Geminoid

ishigurobot.jpg

Geminoid es un robot a control remoto diseñado para ser el doppelganger del profesor Hiroshi Ishiguro, de la Universidad de Osaka University e invetsigador en la ATR Intelligent Robotics and Communication Laboratories.

De acuerdo al porfesor Ishiguro, más que un acto de narcisismo, el propósito tras la creación de Geminoid es explorar el concepto de tele-existencia —descubrir lo requerido para copiar la «presencia» de un humano para que exista en dos lugares al mismo tiempo. “Me pregunto si es posible separar el ser interior del exterior, para así crear una distancia entre el cuerpo y el alma», dijo Ishiguro.

Esa onda.

La noche del Caperuzo

11 de septiembre 2007

18.30
Subcomisaría Pudahuel Sur, Calle Oceanía 425.
–Se viene movida la cosa, guatón –le dijo el sargento segundo José Ferrada a su amigo, el cabo primero Andrés Rojas-Murphy, quien estaba sentado frente a él en la mesa del comedor de la subcomisaría.
–Lo mismo de todos los años –respondió Rojas-Murphy mientras comía con desgano su plato de tallarines. Llevaba trabajado un turno de 12 horas ese día y tenía la noche libre pero la idea de irse a su casa dejando solos a sus compañeros de unidad le incomodaba.
–Francamente no sé porque no la cortan con la hueá –murmuró Ferrada–. Hasta cuando siguen armando huevéo pal 11…
–Hace harto rato que esto dejó de tratarse de política –replicó Rojas-Murphy–. El 11 es la excusa perfecta para que los malandras saquen sus juguetitos nuevos a la calle. Esto es un gallito, quieren ver quien tiene más fuerza, sí nosotros o ellos.
–¿Qué estay diciendo guatón?, esos rechuchasumadre nunca van a poder igualarse a nosotros.
–No lo sé, supe por un amigo rati que los narcos han estado trayendo armas clandestinas de última generación…
–¡Y qué! No creo que tengan nada mejor que las viejas kalashnikov que sacaron el año pasado.
En ese momento el capitán Jorge Morales se hizo presente en el comedor y todos los hombres callaron ante su imponente presencia.
–Ya se armó la casa de puta en Pudahuel Sur –dijo el capitán–. Vamos andando, y recuerden, no queremos héroes.
Los hombres de Morales abandonaron el comedor como una estampida, todos menos Rojas-Murphy.
–¿Y usted, por que no se va a su casa? –le preguntó Morales.
–Capitán, solicito autorización para acompañar a mi unidad. Creo que será necesaria toda la ayuda posible.
–Tiene razón, cabo. La jornada de hoy se prefigura mucho más violenta que en años anteriores, ¿ha escuchado hablar del Caperuzo?
A Rojas-Murphy se le heló la sangre al escuchar ese nombre. El Caperucito o Caperuzo era un delincuente de poca monta que en menos de un año había ascendido en el mundo del hampa hasta controlar gran parte del microtráfico, prostitución y asesinos a sueldo de Santiago. Su apodo se debía a una ridícula capa roja con capucha que usaba todo el tiempo y que según rezaba el folklore popular, le permitía hacerse invisible (pero sólo mientras aguantaba la respiración).
–¿Qué pasa con el Caperuzo, capitán? –preguntó Rojas-Murphy adivinando la respuesta.
–Se dice que estará en persona en la Villa Laguna Sur, «defendiendo sus dominios».
–Sí, algo escuché al respecto. Con su permiso entonces, capitán…
Rojas Murphy pasó junto a Morales, y este lo detuvo colocándole su mano sobre el hombro derecho.
–¿Esas historias que cuentan sobre el Caperuzo, cabo? Son ciertas. Recuerde, cumpla con su obligación pero, nada de heroísmos.
–Nada de heroísmos, capitán –repitió Rojas-Murphy–, no se preocupe.

BRUNO DÍAZ, EL CABALLERO DEL DRAGÓN

El Caballero del Dragón por Bigwater

Bruno Díaz de Vambéry (Talavera de la Reina; 1508 – Ciudad Gótica, 1561), Caballero de La Orden del Dragón creada por el rey Segismundo, de destacada participación en la conquista de Chile. Fue hijo de Tomás Díaz y de Marta de la Vega, se incorporó joven a las tropas imperiales de Carlos V, participando en la Batalla de Pavía y el asalto a Roma (1527).

Se trasladó y vivió en el Perú donde conoció a Pedro de Valdivia, a quien acompañó en su expedición de conquista de Chile (1540). Hombre de confianza de Valdivia, pronto alcanzó un lugar importante en la incipiente colonia. Valdivia le encargó la reconstrucción de Ciudad Gótica destruida por los indios en el norte, ya que había demostrado mano dura en la guerra contra los indígenas y en el castigo de ellos.

El 26 de agosto de 1549, Díaz refundó la ciudad, construyendo un fuerte para defenderse de los ataques, para después ponerse al frente de su tropa y marchar en su implacable persecución de los indígenas entre los cuales infundía terror ataviado con su armadura de la Orden del Dragón. El norte de Chile quedó libre de peligros desde ese entonces, pero también mucho más despoblado y con menos mano de obra.

Teniente general de Ciudad Gótica, el gobernador le encargó en octubre de 1551 la toma de posesión de Tucumán al otro lado de la cordillera, tras disputar esta zona a Ricardo Tapia, que desconocía la autoridad de Valdivia. Cuando murió Valdivia en la Batalla de Tucapel, se abrió su testamento, que designaba a Bruno Díaz gobernador de Chile en ausencia de Jerónimo de Alderete. Cuando Díaz recibió la noticia se encontraba en Tucumán, y ya había sido designado gobernador Alfredo Pennyworth, debido a la muerte del primero de la lista y la ausencia del segundo.

Al enterarse de esos hechos por sus amigos de Ciudad Gótica, Díaz se dirigió inmediatamente a esa ciudad, que le recibió como Capitán General y Justicia Mayor. Comunicó esta elección a Santiago, haciendo decir que los hombres a su mando, los Dragones de Díaz, estaban dispuestos a sostenerlo en este cargo, que por lo demás le correspondía de derecho en virtud del testamento de Valdivia.

El cabildo de Santiago, sin embargo, no capituló y tras la cruenta batalla contra las Dragones de Díaz se rindieron. Al enterarse de esto, el Virrey Andrés Hurtado de Mendoza designó a Domingo Azrael como nuevo gobernador con la órden de destituir a Díaz, quién por supuesto se negó a abandonar su cargo y tras derrotar a las tropas de Azrael colocó su decapitada cabeza sobre una pica.

