La noticia llegó rápida desde Quillota. El niño no estaba bien y él se había adelantado con la noticia, ya que según le habían dicho lo traía el mismo director a su casa.
La tarde se hizo eterna para la madre, hasta que sintieron el motor del automóvil y las voces de las personas al salir del auto. Él fue a abrir la puerta.
-¿Por qué no lo llevaron al hospital?- Preguntó la madre del niño.
– Ya lo vio un doctor, nos dijo que el niño está sano y no tiene fiebre, que parece que es puro nervio.
– ¿Dónde está? Quiero verlo.
El niño sollozaba en la parte trasera del automóvil y se negaba a levantar la cabeza. Él lo tomó en sus brazos y lo llevó a su habitación.
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Valparaíso, Agosto 31 de 1925
Hace dos días trajeron al niño y no deja de decir incoherencias. No tiene ningún síntoma físico que haga sospechar de alguna calamidad o dolencia. La madre, le ha dado a beber varias yerbas recomendadas por el boticario, Don Anselmo. Su padre, aun se encuentra fuera de la ciudad y se espera que regrese pasado mañana por la tarde de Temuco.
Por medio de esta misiva quiero darle mi testimonio a tan extraño sufrimiento que se ha ido manifestando de diferentes maneras en el niño.
En primer lugar no deja de pedir perdón por los muertos y dice que luego de él habrá más y más por la semilla de la división. Llama a personas a las cuales ni su madre ni yo conocemos; tampoco son los niños del lugar. Lo que más me desconcierta es su irracional temor a salir de Chile, dice que no desea a Mendoza y nunca podría ir a Europa por que lo van a matar.
Debido a todo esto le pido humildemente que venga a ver al pobre niño lo más pronto posible, antes que otro médico lo examine y opte por internar a sólo un niño en la casa de orates.
Esta misiva se la hago llegar a través de una vecina de la familia, en vista a la dificultad para ir en su busca por mi persona, ya que estoy dedicado al cuidado de esta pobre gente.
Atentamente;
Padre Roberto Lama
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El extraño hombre cruzó la entrada y saludo escuetamente a los presentes. Entró en la pieza del niño y cerró la puerta.
El sacerdote pidió a todos salir de la casa, ya que podrían oír cosas no muy buenas.
Al cabo de dos horas la puerta de la habitación se abrió y de ella sale el misterioso hombre con el niño en sus brazos.
– Padre Lama – Dijo – Por favor traiga la maleta que está sobre la silla, en ella se encuentran las ropas del niño.
– Pero Señor – Contestó la madre del niño – Su padre llegará hoy por la tarde, ¿qué le voy a decir?
– Dígale que es para salvar la vida del niño, sobre la cama deje una nota por si desea hablar con migo.
El hombre subió al niño a la parte trasera del automóvil mientras el sacerdote lo hacía partir. Rápidamente se despidió y se fue.
Por la puerta de entrada la madre, doña Avelina, salía con un papel es su mano derecha. En su rostro mostraba incredulidad.
No entiendo, – dijo – no lo puedo entender. Santa María, ¿que es lo que sucede?
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Valparaíso, 01 de Septiembre de1925
El niño está sano y no tiene ninguna enfermedad. Lo que ha sucedido con él es que por motivos divinos e inexplicables para la ciencia moderna, él ha sido capaz de ver el futuro, su futuro, y el de toda una nación.
Al llevarlo conmigo supongo un quiebre en el destino visto por tan desdichada criatura y abogo por una solución benevolente para su atormentada alma y familia.
El niño será devuelto austedes los padres en diez años más, así evitando cualquier regreso a aquel camino del cual deseo mantenerlo alejado a él y a todos los demás.
Espero poder hablar personalmente con mayor tranquilidad con ustedes, don Augusto y dona Avelina, para que sepan que él estará bien y que me preocuparé personalmente de la educación de su hijo Augusto, con lo cual se entiende que podrán ir a visitarlo al internado cuando lo estimen necesario.
Se despide humildemente de ustedes:
Alejandro Bello Silva
Director Escuela Nuevos Horizontes