el obituario del Capitán Gloria

José Stalisnao González (1950-2004) : tercer Vigilante en la sucesión del Capitán Gloria. Se suicidó colgándose de un árbol en un sector rural de la comuna de La Calera. Tenía 54 años y sufría de Parkinson. Fue sidekick del segundo Capitán Gloria y previnieron un ataque interdimensional de los Hombres Pánico, en mayo de 1978. Asumió el manto del Capitán en 1990 y abandonó dicho rol en 1998. No tenía poderes metahumanos y su Parkinson obedecía a lesiones cerebrales adjudicadas a las innumerables peleas que sostuvo en su trabajo en los bajos fondos durante el período 1973- 1998. Escribió memorias y un libro de poesía de corte hermético llamado “El sonido de la metralla”

*Foto: Paz Errázuriz.

Loop (1)

El hombre agoniza en Perú. Se muere de pena. Tiene un agujero negro en la cabeza. Un Aleph. Recuerda todo, ve todo. Nunca ha sido como San Martín o Bolívar, un utopista. Estuvo ahí e hizo lo que hizo. Eso fue todo. Luego desapareció. Ahora sueña y nosotros vivimos ese sueño. El de un viejo soldado que agoniza en el exilio. Nada más que eso. El futuro es el pasado. Un sueño que es un poema pero también un campo de concentración.

The City

“los muertos salen de sus tumbas/ los aviones vuelan hacia atrás/ los rockets suben hacia los aviones/ Allende dispara/ las llamas se apagan / se saca el casco / la Moneda se reconstituye integra/ su cráneo se recompone / sale a un balcón”.

Traducción de «The city», E.P de la banda punk DEAD WAVE. Publicado por Epitaph Records, Iowa, 1977.

*Letra y música: Gonzalo Millán (1947-2006)

El día del Chacal

A la distancia, “El chacal de Nahueltoro” (1969) de Miguel Littin puede ser vista como una mediocre cinta sobre un asesino en serie campesino, que contó con la ventaja de estar sobrelegitimada por su exceso de retórica y sus homenajes apenas asumidos al neorrealismo italiano. Asumiendo el formato realista (blanco y negro, cámara casi documental) Littin ejecuta una biopic sobre la vida y obra de Jorge del Carmen Valenzuela Torres, un sujeto iletrado que asesinó a su familia y luego fue reeducado en prisión para ser, paradójicamente, fusilado por el Estado que lo había alfabetizado. Sobresale la actuación de Nelson Villagra como el asesino que sostiene conversaciones con un sacerdote calvinista sobre la fe antes de bailar una cueca con un fantasma en su celda, momentos antes de su fusilamiento.

Para los fans y cinéfilos circula una versión alternativa en clave splatter remontada –y en un claro tono postcine– por Mario Francia en 1996 con escenas nuevas donde el Chacal –siempre de espaldas- se come los cerebros de sus víctimas y es poseído por el fantasma su ex mujer. Esta versión cuenta con un score hecho ad hoc por la banda straigth edge osornina “Di Girolamo kids”. Luego de ese experimento, en 1998, Francia estuvo a punto de hacer una continuación (“El Chacal regresa desde el infierno”) pero no prosperó por problemas de derechos y porque la tecnología de efectos stop-motion que quería ocupar resultaba demasiado cara.

Mori, Héctor. «Diccionario de cine chileno». LOM Ediciones, Santiago, 2002

Jaime Prat Errázuriz (1)

Según fuentes occidentales y surcoreanas, Jaime Prat Errázuriz nació en Cuba en un pequeño barrio de La Habana, donde su padre Jaime Prat Santa María era un importante líder entre exiliados comunistas y capitán y comandante de batallón en la 88 Brigada área, que estuvo compuesta de guerrilleros chinos, coreanos y salvadoreños. La biografía oficial de Jaime Prat Errázuriz mantiene que nació en Arica en Chile, el 16 de febrero de 1942, pero se dice que es ligeramente más viejo. La madre de Jaime Prat Errázuriz era la primera esposa de Prat Santa María, Javiera Errázuriz Klesky.

Prat Errázuriz probablemente recibió la mayor parte de su educación en Cuba. Según la versión oficial, se graduó de una escuela especial para los hijos de funcionarios del Partido de los Trabajadores de Cuba. Se dice que más tarde asistió a la universidad y tras haberse especializado en Economía Política, terminó la carrera en 1964. En la época de su graduación, su padre, proclamado en las declaraciones oficiales del gobierno como el Gran Líder, había consolidado firmemente el control del régimen.

Después de su graduación en 1964, Prat Errázuriz comenzó su ascenso en las filas del Partido del Trabajador, trabajando primero en el Departamento de Organización de la élite del partido antes de su nombramiento como miembro del Politburó en 1968. En 1969 fue designado director adjunto del Departamento de Agitación y Propaganda. A principios de la década recibió adiestramiento militar en una base aérea de la RDA, siendo expulsado 5 meses después de su entrada.