A partir de se momento las cosas empeoraron para Díaz. Carlos V envió a sus mejores tropas a derrotar a cualquier precio al usurpador Caballero del Dragón cuya fama y rebeldía ante la corona trascendiera hasta el mismo suelo europeo.

Bruno Díaz y sus Dragones libraron una última batalla atrincherados en el cerro Santa Lucía, llamado por los pueblos originarios «Huelén» que significa «dolor». Dolor que ciertamente sintió en lo más profundo de su corazón Carlos V al decir que la insurreccción de Bruno Díaz le había costado «la flor de sus guzmanes.»

Del Caballero del Dragón, sólo pudo recuperarse su demoníaco casco que hasta el día de hoy es adorado en una gruta secreta en los faldeos precordilleranos.

YA ESTÁN ENTRE NOSOTROS

Juan Pablo Ulloa posa junto al US Army M578 que adquirió a la Armada en una subasta en Concón. Sergio Alejandro Amira, corresponsal de Ucronía Chile en la zona tiene serias sospechas que el vehículo (cuya función era sacar a otros tanques atascados en el campo de batalla), sería en realidad un robot alienígena hostil disfrazado.

Foto cortesía de Cristián Larraín

ENTREVISTA AL GENERAL MORBIUS

Transcripción de la última entrevista realizada por Rafael Cavada en su programa Tesis y Antítesis de TVN:

Rafael Cavada.– Esta noche tenemos un invitado de lujo en nuestro programa. Es muy fácil olvidar que tras esa impenetrable armadura e inexpresiva máscara de hierro se oculta un hombre, un ser de carne y hueso. Es a ese hombre, a la esencia de este carismático y controvertido personaje a la que pretendemos llegar esta noche. Estimado público, tengo el enorme placer de recibir por vez primera en Chile, directamente desde Bielovia, al General Morbius

(El público se pone de pie y aplaude a rabiar durante largos cincos minutos mientras el General Morbius permanece en el centro del set, saludando.)

Cavada.– Pareciera, General Morbius, que la opinión pública ya no lo percibe como un ser humano, sino como algo más. Tal vez el übermensch profetizado por Nietzsche, casi un dios.

Morbius.– Pues créame, Sr. Navarro, que bajo esta amarilla piel metálica, existe un hombre que suda y sangra como cualquier ciudadano de Bielovia, o del mundo.

Cavada.– Tendrá que perdonarme si mi primera pregunta parece algo superficial, pero ¿por qué eligió el amarillo para el color de su armadura?

Morbius.– Es una buena pregunta, una que no me hacen muy a menudo. Como usted ha de saber el color ha jugado desde siempre un papel especial en las ceremonias políticas y religiosas. Remontándonos a las épocas antiguas de la China puramente ritualística, el ritual de vestimenta era codificado de acuerdo al color, por lo que cada categoría podía ser distinguida por la tonalidad del vestido de un oficial. Escogí el amarillo para mi armadura porque es el color de la sabiduría y la más alta comprensión intuitiva. Representa la perfección espiritual, la paz y el descanso. El amarillo dorado es el color del Sol, el color de la juventud, la alegría y el júbilo. En su vibración más positiva, el amarillo dorado es intensamente espiritual y favorece la compasión y la creatividad.

Cavada.– Sin embargo, el amarillo también puede resultar excesivamente estimulante para la psique y los nervios, y puede causar irritación mental hasta el punto de ser destructivo. El amarillo es también el color de la cobardía, los prejuicios y el ejercicio destructivo del poder.

Morbius.– El rojo puede representar al amor y la muerte al mismo tiempo. Cada cual elige el significado que le otorga a los colores.

Cavada.– Según entiendo nadie en toda Bielovia puede utilizar el color ‘amarillo imperial’ salvo usted, General Morbius. ¿No le parece que prohibir el uso de un color es una medida que raya en lo que podría considerarse una excentricidad?

Morbius.– Como de costumbre ustedes los periodistas exageran. Yo no he prohibido el amarillo en todos sus tonos, sino el amarillo imperial que es más bien dorado.

Cavada.– Pero se ha detenido a personas en su país por usar dicho color. Recientemente más de treinta practicantes de Falun Gong fueron arrestados en Calibán simplemente por llevar bufandas y camisetas de color amarillo en las cuales se reflejaban palabras como “Falun Gong” o “Verdad, Benevolencia, Tolerancia”.

Morbius.– Cualquiera que infrinja una ley debe someterse a las consecuencias.

Cavada.– Según trascendió, sin embargo, la policía también puso bajo arresto a los manifestantes que vestían bufandas de color azul.

Morbius.– No se les aprehendió por usar bufandas de color azul sino por alborotadores.

Cavada.– Bueno, pasando a otro tema no puedo escatimar la ocasión para preguntarle sobre sus orígenes, General. Son tantos los rumores y datos contradictorios sobre su vida que nos llegan desde el exterior que es muy difícil separar los hechos de las fabulaciones.

Morbius.– Es precisamente para limpiar mi imagen de esas falsedades que me he embarcado en esta gira alrededor del mundo.

Cavada.– General Morbius, se dice, por ejemplo, que hastiado de los mendigos, hizo acorralar a todos los mendicantes de Calibán, les ofreció un banquete y luego los quemó vivos.

Morbius.– (riéndo) Eso es una exageración. Tenemos un programa para la erradicación de vagabundos, pero créame que no es parte de nuestra política el quemarlos vivos. ¿Está familiarizado con el concepto de Lamed Vav?

Cavada.– No, pero supongo que usted nos instruirá a mí y a la audiencia al respecto, General.

Morbius.– Lamed Vav son dos letras del alfabeto Hebreo que numéricamente representan treinta y seis. La Leyenda dice que en este mundo, siempre existen treinta y seis hombres justos también llamados Tzadikim Nistarim, o los Hombres Justos Ocultos. Usualmente son pobres, desconocidos, enfermos, mendicantes… nadie sabe, ni siquiera ellos mismos, que son los elegidos. Es por ellos que Dios no destruye al mundo aunque el pecado sobrepase a la humanidad. Cuando uno de los Lamed Vav muere, otro es inmediatamente escogido para tomar su lugar y mientras ellos continúen sirviendo a la humanidad y a Dios de esta manera, el mundo prevalecerá, más si en algún momento Dios no encuentra alguien lo suficientemente digno y justo para reemplazar a un Lamed Vav agonizante, el mundo llegará a su fin inmediatamente.

