Recorriendo mi modesta biblioteca de arte secuencial, con mucha alegría divisé la colección de Astérix que durante años me he esmerado por completar. Cuantas lecturas y relecturas de las aventuras de esos galos locos y los cada día mas majareta romanos, cuantas búsquedas de detalles nuevos en la viñetas, cuantas discusiones teóricas sobre si Obélix es o no parecido a algunos conocidos.
Las obras originales de la pareja Goscinny y Uderzo son divertidas, con ritmo, con dobles lecturas, con ironía. «Astérix Legionario» o «Astérix y Cleopatra«, por ejemplo, son joyas de esas raras.
El cambio es notable cuando comparo esos libros con los que, tal vez con buenas intenciones pero nada más, el solitario Uderzo lanza al mercado desde la muerte de Goscinny. Hay que reconocer que algunas no son malas, como «La Odisea de Astérix» o «Astérix en la India«, pero la magia ya no está.
La falta de ritmo, de sorpresa y chispa es evidente en la ultima entrega: «Astérix: ¡El Cielo se nos cae Encima!«. Una rara historia de galos, romanos y ovnis. Sí, ovnis. Tal vez no un mal concepto, pero el mundo antiguo creo que da todavía para muchas historias, sin armar cruces forzados ni buscar la broma de sketch de colegio.
Tengo una mezcla de desilusión y tristeza. Nunca pensé decir esto, pero espero que ya no salgan más Astérix.
Salve Goscinny y Uderzo, Morituri te salutam! Otro día hablamos de Lucky Luke o Iznogud.
Mejor me voy a cazar un jabalí para la cena, por Tutatis!!
7 thoughts on “Astérix: A veces es mejor dejar las cosas como están.”
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Cuando era pequeño, recuerdo que mi padre me llevaba casi cada domingo a la comiquería Moebius, al final de la calle Triana (en Las Palmas de GC), a comprar un comic. Gracias a él tengo kilos y kilos de esos hermosos y viejos tomos gigantes de Astérix, Tintín, Lucky Luke, El Marsupilami (aka Spirou & Fantasio), Blueberry, Pércevan, etc. Eso más los infaltables Mortadelo y Filemón, SuperLópez, Rompetechos…
Y la verdad es que al respecto siento más o menos lo mismo: son grandes series de los setentas y ochentas (Tintín es de antes, pero encaja) que se desvirtuaron en los noventas y ahora, si siguen saliendo, tienen tufo a ridiculez, prisa y desganas.
Por suerte no faltan los nuevos Frezzatos, Trantkats y Marinis (etc) que reemplacen a los viejos Azpiris, Manaras, Bilals y Rosinskis (etc).
Larga vida al comic de autor.
La verdad es que no disfrutaba mucho de las aventuras de Astérix o Tintin. Prefería irme con las series B de los franceses. Iznogud es muy divertida, es una comedia de equivocaciones con mucha salsa. El Marsupilami también. Y toda una caterva de dibujantes franceses que aparecían en la Zona 84 (1984) y Cimoc. Muchos de ellos le hacían a la ciencia ficción con un rollo existencialista que me terminaban deprimiendo, pero no por eso eran malos. Mi cura era leerme un número de la Liga de la Justicia, de Giffen y De Matteis.
Yo veía los pitufos, los sábados a las 14:00 hrs. La esperaba viendo un aburridísimo e incomprensible programa de nombre más incomprensible aún: magnetoscopio musical.
Durante un tiempo dieron Los Blufos. Un show de animación que solo yo recuerdo porque se me quedó pegada la canción.
Sr. Saavedra:
Ud. no está solo en la memoria…
disfrute:
http://www.youtube.com/watch?v=fFlgjJ8hjmY
Sl2
Snif. Lo había visto, también está en inglés.
Cómo mi cerebro no va a estar dañado con series como éstas que pasaban en los 1980’s. Un lugar que se llamaba Blufonia con un malo que se denominaba (sic) Clandestino y el secreto máximo, el secreto de «tenerlo todo». ¡Radioactivo!
¡Gracias, Kiwi! Ahora búscame Frutillita.
Estimado Pastelero de Pasteles del Pueblo Pan Pan:
Va lo solicitado:
http://www.youtube.com/watch?v=mlj3Cp8uMs8
Pongamela más dificil.
Parece que estoy con tiempo…pero es solo una ilusión.