El Código Da Vinci: A la caza del Santo Grial

Por A. César Osses Cobián

Esta novela había estado en las estanterías cuanta librería he recorrido en este último tiempo, hasta que decidí comprarla. Todo ello gracias a los curas católicos conservadores. Fue tanto el polvo que levantaron los señores de las sotanas negras (no tanto como el que se levantó al saber el gusto de estos bueyes viejos por el pasto tierno), criticando sin haber leído, alzando sus rosarios y cruces al viento para impedir que leyéramos, que me dije: El escritor tiene que haberles puesto el dedo en la llaga. Y con sal.

Para ser honesto, el libro no me había llamado la atención, al extremo de ni siquiera levantarlo para leer las solapas. El título del libro no me decía mucho, así como tampoco el nombre del autor: Dan Brown, hijo de un matemático y una cantante de música sacra, un perfecto desconocido para quien, como yo, no es muy amigo de los best sellers. Algunos he leído, pero prefiero leer textos más demandantes: algún clásico, algo de Chomsky, algo de ciencia ficción dura (Greg Bear) y reciente/tardíamente he descubierto a Sagan transmitiendo en frecuencias que hace ya un tiempo escucho.

El Libro

La portada no dice mucho: unas puertas cerradas sobre un fondo rojo con facsímiles en bermellón de la escritura invertida de Leonardo Da Vinci y, bajo ellas, la intrigante mirada de la Giocconda. Nada. La versión en inglés contiene un secreto oculto en la tapa, en forma de unas coordenadas, las que puestas en un buscador (en Internet), entregarán una pista para la siguiente novela de Brown, que se cree verá la luz en 2005. No me he fijado si la edición de Umbriel (la que se vende en Chile) tiene esta misteriosa clave oculta en su portada.
El día en que compré el libro leí finalmente las solapas, en las cuales pude informarme que Dan Brown ya ha escrito (con éste) cuatro best sellers, todos ellos basados en investigación para representar hechos y lugares con acuciosidad. En mi opinión, investigación para poder relatar acertadamente la forma en que los curadores de los museos marcan las obras que van a ser restauradas, o la ubicación de las calles en París o Londres, de forma que si un curador o un parisino/londinense leen el libro no hallen divergencias con la realidad. Pese a lo anterior, Dan Brown escribe best sellers, al fin y al cabo.
La novela es un buen thriller. Entiéndase que thriller es sinónimo de acción y suspenso, no actividad intelectual. Brown trata el misterio mediante el recurso de ocultar/retener información al lector, aunque no es necesario un CI muy elevado para adelantarse un poco a los acontecimientos.

No es Dan Brown un Arthur Conan Doyle moderno, ni tampoco un Hitchcock en términos del suspenso de su historia, o un Neruda, en el lirismo de su pluma. El final puede ser dual: imaginado/inesperado. No es un mal final, aunque podría ser mejor; si consideramos que la próxima novela de Brown partirá donde termina El Código Da Vinci, el final tiene otro aspecto dual: final/principio.
El Código Da Vinci es pródigo en persecuciones, y bastará decir que los personajes principales son una criptóloga y un simbólogo, para entender que hay códigos, y muchos. A lo largo de la historia se tienen que ir resolviendo, entregando un acertijo que contiene en sí mismo la pista para su respuesta. Invariablemente.

Casi todos los acertijos son duales: acertijo/respuesta. Las respuestas en sí mismas son duales: respuesta/pregunta. Este es un aspecto de la novela que Dan Brown explota muy bien: la dualidad de las cosas. No es que los símbolos/claves/pistas sean ambívocos: por lo general su significado es uno solo, pero el símbolo/pista/clave es a la vez otra cosa, así como algunos de los personajes también son duales.

Sin embargo, y aquí empezaré a referirme al fondo, las pistas para resolver los acertijos/códigos/claves son milenarias, centenarias, y están en las obras de Da Vinci (La Virgen de las Rocas, la que está expuesta en el Museo del Louvre, y no la Galería Nacional de Londres, o La Última Cena, por ejemplo), de Newton, Disney (sí, sale mencionado), Botticelli y Víctor Hugo, entre otros.

La Historia

La trama del libro gira sobre la existencia del Priorato de Sión, organización que tuvo como tropas de choque a los Caballeros Templarios, y cuya misión es proteger un secreto que los hace muy poderosos; secreto que la iglesia católica quiere para sí, para proteger la integridad de una fe que hace agua por todos lados.