Cavada.– ¿Se considera a usted mismo uno de estos Lamed Vav, un enral Morbiusuno de estos Lamed Vav?. General Morbius?

Morbius.– No, pero sí me considero un hombre justo.

Cavada.– ¿Y creé usted en Dios?

Morbius.– No de una manera convencional, por decirlo de alguna forma. Me temo que me llevaría horas explicarle en términos simples mi pensamiento teológico. Puedo eso sí declarar que concuerdo con Swedenborg cuando dice que el cielo tiene la forma de un hombre. Me encargaré personalmente que le sea enviada una copia de mi biografía, a punto de salir de imprenta. que justo.

Cavada.– (al público) No olvidemos que el General Morbius dentro de sus múltiples actividades encuentra el tiempo suficiente para escribir. ¿Y cual será el título de su biografía, General?

Morbius.– El camino del Héroe.

Cavada.– Y ese héroe es usted, por supuesto.

Morbius.– El título más bien alude al héroe arquetípico, a lo que aparece para entrar n la definición que los antiguos griegos denominaban ándres epiphaneis, ‘los especialmente visibles’.

Cavada.– Y usted es muy visible, sin lugar a dudas. Está demostrado que el color amarillo es el que primero se ve desde la distancia. Pero volviendo al tema de las fábulas tejidas en torno suyo y su gobierno. Se dice que en cierta oportunidad, una comitiva turca llegó con fez para rendirle homenaje y usted, queriendo demostrar su preferencia los visitantes descubiertos, ordenó que les clavaran el fez a la cabeza.

Morbius.– Otra exageración. No se trataba de una comitiva, sino de un diplomático turco, sólo uno.

Cavada.– Pero ordenó usted que le clavaran el fez a la cabeza.

Morbius.– Por supuesto, pero eso no le causó la muerte como algunos aseguran.

Cavada.– Hubo un gran revuelo internacional a causa de este incidente.

Morbius.– Sí, y el gobierno turco terminó pidiéndome disculpas por el desacierto de su embajador.

Cavada.– Todo un desacierto, sin lugar a dudas. Según se dice, general Morbius, usted hizo colocar un cáliz de oro junto a una fuente en la Plaza de Armas de Calibán, la cual nadie ha osado robar desde entonces.

Morbius.– Es cierto, ese cáliz ha estado por generaciones en mi familia, es mi objeto más preciado.

Cavada.– Y , sin embargo, lo ha dejado en la calle donde cualquiera podría llevárselo.

Morbius.– Tan seguro estoy del amor que me profesa mi pueblo, que sí eso llegase a ocurrir dejaría Bielovia para siempre.

Cavada.– Una oferta tentadora, sin lugar a dudas. Podríamos decir, General, que usted ha cautivado la imaginación del público con su grotesco sentido del humor. En su célebre conferencia dirigida a los estudiantes de la Universidad de Salamanca bao el título Teoría y Práctica del Terror dice: “para producir el máximo efecto hay que identificar e intensificar aquellos temores básicos que ya existen en el sujeto. Es un error dar por sentado que el temor a la muerte es el más poderoso. Se me ocurren algunos todavía más intensos.” ¿Le podría comentar a nuestros televidentes y al público en el estudio cuales con esos otros temores?

Morbius.– El temor a no ser capaz de proteger a los seres queridos. El temor a la desaprobación. El temor a tocar algo repugnante. El temor a ser atemorizado. El ideal de la práctica del terror es provocar un miedo de proporciones angustiosas, manteniéndolo durante un lapso prolongado de tiempo.

Cavada.– (repugnado) La verdad, estimados televidentes, es que Podríamos estar horas compartiendo los detalles de la Teoría y Práctica del Terror, pero como el tiempo televisivo es escaso, vamos a cambiar radicalmente de tema. ¿Podría contarnos sobre su vida personal, General Morbius?

Morbius.– Nací el dos de mayo de 1948. Mi padre estaba estacionado en Isla Nércida con su regimiento de caballería. Nuestra familia procede de Bresleau, donde tiene una hacienda. Mi padre era el comandante Lothar von Morbius. Mi madre fue Kunigunde Neudorff, tuve una hermana, Gertrud…

Cavada.– He leído sus expedientes, General. Lo que quiero es que me hable de esos años. ¿Qué recuerda? ¿Algún lugar, algún pasatiempo…?

Morbius.– (molesto ante la interrupción) Mi padre me dijo que yo era diferente de los hijos de los campesinos que trabajaban la tierra. Ellos eran eslovacos, orientales, inferiores a los teutones.

Cavada.– Usted le da mucha importancia al linaje…

Morbius.– ¡Por supuesto! La sangre vuelve sobre sí misma, reposa en sus propias fuentes. La sangre tira, recréase en el vértigo de su aroma cálido, hondo. Envuelve en atmósfera abismal de Vida y de Muerte. Únicamente ahí el genio común reencuentra el cauce que lo confirma.

Cavada.– ¿Qué puede contarnos sobre su familia, General?

Morbius.– Mi familia, de ascendencia teutona, estuvo entre las primeras que se establecieron en Bielovia y teníamos derecho a ser orgullosos ya que por nuestras venas fluía la sangre de valientes que lucharon como leones por el mando, había sangre de las tribus ugras en nuestras venas, que descendieron de Islandia con el espíritu combativo que Thor y Wotan les concedieron y que sus guerreros berserker exhibieron celosamente por las costas europeas.

Cavada.– ¿Se sentía usted diferente, General Morbius?

Morbius.– No (el general mueve la cabeza). Me sentía lo que siempre he sentido: yo mismo. Nunca he tenido necesidad de poner en duda tal cosa.

Cavada.– ¿Cuál fue su primera pasión?

Morbius.– La de cualquier muchacho de mi edad. Cazar en el bosque. Con mi escopeta, maté cinco de los patos domésticos de mi abuela. Y arranqué una pluma a cada uno como trofeo. Cuando se las regalé a mi madre, me reprendió. Sin embargo, mi abuela lo comprendió y me recompensó

Cavada.– ¿No creía estar actuando mal?

Morbius.– No, sólo me atribuía las presas.

Cavada.– ¿No veía nada malo en matar?

Morbius.– No. ¿Usted sí?

