¿Ya no hay shock del futuro?

Oh My Fracking God!El 25 de abril de 2007 el mundo recibió la noticia de la Super Tierra, un planeta de composición similar al nuestro, de entre 3 y 5 veces la masa terrestre. La noticia fue divulgada en todos los medios de comunicación en forma pródiga. Al final del día, toda persona medianamente informada conocía la existencia de este nuevo exoplaneta.

Y listo. eso fue todo.

Reflexionando con el Team, quisimos tratar de tomarle el real peso a la noticia. Y sacamos algunas conclusiones.

Es curioso constatar, en primer lugar, que una noticia que décadas atrás hubiera espantado a más conservador, actualmente sea recibida casi con un simple encogimiento de hombros. Algo similar ocurrió con los cambios que la Iglesia católica introdujo en el Dogma al eliminar Cielo, Infierno, Purgatorio y Limbo (el último de ellos hace pocas semanas). Lo mismo con todo el asunto de la clonación. producimos animales en serie y comemos alimentos trangénicos. Se ha descubierto agua en la luna y marte y el turismo espacial hace rato que comenzó. Tenemos comunicación instantánea hacia cualquier lugar del planeta. Y todas estas cosas que leíamos en nuestras novelitas hard, pulp y *punk son aceptadas con la mayor de las naturalidades. ¿Apatía? ¿resignación frente a lo inevitable? ¿O simplemente el acostumbramiento a los cambios de paradigmas a los que nos somete la sociedad actual cada día?

Alvin Tofler señalaba en su libro de 1970, El Shock del Futuro, que las personas son intrínsecamente renuente a los cambios. Las personas no quieren cambios en sus vidas, y la construyen de la forma en que se minimice la incertidumbre. Pero para bien o para mal, actualmente el cambio en las condiciones del medio es lo normal. Y nosotros, como la especie animal con la mayor capacidad de adaptabilidad, nos hemos adaptado. Prueba de ello entonces sería, en mi opinión, el que cambios fundamentales a los dogmas, el anuncio de descubrimientos asombrosos y la puesta en el mercado de productos increíbles sean aceptados con el mismo sentimiento: naturalidad completamente desprovista de asombro.

En los 90’s la humanidad descubrió el primer exoplaneta. Fue un importante paso en el proceso iniciado por Copérnico, quien nos quitó el lugar preferente en la Creación del Universo. Al constatar, sin posiblidad de cuestionamientos, que existen planetas orbitando estrellas ajenas, nuestra fe en la Ecuación de Drake se incrementó en varios órdenes de magnitud 🙂

A la fecha se han descubierto un par de centenas de planetas, y la novedad de estos eventos hace rato dejó de ser noticia. ¿Y qué hizo entonces que la Super Tierra fuese distinta? Simple: es el primer planeta que reproduce aproximadamente las condiciones climáticas de nuestro planeta. Y si esas condiciones dieron origen a una plétora de formas vivientes en la Tierra, entonces no es absurdo pensar que allá también. Esa posibilidad es la que implícitamente es noticia. Por otro lado, dada la cercanía de aquel planeta, 25 mil años luz, hay que comenzar a pensar que los planetas tipo-Tierra (o clase M para los ñoños) son más comunes de lo que se había supuesto.

De ahora en adelante, con el refinamiento de la técnica de detección y el lanzamiento de interferómetros espaciales, más pronto que tarde se obtendrán fotografías del planeta. Incluso es posible que con el adecuado nivel de resolución se pueda determinar si hay trazas de civilización!!.

En la eventualidad que ello ocurra, será la constatación definitiva que la Humanidad no está sola en el universo. Lo que ignoro es si aquella certeza tendrá un impacto muy profundo en nuestras vidas. Tal vez las personas unicamente se limiten a comentar el descubrimiento en la oficina como quien comenta lo lluvioso de la jornada. Cambios fundamentales en la manera de conducir nuestras vidas, nuestras creencias, nuestra escala valórica, dudo que suceda.

Lo que sí ocurrirá, con absoluta certeza, serán Retcon’s en masa por parte de muchas religiones y sectas para ajustarse a las nuevas condiciones del universo. Pero dudo que aquello sea un cambio traumático. Después de todo, ya no tenemos cielo ni infierno y la civilización tal y como la conocemos no ha cambiado.

