AP, Argentina.
Santiago de Chile, 11 de junio de 1931.
Esta mañana, el presidente Marmaduque Grove, presidente de la República Socialista de Chile, anunció que la fecha para el plebiscito que definirá el ingreso de este pequeño país a la Federación Argentina está decidida. El próximo día 18 de septiembre de 1931, la ciudadanía se pronunciará acerca del ofrecimiento de la Federación Argentina para incorporarse a sus fronteras. El presidente Grove hizo hincapié en que las condiciones son favorables y que el Secretario de la Federación ha prometido que la futura provincia de Chile elegirá a sus propios representantes, alcaldes e intendentes y que el desarme de sus Fuerzas Armadas se hará en un lapso de 5 años, tiempo en que la integración será definitiva.
Recordemos el largo desplome sufrido por nuestro vecino país, luego de la catastrófica derrota frente a Peruanos y Bolivianos en la «Guerra del Pacífico», donde perdió gran parte de su territorio nacional, hoy día colindante con Bolivia en la conflictiva frontera del río Aconcagua. Luego del desastre bélico, el frente de Arauco (la guerra contra los mapuche)se reactivó con inesperada violencia haciendo retroceder a las tropas chilenas hasta Constitución. Los mapuche, apoyados por nuestras tropas de apoyo a la causa indígena a cambio de integración política, firmaron un acuerdo con la Federación para integrarse en un lapso de 10 años, previa observancia a una serie de puntos.
Chile quedó reducido a un país sin acceso a materias primas fundamentales, sin riquezas naturales y sin el poder militar para resistir a sus vecinos del norte, deseosos de borrarlos del mapa, reivindicando supuestos derechos ancestrales Incas sobre la zona.
De aprobarse la anexión por la ciudadanía, Chile se convertiría en provincia argentina para todos los efectos políticos y legales internacionales.
Las autoridades políticas no descartaron, extraoficialmente, cambiar eventualmente el nombre de la provincia para evitar futuros conflictos o frondas separatistas. El ministerio de Educación propuso el nombre de «Provincia de San Martín», junto con entregar un plan educacional que reoriente la enseñanza de la historia en la nueva provincia hacia valores y eventos propios de la Federación Argentina. El objetivo es hacer desaparecer del recuerdo de la región, en el más corto plazo, a la antigua República trasandina.