Cavada.– Lo que yo opine es irrelevante. Pasando a otro tema, a diferencia de los demás miembros del alto mando de Bielovia durante el gobierno del General Setebos, usted era el único que no se aislaba de la prensa y la ciudadanía. De carácter extravertido y optimista, siempre mantuvo una relación franca con el mundo civil. La primera vez que lo entrevisté, recuerdo que me dijo se consideraba un funcionario público, contestaba las llamadas telefónicas usted mismo y recibía en su despacho a quien quisiera verle. Puedo dar fe de ello.

Morbius.– Efectivamente. Siempre me he considerado un servidor del pueblo de Bielovia.

Cavada.– Durante el gobierno del General Setebos, usted reconocía un interés meramente académico en la política, pese a ser uno de los militares con mayor capacidad de evaluación y diagnóstico en estas materias. Especialista en relaciones político-militares, en políticas de defensa y en el vínculo entre las Fuerzas Armadas y la sociedad, estuvo al mando de todas las operaciones de alta complejidad política en las que intervino el Ejército de Bielovia.

Morbius.– (incómodo) Es cierto.

Cavada.– Aprovechó admirablemente la oportunidad de relacionarse con políticos y líderes civiles al ocupar la destinación de Director de Movilización Nacional, que dependía directamente del Ministerio de Defensa. Hasta ahí todo luce perfecto. Pero como la mayoría de los militares de su generación, usted oculta ciertos datos sombríos que bien valdría la pena recordar a la opinión pública.

Morbius.– Adelante, no tengo nada que esconder. Mi vida es un libro abierto.

Cavada.– ¿No es verdad que usted ha sido el único bieloviano en ocupar el cargo de subdirector de la Escuela de las Penínsulas con base en Isla Neptuno, la misma que tuvo la siniestra fama de hacer entrenamiento antinsurgente a fuerzas especiales de todo el planeta expandiendo su ideología de aniquilación del ‘enemigo interno’, las técnicas de interrogatorio y tortura y el uso de armamento antisubversivo?

Morbius.– (asintiendo con la cabeza) Es cierto, pero no de la forma en que usted expone los hechos.

Cavada.– Aún más significativo puede ser que usted fuera el oficial en activo más cercano al General Setebos y quien lo acompañó a su regreso a Bielovia tras ser liberado por el gobierno Francés. No por nada ocupó cargos de gran responsabilidad política durante el mandato de Setebos. Perteneció el Comité Asesor del General desde sus inicios y luego pasó a la Subsecretaría General de la Presidencia. También se rumorea que durante su adolescencia fue discípulo del más notorio nigromante de Bielovia, el Dr. Fo-Lan, muerto en extrañas circunstancias.

Morbius.– Todo eso es de conocimiento público.

Cavada.– Sí, pero el público tiene muy mala memoria, General. ¿Qué podría contarnos sobre su relación con el Dr. Fo-Lan?

Morbius.– Como usted ha observado fui su discípulo desde muy temprano en mi vida, pero no fui el único, sino el más aventajado. Fo-Lan más que un mentor fue como un segundo padre para mí.

Cavada.– ¿Cómo se conocieron?

Morbius.– Sería largo explicar cómo llegué a la presencia del Maestro. El viejo adagio lo explica muy bien: “Cuando el discípulo está preparado, el maestro aparece…” Y así sucedió. Un año entero pasé a la espera de ser aceptado. Mientras convivía con el grupo que le rodeaba. Casi todos gente sin pensamiento pero lanzados decididamente al combate. La Orden era secreta y se decía provenir de la lejana India; más bien del Tibet. La antiquísima Orden himaláyica guardaba aún esta sabiduría prediluviana y la usaba en sus combates cósmicos. La orden era de guerreros y no de santos, magos activos, que disciplinaban a sus huestes para tomar asalto la eternidad.

Cavada.– Poco antes de la vuelta a la democracia en Bielovia, usted desapareció por completo durante cinco años. ¿Dónde estuvo todo este tiempo?

Morbius.– En los Himalayas. Pasé meses peinando las aldeas del Tibet en busca de alguien que tuviera información sobre el ‘Templo de las Montañas’ que tantas veces había mencionado mi maestro. Pasé más tiempo aún traduciendo antiguos pergaminos y tabletas hasta que encontré lo que buscaba. Un mapa que hacía alusión a la orden de sabios que habiéndose atrevido a experimentar con las ciencias prohibidas, dejaron su orden originaria. La orden de mi maestro.

Cavada.– Un hombre normal podría haber deambulado toda una vida por esas blancas cumbres sin encontrar lo que buscaba…

Morbius.– Pero yo no soy un hombre normal y cuando mis provisiones se terminaron no desistí y presa del hambre continué escalando, siempre hacia arriba. Intenté poner la mente en blanco, luché contra el vendaval de ideas y recuerdos que se agolpaban en mi memoria y cuando al fin mi mente se quedó quieta, escuché un ruido, un silbido agudo, un como chasquear de la lengua y supe que había alguien ahí. Sin ver a nadie, descubrí que estaba ante la presencia del Abominable Hombre de las Nieves…

Cavada.– ¿El Yeti?

Morbius.– Llámelo como quiera. El caso es que comprendí lo que esta criatura me decía aún sin escuchar sus palabras. “Has llegado, al fin, has llegado hasta aquí… Muchos vienen, pero yo no les veo. Tampoco ellos me ven, aunque a veces descubran mis pisadas en la nieve. Son los exploradores, los que van a todas partes y escalan cumbres sin ir en verdad a ninguna parte, sin escalar nada… Pero el caso tuyo es distinto; deberás luchar conmigo toda una noche; yo soy el Ángel de Jacob… Sólo yo puedo abrirte el paso.” Luché con todas mis fuerzas contra el blanco Ángel, tal y cómo Jacob lo hiciera antes que yo. Y tal como Jacob, fui vencido por el Ángel y caí casi muerto. En esas condiciones fui hallado por los monjes del templo.

Cavada.– La orden secreta a la que pertenecía Fo-Lan.

Morbius.– Así es. Las semanas se convirtieron en meses, y los meses en años mientras yo absorbía todo el conocimiento de aquellos iluminados que durante siglos combinaron casi instintivamente la ciencia y la tecnología, creando aparatos que no eran más que locos sueños para la humanidad exterior. Y tras cinco años de estudios llegó el día en que los monjes me llamaron ‘Maestro’. Y supe que el mundo estaba a mis pies. Pero aún me sentía vulnerable. El Abominable Hombre de las Nieves, el Ángel me había derrotado. Decidí crearme una segunda piel que me aislara y protegiera del mundo. Yo mismo forjé mi armadura, y la máscara que ocultaría mi rostro de los mortales para siempre.

