Cuando termine esta carta voy a matarme.
Ya llevaré muerto un tiempo cuando empieces a leerlo. Aquí o en otra época, pero muerto.
Mucha gente odia a los suicidas, y casi todo el mundo odia a los asesinos. Yo soy ambas cosas, pero no desperdicies tu odio en un muerto. El odio es para los vivos.
Discúlpame. Tener ochenta y tres años y ser un viajero del tiempo me han vuelto confuso y fragmentario. Empezaré por el principio.
Nací en 1979. En 1994 descubrí que soy capaz de viajar al pasado. Sólo hacia el pasado. Cierro los ojos y eso es todo, cuando los vuelvo a abrir estoy en el mismo lugar, un minuto o un año o un siglo antes. El viaje de regreso tengo que hacerlo un día a la vez, como cualquier hijo de vecino. No me pregunten los detalles, nunca me he encontrado conmigo mismo. De todos modos sólo una vez salté a una fecha en que estaba vivo.
Orden, orden.
Lo de 1994 fue un impulso. Kurt acababa de morir y yo era adolescente. Dos más dos cuatro. Pero no sirvió de nada, no pude salvarlo. Tenía sólo 30 horas y estaba a diez mil kilómetros de distancia. Su cerebro volvió a estallar en Seattle.
No volví a intentarlo hasta 1999. Vaya pedazo de imbécil. Si hubiera sabido que no volvería a ver a mis padres no lo hubiera hecho. En ese entonces estaba muy metido en la ciencia ficción. Lo que más me interesaba eran las ucronías, y dentro de eso, la posibilidad de un mundo sin insectoides.
Claro que no sabes lo que son los insectoides. Eso al menos deberías agradecérmelo.
En 1929 un grupo de idiotas europeos abrió un portal intergaláctico y permitió la llegada de los insectoides a nuestro mundo. La guerra duró treinta años y la ganaron los malos, y mis primeros veinte años de vida los pasé en un planeta dominado por alienígenas. Tenían su panal en la luna y nos dejaban vivir más o menos normalmente. No era nada realmente del tipo morlocks y eloi, sino más bien una dictadura estalinista. No es que haya mucha diferencia.
Yo no supe qué era una dictadura estalinista hasta bien entrados los cuarenta. Después de convertirme en homicida.
Lo siento, pierdo el hilo.
Sospecho que mi habilidad para viajar al pasado se la debo a los insectos espaciales. Pero ya nunca lo sabré. Tendría que volver a saltar hacia atrás y no creo que un viejo tenga muchas posibilidades de sobrevivir a la guerra contra los invasores.
Me interesaba la idea de un mundo sin extraterrestres, decía, así que estudié los libros y las películas y todo lo que los monstruos lunares no habían censurado y luego cerré los ojos y pensé en ello. Aparecí en 1909, y después de unos días de llorar por un presente que no volvería a ver, me concentré en hacer lo que había ido a hacer.
Para asegurarme de que el portal no fuera construido, tuve que matar a más de cincuenta personas. Seguramente hubiera bastado con dos o tres, pero no quería arriesgarme. Algunos eran niños de menos de diez años. Esos fueron a la vez los más fáciles y los más difíciles. Es tan sencillo matar. Tuve que hacer pequeños saltos temporales y matar a algunas personas dos o incluso tres veces.
Piensa lo que quieras, pero si no lo hubiera hecho, ahora te daría miedo mirar a la luna.
De algún modo creo que la Segunda Guerra Mundial fue mi culpa. Si no es una cosa es otra. Borras a un monstruo de la historia y aparecen cinco. Los nazis mataron más gente que los insectoides, y el mundo en el que he envejecido me parece peor que el mundo en que crecí. Pero soy un viejo de mierda y todos los viejos añoran el pasado.
Mi pasado está en un futuro perdido.
Tengo ochenta y tres años y ni siquiera sé si mis padres existen.
Pero esta noche un hombre caminó sobre la luna por primera vez. Una luna sin insectos.
Pienso que podría saltar otra vez, sólo un día, sólo unas horas, y volver a verlo en la televisión. Mirar los ojos de la gente, sus caras apuntando hacia el cielo, pensando en Armstrong y los demás. Pero tendría que volver a escribir esta carta.
Y las cosas repetidas no son tan buenas como la primera vez.
Estoy seguro de que Kurt volverá a hacerlo.
Me gusta esto y quiero más.
Directo y brutal. Buenísimo, Guayec!
Excelente, como todo lo que he leído de ti, Guayec.
Así que «Pulp science fiction» ocurre en un universo paralelo, donde nuestro crononauta nunca llega a ser tal. ¿que pasará con nik en nuestro universo? ¿habrá nacido?
Tambien debo suponer que no es el único viajero en el tiempo, y que la influencia de las manipulaciones de otros han dado como resultado nuestro presente.
El gran universo de Guayec.
Muy bueno, muy interesante , me parece ver la vida de Rodrigo Mundaca a los 83 años de edad
De todos los trabajos que he podido leer de Guayec, este es uno de mis favoritos.