Y bueno, aun cuando a nivel doméstico lo que impere es la apatía, siempre existirá en los lugares adecuados el nivel suficiente de curiosidad, de afán exploratorio. La sed de conocimiento que la Humanidad ha tenido como distintivo fundamental se hará presente. Se desarrollará tecnología para alcanzar esos planetas, en pocas generaciones podríamos estar enviando nuestra primera expedición. Podríamos especular sobre el tipo de aquella: una simple sonda con un disco de oro, astronautas criogenizados, androides antropomorfos, naves generacionales o incluso embriones humanos que se gestarían artificialmente un par de décadas antes del arribo al planeta. Para lograr alguno de estos objetivos, la cantidad de I+D lateral necesario sería comparable a lo sucedido durante la 1era carrera espacial.

Para terminar, una frase de nuestro santo Patrono Isaac Newton:

«[…] me comparo a un niño jugando a la orilla del mar, recogiendo aquí y allá una piedra más o me nos lisa, o una concha de rara belleza, mientras el gran océano de la verdad permanece completamente invisible a sus ojos.[…]»

Polución Lumínica en Antofagasta

Tomado de Marcapasos

No sé si las grúas iluminadas instaladas en la costa de Antofagasta violan la Norma de Emisión para la Regulacion de la Contaminación Lumínica. La Oficina de Protección de la Calidad del Cielo determinará esto. De ser así, la ciudad deberá pagar una multa y nuestro alcalde tendrá que explicar por qué decidió faltar a la ley y comprometer nuestros ya magros recursos al hacerlo.

Más allá de aquello me preocupa oír del líder de la capital astronómica del mundo que Paranal no ha dado nada a la ciudad o a él. Discrepo, pero incluso si nuestro alcalde tuviera razón ¿sería ello una razón para despreciar el problema de la CL (contaminación lumínica) generada por nuestra ciudad? Los cielos de la II Región son los más claros del planeta. Cada haz luminoso enviado hacia ellos los ensucia un poco. Hacerlo es como arrojar petróleo a las aguas más limpias del globo, o como poner un vertedero de basura en la Antártica, o como talar cada día un par de árboles de los bosques del Amazonas. Cada una de esas reservas naturales custodia un patrimonio planetario. ¿Quién debe cuidarlas sino quienes viven en torno a ellas? En el país más rico del mundo no gozan de cielos más limpios que los que tenemos a escasos kilómetros de nuestra casa, y por lo tanto nadie en la Tierra está más cerca de la puerta de entrada al Universo que quienes habitamos en esta región. Podemos mantener abierta esa puerta o cerrarla, pero si la cerramos lo haremos no sólo para la gente de nuestra zona sino para el planeta completo. ¿Queremos esta negra fama mundial?

grua con polucion luminica

Nuestro alcalde sugiere que preocuparse de la CL significa un retorno a recursos del pasado. Con ironía se pregunta si acaso debería iluminar los monumentos con chonchones. Nada de eso. Preocuparse de la CL significa un paso al futuro. Abordar el problema de la iluminación urbana desechando luminarias ineficientes que desperdician la mitad de la energía que consumen; utilizar distanciamientos apropiados para no sobreiluminar espacios; apagar o atenuar luminarias en horas en que nadie transita para usarlas; estudiar los ángulos de iluminación de monumentos para lograr un equilibrio entre estética y una CL controlada; todo esto es un problema complejo, dificil, que teniendo un efecto directo en nuestra calidad de vida pide que nuestras autoridades se informen y se asesoren de equipos técnicos de alto nivel. Otras maneras son fáciles y cortoplacistas; vestidas de modernidad en realidad encierran métodos anticuados y soluciones mal diseñadas. ¿Le importa esto a la señora Juanita en su casa? Seguro. La siguiente vez que atravesemos una situación de racionamiento energético o que nos suban la cuenta de la electricidad debiéramos preguntarnos si habiendo usado la energía de manera más eficiente ello se podría haber evitado.

Aún creo que Antofagasta está a la altura del desafío que su situación de privilegio a nivel mundial le plantea. Esperemos que nuestras autoridades así lo prueben.

(Carta enviada a El Mercurio de Antofagasta el 24 de abril de 2007)

Chilean Blood 14/88

Después de la restauración del poder por adolescentes neo patriotas el 11 de Septiembre del 2010, se reescribieron los eventos y se reestructuró la historia. Un mes más tarde se creó el Departamento de Nuevos Medios y se entregó este video como material de estudio necesario para la rápida asimilación del nuevo himno patrio.

