Fue hace más de 40 años ya que Harlan Ellison publicó “Visiones Peligrosas”, una ambiciosa antología de relatos originales de ciencia ficción inspirados en la idea de renovar el género adoptando éstilos y temáticas provocativas y desafiantes, dirigidos a redefinir lo que eran los estándares aceptados de lo que debería ser una historia de ciencia ficción. La empresa no sólo apuntaba a abrirse espacio de mercado en un campo dominado tradicionalmente por revistas como Analog, Fanatasy & Sciencie Fiction y la extinta Galaxy, sino que también a marcar tendencia. En efecto, Ellison declaraba abiertamente su intención de establecer nuevos rumbos para el género, de hacer camino que otros seguirían. Tuvo un éxito sin precedentes, tanto así que cinco de sus cuentos fueron nominados al premio Hugo y dos de ellos se llevaron la estatuilla. Nunca antes y nunca después ninguna otra antología ha podido ostentar un logro semejante.
Por supuesto desde los orígenes de la ciencia ficción han existido antologías originales, pero aunque algunas de ellas merecen la pena, en verdad es difícil encontrar otro ejemplo, aparte de “Visiones Peligrosas”, donde la calidad puntual de cada contribución se conjugue con una concepción global del conjunto que tenga suficiente mérito como para pretender dejar una huella trascendente.
Además hoy no estamos en los sesenta. Hoy se ha consagrado la búsqueda de lo antiparadigmático cual santo grial al que todo noble caballero debe aspirar, y aquí no hablamos solo de la ciencia ficción. Las propuestas transgresoras son la norma con la consecuente paradoja de que lo conservador, lo clásico, ha llegado a ser “revolucionario”.
Pues bien. En el número de Octubre/Noviembre del 2007 de Asimov’s Science Fiction su editora, Sheila Williams, nos ofrece un interesante ensayo, titulado “Tendencias”, donde explora someramente algunas de las vertientes más vigorosas que actualmente existen en el campo de la ciencia ficción. Una de ellas resulta ser la “Nueva Space Opera”, un espacio narrativo que intentaría revalidar el romanticismo y la escala épica del subgénero de aventuras espaciales. Como dijimos, la revolución desde lo clásico. Y Williams no vacila en reconocer que uno de los indicadores más potentes de este resurgimiento es la notable antología original de Dozois y Strahan titulada exactamente “The New Space Opera”.
En efecto, a partir de sus palabras de presentación no parece que estos experimentados antologistas, Dozois más que Strahan, tengan la pretensión de pavimentar una revolución del género. -¿O es que quizás carecen de la juventud y entusiasmo de ese Ellison sesentero?- Pero si de consolidar en una obra particular lo que ellos mismo llaman “La Edad de Oro del Space Opera”. No hay duda entonces de que es una antología que tiene una inspiración clara; hacer que hoy día se lea y se escriba Space Opera. Puede ser que la escala sea menor y la meta más modesta, pero Dozois y Strahan buscan lo mismo que Ellison, marcar tendencia.
Pero para compararse con “Visiones Peligrosas” no sólo es necesario tener una meta trascendente, sino que ella debe estar acompañada por calidad. Si es sólo por los nombres, la antología contiene numerosos proceres del género, así como también estrellas rutilantes. Egan, Baxter, Silverberg, Simmons, sólo por nombrar algunos. Pero ello no es garantía, ¿no es cierto? Quizás tampoco lo sea el hecho de que dos de sus historias están nominadas al Hugo, y también lo está Strahan como editor. Pero ambos elementos son un indicio fuerte en ese sentido. Veamos.
Las historias
La obra en sí misma contiene 18 historias de variada longitud y entre las cuales encontraremos verdaderas joyas, algunas gemas en bruto y una que otra piedra carente de valor. Algunas se ajustan a lo que entendemos por una aventura espacial y otras se alejan bastante. Hay relatos de estructura convencional y predecible, y otros son indescrifrables experimentos estilísticos. ¿Como abordar el análisis de tal diversidad? Una alternativa sería ofrecerles escuetas reseñas de cada pieza, pero descuiden que no me embarcaré en ello. En cambio prefiero presentarles lo que a mi juicio son los ejes principales en torno a los cuales se organiza el conglomerado.
