La frase del título de este post pertenece al momento clímax de Ubik, uno de los must de la obra de Philip Dick. También es el título de la biografía del francés Emmanuel Carrere que acabo de leer.
Nunca he sido un devoto muy fiel de la literatura dickeana. Tal vez porque adolece de los elementos hipertecnológicos con los que comulgo y que me gusta leer en CF. El punto es que habiendo leído las novelas más famosas de Dick (El hombre en el castillo, Ubik, Sueñan los androides con ovejas eléctricas?), quedé más o menos inconforme.
No me ocurre lo mismo con los cuentos y relatos cortos. «Minority report» me gustó mucho, lo mismo con «Impostor». Idem con «podemos recordarlo todo por ud». idem con «Cura a mi hija, mutante» y otros que se me escapan en este instante.
Pues bien, en la mayoría de sus relatos la gran interrogante planteada tiene relación con la Naturaleza de la Realidad y de Dios. Estos temas son interesantes independiente de si está novelado en forma de ficción, y por ello quise hacer un acercamiento a esos temas y a la persona detrás de todo eso, pero «desde afuera»: desde su biografía.
Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos narra la novelesca vida de Dick. El autor, al parecer, se permite licencias y extrapola algunos hechos de su vida, lo que puede irritar a los genuflexos dickeanos, pero que permite construir una historia sumamente interesante e instructiva.
Uno se entera, por ejemplo, de las infantiles obsesiones y absoluta falta de criterio que eran síntoma de su desorden mental. Desatinado hasta ser desagradable era su eterna galantería con las mujeres. (En Chile tal comportamiento tiene nombre en el vocabulario coloquial: JOTE). Sorprende averiguar, por otro lado, el coctel de píldoras que se prodigaba para controlar su psiquis, los efectos secundarios de éstos, y los efectos secundarios de aquellos.
Entre tanta píldora y su particular condición mental, escribió las novelas que lo hicieron famoso. Lo curioso del caso es que a diferencia de autores como Robert Heinlein que siempre recalcaba que escribía para ganarse la vida y que eso no implicaba necesariamente que compartía los puntos de vista de sus personajes; Dick escribía «en serio». Tanto así que años más tarde llegaría a considerar a Ubik como un verdadero mensaje que se aplicaba literalmente a nuestra realidad.
El autor de la biografía da muestras de un acabado conocimiento de la literatura dickeana, y la forma en la que va mezclando los argumentos de la novela con la condición mental de Philip Dick es notable.
Hace años, cuando abandonaba mi etapa púber y entraba en la adolescencia, motivado por dudas existenciales que nunca se han logrado dilucidar, comencé a reflexionar sobre que era en verdad la Realidad. Descubrí más tarde que una de mis reflexiones independientes era un clásico, y no sólo de la literatura dickeana: La realidad: sueño de una entidad pandimensional. La humanidad: personajes soñados dentro de la siesta de Dios. El apocalipsis: el despertar de ese Dios. Dick lleva este tipo de inquietudes más allá, y las retuerce de forma única para crear líneas argumentales que hasta hoy no han sido superadas.
En definitiva, yo diría que con la lectura de esta biografía, he estado juzgando con los parámetros equivocados a Philip K. Dick. Vale la pena tomarse la molestia y leerlo con mayor atención.
Ttulo Original: Je suis vivant et vous etes morts. Philip K. Dick 1928-1981
Título: Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos. Philip K. Dick 1928-1981
Autor: Emmanuel Carrere
Editorial: Minotauro.
ISBN: 84-450-7357-5
Pimera edición, 2002.
Me pasó lo mismo cuando leí «Zen en el arte de escribir» de Ray Bradbury que también me cambió la forma de leer sus cuentos y novelas. Ahora lo valoro mucho más que antes.