Escrito y compuesto por Odel Sieg

Inserto

A raíz de los múltiples correos recibidos, los insultos, las amenazas y el veneno vertido en párrafos llenos de patriotismo chauvinista, decidí cerrar esta ventana. El próximo viernes 20 de abril postearé la última entrada con todo lo que se acerca de los últimos acontecimientos.
No creo conveniente seguir exponiéndome. Llevo un tiempo meditando ésto y hace dos días finalmente me decidí. Un correo tratándome de antipatriota, gusano corrosivo, mentiroso izquierdista y malagradecido cerdo comunista me hizo recapacitar. Tocar la historia es tocar el patrimonio de algunos, es tocar la estructura que sostiene sus granjerías y sus privilegios. No debemos dejarnos avasallar, pero tampoco debemos sacrificarnos. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Quiero darle las gracias a todos los que colaboraron, a los que trabajaron más, a quienes dieron su tiempo y sus sueños para que este otro sueño creciera. Quien maneja el pasado, maneja el futuro y parece que le tocamos los intereses a alguien con helicóptero en el estacionamiento. La revolución tiene su precio. Ahora tengo personas a quienes debo cuidar. Nunca pensé que este juego podría llegar a incomodar a personas de esa envergadura. También escribo ésto a modo de protección. Soy alguien con algún pequeño grado de notoriedad pública y quizá un aviso de este tipo haga que dejen de molestarnos. Disculpen por haberlos involucrado, ojalá nada pase a mayores. De verdad lo siento. Estoy hablando más en serio que nunca. De verdad disculpen.

Jorge Baradit

Momia

Es la doncella cubierta de sal
Dicen que desea ojos nuevos
De los amantes de la noche
Ladrona de todo aquel negado por la suerte
Endurecida por la mustia cautela
Sofocada por los deseos
Ella quiere
Ella los quiere
Ella los va a tener siempre

¿Donde están los monstruos de Einstein?

bomba1
Revisando mis libros, encontré un par de títulos que por algún azar del destino nunca leí. No me gusta tener libros sin leer en mis estantes, para eso está la sección pendientes en mi velador. Uno de los libros era «Los Monstruos de Einstein», de Martin Amis.
Y empecé a leer.
El libro abre con un ensayo sobre la guerra atómica. Y ahí quedé, pensando.

Amis habla de su mundo real, mediados de los ochenta, con un pesimismo que no escuchaba desde hace tiempo. Para él, la guerra atómica total era inminente y real, las bombas atómicas eran monstruos liberados por el hombre, que rigen sus vidas y destinos.

Me di cuenta de una cosa: hacía mucho tiempo que no pensaba sobre la guerra nuclear. Me acuerdo que cuando más joven sí era un tema recurrente de mis aventuras y delirios. Visiones apocalípticas, que incluían posibles rutas de sobrevivencia ante un ataque nuclear a Chile. Sabía, no se de donde, que para Chile estaban destinados tres misiles nucleares, uno para Santiago, otro para Concepción y otro para Calama. Eso me daba “tranquilidad” y posibilidades para un futuro de guerrillero contra las hordas bárbaras del norte que buscarían alimento en las menos irradiadas zonas del sur. No sería una barrida total como en los países del hemisferio norte.
Me gustaba ver películas post-apocalípticas, mientras más serie B mejor, como la encantadoramente pésima «En el Año 2889» , que pese a su nombre muestra un escenario muy parecido a los sesenta. Ahora veo películas de futuros optimistas y,en lo posible, lejanos.
Insisto, me sorprendió el que ya no pensara en la guerra nuclear constantemente. ¿Qué pasó? La caída de la URSS fue un momento propagandístico para uno de los dos lados de la guerra fría, pero las bombas atómicas siguen igual disponibles.

¿Bajó la posibilidad de que las bombas sean usadas? Creo que no.
¿Por qué en general ya no sentimos como una amenaza real la guerra atómica total? No se.
¿Seré yo que me estoy volviendo viejo, o el mundo está más Light? Ambas.

La verdad es que estoy tan desinformado que no podría decir si hay más o menos bombas nucleares en el mundo que antes.

Energía nuclear, sí. Bombas nucleares, no.
Voy a volver a preocuparme del tema.

