IMPERIOPOLIS

El Mercurio, Martes 4 de agosto de 1925, página 11:
El 6 de este mes, Nueva York se hundirá en las aguas del Atlántico y luego se producirá la hecatombe mundial, dice el astrónomo Abner Hubs desde su observatorio en Imperiópolis.

Las consecuencias de esta terrible predicción producen en Nueva Cork los más extraños fenómenos sociales. Cosas que no se han visto nunca; matrimonios al minuto, ancianos que se divierten como niños, la multitud se entrega al baile y al regocijo y el gobierno se encuentra con los brazos cruzados debido a la falta de las fuerzas.

Lo que a este respecto, dicen Edison y el físico Meredit, la forma como se producirá la última catástrofe del mundo, se habla del hundimiento de Nueva Cork debido al gran peso de los edificios. Edison calcula que solamente el área de Broadway podría contener el peso equivalente de muchas ciudades de Europa.

Este artículo lo encontramos en la hemeroteca de la Biblioteca Nacional, buscando otra información que no vale la pena mencionar. Nos pareció raro el artículo en sí. Al parecer es una broma de algún periodista o un relleno, tan común en los medios nacionales. Es de analizar el uso de las fuentes.

Imperiópolis: Es una clara alusión a la avanzada expansionista que venía haciendo los Estados Unidos en Centro América durante esos años. ¿Redactores de izquierda en El Mercurio de 1925?
El Edison que se menciona alude a Thomas Alba Edison, inventor de la luz eléctrica, el gramófono y un sin fin de benditas inspiraciones (ver el capítulo de Los Simpsons donde Homero se obsesiona con el inventor) que culminaron con la Edison, la compañía más grande de la época. Edison como símbolo del dominio tecnológico y científico de Imperiópolis sobre el mundo.
Algo raro, en efecto, tiene este articulito.
¿Que los gringos se casen en masa?, ¿que los ancianos salgan a la calle en busca de acción?
En los años veinte los fumaderos de opio eran el top del carrete y en una de esas, el tipo que escribió el cable por Franklin, donde se juntaban los viejos periodistas a pegarse sus fumadas.