Por alguna razón los múltiplos de 10 son significativos. Son indicativos de cierres de ciclos, cambio de paradigmas. Por ejemplo, todo el mundo celebró la llegada del año 2000, y a este número se asoció toda la simbología de cambio de siglo, milenio, era. El asunto es que el cambio de siglo y milenio iba a suceder exactamente un año después, el 2001. Pero como este número no era redondo, entonces fue más o menos ignorado.
Un ejemplo cercano: cumplir 30 años. Actualmente es una barrera a la que llegaré dentro de un par de años. Esa barrera, más o menos implícitamente, la he puesto como límite para haber logrado ciertas metas en mi vida personal y profesional. ¿Por qué esa barrera no está en los 29, o en los 31?…
Y un ejemplo ajeno: cumplir 50 años de matrimonio, las bodas de oro. Llegar a esa increíble cantidad definitivamente tiene mucho de significativo. ¿Por qué no 49, o 51?
Ignoro la razón de asociar significados a los múltiplos de 10, pero ellos están con nosotros y, dado que la humanidad gusta de tener símbolos, unámonos al juego y celebremos.
El número actual de TauZero posee esa significancia asociada al múltiplo de 10: esta edición corresponde al número 20. Un número definitivamente impensable cuando comencé con este proyecto.
De todos modos, siendo riguroso, hace bastante tiempo que pasamos esta barrera; pues aparte de la versión mainstream del ezine, tenemos spinoff, los especiales temáticos, que ya suman 8 a la fecha. Sumando y restando, este número 20 de TauZero en realidad corresponde al 27.
¿Cómo? 20 + 8 acaso no suma 28? En el caso de Tau, no. El lector atento ya se habrá dado cuenta que hay un número apócrifo, el 13, que no ha sido publicado hasta el momento 😉
El número actual viene algo recargado a los textos de ciencia. Esto fue completamente a propósito. ¿Por qué? simple: prerrogativa del director :). Por simple prerrogativa, además, quise retrasar la publicación de este número para hacerla coincidir con la celebración de la 26 Feria Internacional del Libro de Santiago.
Hace justo un año, en esta misma feria, se realizó el lanzamiento de la novela de Baradit, Ygdrasil, y la verdad es que no exagero cuando señalo que tanto los preparativos para tal evento, entre los que se incluyó la publicación de la edición Especial dedicada a la novela, como la feria en sí, fueron momentos de profunda felicidad.
La ciencia ficción en Chile no tenía una presencia de importancia desde Hugo Correa, y la aparición de Ygdrasil vino a convertirse en el recambio generacional que tanto necesitaba la literatura de género.
Si el año pasado la literatura de ciencia ficción sólo tenía por nombre “Ygdrasil”, ahora la cosa es algo distinta: la ciencia ficción y la literatura fantástica el 2006 toma el nombre de “Años Luz, mapa estelar de la ciencia ficción en Chile” (Marcelo Novoa), “El Número Kaifman” (Pancho Ortega), “Caja Negra” (Comelibros Bisama), “La Séptima M” (Fran Solar) y “Poliedro I” (de Saavedra y Cia).
Dado lo anterior, la fiesta cienciaficcionesca que comenzó el 2005 continúa este año en la FILSA2006. Y para acentuarlo, incluso tenemos guest star de lujo: nada más y nada menos que el mismísimo Miquel Barceló.
TauZero y el webzine Puerto de escape están en el centro de la organización de un par de actividades en donde el famoso editor de Ediciones B y experto en literatura de género compartirá opiniones con los amigos ñoños locales.
Y bueno, aunque suene raro debo confesar que si hay algo que he esperado durante todo el año, es la Feria Internacional del Libro de Santiago. Razones no me faltan. Espero que cupo en la VISA tampoco 🙂
En definitiva, feliz número 20 de TauZero y feliz FILSA2006.
Rodrigo Mundaca Contreras
Santiago de Chile,
octubre de 200
Buena, Mundaca. Tres cosas:
1. Enrique Vila-Matas publicó en 1977 el libro «Para acabar con los números redondos» (PreTextos), que reúne columnas publicadas entre 1995 y 1997, donde celebraba cosas como el cumpleaños número 99 de Antonin Artaud o los 122 años del nacimiento de Macedonio Fernández. «El origen de mi odio inmenso a los números redondos -escribió en el prólogo- es posible que se encuentre en esos aburridos monográficos de los suplementos literarios dedicados -de vez en cuando y muchas veces sin previo aviso- a celebrar con números redondos aniversarios de literatos».
Por supuesto que el libro no está en Shile. Yo lo compré en la librería Paidós, Las Heras 3741, Buenos aires.
2. Me llama la atención la mescolanza que sitúas bajo la etiqueta de la ciencia ficción. Yo nunca hubiera clasificado «Caja negra», por ejemplo, en esa sección. Y pensándolo bien, «El número Kaifman» tampoco aplica, creo yo. ¿Podrías darle una vuelta al tema?
3. Di con un blog que puede interesar a los lectores de Tauzero:
http://placerescuanticos.blogspot.com/
Podría concederte el punto 2, si se toma en cuenta las palabras de Miquel Barceló al respecto. Él señala que es un error bastante común tender a confundir la literatura experimental con CF. Desde ese punto de vista, tal vez, la etiqueta de ciencia ficción a Caja Negra sea incorrecta. Lo mismo ocurre si se utiliza la definición de ciencia ficción de Asimov (la ciencia ficción es esa rama de la literatura que trata de la respuesta humana a los cambios en el nivel de la ciencia y la tecnología).
Podría utilizarse la salvadora y recursiva definición de Norman Spinrad (ciencia ficción es todo lo que los editores publican bajo la etiqueta ciencia ficción). Por ahí podría inclinar la balanza hacia mi lado, pues en esa lógica ciencia ficción es lo que uno quiera que sea ciencia ficción jeje.
Caja Negra cuenta la historia de un Chile que no existe. Dick hizo algo similar en su «Hombre en el castillo». ¿Y cómo llamamos a esas historias? ucronías. ¿Y qué etiqueta le asignamos a las ucronías? Ciencia ficción. Entonces, por transitividad, Caja Negra es CF 🙂
En TauZero incluimos la ciencia ficción dentro de un superconjunto que llamamos «fantasía» a secas (por fantasía no queremos decir dragonadas precisamente). ¿Y qué es fantasía para nosotros? todo aquello que utiliza elementos fantásticos, increíbles, sobrenaturales, tecnológicos, improbables, futuristas, maravillosos, meta-reales.
Una tierra hueca, una mega-conspiración en equilibrio inestable y un apagón electrónico mundial son elementos suficientes para etiquetar la narración que los enlaza como ciencia ficción, o literatura fantástica…
En definitiva, tanto Caja Negra como El Número Kaifman poseen elementos que, desde la perspectiva que tenemos por acá, las clasifican como literatura fantástica, o CF para abreviar.
Q.E.D. 🙂
PD: en mi absoluta relativización de definiciones, inclsuso la Biblia y El Mercurio clasifican como literatura fantástica.