¿EL GRAN UCRONICO?


“¿Los viajes han sido una constante en su vida. El primero que emprendió fue hacia el sur de Chile y escribió sobre el paisaje y las montañas.¿Qué importancia le atribuye ala geografía?
“Mucha, porque la tierra es un ser vivo que, como el hombre, tiene distintos chakras, centros, plexos. Y Chile es la gran montaña. No hay otra en el mundo fuera de los Himalaya. A los 18 ó 20 años tuve una visión que no he olvidado nunca: vi los dos gigantes que hay en el cerro San Ramón. Uno está con los brazos hacia arriba y el otro está en una postura reclinada, y esos gigantes nos protegen contra todas las radiaciones malignas».
¿Como cuáles?
“Como las de la Telefónica y las que salen de la embajada norteamericana. Desde ahí los dueños del planeta están controlando el país entero y por esa vía le meten a la gente lo que quieren en la cabeza. Y los gigantes, a mí por lo menos, me defienden.
Usted dice también que Chile es un país mágico a pesar de la gente que lo habita, ¿Por qué?
“Porque el chileno no se ha conectado a la tierra, no ha sacado a los gigantes de la montaña. El araucano lo hacía. Tanto lo hacía que por eso no construyó ciudades; porque amaba la naturaleza y antes de cortar un árbol le pedía permiso. El chileno, en cambio, tiene una compulsión por destruir la belleza, por el feísmo, y también ha echado a perder Santiago, que antes era una ciudad preciosa con casas de adobe, de dos pisos como máximo. Una vez se lo comenté a Neruda y él me contestó: «Sí, ésta es la ciudad que tiene más cielo en el mundo»».
¿Es en ese contexto que usted propone la Antártica como una tierra utópica?
“Claro, porque la Antártica es la Atlántida congelada. Hacia allá partí en la fragata Covadonga siendo un joven y cuando pasamos por el Canal de Moraleda en la Patagonia de pronto se abrió el cielo nublado y apareció el monte Melimoyu, que es donde creo que está La Ciudad de Los Césares. Por eso, cuando abrieron su colonización me inscribí inmediatamente. Me dieron 8 mil hectáreas.“
¿Y qué piensa hacer con sus posesiones en el Melimoyu?
«De ser posible voy a pedir que me dejen ahí en un helicóptero. Me voy a meter en una enorme caverna y me desapareceré en la tierra hueca donde hay otro tiempo que no funciona con los relojes de acá”

Entrevista con Miguel Serrano.

por Claudia Donoso
Publicado en Revista Paula. Noviembre, 2004

TEMUCO… ¿ 2011?

LLEVABAN DÍAS diciéndolo por todas partes, que los incendios habían crecido tanto que pronto iba a nevar cenizas sobre la ciudad. Y así fue…

DAKELTUNG KONA PEÑI, que el huinca escuche el tronar el nuevo kultrung, estaba pintado en el techo del edificio de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la Frontera. Y el rayado era lo suficientemente grande como para que pudiera verse desde cualquier lugar doscientos metros a la redonda. Yelena Abramowitz se lo quedó viendo, era un primer plano perfecto para el telón de fondo que formaban las colinas incendiadas alrededor de Temuco. Tomó su lápiz y transcribió el graffiti sobre su cuaderno, le pareció una buena imagen para el reportaje.
-¿Sabe lo que significa?-, le preguntó a su entrevistado.
-No estoy seguro, pero creo que es un grito de guerra, algo así como levántate hermano, algo por el estilo-, respondió Francisco Buchman.
-¿Cuándo lo pintaron?-, Yelena parecía en verdad interesada.
-No lo sé, lleva un buen tiempo. De cuando en vez llegan los guardias de la Universidad y lo limpian, pero a la mañana siguiente aparece de nuevo.
-Pintura inteligente, alguien se lo tomó en serio.
-Muy en serio.
Yelena había llegado a las tres en punto. Tras los saludos iniciales y las obvias presentaciones, Buchman la invitó a recorrer la Escuela de Periodismo. Le pareció que era la mejor forma de relajarse y entrar en confianza. Yelena tenía una ventaja, era una mujer intimidante. No sólo se aparecía inteligente y directa en sus ideas, también era muy atractiva. Usaba el cabello muy corto y alisado hasta la exageración, lo que en conjunto con su piel clara y el maquillaje que usaba para resaltar lo oscuro de sus ojos le regalaban una belleza anacrónica, por un lado muy contemporánea y por otro directa remitente a la moda imperante en el Hollywood de 1930. Buchman amaba las películas antiguas, así que tuvo por lo menos una decena de referentes cuando la vio aparecer en la puerta de su privado. Terminaron en el piso más alto del edificio, en la cafetería de la facultad. Buchman pidió un café cortado con leche descremada, Yelena sólo un vaso de agua. Se sentaron cerca de los ventanales, ella le dijo que le gustaba mirar hacia fuera, que el caos de Temuco le daba buenas ideas. Puso su teléfono en medio de la mesa y comenzó a grabar la conversación. Antes de cualquier pregunta, Yelena le pidió que no la llamara de ese modo.
-¿Y como prefiere?
-Igriega-, dijo ella. –Todo el mundo me llama así y me acomoda más que Yelena. Si uno pudiese elegir su nombre.
-Podría habérselo cambiado.
-No es lo mismo, y por favor no me trate de usted.
-Me es más cómodo.
-Bueno, a mi me acomoda más que me diga Igriega.
-Igriega-, balbuceó Buchman. –Buen nickname, la inicial.
-¿Le parece raro?
-¿Qué es lo que debiera parecerme raro?
-Que me cambie el nombre.
-No, es su opción y la respeto.
-Dakeltung kona peñi…-, volvió a leer ella, mirando el garabato del techo. –Fascista la idea-, comento. -¿Ha oído acerca de la vinculación entre el movimiento neomapuche y el nazismo.
-Lo dice por lo que estábamos hablando.
-Entre otras cosas-, contestó Igriega. –Hace un tiempo entreviste a Paillamilla.
-Lo sé, la leí.
-Fue poco antes de que lo asesinaran en la Paz.
-También lo leí.
– Paillamilla era simpatizante de ideas nazistas, relacionados con el lado espiritual y esotérico del movimiento. El defendía la revolución de los nuevos mapuches, la misma que desencadenó los incendios. Según él la raza araucana estaba genética y directamente emparentada con los arios. Me habló sobre la figura de la cordillera de los Andes como resguardo de gigantes y baluarte de la gente de la tierra. Estaba seguro de que si alguna vez se daba un IV Reich, el pueblo mapuche se levantaría sobre los huincas, recuperando lo que les fue arrebatado. De hecho todo lo que está pasando en esta zona esta relacionado con estas creencias. La revolución del juego más que un acto terrorista es un llamado.
-Cortaron el país, señorita. Usaron el fuego para construir una frontera. No sé si pueda llamarse sólo una señal.
Ella levantó los hombros. Buchman torció una sonrisa y agregó:
-Es curioso, sabe.
-¿Qué es lo tan curioso?
-Como evolucionan las ideas. Cuando era joven y empezó a darse la problemática mapuche, ésta se vinculó a ideas de izquierda, a gente del entonces partido comunista. Y ahora, la tortilla se dio vuelta. Los mapuches se pasaron a la extrema derecha, abrazaron un nuevo nacional socialismo y mire lo que han conseguido. Antes eran sólo ruidosos, ahora tienen a un país casi en estado de sitio.

