Texto de Sergio Meier publicado originalmente en su blog. Septiembre 2008.
Hay una parte de Howard Phillips Lovecraft en cada uno de sus seguidores, una identificación que trasciende la simple admiración al Maestro del Horror Cósmico. Es como reconocerse en sus visiones y formas de narrarlas.
Lovecraft descorre el velo prohibido y nos satisface, pues es lo que siempre quisimos leer y soñar, más allá de la ordinaria realidad inmediata.
Nos devuelve a nuestro propio mundo, época y dimensión (El verdadero «Necronomicón» para abrir las Puertas está oculto en sus cuentos). Lo leemos como a todo gran autor, admirándonos de ver en él el reflejo de nuestra propia mente y alma…
Por esto, no hay pecado en que cada uno de sus lectores pueda decir, tras cerrar sus libros: Yo soy Lovecraft…
© 2007, Sergio Meier.