad mi actitud hacia el e-zine cambiaría. Y me da una vergüenza enorme el no poder cumplir con lo que he dicho. Sucede que me he puesto a laborar, como se espera que un ingeniero labore, y ello implica trabajar 8 horas diarias como mínimo, 5 días a la semana. El detalle es que soy un ingeniero novato, muy novato, y por ende el proceso de adaptación a la cultura de mi primera empresa, una consultora de ingeniería en proyectos de automatización de procesos, me ha demandado mucho esfuerzo. Tanto así que al término de la jornada acabo francamente exhausto. Sin muchas ganas de hacer nada más que dormir. En ese contexto, no he leído nada de nada, y menos he escrito. 

Durante los fines de semana la cosa no mejora. Que los amigos y amigas, que el deporte (que también es una actividad que sólo he comenzado a retomar después de la universidad), y una que otra actividad corroe todo mi tiempo libre. Encuentro tal situación francamente horrible. Soy soltero, no tengo compromisos con nadie y aún así, a-ú-n a-s-í, tengo problemas de tiempo. 

Estimo que todo aquello sólo es por una mala planificación. Pero la situación por la que atravieso no es usual. Uno no termina la universidad ni obtiene su primer trabajo todos los días, de modo que considero mi situación actual como extraordinaria. Eventualmente me adaptaré a mi nueva condición, y redefiniré los tiempos para mis actividades laterales de modo de dejar el tiempo que necesita, finalmente, mi actividad literaria. 

La edición de TauZero que tienen en sus manos (o monitor), ha estado lista desde hace bastante tiempo, sólo faltando agregar esta editorial-excusa. ¿Qué sería de TauZero sin Sergio? Seguramente sería uno de los muchos proyectos que forja mi imaginación, pero que por falta de tiempo o ganas o que sé yo, finalmente nunca se hacen realidad.Que disfruten esta edición. 

 Rodrigo Mundaca Contreras. Diciembre 2004 

Editorial TauZero #9

por Rodrigo Mundaca Contreras

En algún momento Sergio me planteó la idea de re-publicar un cuento de Greg Egan cuya autorización para la traducción al castellano – inédita, por cierto – había sido gestionada por Pablo directamente con Egan. Sergio realizó la traducción y el resultado fue publicado en Fobos, en junio de 2003.

Siendo la obra de Egan relativamente escasa en nuestra lengua, la divulgación de sus escritos tiene que tener una preferencia especial por sobre otros autores con mayor presencia en el mercado… digamos un Asimov o un Clarke.

Y bueno, la publicación del relato, por diversos motivos, fue postergándose y postergándose. Y la ventana de la oportunidad se abrió ahora. Fue un excelente trabajo tanto de Pablo por sus gestiones con Egan como de Sergio en la parte “técnica”.
El relato en cuestión aborda un tema que, para variar, me interesa sobremanera. (pareciera que todos los temas que se abordan en TauZero son de mi interés… aunque si lo pienso mejor no podría ser de otra forma pues yo mismo defino – junto con Sergio – la dirección de este buque). De hecho por estos días estoy clamando al cielo de las ideas para hilvanar un artículo sobre uno de los temas que en el cuento de Egan son tratados. Me refiero a la conciencia y su posible relación – si es que aquello es posible – con los computadores.

Dejemos que Pablo en “Caja Negra” se refiera a Egan y su relato.
Mas la participación de Pablo no termina allí. De hecho, la mayoría del material de este número es debido a su pluma. Valga esto como un improvisado y providencial homenaje-despedida del comité editorial. Estrena una nueva sección llamada “Entrevista” que va sobre… adivinen…

El entrevistado en esta ocasión es una persona cuyos aportes al desarrollo del género en Hispanoamérica debería ser familiar para quien esté medianamente informado. Se trata de Pedro Jorge Romero.
Y Pablo continúa sin descanso. Salta al cine y desde allá nos comenta, con su particular visión de las cosas, su percepción sobre la adaptación de una de las novelas emblemáticas del Buen Doctor: Yo Robot.

Pero no sólo de Pablo Castro vive TauZero.

El señor de los otrora punzantes arpones verbales, Daslav Merovic, ha tomado impulso y continúa enviando material. No importa en absoluto que sus colaboraciones sean reciclajes de artículos para sus clases de filosofía, pues el amigo escribe bien y divaga. Dos características que son gusto del Director y son premiadas con publicaciones inmediatas. Je.

Y el invitado espacial, por no decir estelar, es Luis Saavedra. Recordemos que Saavedra, ganador de nuestro primer concurso de relatos, es director del fanzine-ezine Fobos y activo colaborador de la naciente e impetuosa Comunidad de Ciencia Ficción, un ente que parece ser la aglomeración más grande a nivel hispano de lectores, escritores y editores en torno al género literario de nuestro beneplácito. Saavedra, en su artículo, aborda un tema que no sólo se manifiesta en la ciencia ficción, sino en todos los ámbitos de la vida en donde existe un relativo grado de especialización y en donde necesariamente aparecen términos técnicos que evolucionan a una jerga. ¿De qué estoy hablando? Pues si no lo entienden, es vuestra culpa por no tener el suficiente nivel de ñoñería…

Por último, J.C. Emilfork, colaborador de la casa, apunta sus letras a Matriz Revolutions, una película que todo el comité editorial de TauZero odió profundamente, pero como somos pluralistas y el amigo Emilfork sabe de lo que habla, pues ahí tienen.

Y ese es el menú que en esta ocasión ofrece TauZero. Más sorpresas y nuevos colaboradores, en el siguiente número.

Hasta entonces!

Rodrigo Mundaca Contreras
Director TauZero

Editorial (2) TauZero #9

El asunto es así: hace un par de días me junté con Sergio, quien me comentó sobre la inminente salida del número 9 de TauZero. Al preguntarle que cosas traía me respondió diciendo que casi todos los artículos eran de mi autoría o estaban relacionados directamente con mi participación. Y no, no es que TauZero haya decidido configurar un especial dedicado a mi persona. Sólo se trataba de una extraña coincidencia o quizás de una especial sincronía.

Bueno, aproveché para sugerirle a Sergio la posibilidad de que este número tuviera no sólo el material ya considerado, sino también hacerme cargo de la editorial. Así aprovechaba de esbozar una tímida despedida, en virtud de que hace ya unos meses que abandoné el comité editorial de TauZero.

No voy a dar detalles de las razones que me impulsaron a dejar el comité, aunque debo decir que con el tiempo descubrí que la mejor razón tenía directa relación con el factor tiempo, junto a una complicado asunto de logística. No voy a mentirles, me saqué un peso de encima, un peso que en otras circunstancias no hubiese tenido problemas para lidiar con él, pero que ahora se me hacía imposible encauzar.

En ese sentido debo felicitar a Sergio y a Tino, porque como dije alguna vez, trabajar en esto de producir proyectos de ciencia ficción es extremadamente agotador y pocas veces la gente lo agradece. Es un tema que me preocupa, porque cada vez veo que las nuevas generaciones son poco agradecidas y que por el contrario, actúan como si la vida les debiera algo. Señores, la vida no les debe nada y menos los que llevan años trabajando en la ciencia ficción.

Años atrás, cuando comencé a tomar contacto con diversas personas del género en Chile, no había revistas ni fanzines ni concursos, y las pocas convenciones temáticas se encontraban en un estado de enfermedad terminal. Hoy por lo menos hay espacio para publicar historias, realizar concursos y lo mas importante, personas con profunda dedicación para seguir adelante con estas instancias.