1899 (continuación)

NADIE PARECE recordar cuando esta ciudad se llamaba Concepción y ocupaba un par de hectáreas poco más al norte de la desembocadura del Biobío, sobre el Océano Pacífico. Un pueblo chico, cubierto de hollines y fetidez de harina de pescado que desapareció completamente a fines de 1877, cuando pocos kilómetros más al sur, uno de los yacimientos carboníferos del golfo de Arauco voló por los aires cambiando la geografía de la zona para siempre. También nuestra historia reciente. Murió mucha gente, es verdad, pero fue el precio que pagamos por saltarnos cien años de avances. Aquel estallido nos hizo descubrir la verde y radiante riqueza que se extendía bajo los yacimientos de carbón, la perenne energía de la metahulla. Tres décadas después, todo fue distinto a como debería haber sido. Concepción dejó de ser Concepción y bajo su nueva identidad, Nueva Arauco, ha pasado los últimos diez años rivalizando con Santiago por conducir los destinos de este país. Y no son pocos los que han augurado la victoria en las calles de la llamada capital de la metahulla, mal que mal mientras el viejo Santiago se ahoga en cinturones de pobreza, esta urbe no hace más que relucir día a día su magnificencia al mundo entero.
Mientras el elevador ascendía por un costado del edificio del gobierno provincial, aproveché la cubierta transparente para contemplar el movimiento de los puertos. Buques gigantes, con cientos de cubos metahullanos sobre cubierta, hacían fila ante los brazos y tuberías de las refinerías de la bahía de San Vicente. Más cerca, el cielo se sentía copado de aeronaves ruidosas mientras pocas cuadras al sur la cúpula cromada de la estación central reflejaba el sol de media tarde, dominando gran parte de la escena. Las líneas brillantes del aerocarril hacia el norte, centro y sur del país atravesaban torres y edificios, como extensiones de un organismo viviente. Un expreso de cuatro vagones se acercó al domo, zumbando como una serpiente colgante, meciéndose de los puentes hasta perderse en la pulposa entrada de la terminal. Vi trenes entrar y salir, mientras recordaba los fierros retorcidos y humeantes del atentado de ayer.
En el nivel cincuenta se emplazaban las oficinas de la policía metropolitana. Saludé a las secretarias y sin entretenerme mucho caminé directo al privado del comisionado Rebolledo, un amplio despacho en el ala sur del piso. La oficina tenía una pared entera conformada por un ventanal y su vista era imposible. Adoro los panorámicos, me hacen sentir libre, me distraen de la realidad.
Ayer en la tarde le envié a Rebolledo un telelocal con el detalle de las conclusiones de mi investigación. Hoy temprano me devolvió el mensaje. Escribió que quería hablar conmigo, que regresara lo antes posible a la ciudad.
-Asiento Uribe-, me dijo apenas ingresó a su privado.
Le agradecí con un movimiento de cabeza.
-¿Recibió el informé?
-Después discutiremos sobre eso. ¿Café?
-Por favor.
-Sin rodeos, inspector-, continuó mientras me servía una taza humeante de café colombiano. Su hermano lo exportaba desde hacía ya varios años. -¿Usted estuvo en el bombardeo a Lima, cierto?
-Cierto.
Detesto cuando preguntan lo que saben.
-Entonces conoce al almirante Prat.
-Tenía entendido que se retiró hace dos años.
-¿Lo conoce?
-Era el capitán del monitor Santiago, cuando bombardeamos la capital peruana. Yo era uno de sus subalternos.
-¿Qué clase de relación mantuvo con él?
-¿Tiene esto que ver con los atentados?
-Por favor, conteste.
Rebolledo le dio un sorbo ruidoso a su café, con la mirada insistió en la pregunta. A un lado de la mesa habían instalado un modelo a escala de una de las aeronaves de la policía. Reconocí el número de la unidad: la 02. Los muchachos la apodan “el choclo” por razones obvias. He volado un par de veces en ella, no trabajo en la división de vuelo nocturno, pero conozco a algunos pilotos y ellos saben que amo las alturas. A veces me invitan
-Mi relación con Prat-, repetí. –Nada muy directa, comisario. Yo no era de sus más cercanos, no venía de su tripulación anterior. Además mi misión era ser enlace de inteligencia, nunca cruzamos más que un par de palabras. ¿Por qué me lo pregunta?
-El pidió hablar con usted, inspector
-¿Prat?
-Si, Prat. Cuando supo que formaba parte de la unidad que investiga los atentados, pidió hablar personalmente con usted.
-Aun no entiendo, pensé que discutiríamos sobre mi informe.
-No creo que haya mucho que discutir. Con su perdón, inspector, pero ambos sabemos que su informe no pasa de ser un trámite burocrático. Mire, el almirante Prat dice tener una pista acerca de lo que en verdad está sucediendo y quiere hablar con usted. Es un héroe de guerra, una vaca sagrada para los políticos. Yo también tengo jefes y ellos quieren que lo escuchemos… No tengo que recordarle que tenemos la soga en el cuello con lo de las bombas. Hay gente allá arriba que duda de nuestra labor policial. De la mía, la suya y la de sus compañeros.
-Comisionado, usted sabe lo que dicen de Prat.
-Que está loco… Quien sabe, quizás nosotros también lo estemos. A propósito, ayer hablé con nuestro psiquiatra, me contó lo de sus pesadillas. ¿Sigue durmiendo mal?
Fue un buen golpe.
-No señor-, le mentí, -ya estoy más tranquilo.
-Me alegro. Mire inspector Uribe, pase lo que pase, el viejo Prat pesa y pesa harto. No me pregunte más, sólo agarre sus y tome un aerocarril a Santiago. Prat va a estar esperándolo en su residencia particular.
-¿Tiene la dirección?
-Pidió que apenas llegara a Santiago le enviara un telelocal.
-¿Tiene entonces el código?
El viejo hizo una larga pausa. No me había dicho todo.
-Se lo entregué a su compañera.
-¿Qué compañera?
Williams Rebolledo bajó la mirada. No necesitaba nada más.
-Usted sabe que no trabajo con números.
-Ginebra es una buena policía.
-Buena policía, ni siquiera es humana.
-Prat pidió que lo acompañara un número femenino. Hizo especial hincapié en ello.
-¿Qué está sucediendo, señor?
El jefe de la policía metropolitana levantó sus hombros.
-Lo entiendo Uribe. A mi tampoco me gustaban los números, pero aprendí a aceptarlos. Ya hablé con ella, tiene los datos del código de Prat y su pasaje. Me dijo que le avisara que hoy en la noche se encontraban en la estación.
Miré la hora. Las cinco de la tarde. Ya era de noche.

