-¿Lo has hecho?
Elena me mira con sus ojos almendrados, inquieta. Anhela una respuesta afirmativa que aleje su desasosiego.
-Sí, mañana podrás verlo en los titulares de los periódicos.
Se relaja, imprime un bamboleo al sillón-mecedora con objeto de distender una musculatura de gata satisfecha. Acaba por exteriorizar su buen humor y pide un capuchino.
-Que no te torture tu mala conciencia. Has hecho lo que debías hacer. Continue reading «El gen de la muerte»