El panorama no es mejor en otros países de Latinoamérica y la verdad es que si bien existen algunos interesantes y auspiciosos proyectos, la cosa no pinta para una visión utópica. Ignoro si alguna vez tendremos una verdadera ciencia ficción latinoamericana. Tampoco sé si la mayoría de las personas se toma esto como un hobby o como un componente importante en sus vidas, lo que sí tengo claro es que a estas alturas no tengo ningún interés en relacionarme con personas que no me son ningún aporte y que han probado no tener capacidad para aportar en función de un compromiso general, y que sólo husmean en la ciencia ficción porque les da la posibilidad de hacer sentir su propia excentricidad. Los que se sientan aludidos pueden sacar sus propias conclusiones.

Para terminar, agradezco públicamente a Sergio, quien día a día y con una mentalidad ejecutiva envidiable hace lo posible para configurar de la mejor forma a TauZero. Lidiando todos los meses con los vaivenes de una compleja situación económica. Y agradezco también a Rodrigo quien tuvo el coraje para confiar en varios de mis consejos y de abrirme las puertas a TauZero.

¿Sobre el material? Léanlo ustedes mismos. No pienso adelantarles nada.

Pablo Castro Hermosilla
Septiembre 2004

Introducción – Concurso de Relatos Tau Zero

Reflexiones

Escribo este artículo a título personal, cosa que me gustaría dejar bien en claro para evitar cualquier problema a futuro con mis amigos de TauZero. Lamento cualquier controversia suscitada por algún artículo anterior, pero bueno, hace algunos meses que ya no soy parte de este e-zine, aunque mi retiro no afectó para nada mi presencia en el concurso de cuentos TauZero, y esa es la razón por la cual me siento en condiciones de escribir este artículo.
El concurso nació en función de la necesidad que existía dentro del comité editorial de TauZero para fomentar instancias que ayudaran tanto a la divulgación como a la promoción de nuestra querida ciencia ficción. En ese sentido es bueno agradecer tanto a Rodrigo Mudaca como a Sergio Alejandro Amira su disposición para encauzar, apoyar y trabajar en este concurso, más aún que ambos fueron también jurados, lo cual no es poco.
Por lo general los organizadores de los concursos literarios no hacen evaluaciones públicas de éstos, lo cual pienso es una carencia que fácilmente podría repararse. Ciertamente las evaluaciones existen a nivel interno y es también cierto que algunas de ellas no serían urgentes exponerlas en público, total, muchas de las conclusiones pertinentes sólo tienen alcance e interés para los mismos organizadores.
Yo discrepo un poco de esta realidad, aunque la entiendo. Sin embargo, creo que siempre es necesario realizar alguna que otra evaluación, pues de alguna forma el género siempre se está re-inventando o bien actualizando. No hablo de aspectos conceptuales, sino de quienes están al otro lado de la página leyendo y escribiendo ciencia ficción. Me refiero pues al público, a los seguidores y los fanáticos del género, un universo complejo que no siempre es fácil de medir y sopesar.
Precisamente los concursos literarios de ciencia ficción sirven en algo para testear no sólo a posibles escritores, sino también posibles tendencias. Aquí entro ya en dimensiones más conceptuales, que trataré a su debido tiempo. Como ya entenderán, este artículo no sólo se enmarca como una sucesión de conclusiones iniciales, sino como una reflexión general del oficio de escribir ficción para un concurso público.

Participantes

Hay dos cosas importantes que debe definir una persona que quiera escribir ciencia ficción: primero, estar dispuesto a jugarse a fondo por tal oficio. Segundo, asumir que este apuesta está llena de sacrificios, sinsabores, y que por lo general no sólo no reditúa dinero, si no que tampoco redención. Una vez asumida la intención de escribir hay que determinar si se tiene talento o no. Esto es difícil, porque no es fácil tener la claridad para discernir un posible talento literario. Pero lo que el conocimiento no da, lo entrega el instinto.
Uno se da cuenta rápidamente cuando el talento fluye de los dedos. El escritor talentoso puede escribir apresurado o muerto de sueño y siempre le saldrá algo que como mínimo llamará la atención. En el teatro un actor lo puede hacer mal, pero alguien que no es actor hace siempre el ridículo. En literatura es algo parecido, aunque quizás no tan taxativo.
Bueno, si se tiene talento, sólo se necesita dedicación, tiempo y algo de suerte. Si en cambio no se tiene talento, debe volverse a la primera pregunta. En ese punto es bueno entonces pensar si vale la pena dedicarse a escribir, ya sea en forma completa o parcial (aunque para mí esa diferenciación no existe).
Si no se tiene talento, pero están las ganas de seguir por el camino de la escritura, sólo queda trabajar, trabajar mucho, escribir, reescribir mucho, llenarse de paciencia, acumular convicción y amor por el género, y sobre todo tener claro que el proceso de escribir no parte con encender el computador, sino también con elucubrar ideas, desarrollar estructuras, investigar lo más posible, y configurar los elementos pertinentes. Tomar apuntes, crear carpetas de trabajo, intercambiar ideas y por cierto, leer una diversidad de obras del género.
Este proceso es largo e incluso gastador, pero se supone que nadie nos está obligando a escribir, y que por ende se trata de una decisión soberana. Si se quiere abandonar, la puerta está abierta. Todo depende de cuán lejos se quiera llegar.
Desarrollado en parte este camino se llega a la etapa de los concursos. Digamos las cosas por su nombre: por lo general casi nunca se gana. La utilidad de los concursos es que uno se auto obliga a escribir y en las instancias donde existen las menciones honrosas se puede acceder a ellas, más que al primer premio, lo cual es siempre bienvenido: primero, porque ganar una mención implica que el cuento tiene algún elemento que al jurado le pareció interesante o bien hecho. Segundo, porque sirve para tomar contacto con los organizadores, lo cual es bueno, si se está un poco aislado, sobre todo en un género donde lo más probable es que el vecino no sepa qué es ciencia ficción. Por otra parte, un cuento que tiene algo de interesante siempre se puede mejorar. Y eso ya es una buena motivación.
En fin. Existen interesantes opciones relacionas con el género, sobre todo en España, donde abundan varios concursos. Mi experiencia me dice que no hay que apuntar inmediatamente a los premios grandes, si no que es mejor participar en concursos de cuentos más pequeños. Hay además varias revistas y sitios online (como Tau) que acogen de buen agrado colaboraciones literarias. Por lo general los escritores incipientes no hacen eso, porque la ansiedad los mata antes, debido a la necesidad de ganar un concurso que pueda legitimar socialmente su opción. Esto es entendible, todos hemos pasado por lo mismo. Por eso, lo mejor es ir paso a paso, y así ganar experiencia.

El concurso en sí.