EL PELIRROJO

-No, es que no puede ser posible…
-Pero huevón, estás viendo la foto…
-Dime que las fotos no mienten, cualquier huevón de diseño de este mismo diario puede armar un truco tanto o mejor que esta cagada de foto.
-Te digo que es real.
-Huevón, no seas paranoico, cómo va a ser real. Míralo, por favor, estamos a noviembre del 2006, la foto está indicada como mayo del 75. Por favor mira ese cadáver, no puede ser el pelirrojo.
-Es idéntico al pelirrojo.
-Y que lo sea… no puede ser no más, no tiene lógica.
-Pero el huevón dijo…
-El huevón decía que había visto dinosaurios. No seas tarado, al idiota lo echaron del diario por loco, no te contagies tú con sus delirios. La foto es falsa, alguien la mandó como broma a la redacción, ni idea con qué propósito. Deja de hablar tonteras y piensa con lógica, el muerto no puede ser…
-El Pato…
-Please… ni siquiera había nacido en la fecha que está indicada detrás.
-Igual es raro que el loco haya desaparecido.
-Desaparecer es una cosa, pero viajar en el tiempo y reaparecer como un cadáver en una fosa de campo de detenidos desaparecidos de hace treinta años es algo muy distinto.
-No sé, es que ni tu, ni el resto de los colegas lo conocieron como yo.
-Quien iba a interesarse en conocer a un tarado como ese, el huevón malgastó su carrera investigando tonteras de Ovnis, fantasmas y huevadas por el destilo. Los jefes le tenían ganas desde que llegó, no lo echaron antes porque les daba pena…
-Decía que tenía un propósito.
-Propósito de chiflado, sería.
-Mira huevón. El Pato Lobos puede haber estado loco, pero no era mala persona. Lo pasó mal en la vida, como tantos, no más. Su matrimonio fue un desastre. El mismo me contó que se casó sabiendo que no iba a funcionar. Un día, con un par de cervezas encima, me confesó que su verdadero amor era un imposible. Borracho me habló de una mina de pelo blanco que vivía en otro lado, que…
-Puro bla bla de huevón depresivo. No tengo nada contra la gente que padece problemas psicológicos, pero me carga los que son enemigos de si mismos. Y el pelirrojo, el Pato Lobos, era de los que viven pegándose en defensa propia.
-Igual fue raro cuando lo echaron.
-Que tiene de raro, el huevón armó un escándalo porque el diario se negó a publicar lo de esos cadáveres de los milicos. ¿Qué quería? Mira, los ideales se acaban cuando uno tiene que educar a hijos y mantener una familia. El Pelirrojo y todos los que trabajamos para el viejo, conocemos la línea editorial del diario. Que no se haga el huevón. ¿Que quería?, que lo felicitarán. El huevón se buscó que lo echaran.
-Ese día hablé con él. Le dije algo parecido, que puchas, que así eran las cosas, que la vida era injusta, que no se podía manipular el pasado, que se yo. ¿Sabes lo que me contestó?
-Pico…
-Que si, que si se podía. Y era como andar en bicicleta, una vez que se aprendía hacerlo no se olvidaba nunca más.
-Huevón cagado del chape.
-No sé, no sé. Y después desaparece sin que nadie vuelva a saber de el y ahora esta foto… Es rara la tontera, en verdad no sé que creer…
-No hay nada que creer, guatón, alguien te está tomando el pelo no más.

EXPEDIENTE TRAUCO

Entiéndame, son muchos los cabos sueltos y podrían escribirse centenares de páginas al respecto. Ya sabemos qué fue lo que ocurrió y de donde surgió el mito, tenemos las pruebas y a un híbrido capturado. Mire, se lo voy a explicar de la forma más sencilla posible. El incidente debió haber ocurrido alrededor del año 1400 o 1420 de nuestra era, poco antes de la llegada de los conquistadores a la zona. Al principio de las investigaciones pensamos que la nave se había estrellado cerca de la costa de Chiloé, pero con lo que desenterramos hace quince años, nos queda claro que el vehículo cayó en el corazón de la Isla Grande. No sabemos cuantos sobrevivieron, pero sí que debió ser un número considerable, dado el tamaño de la nave. El impacto del artilugio debió destruir los sistemas de comunicaciones de los Extraños, como pasaremos a llamarlos de aquí en adelante, sólo así se explica lo que vino después, el horror y el canibalismo que se convirtió en mito. La especie es similar a nuestros conocidos Grises, de hecho es probable que vengan del mismo sistema estelar: Zeta Reticuli o Epsilon Eridani. Forma humanoide, de baja estatura, piel oscura y grandes cabezas, la idea del duende patagónico por excelencia. Nuestra atmósfera no les es extraña así que no demoraron en adaptarse al hábitat chilote, construyendo una serie de refugios bajo tierra con las partes de la nave. No les fue difícil hacerlo, la isla está llena de cavernas y túneles que comunican con otros lugares del archipiélago. Y así, en el bajo mundo, sobrevivieron esperando que alguien viniera por ellos. Calculamos que las provisiones y la comida deben habérseles acabado a los cinco años. Ahí empezó la pesadilla. Su sistema digestivo es muy complicado y para sobrevivir requieren alimentarse y beber sólo de sustancias provenientes de su mundo natal. El agua, los vegetales o la carne animal terrestres son prácticamente un veneno para ellos. Y empezaron a morir de hambre y de deshidratación. Desesperados, los que quedaban vivos tomaron la decisión de empezar a comer los cadáveres y a beber su sangre. Sólo fue el inicio. El horror de verse varados en un mundo ajeno hizo que el salvajismo reemplazara la racionalidad. Comenzaron a atacarse los unos a los otros, para apresar a los más débiles y someterlos a un acto de canibalismo despiadado. Pero pronto, cuando ya eran pocos los que quedaban en pie, entendieron que ese no era el camino y que había otro medio de conseguir el alimento necesario: el hibridaje. Como hemos sabido desde años, los Extraños son una especie hermafrodita, con la capacidad de adaptarse a las funciones femeninas o masculinas según lo requieran, esto les facilitó la idea de reproducirse con hembras locales. Sexualmente somos compatibles con la especie, especialmente nuestras mujeres cuyo aparato reproductor está capacitado para recibir su miembro masculino y mantener en su vientre a la criatura resultante de este aberrante mestizaje. Con este plan en mente aprendieron las costumbres de los locales y aprovecharon su miedo al entorno y a lo desconocido para disfrazarse como una fuerza de la naturaleza. Empezó así la leyenda del Trauko, enanos deformes de piel gris que se dedicaban sistemáticamente a violar a las doncellas del archipiélago chilote. Leyenda que se unió al de brujos deformes, de gran cabeza, que secuestraban niños para sacrificarlos. Lo cierto es que todo fue parte de un plan de supervivencia de los extraños. Necesitan comer, cosechar alimentos y su horrenda alternativa fue engendrar niños con los cuales alimentarse, una perversa deformación del concepto de niños no deseados. Doscientos años señores, doscientos años riéndonos de una leyenda en apariencia ingenua. Creíamos que era el modo chilote de disfrazar los embarazos adolescentes, cuando en verdad estábamos ante la más despiadada y extrema manifestación de contacto entre humanos y extraterrestres. Cerca de mil muchachas entre los 13 y los 20 años fueron usadas para engendrar comida…