Ácido sulfúrico

Acido SulfuricoLa idea de la muerte como espectáculo televisivo ha sido ocasionalmente abordada por la literatura y el cine. El caso modélico, pero no el único, es The Running Man, película protagonizada por Arnold Schwarzenegger y basada en un libro de Stephen King. Arnold, justo policía en una sociedad totalitaria, es condenado a muerte, sentencia que debe cumplirse en un sádico juego televisado directamente. Buena parte de aquellos ejercicios prospectivos se realizaron antes de que el reality show se alzara como el género rey de la teleaudiencia, de modo que la propuesta de Amélie Nothomb en Ácido sulfúrico tiene su cuota de novedad: unir la banalidad del mal -en la justa expresión de Hanna Arendt- a la banalidad televisiva, cada una en sus cotas más altas, es una receta nueva y, a primera vista, no apta para paladares demasiado melindrosos.

La apuesta, sin embargo, parece excesiva. El programa televisivo que Nothomb inventa, un reality show llamado Concentración, imita de manera sumamente realista las condiciones de vida en los campos de exterminio de la Alemania nazi, apaleos, hambruna y asesinato masivo incluidos, pero la autora no se atreve a llevar su fábula hasta las últimas consecuencias y, con esa restricción -comprensible, al fin y al cabo-, las críticas a la sociedad del espectáculo pierden mucha fuerza, la caricatura termina por imponerse y el lugar común reclama sus nunca bien ponderados derechos. Cabe preguntarse si Nothomb quiso entrar, desde la ficción, al debate sobre la sociedad del espectáculo que planteó Guy Debord en la filosofía; o sobre la omnipresencia del Estado, conversación más antigua donde podrían encontrarse Pannonique, la protagonista de Ácido sulfúrico, y el panóptico de Jeremias Bentham, la prisión donde no hay rincón libre para la mirada del vigilante. Ese esquema pasó a ser útil también en las fábricas, en los reality shows, desde luego, y en ámbitos menos perceptibles y más amenazantes como las redes de vigilancia en el cyberespacio. Por ahí quizá están los hilos más interesantes -e inquietantes- de la novela, en las continuidades que propone entre las maneras de mirar y de ser mirado, de vigilar y de ser vigilado, y no en la obvia caricatura de la hipocresía infinita ligada a las elecciones que permite el control remoto.

Título: Ácido sulfúrico
Autora: Amélie Nothomb
Editorial Anagrama, Barcelona, 2007. 167 páginas.

comentario publicado originalmente en Revista El Sábado, 14-04-2007.

Spin, Robert Charles Wilson (Hugo 2006)

Spin
Esta historia comienza con el tremendamente provocativo anuncio de que estamos en el año 4.000.000.000 d.C. Y que además, el protagonista se haya en un hotel en Padang mirando hacia el Océano Indico (No, ninguna referencia al tsunami que destruyo la ciudad en el 2004).
Pero pronto nos trasladamos a la época actual, donde se nos relata como una noche cualquiera las estrellas desaparecen. Esto desde la perspectiva de tres niños, casi adolescentes, que observan, atónitos, el fenómeno.
Pronto nos enteraremos de que se trata de una especie de membrana (llamada spin) que cubre la Tierra, colocada por una misteriosa inteligencia alienigena, y que hace que el tiempo se haga mas lento en su interior. Un día en la Tierra equivale a millones de años allá afuera.
La idea de que la humanidad entera sea proyectada violentamente hacia un futuro inconcebible abre sin duda infinitas posibilidades para un autor osado e imaginativo.
No, no es el camino elegido por Robert Charles Wilson. Porque a pesar de esta presentación intensamente provocadora, la acción rápidamente se sumerge en la historia de estos tres niños, luego jóvenes y adultos. Vemos como desarrollan sus vidas, que, como todas las de los demás seres humanos, desde entonces quedara marcada por el espectacular fenómeno celeste.
Los tres personajes son: Un científico obsesionado por entender la naturaleza del spin; su hermana, que, arrastrada por la confusión y la desesperanza, termina asociándose a sectas religiosas de carácter apocalíptico; y el médico que es el mejor amigo del científico y quien esta eterna y platónicamente enamorado de la hermana. Es a través de los ojos de este último protagonista que se nos expone la acción, pues la obra esta escrita en primera persona.
¿Cual es la apuesta de Wilson?
La ciencia ficción dura, aquella basada en avances tecnológicos o científicos, suele ser criticada por su escaso o deficiente desarrollo de personajes. De hecho, la “nueva ola” de los 60′ y el “movimiento feminista” de principios de los 70′, se caracterizaron por enfocarse en esta insuficiencia.
Hay esencialmente dos opciones para enfrentar este problema.
Una es ubicar a los protagonistas en un posición proactiva, desde donde puedan modificar la realidad a la que están sometidos. Y esta es sin duda la típica novela de hard science fiction, donde los personajes son audaces guerreros, astutos políticos, o simples personas que por azar llegan a tener el destino del mundo en sus manos.
La otra es asumir la realidad como algo que los protagonistas no tienen ninguna posibilidad de modificar. La novela se transforma en una crónica de como estos fenómenos influyen en el vivir y el convivir de los personajes, o de la sociedad como un todo.
Wilson intenta una tercera opción, desafiante y arriesgada.
El autor define una realidad tan apabullante, que casi por definición, es imposible de ser enfrentada, ni siquiera entendida cabalmente por los protagonistas. Sin embargo, Wilson igualmente coloca a los personajes en posiciones desde donde quizás podrían hacer algo, solo para terminar exponiendo aun mas su impotencia fundamental y la futilidad de sus esfuerzos.
Así, la acción se vuelve un poco lenta y pesada.
Entonces, Wilson recurre a dos estrategias. Ambas con resultados ambivalentes.
Primero genera tramas secundarias, para mantener la atención del autor y la idea de que algo esta pasando mientras damos vuelta las páginas. Por un lado aparecen conspiraciones gubernamentales, persecuciones y disparos. Por otro lado, una secta religiosa apocalíptica que se interpone persistentemente en el romance de turno.
Si, el autor es muy hábil en esto, pero al final queda la sensación de estar presenciando una tanda publicitaria que interrumpe el desarrollo de la historia que realmente importa.
Segundo, Wilson arroja por aquí y por allá algunas ideas realmente evocadoras y provocativas. Por ejemplo, la aparición de una civilización marciana de cien mil anos de antiguedad, descendiente de humanos que fueron a colonizar el planeta rojo. En la Tierra unos pocos años han pasado, en Marte, imperios han nacido y han muerto. Si, queremos saber mas de eso. Pero Wilson no nos da mas.
La novela esta llena de pequeños conceptos como este, frases clave, de las cuales uno diria, si, aquí hay una buena historia en estado embrionario. Pero el autor no desarrolla nada de eso.