El concurso TauZero estuvo enmarcado dentro de la modalidad llamada «relato corto», que responde sólo a una configuración personal para hablar de aquellos cuentos que están muy por debajo de parámetros como la nouvelle, novellette, y otros que han popularizado los norteamericanos. Doce páginas es creo yo un cuento corto. Además el concurso Púlsares que realiza el fanzine Fobos estaba dirigido a cuentos de 20 páginas, una modalidad que está por encima del relato breve y por ende se hacía necesario cubrir otros espacios.
Pero además existían otras razones: en principio la idea de que un cuento corto implicaría un ejercicio de creación más contenido, en el cual los autores pudieran configurar todo el potencial de una idea en un espacio limitado. A veces por la necesidad de cumplir con los parámetros solicitados, los participantes alargan de forma innecesaria una historia, por ende el relato breve daba más posibilidades a los autores de trabajar mejor una historia en particular. Bueno, eso era lo que el jurado pensaba.
A estas alturas es difícil poder afirmar si la elección de ese espacio de hojas fue acertado o por el contrario un error. Vistos los resultados, es un tanto complejo acceder a una conclusión satisfactoria, pero bueno, sean 12 o 20 páginas, un buen escritor sabrá usar los espacios a su favor. En ese sentido es claro que muchos de los que participaron todavía no dominan técnicas de escritura, como tampoco ingenio para construir tramas, estructuras, o desarrollo de una idea. Otros, los menos, tienen ya una cierta experiencia, y unos pocos demostraron capacidad suficiente para elucubrar de forma certera una historia.
Pero también hay otras cosas que no pueden quedar atrás y que es necesario decir para conocimiento general: cuando se participa en un concurso se deben cumplir con todas las indicaciones expuestas en las bases. No es concebible que haya personas que manden sus cuentos en formatos distintos, a veces ilegibles, o sencillamente desordenados. Se me dirá que el aspecto formal es lo de menos y que lo que realmente importa es el fondo, pero no es así. Si se pide un formato en particular es por alguna razón y no se entiende que uno deba leer un cuento en un formato que no cumple con las bases. Legitimarlo sería despreciar a quienes sí lo cumplieron. Es un asunto de política de trabajo que lamentablemente se debe cumplir, pues escribir será un arte, pero también un oficio y una profesión, y en ese aspecto se debe ser profesional cuando se participa en instancias de este tipo.
Ahora bien, se recibieron en total más de 95 relatos, lo cual es una buena cifra para un primer concurso. Ayudó por cierto el hecho que pudiera enviarse por correo electrónico. Nunca es tarde para agradecer a todos quienes participaron, cosa que puede sonar a demagogia, pero la verdad es que para el jurado fue muy excitante la participación de tantas personas, algunas con un currículum más que notorio. En ese sentido se aplicó un criterio objetivo y si revisan la lista de ganadores verán que los datos de los participantes no pesaron en el veredicto final.
Decía que es importante creer en las bases y sobre todo respetarlas. En todos los concursos se exige cumplimiento de las disposiciones y los que no lo hacen se van al tarro de la basura. Por ello insisto en que quienes participen en instancias de este tipo cumplan con todo lo que se pide. Si son 12 páginas el máximo, que sean 12. Si se pide letra verdana, que sea verdana. No hay nada más fastidioso que ser jurado y lidiar con un relato que no cumple con estos sencillos reglamentos.
La mayoría de los participantes cumplieron bien y se agradece. Sin embargo, un punto que llamó fuertemente la atención estuvo referido al hecho de que la gran mayoría de los relatos que participaron no se enmarcaban dentro de lo que entendemos por ciencia ficción. Y sí, la mayoría de los cuentos no eran ciencia ficción, si no que cualquier otra cosa, llámase fantasía, terror, existencialismo, etc. No quiero dar cifras, pero al decir gran mayoría, me refiero a un gran, pero gran número de relatos que no tenía nada que ver con el género.
Sé que en este punto muchos alzarán su voz. Después de todo ¿qué es ciencia ficción? Claro, existen muchas definiciones, muchas elucubraciones intelectuales, pero algo es seguro: la gran mayoría de éstas dejan en claro las diferencias entre la CF con la fantasía, el terror u otro tipo de géneros. A menos que elementos de estos géneros estén dentro de una historia de ciencia ficción la cosa puede funcionar, pero no si estos elementos son el punto central de la obra.
Quizás en las bases se debió dejar en claro qué entendía el jurado por ciencia ficción, pero me parece algo redundante e inútil. Cualquier definición que hubiésemos habría moldeado el género y no era la idea. Además creo que el problema con los cuentos recibidos no fue debido a una marcada diferencia conceptual. Creo que la personas que enviaron cuentos de terror, fantasía o de otro tipo piensan que el carácter casi exclusivo o excéntrico de esas obras las hacías parte de la ciencia ficción. Esto ha pasado muchas veces. Sin embargo es necesario señalar que la ciencia ficción por más excéntrica o rara que pueda ser, tiene su carácter y su estructura conceptual bien entendida.
Un cuento de duendes, de fantasmas, de hadas, etc., no es CF, a menos, como dije, que estos elementos estén presentes como parte de la historia y no como elementos conceptuales en sí. Siempre se ha dicho que la ciencia ficción no es sólo la proyección fantástica de una idea científica o tecnológica, sino más bien la construcción de un mundo donde los avatares de la ciencia y la tecnología tengan tal presencia, que si esos elementos desaparecen el mundo en cuestión también. Stanley Schmidt, editor de Analog Science Fiction Magazine lo señalaba al plantear lo que ocurriría con la historia de Frankenstein si se le quitara toda la ciencia presente en ella. Claro, la historia no funcionaría tal cual como está escrita.
Insisto que no se trata de comparar distintos criterios de cómo ver o escribir la CF. El género a mi juicio está bien delineado, incluso dentro de su evolución histórica y todos los sub-géneros que han aparecido en dicha evolución, como los mundos paralelos, ucronías, etc. El tema en cuestión es que la CF debe tener su identidad y no ser un nombre más para referirse a un inmenso estilo o universo narrativo no-realista.
¿Será que en Hispanoamérica la ciencia ficción no es más que un estilo que puede también llamarse fantasía o postmodernismo mágico? La verdad que no lo sé. Sí tengo la impresión que el fenómeno de la fantasía anglosajona ha terminado por disolver la identidad que tenía la CF en los 50′ o 60′. Tal vez el science-fantasy sentó las bases para esta realidad. Science fantasy, se supone, es un sub-género de la CF en la cual se unen los mundos fantásticos con mundos propios de la CF. En realidad no lo sé. Pero siento que la ciencia ficción, tal como yo la entiendo, se está escribiendo y leyendo poco.
En ese sentido el concurso TauZero dejó en claro que se trataba de un concurso de ciencia ficción, no de fantasía, ni terror u otra cosa. Si todos los cuentos presentados no hubiesen aplicado este criterio entonces seríamos nosotros los llamados a auto-evaluarnos. Pero la presencia de varios escritores con obras claramente de ciencia ficción nos lleva a pensar que el género subsiste y que su presencia es clara y definida, que existen lectores y escritores que saben de qué hablamos cuando hablamos de ciencia ficción. En ese sentido, creo que el jurado debe sentirse satisfecho. Lo ideal, por supuesto, es que existan premios para todos los géneros. Pero es importante que los participantes entiendan que la CF no es un término amplio donde cabe cualquier tipo de narración fantástica.
En fin, la discusión puede quedar abierta. Felicitaciones a los ganadores y gracias a quienes participaron. A esto últimos no me queda más que decirles que escribir ciencia ficción es el oficio más difícil dentro de la literatura, porque hay que pelear con dos frentes: contra uno mismo, para escribir mejor, y contra el mundo en general que casi siempre no tiene idea lo que es ciencia ficción.

Pablo Castro Hermosilla

Agosto 2004

Editorial TauZero #8

por Rodrigo Mundaca Contreras

Siempre me ha intrigado la muerte. ¿Es una transición hacia otro estado existencial? ¿Es una pausa en un ciclo de duración eterna? ¿Es el fin inexorable y absoluto del ser? ¿Quién tiene la respuesta? Un ser vivo como yo en este instante; un muerto, quien ya está en aquel estado… o la respuesta sencillamente no se puede determinar?

Recuerdo que mi primer contacto cercano con la muerte fue en mi infancia. Contaría yo con unos cuatro o cinco años cuando, en mi inocencia, hice pelear a un perro con un gatito de pocos meses. El gatito se defendía con inofensivos zarpazos y maullidos, lo que enfurecía a su vez al perro, quien le ladraba y lanzaba golpes con sus patas delanteras. Fueron estos golpes los que lastimaron de muerte al gatito. En un momento, el animalito que pugnaba desesperadamente por su vida, se quedó inmóvil. La situación me dejó un tanto desconcertado pues no esperaba que el felino feneciera… y bueno, veinte años después aún sigo recordando aquella lejana tarde estival.