Esta organización secreta europea, fundada en 1099, ha sido presidida en tiempos
antiguos por los notables que he mencionado anteriormente, amén de otras figuras no tan notables pero por ello no menos importantes. Sus nombres fueron conocidos cuando, en 1975, la Bibliothèque Nationale de París descubrió los documentos llamados Les Dossiers Secrets.

El secreto del Priorato es la identidad del Santo Grial, que no es un cáliz (aquel en que se supone Jesús bebió vino durante la última cena) sino una persona: María Magdalena. Y aquí es donde las sotanas se agitaron, los curas alzaron sus breviarios, y no me cabe duda que algunos incluso se convulsionaron en un éxtasis paranoide, temiendo una conspiración (ya que está de moda) del ateísmo y laicismo internacionales para desprestigiar a la iglesia católica. Nótese que la escribo con minúsculas.

María Magdalena fue la esposa de Jesús, y con Jesús tuvo hijos e hijas. María no era prostituta, sino que la iglesia católica desprestigió de esta forma la imagen femenina, desterrando de esta forma a la mujer en la nueva (en ese entonces) religión, hasta los días de hoy. Esta religión, creada por un emperador romano, amalgamando ritos y creencias de religiones mucho más antiguas y de distinta procedencia, fue diseñada a medida para unificar un imperio que se caía a pedazos.

Paréntesis

Tengo que hacer una pequeña disgresión, y referirme al satanismo. Todos conocen la iconografía del satanismo: pentáculos, altares de piedra, personas en túnicas negras, antorchas, ritos circulares. Todos se imaginan que el diablo tiene pezuñas, y cachos, y barba, y porta un tridente. Todo esto es, para resumir en una sola palabra todos estos conceptos, pagano.

¿Qué es pagano? Pagano viene de la palabra latina pagan, que significa campesino; éstos tenían sus rituales, todos centrados en la divinidad de lo femenino, en la fertilidad de la tierra, y sus símbolos son los que la iglesia desprestigió asociándolos a la máxima expresión de maldad: Satanás, también llamado Baphomet (nombre original del dios pagano de la fertilidad). El tridente pertenece a Neptuno/Poseidón, por si acaso: no es inventado.

Así, desprestigiando la imagen de la religión que adoraba a la mujer como divinidad procreadora de vida, desprestigiando a la mujer de Jesús, la religión católica se formó en base a la premisa de que Jesús era un ser divino; la existencia de María Magdalena, casada con Jesús, y madre de sus hijos echaría por suelos la teoría del Jesús hijo de un dios, y daría pie a la más racional idea de un Jesús muy especial, pero humano al fin y al cabo, y no divino.

Reflexiones

No sé cuánto del libro es realidad y cuánto fantasía: los mismos sacerdotes (y sus respectivas alimañas) que denostan esta novela ni siquiera la han leído antes de decidir que sus corderos no deben leerla, antes de vetarla porque pareciera que el contenido no les gustará (o podría descorrerles el velo). La verdad es que esta novela no provocará que un creyente convencido o un fanático deje de lado sus creencias ni que un agnóstico sea más ateo; simplemente entrega una visión de Jesús, distinta a la monopolizada por el Vaticano. Y la tomas o la dejas.

El gran elogio que puede hacérsele a este libro, al margen de las obvias críticas, es que expone en forma amena y cautivante la existencia del Priorato y la historia de los Caballeros Templarios, la existencia de una imagen de Jesús alternativa a la que venden los curas, se da vueltas por los terrenos de la simbología en las obras de Da Vinci, la verdad de las Cruzadas (tal vez) y los diversos mitos que rodean al Santo Grial y su búsqueda. Es decir, expone un conocimiento existente y soterrado en forma accesible al pueblo.

En esencia, la historia que relata Dan Brown resulta ser una moderna búsqueda del Santo Grial, que empieza en París, se extiende a Londres y regresa a París. Insisto, no sé cuánto de lo contado es realidad, y cuánto es ficción; da la impresión de estar bastante documentado, pero para creerle completamente, falta algo muy importante: las referencias. Así que se me ocurrió visitar el sitio web de Dan Brown (www.danbrown.com). Los resultados los presento al final. De hecho, las pinturas, ubicaciones, los documentos históricos y las organizaciones descritas en la novela existen realmente.