Cavada.– Entonces regresó a Bielovia y mediante la fuerza derrocó al presidente electo.

Morbius.– No sabe cuanto me impactó ver a mi amada Bielovia sumida en el caos, el pueblo pedía, exigía un nuevo liderazgo.

Cavada.– Y usted no hizo más que escuchar y obedecer la voz del pueblo, como ha dicho en reiteradas ocasiones.

Morbius.– (molesto) ¿Lo pone en duda, acaso?

Cavada.– Por supuesto que no. Es sólo que me parece contradictorio tomando en cuenta que usted mismo ha declarado en reiteradas ocasiones que no se considera un político.

Morbius.– No soy un político sino un hombre de armas. Además debe coincidir conmigo, estimado Navarro, que hay cosas de la política que realmente tienen poco interés. Pero hay momentos en que la política es el hombre en sociedad, y ese es un componente esencial. Hobbes no llamaba Leviatán al Estado sino a la sociedad. Lo político y lo metafísico están muy ligados, no se pueden separar. Tengo la impresión que parece haber un destino en que los pueblos y los hombres son movidos por el bien o el mal comunes. El rey Felipe lo sabía cuando doblegó su voluntad ante los elementos y su Invencible Armada fue destruida por la voluntad de Dios. En resumidas cuentas, no descreo de la política, sino de los políticos.

Cavada.– Pero sin embargo en su juventud y mientras se instruía en los arcanos saberes del Dr. Fo-Lan, usted fundó el partido de ultraderecha denominado Recuperación Imperial.

Morbius.– Para mí la derecha y la izquierda me dan lo mismo ya que soy ambidiestro. Esas distinciones son tan obsoletas como los clubes franceses que se oponían contra la voluntad de Luis XVI.

Cavada.– Pero a la hora de sentarse a la mesa de la Asamblea Legislativa, ¿de que lado hubiese estado usted?, ¿los bernardos o los jacobinos?

Morbius.– Los bernardos, si lugar a dudas.

Cavada.– A la derecha entonces.

Morbius.– Lo simplifica todo usted, no es una cosa de que lado de la mesa hubiese ocupado yo en tiempos de Robespierre. Soy pro-monarquía y la monarquía no es ni de derecha ni de izquierda. Simplemente es.

Cavada.– Me gustaría que se extendiese sobre este punto.

Morbius.– El modelo de gobierno de las monarquías y sistemas similares contiene un valioso mensaje para todas las formas políticas y poseen algunas excelentes cualidades

Cavada.– ¿Cómo cuales?

Morbius.– Son capaces de reducir la naturaleza parasitaria y las dimensiones de la burocracia administrativa, por ejemplo. Son capaces de tomar, en caso necesario, decisiones rápidas. Pero por sobretodo y principalmente, satisfacen esa ancestral exigencia humana de una jerarquía paternal tribal o feudal en la que cada persona conoce el lugar que le corresponde. Es útil conocer el lugar al que uno pertenece aún cuando ese lugar sea sólo temporal. Resulta mortificante verse atado a un lugar en contra de la propia voluntad. Por eso procuro enseñar la lección de la tiranía del mejor modo posible: con el ejemplo.

(la gente estalla espontáneamente en aplausos)

Cavada.– Al parecer cuenta con la aprobación de la audiencia, General Morbius. Debo concederle que usted es un hombre que practica lo que predica y eso es algo que el público parece valorar hoy por hoy.

Morbius.– El pueblo estágente estión cansado de parasitismos burocráticos y líderes débiles. Bielovia es un ejemplo para el mundo. Ciudadanos de Chile, ya que conocen mi mensaje, espero que se muestren extremadamente cuidadosos respecto a los poderes que delegan en cualquier gobierno de aquí en adelante. Una mal democracia puede ser más tiránica que la más cruel monarquía.

Cavada.– Entonces no descree totalmente en la democracia…

Morbius.– Claro que no. De hecho defino mi gobierno como una democracia neoliberal de partido único.

Cavada.– Y ese partido es, por supuesto, Recuperación Imperial. Cualquiera que haya estudiado historia y geopolítica sabe que Bielovia fue parte del gran imperio teutón. ¿Pretende acaso, General Morbius, restaurar aquel antiguo imperio? Por que no me explico sino a qué alude el nombre de su partido sino a una amenaza expansionista.

Morbius.– No hay nada que temer. Como dijo uno de mis ancestros, “Los días de guerra han terminado. La sangre es demasiado preciosa en esta época de paz deshonrosa; y el esplendor de las grandes razas es como un cuento.”

Cavada.– (dirigiéndose al público) El General Morbius tampoco cree en que la Tierra sea plana, como bien demostró durante su célebre duelo de ajedrez en Puerto Peregrino.

Morbius.– Puerto Peregrino es una ciudad pletórica de ilusos y delirantes como Eugenio Martel y su Cofradía de la Tierra Plana. Le propuse saldar nuestra discrepancia geométrica con una partida de ajedrez, cuyas leyes si bien no se parecen mucho a las de la vida, al menos la simulan. Si Martel me vencía, yo estaba dispuesto a proclamar ante la Cofradía que la Tierra era plana y mi ideario, “un evangelio de sofismas” como el mismo sentenció burlescamente. Caissa de Peregrino.ea plana. ea plana. ue uenta que usted mismo ha declarado en reiteradas ocaciones que no

Cavada.– Y si usted ganaba, Martel y los suyos estaban obligados a reconocer la redondez del planeta como una verdad primordial.

Morbius.– Como en efecto lo hicieron, al resultar yo el vencedor.

Cavada.– Sólo porque su contrincante tuvo el infortunio de recibir una bala cuyo destinatario realmente era usted.

Morbius.– No olvidaré la cara de asombro de Martel tras recibir el balazo, como si no entendiese que lo habían matado.

Cavada.– Lo que no entiendo es cómo sus enemigos pretendían asesinarle con una simple bala, cuando sabido por todos es que su armadura es capaz de resistir un cañonazo como usted mismo se encargó de demostrar por televisión parándose frente a un tanque.

Morbius.– (molesto) ¿Qué está insinuando, Navarro?

Cavada.– Sólo me pregunto si acaso no es posible que ante una eventual derrota, usted haya preparado un falso atentado de la Liga de la Virtud en su contra que tuviese como objetivo eliminar a Martel.

Morbius.– (levantándose abruptamente del sillón) ¡Cómo se atreve!

