Por Álvaro Bisama
- Leer a Baradit como el opuesto a Hugo Correa: el autor de una space opera que tiene demasiada sangre, sudor y mierda como para ser amable o complaciente con el género.
- Extraído de la solapa pero insertado here and now: "Baradit escribe una cruza mutante entre José Donoso, Chris Carter y Clive Barker. O Sade mezclado con Chihuailaf. Y su novela tiene todo lo que debería tener la raquítica literatura fantástica chilena, cosas que no ha conseguido narrar casi nunca: riesgo argumental, una tragedia cósmica, fantasmas low fi, monstruos sadomasoquistas, sexo duro, delirante tecnología de avanzada, extraterrestres interdimensionales y una protagonista todo terreno dispuesta a dar y recibir dolor en singulares y retorcidas formas".
- Masoquismo: en cierto modo Mariana, la heroína, me recuerda a los héroes de los cómics de Frank Miller. Su relación con el dolor es trascendente, terrible e inevitable. No deja de ser un detalle accesorio. "Ygdrasil" no es una novela didáctica. Mariana mutila, mata y sangra a niveles que son escalofriantes y además, cósmicos.
- "Ygdrasil" como una puerta a la literatura de género fantástico que no se había abierto hace años. Lo que vemos: una fiesta en un sótano lleno de pervertidos con ganchos afilados en las manos.
- "Ygdrasil" como una obra desoladoramente pop: los ecos de la cultura contemporánea exhibidos como desecho, como juguetes sexuales, como las herramientas del torturador.
- Si "Ygdrasil" radiografía lo que se cuece en el fandom hay que alegrarse o asustarse por lo que traiga en el futuro.
- Baradit hace que nos despidamos de cierto realismo costumbrista del mismo modo que la Ripley lanza a algún alien al vacío. Con una patada en el culo. En llamas.
- El damnificado: Darío Oses, que había explorado en el cyberpunk y en la ci/fi de especulación política. "2010: Chile en llamas" y "El virus Baco" son obras menores para adolescentes hijos de hippie a los que no los dejan comer en el McDonald.
- Me gustaría ver lo que hace Baradit si se pone a escribir sobre Harry Potter.
- Baradit + Donoso: cierta cercanía cósmica. Monstruos sin lengua. Los agujeros cosidos del cuerpo. El horror.
- Mariana debería tener una historieta. La debería dibujar Jae Lee. O Themo Lobos.
- No sé por qué, pero "Ygdrasil" me recuerda a "Campo de concentración" de Thomas Disch: una trama que se vuelve cada vez más gruesa, que se convierte en otra cosa, que crece hasta desfigurarse de modo irremediable. En cierto modo, Baradit ha escrito dos novelas: en la primera, una heroína vence diversos y extraños obstáculos. En la segunda, la que más me gusta, la novela lentamente cambia el tono: pasa de ser puro cyberpunk para convertirse en otra cosa, para crear propias reglas con las que jugar y vencer y sorprender al lector.
- Me gustaría ver cómo funciona "Ygdrasil" en un traducción: cómo la prosa condensada de Jorge Baradit se adapta al inglés. Ese no es un tema menor. Nos criamos leyendo ci/fi traducida: eso nos dotó de acentos, tonos, velocidades. De formas de enfrentar, leyendo y escribiendo, ciertos relatos. "Ygdrasil", en un nivel más profundo tiene que ver con esa metalectura: la búsqueda de una lengua para el género, algo que en cierto modo es lo más complicado. Argentinos como Elvio Gandolfo, Borges & Bioy, Piglia, Oesterheld, el uruguayo Levrero, lo han resuelto más o menos bien. La escritura de Baradit trabaja en ese punto y se explota desde ahí. Marca un modo lector. Un sistema de escritura. Señala un método. La novela es en cierto modo la respuesta, la forma de solucionar el enigma, un modo de leer diversos referentes y apropiarse de ellos para superarlos, para inventarlos de nuevo.
- Ah: Ciberpunk & Porno. Nada mejor.
Por Álvaro Bisama