Un primer concepto que se repite en varios cuentos, especialmente en Saving Tiamat (Gwyneth Jones) y Art of War (Nancy Kress), es la incapacidad de superar los paradigmas propios de una civilización a la hora de intentar comprender los comportamientos de otra, y las frustraciones y errores a los que tal situación puede conducir. Algo de lo mismo puede apreciarse en Glory (Greg Egan) y The Valley of the Gardens (Tony Daniel).
Como respondiendo a está propuesta The Emperor and the Maula (Robert Silverberg) plantea que si es posible llegar a entender las motivaciones de una entidad alienígena, y cuando eso sucede los beneficios pueden ser enormes. Así le courrió a Sherezade con el sultán de Las Mil y Una Noches, y así le ocurrirá a nuestra heroína en esta historia.
Otro tema que aparece fuertemente perfilado en algunos cuentos es la del impacto que un conocimiento científico superior puede tener en una civilización atrasada, sobre todo en el tema bélico. Tal es el argumento principal de Who’s Afraid of Wolf 359 (Ken McLeod) y de Minla’s Flowers (Alastair Reynolds), dos relatos que además están dentro de lo mejor de la antología. Más tangencialmente, y en un contexto más cibernético, el tópico es abordado también en Blessed by an Angel (Peter F. Hamilton).
La guerra total, esa que concluye sólo con la extinción de uno de los combatientes, nos es presentada en Verthandi’s Ring (Ian McDonald) y en The Valley of the Gardens (Tony Daniel). El primero se desarrolla en el espacio abierto con enormes flotas de naves espaciales listas para el combate. El otro relato ocurre en un oscuro rincón del espacio y el tiempo. Ambos son el final de una larga y angustiante lucha donde la mismisima estructura fisica del universo ha sido sacudida.
Un tesoro perdido, inescrupulosos empresarios, una nave y su intrépido capitán. Space Opera de pura cepa es lo que nos ofrecen Winning Peace (Paul J. McAuley) y The Worm Turns (Gregory Benford). En la misma línea, Splinters of Glass (Mary Rosemblum), sólo que sin naves y en cambio las gélidas entrañas de Europa, la luna joviana. También Send Them Flowers (Walter Jon Williams), esta vez una intriga de amor y dinero en un universo paralelo especialmente inestable.
Y un último tema que merece destacarse es el del teatro y los de las gentes que lo hacen. Maelstrom (Kage Baker) nos expone acerca de las viscisitudes de una compañía teatral en Marte, mientras que Muse of Fire (Dan Simmons) es un homenaje explícito a Shakespeare desde una humanidad esclavizada por una cruel raza invasora.
Sólo nos queda mencionar tres relatos que sería forzado intentar asociar entre sí o con algunos de los ya mencionados. Tenemos a Hatch (Robert Reed), un viaje sorprendente en un mundo extraño y fascinante y del cual sabemos queda mucho más por descubrir. Intrigas a bordo de una nave colonizadora es de lo que trata Dividing the Sustain (James Patrick Kelly), mientras que Remembrance (Stephen Baxter) explora las relaciones entre memoria, identidad y conducta a nivel racial.
¿Qué es lo imperdible dentro de este ramillete? Por supuesto depende de los gustos de cada uno y el mío no es particularmente refinado. Pero déjenme contarles acerca de las fantásticas imágenes y paisajes que conjuran Reed y Reynolds en sus respectivas contribuciones, de la cautivante narración de Silverberg capaz de apaciguar las iras de un emperador, y de la ambicion épica de Simmons. De Egan, Daniel, Rosemblum demasiados favoritos, demasiados buenos momentos. Como aquel en el que me tocó leer a Hamilton bajo un cielo despejado y recostados en el césped mientras mi esposa pintaba una acuarela.
¿Qué más decir? Que no me interesan las tendencias transgresoras ni los híbridos. Que me gusta sentarme al atardecer con una taza de té y una buena historia de ciencia ficción en las manos. De esas de naves y batallas, heroes y villanos. Y que “The New Space Opera” es una experiencia en ese sentido.
THE NEW SPACE OPERA
Editores: Gardner Dozois, Jonathan Strahan.
