Novoa en Catalejo

por Sergio Alejandro Amira

Oficialmente conocí al amigo Novoa a fines del 2005, pero tras una amena charla que sostuvimos de regreso a la V región tras visitar a Hugo Correa me enteré que le conocía desde mucho antes. ¿Cómo es eso? Pues bien, ocurre que allá por 1989 yo residía en la austral ciudad de Punta Arenas donde era bastante difícil conseguir algún cómic, chileno o no. Una amiga viajaba a Santiago y le imploré que me consiguiera algunos y fue así como entre otros títulos llegó a mis manos Catalejo, un cómic “made in Valparaíso” cuya portada inmediatamente llamó mi atención. Pasaron los años, mi interés en el cómic descendió considerablemente tras mi partida a Inglaterra y se renovó a mi regreso a Chile. Pero lamentablemente entre tantos viajes y mudanzas perdí todos mis cómics chilenos con dos notables excepciones: El Cuete y la ya mencionada Catalejo. ¿Cómo es que estos dos ejemplares lograron sobrevivir?, no tengo la menor idea pero me alegro que haya sido así tras perder toda mi colección de Bandido, Trauko, Ácido y Matucana.

Pues bien, ya con el conocimiento que el amigo Novoa había participado de Catalejo consulté mi copia al llegar a casa y sí, en el cuarteto editor figuraba un Novoa junto a Ariel Pereira, Bonaparte y Jucca. ¿Era ese Novoa el mismo que yo conociera por intermedio de Luis Saavedra? Al parecer odo indicaba que sí.

En cuanto a Catalejo cabe mencionar que el número en mi poder era el #2 y dentro de los cómics que valían la pena se encontraba el Anarko IV y IV ½ de Jucca (Anarko nunca defraudaba); El otro Valpo de Vitro, donde los objetos del baño tales como el water, el espejo y las llaves del lavamanos intentan disuadir al dueño de casa de no cometer suicidio; Otra visión y La zona de Ariel Pereira; ¿Está Tánax? de Richie, que nos presenta a un simpático y jocoso grupo (si es que puede existir tal cosa) de lo que parecen ser a todas luces neo-nazis porteños; y finalmente Extra, de Ve Jota en lápices y el amigo Novoa en guión. Ni toda la lujuria del mundo conmueve la palidez de tu anonimato, podemos leer en la última viñeta- ¡Esto es poesía, señores!, como la que Marcelo tan hábilmente despliega en el poemario que tuvo la gentileza de obsequiarme aquel día en que no pudimos ver a Hugo Correa tras su post-operatorio a los ojos pero sí intuimos su presencia sentados en el living de su casa mientras charlábamos con su señora.

Arte Cortante se llama el libro de poemas del amigo Novoa que tras leerlo no entrega ningún indicio de sus inclinaciones cienciaficcioneras pero sí una excelente experiencia poética de contemplación infusa. El pincha-libros Alvaro Bisama dijo de Arte Cortante que es un metatexto que recurre a la estética de la estática cuya voluntad poética funciona como el escombro prefecto de una tradición colapsada en el nuevo siglo (¡esa onda!).

Pero más allá de lo que puedan decir los periodistas o críticos, los amigos o ex-amigos, los traficantes de harmalina rebajada, los escritores de sensibilidad telepática, los investigadores de infracciones denunciadas por suaves ajedrecistas paranoicos, los repartidores de autos de procesamiento fragmentarios y escritos en taquigrafía hebefrénica acusando de inconcebibles mutilaciones del espíritu, los burócratas de oficinas espectrales, los agentes de estados policía sin constituir, los vendedores de orgones envasados, los corredores de sueños y recuerdos exquisitos probados en las células sensibilizadas de la carencia de droga y permutadas por voluntad en bruto y los médicos experimentados en el tratamiento de enfermedades latentes en el polvo negro de ciudades en ruinas, hay que dejar que los poemas hablen por sí solos:

Nunca bailé la horrorosa onda disco

juro que vi cuerpos hinchados de tedio, pies lastimados
por ningún rito, insomnes parejas muertas en las cunetas.

tristes luminarias pobres galpones alumbrando su torpe
contento, apenas un delito de multitudes. afuera tierra
baldía donde tirar bajo la luna desvanecida de una
coca-cola.

entonces bebimos licor barato, temprano para retornar a
casa poblada de objetos fantasmales que amaron nuestros
padres. donde soñar siquiera una fosa i domir, al ocupado
mediodía de los demás.

En efecto, el amigo Novoa no utiliza mayúsculas en sus poemas, y su libro tampoco cuenta con números de página. Por lo demás, ¿dónde diablos queda Huanhualí?

© 2006, Sergio Alejandro Amira