1899

EL RUMOR SURGIÓ junto al primer atentado. Que se trataba de peruanos, supervivientes de la guerra, huérfanos de la misma, deseosos de vengar lo que le hicimos a su país.
Marzo, 1899.
Peruanos vengativos, que me perdonen, pero la sóla idea me causa risa. En persona contemplé el horror en el rostro de nuestros derrotados vecinos, sentí el miedo que cualquier idea relacionada con Chile les causa y estoy más que seguro que pasará bastante tiempo antes de que un peruano (o un boliviano o cualquier ciudadano de otro país latinoamericano) se atreva a poner un pie dentro de nuestras fronteras. Todos saben lo que somos capaces de hacer. Yo estuve cuando lo demostramos. Segundo miércoles de noviembre de 1880, el día que nos ordenaron parar la guerra. Estaba a bordo del Santiago, sobrevolando la costa peruana, deslizándonos entre las nubes mañaneras hacia los cielos de la bella Lima. Prat nos llevó más arriba que ningún otro monitor aéreo, fuera del alcance de cualquier batería, lejos de toda posible onda de choque. Los libros de historia saben lo que llevábamos a bordo. El Santiago volaba prácticamente desarmado, alivianado su peso para portar un cilindro metálico de cinco metros de largo y tonelada y media de metahulla líquida con detonador de altura. A las nueve y treinta de la mañana, entre humos de cañones lo soltamos. La bomba se desplomó veloz sobre el centro de la ciudad, hasta que cincuenta metros antes de golpear el suelo detonó…
Lo primero fueron dos soles a media mañana. Lo último, una columna de humo en forma de hongo que se elevó hasta lo más alto de nuestro campo de visión. Lima desapareció para siempre.
-Usted no puede pasar-, me cerró el paso un sujeto uniformado, encargado de la cerca que sus colegas improvisaron alrededor del área del río Traiguén, donde anoche desplomaron el aerocarril.
-Inspector Uribe, de la metropolitana de Nueva Arauco-, le respondí mientras le mostraba mi identificación.
-Disculpe señor, adelante. ¿Necesita que lo acompañe?
-Por favor.
Tras mío, la manga de curiosos seguían culpando a los peruanos. Seguí al uniformado hasta la parte más elevada de la colina, cercana a la ciudad de Victoria, desde donde se apreciaba la cabalidad del desastre. Ambas vías del aerocarril, sobre el puente del río Traiguén, habían sido voladas en pedazos. Los carros del convoy de media noche todavía humeaban junto a la ribera. No necesitaba preguntar por el número de heridos y muertos, el insomnio me dio tiempo para memorizar las cifras.
Era el séptimo atentado en lo que iba del mes. Primero la torre más alta de la refinería de Lebu, luego las oficinas de Metaoil en Santiago, una aeronave civil de la Línea Nacional, uno de los vapores de la Compañía, el prototipo de transporte individual de Carlos Dupont, el laboratorio de tecnología médica de la Universidad de Chile y ahora un tramo de la vía sur del aerocarril. Dos cosas en común, todos instancias claves de la revolución industrial metahullana, todas causadas por explosiones del mismo mineral. Nada de bombas ni artilugios, simplemente metahulla en su estado más puro hecha estallar. Quien fuera que estuviese detrás sabía lo que estaba haciendo.
Y no eran peruanos.
-Inspector Uribe-, me saludó un oficial, que de inmediato se identificó como capitán Bonilla-, nos avisaron que venía.
-¿Alguna novedad?
-Ninguna. Fue igual que en los otros casos. Estos desgraciados son expertos. Detonaron las vías justo cuando el expreso estaba a punto de llegar a la estación. Hijos de puta. ¿Supo que murieron niños?
-Lo supe.
-¿Cree que son peruanos?
-No lo sé capitán, no lo sé.
-Tropa de mal nacidos. ¿Se siente bien, inspector?
-Por qué me lo pregunta.
Aerocarriles del Estado podía leerse en los abollados metales del tren.
-Por su cara-, siguió Bonilla. –Con perdón, pero es como si usted hubiese estado en el aerocarril.
-No es nada, sólo dormí mal.
-Lo imagino, con la noche que tuvimos.
No puede imaginarlo. Nadie puede. Desde la guerra todas mis noches son iguales. Pesadillas y sueños, unos detrás de otros, caras de hombres, mujeres y niños que nunca he conocido. Todas no hacen más que recordarme que yo estuve allí, que yo vi cuando Prat soltó la bomba.
-¿Capitán Bonilla?-, pregunté.
-Mandé.
-Alguno de sus hombres podrá ayudarme con lo del informe.
-No faltaba más.
-Se lo agradezco.
Un tal Contreras me acompañó toda la tarde.

NADIE PARECE recordar cuando esta ciudad se llamaba Concepción y ocupaba un par de hectáreas poco más al norte de la desembocadura del Biobío, sobre el Océano Pacífico. Un pueblo chico, cubierto de hollines y fetidez de harina de pescado que desapareció completamente a fines de 1877, cuando pocos kilómetros más al sur, uno de los yacimientos carboníferos del golfo de Arauco voló por los aires cambiando la geografía de la zona para siempre. También nuestra historia reciente. Murió mucha gente, es verdad, pero fue el precio que pagamos por saltarnos cien años de avances. Aquel estallido nos hizo descubrir la verde y radiante riqueza que se extendía bajo los yacimientos de carbón, la perenne energía de la metahulla. Tres décadas después, todo fue distinto a como debería haber sido. Concepción dejó de ser Concepción y bajo su nueva identidad, Nueva Arauco, ha pasado los últimos diez años rivalizando con Santiago por conducir los destinos de este país. Y no son pocos los que han augurado la victoria en las calles de la llamada capital de la metahulla, mal que mal mientras el viejo Santiago se ahoga en cinturones de pobreza, esta urbe no hace más que relucir día a día su magnificencia al mundo entero.
Mientras el elevador ascendía por un costado del edificio del gobierno provincial, aproveché la cubierta transparente para contemplar el movimiento de los puertos. Buques gigantes, con cientos de cubos metahullanos sobre cubierta, hacían fila ante los brazos y tuberías de las refinerías de la bahía de San Vicente. Más cerca, el cielo se sentía copado de aeronaves ruidosas mientras pocas cuadras al sur la cúpula cromada de la estación central reflejaba el sol de media tarde, dominando gran parte de la escena. Las líneas brillantes del aerocarril hacia el norte, centro y sur del país atravesaban torres y edificios, como extensiones de un organismo viviente. Un expreso de cuatro vagones se acercó al domo, zumbando como una serpiente colgante, meciéndose de los puentes hasta perderse en la pulposa entrada de la terminal. Vi trenes entrar y salir, mientras recordaba los fierros retorcidos y humeantes del atentado de ayer.
En el nivel cincuenta se emplazaban las oficinas de la policía metropolitana. Saludé a las secretarias y sin entretenerme mucho caminé directo al privado del comisionado Rebolledo, un amplio despacho en el ala sur del piso. La oficina tenía una pared entera conformada por un ventanal y su vista era imposible. Adoro los panorámicos, me hacen sentir libre, me distraen de la realidad.
Ayer en la tarde le envié a Rebolledo un telelocal con el detalle de las conclusiones de mi investigación. Hoy temprano me devolvió el mensaje. Escribió que quería hablar conmigo, que regresara lo antes posible a la ciudad.
-Asiento Uribe-, me dijo apenas ingresó a su privado.
Le agradecí con un movimiento de cabeza.
-¿Recibió el informé?
-Después discutiremos sobre eso. ¿Café?
-Por favor.
-Sin rodeos, inspector-, continuó mientras me servía una taza humeante de café colombiano. Su hermano lo exportaba desde hacía ya varios años. -¿Usted estuvo en el bombardeo a Lima, cierto?
-Cierto.
Detesto cuando preguntan lo que saben.
-Entonces conoce al almirante Prat.
-Tenía entendido que se retiró hace dos años.
-¿Lo conoce?
-Era el capitán del monitor Santiago, cuando bombardeamos la capital peruana. Yo era uno de sus subalternos.
-¿Qué clase de relación mantuvo con él?
-¿Tiene esto que ver con los atentados?
-Por favor, conteste.
Rebolledo le dio un sorbo ruidoso a su café, con la mirada insistió en la pregunta. A un lado de la mesa habían instalado un modelo a escala de una de las aeronaves de la policía. Reconocí el número de la unidad: la 02. Los muchachos la apodan “el choclo” por razones obvias. He volado un par de veces en ella, no trabajo en la división de vuelo nocturno, pero conozco a algunos pilotos y ellos saben que amo las alturas. A veces me invitan
-Mi relación con Prat-, repetí. –Nada muy directa, comisario. Yo no era de sus más cercanos, no venía de su tripulación anterior. Además mi misión era ser enlace de inteligencia, nunca cruzamos más que un par de palabras. ¿Por qué me lo pregunta?
-El pidió hablar con usted, inspector
-¿Prat?
-Si, Prat. Cuando supo que formaba parte de la unidad que investiga los atentados, pidió hablar personalmente con usted.
-Aun no entiendo, pensé que discutiríamos sobre mi informe.
-No creo que haya mucho que discutir. Con su perdón, inspector, pero ambos sabemos que su informe no pasa de ser un trámite burocrático. Mire, el almirante Prat dice tener una pista acerca de lo que en verdad está sucediendo y quiere hablar con usted. Es un héroe de guerra, una vaca sagrada para los políticos. Yo también tengo jefes y ellos quieren que lo escuchemos… No tengo que recordarle que tenemos la soga en el cuello con lo de las bombas. Hay gente allá arriba que duda de nuestra labor policial. De la mía, la suya y la de sus compañeros.
-Comisionado, usted sabe lo que dicen de Prat.
-Que está loco… Quien sabe, quizás nosotros también lo estemos. A propósito, ayer hablé con nuestro psiquiatra, me contó lo de sus pesadillas. ¿Sigue durmiendo mal?
Fue un buen golpe.
-No señor-, le mentí, -ya estoy más tranquilo.
-Me alegro. Mire inspector Uribe, pase lo que pase, el viejo Prat pesa y pesa harto. No me pregunte más, sólo agarre sus y tome un aerocarril a Santiago. Prat va a estar esperándolo en su residencia particular.
-¿Tiene la dirección?
-Pidió que apenas llegara a Santiago le enviara un telelocal.
-¿Tiene entonces el código?
El viejo hizo una larga pausa. No me había dicho todo.
-Se lo entregué a su compañera.
-¿Qué compañera?
Williams Rebolledo bajó la mirada. No necesitaba nada más.
-Usted sabe que no trabajo con números.
-Ginebra es una buena policía.
-Buena policía, ni siquiera es humana.
-Prat pidió que lo acompañara un número femenino. Hizo especial hincapié en ello.
-¿Qué está sucediendo, señor?
El jefe de la policía metropolitana levantó sus hombros.
-Lo entiendo Uribe. A mi tampoco me gustaban los números, pero aprendí a aceptarlos. Ya hablé con ella, tiene los datos del código de Prat y su pasaje. Me dijo que le avisara que hoy en la noche se encontraban en la estación.
Miré la hora. Las cinco de la tarde. Ya era de noche.