(A continuación posa su mano enguantada sobre la cabeza de Cavada emitiendo una mortífera descarga de 6.000 kilovatios. El cadáver chamuscado cae al suelo mientras el público es obligado a permanecer en sus asientos por la guardia personal de Morbius).

Morbius.– (dirigiéndose a la cámara) Si bien es cierto me he visto forzado a exterminar obligadamente a quienes no entienden las certezas incuestionables que cimientan mi obra, nunca me he valido de artimañas cobardes. Como pueden ver, estimados televidentes, el General Morbius no elude a sus enemigos. Pueblo de Chile, buenas noches.

Sergio Meier, un punk de bastón y levita

Puede que Sergio Meier no sea un escritor nuevo, pero si novedoso. Las ideas que articula en su obra están en la vanguardia de las últimas teorías científicas y estéticas. Pero cuidado en apresurar juicios, porque estas mismas ideas se funden con saberes arcanos y esotéricos dando cuerpo a un texto llamado a convertirse, sin lugar a dudas, en un punto de inflexión sin precedentes en la literatura fantástica chilena. El mismo Meier resume esta convivencia entre lo contemporáneo y lo ancestral cuando se describe como un “punk de bastón y levita”. Un autor que desde su Providence particular, Quillota, cual Randolph Carter, viaja a través del tiempo y el espacio descubriendo realidades y universos paralelos insospechados.

A: Sergio, mientras la mayoría persigue la juventud perpetua, tú prefieres cultivar una imagen de hace trescientos años.

M: Absolutamente. Es una forma de ser revolucionario, de ser rebelde a mi manera. Por eso siempre digo que nací en el siglo XVIII, esa es la estética realmente en la cual me siento cómodo, incorporado.

A: ¿Sigues viviendo actualmente en el siglo XVIII?

M: Mentalmente vivo en el siglo XVIII, porque es la época que me acomoda, la época del iluminismo en que todavía estábamos con un pie en el pensamiento mágico del Renacimiento y con el otro en los territorios de la razón. Es cuando aparece por primera vez el concepto de lo “científico” y todavía podía existir un “filósofo natural” como Isaac Newton, un hombre capaz de generar las bases de una ciencia, de una física férrea, absolutamente racional y al mismo tiempo dedicarse al estudio de la alquimia, de la magia.

A: ¿Cómo lograste vivir en el siglo XVIII, durante fines del siglo XX y ahora en pleno siglo XXI?

M: El siglo XX lamentablemente no me permitió vivir en forma tranquila, demasiado empapado de la horrorosa ‘modernidad’, de ese avanzar en una sola dirección siguiendo la flecha del tiempo. En cambio, ya a fines del siglo pasado, aparece ese maravilloso concepto del posmodernismo que elimina la ilusión de avance constante y ofrece mirar hacia los lados y hacia atrás con ironía, permitiendo evoluciones paralelas y toda una serie de maridajes y combinaciones que dan origen, por ejemplo, a este tipo de literatura denominada steampunk; que sin embargo es la tendencia natural de los tiempos, es decir, la abolición completa de una época determinada, de un espacio, de un tiempo específico en pos de una combinatoria anárquica y delirante. Y es en ese momento que puede aparecer un personaje como el que aquí te habla, un personaje absolutamente validado por la posmodernidad.

A: Acerca del steampunk, podríamos decir que es un subgénero de la cf que adopta las convenciones y escenarios de la ficción especulativa del siglo XIX. Básicamente “cyberpunk ambientado en el pasado”, donde se cambia la tecnología de punta por las máquinas a vapor, con la actitud ‘punk’ del cyber. En ese sentido La segunda enciclopedia de Tlön sería un steampunk bastante inusual.

M: En efecto, se trata de un steampunk atípico. Parte en un supuesto universo paralelo anunciado por Borges, aparentemente más allá del siglo XXI, pero con una estética y personajes históricos. Es un steampunk que ha invertido el tratamiento tradicional de situar los hechos en el pasado. Es la primera novela asumida plenamente como steampunk aquí en Chile. Al mismo tiempo da a conocer, noveladamente, el paradigma holográfico, un concepto tan revolucionario como lo fue en su tiempo la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica.

A: Cuéntanos un poco sobre la mónada holográfica, concepto clave de tu novela, que se desprende del paradigma holográfico.

M: En La segunda enciclopedia de Tlön creamos la “mónada holográfica”, basándonos en el revolucionario paradigma holográfico desarrollado por David Bohm, discípulo de Einstein que trabaja con la teoría que plantea que el universo completo estaría existiendo en estados de vibración de onda, y por Karl Pribram Jr., un neurocirujano que, tratando de descubrir cómo se almacena la memoria en el cerebro, llega a la conclusión que ésta se mantiene de forma holográfica en todas partes del cerebro. Luego Pribram deduce que si el cerebro es un holograma es por que el mundo que interpreta también lo es. El paradigma holográfico surge del encuentro de Pribram y Bohm y dictamina que el universo entero es una gran matriz holográfica de la cual formamos parte. Es como decía el Leibniz histórico que, en su elegante “Monadología”, sostiene que existirían distintos tipos de mónadas (unidades) que se diferencian entre las que no tienen conciencia y las que la tienen desde grado básico hasta superior, lo que diferencia a las diversas entidades que existen en el universo.

Pues bien, Leibniz dice otra cosa revolucionaria: cada una de estas mónadas refleja y es a su modo la totalidad del universo. Lo mismo que afirma el paradigma holográfico. El problema en Leibniz es que dice que las mónadas no tienen ventanas, no tienen comunicación intersubstancial entre ellas. Cada mónada refleja al universo entero pero está aislada. En el caso del paradigma holográfico no es así, las mónadas sí tienen ventanas y son capaces de conectarse a la totalidad del sistema. Cada uno de nosotros es un fragmento del holograma principal y refleja el universo entero y es el universo entero en sí. ¿Será que esto nos está explicando por qué existe la conciencia? ¿Será que esto es lo que nos dará finalmente la llave para entender por qué buscamos una trascendencia, por qué buscamos o creemos en un Dios?

A: ¿Crees que para ser escritor de ciencia ficción y ser bueno, primero hay que ser escritor, y no solamente escritor sino además poseer un acervo cultural mucho más amplio?

M: Sí, uno debe venir primero del mundo de la literatura, de las grandes ideas y revoluciones estéticas. Para eso necesitamos estudiar, obligarnos mutuamente, exigirnos mucha más disciplina, trabajo y rigor. Si vamos a tratar un tema científico debemos estudiar ese tema. Durante mucho tiempo la literatura de ciencia ficción chilena se conformaba con elementos mágicos. No ha existido una ciencia ficción dura en parte porque sus escritores, independiente de si contaban con una formación científica, no se atrevían a profundizar más allá.