Cuando uno repasa las páginas de Spin no puede dejar de rememorar Extraño en Tierra Extraña de Heinlein, y en verdad uno parece estar leyendo una novela mas propia de los anos sesenta que del tercer milenio. La presencia de un visitante marciano, su asociación a movimientos religiosos, y el hecho de que este termine asesinado son coincidencias un poco demasiado evidentes.
Asimismo, no falta el mensaje ideológico que el autor no se molesta en disfrazar mucho, también una característica mas propia de novelas de ciencia ficción de hace cuarenta años atrás. En este caso intentando convencernos de ideas muy maltusianas sobre el agotamiento de los recursos planetarios.
En definitiva, desde mi humilde opinión, una novela cuyos mayores méritos son el excelente estilo narrativo que logra mantener la atención del lector a lo largo de sus 450 páginas, y un racimo de conceptos e imágenes realmente cautivantes pero que quedan tan solo en eso. También destaca la solidez y plausibilidad con que presenta ciertos avances científicos y tecnólogicos.
Por otro lado, el enfoque que el autor eligió, el de aburrirnos con las historias comunes y corrientes cuando el mundo esta cambiando de una forma tan total y definitiva, y el que se niegue a conducirnos por temáticas mas interesantes hace que uno termine bastante frustrado con la novela.
Robert Charles Wilson gano el Hugo 2006 a mejor novela por este trabajo. Pienso que se lo merecía, sin duda por su trayectoria en el campo de la ciencia ficción, mas no por esta obra en particular.

Robert Charles Wilson publicó su primera novela, A Hidden Place, en 1986. Desde entonces han aparecido otras 11 novelas y poco mas de una docena de cuentos de este autor nacido en Estados Unidos pero que vive en Canadá desde pequeño.
No siendo una producción particularmente prolífica, Robert Charles Wilson ha sido capaz de irse ganando poco a poco el reconocimiento del público de la ciencia ficción. Es así como finalmente en el ano 2006 se le otorga el premio Hugo a mejor novela por su trabajo “SPIN”. Este es en verdad el único premio de los tres mas importantes del género (Hugo, Nebula, Locus) que Wilson ha logrado ganar, aunque había sido nominado en dos ocasiones para un Hugo y en una para un Nebula. Asimismo, en tres ocasiones anteriores había sido distinguido con el Philip K. Dick Award.