ENORMES CACHALOTES VARAN EN PLAYA DE PUNTA ARENAS


Miércoles 22 de Noviembre de 2006 13:53
El Mercurio Online

PUNTA ARENAS.- Dos enormes cachalotes de aproximadamente 15 metros de largo y 40 toneladas de peso vararon en playas cercanas a Punta Arenas, llamando la atención de los habitantes de esa zona. Los animales, ambos machos, fueron avistados por personal de la Armada en el sector de Punta Dúngenes, distante a unos 300 kilómetros al norte de Punta Arenas, cerca de la boca oriental del Estrecho de Magallanes. Expertos del Centro de Estudios del Cuaternario (Cequa) de esa ciudad, se trasladaron a la zona para tomar muestras de dientes y piel de los ejemplares y así investigar las razones del varamiento. Desde ya se descartó la acción de personas en su muerte, que se estableció entre 5 y 6 días atrás. Según explicaron los investigadores, es probable que hayan sido arrastrados por alguna corriente o confundidos por algún ruido, ya que navegan en aguas profundas y guiándose por la audición. Los cetáceos son ejemplares adultos y fueron encontrados con una distancia de 6 kilómetros de distancia entre ellos. Sus restos permanecerán en el mismo lugar hasta su descomposición natural.

FOR YOUR EYES ONLY

De: eolivares@ictionet.org
Para: jonas.libedinsky@ictionet.org
Asunto: Cachalotes
Archivo Adjunto:
http://www.emol.com/noticias/nacional/detalle/detallenoticias.asp?idnoticia=236805

”Supongo que ya leyó la noticia que le adjunto. Fue difícil controlar a la prensa, pero lo logramos. Digamos que los periodistas suelen ser fáciles de convencer cuando uno cita un par de teorías y nombres científicos, claro, eso usted lo sabe mejor que nadie. Pero vamos a lo importante. Ocurrió de nuevo, como en lo de las jorobadas del mes pasado en Nueva Zelanda. Los cachalotes estaban destrozados a dentelladas, a la hembra le arrancaron prácticamente todo el vientre. Pudimos calcular el arco de la mordida, ¡6 metros…! Usted tenía razón, son mayores de lo que creíamos. Conseguimos rescatar algunos dientes enterrados en el macho. Carcharadon Megalodon, ya no hay duda. Y están multiplicándose, creo que pronto será muy difícil seguir diciendo que están extintos, la verdad está saliendo a flote…”

CURUÑADI… MEMORIAS DEL PASADO

Nadie sabe si Curuñadi (Tierras Humedas) existió en un pasado remoto o en un futuro aún más lejano, escondido en el interior hueco del mundo o en un valle secreto amurallado por los Andes Patagónicos. Es una región sombría y triste, donde el cielo aparece eternamente cubierto, separado del exterior por cadenas de gigantescas cumbres que pierden sus picos más altos entre las nubes. El valle está poblado de bosques, ríos y lagunas fangosas, también hay un pequeño mar interior, llamado Kuanyip. Las leyendas relatan que el gran valle es el único y último vestigio de la Tierra Vieja, un continente isla sepultado en un cataclismo que duró un día y una noche. La morfología básica del lugar es una larga y angosta extensión de escarpados valles con una anchura máxima de 90 kilómetros y una extensión de norte a sur de casi 1000 kilómetros.

GENERALIDADES GEOPOLITICAS

  • La Tierra Vieja: Es la Tierra Madre, Wenumapu (Tierra del Cielo) en su nombre original. Para algunos el Edén, para otros el espacio donde Ngen (Dios) y sus Ngenhurnu (Angeles), iniciaron su juego en el mundo. La Tierra Vieja es el lugar donde, según las leyendas más ancestrales, surgieron los Elchenes o Adanes, primeros hombres. La Tierra Vieja era un enorme subcontinente, un poco mayor que Europa, que se adentraba por el Océano Pacífico hasta casi alcanzar Nueva Zelanda por el oeste y la Antártica por el sur. En sus dominios surgió una gran y avanzada civilización, que vivió en paz y progreso por casi 10 mil años. Construyeron grandes ciudades y navegaron por el mundo, donde se mezclaron con los nativos y traspasaron parte de sus celosos avances. Pero el poder corrompe y los Señores de la Tierra Vieja fueron haciéndose ambiciosos y soberbios. Dividieron sus dominios en siete reinos (La Casa Huemul, La Casa Albatros, La Casa del Mar, La Casa de las Sombras o Yekamus, La Casa de los Bosques o Yosi, La Casa de la Magia o Kelku y la Casa Antigua o Pincoy), algunos de los cuales aprendieron la fabricación de máquinas y armas con el poder del sol, como los Yekamus Y la Tierra Vieja fue sumida en guerras que desencadenaron una hecatombe en la que terremotos y explosiones volcánicas descontroladas acabaron hundiendo el continente en un día y una noche. La Tierra Vieja desapareció de la faz de la Tierra y de sus memorias. La Isla de Pascua y los canales del sur de Chile son vestigios del cataclismo. Hubo supervivientes, claro, contados con los dedos. Algunos se mezclaron con el resto de los habitantes del planeta y fueron claves en el surgimiento de la actual civilización. Los otros, los menos, los pura sangre descendientes de los mismos Elchenes se refugiaron en valles y ciudades perdidas que no tardaron de desaparecer bajo el velo del mito y la leyenda. Se dice que solo la tierra de Curuñadi sobrevive, anclada en un tiempo ajeno, dominada por la magia y también el miedo.