Es interesante la dualidad del libro, como vehículo de entretención/difusión, libro/puerta. Puerta para que quienes se sientan interesados por lo que los personajes del libro relatan, puedan adentrarse por su cuenta a profundizar en textos que investigan a los Templarios, o que profundizan en la simbología presente en las distintas obras artísticas contemporáneas o pasadas. Incluso puedan llegar a encontrar textos acerca del contenido de los pergaminos del Mar Muerto, que también son mencionados, aunque de pasada, en El Código Da Vinci.
A pesar de (o tal vez debido a) las quejas de tanto religioso de sotana y capello, El Código Da Vinci se está volviendo un éxito de ventas. No hay que olvidar que es un producto de la imaginación del autor, y que como tal puede tener imprecisiones o errores; sin embargo es un texto que cautiva desde las primeras páginas, y se lee como una adicción. Léanlo, que nadie va a excomulgarlos por ello.

Bibliografía parcial de El Código Da Vinci

* The History of the Knights Templars, Charles G. Addison
* Rosslyn: Guardians of the Secret of the Holy Grail, Tim Wallace – Murphy
* The Woman With The Alabaster Jar: Mary Magdalene and the Holy Grail, Margaret Starbird
* The Templar Revelation: Secret Guardians of the True Identity of Christ, Lynn Picknett & Clive Prince
* The Goddess in the Gospels: Reclaiming the Sacred Feminine, Margaret Starbird
Holy Blood, Holy Grail, Michael Baigent, Richard Leigh & Henry Lincoln
* The Search for the Holy Grail and the Precious Blood, Deike Begg
* The Messianic Legacy, Michael Baigent
* The Knights Templar and their Myth, Peter Partner
* The Dead Sea Bible. The Oldest Known Bible, Martin G. Abegg
* The Dead Sea Deception, Michael Baigent, Richard Leigh & Henry Lincoln
* The Nag Hammadi Library in English, James M. Robinson
* Jesus and the Lost Goddess: The Secret Teachings of the Original Christians, Timothy Freke & Peter Gandy
* When God was a Woman, Merlin Stone
* The Chalice and the Blade. Our History, our Future, Riane Eisler
* Born in Blood, John J. Robinson
* The Malleus Maleficarum, Heinrich Kramer & James Sprenger
* The Notebooks of Leonardo da Vinci, Leonardo da Vinci
* Prophecies, Leonardo da Vinci
* Leonardo da Vinci: Scientist, Inventor, Artist, Otto Letze
* Leonardo: The Artist and the Man, Serge Bramly & Sian Reynolds
* Their Kingdom Come: Inside the secret world of Opus Dei, Robert A. Hutchison
* Beyond the Threshold: A Life in Opus Dei, Maria Del Carmen Tapia
* The Pope’s Armada: Unlocking the Secrets of Mysterious and Powerful New Sects in the Church, Gordon Urguhart
* Opus Dei: An Investigation into the Secret Society Struggling for Power Within the Roman Catholic Church, Michael Walsh
* I. M. Pei: A Profile in American Architecture, Carter Wiseman
* Conversations With I. M. Pei: Light Is the Key, Gero Von Boehm

Hercólubus o Planeta Rojo: Me consta el final del planeta

Las historias sobre el Apocalipsis se han narrado en todas las culturas, en todas las épocas de la humanidad. La tesis que algún día el mundo sufrirá un cambio dramático que terminará con toda la vida del planeta se ha repetido cientos de veces, variando la violencia de la tragedia. Mientras para algunos sería un proceso lento, apenas perceptible, para otros sería un cataclismo de gran impacto, haciendo que toda la humanidad sufriera hasta lo indecible y se arrepintiera por su perversa existencia.

De la misma manera, se han creado miles de “recetas” para escapar de ese cruel e inexorable final. Una buena vía de escape es llevar una vida pastoril y libre de vanidades, comer sólo verduras, o hacer sacrificios a los dioses que corresponda. El viernes 17 de marzo de 2000, en Uganda, se registró el segundo suicidio masivo más grande registrado en los últimos 40 años, cuando más de 230 personas se inmolaron porque, según sus creencias, el Juicio Final estaba pronto a suceder y sólo con el fuego sus almas se salvarían. No todas las salidas son Continue reading «Hercólubus o Planeta Rojo: Me consta el final del planeta»

Enfermedad del Futuro

por Carolina Nishii

Comentario del libro “El Shock del Futuro”, de Alvin Toffler.

El Shock del Futuro fue publicado en inglés en 1970. A partir de esta fecha ha sido re-editado varias veces y traducido a muchos idiomas (algunas de sus últimas ediciones en español: Plaza & Janes 1981, Bantam Doubleday Dell Publishing Group 1984, Plaza & Janes 1993).

