Este libro escrito aparentemente entre el siglo I y II A.C por una serie de autores en una lengua semítica Etíope, corresponde a la historia sagrada, con u recorrido incierto producto de su exclusión posterior de las biblias por constituirse como elemento cuestionante de los dogmas centrales, se dificulta su hallazgo. Pero lo importante de su apocrafia radica en el giro que sufre la religión después de Cristo; de una ambivalente donde en Dios se centraba el bien y el mal, a una monista donde está separado. Por lo tanto los textos de Enoch, en los que se reconoce constantemente que la raíz de todo está bajo los ojos omnipotentes de Dios contradice a lo simbólico separado, Bien y Mal. Explicaré la palabra símbolo por medio de lo que dice Regis Debray, así symbolon que significa reunir, juntar, acercar, viene de los fragmentos de cerámica o tesseras que eran entregados a los huéspedes de una casa a modo de signos de hospitalidad; los que a su vez entregarán dichos trozos a sus hijos para que un día ellos puedan establecer las mismas relaciones de confianza juntando y afianzando fragmentos. Entonces lo simbólico se une a lo fraterno, somos todos hermanos, lo que correspondería a la unión de los extraños. De esta manera el antónimo de símbolo corresponde a diábolo, dia-bólico es todo lo que separa, sim-bólico todo lo que une. Pero mientras el judaísmo logró salvar estos conflictos, las Iglesias Cristianas permanecieron trabadas por la confusión de dos ideas incompatibles. Luego se irá extremando cada vez más en la medida en que la Religión cristiana basará todo en la Redención y no en una ofensa “personal” con el dios, de ahí que liga la caída personal a la original directamente, en cuanto pecado original.
Daré como ejemplo dos pasajes de Isaías, uno de los profetas de la Biblia, donde lo unitario aún reside y a pesar de ello han sido mantenidos:
(45,7)Yo soy Yahveh, no hay ningún otro;yo modelo la luz y creo las tinieblasyo creo la dicha y creo la desgraciayo soy Yahveh, el que hago todo esto.
(44,25)Yo hago que fallen las señales de losmagosy que deliren los adivinoshago retroceder a los sabiosy convierto su ciencia en necedad.
Los libros apócrifos, como este de Enoch, han sufrido una censura que lleva muchos siglos al interior de la religión cristiana, de hecho la palabra apokruphos la que deviene apócrifo ha sido interpretada y definida por la Iglesia Católica como falso, supuesto, ilegítimo y erróneo. Esta especificación parece la recomendación clara de la etiqueta de una sustancia venenosa. Pero estos vestigios de la significación corresponden a la arqueología de una estratificación paralela de la teogonía judeocristiana, la exclusión y ocultamiento de estos textos aparece como un mito que se sobrepone a otro. Volviendo al libro y a nuestra búsqueda en él de correspondencias que nos apoyen en el esclarecimiento de la aproximación del hombre a las artes y en este caso particular, a las malas artes; el texto tienen ciertos tramos claros. Los seis primeros capítulos dice de las revelaciones hechas a Enoch de las bendiciones para los justos y los castigos para los pecadores. Del siete al treinta y siete, desarrolla el relato de la unión de los ángeles con las hijas de los hombres, la ascensión de Enoch hasta su visión-ceguera de Dios, la visión de los ángeles caídos, y describe los infiernos, el cielo, el paraíso y su viaje a los extremos del mundo. Del treinta y ocho hasta el setenta y uno son las revelaciones por medio de sueños y parábolas acerca de la venida del mesías, el que pronunciará el juicio a los ángeles y a los hombres. Posteriormente, del setenta y dos al ochenta y dos consiste en la revelación de o que sucederá con los ángeles caídos a manos del castigo así como de todo mal. Del ochenta y tres al noventa, la visión revelada a Enoch del diluvio para destruir ese mundo y reinstalar el reino de Dios. Del noventa y uno al ciento cinco es el consuelo de los justos en el día del juicio y la condena de los impíos; en esta sección Enoch divide la historia del hombre en diez semanas, simbolizando diez épocas, cada una caracterizada por una persona o evento. Por ejemplo la cuarta semana corresponde a Moisés, y en la décima el reino de los cielos se rehace en la tierra por la eternidad. Finalmente, se refiere nuevamente al diluvio pero ahora desde los consejos entregados a su hijo y a u vez éste a su nieto Noé, y reitera los juicios a los pecadores así como la salvación de los justos.