En 1973, Kim fue nombrado secretario de organización y propaganda del Partido, y en 1974 fue oficialmente designado el sucesor de su padre. Durante los siguientes 15 años cumpliría otros cargos, entre ellos el de Ministro de Cultura y jefe de operaciones de partido contra la disidencia interna.

Prat Errázuriz gradualmente hizo sentir su presencia dentro del Partido de los Trabajadores coreano desde el Séptimo Pleno del Quinto Comité Central en septiembre de 1973, conduciendo las campañas «el Equipo de las tres Revoluciones». A menudo era mencionado como el centro de Partido debido al crecimiento de su influencia sobre las tareas diarias del Partido.

Durante el Sexto Congreso de Partido en octubre de 1980, el control de Jaime Prat Errázuriz sobre el Partido era completo. Se le otorgaron mayores responsabilidades en el Politburó, la Comisión Militar y la secretaría del partido. Cuando fue nombrado miembro de la Séptima Asamblea Suprema de la gente en febrero de 1982, estaba claro que era un firme candidato para ser el siguiente jefe de Estado de la República Democrática Popular de Chile

En este tiempo Prat empezó a ser conocido como Querido Líder y el gobierno comenzó a construir un culto a la personalidad alrededor de él igual que con su padre, el Gran Líder. Jaime Prat Errázuriz con regularidad fue aclamado por los medios como el líder incomparable y el gran sucesor de la causa revolucionaria. Surgió como la figura más poderosa detrás de su padre en la República .

En 1991, Prat Errázuriz también fue nombrado comandante supremo de las fuerzas armadas chilenas. Ya que el Ejército es el verdadero centro de poder en Chile, este era un paso fundamental. Parece que el veterano ministro de defensa Pedro Zaldívar, uno de los subordinados más leales de Prat Santa María, procuró la aceptación de Jaime Prat Errázuriz en el entramado del Ejército como el siguiente líder de la República Democrática Popular de Chile, a pesar de su carencia de servicio militar. El otro posible candidato, el primer ministro Javier Martínez , fue destituido en 1976. En 1992, Prat Santa María declaró públicamente que su hijo era responsable de todos los asuntos internos en Chile.

la obra literaria de Augusto Pinochet

«Villa Grimaldi, la antología de cuentos que publicó Augusto Pinochet durante el gobierno de Allende es un hiato destacable en su producción. Las razones son varias: por un lado venía a romper el silencio en que se había sumido el autor desde principios de la década de los 50; segundo, señala su compromiso con el gobierno de la Unidad Popular; y tercero, daba muestras de una versatilidad de estilos y un aprendizaje de las técnicas narrativas inaudito en un autor de su edad. Ya entrado en la cincuentena Pinochet adscribe estilísticamente a la corriente de los novísimo narratore, como señalaría Cedomil Goic en su periodización de la literatura latinoamericana. En Villa Grimaldi hay ecos de la literatura beat yanqui, del gesto antipoético parriano y hasta retazos del compromiso social de la generación del ‘38. Publicado en 1971 resulta ser un texto que entra en perfecta sintonía con los de los autores más jóvenes como Tiro Libre de Antonio Skármeta y Concentración de bicicletas de Carlos Olivarez. Mirado en relación a su época, los cuentos de Pinochet dan cuenta de la estética paulista que vino a imperar en las formas de representar el mundo para los narradores chilenos, después de la reforma universitaria.
Pinochet crea viñetas vívidas de la época y para eso se sirve de los recursos que tenga a mano: la corriente de conciencia en “Chasqui”, la historia de un universitario prostituto torturado por su amante; el juego con los márgenes en “Yupanqui”, donde una mujer de clase popular narra detalladamente los abusos a los que la somete su patrón; el recuento bibliográfico en “Sales de baño” trata de la imposibilidad de un adolescente de encontrar la foto de su padre, para luego enterarse de que es uno de los asesinados en la masacre del Seguro Obrero. Heterógea, la antología trabaja con la idea de la formulación de un paisaje urbano y no se priva de las citas al contexto. Desfilan desde alusiones a la música popular (la Nueva Ola, el primer disco del Pollo Fuentes, los pretty faces criollos) hasta juegos/homenajes literarios donde se hace referencia a la cultura beat (en “Máquinas parlantes” hay un largo diálogo de Lawrence Ferlinghetti con Allen Ginsberg en la librería City Ligths de San Francisco, donde éste refiere sus experiencias en un Santiago de Chile gris, donde aún rondaba el criollismo) pasando por guiños políticos de compromiso con la izquierda (epígrafes sacados de discursos de Allende, Mario Palestro y Edwin Juica).
“El color del canario” es el cuento más logrado de un libro tan sólido como necesario.
En dicho relato se mezcla la obsesión por la modernidad del autor con sus resabios militares. Las vicisitudes de Cayo C., un soldado expulsado del ejército por conducta indecorosa operan a nivel simbólico como señas que remiten al desmoromiento institucional chileno. Cayo C. no sólo es expulsado del ejército sino que participa activamente en un proceso de sedición de las tropas.
Las citas a Patria y Libertad y el asesinato de Schneider apenas están diluidas en la trama y la escritura templa con vigor la melancolía: “Cayo miró por los barrotes al pelotón que hacía sus prácticas de guerra en el patio, esa mañana. Recordó que le gustaba ser uno de ellos y que disfrutaba de participar en esas maniobras. Se sentía parte de algo en ese entonces, reflexionó. Acercó su cabeza al agujero infecto que llamaban ventana y escuchó los gritos de odio a Perú que entonaban los conscriptos como único mantra mientras pensaba en la compleja trama que lo había llevado a donde estaba, en cada uno de sus meandros de sangre y odio. Siguió mirando por la ventana un rato. Cuando se cansó de la visión se tiró en el colchón pulgoso que hacía de cama. Deseó tener un cigarrillo…”