Toffler, norteamericano, fue entrenado como periodista y actualmente se desempeña en su propia empresa como futurólogo (los futurólogos, de forma similar a un oráculo, proyectan un futuro posible basándose en análisis de las características más relevantes actuales).
En su libro, Toffler nos explica con sólidos argumentos las razones por las cuales la sociedad actual puede sufrir de la enfermedad del Shock del futuro; nos cuenta las consecuencias que el futuro nos acarrea física, psicológica e intelectualmente. Finalmente, Toffler nos enumera cuales son los posibles focos de infección de la enfermedad del futuro. Tal vez, si se conocen dichos focos infecciosos, se puede prevenir el contagio…

A) Desarrollo

Si hemos de separar los pasos del hombre hacia su desarrollo, debemos decir que la agricultura fue el primero. El segundo paso está marcado por el industrialismo y el tercer paso es el que estamos viviendo en la actualidad y es el superindustrialismo. La tecnología es el motor que ha generado el cambio a este tercer paso. Podría decirse que a mayor tecnología, mayor es el conocimiento que se adquiere y este conocimiento a su vez alimenta nuevamente a la tecnología, en un círculo que se refuerza a sí mismo. Esta cantidad de conocimientos es muchas veces mayor al que poseía la sociedad hace tan solo 200 años atrás.

B) Brecha Generacional

En la actualidad el 70% de la población está viviendo en el pasado, dependiendo de la agricultura. Un 25% lo forma la sociedad industrializada, desde la primera mitad del siglo XX, moldeados por la mecanización y educados en masa. El restante son sólo algunos millones que viven en los centros de cambio tecnológico y forman la sociedad del futuro. Esta diversidad de sociedades en un mismo espacio puede ser causa de conflictos entre generaciones, padres e hijos, maridos y esposas, pues todos reaccionamos diferente frente a los cambios y la aceleración del ritmo de vida.

C) Duración y transitoriedad

La duración de los productos que nos rodea es cada vez menor, por ejemplo: las envolturas de los alimentos sólo sirven una vez, la duración media de las viviendas ha variado notablemente (hoy vemos un edificio y en un mes ya lo han destruido y construido uno nuevo), tenemos pañales desechables, pañuelos de papel, platos y cubiertos desechables…etc.

Por otro lado, la tecnología ha logrado bajar los costos de fabricación rápidamente y a su vez logra mejorar los objetos con el paso del tiempo. Si, por ejemplo, se descompone un aparato electrodoméstico, resulta más económico y mucho mejor comprar uno nuevo que tenga más ventajas sobre el modelo antiguo y cuyo precio es menor al de la reparación.

D) Movimiento

Para muchos millones de personas y en particular para la «gente del futuro» el hogar está donde cada cual lo encuentre. La economía exige movilidad, obligando a buscar nuevos empleos y dejar atrás las antiguas viviendas para obtenerlos. Este traslado destruye una serie de relaciones antiguas, estableciendo nuevas. Este cambio origina la pérdida del sentido de compromiso. No sólo se cambia de casa, sino de peluquería, supermercado, parada de autobús y junto con este, las relaciones del lugar.

E) Duración de relaciones humanas

Los lazos humanos han alcanzado un carácter temporal, la duración media de las relaciones humanas se ha visto disminuida aumentando las relaciones con una parte de la persona, con un módulo de su personalidad. Cada personalidad tiene miles de módulos los cuales podemos cambiar. Nos interesa un zapatero en cuanto a su eficiencia en satisfacer nuestras necesidades, pero no nos interesa sus sueños, esperanzas o frustraciones, este hombre será plenamente intercambiable con cualquier otro zapatero igualmente competente.

Una relación de duración larga es aquella en la que exigimos y se nos exige mayor comprensión y mayor compenetración con la otra persona, pero no es así en una relación modular o de corta duración en la que nos da igual si el zapatero profesa nuestra religión, nuestra doctrina política, si es heterosexual o no.

El paso acelerado de personas por la vida implica no sólo el atar lazos, sino también el romperlos. Esta capacidad de hacer y deshacer amistades, de tomarlas como simples “conocidos”, es la habilidad de adaptación para la cual algunos parecen más capaces que otros.