Pocos años más tarde, fui testigo de la fulminante decadencia de mis abuelos maternos; ella víctima de una septicemia general producida por una hepatitis mal tratada y él de una diabetes crónica. Me sentí desconcertado nuevamente, pues la imagen que tenía de ellos era la de personas muy activas… y verlos a través del vidrio del ataúd era extrañísimo… y más tarde, verlos ser cubiertos con un alúd de tierra para nunca jamás volver a verlos me sumió en un estado de desconcierto que se repite cada vez que alguien conocido abandona este mundo.

En algún momento de mi vida me asustó muchísimo la perspectiva de morir, pero cuando me auto-convencí que lo que yo sentiría de muerto sería lo mismo que sentí antes que ser engendrado, es decir, nada-de-nada, me calmé bastante. Sin embargo, mi tormento de alguna forma continúa pues hay tanto que hiciera hacer y conocer que sencillamente no estoy preparado para morir.

Hace pocas semanas, el desconcierto del que hablo hizo una tentativa de asomarse en mi vida cuando a mi madre le diagnosticaron un cáncer uterino y diabetes. Entre el diagnóstico y la intervención quirúrgica mediaron pocos días. Afortunadamente todo fue exitoso y en estos instantes mi madre descansa en casa. En las noches de desvelo en que ella estuvo ausente, me imaginé un futuro en donde ella dejaba de existir, y me pregunté si en verdad existe algo más allá de la muerte, tal como ella cree. Hasta casi quise convencerme que la respuesta era afirmativa…

Sumergido en aquellas meditaciones me encontraba, cuando llegó a mis manos un texto de Daslav Merovic en donde se explayaba precisamente sobre el tema de mis tormentos. Esta persona, quien porfiada e injustificadamente insiste en mantener su anonimato, en algún momento lanzó sus dardos hacia TauZero en una publicación hermana… pero, a su pesar, aquellas saetas tuvo que tragárselas porque más tarde, según mi editor confiesa, Merovic se retractó de su infortunadas palabras cuando leyó nuestra publicación… y a modo de disculpa nos envió el interesante y casi excesivamente erudito texto… y así TauZero suma un nuevo colaborador a sus filas.

Esta edición de Tau se ufana de sí misma porque marca el retorno del amigo Jorge Baradit, una mezcla entre motorista, samurai y neonazi tal como me gusta caricaturizarlo. Su aporte en esta ocasión es doble: por un lado cumplimos la promesa de publicar su relato “Angélica” que es parte del universo de Ygdrasil (aquella novela cyberpunk que habíamos comenzado a publicar y que por diversos motivos tuvo que suspenderse) y por otro lado ha escrito – a petición nuestra – un artículo que va sobre Miguel Serrano, aquel raro y fantasioso escritor chileno vinculado al nazismo. Dado que yo desconozco su vida y obra en proporción directa al conocimiento que de él tiene Jorge, pues era más o menos natural “exigirle” un texto sobre aquel escritor. Y aquí está.
Emilfork, fiel a su estilo, esta vez nos expresa su visión de la miniserie Taken, aquella que va sobre tres generaciones de abducidos y que aun no he podido ver, porque casi no veo tv.
Marcelo López, Marlo para los amigos, debuta en TauZero con una brainstormig teñida con flashback personales en torno a la película “El gran Pez”.

La masa crítica en esta oportunidad es una reedición de un comentario de una novela de ciencia ficción escrita hace mucho, mucho tiempo y publicado en una ignota publicación del sur de chile llamada “Impactos”. El libro en cuestión es inencontrable y al parecer la única referencia que de él se tiene es el comentario que acá hemos reproducido.

Con respecto a la sección de ciencia, este número lamentablemente carece de escritos. La razón es simple: mis colaboradores que gustan de escribir sobre este tema o están fuera del país en convenciones antropológicas, o están en los plazos límites de sus tesis doctorales, o están de vacaciones o sencillamente sus escritos no logran convencerme. De todas formas, todos ellos ya tienen asignados sus temas, y en cuanto tengan tiempo ocioso, me aseguraron que se pondrán a trabajar en los artículos… en definitiva, no hay que perder la “fe” porque ya vendrán los artículos.

Ah, y ¿que hay del concurso de cuentos? Pues ha llegado a su fin. Hemos fallado al ganador y se está preparando el especial, el que ha tenido algunos retrasos por pequeños problemitas… pero les aseguro que el resultado justificará la espera… los análisis e impresiones sobre el certamen están consignadas en el especial, de modo que nada diré aquí…

Hasta la próxima

Rodrigo Mundaca Contreras
Director TauZero

Editorial TauZero #7

por Rodrigo Mundaca Contreras

Verano de 2003 en el hemisferio sur del planeta Tierra. Yo me encontraba en Santiago de Chile trabajando como estudiante en práctica en una empresa de desarrollo de software. El trabajo distaba mucho de ser pesado, pues no suelen asignarle tareas complejas a un estudiante sin experiencia laboral. El tiempo de ocio que tenía era elevado. En esas circunstancias comenzó a formarse la idea del ezine.

Jamás he pretendido hacer creer que TauZero es un proyecto original. Muy por el contrario. Sigue los pasos del fanzine Fobos. De hecho, recuerdo que parte de mi idea original era realizar una sección de divulgación científica en Fobos. Mi propuesta, realizada en algún pub ubicado en los alrededores de la plaza Italia no encontró apoyo entre los jefazos de aquel fanzine. En esas condiciones, decidí lanzarme con una publicación propia, que tuviera literatura de cf… pero también artículos de divulgación científica, ambas propuestas viviendo en armonía.

Pero tenía un problema. No sabía que nombre darle a mi creación. En estos casos, suele ser típico darle algún nombre astronómico…ejemplos hay varios: Nebula (Una nube de polvo estelar y el nombre de un importante premio cf); Fobos (una luna de Marte y un fanzine); Deymus (la otra luna de Marte y una empresa); Pulsar (una estrella de neutrones en rotación que emite radiación X y un ezine); Alfa Eridani (¿una estrella? y también un ezine)… Por otro lado, siempre me gustó la palabra Quark… pero ahí estaba el software llamado QuarkXpress y una publicación (al parecer extinta) llamada Quantor… uf!

Le pedí ayuda a mi amigo Sergio en el proceso de elección del nombre. Sergio, presto, me envió una lista con propuestas, para que yo eligiera uno. Y en aquella lista, entre otros muchos, estaba el nombre “Tau Cero”.

Me llamó de inmediato la atención aquel nombre. Recordé que había una novela de Poul Anderson con ese título y que es considerada un clásico de la ciencia ficción dura. Sin riesgo de arruinarles la historia a quienes no la han leído, puedo señalar (si mal no recuerdo) que en contexto de dicha novela Tau es el denominador de la transformación de Lorentz. En dicho factor aparece la velocidad del objeto que se desplaza, y la velocidad de la luz. Conforme la velocidad del objeto aumenta, el factor Tau se hace pequeño. En el límite, cuando la velocidad del objeto tiende a la velocidad de la luz, el factor Tau tiende a convertirse en una singularidad, pues tiende a cero. Tau = Cero. Y en inglés, el idioma original de la novela: Tau = Zero… TauZero.

