por Miguel Arenas
En esta nota confluyen dos acontecimientos: el libro Historia Abreviada de la Literatura Portátil de Enrique Vila-Matas, un escritor que me ha sorprendido a través de las obras que he leído de él; y por otro lado la enfermante necesidad de crear grupos, movimientos, escenas, etc. en las cuales se concentren todos nuestros proto-valores e intenciones estéticas. Éste es un modelo arrancado del libro de Vila-Matas que habla de los «shandys», grupo secreto, suicida y volátil en el cual se encontraban las personalidades más interesantes de la década del ‘20-‘30 (Duchamp, Scott Fitzgerald, Benjamin, Vallejo, Georgia O’Keffe, Crowley, Tzara, etc.). Como todo grupo tiene sus premisas, su mujer fatal, que desata los bajos instintos de los participantes y por ende los conflictos, y su traidor, que mediante un acto simbólico devela la existencia de la sociedad secreta y por ende causa su disolución.
Marcel Duchamp «Boîte-en-valise» 1934-41
Historia Abreviada de la Literatura Portátil nos muestra como el azar o sincronía de sucesos, ideas y personajes permiten crear movimientos estético-literario-revolucionarios a partir de la obra de Duchamp, Boîte-en-valise, en la cual este artista crea una maleta y reducciones de todas sus obras para que fuera fácil de transportar. Éste es el artefacto por excelencia de la “literatura portátil” a la que hace referencia Vila-Matas. Las premisas fundamentales de este grupo secreto se pueden enumerar así:
• Exigir un alto grado de locura de sus participantes
• Toda la obra de los participantes debía ser liviana y transportable en una maleta (portátil)
• Funcionar como una máquina soltera.
Luego existían rasgos secundarios, cito: “…espíritu innovador, sexualidad extrema, ausencia de grandes propósitos, nomadismo infatigable, tensa convivencia con la figura del doble, simpatía por la negritud, cultivar el arte de la insolencia”. Como vemos, muchos de estos elementos juegan constantemente en la constitución de diversos grupos avantgarde hasta el día de hoy (de hecho, en mi historia personal se han confabulado a favor y en contra mío más de alguna vez). Luego se relatan una serie de personajes y acontecimientos notables, que dejaré a vosotros descubrir ya que mi idea no es contar el libro o la película según sea el caso.
Georgia O’Keefe (pintora), la Femme Fatale de los «shandys»
Dentro de la mecánica de los grupos secretos está por lo general convocar solamente presencia masculina en sus inicios, para luego ceder e involucrar a las féminas de turnos. Y he aquí el primer acto que anuncia la debacle (no soy misógino, atrás feministas, ahora me explayo). La inclusión de una mujer en estos grupos, generalmente compuestos por personajes fuera de la normalidad adquiere los siguientes rasgos: una mujer que deslumbra por su inteligencia o sensibilidad, con un magnetismo digno de una descendiente de Lilith y no la parquedad de las de Eva, y varios enamorados a ultranza dentro de las filas del grupo. Ello generalmente desemboca en un suicido ya sea de facto o simbólico y enemistades varias. No me extiendo más, aún no cicatrizan mis heridas.
Aleister Crowley – El traidor y develador de la Sociedad Secreta
Por último, estas sociedades son de corto aliento pero de un impacto profundo. La esencia radica en el carácter críptico fuera de alcance para el resto de los mortales. Y aquí asoma la figura del traidor, quien hace visible lo que debiera permanecer oculto. En el caso del movimiento portátil fue el maléfico (¿mucho, no?) Aleister Crowley, satanista, mago y practicante de todo tipo de artes ocultas, quien develó la existencia de la sociedad secreta de los “Shandys” en un capítulo digno del grupo.
Me quiero detener un poco en la figura del traidor. Nosotros, como seres modernos, hemos conocido la palabra especialmente por una connotación militar y patriotera; por el contrario, yo considero la figura relevante para que el movimiento o secta, como quieran llamarlos, adquiera un valor histórico mayor. Allí se instaura la idea de mito, la mitificación del grupo. Como ejemplo basta ver Jesús y sus doce apóstoles, sociedad secreta que a partir de la figura del traidor es capaz de instaurar un mito religioso, que todos sabemos hasta donde llegó.
Bien; me he extendido demasiado. No escribí casi nada de Vila-Matas, que era mi idea primaria, un escritor que escribe literatura desde la literatura y para literatos.
por Miguel Arenas