EOS
No había querido comprar este libro aún, por la cantidad de » The Year’s Best Science Fiction» editados por Dozois que me quedan aún pendientes por leer, pero después de esta reseña, corro a conseguirla y sube en la pila.
«Revalidar el romanticismo y la escala épica del subgénero de aventuras espaciales», «revolución desde lo clásico». Grandes conceptos, y que creo que varios por estas latitudes usan en sus obras.
Además, Reynolds es un nombre que se repite demasiado en muchas y muy buenas recopilaciones y revistas (como TauZero 24, por ejemplo). Hoy por hoy, mi autor favorito.
Bien!!!!
Se necesitaba una renovación en la Ciencia Ficción actual. Asi como la «New Age» barrio con la CF de la «Edad de Oro», ya era tiempo que los «New Agers» bebieran de su propia medicina, y que se fueran al infierno del cual nunca debieron salir!
Larga Vida al SPACE OPERA!
Fanaticamente,
Omar
¡Larga Vida al space opera! ¡Larga Vida a Teobaldo Mercado!, correré a comprar su última novela de Space Opera… esperen, ¿No era de eso de lo que estaba hablando Juri?
¡Larga vida a Teo! Quien esta en la onda.
Yo ya tengo la Space Opera de Teobaldo 🙂
Yo aún no tengo el mío, he leído a la mayoría de los autores de los que habla Juri y a un par de ellos les he traducido al español para TauZero, aún así preferiría el libro de Teobaldo que «The New Space Opera». Me interesaría leer un comentario del Sr. Juri acerca de «Hacia otros universos», supongo que ya tendrá su copia y si no TauZero le proporcionará una para que lo comente, ¿no es así A.C.C?
Yo, al menos, estoy comprando mi ejemplar
Estimado Sergio:
Humildemente creo que yo no soy la persona más indicada para escribir un articulo sobre la novela de Teobaldo. Me atrevo a sugerir tú nombre para tal empresa, ya que desde ya parece que te apasiona su obra (lo que aplaudo). Sino, estoy seguro que en Tau Zero hay muchas otras personas mucho más calificadas que yo para comentar el trabajo de Teobaldo o la literatura de ciencia ficción chilena en general.
En lo particular mi interés es comentar ciencia ficción sajona, y por favor, no hay ninguna intención peyorativa en esa preferencia. Solo que aquí hay bastante aporte en esta última linea y es mi humilde esperanza contribuir en la diversidad temática poniendo sobre la mesa algunas pequeñas muestras de lo que se hace en el mundo angloparlante. Tampoco es que sea un experto en ese campo, muy lejos de ello, pero se un poquito más que de CF nacional.
Por lo demás es notable que alguien en Chile este escribiendo Space Opera, inscribiéndose en lo que está «in» en el gran mercado del género.
Rodrigo Juri
Yo ya tengo mi ejemplar, firmado por Teo!
Guichivirichi.
Suerte Teo!
Yo también tengo copia firmada, idem A.A.C y Pola Wonka. Y hasta nos sacamos fotos con el autor, pero parece que cayeron a un wormhole 🙂
Ya sabes, Teobaldo, estás «In» en el gran mercado del género. En una de esas traducimos tu novela, la publicamos en EE.UU. y conseguimos que la reseñe el amigo Juri, XD
Con respecto a lo «in» y lo «out», lo que verdaderamente está «out» es la división y verborreica discusión acerca de los géneros, sub géneros e infragéneros, creo que la space ópera y la new age, la discusión sobre hard y soft, es una soberana pelotudez, lo que importan son los temas de fondo, la trama, el subtexto, la construcción de personajes, los nudos de la trama, las subtramas, el conflicto, el estilo y la narración.
PS: Felicito a Teo por sus logros y, evidentemente, apoyo su empuje y cuota de diversificación a la escuálida oferta nacional.
Estaría de acuerdo contigo sino fuera porque el Space Opera ha sido un subgenero repetidamente denigrado, incluso en aqui. Más de una vez se le ha tratado de obsoleto, de afición de viejos, no acorde con las «nuevas tendencias» de los así llamados «jóvenes».
Si lees la introducción del librito «Visiones Peligrosas» de Harlan Ellison, veras que el carajo es un enano (era pequeño) grosero y arrogante que se dio el lujo de humillar a Asimov. Pues bien, me alegro que se le haya puesto un pie encima a la cucaracha.
