Editorial TauZero #4

por Rodrigo Mundaca Contreras

De un tiempo a esta parte he detectado un cambio en mi persona. No sabría decir con certeza si la naturaleza de tal cambio es positiva o no, pero el cambio en innegable.

El origen de la “mutación” no tiene otro origen que mi autoimpuesto oficio de Director de esta publicación. Mi labor principal como tal consiste en buscar, contactar y persuadir a potenciales colaboradores. Al principio de los tiempos, cuando era optimista, pensé que los escritores en formación aplaudirían el esfuerzo del team TauZero y ofrecerían sus textos por toneladas. Me equivoqué. Me di cuenta, una vez más, que las personas tienen una actitud pasiva por naturaleza. No sólo permanecen en el silencio y la oscuridad segura de su anonimato, sino que son renuentes a hacer público sus escritos. “Pánico escénico” diría mi yo diplomático. “Cobardía y corto de personalidad” diría mi yo conflictivo… en fin.

Lo bueno es que las personas que aceptan trabajar con nosotros son las que han pasado el filtro que muchos no se atreven a cruzar. Eso es bueno. Muy bueno. Lo malo es que son mucho menos de los que yo quisiera. Y es este pequeño número de personas sinérgicas lo que me obliga a redoblar mis esfuerzos para detectar a posibles candidatos a colaboradores… y a no dejarlos ir.

Y aquí es donde se manifiesta la mutación de la que hablaba. He analizado la personalidad (o al menos he tratado) de cada una de las personas que están en mi círculo de amistades, para tratar de determinar si califican o no para el proyecto TauZero. He tenido que averiguar cuáles son sus gustos personales y hobbies, y tratar de evaluar como esas preferencias pueden dirigirse hacia las letras. Cuando siento que la persona presenta una personalidad adecuada, le planteo la idea, junto con una serie de temas sobre las cuales dicha persona podría explayarse…

Y no sólo a mi círculo de amistades se ha limitado mi análisis, sino que también lo he extendido a todas las personas con las que de una u otra forma se relacionan conmigo. Si me doy cuenta que la conversación de una persona es interesante, le planteo el proyecto. Si una persona tiene un vocabulario extenso, también le planteo el proyecto (pues soy de la idea que las personas son lo que hablan, y si una persona habla bien, lo más seguro es que escriba bien y, en general, exprese ideas en forma asertiva). Si una persona cualquiera pregunta por mis gustos personales, aprovecho la oportunidad y trato de “venderle” el proyecto TauZero.

En definitiva, siento que estoy en un estado continuo de evaluación de las personas, clasificándolas en dos estados posibles: “sirven” o “no sirven”. Debido a esto es que no estoy seguro si la mutación es buena o mala, pues siento a ratos que me estoy transformando en un ente clasificador, al mejor estilo de un dios que administra vida y muerte a sus creaciones, en la medida que éstas sirven o no a sus propósitos.

Pero tal vez no deba preocuparme tanto, porque todas las personas en alguna medida evalúan a todos. Cuando alguien cumple el perfil de la empresa es contratado; cuando alguien es adecuado para ciertos propósitos decide ser su socio; cuando alguien cumple las expectativas de otro, se enamora. Y dado lo anterior, el que yo evalúe a las personas en función de si sirve o no para TauZero no sería sino un parámetro clasificador entre los millones a los que nos vemos sometidos en el transcurso de nuestras vidas…

Cambiando de tema, debo señalar que nuestra casilla de correo casi sufrió un colapso debido a los miles de millones de e-mails de protesta por la no-continuación de la entrega por partes de Ygdrasil. Lo único que puedo decir es que realmente lamento desde el fondo de mi corazón que la situación se haya dado de esta forma, pero la última palabra la tiene el autor del relato. A modo de reparación, Jorge nos ha cedido la publicación un par de cuentos basados en el universo Ygdrasil. En esta oportunidad le corresponde el turno a Mariana…

En Brainstorming, el siempre disponible Remigio Aras nos habla sobre los distintos tipos de viajes en el tiempo que se encuentran en la obra del Buen Doctor. Sandra Leal, por otro lado, nos da sus razones por las cuales cree que todos nosotros deberíamos tener desarrollado el sentido de lo fantástico o, usando sus palabras, “cazadores de lo anormal dentro de lo cotidiano”. Finalmente, nuestro amigo Pablo Castro Hermosilla nos expresa su opinión sobre la “trilogía” de Terminator. Dado que yo conozco personalmente a Pablo, les digo que sus opiniones en general (y no solo en cf) es algo a lo que hay que ponerle atención.
En la sección de ciencia, Eduardo Unda Sanzana, nos habla sobre falsacionismo y el como este concepto introducido por el filósofo Kart Popper nos ayuda a hacer ciencia.

Y para finalizar, decir que decidí reciclar un nuevo texto de divulgación, casi en contra de la voluntad de mi querido editor. La razón para querer publicar un texto de Carl Sagan es simplemente el tema que esta vez aborda: La posibilidad que el túnel luminoso que la gente moribunda dice ver, tenga una explicación sencilla. Ya sabemos que Sagan es un científico ateo y profundamente escéptico, pero por eso mismo, creo que su opinión objetiva debe ser leída. Después de todo, la objetividad es a un científico lo que la fe a un religioso.

Quiero que este artículo escéptico sea el preludio al material que se está preparando para los próximos números. Como siempre, si estás interesado/a en participar, tienes un espacio con nosotros…

Atentamente
Rodrigo Mundaca Contreras
Director