F) Organización e información

No sólo hemos encontrado aceleración en el ritmo de cambio de las situaciones, de las cosas, lugares y personas, también existe el cambio en las organizaciones, las cuales en su gran mayoría son burocráticas, es decir, se caracterizan por la permanencia, la jerarquía y la división del trabajo. Sin embargo existe otra forma de organizar a la gente. Hoy en día las organizaciones cambian de forma interior con mucha frecuencia, cambian los títulos, se transforman los cargos, se desplazan responsabilidades. El cambio se puede apreciar con mayor facilidad en lo que se denomina actualmente «proyecto» o «unidad organizada», los cuales son grupos de trabajo formados para determinada función, la cual una vez terminada, el equipo se disuelve también. En la estructura administrativa, como en la arquitectónica pasamos de formas duraderas a temporales, de permanencia a transitoriedad. Pasamos de la burocracia a la ad-hocracia. El hombre superindustrial no se encasilla permanentemente ni realiza tareas rutinarias cumpliendo órdenes, sino que siente la necesidad de asumir responsabilidades y tomar decisiones. Necesita ser emprendedor.

Tenemos también la información que nos llega por medio de los mensajes que recibimos, ya sea por medio de los medios de difusión o por las personas que nos rodean, las celebridades cambian y se destruyen velozmente, los libros pueden ser traducidos y editados con mayor rapidez que antaño, la música ha aumentado la cantidad de información auditiva que transmite durante un período de tiempo dado, el lenguaje es bombardeado continuamente con jergas que cambian constantemente y todo este cambio en el mundo exterior nos obliga a aprender de nuevo el medio que nos rodea, exigiendo más al sistema nervioso así como un nuevo nivel de adaptación.

G) Novedad

Los cambios que se suceden están creando una nueva sociedad. Nuevas fuentes de energía, nuevos medios de transporte, nuevos alimentos son algunos de los indicios de lo que se avecina. En la ciencia se logrará criar animales especializados o quizá robots domésticos para servirnos, se podrá integrar tejidos vivos en procesos de mecanismos físicos, se podrá lograr la clonación, se podrá transplantar nuevos miembros (como el cerebro) de un cuerpo a otro y no podremos negarnos ante el cambio.

Cuanto mejor se satisfagan las necesidades materiales básicas del consumidor, mayor energía económica se invertirá en satisfacer sutilezas variadas y personales. Se podrá escoger viajar en un avión con características romanas, francesas o inglesas, se podrá experimentar con ambientes simulados que brindarán aventura, peligro o excitación sexual sin poner en verdadero riesgo la vida o la reputación.

La familia no se salvará de los cambios, los optimistas dicen que con el tiempo sobrante que dispondrá la familia se estrecharan los lazos, pero los pesimistas dicen que la familia servirá tan sólo para procrear y criar por tan solo los tres primeros años de vida de la persona.

El industrialismo requería trabajadores capaces de trasladarse cuando el empleo lo requería, y la familia numerosa se transformó en la familia «nuclear» formada por los padres y un número pequeño de hijos. Pero el superindustrialismo exige una mayor movilidad, lo que nos lleva a pensar que las personas del futuro opten por reducir a la familia en un hombre y una mujer.

Las parejas aplazarán la tarea de criar hijos hasta después del retiro, o podrían engendrar y confiar la tarea del cuidado de los niños a grupos padre-madre preparados para desempeñar ese trabajo. No se puede pedir que en estas condiciones el amor dure indefinidamente, la transitoriedad y la novedad se han vuelto contra éste, pues ahora vemos que los matrimonios también se han vuelto temporales.

H) Exceso de opciones

Corremos hacia un exceso de opciones, la decisión del comprador ya no será tan sólo individualizada, sino compleja. La producción material y la nueva tecnología, más que fomentar la estandarización, nos lleva a la diversidad superindustrial. Asimismo la educación ayudada por las computadoras, la instrucción programada y otras técnicas aumentarían la diversidad en las aulas.

Por otro lado, hay un sinfín de segmentación en el mercado, encontramos locales para homosexuales, películas para niños, discotecas para mujeres, etc.

Infinidad de especialistas han nacido, especialistas que tienden a agruparse con los de su propia clase, formando sub-cultos. Podemos ver sub-cultos dentro de científicos, dentro de médicos, incluso formamos grupos de acuerdo a la edad, de acuerdo a los hobbies, de acuerdo a las creencias.

El estilo de vida que se ha decidido seguir, impone un orden, una serie de principios o criterios en las opciones a tomar.
No sabemos el origen de estos modelos que seguimos, que pasan desde James Bond, a los yupies, los hippies o las celebridades, pero esta decisión ayuda a reducir el campo de alternativas con las que nos enfrentamos al futuro.