Para mi al menos es un placer que éste menospreciado subgénero esté de nuevo al centro de la escena, aún cuando sea por un par de horas. No obstante apreciar las obras que se hagan en otros subgeneros.
En gustos no hay nada escrito,
Omar
Omar:
No veo la relación de causalidad entre no estar de acuerdo con la sensata opinión de RP y el hecho que existan personas que no se expresan con la aparentemente-obligatoria-corrección-política al hablar del space ópera.
Por otro lado, no entiendo por qué es necesario hacer una apología de un género literario únicamente en función de su falta de masividad.
Siempre lo he dicho: a mí me encanta el space ópera y las obras pulp. Tengo más de cincuenta libros de la colección nebulae, pienso que no hay campeón como John Carter de Marte y que las guerras entre imperios galácticos de hoy en día ya no son lo que solían ser . Y pensar todo lo anterior no implica en absoluto que deba incendiarme en la esquina porque existen personas a quienes no le gusta ese sub género.
¿Por qué tú sí, pregúntome?
saludos
R.
Rodrigo,
Tambien adoro «Una princesa de Marte» y sabes que en eso coincidimos. Más no te hagas el inocente. Tu siempre has dicho que el Space Opera es un género muerto y no crees que haya necesidad de darle un espacio. No estoy de acuerdo contigo, en absoluto. Solo imagina lo que sienten algunos escritores chilenos al sentir tu rechazo a priori
Por otro lado, si lo unico que importa es la innovación, o el quiebre de esquemas, y la invención de palabritas nuevas, entonces el más importante escritor que nunca tuvo Chile fue Vicente Huidobro, quien también escribio ciencia-ficción. Ahora bien, la obra de Huidobro es más vieja que el hilo negro…. Pintar el mono no es nada nuevo.
Te repito: en gustos no hay nada escrito. Además, respetemos los gustos de los demás, aún cuando merezcan palos.
Un abrazo.
Veo que se ha generado un muy interesante debate como antaño, que bien.
Yo quisiera regresar al tema de la crítica. Recientemente el Grupo Poliedro fue entrevistado por Pilar Barba en NGC 3660 y en una de las preguntas es «¿qué crees que le falta a la cf chilena? Yo respondo que, entre otas cosas, faltan críticos o gente que al menos reseñe las obras con un mínimo de herramientas a su disposición. Por eso alzo una ceja cuando Rodrigo Juri me responde: «Humildemente creo que yo no soy la persona más indicada para escribir un articulo sobre la novela de Teobaldo.»
Está claro, en los medios escritos tradicionales se le paga a los críticos para reseñar (generalmente) lo que las grandes editoriales determinan es el producto del momento. Por lo tanto, no puedo pedirle a Rodrigo ni a nadie al que no se le remunere que escriba de algo que no le interesa o le gusta. Si voy a escribir una reseña y no me pagan, será una reseña de algo que a mí me guste. Punto.
Ahora bien, si yo sigo siendo el único reseñando la obra de Teobaldo (disculpa Teobaldo por ponerte como ejemplo tantas veces) arriesgo convertirme en una especie de exégata de su obra sin mucha credibilidad. Si otras personas con las herramientas críticas adecuadas hicieran el mismo trabajo (como lo ha hecho Omar Vega) ampliaríamos el campo de objetividad y la multiplicidad de miradas sobre la obra y el autor en cuestión ya que, no sólo puedo equivocarme, sino que mi mirada a la obra del autor reseñado se detendrá siempre en los mismos puntos y aspectos que a mí me interesan, los que de seguro no son los mismos que podrían llamar la atención de Rodrigo Mundaca, Juri o Pinto.
Rodrigo Juri dice que está seguro que en Tau Zero hay muchas otras personas mucho más calificadas que él para comentar el trabajo de Teobaldo o la literatura de ciencia ficción chilena en general. Me gustaría que esas personas dieran un paso adelante y lo hagan por el bien de todos pero, principalmente, de la literatura fantástica chilena. Simmons, Dozois, Reynlods, Egan, no necesitan tanto difusores especializados como sí los autores chilenos que siguen publicando y editando libros como Teobaldo, Poliedro y el mismo Mike Wilson.