De acuerdo a nuestro interés en la entrega por parte de ciertos ángeles de lo que anteriormente hemos denominado las malas artes, se refiere a ciertas técnicas, las técnicas de lo oculto, o sea de lo tenido oculto por Dios a los hombres, entonces aquí se trata de los realmente apócrifo. Estos secretos que abrieron los mundos no permitidos a los hombres y que significarán su maldición eterna ante el dios, resultan de un vuelco de vulnerabilidad de los vigilantes celestes que aseguraban la observación. Ellos que en hebreo son los bene ha elohim que significa vigilante o hijo de dios, bajaron del monte Hemón hace dos mil años y ayudaron a los arcángeles a construir el Edén, vieron a las hijas de Caín y fueron atraídos; “entonces los seres de fuego al contacto con la tierra, el fuegos e convirtió en carne”, de ellos nacerán gigantes insaciables los que en lucha con los siete arcángeles serán obligados a residir en las tinieblas de los abismos y en los extremos oscuros del mundo, hasta el día del juicio en que serán nuevamente juzgados por Dios.
Entonces estos ángeles, que más que caídos bajaron por su propia voluntad a la tierra, enseñan las artes de a civilización, o sea, las técnicas; y así cada uno se identifica con cierto aspecto de lo secreto:
Samsaya, les advertirá que no serán capaces y que él deberá asumir la conclusión de los iniciado.
Azaziel, enseña la realización de las armas, espadas, cuchillos, escudos, corazas y espejos. También brazaletes y ornamentos, el uso de la tintura y el pintar los ojos, el empleo de las piedras preciosas y la pintura. Enoch dirá, “así el hombre fue corrompido.”
Amarazak, enseña los sortilegios.
Barkayal, el arte de observar las estrellas.
Akibeel, enseña los signos.
Tamiel, la astronomía.
Asacadel, enseña los movimientos de la luna.
Aunque la serie de ángeles llamados caídos es mucho mayor y en dos partes del libro se reconcentran sus nombres y se los designa como doscientos, estos serán los que tienen relación directa con las técnicas, pero después en otro capítulo Enoch describe a los que lideraron la rebelión con sus nombre:
Leviathan, demonio femenino (Lilith).
Behemoth, la serpiente masculina.
Yekum, seduce a los ángeles para descender
Kezabel, el que anima los malos pensamientos en los ángeles para que se unan a las mujeres.
Gradel, será el que revela los medios para dar muerte, es el que seduce a Eva y entrega las armas como armas para evitar la muerte dirigida a su tiempo por Dios.
Tenemue, revela la pesadumbre y la dulzura, descubre los secretos de la falsa sabiduría y muestra la escritura y el uso de la tinta y el papel. Porque el hombre no ha sido consignado para ello, para escribir las creencias, sino sólo para imitar la pureza y justicia de los ángeles, dice.
Kasyada, el que entrega las artes del aborto, la mordedura de serpiente y el control de la energía.
Beka, le pide al arcángel Miguel que le muestre el nombre secreto de Dios, con el cual fue sellada la creación, se trata del nombre que implica la inteligencia de crear, como juramento. Aquí expresa como el dominio sobre la creación del cielo y la tierra y lo que en ellos hay.