I) Estrategias de supervivencia

Algunas personas parecen anhelar los cambios más que otras, una casa nueva, un carro nuevo, otro trabajo y más cambios sin que les parezca afectar, pero al analizarlos encontramos zonas de estabilidad en sus vidas: algunas relaciones duraderas cuidadosamente mantenidas a pesar de cualquier otro cambio. Esta quizá es una táctica personal que amortigua de cierta manera la exposición de los cambios, por ejemplo tenemos una persona que puede cambiar de trabajo o de casa o de novia con facilidad, pero que se aferra a su antiguo y viejo auto.

Así como el amortiguador del shock del cambio, del shock del futuro, se deberían crear en general para la sociedad. Un ejemplo de este amortiguador, es llevado a cabo en algunos sistemas carcelarios, en los cuales el reo antes de re-integrarse a la vida en libertad, se le traslada a una institución intermedia donde regresa en las noches luego de trabajar fuera. Se podría usar algo parecido para aquellos que se deban jubilar, para no realizar un cambio tan brusco en sus vidas o se podrían crear clubes de ayuda para aquellas personas que se encuentran a las puertas de un gran cambio en sus vidas, ya sea el cambio de trabajo, el cambio de domicilio o el cambio de estado civil, esta visto que con tan solo encontrarse con personas que también sufrirán o han sufrido un contratiempo similar, ayudará a asimilar mejor el cambio. O quizá la creación de lugares en los que se pueda experimentar por etapas los futuros cambios, quizá ver en tercera dimensión la nueva casa a la que se mudará el futuro gerente, los nuevos vecinos, el lugar de la oficina, el nuevo colegio para ir aceptando poco a poco las cosas nuevas que sucederán.
En cuanto a la educación tanto padres como maestros saben que la educación es el medio que ayudará a los niños en el mundo del mañana, pero las escuelas basan sus enseñanzas mirando al pasado cuando ninguna de esas experiencias servirá a la persona en la toma de las decisiones del futuro.

Entre otros puntos como el fomentar la adaptabilidad enseñando al estudiante a aprender y olvidar y volver a aprender para dar lugar a los nuevos conocimientos que reemplazan a los conocimientos perecederos. Otro punto podría ser el educarlos en el problema del exceso de opciones.

Una de las estrategias del futuro será fomentar el sentido del futuro. Forzándolos a imaginar como serán ellos, sus padres, la gente que los rodea en 20 o 30 años. Citando textualmente el libro encontramos:

«…No tenemos una literatura del futuro para su empleo en estos cursos, pero sí que tenemos una literatura sobre el futuro, consistente no sólo en las grandes utopías, sino también en la ciencia-ficción contemporánea. La ciencia ficción es considerada como una rama desdeñable de la literatura, y tal vez se merece este desprecio crítico. Pero si la consideramos como una especie de sociología del futuro, más que como literatura, la ciencia ficción tiene un valor inmenso como ejercicio mental para la creación del hábito de anticipación. Nuestros hijos deberían estudiar a Arthur C. Clarke, William Tenn, Robert Heinlein, Ray Bradbury y Robert Sheckley, no por lo que éstos puedan decirles acerca de naves espaciales y máquinas del tiempo, sino porque pueden guiar a las mentes juveniles en una imaginaria exploración de la jungla de problemas políticos, sociales, psicológicos y éticos con que habrán de enfrentarse estos niños en la edad adulta. La ciencia ficción debería ser asignatura del primer curso de Futuro…»

La ciencia ficción es una de las puertas para preparar a los estudiantes poniéndolos en situaciones que quizá no sucedan, pero que son un excelente ejercicio para poder hacer frente a lo que les depare el futuro.

No sólo este es el camino, también se debe prever los efectos que podrían producir lanzar al mercado nuevos productos, nuevas ideas o nuevas edificaciones, debemos plantearnos situaciones futuras de la sociedad, reacciones negativas o positivas que nos harán crecer junto al futuro o que nos harán sentir invadidos o amenazados por el futuro, pues nadie gobierna a la tecnología y esta debe ser de alguna manera canalizada, fomentando aquellas tecnologías que sean inofensivas y socialmente deseadas y que sirvan como un instrumento para el mañana y no un beneficio inmediato sin pensar en las consecuencias.