Sí, esto es panfletario a cagar 😉
La falta de críticos se supera generando los espacios y las condiciones para que esos nuevos críticos aparezcan.
TauZero tendrá algo que decir en esto. Seguro.
TauZero debe tener algo que decir en esto ya que es el único medio válido para muchos de nosotros. Un medio pluralista y abierto a opiniones divergentes como debe ser, a diferencia de ciertos feudos manejados con mano de hierro por shogunes resucitados de tercera categoría.
Novedades serán anunciadas el 30 de mayo, en el meeting TauZero.
stay in touch 🙂
R.
You got the touch, you got the power… Yeah!
mi «humirde» opinion: desde la epoca de Hyperion, que no fue la primera pero si la mas influyente, la balanza cambia y no se considera que escribir space opera sea escribir basura, ya que los autores de la «new space opera» la verdad es que escriben historias que por calidad literaria, y tambien de ideas ,son mucho mucho mejores que las del «space opera» de hace 50 años, y es la razon por la cual ahora (y no antes) este tipo de historias este nominadas a premios…
Mejor que Heinlein, Clarke o el Buen Doctor? Dificil. Mejor que Verne, Poe o Lovecraft? Impossible 🙂
🙄
don omar… en gustos no hay nada escrito… si a usted le gustan esos autores allá usted…
A mi me gusta Simmons. Es un buen literato y poeta. Hyperion es una gran obra literaria. El es un autor de fantasía épica de gran altura, a pesar de ese burdo personaje que usa como protagonista.
Es sólo que no creo que escriba CF.
esto se da tambien en las series de TV…
star trek tos uno la recuerda con cariño, de hecho me considero un fan de ella, pero la serie no tiene ni la calidad de los guiones, ni la estructura narrativa, ni la complejidad argumental, ni la descripcion de los personajes que hacen de battlestar galactica (la nueva, por supuesto) la mejor de las series…
ambas son space opera, pero battlestar galactica es space opera y algo más… y pucha que es importante ese algo mas…
(esto lo escribe un fan de ambas series)
Heinlein, Clarke y Asimov escribían sobre el futuro… ¿porqué entonces quedarse en el pasado? Algún día habrá una época de platino en la CF que nos hará recordar con nostalgía la edad de oro.
Acordemos entonces, si les parece, que hay CF para todos.
Algunos buscan literatura y fantasía, y están en su derecho. Otros, como yo, buscan profecias realistas, para saber donde va la micro. Por eso es que Vinge, Chriton, Clancy, y otros ferreteros que saben de ciencia e ingeniería, son mis favoritos, y muchos comparten esta preferencia, pues yo no diría que estos tipos vendan poco.
Cada uno con su gusto, y todos amigos.
Puchas que es poco serio el debate en Chile sobre la c-f se dedican al casi puro pelambre. Con razón hay pocos metidos acá que comenten en serio y muchos hasta se han ido y ya empiezo a encontrarles razón.
Nadie habla de lo que tebnemos acá con suerte de uno o dos (los más importantes) y del resto nada se sabe. A ver si me compro los libros que nadie comenta para ver de que tratan.
Me parece que lo que dices, Eduardo, no es del todo justo. Soy de los que han manifestado su descontento ante la falta de crítica, reseña y valoración de la cf chilena publicada recientemente. Mis comentarios aquí de hecho apuntaban a denunciar esta situación y debo decir que TauZero ha reaccionado y subsanado esta falencia. Ya hay un comentario del libro del Sr. Unger y se vienen más.
Ahora, que partamos hablando de autores chilenos y se termine con el sempiterno debate de si me gusta Dan Simmons o no o si Heinlein aquí y Asimov allá, es otro cuento.
Eduardo, como le dije una vez a otro palo blanco:
jajajajajajajajajajajajaja.
Que no pase con las criticas de libros que nadie comenta, que nadie las comente.. ya se partio con Herencia y la idea es tener altura de miras para conversar sobre lo que existe en CF en Chile hasta el momento. La apuesta va a eso pero se necesita feedback.
¿Eduardo es un palo blanco, rmundaca? ¿Palo blanco de quién?
basta de pelambre, no queremos que se vaya más gente 😛