Considerando que en las novelas de cf dura la ciencia es un factor predominante, que en el ezine la ciencia tendría un lugar especial y, por último, dado el origen físico del factor Tau, pues decidí que aquel nombre era inmejorablemente adecuado para titular un proyecto de difusión de la literatura de cf y la ciencia.
Esta es la historia del origen del nombre de este proyecto. Lo tenía que aclarar pues hace un par de meses, en una entrevista que me realizó un medio escrito de mi ciudad, Concepción, conté esta misma historia junto con otras muchas cosas, en el contexto de la promoción del concurso de cuentos que por estos días estamos llevando a cabo. Para mi mala suerte, la edición de dicha entrevista omitió muchas cosas y equivocó otras. Por ejemplo, aparece una frase textual diciendo que la novela TauZero la escribió Frederick Pohl, y no Poul Anderson. Recuerdo que mencioné a Pohl… pero también a Heinlein, a Asimov, a Dick, a Benford y a Clarke, entre otros, y supongo que por ahí alguien confundió apellidos…. lo que nunca se sabrá, pues yo ya no recuerdo, es quien fue el de la confusión: yo o la periodista que me entrevistó…

A propósito del concurso, debo decir algunas palabritas. A un mes del cierre, ha llegado una treintena de relatos. Previsiblemente, la mayoría de los relatos provienen fuera de Chile. Mención especial merecen los relatos enviados por los amigos cubanos. Yo me declaro un completo ignorante en política internacional (y lo digo con un poco de vergüenza, ¡snif!) pero entiendo que Cuba vive una situación bastante particular, de bloqueo económico y segregación. Según entiendo, el acceso a los medios de comunicación (Internet en particular) es un poco difícil. Por esta razón, me alegro y sorprendo que el concurso de cuentos TauZero sea conocido en la Isla. Le deseo la mejor de las suertes a los amigos cubanos en el concurso… y al resto de los amigos también… para que después no digan que uno es parcial… 😉
Por otro lado, y no menos importante, debo mencionar algo con respecto a la ausencia de la edición de marzo. Al principio, cuando nació TauZero, decidimos que saldría cada tres meses, para tener tiempo de reunir material. Luego el proyecto entró en catalepsia y despertó según se narra en editoriales anteriores. En el optimismo asociado al renacimiento del e-zine se decidió que la frecuencia de la edición sería mensual.

Pero el optimismo chocó con la realidad. Sencillamente el material de los colaboradores no crece en los árboles y, dado eso, no hay material para hacer un e-zine de aparición mensual. A esto se suma que varios colaboradores que hemos logrado convencer están, por estos días, escribiendo sus tesis (algunas de ellas doctorales), y obviamente no tienen ni tiempo ni ganas de escribir para el e-zine… el resultado final es que TauZero no puede ir mensual, al menos por el momento. Pero no se quiso aceptar la derrota completa y volver a la frecuencia trimestral, sino que se adoptó una frecuencia intermedia: TauZero será bimensual.

Lamento si estos violentos cambios dan una imagen de poca seriedad. De verdad lo lamento. Pero antes que apunten sus dedos en nuestra dirección y nos condenen, piensen en esto: nosotros hacemos todo lo que está a nuestro alcance, que no es poco, pero además de TauZero están nuestras vidas, trabajo y universidad, y todo ello viene con un cargamento muy grande de problemas, de discusiones, de carencias, de alegrías, tristezas… triunfos y derrotas. Dado esto, en ocasiones TauZero pasa a un plano secundario, en la lógica que las personas, en primer lugar, deben satisfacer sus necesidades básicas antes de satisfacer las necesidades suntuarias.

Si lo anterior no los convence y aun persisten en apuntarnos con el dedo, entonces no me queda otra alternativa que apuntarlos a ustedes con mi dedo y condenarlos: si sólo el 5% de las personas que descargan y leen el e-zine escribieran artículos y/o relatos, les aseguro que TauZero podría ir semanal…

¡Hasta la próxima!
Rodrigo Mundaca Contreras

Editorial Tauzero #6

Por Rodrigo Mundaca

Y cumplimos un año de vida. Un año. Se comenzó como el caballo inglés, rápido y potente, pero al cabo de poco tiempo, los problemas aparecieron y el proyecto entró en fuga criogénica (para quienes no han leído Hyperion, algo así como animación suspendida). Los detalles del problema fueron comentados en la editorial #3 correspondiente a diciembre de 2003. En aquel número, hicieron su aparición las dos personas con quienes se formó el grupo de trabajo conocido como “El Núcleo”, el comité editorial.

Normalmente, no se esperaría que las personas que forman este comité editorial tuvieran mucha afinidad entre sí, y de hecho no la tenemos. ¿Qué cosa en común pueden tener un cientista político, un artista visual y un ingeniero electrónico? bien, pues aparte del gusto común por la literatura de ciencia ficción, absolutamente nada.exxPero lejos que nuestra natural inclinación a diverger en todo sea un obstáculo, aquello se ha convertido en una fortaleza. ¿Y cómo es eso? de la siguiente forma: si el comité editorial posee valores y creencias distintas, aquello necesariamente debe reflejarse en nuestra criatura, TauZero.

El resultado es que TauZero es una vitrina para que cualquier tipo de persona interesada en colaborar, pueda hacerlo. No importan sus creencias o no creencias religiosas ni sus preferencias privadas (bueno, en rigor si nos importan, pero hacemos la vista gorda aquí, jejeje). Lo único que nos importa es la historia que se quiere contar, el mensaje que se desea transmitir, el conocimiento que se desea enseñar y la opinión que se desea compartir.

Esta edición de TauZero es particularmente un reflejo de nuestras naturales diferencias. Vamos viendo:

Ronald Mennickent Cid, astrónomo, cristiando devoto y profesor-tutor del trabajo final de universidad de quien redacta estas líneas, ha escrito, a petición mía, un ensayo en donde nos habla sobre ciencia y religión. Un tema siempre escabroso, siempre conflictivo. Yo mismo tengo mis reservas en el tema y por eso mismo pensé que un científico hablando sobre religión y de como esta sí puede ser compatible con la ciencia sería muy valioso para quien se interesa en estos temas. Y aquí lo tienen…

A. César Osses, amigo personal y colega en la universidad, es en lo que a creencias religiosas se refiere, el exacto opuesto de Ronald. Hace tiempo que le había pedido que escribiera para TauZero, pero no se había dado el tiempo para escribir algún relato. Pero sucedió que cayó a sus manos el texto que por estos días venden en todos lados, y dado el tema que se trata, decidió escribir una reseña sobre él. El libro en cuestión es el Código Da Vinci, de Dan Brown.

Los relatos de ficción son tres en esta oportunidad, debido a la longitud de dos de ellos. Hay uno, muy breve, que mezcla habilidosamente la religión y la ciencia ficción. Se titula He visto un Ángel, y su lenguaje pródigo en adjetivos y descripciones, me resulta muy bello. Por otro lado La Caja de Santiago Eximeno, es un relato que pese a su longitud, logró horrizarme. No mucho, pero lo logró. Por último, No es Oro, de José Carlos Canalda es un cuento con una clara ironía ecológica. Alvin Toffler en su libro El shock del futuro señala que la ciencia ficción es un tipo de literatura sin restricción en donde todos los puntos de vista son explorados. En el relato, se presenta a nuestro planeta desde una curiosa perspectiva que más de alguna reflexión logra extraerle a uno.

Tiempo atrás, Pablo, un gran admirador de Philip K. Dick, escribió un ensayo para el fanzine Fobos. Aquel ensayo apareció en el #18 (junio de 2003) y se tituló Philip K. y la guerra. Debido al valor de aquel trabajo, se ha creído que es una buena idea el divulgarlo también en TauZero.