Por último, cito nuevamente a Tofler: «…No es fácil tratar este crecimiento desenfrenado, este cáncer de la Historia. Tampoco existe una pócima mágica para curar la nueva enfermedad que es su secuela: el «shock» del futuro. Yo he sugerido paliativos para el individuo agobiado por el cambio y procedimientos más radicalmente curativos para la sociedad: nuevos servicios sociales, un sistema de educación con vistas al futuro, nuevas maneras de regular la tecnología, y una estrategia para conseguir el control del cambio. Pueden encontrarse otros medios…»

No nos abrumemos por un futuro que amenaza con devorarnos, debemos utilizar los recursos del futuro para canalizar el futuro.

Ecos de Capanna: Comentario sobre el sentido de la Ciencia Ficción

Por Pancho Drake

Con algunos momentos de obra filosófica, otros de obra de historia y otros aún de crítica literaria, no resulta sencillo comentar el libro El sentido de la ciencia ficción de Pablo Capanna (Editorial Columba, Bs. As. 1966), dado su carácter multifacético.

En su afán por definir lo que la ciencia ficción es, el autor aborda la cuestión desde diferentes ángulos:

Hace la crítica del nombre «ciencia-ficción» [s-f]; Realiza una genealogía del «género», considerando como fundamentador a Platón, y como fundador a H. G. Wells; Historiza las características y el desarrollo de la s-f en diferentes países (Inglaterra, Francia, USA, Rusia, etc.); Cuestiona las principales definiciones que de la s-f se han dado; Se detiene en comentar la obra de varios autores destacados; Analiza las distintas formas que adopta el «genero» (space-opera, gadget story, utopías positivas y negativas, ucronías, etc.); Sintetiza, en unos pocos rasgos, el carácter del aficionado a la lectura de s-f; Llega a poner en duda la pertenencia de la s-f a la literatura, ubicándola en un platónico campo de confluencia entre el mito y la teoría. De todo este sustancioso recorrido, opino que este último punto es lo medular de su planteo y lo que hace que esta obra sobre s-f, publicada en 1966, esté destinada a no perder vigencia.

Ciencia Ficción y Mito

La s-f, según sostiene Capanna, antes que una manifestación literaria, sería un mito experimental en donde se expresaría, a nivel popular, el impacto del imperio actual de la ciencia y de la técnica en la existencia humana.

La s-f no sería literatura, en el sentido clásico, porque no predomina en ella la caracterización de personajes, a partir de los cuales se despliega una historia ambientada en un determinado contexto espacio-temporal. Lo importante no son los problemas humanos, en cuanto individuales, sino las vicisitudes que pueda atravesar el ser humano en cuanto especie: En s-f, a la inversa de la literatura convencional, cuenta más el Hombre que los hombres, el asunto que la trama, el tema que los personajes. El espíritu científico, del cual está imbuida, provocaría en el género la predominancia de lo universal, es decir, de la ley respecto del caso individual, lo que haría dudar si la s-f es propiamente una manifestación literaria o es algo que habría que ubicar entre el mito y la teoría. De ahí la denominación mito experimental.

Al hablar de «mito», Capanna no se refiere a lo que habitualmente se conoce como tal, sino que apunta a ese recurso metodológico utilizado profusamente por Platón y que es, más bien, del orden de la «alegoría». Se trata de recursos imaginarios que posibilitan una mejor intuición de conceptos sumamente abstractos. Así, Platón nos describe en el Critias la Atlántida como modelo de Estado, cuyos principios había establecido en la República. De forma similar, en la s-f se trataría de relatos que permitirían, al hombre común, hacer imaginables los efectos de la técnica tanto en la propia existencia como en la existencia de las futuras generaciones. Los mitos platónicos serían un modelo para toda utopía y para toda obra de s-f.

La diferencia fundamental entre el mito tradicional y el platónico, entre mitología y s-f, hace evidente una profunda diferencia entre la posición existencial del hombre antiguo y el hombre moderno. El mito arcaico manifiesta una posición existencial que implica una visión del mundo cerrada, para la cual el tiempo está ligado al ciclo cósmico, fijado en ciertas formas que remiten siempre al momento inicial de la creación. El presente debe ser recreado de acuerdo a lo establecido en el origen, estando garantida su permanencia en la fidelidad de tal recreación; y el futuro solo tiene sentido como repetición del pasado. En cambio, la s-f no parte de ninguna certeza, sino que trata, a partir de lo problemático hoy, dar cuenta de lo que nos puede suceder mañana: la resolución, incierta, queda proyectada al futuro. Diferencia entre certeza y posibilidad, entre Repetición y Progreso.

¿Qué es Ciencia Ficción?