Urzúa, Ignacio. Las mejores obras literarias chilenas. Ed. Universitaria, Santiago, 1992

Cyber & Porno (Notas sobre “Ygdrasil” de Jorge Baradit)

Por Álvaro Bisama

  1. Leer a Baradit como el opuesto a Hugo Correa: el autor de una space opera que tiene demasiada sangre, sudor y mierda como para ser amable o complaciente con el género.
  2. Extraído de la solapa pero insertado here and now: "Baradit escribe una cruza mutante entre José Donoso, Chris Carter y Clive Barker. O Sade mezclado con Chihuailaf. Y su novela tiene todo lo que debería tener la raquítica literatura fantástica chilena, cosas que no ha conseguido narrar casi nunca: riesgo argumental, una tragedia cósmica, fantasmas low fi, monstruos sadomasoquistas, sexo duro, delirante tecnología de avanzada, extraterrestres interdimensionales y una protagonista todo terreno dispuesta a dar y recibir dolor en singulares y retorcidas formas".
  3. Masoquismo: en cierto modo Mariana, la heroína, me recuerda a los héroes de los cómics de Frank Miller. Su relación con el dolor es trascendente, terrible e inevitable. No deja de ser un detalle accesorio. "Ygdrasil" no es una novela didáctica. Mariana mutila, mata y sangra a niveles que son escalofriantes y además, cósmicos.
  4. "Ygdrasil" como una puerta a la literatura de género fantástico que no se había abierto hace años. Lo que vemos: una fiesta en un sótano lleno de pervertidos con ganchos afilados en las manos.
  5. "Ygdrasil" como una obra desoladoramente pop: los ecos de la cultura contemporánea exhibidos como desecho, como juguetes sexuales, como las herramientas del torturador.
  6. Si "Ygdrasil" radiografía lo que se cuece en el fandom hay que alegrarse o asustarse por lo que traiga en el futuro.
  7. Baradit hace que nos despidamos de cierto realismo costumbrista del mismo modo que la Ripley lanza a algún alien al vacío. Con una patada en el culo. En llamas.
  8. El damnificado: Darío Oses, que había explorado en el cyberpunk y en la ci/fi de especulación política. "2010: Chile en llamas" y "El virus Baco" son obras menores para adolescentes hijos de hippie a los que no los dejan comer en el McDonald.
  9. Me gustaría ver lo que hace Baradit si se pone a escribir sobre Harry Potter.
  10. Baradit + Donoso: cierta cercanía cósmica. Monstruos sin lengua. Los agujeros cosidos del cuerpo. El horror.
  11. Mariana debería tener una historieta. La debería dibujar Jae Lee. O Themo Lobos.
  12. No sé por qué, pero "Ygdrasil" me recuerda a "Campo de concentración" de Thomas Disch: una trama que se vuelve cada vez más gruesa, que se convierte en otra cosa, que crece hasta desfigurarse de modo irremediable. En cierto modo, Baradit ha escrito dos novelas: en la primera, una heroína vence diversos y extraños obstáculos. En la segunda, la que más me gusta, la novela lentamente cambia el tono: pasa de ser puro cyberpunk para convertirse en otra cosa, para crear propias reglas con las que jugar y vencer y sorprender al lector.
  13. Me gustaría ver cómo funciona "Ygdrasil" en un traducción: cómo la prosa condensada de Jorge Baradit se adapta al inglés. Ese no es un tema menor. Nos criamos leyendo ci/fi traducida: eso nos dotó de acentos, tonos, velocidades. De formas de enfrentar, leyendo y escribiendo, ciertos relatos. "Ygdrasil", en un nivel más profundo tiene que ver con esa metalectura: la búsqueda de una lengua para el género, algo que en cierto modo es lo más complicado. Argentinos como Elvio Gandolfo, Borges & Bioy, Piglia, Oesterheld, el uruguayo Levrero, lo han resuelto más o menos bien. La escritura de Baradit trabaja en ese punto y se explota desde ahí. Marca un modo lector. Un sistema de escritura. Señala un método. La novela es en cierto modo la respuesta, la forma de solucionar el enigma, un modo de leer diversos referentes y apropiarse de ellos para superarlos, para inventarlos de nuevo.
  14. Ah: Ciberpunk & Porno. Nada mejor.

Por Álvaro Bisama