PUEBLOS

  • Pueblos Libres del Norte: Así se hacen llamar los pueblos supervivientes de la Tierra Vieja. Habitan todos en el hemisferio norte del Curuñadi, entre la cordillera del Hornocapo y el mar de Kuanyip. Agrupa diversos pueblos repartidos en pequeños reinos, como los Yosi, los pescadores de Mochacan, los jinetes de Huemul y los Pincoy. El concilio de sus soberanos se llama a si mismos Señores de la Tierra Vieja y alguna vez sirvieron unidos bajo el trono de Ngenechen de Wenutitlan. Sus enemigo común son los Yekamus del otro lado del mar, del Hemisferio Sur.
  • Jinetes de Huemul: El principal pueblo guerrero entre los Libres de la Tierra Vieja. Aprendieron el arte de domar al Huemul, animal al que usan como cabalgadura y arma de guerra. Son mensajeros y soldados.
  • Mochadores o Mocheros: Pueblo de Pescadores. Se dedican a la pesca y faenamiento de Mochas (Ballenas) y su comercio y existencia depende de estos gigantescos Cetáceos. Veneran con especial temor a la gran Mocha Blanca. Son vestigios de la desaparecida Casa del Mar.
  • Kalkus: Magos, grupo religioso que sirve a los Señores de la Tierra Vieja. Son expertos maestros de la hechicería blanca. Sabios y consejeros, cada vez quedan menos. Sólo son hombres. Visten capas y capuchas azules, verdes y rojas de acuerdo a su rango.
  • Calchonas: Némesis de los Kalkus. Sólo son mujeres, sirvientes de los Yekamus. Brujas poderosas, amas de la magia negra, la mecánica y el engaño.
  • Yekamus: Los adversarios de los Pueblos Libres de la Tierra Vieja. Antigua Casa de las Sombras. Agrupa a la mayoría de los pueblos del hemisferio norte como los Jinetes de Trepiales y los Traukos.
  • Yosis: Enanos, habitantes de los bosques. Son una de las razas más antiguas de la Tierra Vieja y alguna vez se hicieron llamar Casa de los Bosques. Son los duendes de las leyendas patagónicas y tienen poderes sobrenaturales, vinculados con la naturaleza.
  • Pincoy: Otra Casa de los Pueblos Libres de la Tierra Vieja. Son humanos muy delgados, de líneas casi asiáticas, que han sido adaptados a la vida submarina con membranas en sus extremidades y un sistema respiratorio similar al de los cetáceos. Es una de las especies más antiguas y legendarias pero hoy son sólo un recuerdo, refugiado y resentidos, en la ciudad subacuática de Itlan. Se consideran hermanos de los Mochas, por lo que odian con especial desprecio a los Mochadores.
  • Traukos: Pequeños humanoides de un voraz apetito sexual y caníbal. Fueron creados por las Calchonas como una versión repulsiva de los Pincoyes. Viven en cavernas del hemisferio sur y son fieles a los Yekamus. Son tropas suicidas y fieros combatientes. Solo son machos y acostumbran a raptar mujeres para mantener su especie. De todas las criaturas del Curuñadi son las más repugnantes.

BESTIARIO

  • Serpientes Viejas (Tren Tren/Cai Cai): Dragones, serpientes antiguas. Hay dos especies:
    -Tren Tren: Dragones de tierra. Grandes serpientes grisáceas. No tienen piernas, se mueven como boas pero tienen cabezas de dinosaurio, cuernos y escamas. Miden casi treinta metros de largo y habitan en las profundidades del mundo. Están más allá del bien y el mal. Son de color tierra, excepto su rey, Cavilolen, que es enteramente negro. Expulsan fuego por la boca.
    -Cai Cai: Dragones del aire. Serpientes voladoras. Tienen garras y grandes alas de aguila. En lugar de escamas llevan plumas. Son un poco mayores que sus homólogos terrestres, los Tren Tren, y habitan las cumbres más altas del Calén, una de las cordilleras de Curuñadi. De color amarrillo sucio, su señor, Agchen se distingue por su color rojo. Expulsan vientos helados por la boca.
  • Huemules: En un mundo sin caballos, estos cervidos cumplen esta función. Un poco mayores que los huemules del exterior. Los hay además de varios colores. Blancos, pardos, negros e incluso manchados.
  • Basilisco: Criaturas inmundas. Lagartos gigantescos y rastreros. Algunos han sido amaestrados por los Yekamus y usados como monturas y para tirar carros de guerra. Básicamente son dinosaurios saurópodos, como los brontosaurios, cuadrúpedos de cuello y cola larga.
  • Imbunches: Abominaciones creadas por los Yekamus tratando de imitar al hacedor. Hombres artificiales hechos de metal e impulsados por vapor. Son como robots anacrónicos, con un look similar a un hombre locomotora.
  • Mochas: Ballenas. Grandes cetáceos. Es un genérico para ballenas de barba, orcas y cachalotes. Son los grandes mamíferos marinos que habitan en el mar de Kuanyip.
  • Cuero o Huecu: Pez de la familia de las mantas. Habita en el mar de Kuanyip y en los ríos del Curuñadi como el gran Putracautín. Son muy temidos por los lugareños, pero en realidad se trata de una especie pacífica, que incluso puede ser domesticada. Los magos de la orden de los Kalkus suelen usarlos para remontarse por los ríos y lagunas, además gracias a su magia los hacen volar. Sus jinetes siempre van de pie sobre sus lomos.
  • Trapial: Grandes felinos. No son ni tigres, ni leones ni jaguares. Básicamente se trata de Tigres Dientes de Sables supervivientes. Salvajes y feroces. Son los adversarios naturales de los Huemules, tanto así que los jinetes Yekamus los usan de cabalgadura. Son los mayores carniceros del Curuñadi y sólo temen a los Tren Tren/Cai Cai.
  • Albatros: Grandes aves, señores de los cielos. Blancos como el amanecer. Algunos de ellos, los mayores, que casi superan los seis metros de envergadura, ellos tambiñen aprendieron el idioma de los hombres. El más célebre de los Albatros es Curalafken, quien fuera montado por el propio rey Ngenechen
  • Petreles: El reverso de los Albatros. Aves negras, voraces y veloces. Fueron creadas y están al servicio de las fuerzas de la oscuridad. Los Jinetes de Petreles de los Yekamus, los usan para cometer sus fechorías.
  • Camahueto: El Unicornio. Como los Cai Cai/Tren Tren, los Camahuetos son una especie primordial del mundo ancestral. Su cuerno tiene propiedades mágicas y es lo único que puede matar a un Tren Tren/Cai Cai. Viven en las profundidades del bosque y rara vez aparecen. Aunque representan el bien, mantienen una oportunista neutralidad. Pueden ser dóciles como un cabrito o feroces como una tormenta. Hay dos especies. La terrestre, que básicamente es un ciervo muy blanco, con un cuerno recto y en espiral sobre la frente y los marinos, un narval (ballena con cuerno) también completamente blanco. La lanza Curahueco esta hecha a partir de dos cuernos de Camahueto de mar.
  • Piuchenes: Vampiros. Grandes murciélagos chupadores de sangre.
  • Aiwin: Sombras vivientes. Como los Imbunches son anticreaciones de los Yekamus. Sirvientes y mensajeros, no tienen cuerpo ni forma, son simplemente un trozo de oscuridad con voluntad al servicio de sus siniestros patrones.
  • Colo Colo: Gatos dotados de poderes psíquicos. Roban pensamientos y los proyectan como imágenes en las mentes de sus amos. Son astutos e inteligentes. Quedan muy pocos, la mayoría han sido asesinados por hombres temerosos de los poderes de los felinos.