El término «science fiction» (s-f) nace en USA con la fundación en 1926, por parte de Gernsback, de la primer revista especializada: Amazing Stories. Con él se pretendía nombrar un tipo de literatura fantástica que tomaba como tema la ciencia, los científicos y el método.

En castellano, la mejor traducción sería «ficción científica», pero terminó por imponerse «ciencia ficción», que llega a través de la editorial Minotauro, a imitación del francés. Término bastardo, discordante, que transforma el «science» inglés de especie o adjetivo en género o sustantivo: no es la ciencia que califica a un tipo de ficción, sino la ficción que califica a un tipo de ciencia.
Lo fortuito del nombre «ciencia-ficción» es en parte responsable de interminables discusiones sobre la definición del género. Judith Merril, compiladora de algunas de las mejores antologías, intenta desenmarañar la polémica haciendo algunas distinciones: acepta y emplea la sigla s-f (science-fiction) haciendo la salvedad de que la «S» puede significar tanto «ciencia» (science) como «especulación» (speculation) y la «F» abarca tanto «ficción» (fiction) como «fantasía» (fantasy) o «hechos» (facts).
También es de esta autora la definición de s-f que Capanna hace suya: ciencia-ficción es la literatura de la imaginación disciplinada. Desde esta perspectiva, lo específico de la s f sería cierta actitud metódica y cierta lógica consecuente, de corte científico, para tratar aun las hipótesis más descabelladas o agotar las posibilidades implícitas en una situación dada.

Lo que caracteriza a una teoría científica, en cuanto tal, no es su capacidad de explicar hechos sino, más bien, el predecir los hechos que se producirán de acuerdo con ella: el método científico se caracteriza por la predicción. Y es esta pretensión de predecir lo que emparentaría a la ciencia con la s-f que, entonces, no se definiría tanto por la cientificidad de sus temas, sino por el modo en que los trata. Lo cual marca su diferencia con otros géneros cercanos, tales como la literatura fantástica.

Es por eso que se podría hacer s-f sin necesidad de tratar temas científicos, sino simples relaciones humanas, y aún tratando temas que tradicionalmente son fantásticos. Lo cientíifico no es el contenido sino la actitud, fundada en el método científico, que exige imaginación y el empleo de una cierta lógica (por ej., los condicionales contrafácticos) y cierto método (por ej., la «extensión al absurdo» o la extrapolación lógica).

Quizás lo más interesante, y al mismo tiempo dificil de captar, es que Capanna no propone una clasificación sino una definición de la s-f que abarca muchas de las temáticas en que se ha intentado clasificar el género, e incluso muchas de las definiciones que de él se han dado. De hecho, bajo su definición, entran productos tan disímiles como la Atlántida de Platón, Utopía de Moro, Frankestein de Shelley, 1984 de Orwell, La Naranja Mécanica de Burgess… y por supuesto, todo lo que se entiende habitualmente por s-f. Y queda fuera, entre otros, la mayoría de lo que se ha denominado «space opera», es decir novelas de aventuras ambientadas en el espacio y/o en el futuro.

Por ejemplo, dentro de este último rubro quedaría ubicada The dragon masters, novela de Jack Vance, dado que una historia que trate de guerras con extraterrestres y participen naves espaciales no significa que sea una obra de s-f. Sin embargo, alguién podría opinar que el relato pormenorizado que se hace de la cría de dragones, y del lugar que ocupa la misma en la economía de la civilización relatada por Vance, la hace merecedora de ser considerada dentro del género de la s-f.

Estamos aquí en un punto crucial: si sostenemos que el tema de la cría de dragones está tratado con coherencia y consistencia lógica, si se deriva en forma verosimil de lo que sabemos de la condición humana, y si nos permite ver desde una nueva perspectiva tal condición, entonces deberemos concluir que la novela de Vance pertenece al campo de la s-f. Según mi criterio, el tema de la cría de dragones no cumple, por lo menos, con la tercera condición.
A mi entender, la clave de lo propuesto por Capanna está en cierta lógica y cierta metodología que la s-f toma de la ciencia, y que apunta a la pretensión de predicción, ya sea con el fin de anticipar el porvenir, o con el fin de construir el escenario para una mirada crítica hacia la evolución de la humanidad. Es decir, que la pretensión de predicción, inherente a la s-f, es tal en la medida que nos incita y nos posibilita saborear con nuevas sensaciones alguna cuestión relativa a lo fáctico de nuestra existencia humana. Lo cual la diferencia netamente de la literatura fantástica.
Para finalizar, sólo me resta recomendarles con entusiasmo la lectura del libro.

Pancho Drake