Por otro lado, el buen Sergio, alguna vez me comentó que estaba preparando un ensayo sobre mi superhéroe favorito: Superman. En algún momento me envió un borrador para que evaluara los cálculos sobre la gravedad kryptoniana y la terrestre. Los resultados distaron mucho de dejarme conforme y así se lo hice saber. Pero el buen Sergio, desconfiado por naturaleza, no aceptó mis razones y exigió una opinión experta. Suspiré y decidí buscar la opinión autorizada que me solicitaba. Buscando y buscando, finalmente logré convencer a mi amigo Julio para que hiciera los cálculos necesarios… cuando se los enseñe a Sergio, parece que tampoco estuvo conforme… desafortunadamente para él, los resultados matemáticos son irrebatibles… De todas formas, para tener la última palabra en la discusión, me exigió que en la editorial me explayara sobre la razón de mi gusto por este superhéroe que usa la ropa interior encima de sus ridículamente ajustados pantalones.

Superman es un ser con características únicas en nuestro mundo. Criado por gente sencilla, este extraterrestre adquirió una moralidad casi idealizada. Estos valores únicos, unidos a sus extraordinarias habilidades, las utiliza para ayudar a los humanos, defendiéndolos de super-villanos y diversas catástrofes que, de otro modo, producirían un gran perjuicio en la civilización. El ser un estorbo para los inmorales planes de los chicos malos le ha obligado a utilizar un alter ego de actitud diametralmente opuesta a la del héroe, con el objeto de poder llevar una vida normal, hasta donde ello sea posible…

Y bueno, la verdad es que personalmente me identifico con este personaje. Por supuesto que no ando por ahí vistiendo mallas ni capa ni me lanzo desde los techos de las casas; pero de alguna manera me siento con la obligación de ayudar a los humanos. De forma similar al amigo kryptoniano, normalmente soy de carácter apacible, inocente e incluso hasta tengo cara de tonto, según algun@s. La verdad es que aquello no me afecta en lo más mínimo, pues prefiero que se me vea así, en vez de un ser arrogante y desagradable, por ejemplo. Aquella actitud, sin embargo, tiende a acabarse en cuanto siento que se intenta vulnerar mi dignidad o la de alguna persona que goza de mis simpatías: en aquel momento rasgo mis vestiduras, dejando al descubierto una gran “S” en el pecho, la aparente cara de tonto se desaparece, un risito me cae en la frente, y todo el poder dormido en el interior emerge para castigar y poner en su justo lugar al insolente. De todas formas, aquello no ocurre con mucha frecuencia, pues la mayor parte del tiempo y con la mayor parte de los villanos no vale la pena utilizar mis poderes… A diferencia del kryptoniano, yo no soy completamente invulnerable, pero al menos lo soy de actitud jejeje. Mi punto débil, mi kryptonita, es la sangre. Soy hemofóbico y la sola vista de la sangre muchas veces me marea y, algunas veces, me induce al desmayo. Podría continuar señalando paralelos, como por ejemplo el equivalente de Lois Lane, pero la verdad es que no quiero hacer de esta editorial un libro, de modo que finalizo aquí.

Hasta la próxima!

Rodrigo Mundaca Contreras

Editorial TauZero #5

por Rodrigo Mundaca Contreras

Cierta persona me dijo, tiempo atrás, a modo de explicación por ciertas actitudes desconcertantes que le había observado, que «cada loco tiene su tema». Incluso señaló que tal frase era parte de su «dogma», una suerte de constante universal no sólo en su vida, sino en *la vida*.

Cada loco tiene su tema. Confieso que la frasecita no me gustó mucho en aquel momento, pues era una explicación muy vaga para justificar su comportamiento. De alguna forma me recordó a Aenea, la mesías de la tetralogía de Hyperion y su famoso y enigmático “Elige de nuevo”.

Aun así, la frasecita me quedó dando vueltas. Cada loco tiene su tema. Comencé a evaluar su validez pensando en diversos tipos de personas y en sus motivaciones evidentes: la política, el altruismo social, la música, el deporte, el trabajo, las fiestas, la religión… y así ad infinitum.

Cada loco tiene su tema. Supongo que debo conceder que aquella persona tenía razón. Hay tantos temas como locos respirando bajo el sol. Y todos deben coincidir en que la cantidad de locos es enorme.

Por ejemplo, uno de estos locos soy yo. ¿Cuáles son mis motivos? me he preguntado en más de una ocasión. Algunos de ellos son clásicos, en el sentido que son comunes a la mayoría de las personas normales. Pero hay otras motivaciones que no sé si son ni tan clásicas ni tan comunes.

Por ejemplo, le tengo una gran animadversión a la ignorancia. Me desagrada profundamente no saber algo. Y esto no sólo se limita a mi persona, sino que es extensivo al resto del mundo: me desagrada que la gente esté desinformada, que ignore cosas que a mi juicio son fundamentales (problema aparte es lo que yo considero como fundamental). Y aquí aparece entonces uno de mis motivos: el tratar de enseñar, el querer divulgar lo poco y nada que, en mi corta vida, he logrado asimilar.

Tratando de tener un comportamiento claramente belicoso hacia la ignorancia y la desinformación se explican algunas de mis actividades. Durante mi vida universitaria he enseñado algunas materias a mis colegas de grados menores. En el club de divulgación astronómica al que pertenezco realizamos actividades para acercar *la ciencia* a las personas sencillas. Cada vez que practico deporte en sectores de riesgo social trato de hablar con los chicos y chicas aconsejándolos en diversas formas: que no abandonen el colegio, que tengan cuidado con su sexualidad, que en vez de estar perdiendo el tiempo fumando en alguna esquina es mejor tomar un libro… y cosas así…

¡Libros!, ¡aaaah!, con esa última frase confieso que nunca puedo sustraerme a los libros. Y también confieso que no puedo evitar el pensar en el género literario que goza de mi predilección. El mismo que es desprestigiado hasta el hartazgo por el cine y el mismo que no se desarrolla como quisiera en mi país…

…Y así se llega a la publicación que en este instante estás leyendo. Es un proyecto que tiene como objeto el ser una pequeña luz en torno a la cual se puedan aglomerar las personas que, como yo, deseen apoyar el desarrollo de la literatura de ciencia ficción y, por otra parte, tengan interés en lo que a divulgación científica se refiere. Una pequeña luz, nuestro granito de arena, que puede ser capaz de iluminar (o al menos hacer menos oscura) las tinieblas de la ignorancia.

Para la ejecución de este proyecto, tuve la fortuna de encontrarme con dos personas que sacudieron la desidia que, tras el segundo número de esta publicación, se había apoderado de mí. Estas dos personas tienen la misma visión que poseo en lo que a desarrollo y divulgación literaria se refiere. Dos personas, dos amigos, que sin su ayuda, TauZero no sería lo que ahora comienza a ser. Me refiero a Sergio Amira y Pablo Castro.

Con Sergio, Pablo y yo se gesta, a mediados del año 2003, una entidad cuya existencia hasta ahora había sido un secreto, un grupo de trabajo con opiniones dispares pero objetivos en común, que se reúnen a conspirar en torno a la creación y difusión literaria y que convenientemente se ha denominado *El Núcleo*.
*El Núcleo* ejecuta sus planes a través de TauZero. Define lo que se desea para el proyecto y lo que no, sugiere cambios y propone nuevas ideas, sin mencionar las labores editoriales asociadas a la elaboración de esta publicación.

Estamos a punto de cumplir un año de vida y, lo que comenzó como un proyecto personal, se ha transformado en un proyecto de *El Nucleo*. Un cambio que ha contribuido a la buena salud de TauZero.
¿Y que ofrece TauZero en esta ocasión?

Nada más y nada menos que dos cuentos del excelente Pablo Castro Hermosilla. Yo los definiría como soft-cf pues no sólo no poseen muchas maquinitas ni artefactos, sino que más bien son emotivos.
Sergio Alejandro Amira nos habla de los distintos tipos de mutantes que han aparecido en la literatura a través de las décadas, y de cómo los mutantes literarios retroalimentan a los mutantes del cómic. ¡Imperdible para los fanáticos de los superpoderes!