ABRIL 04, 2011

Tres meses después del inicio de las hostilidades con Venezuela…

Los ecos de radar solían despertar a los controladores de la base Los Cóndores de Iquique, la mayoría de las veces falsas alarmas: pájaros, vuelos comerciales y una que otra aparición furtiva de unidades adversarias. Nada muy amenazante o muy inusual. Hasta esa mañana.
La sombra era grande, se movía rápido y su silueta fue fácil de reconocer por los operarios del radar. Un Flanker acababa de entrar al espacio aéreo chileno y eso no tenía nada de gracioso. Treinta minutos después, el capitán Martín Cáceres, alias Aucán, tiró hacia atrás la palanca de control de su nave y la tobera del F-16 Puma, rugió impulsando al caza a casi mil kilómetros por hora, en línea recta hacia el supuesto enemigo. Castro, AKA Manque, su compañero de ala, revisó por última vez los sistemas de su máquina y acelero tras el primer F-16. Cinco años de servicio en la FACH y a minutos de ser probados en combate. Dos F-16 Block-50 Puma, versiones de última generación del Fighting Falcón de Lockheed-Martin, prontos a tener su bautismo de fuego en un cuerpo a cuerpo con el orgullo de la aviación venezolana, el SU-30 Flanker de Sukhoi.

Aucán y Manque conocían las fortalezas de sus adversario, sabían que muchas de ellas superaban las prestaciones de sus naves, pero no era menor que habían aprendido a maniobrar el F-16 como pocos. Y como pocos, tenían la certeza que el Puma, a pesar de su menor tamaño, podía ser muy duro para los puñetazos.

El primer Flanker se dejo caer desde el sol y como un rayo de dos colas pasó entre los dos Pumas. “Aucán” giro hacia la nave venezolana y empezó la persecución. El cazabombardero de fabricación rusa ascendió un poco y aceleró sus motores. El primer F-16 se ubicó entre las estelas del SU-30 mientras su piloto, Aucán, desplegó en el HUD de la cabina toda la información del adversario. Apuntó a los motores del otro avión con uno de los dos AIM-9 Sidewinder que asomaban de los rieles ubicados en el borde exterior de las alas. Si las hostilidades se calentaban, un misil de corto alcance sería suficiente. Más arriba, Manque subió su nave y se emplazó encima del Flanker, iniciando las maniobras de disuasión. Aucán pensó que el piloto venezolano confiaba demasiado en las prestaciones de su nave y en el actual escenario, no era saludable confiar demasiado en las máquinas. Abrió comunicación con el SU-30 y le advirtió que estaba en espacio aéreo chileno y que de no abandonar el área de inmediato se verían obligados a abrir fuego. Aunque sabía perfectamente que estaba marcado, el Flanker ni siquiera intentó virar. Aucán activo el cañón M61 de seis tubos, montado al lado izquierdo del fuselaje y se preparó a dar un disparó de advertencia. Pero la alarma de misil interrumpió cualquier acción. La estela de un aire-aire R-27 cruzó el cielo y se dirigió al F-16 de Manqué. A pesar de lo repentino, éste alcanzó a virar y a activar las contramedidas. Había otro Flanker en el área.

Quizás los cazas venezolanos estaban mejor armados y eran más maniobrables que los F-16, pero la aviónica y electrónica del avión de fabricación norteamericana era al menos una década años superior a la rusa. Aucán liberó el seguro del cañón y abrió fuego contra una de las colas verticales del Flanker. Sin embargo la agilidad de la nave venezolana superó a los disparos. Antes de que una bala tocara su superficie, el Flanker apuntó hacia abajo sus toberas orientables y frenó en seco, haciendo que el F-16 pasara de largo, adelantándose para así ponerlo al alcance de sus armas. Aucán maldijo el estar a merced de su adversario y activó de inmediato las contramedidas electrónicas para matar los dispositivos de puntería del Flanker. Supuso que la idea había resultado, porque a pesar de estar pegado a su cola, el SU-30 no fue capaz de marcarlo.

Más arriba, el segundo SU-30 se dejó caer sobre el F-16 de Manque, liberando una ráfaga de proyectiles de 30mm a través del cañón GSh-30-1. El piloto del caza chileno, aceleró para evitar ser tocado, pero no consiguió evadir dos tiros que golpearon contra uno de los estabilizadores horizontales de la cola. Levantó la nariz del Puma y dio un giro en 360º para situarse justo detrás del avión venezolano. Pero las toberas vectoriales del Flanker nuevamente jugaron en contra del F-16, evitando que el caza chileno tomara la delantera. Aucán vio que su compañero estaba en problemas y aceleró para cortar el ataque del segundo Flanker. Apunto uno de sus Sidewinder y disparó, el misil aire aire trazó una curva precisa hacia uno de los motores del SU-30. La nave venezolana ascendió en línea recta, luego comenzó a girar y disparó una salva de dispensadores chaff, los que desviaron al proyectil guiado por calor. Adivinado la movida del Flanker, Aucan aceleró el F-16 y disparó el cañón de su nave contra una de las toberas del SU-30 haciéndola estallar. Cincuenta proyectiles de 20 mm volaron cada centímetro del escape del jet y convirtieron el chorro de la nave en una negra columna de humo y llamas. El avión se sacudió un poco, pero el piloto consiguió remontar apagando el motor dañado, sosteniendo todas las prestaciones de la máquina en su otra turbina. Subió un poco su techo de vuelo y huyó lo más rápido que pudo del lugar.

Aucán buscó a su compañero de ala, pero Manke ya estaba fuera de su rango visual en un vertiginoso cuerpo a cuerpo con el otro SU-30. Usó el radar AN/APG-68 para ubicar a los aviones y cuando los tuvo localizados, encendió el postquemador para interceptar el duelo. El Flanker vio venir el segundo F-16 y acudió a la maniobra cobra para frenar en seco y dejar pasar a sus dos adversarios, poniéndose él en ventaja de tiro. Pero Aucán se apresuró a la maniobra y ascendió su nave por encima del SU-30. Quizás el F-16 no poseía el rango de agilidad aviónica de su contrincante, pero la electrónica superior le permitió prever la opción de guerra del venezolano. Rodeado por dos F-16 y con su compañero fuera de combate, el Flanker no tuvo más remedio que adelantarse a los cazas chilenos, encender sus postquemadores gemelos y acelerar al máximo para salir rápido de ahí. Mach 2.3, casi 2.500 kilómetros por hora era una ventaja de velocidad bastante superior al Mach 2.0 del F-16. Antes de que Aucán y Manke reaccionaran el Flanker estaba lejos de contacto visual, intentar perseguirlo habría resultado inútil.

