-¡Conchetumadre, estoy muerto!- Fué lo primero que dije al despertar, la cabeza duele demasiado, el cuerpo apenas responde. Cuando logré enfocar algo quise estar realmente muerto. No había nada, no vi a nadie. Los pensamientos se confunden, apenas recuerdo mi nombre…Raúl, me llamo Raúl. –GRITO-. No hay respuesta, definitivamente no queda nadie acá. Las cenizas se cuelan por mis calcetines. El cielo está gris. -¿Cómo sobreviví?.- Recuerdo el gran árbol, la crisálida, su voz, el grito,
-arrepientanse- dijo, (creo que me arrepentí) luego una gran explosión… y silencio, un silencio terrible.
Valparaíso ya no existe. Caminaré hacia Santiago, tal vez allá quede algo…lo dudo…
Una mariposa de látex se posa sobre mi hombro.