Editorial TauZero #21

…“O, como me vi metido en esto de puro bocón y agrandado”

Luego del reposo estival, comenzaron los reclamos estacionales de rigor. Miles de ñoños antorcha en mano golpeando las puertas de la mansión del Director de TauZero en actitud desafiante, transantiaguizados, los ojos rojos, la ira pintada en sus poco agraciados rostros.

El Director escuchaba al pueblo tras sus paredes.

Muchos pidieron la cabeza del seguro responsable de tanta ignominia. Esbozaron planes espantosos y sonrieron bajo las capas manchadas de sangre urdiendo sabotajes impensables.

Pero el Director no aparecía.

De pronto uno de los zombis, bendecido con la boca más prominente de todas, lanzó al aire la frase decidora: “¡¡¡Yo lo haría mejor que vos!!!”. Al instante las puertas de palacio rechinaron e hizo su aparición magnánima el Director que, apuntando con su portentoso dedo, dijo a los cuatro vientos: “Yapoh, a ver si te la podís”. Y me cagó.

Ahora son las 12 de la noche de un día laboral y estoy frente al computador escribiendo esta editorial mientras el Director se solaza en todo, echadito para atrás en su hogar humilde hogar.

En fin.

Pensé durante un par de días en hacer lo que haría cualquiera con un juguete nuevo: jugar. Perpetrar un Tau de autor, un TAU BARADIT, donde se entrevistaría a Adam Parfrey, autor de Apocalypse Culture; donde se le harían reportajes a oscuros sadomaso evangélicos creyentes en los OVNI, o a la anciana que escribe historias eróticas acerca de polillas vampiro que fabrican licor de aceite humano en los baños turcos de calle Marín; un Tau que incluyera tortura y una corona de clavos oxidados para armar, en esta semana santa de año terminado en siete; recetas para cocinar embriones humanos y ejercicios respiratorios para las mujeres que quieren menstruar por la boca.

Pero.

Después lo pensé mejor y decidí hacer lo correcto (changos!..). Un Tau con tres objetivos: el primero, a raíz del lanzamiento a librerías españolas del número “Premio UPC’06”, Colección NOVA, celebrar que por primera vez en nuestra historia un latinoamericano gana el premio más importante en lengua castellana de Ciencia Ficción (sí sé que viene de muy cerca, pero de haber obviado este acontecimiento histórico me habría ganado otro galardón que ya le pertenece a Boris Quercia. Asi que el que quiera acusarme de egoico, acá tendrá un festín). TRINIDAD, la única novela participante venida desde Chile, gana ex aequo el Primer lugar del Premio UPC’06 de novela corta, año 2006. Incluso Miquel Barceló (castañas!!) nos envió, muy amablemente como es su costumbre, la introducción que incluirá la edición de este año como absoluta primicia.

El segundo punto, es celebrar que nuestro país pedalea con más y más ganas para hacer despegar este cohete a pedales que es el Fantástico nacional. Para ello reportear en distintas áreas los esfuerzos y logros de nuestros compatriotas: Martín Cáceres en comic, Luis “Altair” Saavedra en animación, Sergio Meier en narrativa y la incorporación de un nuevo nombre en ilustración (nuevo al menos para nosotros), Sergio “Kenshin” Quijada, colaborador en DIABLO, HUMAN KIND y CALEUCHE.

El tercer objetivo es mantener viva la chispa de la ciencia pura y dura (marca de nacimiento de TauZero) con un notable artículo de Andrés Corona acerca de nuestro astro Rey.

Para finalizar agradecer a todo el ámbito Tauzeriano por el apoyo, especialmente a Gabo Mérida, a la Enkeli, al propio Tino, a Sergio Amira, Luis Saavedra y tooodo el resto de los que siempre aparecen en la fotografía que nos tomamos una y otra vez en tertulias organizadas de trasnoche, en lugares de dudosa reputación, alrededor de Santiago.

El bonus track es really amazing. Para hablar de lo que significa ganar el UPC y la ciencia ficción, nada menos que otro ganador del UPC, quizá el más notable de todos. Este TauZero incluye una entrevista exclusiva a Robert J. Sawyer, que tuvo la amabilidad de darnos parte de su tiempo para responder nuestras inquietudes, desde acá, desde el very culo del mundo.

Una advertencia. A raíz de la enorme cantidad de material, opté por una diagramación que privilegia los “chorizos” de texto interminable. Al que no le guste leer, que vaya a comprarse el Condorito.

Tau Zero, OTROS MUNDOS…Enjoy this!!

Jorge Baradit, Marzo de 2007.