El circunspecto y taciturno Carlos Emilfork, especialista en series de televisión y cine de cf, comenta el último filme del universo trekkie, Star Trek Nemesis. Emilfork, la persona que conozco que más sabe de Star Trek, tiende a escribir pensando que todo el mundo conoce al Capitán Kirk y a Mr. Spock. Como ello no es efectivo, agregué algunas notas de ayuda al lector que no ha visto la mayoría de los capítulos ni las películas.
En la sección de divulgación científica, el reflexivo mexicano José Camacho mezcla sus añoranzas de pequeño con un concepto muy importante en el mundo de las mediciones como son las “cifras significativas”.

Por otro lado, el grandioso fundador y parte del comité editorial de TauZero baja de su Olimpo, dejando de lado sus preocupaciones cósmicas y obligaciones mundanas, para atormentar a los pobres y simples mortales narrándoles el destino que les tiene preparado el Universo cuando envejezca.

Finalmente, la amiga Soledad Cabrera nos expresa su particular opinión sobre un libro que de un tiempo a esta parte se me aparece hasta en la sopa. Con traducciones a una cantidad importante de idiomas, con afiches publicitarios en las calles y hasta con publicidad en tv, Hercólubus o Planeta Rojo es puesto en el foco de nuestra lupa crítica. Es de esperar que los comentarios/análisis de este tipo de libros sea una actividad que se mantenga en el tiempo… hay varios de ellos puestos en la mira, y oportunamente se irán comentando aquí.

Y este es el contenido de TauZero #5. Bastante misceláneo ha resultado el menú en esta ocasión ¿no? Es que cada loco tiene su tema, podrá decir más de algún lector a modo de explicación, con lo cual validaría lo que me dijo la persona que mencioné al principio de estas líneas. Tal vez no me guste mucho la frasecita, pero finalmente concedo que es indiscutiblemente correcta.

Y para finalizar, una pequeña gran sorpresa: hemos organizado un concurso internacional, interestelar e interdimensional de cuentos de ciencia ficción, destinado a todo escritor de habla hispana, de cualquier país, planeta, galaxia o continuum. La historia de dicho concurso y sus bases la encontraran en este mismo ejemplar. Espero que la iniciativa tenga una excelente acogida entre los lectores de esta publicación. Estoy seguro que la mayoría de los lectores tienen más de alguna idea cienciaficcionesca para poner por escrito: pues bien, ahora tienen una oportunidad y un pequeño incentivo monetario para plasmar esas ideas. Suerte a todos/as.

¡Hasta el próximo número!

Cordialmente
Rodrigo
Director TauZero


Editorial 2, por Pablo Castro Hermosilla

Cuando Rodrigo me planteó, por allá a fines del 2002 y comienzos del 2003, en qué consistía TauZero no imaginé que lentamente su proyecto iba a alcanzar el status que hoy tiene. Tampoco imaginé que yo iba a formar parte importante del núcleo que decide las políticas y la conformación del e-zine. En aquella oportunidad le expresé a Rodrigo mis impresiones sobre la forma de trabajar en ciencia ficción, junto a varios puntos de vista y convicciones producto de mi experiencia con el género.

Hacer ciencia ficción en Chile representa un cúmulo de dificultades, malos ratos y problemas que no son fáciles de manejar. Se necesita mucha convicción y una política clara de trabajo que sirva para darle constancia y consistencia a un proyecto que se ambiciona como de largo plazo. Me complace que Rodrigo esté cada día asumiendo esa responsabilidad, aprendiendo y asumiendo las enseñanzas que los años van dejando. Rodrigo, tiene gran receptividad, sabe escuchar y lo que es más importante asume su trabajo con tranquilidad y mucha fe en lo que se está haciendo. Y por otro lado está Sergio Amira, con una capacidad de trabajo y voluntad que ya no se ve en estos tiempos.

Para los que creen que detrás de TauZero hay sólo un grupo de amigos que reúne material disperso y lo lanza inconscientemente a la luz pública debo decirles que están totalmente equivocados. Tanto Rodrigo, como Sergio y quien les habla realizan un trabajo que en cualquier revista especializada tildarían de profesional. Que las circunstancias con las cuales haya que trabajar escapen a veces a esa calificación es otro problema. Afortunadamente los colaboradores de TauZero están respondiendo a esta forma de hacer las cosas y esperamos que la gente nueva que llegue a TauZero entienda esta posición.

Soy de la creencia absoluta que privilegiar las relaciones de trabajo por sobre la amistad u otras dimensiones es el único camino para lograr objetivos en la ciencia ficción en Chile. No hay otra forma. Una relación de amistad puede resentirse (pasa casi siempre) pero si la relación de trabajo es sólida sobrevive a esas vicisitudes garantizando la continuidad de un proyecto.
Tanto Rodrigo como Sergio y yo creemos en esta política de trabajo, y es por eso que hace ya un tiempo formamos el Núcleo. El nacimiento de este grupo de trabajo fue casi instintivo y condensó inmediatamente nuestros propósitos personales respecto al trabajo en ciencia ficción.

Hoy el Núcleo es el motor donde se decide la morfología y el destino final de TauZero. Es más que un comité editorial, pues también se discuten, analizan y proponen diversas ideas y proyectos que van más allá de la conformación mensual del e-zine. De ahí surgió la posibilidad de lanzar un concurso internacional de relatos breves, en cual esperamos que ustedes participen. Las oportunidades de este tipo en Chile son muy escasas (el otro concurso internacional de ciencia ficción organizado en Chile es realizado por el fanzine Fobos), así no hay razones para no aprovecharlas.

Es importante que los escritores nacionales y extranjeros aprovechen estas opciones, que hasta hace muy poco no existían. Y sobre todo recordar que espacios como TauZero son una oportunidad real para alcanzar diversos lectores. Esto también es válido para ensayistas y divulgadores científicos. Siendo esta última dimensión muy importante en el e-zine es de esperar mayores colaboraciones en un área de escasa presencia en la escena nacional, pero de gran relevancia para un país donde la ciencia al igual que la educación son siempre expuestas como grandes políticas de estado, pero que carecen lamentablemente de contenido.

Tengo confianza en que la ciencia ficción en Chile y en Latinoamérica tiene todavía chances que jugar, que pueden proponerse cosas interesantes. Pero hay que entender que este es un género que sólo puede crecer basado en un compromiso personal de las personas involucradas, mucho trabajo, mucha paciencia y mucha claridad para hacer las cosas.
Esperamos que este esfuerzo llamado TauZero tenga su recompensa, aunque trabajemos a veces sin necesitarla.

por Pablo Castro Hermosilla


Editorial 3, por Sergio Alejandro Amira

Hola, ¿están ahí? No les reprocharía el haber abandonado la lectura de la editorial, ¡cinco páginas es como mucho! Pero la ocasión lo ameritaba, y yo no podía ser menos. Probablemente esta sea la única vez que el Núcleo se exprese en su totalidad en esta sección del e-zine por lo que no crean que esta editorial a tres voces será una constante a futuro.

Finalmente se ha develado la existencia del Núcleo, una organización tanto o más secreta que la Golden Dawn o el Colegio Invisible. Y en buena hora. Tres cabezas piensan mejor que una y es por eso que nuestro símbolo es Baphomet, la cabeza de tres caras a la cual los templarios supuestamente rendían culto.