Chile es un país donde fundamentalmente sus artistas no han sido reconocidos por este miedo, a lo que no es la normalidad, una normalidad tremendamente chata, aburrida y mediocre que nos sigue persiguiendo hasta el día de hoy.

Los lectores han sido considerados mediocres también. El autor no debe infravalorar al lector, no debe pensar ‘esto el lector no lo va a entender’, o ‘el público no está preparado para esta obra’. Basta de eso. Debemos atrevernos finalmente a escribir de acuerdo a nuestras posibilidades y seguir evolucionando como se ha hecho a nivel mundial. El fándom debe cambiar, debe demostrar su fortaleza no sólo a nivel de la ciencia ficción sino a nivel literario en general. Debe demostrar su conocimiento, su sabiduría y que ya no es un niño jugando con cosas que a los adultos nunca le van a parecer atractivas.

Pensemos que una de las características mas importantes de la ciencia ficción en el siglo XX es la capacidad que tuvo para popularizar conceptos, que antes pertenecían solo a un grupo cerrado de científicos. Pensemos en el hiperespacio, la mutación, la IA, el viaje más rápido que la luz, la realidad virtual, los agujeros negros, todos conceptos popularizados en libros y películas antes incluso que se confirmara realmente su existencia. Muchos creen que la ciencia ficción ha muerto porque hoy en día la computadora está en nuestro diario vivir. Pero no, “la ciencia ficción ha muerto, larga vida a la ciencia ficción”. Nos estamos acercando a un próximo paso evolutivo, una evolución que es literaria, artística, cultural, científica, una evolución en nuestra propia mente, nuevas posibilidades de desarrollo para alcanzar finalmente esa noosfera anunciada por Teilhard de Chardin y los más grandes escritores de ciencia ficción como Philip K. Dick en Sivainvi, Stanislaw Lem en Solaris, Frank Herbert en Duna. Los escritores de ciencia ficción hoy en día son lo que fueron en tiempos bíblicos los grandes profetas.

A: ¿Qué próximos proyectos nos depara Sergio Meier en su regreso a las letras?

M: Actualmente estoy trabajando en Memorias de un golem, una novela que eminentemente es de ciencia ficción pero que explora las leyendas de la cultura hebrea, que tiene una riqueza que va más allá del propio gólem y que incluye diversas categorías de homúnculos, dibbuks, los teraphim, etc. Estilísticamente es una obra mucho más intimista, después de los excesos de La segunda enciclopedia de Tlön, contada desde el punto de vista de un gólem que es de carne y puede hablar. También tengo como tarea pendiente la publicación de Una huída hacia la muerte, novela que terminé de escribir a los veinticinco años y que de alguna forma es mi Finnegans Wake. Quizás mi novela más íntima, personal y autobiográfica, dónde también se trata el tema de un universo paralelo relacionado con este.

A: Muchas gracias por tu tiempo, Sergio, y esperamos ansiosos la inminente llegada a este lado del holograma universal de La Segunda Enciclopedia de Tlön.[x]

EL RELOJ MÁS GRANDE DEL MUNDO

De puro ocioso me puse a hojear los libros de la poco interesante biblioteca de mi abuelo. Un dato que descubrí azarosamente llamó mi atención.

En las páginas 857-858 del tomo 5 del The New General Encyclopedia, 1939, dice lo siguiente: «el reloj más grande del mundo, que tiene un diámetro de ciento cincuenta pies, se encuentra en Santiago, Chile. Está situado en un cerro que se eleva sobre la ciudad a mil pies de altura.»
Supongo que el cerro al que alude esta enciclopedia es el San Cristóbal, sin embargo nunca he visto tal reloj y tampoco he tenido nosticias de él. Extraño ya que supongo que tal cosa como el «reloj más grande del mundo» sería un punto de visita obligada para visitantes extranjeros o de regiones. ¿Alguién ha visto este mentado reloj?

Insomnio

03:30 am

Los ojos están abiertos. La respiración agitada. Los oídos agudos. Millones de ideas cruzan mi cabeza. Millones de personajes oscuros y sin nombre. También pienso en tí. Busco en todas partes el interruptor para ponerlo en «off», pero no lo encuentro.

04:15 am

Me levanto y busco un poco de agua. Todo está en silencio. Me siento un rato en el sofá. Espero (no se que) y regreso.

04:30 am

Tomo el reloj. El tiempo pasa lento. Recuerdo lo que quería decir y hacer y no hice ni dije. Sentí verguenza otra vez y sonreí al mismo tiempo. Luego volví a mirar el reloj. La hora no avanza.

05:25 am

La cabeza me pesa, igual que los párpados. Las sábanas me asfixian. Pienso en ayer, pienso en mañana. Afortunadamente es Domingo. Pienso en porque cresta no puedo dormir.

05:30

Escucho las olas rugir. Las sirenas suenan. Las alarmas de los autos. La tierra tiembla como nunca. Cierro los ojos. Espero…

Foto de mi ojo

Horizontes amenazadores: el legado de un héroe

A todos nos son ya familiares las antologías de Teobaldo Mercado Horizontes amenazadores y Horizontes aún más amenazadores. En los 1960s, estas antologías publicaron algunas de las obras más controversiales de los nombres más prominentes del campo de la ficción especulativa chilena, cambiando de forma permanente los contornos del género. Una vez levantadas las restricciones, cada autor fue libre de explorar temas prohibidos, y usar las técnicas narrativas experimentales de Juan Emar o Raquel Jodorowsky. El esperado último volumen de la colección, Horizontes amenazadores terminales, se ha retrasado por casi tres décadas y muchos perdimos la esperanza de verlo publicado, sobretodo tras el sensible fallecimiento de su editor, Teobaldo Mercado.

Pero después de todo este tiempo y tras resolver ciertos conflictos legales, Correa Ediciones finalmente ha lanzado de manera póstuma el último volumen. Horizontes amenazadores terminales es, de cualquier forma, una pieza de arqueología ya que la mayoría de las historias fueron escritas décadas atrás. No podemos evitar sentir tristeza por el hecho que la mayoría de los escritores incluidos en este volumen hayan pasado a mejor vida, pero al mismo tiempo estamos dichosos de por fin leer sus historias, las que pese al retraso, superan con creces cualquier cosa que se haya escrito recientemente.

