por David Mateo
Leer a Andrzej Sapkowski es dar un paso más allá de la mitología creada por Tolkien. En estos tiempos modernos, en los que tan fácilmente se otorga el título de sucesor del trono del Maestro, ostentándolo cualquiera que se mueva en unos parámetros creativos semejantes a los que en su día se basó Tolkien para dar forma a su obra, es muy difícil hallar a alguien que verdaderamente muestre un lirismo tan bello como el que desarrolló el autor de Birmingham en sus libros. Que vaya por delante que Tolkien es Tolkien, y Sapkowski no es ni mucho menos el maestro, sin embargo debe decirse que su obra retoma los registros de la Tierra Media.
Sapkowski sabe construir un mundo diferente al que creó Tolkien, y recrea una sociedad hundida en unos clichés autodestructivos y desgarradores que inevitablemente nos abocan a una sociedad decadente e impregnada por una mordaz crítica. Los personajes de Sapkowski son humanos, capaces de dejarse arrastrar por tentaciones mundanas. Los reyes no son poderosos señores destinados a ostentar la inmortalidad de su linaje, sino más bien son interesados patriarcas que tan solo desean acaparar poder y riquezas. Las órdenes de magos y hechiceros representan la corrupción y la ostentación de las pasiones más lascivas. Los elfos y los enanos son seres oprimidos y marginados; algunos de ellos sujetos al yugo de las naciones humanas, otros rebeldes inconformistas que tan solo desean retomar la grandeza que en otro tiempo ostentaron. El mundo de Geralt de Rivia –protagonista de la obra– es una tierra abocada a la modernidad, pero que se resiste a dejar atrás una edad dominada por las tradiciones más ancestrales; un mundo habitado por lamias, grifos, vampiros, quimeras, estriges, hombres lobo, y todo tipo de criaturas descendientes de la mitología de la Vieja Europa, en el que Geralt, el brujo protagonista, tendrá que prevalecer aventura tras aventura.
La obra de Sapkowski es extensa, sin embargo cabe destacar la Saga de Geralt de Rivia (Wiedzmin), cuyo primer cuento: El brujo se publicó en 1986 en el periódico polaco Fantastyka. En España podemos disfrutar de sus dos primeros libros de relatos: El último deseo y La espada del destino, en ellos Sapkowski deforma hasta lo absurdo leyendas populares como Blancanieves o la Bella Durmiente. La temática de dichos cuentos siguen, la mayoría de las veces, una trama lineal y repetitiva: Geralt, el brujo mutante, se gana la vida viajando de pueblo en pueblo, poniendo en alquiler sus espadas, y matando cualquier tipo de monstruo. Historia tras historia, Sapkowski nos irá presentando una serie de personajes que sentarán las bases para una saga épica futura que hará tambalearse los cimientos del mundo que habita el propio protagonista. Sin embargo, en estos dos primeros libros, nos encontramos con una serie de cuentos maravillosos que nos atrapan inmediatamente por su cinismo, mordacidad e ironía.
A todo ello hay que sumar la prosa de Sapkowski, que haciendo gala de una serie de registros atípicos hoy en día, nos sorprende en cada relato con diálogos desternillantes y situaciones que rayan lo absurdo. Pero tal como he señalado anteriormente, todas estas historias autoconclusivas sientan la base para lo que será la épica leyenda de Wiedzmin, desarrollada en los siguientes libros de la saga: La sangre de los elfos, Tiempo de odio (ambos publicados ya en España por Bibliópolis fantástica) Bautismo de fuego, La torre de la golondrina y La dama del lago (todos ellos de próxima aparición, según la editorial). En estos cinco libros los personajes que hasta ahora han llevado el pulso de la historia pasan a un segundo plano, incluido el propio Geralt, y las miras de todos los seres que habitan el mundo creado por Sapkowski se centran en una pequeña e inocente niña (Ciri) en cuyas manos parece radicar el futuro de una sociedad, que sacudida por terribles guerras, se halla abocada a la propia autodestrucción.
Sapkowski, libro tras libro, sabe mantener la tensión en la trama. No es que nos presente una situación diferente a la que nos puedan ofrecer otros libros de fantasía, sin embargo los acontecimientos se suceden de forma trepidante. El amor deja paso a la acción, las conspiraciones a las bajas pasiones, los secretos son más intrincados y retorcidos en cada volumen, y el destino de Ciri se vuelve más funesto y preocupante en cada capítulo. Geralt y Yennefer, la pareja protagonista, buscarán metas opuestas para la propia Ciri, encontrándose una y otra vez a lo largo de la saga, y manteniendo momentos de tensión y de fino erotismo. Los rebeldes Scoia’teals (elfos y enanos herederos de la vieja sangre) pugnarán por recobrar un mundo arrebatado por los humanos, y la todopoderosa nación de Nilfgaard lanzará sus garras sobre un país desvalido y desvencijado. Únicamente el destino de Ciri podrá contener el avance destructivo de todos estos factores.
La saga de Geralt se ha vuelto tan famosa en su país de origen que dio lugar a una película de imagen real, una serie de televisión e incluso una colección de cómics. Así mismo la obra de Sapkowski ha sido traducida al ruso, alemán, checo y español. Del autor podría decirse que nació el 21 de junio de 1948 en la ciudad polaca de Lodz. Es economista, y al igual que Tolkien hizo en su día, su obra contiene gran variedad de alusiones a problemas reales del mundo contemporáneo, como pueda ser la reclusión de las clases más desfavorecidas por las grandes naciones, la restricción de los derechos humanos, la intolerancia, etc.
Aparte de la Saga de Geralt, podrían citarse otras libros de Sapkowski como Maladie, una nueva versión de la tragedia de Tristán e Isolda, el ensayo El mundo del rey Arturo (Swiat krola Artura), o su más reciente obra: Narrenturm, una trilogía histórica con elementos fantásticos que nos traslada a las guerras husitas. Bibliópolis también ha editado el maravilloso cuento ilustrado La tarde dorada, un sueño embelesador sobre gatos que hace referencia al mágico mundo de Lewis Carroll y su exquisita obra Alicia en el País de las Maravillas.
por David Mateo