Como le dije alguna vez a Rodrigo, es difícil que la gente se comprometa con proyectos unipersonales, con publicaciones regidas por un “amo y señor” absoluto. Lo que es más, un proyecto de esta naturaleza no puede ser dependiente de los estados de ánimo del “director” o de sí la gente responde o no responde. La experiencia me ha demostrado que los lectores en su gran mayoría son perezosos y no van a molestarse en redactar tres palabras de admiración (y ni siquiera de repudio) por el trabajo que uno hace. De más está decir que lo anterior no significa que nuestro hipotético sujeto no haya leído TauZero, e incluso no significa que no le haya gustado (tal vez le encantó, tal vez es lo mejor que ha leído después de Brian Weiss). Simplemente hay algo misterioso que le impide expresarse, dar su opinión, ser participativo.

Tomemos a utopika, por ejemplo. La gente inscrita en el foro de esta comunidad (algo más de 1000 personas) supuestamente sería el principal target de TauZero. Si hay alguien descargando el e-zine (¡y vaya que sí tenemos descargas!) deberían ser ellos. Mas nunca nadie salvo una ocasión ha posteado algo referente al e-zine. ¿Qué quiere decir esto?, ¿qué no están leyendo el e-zine?, ¿qué realmente sólo les preocupa pedir este o aquel libro de Moorcock?, ¿qué TauZero les importa un carajo? Pueden ser todas las anteriores o ninguna. Da lo mismo. Como escribí en la editorial del Fobos #18: …tal vez sea que el aficionado, el fan, el ñoño (del cual tanto se ha hecho mofa, pero que finalmente es el responsable de la existencia de convenciones, fanzines y en definitiva: de un movimiento cultural), efectivamente se ha convertido en una pieza de museo, siendo reemplazado por un tipo al que podemos definir simplemente como “lector”. Un sujeto que lee indiscriminadamente desde Harry Potter hasta Fundación y que como una esponja absorbe y absorbe, y que como una ardilla recolecta y atesora, pero que en definitiva no procesa ni devuelve nada. Individuos que celebran la existencia de una publicación especializada gratuita siempre y cuando no tengan que moverse de sus cómodos traseros para obtenerla.

Mantengo lo dicho en aquella editorial, y agrego algo que me dijo Rodrigo en alguna ocasión: “por ell@s, con ell@s, sin ell@s o a pesar de ell@s”, o algo por el estilo (¿ven como aprendí lo de las arrobas?).

por Sergio Alejandro Amira

Editorial TauZero #4

por Rodrigo Mundaca Contreras

De un tiempo a esta parte he detectado un cambio en mi persona. No sabría decir con certeza si la naturaleza de tal cambio es positiva o no, pero el cambio en innegable.

El origen de la “mutación” no tiene otro origen que mi autoimpuesto oficio de Director de esta publicación. Mi labor principal como tal consiste en buscar, contactar y persuadir a potenciales colaboradores. Al principio de los tiempos, cuando era optimista, pensé que los escritores en formación aplaudirían el esfuerzo del team TauZero y ofrecerían sus textos por toneladas. Me equivoqué. Me di cuenta, una vez más, que las personas tienen una actitud pasiva por naturaleza. No sólo permanecen en el silencio y la oscuridad segura de su anonimato, sino que son renuentes a hacer público sus escritos. “Pánico escénico” diría mi yo diplomático. “Cobardía y corto de personalidad” diría mi yo conflictivo… en fin.

Lo bueno es que las personas que aceptan trabajar con nosotros son las que han pasado el filtro que muchos no se atreven a cruzar. Eso es bueno. Muy bueno. Lo malo es que son mucho menos de los que yo quisiera. Y es este pequeño número de personas sinérgicas lo que me obliga a redoblar mis esfuerzos para detectar a posibles candidatos a colaboradores… y a no dejarlos ir.

Y aquí es donde se manifiesta la mutación de la que hablaba. He analizado la personalidad (o al menos he tratado) de cada una de las personas que están en mi círculo de amistades, para tratar de determinar si califican o no para el proyecto TauZero. He tenido que averiguar cuáles son sus gustos personales y hobbies, y tratar de evaluar como esas preferencias pueden dirigirse hacia las letras. Cuando siento que la persona presenta una personalidad adecuada, le planteo la idea, junto con una serie de temas sobre las cuales dicha persona podría explayarse…

Y no sólo a mi círculo de amistades se ha limitado mi análisis, sino que también lo he extendido a todas las personas con las que de una u otra forma se relacionan conmigo. Si me doy cuenta que la conversación de una persona es interesante, le planteo el proyecto. Si una persona tiene un vocabulario extenso, también le planteo el proyecto (pues soy de la idea que las personas son lo que hablan, y si una persona habla bien, lo más seguro es que escriba bien y, en general, exprese ideas en forma asertiva). Si una persona cualquiera pregunta por mis gustos personales, aprovecho la oportunidad y trato de “venderle” el proyecto TauZero.

En definitiva, siento que estoy en un estado continuo de evaluación de las personas, clasificándolas en dos estados posibles: “sirven” o “no sirven”. Debido a esto es que no estoy seguro si la mutación es buena o mala, pues siento a ratos que me estoy transformando en un ente clasificador, al mejor estilo de un dios que administra vida y muerte a sus creaciones, en la medida que éstas sirven o no a sus propósitos.

Pero tal vez no deba preocuparme tanto, porque todas las personas en alguna medida evalúan a todos. Cuando alguien cumple el perfil de la empresa es contratado; cuando alguien es adecuado para ciertos propósitos decide ser su socio; cuando alguien cumple las expectativas de otro, se enamora. Y dado lo anterior, el que yo evalúe a las personas en función de si sirve o no para TauZero no sería sino un parámetro clasificador entre los millones a los que nos vemos sometidos en el transcurso de nuestras vidas…

Cambiando de tema, debo señalar que nuestra casilla de correo casi sufrió un colapso debido a los miles de millones de e-mails de protesta por la no-continuación de la entrega por partes de Ygdrasil. Lo único que puedo decir es que realmente lamento desde el fondo de mi corazón que la situación se haya dado de esta forma, pero la última palabra la tiene el autor del relato. A modo de reparación, Jorge nos ha cedido la publicación un par de cuentos basados en el universo Ygdrasil. En esta oportunidad le corresponde el turno a Mariana…

En Brainstorming, el siempre disponible Remigio Aras nos habla sobre los distintos tipos de viajes en el tiempo que se encuentran en la obra del Buen Doctor. Sandra Leal, por otro lado, nos da sus razones por las cuales cree que todos nosotros deberíamos tener desarrollado el sentido de lo fantástico o, usando sus palabras, “cazadores de lo anormal dentro de lo cotidiano”. Finalmente, nuestro amigo Pablo Castro Hermosilla nos expresa su opinión sobre la “trilogía” de Terminator. Dado que yo conozco personalmente a Pablo, les digo que sus opiniones en general (y no solo en cf) es algo a lo que hay que ponerle atención.
En la sección de ciencia, Eduardo Unda Sanzana, nos habla sobre falsacionismo y el como este concepto introducido por el filósofo Kart Popper nos ayuda a hacer ciencia.

Y para finalizar, decir que decidí reciclar un nuevo texto de divulgación, casi en contra de la voluntad de mi querido editor. La razón para querer publicar un texto de Carl Sagan es simplemente el tema que esta vez aborda: La posibilidad que el túnel luminoso que la gente moribunda dice ver, tenga una explicación sencilla. Ya sabemos que Sagan es un científico ateo y profundamente escéptico, pero por eso mismo, creo que su opinión objetiva debe ser leída. Después de todo, la objetividad es a un científico lo que la fe a un religioso.

Quiero que este artículo escéptico sea el preludio al material que se está preparando para los próximos números. Como siempre, si estás interesado/a en participar, tienes un espacio con nosotros…

Atentamente
Rodrigo Mundaca Contreras
Director