LA EDAD OSCURA

Justo Díaz Mellafe, estudiante de 3° año de Periodismo en la Universidad Católica, activo miembro del Gremialismo, simpatizante no devoto del Opus Dei y uno de los más brillantes cercanos a Jaime Guzmán fue quien tuvo la idea. A fines de 1979, el equipo de Guzmán –fundamentalmente abogados, periodistas, ingenieros y humanistas de la Universidad Católica- estaban dedicados a la redacción y creación de la nueva Constitución de la República, pedida por el gobierno del General Augusto Pinochet, la cual debería ser ratificada en las urnas el año entrante. Pero junto con la creación de esta nueva carta de gobierno y los planes de una revolución económica, también a cargo de jóvenes cerebros, se buscaba la creación de símbolos populares con los que el pueblo se identificara y viera en ellos la realidad del proyecto de libertad que era el motor con el cual el régimen de Pinochet se publicitó prácticamente desde el mismo 11 de Septiembre de 1973.
Díaz Mellafe conocía bien la historia de los superhéroes chilenos y el modo como la pública figuración de Ordenipatria y La Selección Tricolor lograron ser sinónimo de seguridad y justicia en el inconsciente colectivo de todos los chilenos. Sabía también que sus apariciones, junto a los gobierno de turno resultó fundamental en el apoyo popular a mandatarios como Alessandri Rodríguez o Eduardo Frei Montalva. Fue así como ideó la creación de la Junta Libertad y Justicia, llamada así con el abierto propósito de conectarla a la Junta Nacional del Gobierno. En su plan, este nuevo equipo de héroes debía de estar integrado por cuatro personajes, cada uno de ellos representante de las ramas de las Fuerzas Armadas, más una mujer joven y hermosa que actuaría como contraparte de los rudos vigilantes. Aunque nunca se confirmó de manera oficial, se sabe que Jaime Guzmán y un número importante de personeros civiles del gobierno militar vieron con muy buenos ojos la idea de Díaz Mellafe, tanto que le otorgaron presupuesto especial para acelerar el proyecto y así debutar con los Superhéroes del gobierno el mismo día en que fuera aprobada la nueva Constitución.
Al igual que con los primeros enmascarados oficialistas, fue Mario Uso el encargado de diseñar la Junta Libertad y Justicia. Este sería su último trabajo, ya que víctima de un cáncer al páncreas, fallecería el 5 de Mayo de 1981 a la edad de 72 años. Es una lástima que hasta el día de hoy, nadie reconozca la obra del principal creador de Superhéroes nacionales. De hecho, Uso es recordado como un gran artista sólo por sus colegas ilustradores, desconociéndose su labor como impulsor y responsable de la más peculiar mitología épica nacional del siglo pasado.
La JLJ, sigla con la que se hizo popular el team estuvo supervisada directamente por Pinochet y el resto de los integrantes de la Junta. Si cada uno de los personajes iba a ser la extensión “extraordinaria” de cada uno de ellos –y por ende la imagen de su rama armada- estos debían ser dignas figuras patrióticas. El General Patria fue el representante del Ejército y líder del equipo, un súper soldado en la tradición de Ordenipatria y el Capitán América, símbolo encapotado que llevada el logo del cóndor en su pecho y el escudo patrio sujeto del antebrazo izquierdo. El segundo en ser aprobado fue el Capitán Océano, azulado defensor de las Costas Chilenas, promocionado como el campeón submarino que en secreto había averiado a la Escuadra Argentina a fines del 79, responsable directo del cese de las hostilidades entre ambas naciones.
Fuerza Aérea partió llamándose Cóndor, pero por petición directa del General del Aire, Fernando Matthei se optó por nombrarlo con el mismo nombre de la rama de defensa del aire chileno. Eso si, su disfraz mantuvo las reminiscencias al ave símbolo de nuestro escudo. El representante de los Carabineros fue el más complicado de todos, ya que desde 1947, esta rama de Orden y Seguridad tenía a su propio campeón: Ordenipatria, quien había fallecido heroicamente a fines de agosto de 1969. Se propusieron nombres y diseños como Patrullero o Sargento Servicio, pero ninguno tuvo el porte y la dignidad del resto de los integrantes de la JLJ. Uso sería el responsable de convencer a los cercanos del General Mendoza, director de la policía uniformada, que los más apropiado era presentar a Ordeinipatria II, un rediseño del personaje original a modo de nueva versión. No muy convencidos, Carabineros de Chile aprobó al personaje. Completaba el equipo, Miss Chile, imagen de la hermosura, sensualidad y valentía de la mujer chilena, que con acierto usaba el nombre de nuestro principal concurso de belleza. La noche en que fue aprobada la Constitución de 1980, el Presidente Pinochet se presentó al país acompañado de la Junta Libertad y Justicia.
Y como antes había sucedido, el pueblo amó de inmediato a sus nuevos campeones.
Siete años duró en activo la JLJ. En este periodo protagonizaron un programa semanal emitido por el Canal 7, tuvieron una serie de historietas encargadas a una nueva generación de artistas, líneas de juguetes y apariciones estelares en cuanto evento organizara el régimen. Su imagen fue símbolo de estabilidad política y de apoyo de la gente al gobierno establecido tras el derrocamiento de la Unidad Popular. La construcción del Marxismo, como enemigo sobrenatural contra el cual luchaba el Capitán Patria fue fundamental a la hora de ver el modo en que la generación nacida y criada en los años ochenta ve hoy en día corrientes políticas como el Socialismo y el Comunismo. La importancia de la JLJ traspasó la esfera de la historia súper heroica nacional y se instaló como uno de los fenómenos socio políticos claves a la hora de hacer un recorrido por los dieciséis años de régimen militar.
En 1984, un joven relacionador público de 18 años, Alfredo Pinzón-Escobar se hizo cargo de un nuevo proyecto relacionado con la JLJ, la creación de un equipo auxiliar formado por cadetes de trece años que peleaban contra el mal junto a sus súper mentores. La idea era diseñar cuatro nuevos personajes en los que las nuevas generaciones se identificaran. Que los niños chilenos entendieran que ellos también podían ser héroes, que la educación, la formación y el amor a la patria los hacía grandes no importando la edad que tuvieran. Así, junto al General Patria aparecieron Cadete Patria; Patrullero Juvenil acompañó a Ordenipatria II; Fuerza Aérea empezó a ser secundado por Pequeño Halcón y Grumete Maravilla hizo lo propio con el Capitán Oceánico. Pinzón-Escobar bautizó a su equipo adolescente como Libertad Juvenil, nombre que se dice fue aclamado con aplausos por el propio Pinochet.
Aunque el atentado a Pinochet en 1987, donde ninguno de la JLJ hizo nada y el fin del gobierno militar en 1988 marcan oficialmente el termino de este escuadrón de poderosos enmascarados, lo cierto es que los primeros indicios de su crepúsculo empiezan a darse en 1986, cuando desde la oposición al gobierno militar se levanta la figura de un equipo contrario a los métodos y actitudes de la JLJ, conocidos como AMEN, siglas de Acción Mutante Encubierta Nacional, este sexteto de anónimos vigilantes vestidos de negro surgieron a partir de diseños y creaciones de artistas vinculados a los Partidos Socialista, Comunista e incluso a la Democracia Cristiana.
Con muchos menos medios que la JLJ, AMEN basó su actuar en programas cortos emitidos a través de Radia Cooperativa y revistas en blanco y negro distribuidas de modo clandestino en determinados kioscos y librerías de la Capital. Los AMEN decían ser los verdaderos héroes del pueblo, los postergados y relegados que se levantaban en la noche para pelear contra las injusticias de la dictadura militar. Para ellos, la JLJ no era más que la imagen de lo establecido, un disfraz del gobierno hecho para manipular y ocultar bajo sus disfraces de colores, políticas de terrorismo de estado. Para el General Patria por su lado, los AMEN eran la fuerza de ataque de una revolución maligna y marxista que se preparaba desde las sombras contra los valores patrióticos y libertarios del gobierno. Nunca se enfrentaron, a lo más la JLJ aparecía de vez en cuando arruinando los planes de sus némesis, mientras AMEN se burlaba abiertamente de lo conservadores y pechoños de sus contrarios. Las burlas eran abiertas y en las historietas incluían desde bromas al supuesto alcoholismo del Capitán Océano a fotos desnudas de Miss Chile, definida por ellos como la gran ramera oficial del gobierno. Pero AMEN tuvo corta vida, los superhéroes nunca –en ningún lado del mundo- representan ideales de izquierda. Todo lo contrario, son un modo bastante masivo de promover al fascismo.
Para fines de 1987, las mascaras urbanas habían desaparecido de acción. Para el Plebiscito de 1988, el público sencillamente había olvidado a la Junta Libertad y Justicia. De nada sirvieron sus spot junto a Pinochet para evitar que el NO ganara por amplia ventaja el 5 de Octubre, fecha en que muchas cosas cambiaron en nuestra historia, para siempre. AMEN corrió similar suerte.
En 1990 volvió la democracia, pero nunca más volvimos a ver superhéroes volando sobre nuestras cabezas. Puede que haya regresado la justicia, pero lo hizo sin la moda y el estilo de un ridículo traje multicolor. Al cumplirse veinte años del fin de esta era, lo cierto es que por raro que suene, cada día extrañamos más nuestras capas y máscaras.
¡Disfrázate Santiago!