Horizontes amenazadores terminales comienza con una introducción de carácter bastante personal a cargo del nonagenario Raúl Contreras, eterno amigo y rival de Mercado quien, entre otras revelaciones, nos confiesa haber aconsejado a su amigo para que la colección se llamara Horizontes amenazadores” y no “amenazantes” como era la intención original de Mercado (esto para evitar la vieja y procaz rima: “venga el burro y te lo plante”). Además, Contreras nos confiesa que su novela Asesinato en la FILSA se basó en un caso real de homicidio que Mercado ayudó a resolver (Mercado es referido en la novela como Theo Market).

Contreras nos deja perplejos, sin embargo, al declarar que Mercado era realmente un soldado con implantes cibernéticos al servicio de una Federación destinada a proteger el Multiverso de unos amenazadores alienígenas similares a sapos con patas de tres articulaciones denominados Krondirons. Sospechamos que el siempre jocoso Contreras, está simplemente tomándonos el pelo.

En su prólogo, Contreras declara haberse automarginado de la colección al creer que cualquier historia que él escribiera “daría una nota falsa. Sería demasiado solemne, demasiado respetable y, por decirlo claramente, demasiado conservadora.” Por lo que en vez de ello aceptaba escribir una introducción, igualmente solemne, respetable y conservadora. ¿Y que hay respecto a los cuentos? Cómo no poseemos espacio suficiente para referirnos a la obra de cada uno de los treinta y dos autores que abarcan desde Sebastián Gúmera a Soledad Veliz, Emilio Sinclair, Toncy Dunlop, Marcelo Jackman, Pedro Ancud y tantos otros, he aquí los más relevantes a mi juicio:

Daslav Merovic abre los fuegos con En el búnker, una historia escrita al estilo del Finnegans Wake que sería completamente hilarante de no mediar una relación incestuosa.

Omar Vega, representante de la cf pura y dura, explora en Tortilleras, los problemas éticos y sociales derivados de la clonación y las parejas de un mismo sexo. El crudo relato ha sido calificado como homofóbico por la misma clase de lectores estrechos de mente que acusaron de fascista a Henlein tras la publicación de Tropas del espacio.

Con Ex inferis, Néstor Niemand se atreve a continuar y dar término a la saga de viajes temporales realizados por el Chacal de Nahueltoro iniciada en el primer Horizontes amenazantes por Miguel Arenas con Palo en la cabeza y continuada en el mismo volumen por el propio Mercado con su cuento El forajido en la ciudad al fin de los tiempos.

Armando Rosselot, Premio Nacional de Literatura mejor conocido por su extensa y galardonada obra poética, presenta una magnífica y conmovedora historia de amor denominada El poeta, la enferma y la madeja de lana que en sus momentos más inspirados nos recuerda a Carlos Fuentes o lo mejor de Laura Esquivel.

¡No me dejen fuera! de Daniel Oportus es una irónica y divertida relectura a la temática de de clásicos como Todos sobre Zanzíbar y ¡Hagan sitio! ¡Hagan sitio! En el cuento de Oportus, 33. 200.000 chilenos se agolpan en Santiago tras perder todo el norte (en la guerra contra Perú y Bolivia) y todo el Sur (convertido en reserva ecológica de la humanidad gracias al multimillonario defensor de la ‘Ecología Profunda’ George Kettenman).

Las dos contribuciones de mayor peso, sin embargo, están a cargo de los escritores más jóvenes. En su novela breve Alas de Guerra, Gabriel Medrano continua y expande el universo propuesto por Sergio Alejandro Amira en su relato Caro data archangeli. Llevando las ideas en estado embrionario del cuento de Amira a sus últimas consecuencias y sin concesión alguna hacia la religión y la fe, que es presentada por Medrano como un desorden psicológico.

La novela corta Oruga de Mariposa Lunar de José Ángel Martínez, por otra parte, nos propone un desolador Chile futuro dominado por los “ABCs” quienes escapando de la ciudad y los pobres, terminan instalándose cada vez más y más cerca de la cordillera hasta finalmente construir en sus cumbres, la opulenta Ciudad de los Césares. “No levantaron ningún muro”, cuenta el protagonista que sobrevive entre la basura del valle de Santiago juntando cachureos para el gran trueque de fin de temporada. “Simplemente, minaron de explosivos bacteriológicos toda la pre-cordillera para que los guachos no pudiésemos subir”

Por supuesto que estas dos últimas historias, así mismo como el volumen entero, son altamente recomendables tanto para fans como para neófitos.

Podemos concluir que la prolongada espera valió la pena y, asegurar que Horizontes amenazadores terminales sirve como broche de oro para culminar la carrera de Teobaldo Mercado, uno de los más grandes y generosos escritores chilenos que ha existido, recocido ampliamente por sus pares quienes no dudan en calificarlo como un verdadero héroe literario.

¿Quién sabe? Después de todo puede que lo dicho por Contreras no se trate de las divagaciones de un anciano senil y que en estos momentos Teobaldo esté combatiendo a los Krondirons en algún universo lejano, pero a la vez entrañablemente cerca.

© 2006, Remigio Aras.

JOVEN CHILENO ACEPTADO EN LA ACADEMIA XAVIER ES HALLADO MUERTO

El Llanquihue de Puerto Montt.

El cuerpo sin vida del joven mutante nacional, Pedro Prado (Alsino) fue encontrado la tarde del lunes por buzos marisqueros en las orillas del río Cruces, comuna de San José de la Mariquina en la Décima Región. El joven se encontraba desaparecido desde el miércoles 31 de enero, pero la denuncia recién fue hecha el domingo 4 de enero por la madre de la víctima. La causa de la muerte es investigada por la fiscalía local y el Grupo de Operaciones Policiales Especiales (GOPE) de Carabineros de Puerto Montt, quienes no descartan que el joven se quitara la vida. Sin embargo, la madre del joven rechaza de plano la tesis del suicidio. “No tenía porqué hacerlo (suicidarse). Pronto iba a viajar A Estados Unidos, a la Academia de Charles Xavier, además iba a editar su libro. No, a él lo mataron. ¡El pobrecito tenía mordiscos y arañazos en todo el cuerpo y le habían arrancado una de sus preciosas alas! Los carabineros dicen que fueron los quiltros pero no es verdad”, sostuvo la acongojada madre aludiendo a las múltiples heridas presentadas en el cadáver. A raíz de esto efectivos policiales investigan la posible vinculación en la muerte de Alsino de otro joven mutante de notorio prontuario policial conocido en el hampa como “el Boby”.