Si bien el hecho que la Iglesia haya ocultado este texto a sus fieles no radica básicamente en las revelaciones originales entregadas por los ángeles malditos a los hombres aparentemente se debe a la interacción de los arcángeles asociados hasta hoy con el bien en una relación directa de palabra con el Dios supremo. Estos ángeles que son, Gabriel, Miguel, Rafael, Uriel, Raziel, Rasuil y Remiel, son los jefes de los vigilantes. Cuando se dan cuenta de lo que estaba sucediendo en la tierra con estos doscientos ángeles debido a que los lamentos de los hombres llegaron hasta ellos; su actitud no es la de culpar directamente a los que han bajado, sino se dirige Miguel, como la voz de ellos ante Dios y le pregunta directamente: si él todo lo sabía porqué lo permitió. Esta fisura entre la Gracia y la Divinidad que en síntesis son las dos presencias omnipotentes de Dios, es una de las piezas que entraría en contraste con la visión dualista del bien y el mal separados y no cohabitante en el dios único. Dios les responde a cada uno de estos ángeles con una misión para el castigo de los caídos, Rafael en una actitud que recuerda el mito de Prometeo y que luego se repetirá en el combate de Jesús con el demonio, debe encadenar a Azaziel en el fondo de las tinieblas, lapidarlo hasta que su rostro no vea más la luz. Luego a Gabriel perseguirá a los hijos de los gigantes y los pondrá por orden de Dios a unos contra otros, para que mueran en sus propias manos. Entonces Miguel, anunciará el castigo a Zamiasa y lo encadenará en el abismo. En este momento Enoch es subido en cuerpo y alma, hecho por lo que será mantenido y recordado en ciertos pasajes de la Biblia, en presencia de Dios. Entonces comienza su recorrido por el infierno, el cielo y los confines del mundo. Aquí ya se hace mención a la existencia de un libro donde va anotando lo que ve y lo que le pregunta a los ángeles que, respectivamente, lo acompañan según la región. Luego se ve que en el cielo existen otros libros en los que se anota Todo, figura emblemática que servirá como referencia hacia lo que éstos guardan y la noción de versión, traducción, lectura y escritura. En el momento en que Enoch habla sobre las parábolas dice que “produce parábolas”, así como una serie de detalles del decir en el libro van sorprendiendo habla de la visión de la visión, de la abertura de los libros por parte de Dios al momento del juicio, existe todo un juego con la ceguera de los fieles y el descarrío de las ovejas, al igual que situaciones de la generación o más bien la mutación de los animales una vez que Noé baja del arca; no con una pareja de cada especie sino sólo con dos toros del que devienen unas hembras y de ellas crías que son de otros animales y así se fundan las especies. Confusión problemática para la buena comprensión de la genética normativa y que más bien parece una explicación sensata de una suerte de clonación original arcaica. Pero a su vez las especies aquí son las razas y se describe como pelean, los hombres, constantemente hasta el día del juicio final, en el que se abrirán y leerán los libros. Luego Enoch, espera las generaciones de su hijo y de su nieto, así nace Noé, aquí se produce un efecto interesante que es el rechazo por parte del padre. De Noé dirá su padre, que “no es de nuestra especie”, porque apenas nació dijo la palabra de Dios, pero ese rechazo no vamos a encontrar en varias ocasiones en los relatos bíblicos, en donde el padre dudará de la paternidad, así José duda de María porque aquel no puede ser su hijo. Pero dentro de los rasgos que sobresalen del libro es la manera en como ha sido escrito, la posición que tiene el narrador, como se dice clásicamente. Se trata de una voz que cede la voz a otro, para así ganar objetividad en el relato, creando otras voces como otros personajes ciertos en su decir; como otro que avala lo descrito en primera persona y por lo tanto la hace menos subjetiva. Así Enoch escribirá un libro que entrega las claves para el reconocimiento de los signos que hablan de la historia, pero este libro se suma a la existencia de otros supuestos de los signos que hablan de la historia, pero este libro se suma a la existencia de otros supuestos libros, como el confuso camino de uno, supuestamente entregado por el arcángel Raziel, el que incluiría algo así como las buenas artes debido a la humildad de los justos, lo que en este caso corresponde a algo permitido por Dios quien desatendiendo por un momento su total conocimiento de lo que sucede o por descuido de la Gracia que es la que nos asiste cuando Dios no nos está viendo, o por acuerdo de ambo; llega hasta las manos de Adán y así hasta nosotros. De esta manera se juntan los dos fragmentos del bolos (griego, terrón), entre el hombre y dios, como Uno que permite la existencia del Otro, lo que a su vez asegura la existencia de ambos en una alternancia eterna, entre comillas.
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